Todavía
faltan unos meses, pero hay que ir calentando motores. Las rebajas se acercan
inexorablemente, preparad la cabeza y los bolsillos porque quizá no salgan tan
a cuenta como tenéis pensado.
¿Realmente
se ahorra dinero con las rebajas? ¿No acabaremos comprando más de lo que
necesitamos y, por lo tanto, gastaremos más de lo estrictamente necesario?
Al
margen de que con algunos productos, especialmente ropa de vestir, nos pueden
dar gato por liebre, colándonos un artículo excedente de la pasada temporada,
lo cual es un claro fraude, si no estafa, otro engaño es el que nos
autoinfligimos, comprando más de lo necesario y acabando gastando más de lo que
pretendíamos.
Si
escribo en plural no es porque me incluya como comprador, pues no suelo ser
amante de las rebajas por estos motivos, sino como miembro de esta sociedad de
consumo que no está libre de caer alguna vez en esa trampa.
Lógico
es que si, por ejemplo, necesito comprarme un traje, espere, si puedo, a las
rebajas de julio o enero, con lo cual me ahorraré un buen dinero. Pero otra
cosa es que, como ese traje cuesta un 40% por debajo de su precio habitual, me
compre dos aprovechando esa rebaja sustancial. Pero ¿necesitaba dos trajes? Si
es así, nada que objetar, he adquirido dos trajes por poco más de lo que cuesta
uno fuera de rebajas. Lo mismo podría suceder con una camisa o unas bermudas,
pues, aunque la intención inicial era comprar una unidad, al final han sido
dos, que nunca vienen mal. Pero en muchos otros casos, ¿necesitamos realmente
dos unidades? ¿Compraríamos dos ollas a presión o dos hornos microondas por el
simple hecho de que están rebajadas un 70%? Supongo que si se tiene una segunda
residencia quizá sí.
Posiblemente
mi opinión sea (¿un poco, mucho?) machista, pero creo que las mujeres son una
presa mucho más fácil que el hombre en el terreno de la ropa, zapatos y
complementos, aunque quizá esto también esté cambiando en la sociedad moderna. Yo
solo puedo hablar por los de mi generación. ¿Acabar comprando dos parejas de
zapatos, dos blusas, dos chaquetas, dos faldas, dos pantalones, etc., etc.,
etc., solo porque están muy bien de precio es rentable? Para responder a esta
pregunta solo hay que hacer números y comparar lo que costaría comprar las
unidades que realmente se necesitan al precio rebajado con el gasto final que
ha representado la compra de más unidades de las realmente necesarias. Cuando
se plantea a una compradora de rebajas esta cuestión, la respuesta es siempre
la misma: ¡pero si estaban casi a mitad de precio!
Estoy
seguro de que en un gran porcentaje de casos, comprar en época de rebajas,
siguiendo este patrón de conducta, resulta más caro que durante la temporada
normal. Si en junio o diciembre quiero comprarme un bañador o un abrigo,
respectivamente, lógico es que espere un mes y me costará bastante menos, eso
sin tener en cuenta lo dicho anteriormente sobre si lo que compraré en ambos
casos será exactamente lo mismo o algo parecido y de menor calidad.
No
digo que no haya casos en que los comercios ofrezcan el mismo producto algo
rebajado para captar más clientes y asegurarse una buena campaña, pero cuando
el porcentaje de rebaja es tan alto como el 70%, aquí hay truco. Seguramente quieren
sacarse de encima modelos anticuados o invendibles o con alguna pequeña tara, y
con el enorme margen de beneficio que tienen las prendas de vestir, cuentan
que, con el efecto llamada, al final acabarán con unos beneficios que, de otro
modo, no habrían obtenido.
¿Todos
salen ganando con las rebajas? Depende. Los comerciantes por supuesto que sí,
de lo contrario no existiría esta práctica. Pero ¿y el comprador? ¿Cuánto ha acabado
saliendo de su bolsillo? ¿Realmente ha ahorrado con respecto a lo que habría
gastado si solo hubiera adquirido lo justo y necesario?
Yo
creo que, durante las rebajas, a veces nos engañan y muchas otras nos engañamos
sin pensarlo.
Así
pues, empezad a pensar en ello. Que no nos engañen ni nos autoengañemos.