A mi edad hay cosas para las que
ya he llegado tarde, particularmente en lo referente a nuevas tecnologías y
aplicaciones digitales, y no porque me sienta incapaz de aprender a usarlas
sino porque ya no me producen ningún interés ni puedo sacarles un mínimo rendimiento.
¿Por qué, por ejemplo, tengo que darme de alta en esa aplicación conocida como
Tiktok? ¿Para hacer el mamarracho? Tengo instalado Instagram y solo lo uso para
colgar fotografías y uso, muy de vez en cuando, YouTube para ver algún
concierto, alguna película y como un medio para buscar y bajarme música,
mientras que los instagramers y youtubers pueden forrarse
haciendo y diciendo cualquier cosa ante sus seguidores.
Pero hay supuestos adelantos
que superan mi capacidad de discernimiento y que, al igual como me ocurre con
la Bolsa, me crean mucha incertidumbre e incluso temor. Con la Bolsa ya no
quiero saber nada, he tenido una muy mala experiencia y no quiero que mis
ahorros se vean zarandeados por los vaivenes —a veces, en mi opinión,
caprichosos— de los mercados y de las políticas económicas y sociales
internacionales.
Hace muchísimos años que vengo
usando la tarjeta de crédito, tras la cual hay una entidad financiera
identificable y responsable. Hace algún tiempo que efectúo mis pagos en las
Estaciones de Servicio con una aplicación (Waylet) descargada en mi móvil y
desde hace muy poco puedo hacer lo mismo en muchos establecimientos con otra
aplicación (CaixaBank Pay). Todas ellas me ofrecen confianza y seguridad.
También he comprado artículos de todo tipo y entradas por internet y he pagado
directamente a través de mi tarjeta de crédito o por PayPal. Jamás, hasta el
momento, he tenido problemas.
Así pues, no soy un viejo
carca que dé la espalda a las nuevas tecnologías porque sí. Pero hay ciertos
avances, si es que en realidad lo son, que me crean una gran desconfianza por
la (aparente) complejidad e inseguridad que encierran.
La sustitución de la moneda en
papel por la de plástico fue un gran adelanto por su practicidad, aunque con
ello estemos totalmente controlados —se sabe qué, cuánto, cuándo y dónde compramos—, aunque, a la vez, se evite el blanqueo de dinero. Pero el
advenimiento de las llamadas criptomonedas se me antoja algo muy peligroso,
especialmente para quien no le gusta especular con su dinero.
Hay voces que aconsejan invertir en Bitcoins, la criptomoneda más popular del momento. Quien así lo hizo hace tan solo tres años ha visto aumentar su valor de forma increíble en comparación con cualquier otra inversión. Solo a lo largo del 2020 subió un 43%. Pero si nos retrotraemos a febrero de 2017, por aquel entonces el bitcoin se cotizaba a 1.200 dólares, mientras que en enero de este año su valor alcanzaba los 35.000 dólares (fuente: web Bit2Me Academy, 13 de enero de 2021), un 2.800% en cuatro años, y podrá alcanzar los 59.000 dólares a lo largo de este año (fuente: Thomas Hughes, en la web Entrepreneur, 2 de febrero de 2021). Algo inaudito. De este modo, quien hubiera invertido, por ejemplo, 100.000 € en bitcoins, ahora tendría casi tres millones, pudiendo llegar a los cinco millones. Todo muy fácil ¿no os parece? Quien no invierte en bitcoins es porque es tonto, parecen decirnos estos resultados.
Pero también hay voces que insisten
en la peligrosidad de tales inversiones, por su gran variabilidad —su valor
puede cambiar cada hora, tanto al alza como a la baja—, la falta de protección
—no hay una entidad financiera que se responsabilice de nada ni esta moneda
está respaldada por ningún gobierno— y son más susceptibles de pirateo, lo que
ya se conoce como criptopirateo.
Yo soy de la vieja escuela, con
lo que, aunque me duela, prefiero tener mi dinero en una entidad bancaria de
intermediario, aunque me cobre algunas comisiones, que en una nube o red
informática; prefiero el billete físico y el plastificado que el encriptado.
Prefiero la realidad a la virtualidad.
¿Creéis en las criptomonedas
como inversión y como medio idóneo para las transacciones económicas? ¿Creéis
que acabará imponiéndose? Yo creo que, dado el elevado valor actual del
bitcoin, muy pocos podrán tener un buen puñado de ellos en sus bolsillos virtuales,
y los que puedan, los ricos, quizá acabarán siendo criptomillonarios, y los que
no, la gran mayoría, seguiremos siendo lo que siempre hemos sido. De ser así,
me temo que la brecha entre ricos y pobres se irá agrandando aun más, a no ser
que estas monedas virtuales acaben sufriendo un descalabro brutal y el que ha
arriesgado mucho dinero acabe siendo más pobre que una rata.
Pero, aun no siendo economista
ni vidente, me parece que ocurrirá como en la fiebre del oro o con los
contagiados por la Covid-19, que después de alcanzar el pico máximo, vendrá el
declive hasta llegar a niveles mínimos. Los que ganarán dinero con las
criptomonedas serán los de siempre, los mismos que saben jugar a la bolsa,
conocedores de cuándo tienen que comprar y cuándo vender.
Yo, como ni puedo ni quiero
meterme en ese berenjenal, me quedaré mirando lo que ocurre.
A mí me pasa igual, soy de la antigua escuela. No entiendo nada de bolsa ni de dinero virtual, a mí que me lo den de forma física y que yo pueda hacer con ello lo que quiera. Prefiero una entidad financiera de las de siempre, que son las que me merecen más confianza, aunque también hay que tener cuidado con ellas, que ese dinero que anda por la nube.
ResponderEliminarUn abrazo, Josep
Más vale loco conocido que cuerdo por conocer, je,je.
EliminarUn abrazo, Rita.
Hola.
ResponderEliminarEsta conversación la tuve ayer con mi marido,porque nos asombra este tema, está muy de moda. Que no quiero yo ser una arcaica, ni él tampoco, pero nos cuesta creer en esto. Yo también compro por Internet(especialmente entradas) y pago con tarjeta o paypal algunas cosas, pero nas criptomonedas...no sé yo.
Feliz semnaa.
Pues sí, ahora se habla mucho de esta moneda virtual y no sé si, como suele suceder con otras cosas, pasará de moda o, como el coronavirus, ha venido para quedarse. El tiempo dirá.
EliminarUn abrazo y feliz semana.
Nunca había oído esto que cuentas, y desde luego ni me interesa. Yo como tú, prefiero la realidad a la virtualidad, aunque algunas cosillas hago, pero de las más normalitas. No me fio ni de mi sombra como para andar jugando con el dinero de esta manera.
ResponderEliminarUn abrazo Josep, y buena semana.
Supongo que a nuestra edad nos van más los adelantos que podamos controlar y que no den sorpresas desagradables. Más vale pájaro en mano que ciento volando, je,je.
EliminarUn abrazo y buena semana.
Muchas veces mi marido le han hablado o aconsejado invertir en Bitcoin, pero no lo ha hecho por desconfianza en esa moneda y es que él prefiere la realidad y tener el dinero que este respaldado por una entidad bancaria y yo sinceramente soy de la misma opinión.
ResponderEliminarAdemás seamos realistas, ahora mismo y en los tiempos que corren, invertir y arriesgar en algo que no sabes como va a funcionar, me parece una locura, no estan los tiempos para correr ningún riesgo.
Un abrazo.
Un abrazo.
Un abrazo.
A partir de cierta edad nos volvemos cada vez más conservadores y desconfiados. Y si, además, no somos tan ricos como para hacer experimentos con una parte de nuestro dinero ahorrado, pues mejor dejarlo estar, je,je. En Cataluña tenemos un refrán que dice: "més val menjar poc i pair bé" (más vale comer poco y digerir bien. Pues lo dicho.
EliminarUn abrazo.
Será un bluf y si no al tiempo.
ResponderEliminarMejor me mantengo al margen como tú.
Un abrazo.
Siempre he creído en eso de que nadie da un duro a cuatro pesetas. Lo fácil de ganar, lo es mucho más de perder.
EliminarUn abrazo.
Lo más peligroso es pensar que algo de alta y rápida rentabilidad no tiene riesgo. Las rentabilidades altas son siempre a costa de riesgos elevados y descontrolados. De cuando trabajé en el tema financiero recuerdo que un síntoma de peligro era cuando las personas mayores sacaban sus plazos fijos para invertir en acciones, hartos de ver que todo el mundo se estaba forrando menos ellos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Las inversiones arriesgadas son las que suelen dar más dinero, pero también más disgustos. Yo con las acciones he tenido siempre muy mala suerte. En tres ocasiones me las endosaron sin quererlas (una como bonificación anual en una Empresa, y las otras dos como "compensación" por unas preferentes de La Caixa y del BBVA) y solo fue tenerlas y empezar a bajar. En dos de estos casos tuve que esperar años para que recuperaran su valor inicial y poder venderlas, con lo cual perdí dinero, y en el otro me he cansado de esperar y las acabo de vender para no perderlo todo. Por lo menos solo eran unos miles de euros, pero duele, y mucho, pues eran parte de nuestros ahorros, no de dinero ganado a la lotería.
EliminarUn abrazo.
No sé si esa moda durará mucho. El patrón oro, de los fondos que tenían los bancos, ya ni existe, o seguro no valen lo que en teoría consta, pero este bitcoin no lo veo. No tengo ni idea sin embargo porque ignoro las leyes del mercado. Yo, como tú me doy con un canto en los dientes por usar la tecnología, como las que usas tú, y tengo por magia hacer todo lo bancario con un móvil.
ResponderEliminarUn abrazo, y por un bonito día
Algo que no sabes dónde está y que si lo pierdes nadie se hace responsable, mejor tenerlo a buen recaudo. Quizá estamos perdiendo una oportunidad de oro para hacernos ricos en cuestión de meses, pero todo lo que sube, baja. Si una entidad finaciera quiebra hay un fondo de garantía que, por lo menos, te asegura recuperar parte de lo perdido, pero esto es, para mí, como jugar a la ruleta.
EliminarUn abrazo.
Estoy muy perdida con el dinero virtual, etc... Oí una vez, no sé dónde, que el dinero físico desaparecerá en unos años. A la velocidad que cambia todo, se nos va a quedar tiritando los recuerdos de antaño, ya lo aviso. En cuanto a lo que dices de Tik Tok, me parece una chorrada esa aplicación, pero a mucha gente le parece una maravilla y se lo pasan bien. Aunque el peligro que esconde, lo desconocen. Yo tengo Instagram y lo uso para subir alguna que otra foto y para hablar de libros y cine.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y a empezar la semana con energía.
La ciencia adelanta que es una barbaridad, como se decía en La Verbena de la Paloma, je,je. Pero a veces (esto creo haberlo dicho en más de una ocasión) no todos los adelantos son para bien. Si además tenemos en cuenta la edad de los supuestos beneficiarios, ese aparente adelanto se convierte en un problema, en una inutilidad o incluso en un peligro.
EliminarUn fuerte abrazo de vuelta.
Pertenecer al Común es lo que tiene, que nos llevan a un lado u otro según se le antoje a quien esté detrás de tantas cosas (¿quién es, cómo se llama, dónde está...) que dicen que son inmejorables. Yo solo conozco a una pareja de chicos jóvenes (hijos de unos amogos) que hace tres años invirtieron 300€ en bitcoin imponiéndose la premisa de no tocarlos en 4 años; ahora están contentos y temerosos de que llegue el final de la tremenda especulación.
ResponderEliminarYo soy como tú y tantos otros comentaristas, o sea, mayor (perdón, ja, ja...) y no me atrevo a lanzarme por ese sendero y menos cuando la cosa está ya muy alta..., tanto que auguro que, no sé cuándo, pero sí más pronto que tarde, la moneda rodará por la cuesta abajo. Y esa caída sucederá cuando los más del Común estén dentro, en fin como casi siempre y en casi todo.
Un abrazo, Josep
Esa pareja que mencionas hizo bien; es como ir al Bingo o a un casino y prometerse no ariesgar más de una cierta cantidad y no demasiado elevada. Lo malo es que si te aficionas mucho y te enganchas al juego, cuando ves que ganas vuelves a apostar y si vuelves a ganar sigues apostando al alza, llevado por la euforia, hasta que al final viene el batacazo y se sale del local medio arruinado. Ya se sabe: la banca siempre gana, je,je.
EliminarYo soy de los que prefiere pájaro en mano que ciento volando.
Un abrazo, Juan Carlos.
Pienso que desde la burbuja de los tulipanes se ha venido repitiendo el mismo ciclo con diferentes bienes de mercado hasta que por una u otra razón les ha estallado en la cara a los más débiles. Yo desde luego si tuviera bitcoins creo que sería el momento perfecto para quitárselos de encima. Por cierto, el día que consigan acabar con el dinero en efectivo, que lo conseguirán, ya tendrán el absoluto control sobre las libertades individuales.
ResponderEliminarUn abrazo, Josep.
Podría pasar como con la burbuja inmobiliario: después de la euforia y el boom urbalistica viene el desastre y la ruina.
EliminarDe hecho ya estamos super controlados y con la tarjeta de crédito por medio aun más. ¿Quine puede permitirse el lujo de no tener abierta una cuenta bancaria? Nadie. ¿Cómo cobramos nuestros salarios y nuestras oensjones? A travñes de una tranferencia bancaria. ¿Cómo abonamos los recibos del agua, la luz, el gas, etc.? Pues igual. Ahora a partir de ciertas cantidades, no se pueden pagar en efectivo, lo cual irá en perjuicio de aquellos que tienen dinero negro y lo utlizan para comprar articulos de mucho valor, así que a mí o me afecta, je,je.
Un abrazo, Miguel.
Yo no entiendo ni las acciones de telefónica como para meterme en monedas virtuales y encriptadas. Por no tener, no tengo ni aplicación para pagar el parking.
ResponderEliminarImagino que con estas cosas se harán ricos los que saben, como buen dices, y los primeros que llegaron y disfrutan de esas subidas que tampoco creo que se vayan a mantener demasiado. Eso sí no sufren un descalabro las moneditas de marras y hay ruina y suicidios en masa. Como tú, me quedaré mirando.
Un beso.
Si las aplicaciones informáticas que me ofrecen me sirven para ahorrar trámites y no son muy complicadas de utilizar, pues adelante. Pero cuando hay dinero de por medio y no sabes muy bien dónde va a parar ni quién está detras de esas operaciones, mejor me reservo el derecho de no admisión, je,je.
EliminarUn beso.
Yo no me arriesgaría con esas inversiones. Mejor el dinerito de uno a buen recaudo aunque no te de intereses. Hace unos dos años me hice de una tarjeta de crédito para pagar los gastos de Pulmatur y metí 300€ que no gasté. Cuando volví de mi viaje me dí cuenta hicieron fue enviarme a mi cuenta de mi banco 5000€ de préstamo que no había pedido. Dinero que devolví de inmediato y el coste de 15€ por el envío que gasté. Después fui usando la tarjeta en pagos hasta gastar el dinero que tenía depositado. Cuando un día me llamaron que estaba en números rojos. Comprobé que habían pagado tres pagos que yo no había realizado. Tuve que anular la tarjeta e ir a poner una denuncia y enviar la reclamación. Hoy me han enviado que ya tengo en mi cuenta ese dinero en la cuenta de la tarjeta. Ahora quiero recuperar ese dinero y espero que me lo paguen. Y por supuesto me daré de baja de esa tarjeta que no ma ha traído ningún beneficio sino que solo dolores de cabeza. Así que no volveré a fiarme de nadie,y menos del dinero virtual que no se puede controlar. Un abrazo.
ResponderEliminarYo, por fortuna, nunca he tenido problemas con mis tarjetas de crédito. El único incidente, si se puede llamar así, fue cuando compré unas entradas por internet para el concierto de Paul McCartney que debía celebrarse el pasado mes de junio en Barcelona y que, por la pandemia, se anuló. La Organización no se puso ne contacto con los compradores hasta pasado uno o dos meses (yo, mientras tanto, intentando recabar información inútilmente) y cuando lo hicieron nos ofrecieron la posibilidad de tener un bono para futuras conciertos y en letra muy pequeña (seguramente para que pasara desapercibido) se decía que también podíamos optar por un reembolso, pero que ello tardaría unos meses. No me ingresaron el dinero hasta el mes de noviembre y eso insistiendo mucho y amenazánoles con denunciarlo a la OCU. Ahora me he enterado por la tele que también se ha anulado, por el mismo motivo, el concierto anual del Primavera Sound y han dicho que quien desee recuperar el dinero de las entradas tendrá que esperar unos meses. ¿Por qué? Si ellos han cobrado de inmediato, por qué razón tienen que tardar tanto en devolverlo? ¿Acaso, mientras tanto, hacen algún negocio invirtiéndolo? Parece que juegan con nuestro dinero. No hay derecho.
EliminarUn abrazo.
No me parece prudente invertir en nada que no se conozca, pero creo que en el futuro todo el mundo tendrá que invertir, no me refiero a especular ni a dedicarse profesionalmente a eso, porque cada vez hay menos necesidad de trabajadores y por tanto la mano de obra va a perder importancia y la manera de complementar ingresos serán las rentas del capital. Aquí jugando a futurólogo, jeje. Saludos.
ResponderEliminarAntes solo vivían de renta los ricos, los herederos de grandes fortunas que no daban palo al agua. Hoy, los dividendos de las acciones y la rentabilidad de las inversiones son tan enclenques que no sé en qué podremos invertir para, por lo menos, mantener nuestros ahorros a salvo. Algo tendremos que inventar, je,je.
EliminarSaludos.
Hola, Josep Maria.
ResponderEliminarMe pasa igual, me encuentro totalmente fuera de lugar, y sobre todo lo veo por mis sobrinas, se manejan en las redes de una manera apabullante, quizás sea que nunca me han atraído, quitando el blog por lo demás, no accedo a nada que no tenga que ver con las letras, así que todo lo demás me parece un mundo lejano, :)
Sobre la moneda, escuché hace poco en un debate que a la larga desaparecerá el efectivo. El problema de pagar con tarjeta es que uno no es tan consciente del gasto y este pues, incrementa considerablemente, es uno de los problemas de lo intangible, que está, pero al mismo tiempo no se es consciente del todo de él.
Y no, lo de la criptomoneda me da un miedo atroz, seré de la vieja escuela o conservadora, pero no me atrevería nunca a jugármela, y eso que conozco a gente que no le ha ido del todo mal. Pero todo aquello que no se toca y crece como la espuma, la tendencia es que a largo o corto plazo caiga en picado.
Como tú, me quedo mirando desde la barandilla.
Un beso.
Hola, Irene.
EliminarLos niños de hoy día parece que ya nacen con un don especial por la tecnología, aparte de que ya viven inmersos en ella. Son devoradores de todo lo nuevo, mientras que nosotros somos mucho más cautelosos e incluso más reacios a según qué cosas.
Todos los adelantos tienen una parte positiva para el usuario y otra, la más importante, para quien promueve su introducción en el mercado. Con las tarjetas de crédito ganamos en comodidad pero, como bien dices, gastamos más porque no hacemos un buen uso de ellas.
Y yo todo lo que sea "cripto" me lleva a pensar en algo oculto, oscuro y de futuro incierto.
Un beso.
Hay cosas que no consigo dominar o no me parecen tan buenas como proclaman, pero lo de las criptomonedas me supera. Me lo han explicado varias veces y sigo sin pillarlo. No entiendo de economía pero siempre pensé que la moneda estaba respaldada por "algo" tangible (las reservas de oro y esas cosas), sin embargo lo de los bitcoin... es tan "insustancial".
ResponderEliminarYa me parece el colmo que se pueda pagar con el reloj (mi marido lo hace y a mí no me termina de convencer), porque ¿qué diferencia en comodidad puede haber entre meter la clave en el reloj o sacar la tarjeta de la cartera y acercarla al lector? No sé, creo que la tecnología está muy bien, pero a veces se nos va la pinza y hacemos cosas por hacerlas y porque son diferentes, pero sin ningún "beneficio".
Muy buena reflexión.
Yo seguiré usando la tarjeta de crédito y miraré el saldo en euros como siempre, y hasta compro el pan utilizando monedas (de las de verdad).
Un abrazo.
Tengo un amigo que está muy enterado de cómo va lo de los bitcoins (su hijo ha invertido y ha ganado, según dice, un pastón) y asegura que no puede haber ningún fallo ni truco porque hay miles de ordenadores conectados a la red que saben las transacciones que uno hace y son como el ojo que todo lo ve o el gran hermano. Me lo ha contado varias veces y sigo sin acabar de entenderlo y sin fiarme de la seeguridad. Hay hackers que pueden hacer cualquier cosa y luego quéjate al maestro armero, como decíamos en la mili.
EliminarYo empecé a usar el CaixaBank Pay porque me insistían en que lo hiciera, aunque tampoco veo la ventaja de sacar el móbil o la tarjeta de crédito de La Caixa. No etendía tanta insistencia, pero es que al principio me econtraba que no todos los establecimientos estaban preparados para ello y en los que sí muchas veces fallaba. En cuanto a pagar el combustible con la aplicación de Repsol, vale la pena porque te hacen un descuento del 2% y además vas acumulando puntos. Así, supongo, ambas partes sacamos un beneficio, ellos que repostes en sus gasolineras y nosotros que nos ahorremos un dinerillo.
Pero volviendo a las criptomonedas, seguiré y sigo con mi sistema habitual.
Un beso.
Hola, Josep, al comentarme que habías tratado el tema no he podido aguantarme a pasar. La verdad es que, dentro de lo poco que yo controlo en el tema, esto de la bolsa es un juego donde se maneja mucha pasta, pero un juego a la fin. A priori podría parecer que es una especie de mercado de valores, pero aquí la gente apuesta grandes cantidades de dinero para ver si las acciones suben o... bajan. Porque también se puede apostar a la baja, como una de esas ruletas de casino. Para que lo entiendas te sugiero que veas las película "La gran apuesta". Y dentro de este gran juego ahora han entrado las criptomonedas, algo que ni siquiera existe, pero que se le predispone un valor inmenso. Y todo para dar un toque más atractivo al jugando. Estaríamos hablando de una especie de evolución de las reglas, como cuando en un serial añaden a más personajes para que los espectadores no se aburran y quieran seguir jugando. Y lo peor de todo es que, como en todo juego, y aunque no nos concierna, faltan las fichas; adivina quiénes son...
ResponderEliminarMuy interesante, Josep.
Un abrazo.
¡Hola, Pepe!
EliminarCuando veo la fragilidad de la Bolsa y cómo una jugarreta de unos cuantos pirados puede hacer caer el valor de una Empresa o a la Empresa entera, se me ponen los pelos de punta. Jugar con las inversiones como quien va al casino a pasar un buen rato. Grupos que se dedican a hundir una empresa para luego venderla a trocitos y sacar partido de ello me parece una aberración. Y, en cambio, así se hacen muchos millonarios, jugando con los bienes de los demás, arruinándolos.
Con este escenario y con estos actores, cualquiera se fia de invertir en una moneda inventada e intangible. Quizá llegue el día en que el dinero desaparecerá y nuestros ingresos para vivir sean de otro origen, como en la película de ciencia ficción "In Time", protagonizada por Justin Timberlake y Amanda Seyfried, en la que la gente cobra en tiempo de vida. Menos mal que no lo veré, pero todo se andará, je,je.
Un abrazo y gracias por pasarte.