domingo, 9 de enero de 2022

Sobreinformación, sensacionalismo y morbo

 


Lo de “Año nuevo, vida nueva”, generalmente no es cierto, por mucho que nos pese. Todos seguimos con nuestra vida anterior y la sociedad adolece de los mismos vicios y malos hábitos. Lo queramos o no, la gente no suele cambiar, y mucho menos de la noche a la mañana.

Lo antedicho me sirve de justificación para seguir con mi consabida actitud crítica ante determinados hechos que tienen lugar ante mis mosqueadas narices.

En mi última entrada del 2021 afirmé que, para no acabar ese año tan nefasto con mis agrias críticas, había aparcado —o quizá incluso desestimado para siempre— un tema probablemente demasiado negativo y sensible en esos momentos, optando por otro mucho más banal e intrascendente.

El tema que me traía de cabeza era el modo con que los medios de comunicación habían estado cubriendo la dramática noticia de la erupción volcánica en la isla canaria de La Palma, pero temía que mi crítica pinchara en hueso, dada la magnitud del terrible suceso, y que se me pudiera calificar de insensible, cuando he vivido lo acaecido con la misma preocupación que cualquier hijo de vecino con un mínimo de empatía con los palmeros que se han visto tremendamente afectados por esa catástrofe natural que ha durado ochenta y cinco días y ha dejado más de 1.600 edificaciones arrasadas.

Pero me lo he pensado mejor y creo que, aprovechando que ya se ha dado por terminado este episodio, por lo menos en su apogeo, y que el tiempo todo lo enfría, no está de más sacar a colación unos hechos que nada tienen que ver con el sufrimiento de los afectados, sino que, tal como se puede intuir en el título de esta entrada, tienen principalmente como protagonistas a los periodistas que trabajan para canales de televisión que solo buscan vender sensacionalismo llenando el tiempo supuestamente reservado a las noticias de última hora con información repetitiva e innecesaria que solo pretende captar más audiencia y jugar con el morbo de algunos, haciendo uso de testimonios inútiles, que no aportan absolutamente nada a la esencia de la noticia.

Pero, si bien ha sido esa noticia la que me ha inspirado esta entrada, son muchos los ejemplo de sobreinformación interesada que busca el sensacionalismo. Recordemos, por ejemplo, la desgarradora historia de las niñas de Alcàsser, plagada de un excesivo e inmoral tratamiento mediático.

Por desgracia, los medios de comunicación tienen siempre alimento para saciar su apetito de noticias trágicas. Y si no, lo buscan donde sea. Ahora y hace veinticinco años.

Creo no exagerar si digo que los dramas humanos, desde las catástrofes naturales hasta los atentados terroristas, son el bien más preciado para un medio de comunicación y para los periodistas que trabajan en ellos, actuando a veces como si fueran los verdaderos protagonistas de la tragedia. Están al acecho como buitres que esperan poder lanzarse sobre un animal moribundo y alimentarse de sus desechos. Pero cuando esa noticia ya ha perdido el interés mediático que suscitó en un principio, a otra cosa mariposa y todo ha quedado olvidado. Las noticias más graves acaban siendo arrastradas por el olvido y no porque la causa que las motivó haya desaparecido, sino porque, simplemente, ya no interesan. ¿Qué ha sido de los rohignyas, de la guerra en Siria, de los refugiados en Lesbos? ¿Y qué ha sido de Boko Haram? ¿Cuándo nos olvidaremos de Afganistán? Y pronto nos olvidaremos del volcán de Cumbre Vieja que ha colapsado durante casi tres meses los noticiarios y programas de toda índole, aunque sus afectados sigan sufriendo las consecuencias durante mucho tiempo. Quizá es que, con tantos dramas humanos que nos invaden a diario, los medios no dan abasto y tienen que seleccionar, priorizar y redirigir sus antenas hacia temas más novedosos, dejando atrás las noticias que ya no son rentables.

En cuanto a la sobreinformación que solemos padecer en estos casos, una cosa es estar puntual y fielmente informado y otra muy distinta que nos estén bombardeando a toda hora, mañana, tarde y noche, con los mismos datos, sin aportar nada nuevo, repitiendo exactamente las mismas imágenes una y otra vez, haciendo exactamente los mismos comentarios y, por si eso fuera poco, invitando a intervenir a los afectados para que cuenten de primera mano sus desgracias y a testigos que no aportan nada nuevo. Para mí, lo único que logran con esa conducta es producir hartazgo, cuando lo que debería producir es únicamente empatía y solidaridad.

Con la erupción volcánica en la isla canaria, hemos sido torpedeados con noticias que por muy tristes e incluso desgarradoras, han sido tratadas con demasiado celo por parte de los informadores, y con celo quiero decir con un exceso tal de seguimiento que delata que el único interés que ocultan es el de justificar su puesto de trabajo y hacer méritos ante su empleador llenando horas y horas de programa.

Situaciones parecidas las encontramos también en el atentado de las Ramblas de Barcelona, en el caso de “la manada”, en el juicio del procés, en los papeles de Bárcenas, los de Panamá y los de Pandora, y un largo etcétera, todas ellas noticias muy relevantes, que todo ciudadano debe conocer con detalle, pero en las que se ha invertido, en mi opinión, una excesiva carga informativa.

Recuerdo cómo tras el trágico atentado yihadista en Barcelona, los periodistas, a pie de calle, interrogaban a supuestos testigos que en realidad no habían visto nada, pero que gustosamente aportaban su granito de arena, que no era otro que haber visto a mucha gente correr y gritar mientras ellos estaban trabajando en un comercio aledaño. Por no hablar del, para mí, morboso interés en conocer de primera mano lo que había sentido el padre de Xavi, el pequeño de tres años fallecido en el atentado, al enterarse de su muerte, quien se sometió voluntariamente a decenas de entrevistas. Pero este es otro tema que ya traté mucho tiempo atrás: la exposición voluntaria ante las cámaras de quienes han sufrido la terrible pérdida de un ser querido y que acaban siendo las personas más buscadas por parte de los medios.

Volviendo al tema central de esta entrada, insisto en que no quisiera que nadie pensara que relativizo un hecho que puede considerarse histórico y que ha producido, y sigue produciendo, mucho dolor. Empatizo totalmente con los palmeros que han visto cómo sus casas y sus campos de cultivo se han visto engullidos por la lava y que lo han perdido todo, hasta la esperanza de un futuro estable a corto plazo. Evidentemente, una noticia de ese calibre requiere de toda nuestra atención e interés, pero sigo creyendo que la atención mediática ha sido desproporcionada. Tras las primeras semanas del desastre natural, con informar puntualmente en las franjas horarias destinadas a las noticias habría sido suficiente, aun dedicándole más tiempo de lo que habitualmente se dedica a casos similares acaecidos en otros países. Para nosotros no es lo mismo una erupción del Etna que del volcán canario. Nos afecta muy de cerca y afecta a nuestros conciudadanos. Pero que todo el día hayamos tenido que ver, fuera cual fuera el programa en emisión, un recuadro con las imágenes en directo de la erupción, contactando cada diez minutos con el reportero desplazado en el lugar de los hechos, me ha parecido fuera de lugar. Y el seguimiento informativo, al margen del periodístico, ha contado con la participación de una pleyade de expertos —vulcanólogos, geólogos terrestres y marinos, sismólogos y un largo etcétera, salidos de todas las universidades y centros de investigación conocidos y por conocer— que, con alguna honrosa excepción, solo daban su opinión sobre hechos ya reconocidos e inevitables que muy poco o nada aportaban y que ya habíamos oído hasta la saciedad.

Y por último tenemos a los “turistas” curiosos que solo iban a hacerse la foto, “disfrutando” de unos días de asueto para ver, en vivo y en directo, el volcán y su entorno fantasmagórico, mientras los afectados sufrían lo indecible en sus propias carnes.

Esta sobredosis informativa que hemos padecido, solo se ha visto superada (de momento) por la de la pandemia de la Covid-19, algo que podría considerarse normal, por su afectación mundial, su elevada mortalidad y su duración todavía incierta, pero que también ha dado pie a la intervención de múltiples expertos en microbiología, virología, epidemiología, vacunología, biología computacional —ni siquiera sabía que existía esta especialidad— y jefes de servicio, directores médicos, presidentes de asociaciones y colegios de médicos y profesionales de todo tipo de centros de los que nunca había oído hablar, nacionales y extranjeros, e incluso economistas y matemáticos, que, con toda su buena fe, han logrado, con esa sobreinformación y disparidad de datos, muchas veces contradictorios, alarmar todavía más a la población e incluso, diría yo, incentivar el negacionismo. Está muy bien saber cómo se contagia el coronavirus, qué medidas debemos tomar para no contagiarnos y no contagiar a los demás, conocer la evolución de la pandemia por zonas y poner de relieve la situación de emergencia en la que se hallan los hospitales públicos y más concretamente las UCI, una información que pretende concienciar a la opinión pública de la gravedad de la situación en aras a una colaboración en la contención de la pandemia. Pero esta información, mal tratada, mal orientada y mal interpretada, ha tenido un resultado perverso en muchos casos, con una imagen distorsionada, recurriendo a cifras que más bien parecía que estábamos ante un concurso sobre qué CA lo hacía mejor o peor. Y si encima intervienen los políticos con fines partidistas, se lía parda. Si la Justicia no debe estar politizada, mucho menos la Sanidad y, por ende, la salud pública.

Así pues, información la justa y necesaria. Y sobre todo imparcial y contrastable, sin interferencias ni sensacionalismos por parte de quienes tienen un interés mediático. Y el morbo, ni mentarlo. Quien disfrute con la desgracia ajena, haría bien en pedir cita a un psicólogo.

 

28 comentarios:

  1. Excelente crítica social! Totalmente de acuerdo con todo lo que expones. Por desgracia, la medios de comunicación (desde la tv hasta el periódico) han perdido los papeles y han olvidado su verdadera función: informar; más allá de eso, sobra todo. Saludos.

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    1. Hola, Mayte. Parece que la información, por muy veraz y objetiva que sea, no atrae al público tanto como la exageración sensacionalista. De hecho, la "prensa rosa" venda mucho más, al igual que los programas basura.
      Un saludo.

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  2. Excelente reflexión, Josep. El problema de la prensa es que, como tal, ha muerto con la llegada de internet, y dudo que resucite. Apenas se venden periódicos y las audiencias televisivas convencionales son cada vez más escasas y ello redunda en los ingresos, claro. Por tanto, ¿qué hacen los medios? Reducir costes y cortapegar. Ves cualquier telediario de cualquier canal y es ver exactamente la misma información, las mismas imágenes, escuchar el mismo texto. Solo cambia el trato, la introducción de la noticia, su colocación en el guion, la música de fondo, el tono de la voz en off todo ello en función de la línea política de cada canal para favorecer la imagen de uno u otro partido. Nada más.
    Esa falta de ingresos también les hace depender de subvenciones, de publicidad institucional y demás ayudas públicas que hace que la prensa nunca traspase según qué líneas ni haga según qué preguntas.
    Luego están las pseudotertulias, absolutamente ridículas, y carentes de debate y confrontación de ideas de una manera seria, con los expertos situados como floreros y llenas de contenido emocional, no informativo.
    En el caso del volcán, fue llenar horas y horas de información intrascendente. Coincidió además con esos dos meses en los que el coronavirus desapareció de las noticias, con lo que los medios encontraron su mina de oro.
    Con la pandemia se ha llegado al summum. Todavía estoy esperando ver debates serios y confrontaciones entre expertos de distinta opinión sobre las medidas, la enfermedad o las vacunas. Eso es una quimera, se reducen a mostrarnos botellones y demás señalamientos de culpables, siempre los ciudadadnos, pero jamás se cuestionan o abren un debate que de verdad permita al espectador escuchar las distintas argumentaciones y decidir, a la vista de las mismas, cuál es su propia opinión. Y como dices, esa falta de información real hace que la gente busque respuestas en otros medios y ello genere dudas que nos hagan cuestionar lo que se nos dice desde el púlpito y preguntarnos por qué ese empeño en decirnos lo que tenemos que pensar. Un abrazo!

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    1. Hola, David. Creo que gran parte de la prensa se ha situado al mismo nivel que algunas redes sociales. Twitter, por ejemplo, se ha convertido en la fuente de información y crítica de los que se erigen como portavoces de lo anti-todo. Hasta los líderes políticos vierten sus mentiras, insultos y calumnias a través de esta red. La prensa seria está desapareciendo y dando paso a las estupideces que nos llegan por estas vías alternativas. Cuando el dinero prima por encima de cuestiones morales, el resultado es esa ingente cantidad de bulos, falacias y sensacionalismos que, por desgracia, una parte de la población se cree a pies juntillas y la otra no sabe/no contesta. La objetividad y el espíritu crítico se están perdiendo y estamos en manos de los indeseables de siempre, los que solo buscan rentabilizar sus mentiras, ganando votos o alborotando al personal. Ya se sabe: a río revuelto...
      Muchas gracias, amigo, por tu contribución.
      Un abrazo.

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  3. Te has despachado a gusto.
    Por desgracia la prensa y la televisión, venden lo que saben que la gente va a comprar, no es información, es simplemente morbo.

    Un abrazo.

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    1. Pues sí, Alfred, tras pensármelo mucho, he acabado vaciando el buche. Aunque todo siga igual, nadie nos puede quitar el derecho a la pataleta.
      Un abrazo.

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  4. Pues me alegro mucho de que te decidieras a publicar este análisis de la situación de la transmisión de noticias por los medios.
    Es una vergüenza, pero para un medio de comunicación la audiencia es fundamental y nos guste o no, el morbo vende. Desde lo mala madre que es la Pantoja, hasta los desastres de una erupción volcánica o la pandemia. Sólo hay que ver cuales la audiencia de Tele 5 para darse cuenta. Si la gente que disfruta con la desgracia ajena pidiera hora en el psicólogo, estos serían los más ricos del país.
    Por lo demás, varias de las cosas que pensaba poner, ya las ha puesto David y no es cuestión de repetirse, ja, ja.
    Un beso.

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    1. Aquello de que lo bueno, si breve, dos veces bueno, de ha convertido en todo lo contrario. Lo malo y su reiteración atrae mucho más y sobre todo a las mentes morbosas o que no tienen nada mejor que hacer que meter las narices en las vidas ajenas. Y en cuanto a desgracias ajenas, solo hay que ver cómo los observadores prefieren grabar las imágenes que acudir en ayuda del accidentado. No sé si a esto se le llama pérdida de valores, creo que sí. De ser así, los valores, como no cotizan en bolsa, van desapareciendo poco a poco.
      Un beso.

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  5. Te has despachado a gusto, y que bien lo escribes, pareces un periodista, jajaja.
    Estoy totalmente de acuerdo contigo, es tanta la repetición de la noticia cualquiera que sea, que uno se vuelve insensible a lo que oye, oírse se oye, pero ya no se escucha. Pero lo del Covid-19 se lleva la palma, es horrible todos los días con el mismo tema, pero descuida que dicen lo que han subido los test de antígenos con tanta demanda que ha habido y sigue habiendo...
    En fin, la vida de las comunicaciones. Yo cuando estoy harta, pondo la serie Friends que la he visto dieciocho veces pero siempre hay detalles que no recuerdo y me troncho de risa, :))))
    Un abrazo Josep y buena semana.

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    1. Hola, Elda. Cuando un medio de comunicacion da con una noticia alarmante, no la suelta aunque al cabo de unas semans ya no haya mucho más que contar. Tiene que estirar al máximo la noticias hasta que venga a sustituirla otra igual o peor. Lo malo es que muchas veces dejan en el olvido verdaderos dramas humanos una vez ya han cubierto la noticia y la gente también se acaba olvidando de ellos y pasando página.
      Yo, en más de una ocasión, ha acabado haciendo zapping o yendo a ver una serie de mi gusto para airearme un poco y olvidarme de la rabieta que me ha entrado viendo y oyendo majaderías, je,je.
      Un abrazo.

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  6. Hay una cosa en prensa, especialmente en la televisiva, que también me irrita bastante. Me contaba no hace mucho un amigo periodista que se prepara una 'escaleta tipo' con las noticias que más morbo y audiencia generan y esta va basculando -como en la bolsa-. El tema del volcán nos ha llevado de nuevo a esa 'España profunda televisiva' y que en ciertos momentos también me ha recordado al repulsivo tratamiento de la información que se hizo con las niñas de Alcàsser.

    Un abrazo, Josep.

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    1. Seguro que tienen un ranking de noticias "de élite" que marca las prioridades de lo que es noticiable y lo que no. En lugar de dar noticias, venden sucesos, muchas veces sin contrastar. Lo que a mí más me irrita, ante un hecho así, es que no suele haber rectificación, lo dicho dicho está y que cada cual saque sus conclusiones.
      Justamente este fin de semana he visto en Netflix una docuserie dedicada al caso Alcàsser y he recordado la actuación inmoral de los medios buscando solo morbo entre tanta desgracia.
      Un abrazo, Miguel.

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  7. No tengo mucho que comentar, porque estoy totalmente de acuerdo contigo. Además has hecho bien en soltarlo, porque me parece que te estaba quemando dentro.
    Un abrazo.

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    1. Como dije en mi última entrada del 2021 y comento al principio de esta, tenía este tema preparado desde hacía algunas semanas, pero casi siempre me ocurre que dudo antes de publicar algo así por si genera demasiada polémica por tratar un asunto más bien delicado. Pero al final lo he soltado y, al parecer, no soy el único que piensa de este modo. Así que me quedo tranquilo sabiendo que soy una persona normal, je,je.
      Un abrazo.

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  8. He leído y hecho mío del texto. Estoy un poquito harta de sesgos informativos ya. La verdad es que ojalá acabe pronto este tiempo de Covid.

    Un abrazo, y feliz semana

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    1. Ojalá no hubieran noticias que exaltaran la excesiva "creatividad" de los periodistas y estos se dedicaran única y exclusivamnete a relatar los hechos tal cual, sin jugar a provocar morbo.
      Ahora que el volcán canario ha decidido calmarse, toca a continuación que el coronavirus siga su ejemplo y podamos vivir tranquilos.
      Un abrazo.

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  9. Hola, Josep.
    Pues coincido con todo lo que dices, solo que con un matiz en relación a esa era de la información en la que dices que estamos; yo creo que estamos más en la era de la propaganda, de la que nadie dice lo que piensa, solo lo que mejor quede. Y en eso va la información de hoy en día, en eso y en atontar a su consumidor, sobre todo los informativos; mucha opinión vacía rociada de ese sensacionalismo.
    Hace un año los noticiarios se colapsaron y mostraron ese esplendor del que hablas con lo de la Filomena. Fue increíble. A día de hoy, los noticiarios se dividen en: noticias generales, deportes y metereología, pues en esa época de la Filomena eran tres secciones dentro del mismo informativo que se repetían una detrás de otra. Vaya manera de aprovechar un recurso tan potente pero que casi ya se ha convertido casi en un bulo; porque sea cierto o no lo que digan, no tiene credibilidad.
    En fin, esperemos que estemos ante una época de cambio, porque si no, nos vamos a volver tarumbas, si no lo estamos ya🤩🍻.
    Un abrazo!

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  10. Hola, Pepe,
    Ignoro qué les enseñan a los estudiantes de periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información, pero, por muy bien enseñados que salgan, pronto se prostituyen a manos de medios que les exigen actuar de un modo poco ético y estar al servicio de los poderosos, que son los dueños de esos medios. De este modo, la información ha perdido bastante objetividad y prevalece el sensacionalismo y la distorsión informativa. De vez en cuando surge un notición que hay que cubrir como sea, y si no es de mucha relevancia, se la dan como sea, el caso es vender ejemplares y captar audiencia televisiva. Todo por la pasta.
    Un abrazo.

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  11. Estoy de acuerdo en todo lo que señalas, en todo. Los informativos, hoy en día, han evolucionado a peor. Buscan o bien el sensasionalismo para ganar seguidores al medio, o la manipulación a la gente para ganar adeptos a la causa. En estos tiempos, debemos tener más sentido crítico que nunca, pero nos lo ponen muy difícil.
    SAludos.

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    1. El morbo es algo muy frecuente en nuestra sociedad. Cuando era niño, y no tan niño, existía un periódico llamado El Caso, dedicado exclusivamente a hechos truculentos y dramáticos. Dejó de publicarse, pero ahora estas historias llenan igualmnete páginas y más páginas en revistas y horas y horas en programas de televisión. Cierto que vivimos en un mundo en el que abundan las penurias humanas, pero centrarse solo en ellas para "vender" o, peor aún, para usarlas como arma arrojadiza contra el adversario político me parece irresponsable e inmoral.
      Un saludo.

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  12. Como en tantos otros temas, es igual acá que allá mi amigo. Parece que la gente de los medios son todos cortados igual. A veces resulta ofensiva la forma como abordan las cosas y eso que uno no tiene nada que ver con las víctimas.
    Como con tantas otras cosas, también, no creo que las cosas cambien pronto.
    Abrazos.

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    1. Como decimos acá, en todas partes cuecen habas. No somos tan distintos por vivir al otro lado del Atlántico, porque, por desgracia, el ser humano tiene los mismos defectos en todos los rincones del mundo.
      Un abrazo.

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  13. Lo del sensacionalismo lastimero ya es de juzgado de guardia. Hace unas semanas salió una periodista del corazón (no me acuerdo del nombre, solo que era rubia) llorando a moco tendido por lo que estaba pasando en La Palma. Tal cual la vi pensé que, como mínimo era nacida allí y tenía familiares. Pues no, resulta que iba a esa isla de vez en cuando a veranear. Yo también he ido varias veces de vacaciones allí y también me ha afectado lo que les ha ocurrido a los pobres palmeros, pero no me he puesto a llorar así ¿seré una insensible?
    Es alucinante cómo vende la tristeza de los demás, será que así se nos olvida un poco la nuestra, digo yo.
    Un besote.

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    1. Hay quien, al margen de informar, sobreactúa para darle más morbo a la noticia. Y ya que citas a una rubia, ello me gtrae a la memoria la vergonzosa "actuación" de otra rubia, Nieves Herrero, que reunió en un teatro a cientos de ciudadanos para presenciar la entrevista (si se puede llamar así) que hizo a los familiares y amigos íntimos de las niñas de Alcàsser brutamente asesinadas y que esa pseudo periodista ubicó en el escenario. Años más tarde, todo el mundo reconoció su excesivo e intolerable morbo, pero entonces la retransmisión de ese programa en directo acaparó un enorme interés por parte de un gran número de espectadores.
      Hay periodistas que buscan tal protagonismo (supogo que instigados por la cadena para la que trabajan) que su comportamiento llega a resultar mezquino.
      Y sobre lo que dices al final, es muy cierto que la desgracia ajena suele hacer más llevadera la propia. Mal de muchos...
      Un beso.

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  14. ¿Sabes esa leyenda que preside todos los cuarteles del ejército en nuestro país, el famoso "Todo por la patria"? Pues, en el caso de la prensa -sensacionalista o no, pues todas son iguales-, el lema es "Todo por la pasta". Porque cuanta más audiencia tiene un programa o una cadena de televisión o radio o un periódico, mayores ingresos obtiene por publicidad, dinero que, por cierto, podría paliar de manera considerable los efectos de la desgracia de la que están informando. En cuanto a las ayudas prometidas por los politicastros de turno, ya si eso cuando las ranas crien pelo.
    Por cierto, a propósito de la Covid19, llevo varios días leyendo titulares del tipo "Bill Gates pone fecha al fin de la pandemia". Ahora resulta que, además de informático, el menda este también es aprendiz de "la bruja Lola". Si es que vale pa' tó.

    Un abrazo.

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  15. Hola, amigo. Que un medio de comunicación, como empresa privada que es, tenga como objetivo primordial ganar dinero, lo comprendo, pero que ese dinero se gane a expensas de desgracias ajenas, a cuál más dramática, me parece despreciable. Como bien dices, podrían emplear parte de sus beneficios en obras sociales y a paliar los daños producidos por esas desgracias.
    Y, bueno, lo de Bill Gates, es para estudiarlo. Este hombre a veces estaría má guapo calladito. Ya dio suficiente que hablar cuando empezó a soltar sus teorías sobre el coronavirus, provocando un auge del negacionismo cuando todavía no estaba tan extendido. Con esta última afirmación les da más alas para que piensen que este tío lo está controlando todo. Lo que hace, por muy sabio que sea, es instrusismo, hablando sobre temas que son propios de los profesionales sanitarios. Claro que por aquí tenemos a un chaval (no recuerdo su nombre) que, al parecer, predijo la aparición de Filomena y ahora dice que volverá a producirse el 24 de este mes. Al parecer usa un método un tanto peculiar. El caso es que tiene a los meteorólogos hechos un basilisco. Y es que hay gente para todo.
    Un abrazo.

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  16. Este tema de la sobreinformación en todos los media es un hartazgo de narices. Todos los medios se dedican a la mismas noticias. Ayer en el descanso que hacia el la cadena que estaba viendo hice un zaping y estaban t tres cadenas hablando de lo mismo, la noticia de ayer fue que le pillaron a Urdangarin de la mano de otra persona que no era su esposa. Pues tenemos noticias para rato. Y Así todas. Dan ganas de apagar la tv. esto ya es demasiado. Un abrazo.

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    1. Si los dramas humanos dan tanto para hablar hasta el hartazgo, los líos amorosos dan para hablar hasta el infinito, con el añadido de que no solo interesa a los programas "serios" sino también, y mucho más, a los del corazón, la tele-basura. Así pues, tenemos Infanta Cristina, Urdangarín y su nueva novia para rato. Aquí también el morbo está asegurado. Y la prensa del corazón venderá mucho.
      Yo, cuando sintonizo una cadena en la que están tratando un tema del que ya estoy hasta las narices, hago zaping, y si no doy con nada que me guste, pues para esto están las plataformas, como Netflix, Amazon Prime Video, Movistar+, HBO, etc. Te recomiendo que te suscribas, si no lo estás, a alguna de ellas para huir de tanta presión y rollo mediático.
      Un abrazo.

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