miércoles, 6 de mayo de 2020

¿Qué hay para comer?



Ojos que no ven, corazón que no siente, reza el refrán. Hay quien cree que a veces es mejor no saber las cosas, pues la ignorancia nos hace inocentes ante una mentira, un fraude, incluso ante la propia ignorancia.

Que comer es un placer, además de una necesidad, es una obviedad. Puestos a comer, hay que comer bien, y con comer bien me refiero a comer sano. Es de todos conocida la siguiente frase de Hipócrates: «Que tu alimento sea tu medicina, y que tu medicina sea tu alimento».  Pero, paradójicamente, los alimentos pueden ser —y muchas veces son— una fuente de problemas de salud.

Se habla de comer sano, se nos dan consejos para cuidar nuestra alimentación. Pero debemos admitir que no es tarea fácil, pues hoy día hay que ser un experto en nutrición para tener la seguridad de que lo que comemos es realmente saludable.

Las intoxicaciones alimentarias suelen producirse por una mala praxis de los elaboradores y/o manipuladores de alimentos —véase el caso reciente de la carne mechada contaminada con Listera, una bacteria altamente patógena— o bien a una mala conservación por parte del consumidor.

Estos casos de alimentos contaminados y en malas condiciones son, por fortuna, la excepción y lo único que podemos hacer en nuestra defensa es llevar el tema a los tribunales. A priori, si compramos en establecimientos que nos merecen confianza, no podemos prever nada ni hacer nada para protegernos.

La duda que me asalta cada vez con más frecuencia es si lo que como, aun estando en perfectas condiciones higiénicas, es realmente sano.

Siempre he dicho, en plan de broma, que, para vivir tranquilo y seguro deberíamos ser médicos —para auto cuidarnos, sin tener que ponernos en manos ajenas—, economistas —para saber cuidar de nuestros ahorros y no dejarnos engañar por las entidades financieras—, y abogados —para conocer perfectamente nuestros derechos y saber defendernos de los abusos.

Ahora, volviéndolo a pensar, debería añadir la titulación de nutricionista. Si en el supuesto anterior, no serían necesarias las preguntas: ¿qué tengo, doctor?, ¿qué hago con mis ahorros? y ¿qué puedo hacer ante esta injusticia?, siendo un experto en alimentos no haría falta preguntarnos qué podemos comer sin que peligre nuestra salud.

Como de conocimientos sobre alimentación tengo los justitos, me siento muchas veces como un pardillo haciendo caso a las recomendaciones que todos oímos y leemos, y siempre me queda la duda de si lo que me dicen y/o leo es cierto.

Todo ha cambiado tanto que a la pregunta típica de carne o pescado, ya no podemos responder solo en base a nuestras preferencias gastronómicas y/o gustativas. Ahora hay que ser más selectivo. ¿Carne roja o blanca? ¿pescado azul o blanco? Y otras muchas preguntas nos asaltan: ¿aceite de oliva, de soja, de girasol, de…? Los vegetales, ¿mejor crudos o hervidos? ¿Azúcar o edulcorante sintético? ¿Azúcar blanco o moreno? ¿Pan blanco o integral? ¿Chocolate negro o con leche? ¿Leche con lactosa o sin lactosa? Y un larguísimo etcétera.

¿Existen también en materia alimenticia las afirmaciones interesadas y los bulos? Seguro que sí. Por eso me interesa saber el valor nutritivo real y el peligro que encierra el consumo de ciertos alimentos que hasta hace bien poco eran recomendables.

La carne roja (ternera, vaca, buey, etc.) parece ser muy nociva para la salud. Sus males son muchos. El colesterol y el ácido úrico ya solo son una menudencia comparados con el cáncer que, según algunos estudios, puede provocar a largo plazo la ingestión de carne procesada. Por su parte, la carne blanca (pollo, pavo, conejo, cerdo, etc.) puede contener antibióticos, hormonas, micotoxinas procedentes del pienso. Y vaya usted a saber qué más. Existe algún estudio que alerta que el consumo de carne de pollo, de pavo y otras aves de corral es nocivo para el corazón. El conejo puede producir una “inanición cunicular”, también llamada “hambre del conejo” por su escasísimo valor nutritivo y que, por lo tanto, no sacia nuestro apetito, de ahí su nombre. El cerdo —incorporado al grupo de las carnes blancas—, al ser un animal omnívoro, puede contagiar la hepatitis E, la yersiniosis —una enfermedad bacteriana intestinal— y la triquinosis, si no se ingiere habiendo sido previamente examinado por un veterinario, y, aun así, bien cocinado.

El pescado, otro tanto. El hecho de que, mientras años atrás se desaconsejaba el consumo de pescado azul en personas con “grasa en la sangre”, ahora resulte ser tan beneficioso, se debe al descubrimiento de los famosos ácidos grasos omega-3, con propiedades cardio protectoras. Un cambio de rumbo nada caprichoso, sino debido a un cambio en el conocimiento de las propiedades de esa sustancia. Pero hay otras consideraciones y hallazgos que nos hacen dudar de si podemos estar seguros consumiendo pescado, azul, blanco o del color que sea: su contenido en metales pesados —en peces de gran tamaño, por aquello de que el pez grande se come al chico y así se va acumulando en ellos este tóxico elemento a lo largo de su cadena alimenticia—, contaminantes químicos, por no hablar del anisakis —un gusano parásito de peces y cefalópodos, como el pulpo, sepia y calamar—, bacterias productoras de intoxicación por histamina o hepatitis transmitida por los moluscos bivalvos en caso de haber estado “cultivados” en aguas contaminadas y no haber sido sometidos a una buena cocción antes de ingerirlos. El consumo de pescado crudo —sushi y atún rojo, por ejemplo— es un verdadero peligro para la salud, a menos que haya sido congelado. Y por fin —lo que faltaba—, los micro plásticos.

Y ¿qué ocurre con los vegetales? Pues que si no se lavan bien pueden contener E. coli, y otras bacterias indicadoras de contaminación fecal, sobre todo en productos que son habitualmente abonados con estiércol (Mmmm, qué ricas las fresas), por no hablar de los pesticidas. ¿Y qué decir de los transgénicos? —generalmente frutas y cereales genéticamente modificados para resistir ciertas enfermedades o potenciar algunas propiedades y así aumentar su producción—. Pues que algún día puede que se descubran efectos nocivos graves sobre nuestro organismo. De momento se han notificado nuevas alergias, resistencias a antibióticos y casos de infertilidad al interactuar con nuestro material genético.

Para alguien profano en la materia, puede ser un verdadero galimatías saber qué hay de cierto en muchas aseveraciones, e incluso investigaciones, sobre la bondad o riesgo de determinados alimentos.

Existen estudios contradictorios, publicados en revistas científicas de solvencia, sobre qué aceite vegetal es más sano. Así, nuestro venerado aceite de oliva mereció en el Reino Unido una advertencia —en forma de un semáforo rojo en su etiquetado— como producto poco recomendable para la salud, junto con los frutos secos. A este respecto, ha habido verdaderas controversias sobre la bondad de algunos de los aceites vegetales más utilizados. Mientras un estudio abogaba a favor del aceite de coco como el más sano, eminentes científicos de la Universidad de Harvard lo han calificado de verdadero veneno.

El consejo saludable de tomar una copa diaria de vino tinto, parece que ahora ya no es tal. A sus propiedades cardiosaludables, por su contenido en polifenoles y resveratrol, se le opone ahora el riesgo de padecer cáncer. Según un análisis de más de 200 publicaciones oncológicas, su ingesta (y de alcohol en general) triplica el riesgo de sufrir cáncer de boca, faringe, esófago y mama. La trifulca entre defensores —franceses e italianos los que más, como no podía ser de otro modo— y adversarios sigue en marcha.

¿Y qué decir de los aromas, conservantes, edulcorantes, tanto en alimentos sólidos como en bebidas? Existe una larga lista de estas sustancias permitidas publicada en diversos Reglamentos Comunitarios y por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y que deben figurar en las etiquetas de los alimentos que las contienen con la letra E seguida de un número. Son aditivos alimentarios autorizados. Pero ¿hasta cuándo? ¿Hasta que algún día se descubra que el colorante tal o cual y el conservante ese o aquel ha resultado ser cancerígeno?

Últimamente nos tenemos que hacer tantas preguntas: ¿Contiene gluten, aceite de palma, lactosa, azúcares añadidos, glutamato? ¿Qué tipo y cantidad de zumo tiene un zumo envasado? ¿De qué calidad es la miel que compramos? ¿Nos están dando gato por liebre y lo que compramos no son más que sucedáneos de los auténticos productos alimenticios que queremos consumir? Para ir sobre seguro, hay que ser un gran entendido en la materia y tener una enorme paciencia para leer el etiquetado de lo que compramos para llevarnos a la boca.

Si un detergente para el lavavajillas de marca blanca no es tan bueno como el de la marca original, no es un asunto grave. Además, ya se sabe que no existe lo bueno, bonito y barato. Pero cuando se trata de alimentos, debemos asegurarnos de lo que compramos y no jugar con nuestra salud. Pero ¿cómo hacerlo? ¿Confiando en el fabricante? No nos queda más remedio. Aunque leamos artículos sobre alimentación, ¿tenemos la seguridad de que nos están diciendo la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad? Son muchos los intereses comerciales/económicos que hay detrás de esa información. Hace muchos años la industria azucarera impulsó una campaña contra el consumo de sacarina, alegando que era una sustancia cancerígena, según un estudio en ratones. Extrapolando la dosis carcinogénica en ratones al ser humano, resultaba que para que pudiéramos desarrollar un cáncer deberíamos ingerir varios kilos de sacarina al día durante años. A la sacarina le siguió el ciclamato, el aspartamo y todos los edulcorantes sintéticos, sin hallarse —de momento— efecto nocivo alguno. Con esto solo pretendo incidir en la desconfianza que me dan las advertencias procedentes de un competidor y no de las autoridades sanitarias.

Por todo ello, ha llegado un momento en que uno ya no sabe qué comer. La recomendación es comer sano y variado. Lo de variado ya lo entiendo, pero lo de sano me resulta mucho más confuso. Ahora, cuando uno pregunta qué hay para comer, siente la necesidad de echar mano de una enciclopedia sobre seguridad alimentaria antes de probar bocado. O quizá será mejor cerrar los ojos —figuradamente, claro está—, abrir la boca y dejarnos llevar por el olor y el sabor mientras cruzamos los dedos.


47 comentarios:

  1. He decidido que no voy a comer nunca más.
    Un abrazo.

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  2. Si uno se para a pensar en cada ingrediente de mucho de lo que comemos, igual se nos quitaba el hambre. Al final es comer variado, que no falte ni hidratos de carbona, ni grasas vegetales, ni proteínas, siendo la de los animales poca cantidad, UN gramo por quilo de peso y día. Poco más:-)

    Un abrazo y buen provecho :-)

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    1. Es imposible estar al corriente de toda esta información y nos volveríamos locos si tuviéramos que sentarnos en el súper a leer todos los ingredientes de un producto envasado al mismo tiempo que consultamos sus porpiedades, je,je.
      Si hacemos una dieta equilibrada, por lo menos nos aseguramos de que no cometemos excesos, pero siemrpe nos quedará la duda de si todo lo que comemos es sano al 100%. Aun así, mejor no obsesionarse.
      Un abrazo.

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  3. Mira de lo del cerdo me acabo de enterar leyendo tu entrada. He ido a Google (dónde si no) y he visto que, efectivamente, ahora el cerdo es la panacea contra el colesterol y en las dietas de adelgazamiento. Pues me alegro porque me encanta. Que me digan lo mismo de la mantequilla y seré feliz.
    Lo peor no es que haya alimentos buenos, menos buenos y malos. Lo malo es que una simple zanahoria que sería el paradigma de alimento sano puede tener herbicidas, pesticidas, metales pesados, etc. El pollo puede tener hormonas y antibióticos y ya no hay nada sano. eso hablando de alimentos naturales que si nos metemos con los procesados...
    Mi lema para comer bien es hacer una alimentación variada y prescindir casi al cien por cien de los procesados. De momento, he llegado hasta aquí.
    Muy interesante y atinado tu artículo.
    Un beso.

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    1. Siempre me he preguntado cómo podemos vivir tantos años estando sometidos a tanta "intoxicación ambiental". Nos estamos volviendo resistentes a los antibióticos conocidos, y no solo por haber abusado de ellos, sino porque se hallan trazas por todas partes, incluso en las aguas fluviales que luego ingeriremos. A veces incluso pienso que estamos vivos de milagro, je,je.
      Yo solo evito lo que es claramente (por haber un consenso científico) perjudicial para la salud. Cuando voy (o mejor dicho, iba) a un restaurante y había en la carta tataki de atún rojo, no me lo pensaba dos veces; luego siempre preguntaba si había estado congelado y si el camarero dudaba y decía que lo iba a preguntar, lo dejaba correr, pues no me fiaba de la veracidad de la respuesta, que seguro sería afirmativa para quedar bien. Procuro no obsesionarme con lo que como, pero cuando me entero que tal o cual producto suele estar contaminado o, por el motivo que sea, su consumo reviste un serio problema para la salud, lo tacho de mi lista. Seguramente, con este comportamento, muchas veces habré huído del fuego para meterme en las brasas y acabar comiendo algo peor sin saberlo.
      Un beso.

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  4. Creo que hoy me quedo sin cenar, mañana ya veré.
    Saludos.

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    1. Al menos cómete un bocata de pan con jamón ibérico, siempre que este sea de fiar, ja,ja,ja.
      Saludos.

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  5. Te voy a dar una receta: Come lo que te apetezca evitando lo que se ha sabido siempre, y... mucho trato, poco plato y mucha suela de zapato, (una frase que seguramente ya te sabes) y si tienes tanto lío y preocupación de que los alimentos tengan de todo lo que no tienen que tener, te digo otra: no hagas caso a lo que leas ni a lo que te digan y sigue tu intuición, y la mejor receta: vivir en el campo haciendo una huerta de todo lo que se puedan plantar, un corralillos de gallinas, y una cuadra con un par de cerditos para criar y unas ovejas, jajaja. ¿Qué te parece?.
    Gracias por tanta información en este gran relato.
    Yo esta noche tomaré un bocadillo de jamón serrano, (corrientito) con pan integral y aceite de oliva, jajaja.
    Un abrazo Josep y buen provecho 😜

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    1. Pues no conocia esta frase, je,je. Será, sin duda, sabiduría popular.
      Ya me gustaría a mí tener un huerto y cultivar mis propias hortalizas y demás productos del campo. Hay un libro titulado "El horticultor autosuficiente" que estuve a punto de comprar, pero de qué me iba a servir sin un huerto de por medio, ja,ja,ja. Me gustaría comprar y consumir productos ecológicos, que no han sido sometidos a fertilizantes ni herbicidas, ni nada de nada, aunque sean más feos, más pequeños en tamaño y (por desgracia) más caros, pero no es fácil encontrarlos y uno acaba haciendo lo que resulta más cómodo: comprar lo que todo el mundo compra. Lo que sí procuro siempre es que los huevos sean de gallinas criadas en libertad, es decir del número 1, porque del 0 es prácticamente imposible, a no ser que te los traiga un criador de gallinas. Lo de tener una cuadra con cerditos para criar, no lo veo claro, porque, aun teniendo la posibiidad, no soportaría tener que sacrificarlos, je,je.
      Un abrazo, Elda.

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  6. Madre mía, ozú, qué vida más arrastrá. Yo me he dado cuenta -los años es lo único que procuran mientras se tenga memoria- de que los mensajes sobre los alimentados son más que interesados. recuerdo que durante tiempo y tiempo se decía lo malo que era el café, luego se cambió la matraca hablando de sus beneficios; otro tanto se dijo del chocolate; en un momento (hace ya muchos muchos años) para relanzar las ventas del aceite de girasol se habló de lo bueno que era frente al de oliva que de siempre se ha consumido en España; etc. Que en Great Britain o en USA hablen en contra del aceite de oliva aduciendo motivos sanitarios esconde en su interior motivos económicos: les interesa más vender otros productos (grasas animales, mantequillas u otros aceites vegetales distintos al de oliva). Yo me creo poco ya de casi todo lo que me dicen.
    Creo que lo esencial es no abusar de nada, ser moderados en los consumos. Así frente a las carnes rojas mejor las blancas -nos dicen- y sí creo que es verdad, pero de ahí a no probar ya en la vida el solomillo de ternero o un buen ternasco... Hombre, por Dios. A ver si sólo se va a poder comer pollo y luego si abusamos de esta carne de ave nos sucede lo que denunció en su día Evo Morales.. En fin, que hay argumentos para todo y todos tienen su parte de verdad y su parte de mentira. Fíjate, Josep, que como nos dijo Paloma el día del chat visual hay quienes dicen que la nicotina protege los pulmones del coronavirus. Será porque lo tienen ocupado y destrozado ya porque otra cosa no creo.
    Como verás estoy con los años entrando en la desconfianza absoluta. "Más vale el diablo por viejo que por diablo", dice un dicho popular. Sí, será eso, que le voy a hacer.
    Tu artículo hace reflexionar sin lugar a dudas.
    Un abrazo, amigo

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    1. Eso es lo que da miedo: la manipulación interesada que nos dirige hacia el consumo de algo porque simplemente es más rentable aunque sea insano. La industria alimentaria no está exenta de este comportamiento falto de ética. Los "anti-medicamentos" siempre señalan con dedo acusador a la industria farmacéutica como la culpable del uso indiscriminado de medicamentos y cómplice de una intoxicación medicamentosa. Aunque eso fuera cierto (que no lo es, al menos en estos términos), la gente podría (si quiere) prescindir de los medicamentos, pero no de alimentarse. Luego el engaño y el fraude en la alimnetación es muchísimo más perjudicial y peligroso que, pongamos por caso, tomar un ansiolítico cuando un estado de ansiedad pudiera tratarse sin necesidad de recurrir a la medicación.
      Tienes toda la razón al decir que no hay que abusar de nada, y eso también debe aplicarse a los medicamentos (es deformación profesional, je,je) y a cualquier otra cosa. Lógicamente, por mucho que un tipo de carne tenga efectos nocivos para la salud, comerla muy de vez en cuando no será peligroso. Por lo tato, será mejor repartir y disminuir el riesgo comiendo de todo con poca frecuencia. Yo era un carnívoro irredento, y ahora como bastante más pescado que carne roja, y más pollo que antes, y la misma cantidad de cerdo de siempre. El cordero solo en restaurantes y asado, y el conejo de Pascuas a Ramos, simplemnete porque me resulta incómodo comerlo con el cuchillo y tenedor e incluso con las manos, je,je.
      Yo también me he vuelto muy desconfiado y esa desconfianza es lo que me atosiga a la hora de elegir un menú. Pero como dice Rosa más arriba, yo también, de momento, he llegado hasta aquí. Y si mucho me apuras, y aunque suene fatal, te diré aquello de que "por lo que me queda en el convento...", ja,ja,ja.
      Un abrazo, amigo.

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  7. ¡Qué barbaridad! ¿Pero hay algo que se libre?Pues yo te digo que voy a comer de todo un poquito, quizá haciéndolo en pequeñas dosis sea menos malo, je, je. Pero con todo lo que cuentas dan ganas de no comer nada, asi que mejor no lo pienso y ya está.
    Creo que también hay muchos intereses comerciales en todo esto.
    Un abrazo

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    1. Hasta el veneno, a pequeñas dosis, no mata, e incluso se dice que acaba haciéndonos inmunes a él, je,je. Pero tampoco me fiaría mucho de ello.
      Hoy día todos los alimentos procesados contienen sustancias que, a la larga sin perjuc¡diciales si se abusa de ellos. Lo malo es que la sociedad moderna actual hace demasiado uso de todo lo manufacturado y lo menos natural. En alimentacion, deberáamos volver a los orígenes, comiendo productos naturales sin envasar, pero serían mucho mas perecederos, menos rentables y, por lo tanto, mucho más caros.
      Un abrazo.

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  8. Resulta dificil comer sano porque lo que más gusta es lo insano, lo que pasa, que de morir que sea hartos jajaja.

    Muchas gracias por tus huellas en la entrevista de Rita en mi blog, hace años ya frecuentabas mi pluma de cristal, seguramente no lo recuerdes, porque llevaba tres años sin publicar nada.

    Besos.

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    1. No sé quién dijo que lo bueno, o es pecado o mata, je,je. Yo, desde luego, prefiero pecar, ja,ja,ja.
      Sí que me acuerdo de tí y de tu blog. Te perdí la pista hace tiempo por el motivo que comentas. Hubo una época en la que algunos blogs que seguía dejaron de publicar y acabé eliminándolos de mi lista simplemente para agilizar la lectura, reduciendo el tiempo dedicado a entrar en blogs vacios de contenido. Pero ahora ya te fichado de nuevo, je,je.
      Un beso.

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  9. Es terrile.
    En mi caso la carne siempre la hemos comprado a familiares y conocidos que crían para su propio consumo, sin piensos raros ni hormonas, pero hay que llevar el animal al matadero, y con mi mente dispersa, a veces me ha dado miedo que nos dieran el cambiazo. Imagino que no porque se nota mucha diferencia, es como la carne de antes, natural. Aunque no está libre del todo porque obligan a poner ciertos antibióticos. Los huevos siempre los he tenido de casa: suegra, tíos, cuñada...y son tan ricos, salen unas tortillas tan amarillas...
    El pescado es difícil, yo voy a pescaderías locales, que pescan ellos, porque en las grandes superficies muchos son de piscifactorias criados con sabe dios qué piensos. A pesar de eso comparto tu miedo respecto a microplásticos y metales pesados.
    Y en cuanto a frutas y verduras tomaba los de mi huerto pero este año está en abandono, a ver si cuando se pueda ir logramos salvar algo.

    Yo hago repostería, yogures mermeladdas.

    Y a pesar de todo eso creo que no como del todo sano, porque cualquier cosa que compramos está muy manipulada. Lees la etiqueta de algo, un jamón cocido, por ejemplo, todo son colorantes, conservantes y porquerías. Cuando yo era pequeña y el pediatra me mandaba comer jamón cocido la etiqueta ponía: pierna de cerdo, agua y sal.

    Obviamente en esta cuarentena he tirado de lo que he podido, y cuando hemos estado malos y sin ganas de precocinados, que son un veveno pero me hicieron el apaño.

    Ahhhh y el aceite de oliva es oro líquido.

    Muy feliz miércoles y me ha pasado como a Macondo, he decidido no comer más, jejeje.

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    1. Aunque no seamos expertos, sí podemos hacer uso del sentido común e intentar evitar productos envasados y muy manipulados. Aun así, nunca estaremos totalmente seguros de que lo que comemos es totalmente sano. Por eso es mejor no repetir mucho, o abusar de un mismo producto. En la diversificacién quizá podamos escabullirnos de caer en la misma trampa.
      Es evidente que resulta muy dificil distinguir lo bueno de lo malo si no eres un experto. A mí, por ejemplo, las conservas me daban mucho reparo, hasta que un dia vi un programa por televisión que echaba por tierra, si no todas, la mayoría de mis aprensiones. Pero, era fiable esa información o solo era un reclamo para que la gente no dejara de consumir sardinas en lata o melocotón en almíbar...
      Para mí, no hay nada mejor que el aceite de oliva, je,je.
      Un abrazo.

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  10. Creo que te entiendo amigo. Yo soy de la idea de que comer es un placer, y eso pues no admite demasiado para pensarlo. Sé que mi alimentación no es la mejor pero tampoco es tan mala. Lo del cerdo también me congratula, jajajaja.
    Abrazos Josep.

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    1. Ciertamente, comer es un placer y si uno tuviera la certeza de que lo que come, no solo no engorda sino que además es sano, eso ya sería la gloria, ja,ja,ja.
      Abrazos, amigo.

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  11. La verdad es que no suelo reparar mucho en que llevan los productos. Voy a veces a lo loco y sé que no es bueno. Soy más de comer carne que pescado. Me considero fan de las verduras y suelo cenar casi todos los días algo que proviene de la Huerta. El caso es que lo de comer sano o no, no me preocupa en exceso. 🙂
    Un abrazo!

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    1. Yo tampoco suelo leer el etiquetado, pero sí llegé a preocuparme el cnntenido en aceite de palma cuando empezó a hablarse mal de él. Pero me resultó tan diflicl hallar productos que no lo contuvieran, que pasé página.
      YO cada vez me decando mñas por la frur¡ta y la verdura. He llegado a pesnar que no me tresukytañria demasiado difícil pasarme al vegetarianismo, pero no podría prescindir de los huevos y los productos lácteos. Así que de vegano nada, je,je. Y si cada vez me resulta más desagradable comer carne es por mi creciente espíritu animalista; me da mucho reparo comer carne de un pobre animal que ha sido criado exclusivamente para satisfacer nuestros apetitos más primitivos, je,je.
      Un abrazo.

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  12. Menos mal que no te leí anoche y hoy ya he desayunado, jajaja, prefiero no saber tanto.
    Un abrazo

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    1. Para desayunar, leche entera y galletas sin aditivos, ja,ja,ja.
      Un abrazo, Carmela.

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  13. Todo es malo en exceso. Incluso si bebiéramos diez litros de agua al día, moriríamos de un fallo renal. Los consejos alimenticios "sanos" pueden llegar a ser absurdos e imposibles de cumplir. No podemos compaginarlos todos: beber dos litros de agua al día, comer cinco piezas de fruta diarias (que me pregunto qué se considera una pieza cuando se come melón o uva), una copa de vino a la hora del almuerzo, mucha fibra, evitar los dulces, etc, etc. En cuanto a la fruta, se recomienda una manzana al día ("an apple a day keeps doctor away", dicen los anglosajones), los cultivadores de plátanos (bananas) llegaron a crear el eslógan de "un plátano al día, por lo menos", los fabricantes de un queso fresco y edulcorado para niños muy popular se empeñan en publicitar que se tome dos envases mejor que uno, y así un sinfín de recomendaciones que solo tienen un interés publicitario.
    Yo, como nunca he sido extremista en nada, tampoco lo soy en la comida, como de todo y sin excesos. Pero con esta entrada he querido dejar patente que muchas veces estamos en manos de gente o empresas sin escrúpulos a quienes no les importa nuestra salud sino nuestro dinero, y que cada vez resulta más difícll, si no imposible, saber lo que comemos.
    Saludos.

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  14. Me quedo por aquí si no te importa a raiz de conocernos a través de Macondo.

    Un abrazo

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  15. Vengo observando durante los últimos años una cantidad de estudios sobre determinados alimentos que también me llaman la atención. Sobre todo porque algunos de ellos son muy contradictorios respecto al aceite, al vino o al pescado. Teoría conspiranoica: ¿habrá intereses enfrentados entre distintos grupos agroalimentarios para llevarse al "huerto" su producto? ¿Podrían ser estos informes interesados o pagados para conseguir otros fines que no sean los puramente expresados en los informes? Por otro lado, es cierto que tras los escándalos de la colza, del anisakis o de la carne mechada hay que ser precavidos. Tampoco obsesionarse claro. Algo habrá que comer ja, ja, ja.
    Un abrazo, Josep.

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    1. Que estamos manipulados en prácticamente todo orden de cosas es evidente y propio de una sociedad capitalista y, por lo tanto, consumista. Todos barren a favor de sus intereses económicos y si hay que mentir o exagerar, pues se hace. Todo por la pasta. Que eso ocurra en el mundo de la moda, de la automoción, construcción, por poner unos ejemplos, aun siendo preocuoante, no es tan grave como en lo referente a la salud, y ello incluye la alimentación. Estoy convencido que detrás de muchas de esas informaciones sobre los beneficios o perjuicios de tal o cul alimntno suele haber (no me atrevería a generalizar) alguien que paga para que un artículo o incluso un reconocido nutricionista hable maravillas de la margarina en contra de la mantequilla, por poner otro ejemplo. Es realmnete bochornoso que se juege de este modo con la voluntad del consumidor y, peor aun, con su salud en caso de que se aconseje el consumo de un alimento que no es precisamente recomendable.
      Así que nos encontramos perdidos entre una jungla de informaciones, de las que ignoramos su veracidad. Ante ello, tenemos que comportarnos como lo hacemos ante las noticias alarmantes: informarnos y contrastar esa información buscando una fuente fidedigna, como puede ser una asociación de consumidores o una entidad cientifica especializada en nutrición. Pero como ello es complicado y tedioso, muchos acabamos haciendo un acto de fe y nos dejamos guiar por la opinión de quien parece ser más serio y entendido en la materia.
      Porque, efectivamnete, algo habrá que comer.
      Bon appétit :)

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  16. La verdad es que le has dado un repaso a toda la alimentación y sucedáneos. Lo mejor es comer en casa y comprar productos de la huerta y a pesar de todo no sabemos su son ecológicas o tienen sulfatos. Comer sano es comer sencillo. Pero algo tenemos que comer. Un abrazo.

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    1. El tema es lo suficientemente complejo que no me permite ahondar más en el tema, siendo, como soy, un profano en la materia a quien solo le interesa asegurarse la salud en el plato. Y como no podemos evitar comer, hay que procurar hacerlo con laa máximas garantías.
      Un abrazo.

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  17. Me quedé en el lavavajillas, no he podido llegar al finaaaal, jeje pero ¿que te ha pasado con el confinamiento? Y ahora te cuento yo una historia: "Y de pronto esta cibofobia acabó con su paranoia personal. Por naturaleza era hipocondriaco, pero había momentos que no quería caer en contradiciones personales, eso no, entonces Jacinto procuraba ser benevolente consigo mismo y martirizaba a su otro yo, el que tenía escondido en el armario. Por la noche lo sacaba y lo zarandeaba verbalmente; le decía que tenía que dejar de comer por que se iba a morir. En el fondo lo que hacía Jacinto era desconcienciarse. Con esta paliza que le daba a su otro yo, le servía a él para curarse en salud. Esta neofobia le ayudaba a liberar estrés y le salían todas las hormonas maladquiridas en su selecta alimentación. Hoy ha decidido alimentarse solo y exclusivamente de las bolitas del guindo que crecen en su jardín. Al arbolito lo tiene en una cúpula de cristal de vinilo y la luz viene de una piedra de sal que le purifica el ambiente y lo fumiga con ozono cada venticuatro horas por si las moscas... El único miedo que tengo es que se caiga del guindo y hoy no pueda venir a mi invitación. Le he preparado una comida especial: una menestra de verduras y un salpicón de marisco,esto de primero; de segundo, parrillada de carnes varias con banderillas rojas y blancas, ensalada de verduras frescas recogidas cerca del río Aguaro, y de postre, tarta de fresas de Huelva. Después de este atracón se le quitara la gonorrea, que al fin y al cabo, es lo que le pasa realmente a mi amigo Jacinto". Dedicado a mi amigo Josep Mª para que ni se le ocurra acercarse a Jacinto, por si acaso. Ya ves compañero que no te miento, tus reflexiones son mi inspiración, y todo esto en menos de un minuto. Jajaja. Un abrazo

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    1. Cuánto celebro que mis disquisiciones, en este caso gastronómico-saludables, te inspiren hasta el punto de llegar a ese clímax literario-alegórico-metafórico. No sé si lo he acabado de entender, pero desde luego me ha entrado un hambre de caballo con ese menú que, con solo leerlo e imaginarlo, se me ha hecho la boca agua.
      Y si has llegado hasta el lavavajillas, ya me doy por satisfecho, pues has leído un buen trecho, je,je.
      Un abrazo.
      Estero que

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  18. Lo fundamental en esta cuestión alimenticia es mantener una dieta moderada y saludable, es decir, comer de todo pero en pequeñas cantidades y también hacer hasta cuatro ingestas diarias, según he leído por este mundo internauta. No abusar de la sal, el azúcar, las grasas...
    Hace bastantes años mantuve una alimentación denominada macrobiótica y de ahí pasé a ser vegetariana, ya que me notaba físicamente mejor. Sin embargo al cabo de un tiempo al hacerme las analíticas solía tener bajo el hierro y eso también lo empecé a notar por la falta de sueño, depresión y cansancio crónico. Total que retomé mi antigua costumbre de comer de todo un poco y de esta manera recuperé la salud.
    Por supuesto, los precocinados y los alimentos procesados no son nada sanos, por lo que pienso que vale la pena preparar la comida como lo hacían nuestras abuelas o por lo menos sabiendo lo que comemos y evitar en lo posible, aquello que no sabemos lo que contiene o como lo fabricaron.

    Es cierto, que de unos años para acá, no hay un auténtico control de los alimentos.
    Recuerdo las protestas en contra del TTIP (Tratado de libre comercio e inversiones entre la UE y EE UU) pero que tampoco se logró avanzar nada en ese tema tan fundamental para nuestra salud, ya que según sabemos en EE.UU no hay controles rigurosos del contenido y fabricación de sus productos, con tal de hacer grandes negocios.

    Disculpa la extensión, pero nos has vuelto a sorprender, amigo Josep, con otro tema muy interesante y polémico.

    Un beso.

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    1. Al igual que la salud, la aimentación no debería ser tan solo un negocio, pues no se puede negociar ni con lo uno ni con lo otro. Pero tampoco se puede ser tan iluso como para pensar que los fabricantes de medicamentos y de alimentos lo hacen por amor al arte; no son hermanitas de la caridad; sus empresas tienen que ser rentables para que sigan funcionando y dando el servicio para el que han sido creadas. Pero ello no significa que no deban estar sometidas a las reglas de la ética y el servicio/producto que ofrecen y venden tiene que ser de calidad y no utilizar campañas promocionales engañosas.
      Dicho esto, los respsonsables directos de una buena salud alimentaria somos nosotros y debemos cuidar nuestra dieta y vigilar lo que comemos, tanto en cantidad como en calidad. Y es en esto último, en la calidad de los alimentos, donde podemos ser víctimas propiciatorias de informaciones erróneas y/o deliberadamente engañosas. Ojalá pudiérmaos volver a comer los pucheros de la abuela, je,je, pero la moderidad no nos deja demasiado tiempo para pasarlo en la cocina y de ahí que se haya impuesto la comida rápida y la precocinada.
      Sé que a veces es un sacrificio evitar ciertos alimentos que, aun siendo muy nutritivos, son perjudiciales para la salud, sobre todo para quienes tienen problemas de sobrepeso, metabólicos o tienen el colesterol o la glucosa por las nubes. Pero siempre hay cabida para una excepción muy de vez en cuando. A fin de cuentas, como decía al principio, comer también es un placer.
      No sé si conoces ese chiste en el que un individuo va al médico y le pregunta qué puede hacer para vivir muchos años, a lo que le médico le dice:
      - ¿Fuma usted?
      - Algún cigarrillo de vez en cuando, le responde el paciente.
      - Pues desde ahora ni uno. ¿Y bebe mucho?, le sigue preguntando.
      - Pues una copita de vino después de las comidas, y una cerveza los sábados.
      - Pues a partir de hora nada de beber alcohol. ¿Y, dígame, toma mucho café?
      - Pues solo dos cafetitos al día, doctor, uno con el desayuno, y otro después del almuerzo.
      - Pues a partir de ahora, nada de café. Y si no es indiscreción, ¿qué tal de mujeres?
      - Doctor, le aseguro que solo lo hago con la mía y, por cierto, no con demasiada frecuencia.
      - Pues a partir de ahora si siquiera con su mujer.
      - Pero doctor, inquiere el atónito paciente, y usted cree que así viviré más años?
      - Hombre, concluye el médico, vivir más años no lo sé, pero que la vida se le hará mucho más larga, eso seguro.
      Ja,ja,ja.
      Un beso.

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  19. Josep Mª, por "alusiones" podría escribir casi, casi, otro artículo tan largo (pero no tan bueno) como el tuyo, pero intentaré abreviar.
    Vaya por delante que ningún alimento, si está en buenas condiciones de conservación y/o manipuñación, es malo. Ni siquiera la carne roja, que tan mala fama tiene la pobre. Todo depende del abuso que se haga de algunos alimentos, pero malos, no son ninguno, lo que ocurre es que algunos se deben consumir en poca cantidad.
    Citaré alguno de los ejemplos que has puesto. La tan denostada carne roja (la mejor fuente de hierro alimenticio) y su (sin demostrar fehacientemente) incidencia con el cáncer se basa, casi en su totalidad, por unas sustancias dañinas que pueden aparecer con el cocinado, las N-nitrosaminas, pero resulta que esas sustancias están también, y en cantidades más elevadas, en las acelgas (por poner un ejemplo) y sin embargo nadie se mete con ellas, por la sencilla razón de que muy pocos consumen acelgas todos los días (alguno habrá, no digo yo que no) y sin embargo, muchos abusan de la carne roja.
    Otro ejemplo que citas es el aceite de oliva, de todos los aceites es el mejor, pero es aceite, al fin y al cabo, y por muy saludable que pueda ser, comparado con otros, eso no quiere decir que haya que beberlo como si de agua se tratara. El aceite de coco fue ensalzado por unas características que se interpretaron mal (no sé si adrede o sin intención) y que, para no extenderme, solo diré que tiene ácidos grasos saturados de cadena corta, que no son tan dañinos como los de cadena larga, pero siguen siendo malos, menos, pero malos al fin y al cabo.
    En cuanto al vino, pues estamos en que tiene taninos que son súper estupendos, claro que sí, pero el vino tiene más cosas, entre las que se encuentra el alcohol, y eso no tiene nada de sano. Lo mismo ocurre con la cerveza, que tiene polifenoles, silicio y antioxidantes estupendos, pero... tiene alcohol.
    Entonces, ¿qué comemos? pues de todo un poco, pero sin abusar y de lo que te guste... un poquito más. El problema es que la mayoría de nosotros no tenemos una dieta equilibrada, tendemos a abusar de algunas cosas y a no tomar algunas otras, también necesarias; ahí radica el peligro.
    Bueno, no me extiendo más, espero que tú sigas la dieta mediterránea, ensalzada hasta por los británicos, pero que realmente no sigue casi nadie, y menos en España, país mediterráneo por excelencia.
    Un besote.

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  20. Hola, Paloma. Esperaba ansiosamente tu aportación, que sabía de antemano sería muy clarificadora, como así ha sido; a fin de cuentas tu eres la experta en alimentos. Yo solo he querido reflejar una situación, que creo preocupante, sobre la incertidumbre que muchos van sembrando en torno a la seguridad de consumir determinados alimentos. Evidentemente, en todo hay una relación dosis-efecto, aunque también hay quien considera que si algo no es del todo bueno hay que eliminarlo. Y así nos curamos en dalud. Es como cuando yo era fumador, que le decía al médico (cuando me lo preguntaba) que fumaba poco, solo unos cinco cigarrillos al día y de los "light". Y me decía, ni cinco ni uno, ninguno. Y es que, en realidad, en lo que debía pensar el buen doctor es que de cinco pasas a diez y de diez a veinte. (yo, de hecho, tomé el camino contrario: de veinte reduje progresivamnete hasta tres y de ahí a cero) Lo mismo puede ocurrir, como bien apuntas, con ciertos alimentos que pueden llegar a ser perjudiciales si se comen frecuentemente y en abundancia, como sería el caso de la carne roja.
    En segundo lugar, también he querido criticar la desinformación o confusión (por ignorancia por parte de quien la da, o deliberadamente interesada) sobre qué fruta, qué verdura o qué producto alimenticio es más sano o más nutritivo. Y ya no he querido entrar en otro terreno más controvertido como es el de los "sanadores" de todo tipo de males a base de recomendar el consumo de un determniado alimento. Según "algunos estudios", la papaya cura el cáncer, y según quien la stevia, aparte de edulcorar, reduce los niveles de colesterol, de glucosa y si me apuras incluso elimina la hipertensión (Josep Pàmies dixit).
    Yo, efectivamnete, sigo una dieta mediterránea desde hace mucho tiempo, consumo mucha fruta y verdura, aliño siempre la ensalada con aceite de oliva y tomo una copita de vino tinto con las comidas. Pero reconozco que he reduciso al máximo el consumo de carne roja. Por si acaso, je,je.
    Un beso.

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  21. Lo difícil a la hora de comer sano es porque la gente suele hacer asociaciones erróneas. Suelen pensar que dieta es sinónimo de "prohibirse comer/matarse de hambre". La dieta es lo que uno acostumbra comer y ya es lo rutinario, lo que se debe hacer es gradualmente cambiarla para ir introduciéndole opciones variadas sanas y a medida que éstas entran, que las engordadoras y poco nutritivas vayan saliendo para no volver.

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    1. Efectivamente, Alexander, no se trata de introducir un cambio cuantitativo (comer menos) sino cualitativo (comer mejor). Para quienes desean/necesitan hacer una dieta de adelgazamoento, tengo entendido (pues no lo he comprobado por no haberlo necesitado) que hay muchas dietas que no requieren quedarse con apetito, pues sacian lo suficiente sin engordar.
      Un abrazo.

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  22. Para bajar el colesterol hay que reducir los carbos
    Te parecerá increible porque es lo opuesto a lo que se dice.
    Normalmente hoy como sano, un poco de todo variando las semanas he decidido comer menos proteina animal, por una semana comer mas cosas que ayudan con el medio ambiente
    Como todo orgánico si puedo . Disfruto el encierro o la libertad personal que se nos da en el pais que vivo
    un saludo desde Miami

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    1. Los carbohidratos ofrecen energía fácil y ràpidamente utilizable, con lo cual el organismo los consume antes que las grasas, de ahí que cuántos más carbohidratos consumamos, más grasa residual (sin quemar) quedará en nuestro organismo.
      Hay que comer de forma equilibrada, sin abusar de ningún componente alimenticio. Carbohidratos, grasas y proteínas tienen todos ellos su función.
      Muchas gracias por tu comentario.
      Un saludo.

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  23. Ultimamente, por culpa del encierro, como más en casa que antes con lo que me toca cocinar. No se si como más sano, pero si mucho más variado. A falta de saber lo que es bueno o malo para mi cuerpo, he decidido comer de todo sin abusar de nada y por lo menos si ingiero algo nocivo será en pequeñas dosis.
    Hay una cosa que tengo clara y que en este pais de pandereta nunca se conseguirá, porque nunca habrá un acuerdo común para instaurar un plan de estudios y a medida que el govierno vaya cambiando, las materias irán cambiando a su conveniencia. La nutrición debería ser parte del sistema educativo, una asignatura más que aprender desde pequeños y a la que sí veríamos una clara utilidad en el día a día. Mientras los planes de estudios los marquen políticos y no educadores, me parece una utopía, pero creo que sería lo mejor para todos.

    Un abrazo.

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    1. Pues tu estrategia es buena, ya que al comer de todo un poco, se minimizan los riesgos, je,je.
      Sería muy buena idea la de culturalizar, ya desde la escuela, a los niños y jóvenes sobre nutrición. Entre otras cosas, se lograría que los niños no consumieran tantos bollos y dulces en general, y los adolescentes menos comida rápida/basura.
      Un abrazo.

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  24. Desde hace unos cuantos años que cambié la alimentación. En cuanto fui adquiriendo conocimientos, me sorprendí, abrumé y horroricé por la mala alimentación que llevaba, y sobre todo por lo ignorante que era al respecto. Con los años, uno va sabiendo elegir más sabiamente y el cuerpo lo nota y agradece.
    No obstante, me he visto muchas veces con la duda, pues incluso los productos que son supuestamente sanos y naturales también tienen sus riesgos (fertilizantes, por poner un ejemplo).
    Con todo, creo que hoy en día no podemos aspirar a comer productos 100% saludables. No lo permite el mercado, el consumo, el ritmo de vida, por lo que solo podemos intentar estar lo más informados posibles, ser consecuentes y disfrutar de la comida, que al fin y al cabo es un placer.
    Un abrazo.

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    1. Antaño (cuando yo era un crío) no teníamos los conocimientos necesarios sobre lo que significa la buena alimentación, pero, aparte de que tampoco nos podíamos permitir el lujo de seleccionar lo mejor de lo mejor, no existían los peligros actuales respecto a los contaminantes y aditivos sintéticos. Ahora sabemos más, pero a veces tanta información nos vuelve aprensivos y desconfiados. Como en tantas otras cosas, deberíamos volver a los orígenes y qe les den a las mutinacionales alimentarias, agroquímicas y a las cadenas/ franquicias de comida ráoida.
      Un abrazo.

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  25. Es tan complicado que quizás tengamos que seguir el consejo de Macondo ;) jajaja Fuera bromas creoq ue cada persona es un mundo y que hacer recomendaciones genéricas, sin personalizar es muy arriesgado,... Todo un lío!

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    1. Pues sí, es complicado, sobre todo si nos tomamos las recomendaciones al pie de la letra. Con lo fácil que lo tenían los hombres primitivos. Claro que también tenían una esperanza de vida muy corta, je,je.
      Un abrazo.

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