¿Cómo es posible que en pleno
siglo XXI todavía exista en el mundo tanta misoginia y homofobia?
El odio y el maltrato a las
mujeres y al diferente va ligado a la cultura, ideología y educación, por lo
que muchas veces me planteo si no estamos viviendo una regresión a épocas
pretéritas en las que se consideraba normal tener a la mujer subyugada a la
voluntad del padre, primero, y del marido, después. También sabemos que hay
países en los que todavía la indisciplina de una mujer o incluso el hecho de haber
sido violada, implica un correctivo que puede llegar a la lapidación. Y países
en los que la homosexualidad sigue siendo reprimida y castigada duramente.
En la España franquista, a los
homosexuales se les aplicaba la ley de vagos y maleantes, pudiendo acabar
encarcelados. Y qué decir de los que acababan recluidos en los campos de
concentración de la Alemania nazi.
Podríamos pensar que son cosas
del pasado, que hoy día hemos aprendido a respetar a las mujeres, con los
mismos derechos y oportunidades que los hombres, y a tolerar a los que son
“diferentes”. Pero no es así.
No sabría decir si hoy se dan
muchos más casos de violación y de violencia de género que antes o si este
aparente incremento solo se debe a que ya no se censura este tipo de noticias,
que todo sale a la luz, y que cada vez son más las mujeres que se atreven a
denunciar estas agresiones. De ser cierto que se ha disparado este tipo de
delito, ello significaría que, efectivamente, estamos viviendo una etapa de regresión, o cuando menos de inmovilismo, en la moral de nuestra sociedad.
En cuanto a las agresiones a miembros
del colectivo LGTB, algo que no recuerdo que sucediera en el pasado —quizá
tampoco se hacía público—, ahora también resultan cada vez más frecuentes. El
rechazo a homosexuales de ambos géneros, los llamados despectivamente maricones
y bolleras, viene de muy lejos. Ya de niño oía burlas, sobre todo a los
primeros, seguramente porque eran más “visibles”. Pero que en la segunda década
de este siglo haya tantas agresiones contra estas personas me parece deleznable.
El vive y deja vivir parece
que no vale para algunos. ¿Qué les importa lo que hagan y sientan los demás,
aunque vaya en contra de sus hábitos y creencias? ¿Por qué tanto odio contra
gais, lesbianas y transexuales?
Reconozco que no me gusta la
ostentación que hacen algunos individuos durante el desfile del día del Orgullo
Gay. La imagen que dan —quiero creer que como provocación hacia los
intolerantes— con su vestimenta, maquillaje y actitud exageradamente erótica,
me llega a resultar desagradable y creo que es innecesaria, pudiendo, además, provocar
y reafirmar la intolerancia de los homófobos. No digo con esto que deban pasar
inadvertidos, ocultando su orientación sexual, pero una cosa es la naturalidad
—cada uno es lo que es y no tiene de qué avergonzarse— y otra muy distinta la
exageración ostentosa hasta el punto de parecer una pantomima y resultar
caricaturesco.
Independientemente de ello y
volviendo a la aceptación de lo diferente, no creer en la diversidad sexual
como algo natural no significa que haya que perseguir con insultos y agresiones
físicas a quienes tienen una orientación distinta a la nuestra. Cuando veo a
jóvenes homosexuales con heridas sangrantes tras haber sido atacados por uno o
varios energúmenos, no solo siento pena por los agredidos sino también por esta
sociedad que no cesa de engendrar ignorantes, intolerantes y bárbaros. A estos
sí se les debería aplicar aquella ley de los años cincuenta. Pero si el peso de
la ley no hace efecto alguno en violadores y agresores de todo tipo, ¿qué
medidas deberíamos tomar para acabar con estos comportamientos tan aberrantes? Todos
estaremos de acuerdo que en la educación radica la solución. Si es así, ¿debemos,
pues, deducir que los educadores, tanto en la escuela como en el seno familiar,
han fracasado y siguen fracasando estrepitosamente? Recordemos que los hijos
aprenden más de la conducta de los padres que de lo que les enseñan los
maestros.
Reforzar la educación sexual y
endurecer las penas a los agresores parece ser el único remedio, un remedio
cuyo resultado veremos, en todo caso, a muy largo plazo, pero entretanto siguen
los ataques a los colores de ese arco iris que simboliza, entre otras cosas,
la diversidad.
Es un simple problema de educación.
ResponderEliminarUn abrazo.
La educación en uno de los pilares de nuestra sociedad, de modo que si falta o cojea todo se va al carajo.
EliminarUn abrazo.
Poco se puede añadir, Josep María. Firmo debajo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me alegro, pues.
EliminarUn abrazo.
Muchas veces me he hecho esas mismas preguntas iniciales que te haces Josep, ¿cómo es posible?
ResponderEliminarPero de una lado ves cosas sobre neonazis o supremacistas, misoginia y abuso a mujeres o humillaciones a homosexuales por decir lo menos.
Creo que eso del vive y deja vivir sólo lo aplican muchos para ellos mismos, quieren que no se metan con ellos pero creen que solo se puede pensar como piensan ellos.
También pienso en endurecer las penas, de hecho en hacerlas exageradas para que se lo piensen do sveces antes de agredir a alguien diferente.
Abrazos amigo.
Es que me temo que esa regresisón de la que hablo también se está dando en otros ámbitos, como por ejemplo en la política. Están resurgiendo grupos nazis, llamados neonazis, y supremacistas, algo que hasta hace relativamnete poco tiempo era impensable. Pero a veces somos tan indecisos, prudentes, cobardes o ingénuos, que no hacemos nada para pararles los pies, abriéndoles más las puertas para que vayan ocupando cargos políticos relevantes. Hay partidos políticos que se aprovechan de la democracia para ir avanzando, cuando deberían estar ilegalizados.
EliminarUn abrazo.
Desde luego los avances sociales han costado muchos palos, insultos y trato denigrante hacia los colectivos más vulnerables. Y en parte, desconozco si es por la mayor difusión periodística, parece que todo sigue igual o peor en cuestión de maltrato. Precisamente hace poco se me cayó el alma a los pies cuando vi entrar en Urgencias a una señora mayor completamente desfigurada por la paliza de su pareja -esto lo supe después-. Ver el rostro del terror en directo te remueve algo por dentro y hace casi inexplicable la conducta humana.
ResponderEliminarUn abrazo, Josep.
Si en la ciencia los avances han sido muy notorios, en el comportamiento democrático y educación social avanzamos a paso de tortuga, y en algunos aspectos parece que demos un paso adelante y dos atrás, lo cual es muy preocupante. Cada semana se sabe de nuevos casos de violencia de género. Parece algo imparable. Y hay agresores reincidentes, de modo que el código penal no sirve de mucho. El odio es muy superior al temor. Mal asunto.
EliminarUn abrazo, Miguel.
No se puede añadir más a lo que has escrito con toda la razón. Estoy de acuerdo en que parece que hay un retroceso en este tema, y seguramente en otros. Está visto que donde no hay disciplina, los cafres crecen y proliferan como las malas hierbas que son.
ResponderEliminarSeguramente diré una barbaridad, pero a toda esta gente tendrían que escogerlos y mandarlos a los lugares donde hubiera guerra, seguro sería más efectivo que un tiempo entre rejas, donde comen sin trabajar.
Un abrazo Josep y feliz semana.
A veces pienso que soy un viejo retrógrado, pues yo no recuerdo haber visto en mi época tanto acoso en las aulas como ahora, que hay jóvenes que se suicidan por culpa del bullying al que le someten sus compañeros, por no hablar de las redes sociales que encima se dedican a publicar imágenes de agresiones escolares. A veces pienso que la educación a la que estuvimos sometidos (lo de la letra con sangre entra) no era tan mala como creemos, pues, por lo menos a mí, se me educaba en el respeto a los mayores y al prójimo. Claro que fui a un colegio de curas, je,je. En cambio ahora ves a alumnos que incluso agreden a sus profesores y encima sus padres los defienden.
EliminarA mí también me gustaría que a los indecentemente agresivos se los confinara a perpetuidad, je,je.
Un abrazo, Elda.
Hace tiempo que me pregunto qué le molesta a la gente que los demás vivan como quieran; qué le puede molestar al personal con quién se acuesta cada cual, cómo se vista, si se siente hombre, mujer o una cosa distinta cada dos días; si se siente conforme con su sexo genético o su sexo psicológico va por otro sitio... Yo soy heterosexual y nunca he tenido problemas de identidad de género o de sexo, pero eso no significa que me tenga que molestar que otras personas tengan una realidad diferente y la manifiesten. Yo no soy la medida de lo correcto. Creo que en este tema todo es correcto. Todo salvo la falta de respeto, la agresión, el odio gratuito... LA IGNORANCIA, LA PUTA IGNORANCIA QUE ES LO QUE SUBYACE EN EL COMPORTAMIENTO DE ESOS BÁRBAROS INCULTOS Y ACOMPLEJADOS.
ResponderEliminarMe pongo de los nervios con este tema.
Un beso.
Yo solo espero que esta actitud no haya en aumento, que seamos capaces de detenerla, arrinconarla y acabar con ella. No sé si estos comportamientos xenófobos (otro tema a debatir), homófobos y misóginos se aprenden de los padres. Pero intuyo que es algo mucho más complicado, pues en el ambiente político se dan casos de hijos comunistas de padres fascistas y viceversa. Aquí quizá juegue el llevar la contraria a lo que dicen y piensan tus progenitores.
EliminarMe gustaría que esa gente explicara por qué odian a las personas con una identidad de raza o de sexo distinta a la suya. Pero seguramente dirían barbaridades injustificadas. También ocurre en política cuando dos bandos de signo opuesto se enfrentan en la calle a palos. Y anque parezca frívolo, también en el deporte. Efectivamente, todo es culpa, como bien dices, de la puta ignorancia.
Un beso.
Pues, sí, Josep. Yo tampoco entiendo nada de nada. No entiendo lo que haya gente que ataque, menosprecie o censure las orientaciones sexuales de cada cual. Pero es que lo tenemos bien calado, con la iglesia toparemos si no. Lo de las violaciones es igual de aberrante. Que se llegue a tal extremo puede ser el reflejo de la sociedad en la que vivimos, aunque me cuesta de creer que puede tener a alguien cerca de tal calaña. No sé. La vida te da sorpresas, es una caja de bombones y para gustos colores, pero de ahí a hacer daño a alguien (de la forma que sea) por ese mero principio no me cuadra. No.
ResponderEliminarMuy buena reflexión. Suscribo todo lo que dices.
Un abrazo!
Esta sociedad también es una caja de bombones en la que muchos han salido rancios por algún defecto de fabricación o de conservación. Lo malo es que aunque los eches a la basura vuelven a aparecer.
EliminarUn abrazo.
Nunca entendere, no me cabe en la cabeza que haya tanta intolerancia y tanto odio hacia el otro, es algo que no me cabe en la cabeza. Yo siempre he sido de las que va conmigo eso de "vive y deja vivir".
ResponderEliminarTe puedo asegurar que conozco parejas de homosexuales, encantadores y con una educación maravillosa, de los cuales he podido mantener una conversación sobre todo tipo de temas.
Mis padres por fortuna, me han enseñado el respeto hacia el otro imdependientemente de su condición sexual y es algo de lo que estoy muy orgoullosa, y creo que tanto en la escuela, pero claro con las sucesivas leyes de educación que no sirven para mucho por desgracia es algo que no se enseña si no todo lo contrario, bajo mi punto de vista claro y los padres deberian poner un esfuerzo en enseñar, los dos juntos a tolerar al otro sin mirar su orientación sexual ,su creencias políticas o religiosas, pero así es este país por desgracia.
Hace muchos años debatia con una amiga que pensaba ella de que dos hombres o dos mujeres adoptaran a un crio y ella decía y yo estaba de acuerdo, en qeu mientras ese niño o niña reciba amor, cariño y respeto lo de que fueran de un mismo sexo daba igual pero la tolerancia es un valor que no es apreciado por desgracia.
Perdona el rollo.
Un abrazo y como siempre muy interesante.
Hola, Tere. Yo entiendo que haya gente a quien le cueste aceptar ciertos cambios en la sociedad y que incluso se escandalice porque los considera antinaturales, pero lo que no entiendo es que, con el tiempo, no lleguen a asimilar que algo, que en su época era pecado o escandaloso, ahora ya se ha convertido en algo natural y aceptable. Supongo que será porque tuvieron una educación muy restringida y reprimida y que a una edad eso ya cuesta cambiarlo. Pero una cosa es no aceptar algo (el matrimonio homosexual o la adopción por parte de parejas homosexuales, por ejemplo) y otra muy distinta es practicar la violencia contra ello. Y mucho menos entiendo que haya jóvenes que piensen así y que se dediquen a agredir a los que no son como ellos. Hoy en día la educación que se imparte en las escuelas debería fomentar la tolerancia en lugar del odio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Josep Ma desde luego es imposible de entender tanto odio y agresividad hacía todo aquel que es distinto ya sea por su orientación sexual, por su cultura, por su religión o por su manera de pensar, es muy preocupante y no mejora con el paso del tiempo. Vive y deja vivir es sencillo.
ResponderEliminarHace unos días leía que se están planteando eliminar la asignatura de filosofía en secundaria y pensé que es un error eliminar este tipo de asignaturas "no útiles" y sobre todo viendo la sociedad que se nos está quedando, más filosofía, más ética y más respeto por los demás. Da la sensación que faltan referentes éticos, que falta comprensión y respeto por los demás y no sé si influye el cobarde anonimato que hay en las redes sociales. En fin se nos está quedando una sociedad que da bastante asquito.
Un beso
Existe actualmente una crispación general como nunca se había visto que debería ser estudiada por los sociólogos y psicólogos, porque es inexplicable que suceda lo que sucede (en todos los ámbitos).
EliminarSí, recuerdo esa campaña y también que firmé la petición para que la filosofía no se eliminara del temario. La filosofía enseña a razonar, a racionalizar y genera una mente crítica sin extremismos y con sabiduría.
Un beso.
Estoy de acuerdo con tu escrito. Todo lo debemos a la educación recibida. No entiendo que al día de hoy haya tanta gente que no tolera ni respeta al diferente. Son gente normal y lo que yo conozco son gente muy respetable y cariñosa. Hay que respetar a todos como o del color que somos. Un abrazo.
ResponderEliminarSupongo que esos canallas agresivos viven el seno de una familia donde el respeto al prójino brilla por su ausencia. Aunque siempre hay casos excepcionales en los que de unos padres educados salen unos hijos delincuantes.
EliminarUn abrazo.
Hasta que apareció la pandemia y sus restricciones yo solía ir a los desfiles del Orgullo en Madrid. Me pasaba lo mismo que a ti, que los que hacen una ostentación tan exagerada no me gustan y creo que le dan combustible a los incendiarios que están en contra, aunque viendo el desfile en vivo y en directo, ese tipo de manifestaciones es minoría, pero es el foco en el que se centran las televisiones y los medios, luego resulta que la mayor parte del desfile son grupos y colectivos que luchan por sus derechos, nada más y nada menos.
ResponderEliminarLa involución que estamos viviendo es una muestra más de cómo las crisis sacan lo peor de algunos.
Un beso.