El 11 de febrero del pasado
año le dediqué una entrada en este blog a mis tribulaciones como paciente al
que le habían diagnosticado un cáncer de mama, Esta entrada la titulé Diario
de un paciente atribulado y abarcaba desde el momento del diagnóstico, unos
días antes de la Navidad de 2020, hasta el momento en que me instauraron el
tratamiento a seguir.
Al final de esa publicación
decía que dejaba ese diario íntimo con un final abierto que esperaba poder
cerrar algún día. Pues ese día ha llegado.
No voy a detallar en qué ha
consistido el tratamiento, pues no quiero aburriros, como probablemente hice en
su día al relatar cronológicamente, como todo diario que se precie, los pasos
de ese viacrucis en el que todo paciente oncológico se ve inmerso.
Todo el proceso ha durado algo
más de trece meses, un periodo muy breve si se tiene en cuenta que en muchos
casos son años los que el paciente tiene que soportar los altibajos propios de
la terapia. Pero mucho más importante es el desenlace, que en mi caso ha sido
positivo. La curación de un cáncer es hoy día todavía incierta, con porcentajes
de supervivencia muy variables dependiendo del tipo de tumor de que se trate,
su localización y su estadio en el momento del diagnóstico.
En el hombre, el cáncer de
mama representa solo un 1% de los cánceres de mama. Así que ya tengo otro
motivo para considerarme atípico pues, además, el estudio genético al que me
sometí demostró que no era portador de ningún gen que predispusiera a
desarrollar este tipo de cáncer ni, por lo tanto, que pudiera transmitírselo a
mis dos hijas, que era mi mayor preocupación. Ha sido, pues, un caso fortuito.
«Te ha tocado», vino
a decir el oncólogo. Mala suerte la mía.
Pero a veces somos muy
injustos al quejarnos de algo —en mi caso no solo del diagnóstico sino también
de los efectos secundarios del tratamiento— sin atender al hecho más positivo y
relevante: que he superado, en un tiempo récord, una enfermedad que actualmente
deja por el camino a casi siete mil enfermos de cáncer de mama al año, de los
cuales un uno por ciento son hombres, coincidiendo con el porcentaje de
incidencia de este tipo de cáncer en los varones. No obstante, podéis imaginar
lo que sentí cuando leí que los hombres tienen una mayor probabilidad de morir
que las mujeres, de modo que la supervivencia a cinco años es del 77,6% en
hombres y del 86,4% en mujeres. No es que prefiriera haber nacido mujer, solo
no haber tenido la mala fortuna de ser uno de esos hombres raros.
Tras el lógico miedo inicial,
la cosa fluyó con bastante normalidad, asumiendo el riesgo y sometiéndome a
todo tipo de pruebas y a la quimioterapia, pero prevaleciendo el positivismo al
creer en el pronóstico de los médicos, pronóstico que se ha cumplido. Lo que
pueda ocurrir en un futuro ya es harina de otro costal, aunque al no existir un
componente genético no debería temer una recidiva. Aun así, deberé pasar
controles periódicos. Más vale prevenir.
En otra de mis entradas de
este blog, del 14 de octubre pasado, que titulé Sanidad pública, sanidad
privada, comparaba las ventajas e inconvenientes de una y otra opción y creo
recordar que hacía referencia, si no en el cuerpo de la publicación, sí en
alguna de mis respuestas a los comentarios recibidos, que, en mi caso, haber
recurrido a la privada ha aumentado las expectativas de curación, pues es
notorio y público el retraso que, por culpa de la pandemia, ha sufrido el
diagnóstico de muchos cánceres y la implantación de la terapia en los centros
públicos, con el consiguiente peligro para los pacientes.
En justicia, no puedo asegurar
qué habría pasado de haber acudido, como algunos me recomendaron, al Instituto
Catalán de Oncología (ICO), pero de lo que estoy convencido es de que hoy
estaría lejos de haber completado el tratamiento.
Un capítulo aparte, y que no
quiero obviar, aunque pueda parecer superfluo, es la atención que he recibido
de todo el personal sanitario, especialmente del equipo de enfermería del
Hospital de día, en el que me aplicaban la medicación, intravenosa durante la
primera etapa y subcutánea durante la segunda. Y es que la empatía y el cariño
por parte de los cuidadores es fundamental para mantener alto el ánimo de un
paciente. Incluso la comodidad de las instalaciones (tener un box a tu
disposición para tu privacidad, en lugar de compartir una sala con otros
pacientes oncológicos, todos “enchufados” al gotero, muchos de ellos con
aspecto enfermizo) es otro punto a favor.
Pero todo ha acabado
felizmente y gracias a mi buen comportamiento como paciente he sido merecedor
de un premio de final de curso, un premio inesperado recibido de manos del
equipo de enfermería: un diploma que siempre guardaré a buen recaudo y que me
recordará mi paso por el Hospital Universitario Dexeus.
Ahora ya solo queda dar por
acabado este capítulo de mi vida y cerrar el diario que abrí hace un año.
Mi más sincera enhorabuena. menudo peso te habrás quitado de encima al terminar el tratamiento y terminarlo con éxito. Ahora poco a poco las sustancias tóxicas que te han inyectado irán siendo expulsadas y en poco tiempo estarás sano sanote.
ResponderEliminarY, como dices, lo que venga después pues es como lo que a cualquiera nos puede venir en el futuro: un enigma que no nos debe preocupar.
Un beso y muchas felicidades.
Si he tenido mucha paciencia (la justa y necesaria) para soportar el tratamiento, ahora toca tenerla esperando que los efectos secundarios residuales vayan desapareciendo a medida que el fármaco se elimine del cuerpo totalmente (varios meses).
EliminarMuchas gracias, Rosa.
Esta es, sin duda, la mejor entrada tuya que he leído desde que nuestros caminos se cruzaron hace seis o siete años (¡uf, cómo pasa el tiempo, amigo!). O, al menos, la que más deseaba leer. Celebro que todo haya salido bien y que tu vida haya recuperado la normalidad.
ResponderEliminarTe envío un fuerte abrazo, para ti y tu familia, que estoy seguro que te habrán brindado todo su apoyo durante el proceso. Enhorabuena, amigo. : )
¿Que si el tiempo pasa deprisa? Aunque sea un tópico, en realidad vuela, aunque no siempre a la misma velocidad. El tiempo es relativo, ya lo dijo Einstein, ja,ja,ja.
EliminarPero aun así, este año y pico de suplicio no se me ha hecho tan largo como me imaginaba, y todo gracias a que he estado todo el tiempo muy bien acompañado.
Yo tambiñen tenía ganas de que llegara el momento de publicar esta entrada.
Muchas gracias, Pedro, por tu comentario.
Enhorabuena, Josep Mª, por esa buena noticia que nos traes.
ResponderEliminarTe doy la razón en que acudir a la sanidad privada pudo ser un punto de inflexión. La pandemia ha hecho estragos en nuestro sistema sanitario público y no sé si se llegará a recuperar algún día. Ayer mismo me enteré de un caso cercano donde una patología difusa se confundió con un tema psiquiátrico cuando resultó ser un tumor cerebral, el retraso en el diagnóstico se debió al colapso de las pruebas neurológicas en el hospital de referencia. Lamentable.
Ahora a cuidarse y a seguir dando guerra.
Un besote, campeón.
El tratamiento de un cáncer está perfectamente protocolizado. Lo único que puede distinguir un Centro Hospitalario de otro es la calidad profesional y humana del médico que te toque, pues en todas partes cuecen habas. Pero el tratamiento será el mismo aquí y allá, no se trata, pues, de necesitar una técnica novedosa y unos aparatos de última generación, carísimos, que solo se hallan en los grandes hospitales públicos. En mi caso, como digo, la gran ventaja de ir a la privada ha sido la inmediatez en el diagnóstico y el tratamiento, algo crucial para asegurar un pronóstico favorable. Y en cuanto al trato humano, ya lo he dejado bien claro. He sido afortunado en ambas cosas.
EliminarUn beso, Paloma.
No sabes lo que me alegro Josep, solo puedo darte la enhorabuena por haber superado esta etapa tan incierta y con el buen talante, tan importante como la medicación para curar cualquier enfermedad.
ResponderEliminarSeguro que ahora disfrutaras con más énfasis cada día al saberte ya libre, porque el futuro para cualquier persona es muy incierto, da lo mismo tener algo que no.
Un abrazo y a celebrarlo con tu familia.
Pues sí, Elda, tanto mi mujer como yo (y mis hijas, por supuesto) hemos estado esperando este momento para empezar a hacer planes juntos y disfrutar de la vida. Lo malo es que no lo he podido celebrar con Cava, como es tradicional en mi tierra, porque todavía tengo prohibido el alcohol, hasta que no haya pasado un tiempo prudencial, je,je. Ahora solo queda que el coronavirus nos permita llevar a cabo todo lo que queremos hacer, je,je.
EliminarUn abrazo y agradezco mucho tus palabras.
¡Hola, Josep! Sin duda la entrada que más hemos deseado que publicaras. Una noticia fantástica que cierra un período que desde luego no es plato de gusto, pero que una vez superado seguro que te ha hecho más fuerte y con ganas de comerte la vida a bocados. Un fortísimo abrazo, campeón!!!
ResponderEliminarEs, desde luego, la entrada más positiva de las que he hecho en este blog, sin las típicas agrias criticas a todo lo que se mueve que lo caracteriza, ja,ja,ja.
EliminarY sí, ahora tengo más ganas que nunca de hacer cosas, como turistear por mi ciudad (cosa que siempre he ido aplazando) y viajar por toda la geografía española, je,je.
Un fuerte abrazo.
Felicidades por el resultado.
ResponderEliminarTe queda una experiencia de las que marcan de por vida. Lo cual llevará a que disfrutes cada sorbo de ella con más intensidad.
Un fuerte abrazo de todo corazón.
Muchas gracias, Alfred. Ya tengo otra batallita para contar a mis nietos, je,je. Es como haber ido a la guerra y haber salido indemne.
EliminarUn fuerta abrazo de vuelta.
Muchísimas felicidades.
ResponderEliminarMe alegro muchísimo de la noticia, creo que todos tus lectores deseábamos ansiosamente leer esto.
Ahora a disfrutar.
Muy feliz finde.
Muchísimas gracias, Gemma.
EliminarAhora me tomaré las cosas de otro modo, como le ocurre a todos los que han pasado por un mal trago pensando que pueden perder la vida y finalmente salen airosos.
Un abrazo.
Estoy seguro de que ahora tengo yo más posibilidades de morir de cáncer que tú, que estarás controlado periódicamente.
ResponderEliminarNo sabes lo que me alegro, Josep María. ¡Muchísimas felicidades!
Un abrazo, más fuerte de lo normal.
Pues ciertamnete yo ya he cumplido con la estadística y es altísimamente improbable, por no decir imposible, que vuelva a caer en el mismo agujero. Es como con las bombas, que no caen nunca en el mismo lugar.
EliminarMuchas gracias, Chema, por tu felicitación.
Un abrazo.
Creo que el mejor título que se puede recibir en esta vida es ese diploma que nos muestras. Me alegro muchísimo que la recuperación sea ya un hecho consumado ;) y seguro que ahora podrás disfrutar de todas las cosas que dejaste de hacer por este proceso médico y por la propia pandemia.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Josep, y a disfrutar de la vida.
Pues sí, la verdad es que a pesar de los buenos augurios y de mi optimismo, han habido cosas que no he hecho o que he dejado de hacer y que pienso retomar. Lo primero, publicar en Amazon una nueva recopilación de relatos, je,je.
EliminarUn fuerte abrazo, Miguel.
Enhorabuena Josep Ma, es una alegría leer y ver que está superado.
ResponderEliminarEs muy importante es haberlo cogido a tiempo y una vez finalizado el tratamiento seguir con los controles y recuperar tu vida, disfrutando de lo mucho que aun queda por hacer y disfrutar de la familia y a mimar mucho a los nietos.
Un beso enorme
Muchas gracias, Conxita. Yo también creo que parte del éxito ha sido haberlo detectado a tiempo y no hacer, como algunos, caso omiso a ese bultito que no parece tener importancia. A parte del tratamiento, creo que mi meticulosidad me ha salvado la vida.
EliminarY ahora es el turno de ocuparme de quienes se han ocupado de mí todo este tiempo.
Un beso.
Enhorabuena, la vida así, como segunda parte, ha de ser colosal.
ResponderEliminarPor seguir siempre, aunque nos diagnostiquen un cáncer. Un abrazo
Yo creo que habrá un antes y un después en mi vida. Es como si me hubieran dado una segunda oportunidad, así que la tengo que aprovechar al máximo.
EliminarUn abrazo.
Espero que el diario quede cerrado a perpetuidad mi buen amigo. Me da gusto leer que lo has superado, sí, en bastante poco tiempo, ya visto desde acá, que supongo que ciertos momentos se te deben haber hecho muy largos. Me alegro mucho Josep.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Sí, este dario se ha cerrado definitivamente. Si abro uno nuevo será, o así lo espero, para contar otro tipo de cosas mucho más positivas.
EliminarEl proceso, aunque haya sido breve, sobre todo comparado con otros casos, se me ha hecho largo mientras duró, pero ahora, una vez terminado, parece como si hubiera sido ayer que me dieron el diagnóstico.
Un fuerte abrazo.
Pues sí, amigo, si el 2020 terminó mal, con el diagnóstico de un tumor maligno, como si fuera una bomba de relojería, el inicio de este año ha sido totalmente positivo.
ResponderEliminarDejé de fumar hace 9 años y siempre he bebido lo justo, y como durante la terapia he tenido prohibido el alcohol, se puede dacir que me he acostumbrado a prescindir de él. Así que ya ves que me cuido, je,je.
Un abrazo.
Enhorabuena por estar bien curado y puedas cerrar este ciclo que tu has soportado con tu saber hacer y ser un buen paciente. Ahora a vivir y disfrutar con tu mujer y familia de esa jubilación bien merecida. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Mamen. La verdad es que, después de haber salido airoso de esta, no me queda más remedio que disfrutar de la vida que me queda por delante, que espero sea larga.
EliminarUn abrazo.