Vaya por delante que casi no
sé nada de meteorología y nada en absoluto de ingeniería en ninguna de sus ramas
o especialidades. Pero cuando uno es observador e ignorante a la vez no deja de
preguntarse el por qué de las cosas. En el caso que hoy me ocupa se me hace muy
extraño que ante una problemática tan repetitiva, acuciante y vital, como es la
escasez de agua por la falta de lluvia (otra vez la dichosa emergencia
climática), el hombre sapiens y la tecnología super avanzada que ha
desarrollado a lo largo de las últimas décadas, no haya dado con una solución
ingeniosa, eficaz y definitiva, por complicada y costosa que sea.
Es triste, por no decir inaudito,
ver que en pleno siglo XXI todavía se recurra a rezos y procesiones para pedir
a un santo o a una virgen que haga llover. Cuando el campesino dirige su mirada
al cielo debería ser, en todo caso, para otear las nubes y recurrir a la sabiduría
popular para anticipar qué tiempo hará y no para enviar un mensaje al altísimo
y a sus santos rogando que se haga el milagro de la tan deseada lluvia.
Y es curioso que un país, como
el nuestro, rodeado de agua por los cuatro puntos cardinales, tengamos que
pasar sed, como las células de un diabético que estando rodeadas de glucosa son
incapaces de utilizarla. Si la desalinización ya es un hecho, no solo en países
extranjeros sino también en España, ¿por qué no construimos más plantas desalinizadoras
a lo largo de nuestras costas, sobre todo en las zonas de mayor déficit
hídrico? ¿Por qué no hay ideas innovadoras y más inversiones para solucionar la
sequía sin tener que recurrir al rezo o a disparar cohetes contra las nubes?
A veces me sorprende que,
habiendo logrado hitos científicos que no habríamos podido imaginar hace tan
solo unos años, no seamos capaces de solventar problemas en apariencia mucho
menos complejos. Podemos analizar la composición mineral de un meteorito, comprobar
la existencia de agua en un exoplaneta, ver imágenes en color y de gran nitidez
de la superficie del planeta rojo al que pronto enviaremos una nave no
tripulada (todo se andará) y, en cambio, no podemos obtener suficiente agua
potable para cubrir nuestras necesidades, dependiendo enteramente de la
naturaleza.
Ya sé que la ignorancia es muy
atrevida, pero en más de una ocasión he pensado que en lugar de dejar correr el
agua de la lluvia, por escasa que sea, hacia el alcantarillado y de ahí al mar
—pienso sobre todo en ciudades costeras—, derrochando tan preciado elemento,
bien podrían construirse grandes depósitos subterráneos que almacenaran el agua
de lluvia sobrante para ser posteriormente tratada hasta convertirla en potable
o útil para el riego. Transcurren semanas, si no meses, sin llover y cuando lo
hace, nuestras calles se convierten en torrenteras sin ninguna utilidad
pública.
También es triste ver cómo
mientras unas Comunidades tienen agua a raudales, pues las lluvias son
generosas en esos lugares, otras pasan penurias y se echan a perder sus
cosechas por falta de riego. ¿No existe ninguna posibilidad, por remota que
sea, de construir unos vasos comunicantes de modo que cuando en una zona haya
agua abundante y sobrante, pueda ceder parte de ese superávit a otra con una
escasez alarmante? Sé que estaríamos ante una obra faraónica de conexión entre
pantanos y ante un reto quizá más inalcanzable: la solidaridad entre
comunidades. Si un trasvase de un río a otro ya es motivo de sublevación
popular, qué no ocurriría con un trasvase entre pantanos.
Así pues, parece mentira que,
salvo la construcción de estos embalses, no hayamos ideado ningún otro sistema
para suministrar agua a los campos y ciudades y sigamos dependiendo del cielo
como en la edad media. Ojalá pudiéramos viajar al pasado para ver si los
antiguos egipcios o los romanos, tan duchos en obras de ingeniería, pudieran
aportar alguna idea. Pero como todavía no es posible viajar en el tiempo,
tendremos que esperar a que a un genio se le ocurra alguna idea brillante,
aunque no sé cuál de estas dos cosas es más probable.
No sé si todo lo que acabo de
exponer es una chifladura propia de un ignorante en la materia, pero, caramba,
¿no creéis que deben existir métodos, por costosos que sean, para paliar los
efectos de una sequía tan recalcitrante y a la que estamos condenados de ahora
en adelante? Si se han construido ciudades en medio del desierto, no veo porqué
no se puede idear un sistema para obtener agua sin tener que depender de la
meteorología.
¿Alguien sabe la respuesta?