En más de una ocasión he
echado el freno justo antes de publicar una de mis “criticas sociales”, como me
gusta llamarlas, por temor a incomodar o disgustar a algunos de mis lectores,
al sentirse indirectamente señalados. Estoy casi convencido de que hace años
perdí a unos cuantos seguidores por ello. En aquella ocasión fue por criticar
la actitud de los que solo te leen si les lees, como si lo de la lectura de
otros blogs estuviera sujeta a un obligado quo pro quid y no a la
libertad de elección o al tiempo disponible para ello.
Esta es una de esas ocasiones
en las que he estado tentado de borrar todo lo escrito para evitar un malestar
a quien se vea reflejado. Pero como, de hecho, ninguno de mis más fieles
seguidores ha cometido —que yo sepa— el pecado que voy a señalar, he decidido
liarme la manta a la cabeza y que sea lo que Dios quiera. ¿A qué pecado me
refiero? Al de la mentira. Y al decir esto me siento como el sacerdote en lo
alto del púlpito culpando de pecadores a los fieles que le escuchan desde el
banco de la iglesia y señalándolos con su dedo acusador. Pero más que acusar,
lo que deseo aquí y ahora es desahogarme de algo que vengo observando desde
hace mucho tiempo.
Hay cosas que no entiendo y
que me irritan sobremanera, y no solo por esa falta de comprensión por mi parte,
sino por la hipocresía que encierran. En alguna ocasión he hablado de las
contradicciones e incoherencias que vemos a menudo a nuestro alrededor y que
incluso nosotros mismos hemos protagonizado. Somos humanos y pecamos de falta
de sinceridad cuando nos sentimos forzados a ello. Pero la hipocresía gratuita,
la no obligada por las circunstancias, es lo que más me subleva.
Convendréis conmigo que a
veces hemos tenido que mentir para no herir a alguien cuando nos ha hecho una
pregunta cuya respuesta, de ser totalmente sincera, le produciría dolor. Eso es
lo que se define como mentira piadosa, una mentira que se dice por compromiso,
como cuando alguien te pregunta si crees que ha envejecido más de la cuenta, si
está guapa, si le queda bien un vestido, etc., esperando una respuesta benévola
en el primer caso y positiva en los otros dos. En esas situaciones nos
parecería cruel decir: «Pues sí, tío, te veo muy decrépito para tu edad»; o bien: «Mujer, guapa lo que se dice
guapa…pues no»; o,
ya en plan más duro: «Pues ya que lo preguntas, te queda fatal, no he visto en
mi vida una cosa tan horrible». En su lugar, solemos optar por
algo que no nos comprometa o que no ofenda: «No, hombre, yo no te veo tan viejo
como dices» o
«Claro que estás guapa» o «Te
sienta bastante bien», sin
necesidad de pasarse al lado más hipócrita, como sería decir: «Pero si estás
hecho un chaval» o
«Estás guapísima, como siempre» o «Te
sienta estupendamente, como todo lo que te pones», para luego, a sus espaldas, dejarlos hechos un guiñapo.
Insisto, pues, en que a veces nos
hemos visto obligados a decir esas mentiras piadosas, en cierto modo forzados
por quien pregunta, algo que se ha convertido en una costumbre, casi una norma
de cortesía. Pero si dijéramos esta sarta de mentiras sin venir a cuento, sin
que se nos pidiera la opinión, por iniciativa propia, ya sería una hipocresía
extrema, rayando el cinismo.
Y aquí entra mi crítica de
hoy, referida a un comportamiento que, como he dicho, llevo observando desde
hace mucho tiempo y que, supongo, también afecta a más de uno en mi situación.
Los que me conocéis, sabéis
que tengo una recopilación de relatos publicada desde hace algo más de cuatro
años, que lleva por título Irreal como la vida misma y que —dicho sea de
paso— está disponible en Amazon. He dicho en más de una ocasión que la peor
parte, para mí, de esta “hazaña” ha sido su promoción, bien a través de mis
blogs, de Facebook, Twitter e Instagram. Sencillamente, me resulta violento
tener que dar la tabarra, una y otra vez, para dar a conocer este libro y, de
ese modo, animar a mis seguidores a que lo adquieran y, por supuesto, lo lean.
No soy el único que usa este método para publicitar sus libros autoeditados, a
falta de una editorial. No hay otra forma. Es lo que hay. En cada ocasión que
lo he hecho, me he prometido que sería la última, pues me duele pensar que me puedan
tachar de pesado. «Otra vez con su libro de marras, qué cansino».
Pero, al margen de esta
autopublicidad, he tenido la gran suerte de que varias compañeras y compañeros
que sí han leído esta recopilación y que son propietarios de un blog, han
tenido la deferencia de dedicarle una reseña, algo que es de muy agradecer por
cuanto que han obrado libremente, sin que les haya pedido hacerlo.
Pues bien, en cada una de esas
reseñas —todas muy positivas y quiero creer que sinceras—, algunos de sus
lectores, quienes no sabían de mí ni de mi libro, han dejado comentarios mostrando
un claro —que no sincero— interés por hacerse con un ejemplar. Algunos,
incluso, parecían ansiosos por hacerlo y daban a entender que lo harían de
inmediato, cosa que no ha llegado a suceder, salvo en una ocasión, que yo
recuerde y porque era alguien que sí me conocía. ¿Por qué fingir un interés que
no existe? ¿Por qué afirmar algo que no se cumple? ¿Es una mentirijilla para
quedar bien? ¿Algo que todo el mundo hace y no pasa nada? Para mí es una falta
de seriedad, incluso de educación, tanto hacia el autor de la reseña —con el
que pretenden quedar bien— como del libro, algo que no viene a cuento y que, a
individuos crédulos e ingenuos como yo, les jode (con perdón), porque da una
alegría que luego se convierte en decepción. Si no te interesa un libro, por el
motivo que sea, por muy buena calificación que le haya otorgado quien ha hecho
su reseña, no pasa nada, omites hacer un comentario. En el caso en que te
sientas obligado a comentar algo, por tu buena relación con el autor de la
crítica, puedes ser ambiguo, irte por los cerros de Úbeda. Eso es siempre mejor
que mentir, pues esa mentira es hipocresía gratuita.
Por mucho que alguien te diga
que vale la pena leer ese o aquel libro, no estás obligado a creerle, ni mucho
menos a comprarlo, pero, por lo menos, no digas que lo vas a hacer. Porque el
pobre autor que espera ver hecha realidad su ilusión, acabará comprobando de
que todo ha sido, una vez más, un farol.
Por favor, abandonad esa
arraigada costumbre de mentir para quedar bien. Las mentiras piadosas solo son
para los que las quieren oír, no para los que queremos saber la verdad.
Siempre he pensado que la verdad esta sobrevalorada. Hay verdades que hacen daño, cuya revelación no conduce a nada positivo y que no se deben proclamar. Las mentiras piadosas a veces son obligadas, como en los casos que mencionas para evitar una verdad dolorosa. Pero ¿qué decir de una verdad dolorosa cuando nadie te ha preguntado? Lo digo porque en una ocasión alguien me dijo lo mal que me quedaba un corte de pelo, cuando ya no tenía remedio y encima nadie le había preguntado.
ResponderEliminarPero entrando en el meollo de tu post de hoy, yo a veces he mostrado interés en algún libro y luego han ido llegando tantos que ese se ha quedado sin compra. Con esto no quiero quitarte la razón, solo pensar que no todos los que han mostrado interés y luego no lo han materializado ha sido por hipocresía. Aunque, por supuesto, si eso se ha repetido mucho tampoco habrá sido por demasiados libros que comprar.
Como sabemos todos los que tenemos blog, hay comentarios que nos hacen para conseguir el nuestro, sin aportar nada y a veces, me temo, sin haber leído la entrada. Menos mal que todos sabemos con quién contamos de veras y eso es lo que vale.
Un beso.
Yo tuve una compañera de trabajo que se jactaba de ser muy sincera, pero empleaba su sinceridad para criticar en plan bestia a la gente, sobre todo en cómo vestía y se lo decía a la cara sin ningún rubor, y no entendía por qué se molestaban, si gtotal decía la verdad.
EliminarPor otro lado, siempre he pensado que las preguntas hipócritas, esas que se hacen para que contestes lo que quieren oír, sí que merecen una respuesta sincera, pues quien las hace se lo merece, aunque a uno le acaba dando apuro y cae en la trampa de la mentira piadosa.
En cuanto al tema que traigo hoy aquí, quiero dejar meridianamente claro (aunque creo haberlo hecho) que no pido que la gente compre tu libro, mi libro, su libro, faltaría más. Lo que critico es esa hipocresía innecesaria que crea falsas esperanzas. Entiendo que un lector se sienta "obligado", por la buena relación que hay con quien ha escrito una entrada, a dejarle un comentario, pero no tiene por qué decir cosas que no son ciertas sobre todo cuando hay un tercero afectado.
Quizá es que a mis 70 tacos sigo siendo un niño por dentro y revivo las rabietas que tenía cuando mis padres no cumplían una promesa sobre algo que me hacía mucha ilusión, je,je. Como yo me tengo por un hombre de palabra, pues no entiendo algunas conductas.
Un beso.
Pienso que la mentira piadosa con todos sus matices cumple una buena labor social. También la mentira no piadosa je, je. Me parece mucho más peligrosa la verdad sin ningún tipo de filtro. Dicho lo cual, comprendo la ilusión que pueda tener un autor al esperar que su obra sea leída según lo prometido y luego compruebe una mentira ciertamente innecesaria. Tienes razón y me parece una postura valiente la expuesta.
ResponderEliminarUn abrazo Josep y buen fin de semana.
Hay momentos en la vida en los que uno duda si decir la pura verdad o acojerse a la mentira piadosa. Ello depende de quién es el receptor, si es alguien de mucha confianza o no, y si la verdad será dolorosa y no se merece pasar por ello, como cuando hay que decirle a alguien que no se va a curar de un cáncer, por ejemplo. Hay quien quiere saber la verdad y quien prefiere ser engañado.
EliminarEl tema que hoy traigo es muchísimo mas banal que eso, por supuesto, pero no está exento de polémica.
Quien ha dedicado ilusión, tiempo y esfuerzo en autopublicarse, lógicamnete desea y espera ver dicho esfuerzo recompensado en forma de lectores y, a ser posible, de elogios. Pero no hay que esperar que a todo el mundo le guste lo que has escrito y hay que aceptar que el proyecto acabe siendo un fiasco. Pero que alguien te diga, por ejemplo, "me encantan los relatos, así que compraré tu libro" y luego no lo haga, es una mentira inncesararia que podría haberse ahorrado, pues para mí es jugar con la ilusión ajena. Yo he recibido críticas buenas y no tan buenas. Es normal y hay que aceptarlo. Solo pido congruencia entre lo que se dice y se hace.
Un abrazo, Miguel, y buen finde.
Como estoy en esa tesitura, te escucho con atención. A mí no me sabe mal que no se compre el ramillete de relatos que he publicado, para nada. Hay cientos, miles de lecturas donde elegir, pero prefiero que nadie diga que va cómpralo por decir, No es mentir, igual es que se olvidan. Por cierto, pasa le link de tu libro :-), o mejor, que se ve en tu blog, porque no lo sabía.
ResponderEliminarUn abrazo, y feliz tarde, sin mentiras
Coincido totalmente contigo, amiga. Aunque desearía ver cómo cientos, miles, de lectores compran mi libro, no puedo esperar a que esto ocurra asi como así, ja,ja,ja.
EliminarEs cierto que hay quien expresa sinceramente su interés y luego se olvida. Es normal, ¡Hay tantos libros por doquier! Pero si he sacado a colación este tema de la mentira, piadosa o no, es porque no se trata de un hecho puntual, sino que ha venido repitiéndose a lo largo del tiempo, desde que se publicó la primera reseña que una compañera tuvo a bien escribir sobre mi recopilación de relatos. Y uno (yo), que es crédulo y un poco infantil, se lo cree y luego se lleva un chasco de aùpa. Siempe he pensado que a boca cerrada no entran moscas, je,je.
Nunca he querido forzar a nadie a que comprara mi libro de relatos, pero sí que lo he promocionado en las redes sociales. De lo contrario, de qué sirve publicar un libro si nadie se entera.
El link está en la propia foto del libro que aparece a la derecha de la pantalla de mi blog de relatos "Retales de una vida", que lleva directamente a la página de Amazon. También está en formato electrónico, mucho más económico.
Un abrazo y feliz finde.
Totalmente de acuerdo con lo que dices. Y la verdad es que no entiendo que diga que va a comprarlo por quedar bien, me parece una estupidez tremenda. Te entiendo.
ResponderEliminarUn beso.
Promesas incumplidas. De esas hay muchas y siempre he abominado de ellas. ¿Por qué decir que vas a hacer algo si no es cierto? Deben pensar que te olvidarás de ello. Pero yo no olvido, ja,ja,ja.
EliminarUn beso.
Hola, Josep:
ResponderEliminarComo autor de un blog entiendo perfectamente cuanto dices en tu entrada. Como comenta Rosa hay quienes tiran de frases hechas para hacer ver que han leído con atención tu entrada cuando muchas veces ni siquiera lo han hecho o en todo caso lo han hecho de arriba abajo pero en oblicuo; sólo pretenden que tú les correspondas dejando un comentario en su blog.
La verdad es que teniendo tu libro desde hace ya uno o dos años comprado en Amazon en ebook aún no me he puesto decididamente con él y lo único que he hecho ha sido leer dos o tres de los relatos que lo integran. De vez en cuando me cabreo conmigo mismo por esto y me prometo a mí mismo resolverlo de una vez por todas, pero luego no cumplo. A ver si esta vez... Sé que gozo de tu comprensión pues los lectores somos algo veletas y una lectura nos lleva a otra saltándose ese tremendo listado de pendientes que no hace más que crecer y crecer.
En cuanto al asunto de la verdad / mentira, te diré que no me gustan aquellos que presumen de decir las verdades del barquero. "Yo es soy muy sincero, tú ya lo sabes". Y te sueltan una barbaridad que por muy verdad que sea duele muchísimo. Frente a eso prefiero una mentirijilla. Pero hay mentiras estúpidas que no piadosas: ¿por qué decir que voy a comprar o a hacer algo que ni por soñación estoy dispuesto a realizar? Pues por pura estupidez, no encuentro otra razón. Y ya sabes, amigo mío, a estúpido que habla señalarle la salida es lo más oportuno (ja, ja...).
Un fuerte abrazo
Hola, Juan Carlos.
EliminarNo quiero que te sientas mínimamente obligado a dedicar a mi libro una de tus reseñas. Entre tanto autor célebre a quien dedicas tu espacio me sentiría un don nadie, je,je.
Quizá esta entrada os pueda parecer una pataleta de niño mimado, que se enrabieta al no conseguir su propósito. Claro que me gustaría que las ventas de mi libro fueran muy superiores, pero a eso no puedo llegar. Es lo que hay y ya hace tiempo que lo tengo asumido. Además, podría aplicar lo de que mal de muchos... Solo pido que si alguien deja un comentario "esperanzador" sea consecuente. Y si no, pues que calle para siempre. Nadie le oblida a comprar nada ni a acojerse al halago del que ha hecho la reseña. Hay quien ha dicho que no le gustan los relatos y no para absolutamente nada. Faltaría más.
Debería haberme acostumbrado a las mentiras para quedar bien y hacer oídos sordos a esos cantos de sirena, pero no he podido evitar lanzar este petardo como queja, je,je.
Un fuerte abrazo.
Pues está muy bien expuesto todo lo que dices, porque esto si que es verdad, y la verdad más verdadera creo que es, que medio mundo (y me parece poco decir medio) miente, ya sea piadosamente, o descaradamente (como hacen los políticos de todo pelaje, jjj). Y ahora que he escrito esas dos palabras que terminan en "mente", creo recordar que a ti no te gustan, lo leí en algo que escribiste, :))).
ResponderEliminarLos comentarios en los blogs ya sabes lo que pienso...
Sobre tus libros, entiendo lo que dices porque es cierto que pasa eso. En algún caso pretendes mirar y comprar, y luego lo olvidas después de anunciárselo al autor.
Buen relato para decir verdades.
Un abrazo Josep, y buen fin de semana te deseo.
A quien no le gustaba los adverbios terminados en mente era a mi profesora de escritura creativa, ja,ja,ja. Yo solo intento evitar usarlos en demasía, pero uno o dos de vez en cuando no está mal, je,je.
EliminarAunque yo he enfocado la entrada de hoy a la mentira acerca de comprar un libro para luego no hacerlo, si hurgamos en el tema general de la mentira sacaríamos mucho jugo. En mi vida yo habré dicho muchas mentiras piadosas cuando me han preguntado algo muy compromemtido y que me ha obligado a ser cuidadoso para no herir susceptibilidades. ¿Quién no ha puesto una excusa alguna vez para no salir con alguien a cenar o a lo que sea porque simplemnete no le apetecía en ese momento? A un amigo íntimo se lo puedes decir, pero según a aquien no porque podría ofenderse.
En el mundo bloguero, supongo que hay mucha hipocresía y se adula gratuitamente para quedar bien o para recibir lo mismo a cambio. Conozco tu opinion al respecto y la comparto, pero aprovecho la ocasión para decirte que nunca he fingido que tus poemas me gustan. Si en algún caso fuera así, obviaría dejar un comentario y ya está. Nunca me han gustado las obligaciones. Por eso no espero que la gente compre mi libro porque yo se lo pida, sino porque así lo deseen. Y si no lo desean que no digan lo cotrario. Me parece que no es pedir mucho.
Un abrazo y feliz fin de semana, Elda.
Tienes más razón que un santo, como diría mi madre. Yo tampoco entiendo cómo algunos mienten porque sí, sin estar "obligados" por las circunstancias. En ocasiones es cierto que te ves en el compromiso de no ser demasiado sincero por no herir a alguien (en mi caso si ese alguien me importa mucho, que de normal yo soy bastante borde y no me corto con algunos), de hecho, y bromeando, ante una pregunta comprometida suelo contestar "¿Te digo la verdad o prefieres que sigamos siendo amigos?".
ResponderEliminarLo que no es de recibo es esa mentira gratuita que solo muestra hipocresía, ahí estoy contigo. Pero, hay de todo como en botica.
Por cierto, si te da palo insistir con lo de tu libro, a mí no, así que me voy ahora a FB a colgar otra vez la reseña y el vídeo que hice en su momento. ¡Hala!
Un abrazo, colega.
Yo moriré con una asignatura pendiente: saber encajar las malas críticas. Lo reconozco, por mucho que diga que tengo que aceptar lo bueno y lo malo que digan de mí, lo malo me afecta mucho. He contado en varias ocasiones cómo cuando empecé con mis blogs, al recibir el aviso de que alguien había dejado un comentario, me precipitaba al ordenador para ver qué decía, con el temor de que fuera algo negativo. Es simple y llamamente una inseguridad de la que no he logrado liberarme. Y aun así, me lié la manta a la cabeza y me puse a escribir. Aun hoy día, cuando leo un comentario en alguno de mis blogs me asalta un cierto temor. Y qué decir cuando, como en esta ocasión, trato un tema "sensible".
EliminarMe encanta tu respuesta sobre decir la verdad o seguir siendo amigos, ja,ja,ja.
Pues mira, te agradezco el detalle, así quien se hará pesado serás tú y no yo, je,je. Tengo curiosidad por ver cuántos comentarios te hacen y qué dicen, aunque presumo que serán pocos y ambiguos. Ojalá me equivoque :)
Un beso, Paloma.
De cuando yo publiqué el no sabría decirte quién dijo que lo había comprado, quién que iba a hacerlo y quién simplemente que le parecía interesante. Si alguien dijo que iba a comprarlo y no lo hizo, me parece normal si es porque terminó olvidando el asunto. Si lo dijo por quedar bien me parece una tontería, aunque no me siento ofendido por ello, la verdad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me refería al Diccionario en tono de humor. Se ha borrado.
ResponderEliminarNo vayas a creer que tengo una lista negra con los nombres de quienes aseguraron comprar mi libro y no lo hicieron. Lo que me ha llevado a tratar este tema es la reincidencia en esa intención no cumplida y que solo, a mi entender, obedece a querer quedar bien, no sé muy bien con quién, pero con el autor desde luego que no. Lo que me ocurre es que siempre he detestado a los bocazas, en general, esos que hablan por hablar y que no se creen ni lo que ellos mismos dicen, y no he podido evitar cargar contra ello/as en este caso en concreto. Un desahogo infantil, si quieres. No sé si me mueve el rencor o el hecho de que, como me considero una persona seria y formal, espero que los demás sean igual, je,je.
EliminarUn abrazo.
Claro que yo igual también yo soy un bocazas (aunque en otro sentido) y hubiera podido callarme, ja,ja,ja.
Eliminar¡Hola!
ResponderEliminarYo reseñé tu libro por segunda vez porque me gusta mucho, sinceramente. Tus relatos en general me encantan, y los del libro me parecen muy entretenidos, bien escritos y con unos finales sorprendentes.
Yo creo que hay varios tipos de comentarios. Algunos muestran interés y seguramente quieren comprar el libro, pero llevamos un ritmo de vida tan frenético que seguramente se acaban olvidando.
Otros simplemtente lo dicen por quedar bien, sin más, y otros comentan por comentar, para que se le devuelva la visita.
Estos últimos, lo único que logran es que cuando esa visita se les devuelve, nosotros leamos sin interés, porque percibimos que lo hacen todo por intercambio de visitas y no por el gusto de compartir conocimientos, experiencias o historias.
Cuando leo reseñas(generalmente en el blog de Rosa y de Juan Carlos) digo con sinceridad si me parece un libro para mí o no, ya sea por temática, estilo literario o autor. A veces compro ese libro, o lo leo si lo tengo, y otras, si no me ha llamado demasiado la atención, pues me olvido. Pero lo que jamás hago es afirmar que lo voy a comprar y luego no hacerlo, eso es hablar por hablar, si lo digo intento cumplirlo. De hecho he comprado los de bastantes compañeros y me han gustado todos.
Leí en comentarios que te cuesta aceptar las críticas. Pues oye, siendo así le veo aún más mérito que publicases un libro y lleves dos blogs. Yo en ese sentido las acepto muy bien, siempre que sean constructivas. En cambio para los míos...el profesor que supervisa el trabajo de fin de máster de mi hijo le hizo unas críticas muy destructivas y a mí se me saltaban las lágrimas.
Muy feliz finde y no le des vueltas a esas cosas y disfruta de la escritura.
El olvido es perfectamente disculpable, no así la mentira gratuita, la que se dice a sabiendas de que solo es para quedar bien.
EliminarEn cuanto a mi inseguridad, esta se acentúa mucho más cuando he tenido que leer uno de mis textos en público, ya sea ante mis compañeros del taller de escritura o bien en un acto que se celebraba anualmente en la biblioteca de mi localidad (ahora ya no por la pandemia). En el caso de los blogs, la distancia virtual que nos separa lo hace algo más levadero, pero aun así lo sigo notando.
La crítica constructiva, la que tiene por objeto estimular a alguien a mejorar, aunque pueda doler, es útil y necesaria y hay que saber aceptarla, aunque cueste, pero como comentas, hay críticas excesivamente duras que, segun a quien se las hace, puede llegar a hundir la moral. Eso me recuerda aquel concurso televisivo de Master Chef, en el que a un concursante (un joven que cocinó un plato que bautizó como "El león come gamba") lo dejaron a la altura del betún del modo más cruel que jamás haya visto y oído.
Un abrazo.
Creo sinceramente que eres una persona con la cabeza muy bien amueblada Josep Mª,... y comprendo tu cabreo/malestar por los "cantos de sirena", por los likes vacíos que se regalan en las redes. Mucha gente me pregunta por qué no publico las dos novelas que tengo escritas,... pues aunque no lo creas la razón principal es que no si tienen la calidad suficiente y sobre todo porqué escribo para divertirme,... así que aún teniendo razón (y estoy de acuerdo contigo) te doy la bienvenida a este mundo de escaparate y postureo.
ResponderEliminarUn abrazo!
Entiendo tus dudas sobre la posibilidad de publicar tus novelas, aunque yo te animaría a hacerlo. Lo único positivo de no optar por esa posibilidad es que luego no te llevarás una decepción si no logras alcanzar el mínimo de lectores que te habías planteado, como sucedió en mi caso. Pero, aun siendo descorazonador, lo peor, para mí, no es que nadie lea tu libro sino que digan que lo van a hacer y no lo hagan.
EliminarUn abrazo.
Como una se va a haciendo vieja y soy de las que pienso, además es algo que me enseño mi madre, que las mentiras tienen las patas muy cortas, entonces, no tiene sentido mentir porque total la verdad va a salir a la luz antes o después, de modo que mentir es completamente absurdo. Otra cosa es que te encuentres en una situación delicada y no tengas que medio mentir para no herir al de enfrente (por ejemplo una enfermedad de un familiar y nos vemos obligados a mentir para que no sufra) en ese caso es por el bien del otro, no me he visto en esa tesitura pero se quien si lo ha hecho, conozco varios casos.
ResponderEliminarCon relación a tu libro, me lo voy a pedir para mi cumple ya esta bien, tengo una deuda contigo y no puedo continuar así, de modo que como se acerca mi cumple y mi marido no sabe que comprarme jeje, pues alá ya tengo regalo y prometo hacer una reseña del mismo y no es obligación, es cariño y es que ya esta bien hombre no puede ser, que yo no tenga tu libro, con lo bien que han hablado de él imperdonable.
Un abrazo.
Mira que voy a apuntarme eso y cómo no lo acabes comprando me vas a oír o, mejor dicho, a leer, ja,ja,ja.
EliminarNo te apures por eso. Mi crítica no va dirigida hacia los que no han comprado mi libro, que son un montón y lo acepto, sino hacia los que mienten a propósito, solo para quedar bien. Si tu te olvidaras de hacerlo, aunque te lo propongas, sería muy razonable, pues el tiempo pasa y uno fácilmente se olvida, sobre todo si tu marido al final decide regalarte algo mucho más útil y valioso, ja,ja,ja.
Un abrazo.
Josep, no eres un bocazas. Dices las cosas según las sientes y eso quizás a todos no les guste. En cuanto las mentirijillas para no hacer daño como dices son buenas, mi marido me dice todos los días alguna para que esté contenta. Te sigo en tu blog desde que entré el este mundo e hice el mio. Compré tu libro el primero que compré por Amazon porque me gusta como redactas tus historias y no porque me lo recomendara alguien. Además es un libro que se puede leer sin mantener página página y si leer un relato u otro. Y por supuesto lo he dejado a una amiga y le gustó mucho. Un abrazo
ResponderEliminarEs que en este caso me ha dado la impresión de haberme excedido un poco, practicando esa sinceridad que puede llegar a ofender. Pero, bien pensado, los "pecadores" a los que me refiero en concreto no van a leer esta entrada porque no son seguidores míos sino de esos otros blogs que tuvieron el detalle de dedicarme una reseña.
EliminarMe alegro que mis relatos le gustaran a tu amiga. A veces el boca a boca, o boca-oído, sirve para que la gente te conozca y acabe comprando el libro, je,je.
Un abrazo.
Hola Josep Ma como me dijeron hace un tiempo cada uno es soberano en su blog y habla de lo que le parece, así que bocazas nada de nada, haces bien en comentar aquello que te gusta y lo que no te gusta.
ResponderEliminarVivimos en una sociedad que busca el quedar bien y eso hace que la verdad quede en otro plano, y en eso bloguer igual que en otras redes también se da y entiendo que molesta porque uno se pregunta porqué decirlo, que no digan nada y ya está pero mira al final se trata de no hacerse mala sangre ni creerse esos cantos de sirena que llegan también del mundo blogero aunque desde luego molestan.
Un beso enorme
Hola, Conxita. La verdad es que, hasta ahora, siempre había seguido esta regla, solo hay que ver la de críticas que he vertido sobre eso y aquello, a sobre "esos" y "aquellos", je,je. Como digo al principio de esta entrada, han sido unas cuantas veces las que antes de publicar algo me lo he pensado mucho, e incluso después de haberlo hecho me he arrepentido, por si podía haber molestado a alguien que se ha sentido identificado. Pero al final se ha impuesto lo de "quien se pica, ajos come", ja,ja,ja.
EliminarEs muy cierto que vivimos en una sociedad de postureo, donde lo que cuenta es lo que se dice y no lo que se hace. Un claro ejemplo de ello lo tenemos en nuestros políticos, je,je.
Un beso.
¡Cómo te entiendo, amigo mío! Si todos y todas los que han dejado comentarios positivos en los blogs que han reseñado alguno de mis libros en plan "me encanta el humor absurdo, me lo apunto", hubiesen adquirido un ejemplar de alguno de mis tres libros, a estas alturas habría quintuplicado el volumen de ventas que llevo contabilizadas. Pero, como muy bien dice Rosa Berros en su comentario, no siempre los comentarios o las buenas intenciones de los lectores obedecen a motivos hipócritas o de "bienquedismo". Como todos sabemos, la vida moderna es un poco caótica y de premura por todo, y lo nuevo va enterrando a lo viejo en una escalada sin fin, así que es muy posible que buena parte de esas buenas intenciones se hayan ido por el desagüe del olvido y no por el de la mala fe. De ahí que haya que insistir, aunque, y en esto coincido al 100% contigo, a la gente como nosotros nos hunda la moral el vernos catalogados como "el pesado ese dando la tabarra una vez más con su dichoso libro". Pero como ni tú ni yo tenemos un equipo de publicistas detrás que se coma ese marrón por nosotros, no nos queda otra que asumir ese rol si queremos rascar aunque sea una mísera venta. Como tú bien dices "es lo que hay". Peor hubiese sido nacer en el XIX, o autopublicar en la era Pre-Internet. En cualquier caso, no te desanimes. Por pocos que te lean o compren tus libros, siempre serán muchísimos más que si tus escritos los hubieses dejado en el disco duro de tu ordenador. Ya ves, aquí el que no se consuela es porque no quiere. Jeje.
ResponderEliminarUn abrazo, Josep.
Hola, Pedro. Entiendo perfectamente que uno diga que le gusta un libro, tras haber leído su reseña, que se lo apunta, y luego se olvida del tema porque tiene muchas otras cosas en las que pensar, otras prioridades en la vida que comprar tu (mi) dichoso libro. Pero ¿no resulta curioso que todos se olviden a la vez? Un desmemoriado ocupado, vale, pero 10 o 20 son muchos. Como uno es bastante tonto, o demasiado suspicaz, y no se acaba de creer esas promesas, va y consulta, día tras día, durante una o dos semanas, la cuenta de Amazon para ver cuántos libros le han comprado desde la última reseña, y resulta que cero patatero. Y así en todas las reseñas en las que un/a desconocido/a (para mí, claro está) ha manifestado su satisfacción e interés.
EliminarLa última vez que publiqué un recordatorio me dije eso, que sería la última vez, y hasta ahora lo he cumplido. Quién sabe si en un futuro más o menos próximo, caigo de nuevo en la tentación, aunque ya sería un pelín masoquista, je,je.
Y sí, amigo, quien no se consuela es porque no quiere.
Un abrazo.
Hola Josep. Creo que lo que comentas es parte del adn de las redes. Pareciera que si no se es hipócrita se falta a un código que pareciera imposible de romper. Ya sean mujeres poco atractivas chuleándose entre ellas o "poetas" malísimos haciendo lo mismo.
ResponderEliminarPero como quienes escribimos tenemos un cierto ego particular, es claro que no da cierta emoción saber que alguien quiere leer eso que hemos escrito. Se nos debe pintar una sonrisa. Yo qué te digo, hay muchas personas que considero mis amigos que me han dicho, parece ser que por esa hipocresía, que comprarán mi libro, pero que pasado tanto tiempo no lo han hecho, y se supone que son mis amigos. Pero te he de decir que no me agrada ser el pesado que pide que lo lean, así que sólo me queda agradecer a quienes sí lo han hecho y en quienes he visto ese deseo de hacerlo.
Yo pienso que si me pusiera a pensar en que se pueden ofender con lo que escribo, no escribiría nada.
Que nos lea quien quiera. Y ya ves, a mí se me lee mucho menos que a ti. O al menos se me comenta mucho menos.
Yo voy a los blogs de quien me sigue creo que por una cierta reciprocidad, pero si lo que está ahí no me llama, pues no lo leo. No hay manera.
Te dejo un abrazo, esperando que tu asunto de salud vaya bien.
Hola, amigo. Ciertamente, las redes sociales son como un escudo tras el que se esconden posturas que, en vivo y en directo, no se darían. No es lo mismo decir una mentira, por piadosa que sea, a la cara que tras un muro vitual.
EliminarClaro que ese muro de protección es el que nos sirve a los que escribimos para decir lo que nos apetece sin temer represalias, je,je.
Un abrazo y gracias por tu interés. De momento, todo controlado :)
Querido Jospe, siempre tan acertado con tus textos. No puedo estar más de acuerdo contigo. La verdad parace que está sobrevalorada y la mentira sea piadosa o no, se hace más presente que nunca. Algo que a mí me escama, pero tambien confieso que peco un poco de eso. Y no me lleva a ningún lado.
ResponderEliminarDeseo que tengas un buen día!
Un fuerte abrazo y besos.
Ups, te he cambiado el nombre! Jiji. Las prisas de escribir es lo que tiene. Mis dedos van más rápidos que mi cerebro.
EliminarJospe o Josep, que más da. A eso le llamo yo dislexia digital, ja,ja,ja.
EliminarMuchas gracias, Mamen, por comentar este tema un tanto "delicado", pero, por serlo, no hay que obviarlo. Somos así, ciertamente, seres sociales que muchas veces nos vemos abocados a la mentira piadosa. Otra cosa, que es lo que aquí "denuncio", es la mentira gratuita que no lleva a ninguna parte y que decepciona al receptor de la misma.
Un abrazo.
Hola, Josep Maria.
ResponderEliminarNo debes frenar tus críticas, otra cosa no, pero las opiniones y creencias son totalmente libres, y todavía lo es más la palabra, esta ha de crear debate y diversidad. Aunque te entiendo, porque me sucede lo mismo, temo ofender, pero al final somos como somos, y no podemos camuflar ese hecho.
En mi caso la mentira la encuentro ofensiva, prefiero que la tirita se arranque de golpe que más tarde descubrí el engaño. Sabes que la entrada que hice sobre tu libro fue porque me encantó, como me gusta leerte en el blog, y qué menos que demostrarlo. Así que sí, sinceridad al cuadrado, :)
En mi caso, por ejemplo, cuando leo reseñas de libros que me parecen interesantes los guardo en una carpeta de favoritos de Internet, así cuando tengo que hacer la compra mensual voy quitándolos de ahí, pero es larga, y llevo atraso, creo que nunca podré eliminarla, crece más que mengua.
Seguramente a otros les debe suceder lo mismo, a veces se quiere leer más que la posibilidad del tiempo, así que no decaigas que seguro que el que dijo que lo haría, en el tiempo lo hará.
Mucho ánimo, y un beso.
Hola, Irene,
EliminarSiempre he intentado ser muy cuidadoso y no molestar a nadie de forma innecesaria. Aquí, en el blog, tengo (tenemos) un espacio para resarcirnos de las represiones que debemos soportar en la vida diaria y lo aprovechamos para explayarnos a nuestro antojo, je,je. Aun así, hay temas que pueden resultar molestos, sobre todo para quienes se ven o se pueden ver reflejados. Como digo en esta entrada, no sería la primera vez que por decir lo que pienso, he perdido algún seguidor, pero creo que, en todo caso, es su problema y no el mío.
Yo hago como tú, cuando la reseña de un libro me llama mucho la atención, me lo apunto, por si, llegado el momento, puedo comprarlo. Lo que nunca he hecho es decir que lo voy a comprar, precisamente porque no puedo asegurarlo, pues mi lista de libros para leeer crece exponencialmente, je,je.
Muchas gracias por tu visita, por tu reseña, y por tu comentario.
Un beso.
Hola Josep Mª!!! como siempre a partir de un caso concreto (esta vez algo personal) se generaliza a una realidad social. La mentira por cortesía. Lo que queremos escuchar. Aquí está la clave y en ella se basan la mayoria de la gente y no digamos de la manipulación de los políticos donde se ha convertido en una doctrina, es más, yo creo que hasta tienen un decálogo "DIez formas de engañar" los mayores artistas. En el mundo de los blogueros, youtuber, pues creo que por empatizar con los compañeros sueles soltar unas mentiras como halago por su trabajo. No creo que haya mala intención, es solo como una forma de empatizar. Yo no lo suelo hacer, añadir algo gratuitameente siendo mentira, a no ser que me lo preguntes directamente. Tomartelo en serio más allá, es una perdida de energía innecesaria. Yo estoy por el ahorro en todos los campos y en el de las emociones también. Así que siendo una de las que tiene tu libro (ya te lo dije en cuanto lo publicaste) no te hubira dicho nada si no lo iba a hacer. Pero comprendo la inercia de esa mentira de la que hablas. Pero analízalo en todas los aspectos sociales. El ser humano es más mentiroso que sincero, se aprende antes a mentir que a decir la verdad, desde pequeñito. Hay más recursos para el engaño. Jeje, me viene a mi cabeza mi padre, es un embustero nato, de tonterias. Y se las cree y te las hace creer, pero él con sus 93 años es feliz, dice que le hace ver la vida de una forma más optimista. Claro, a mi me saca de quicio, sobre todo cuando veo que me está mintiendo. Ya me he acostumbrado. Es su día a día. Como el de mucha gente en cualquier contexto. Inconsicientemente por mantener esa empatía, mientes no por piedad, empaticamente. Jo me enrollé. Bueno, te la debía jajajaajaja. Un abrazo fuerte, grande, grande.
ResponderEliminarQuizá sí que hay mentirosos compulsivos en los que la mentira se ha instalado como algo normal en su forma de ser y actuar. Pero si por lo menos los conoces ya estás, como mencionas en el caso de tu padre, acostumbrado y, conociendo el percal, hasta se lo disculpas, por mucha rabia que te dé.
EliminarEstoy contigo en que el ser humano suele ser mentiroso por naturaleza, pero ese rasgo lo entiendo como forma de socializar y empatizar con nuestros semejantes, especialmente si con ello nos hacemos un hueco entre ellos y somos aceptados en el "clan". Pero ya dice un refrán que la mentira tiene las patas corta o ese otro de que antes se atrapa a un mentiroso que a un cojo, je,je. Tarde o temprano, la mentira aflora y el mentiroso queda al descubierto.
Pero no vayas a pensar ahora que lo que he contado respecto a esas falsas compras de mi libro me tiene atormentado o amargado. En todo caso solo enfadado, porque, si bien las mentiras piadosas tienen por objeto hacer feliz al que las recibe, en mi caso el efecto es y ha sido todo lo contrario.
Un fuerte abrazo.
Feliz día Josep María!!! Padre y abuelo, partida doble, triple. Jeje. Un abrazo fuerte. Que disfrutes del día!!!!
EliminarHola Josep, lo de adular sobre lo que hagas a través de las redes sociales es muy cómodo, quedas bien y no gastas nada como diría mi abuela, lo verdaderamente dañino es que luego te crees eso que te dicen y con le paso del tiempo descubres la triste realidad y eso duele. Lo mala crítica no nos gusta a nadie de ahí que si se quieres quedar bien ya se sabe cual es el método.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz día Josep .
Puri
Hola, Puri. Pues sí, adular y mentir sale gratis, je,je. La cuestión está en procurar ser sincero o mentiroso sin pasarse demasiado, intentando no ser cruel, en el primer caso, ni crear falsas esperanzas, en el segundo.
EliminarUn abrazo.