miércoles, 22 de abril de 2020

Necesito más espacio



Necesito más espacio es lo que le suele decir una chica a su chico, o viceversa, cuando lo que necesita, en realidad, es más libertad. Pero no es este el tema que hoy me traigo entre manos, o entre teclas. A lo que aquí y hoy voy a referirme es al espacio tangible, al físico, al tridimensional.

Y es que últimamente se habla mucho de las secuelas que nos dejará la Covid-19 una vez haya pasado de largo o, por lo menos, cuando esta etapa aguda de confinamiento haya quedado atrás. Secuelas que los “expertos” (ahora tenemos una sobreabundancia de ellos) clasifican en físicas y psíquicas. Algunas serán de corta duración y otras, quién sabe, de más largo recorrido. Las únicas secuelas en las que realmente creo, y a las que temo, son las económicas, que tardarán mucho (¿meses?, ¿años?) en desaparecer. Nada volverá a ser igual, dicen muchos. Sinceramente no lo sé. Pero sí sé que a la humanidad no le habrá servido de nada esta experiencia para recapacitar, más seriamente si cabe, sobre la preservación de la naturaleza y la lucha contra el cambio climático. En este sentido, todo seguirá igual, si no peor. Nuestro planeta ha disfrutado de una corta tregua, le hemos dado un pequeño respiro, pero volveremos al ataque. Volveremos a contaminar. Y aquí no ha pasado nada.

Pero, elucubrando sobre lo que nos vamos a encontrar cuando, por fin, se abra la veda y podamos salir en desbandada de nuestras casas, de nuestro confinamiento, de nuestro encierro, para volver a abrazar la libertad “de antes”, a la que estábamos acostumbrados y que tanto añoramos, se me ha ocurrido un efecto secundario que quizá solo me afectará a mí por el mero hecho de haberlo pensado.

Después de todo este tiempo concienciándome de que hay que mantener un espacio de seguridad entre nosotros, evitando las aglomeraciones, sobre todo en locales cerrados, se me antojará insano y hasta cierto punto repulsivo el apretujamiento al que nos veremos nuevamente expuestos en los medios de transporte, cines, bares, restaurantes, etc. 

Si cuando —¡qué lejos queda ahora!— viajaba en avión, ya me sentía agobiado, empotrado en un exiguo espacio/cubículo que apenas daba para moverme —ya no digo para estirar mínimamente las piernas—, lo que era una tortura en los viajes de largo recorrido; si en el tren, autobús o metro ya me sentía —las veces que lo tomaba— como sardina en lata, oliendo a humanidad y sujetándome a una barra que vete tú a saber quién la había sobado antes; si en el cine me desagradaba topar con el brazo de mi vecino al intentar compartir el mismo reposabrazos; si de pie, ante una barra de bar abarrotada, me sentía abrumado intentando colarme entre los clientes para pedir mi consumición; si ya evitaba los restaurantes con una elevada densidad de comensales, lo que obligaba a estar sentado a poco más de un metro de la mesa de al lado; si no soportaba las multitudes en los centros comerciales —especialmente en épocas navideñas y de rebajas— cuando todavía era algo cotidiano y hasta cierto punto tolerable, ¿qué me ocurrirá cuando tenga que volverme a enfrentar a esas situaciones, tras haber sido “adoctrinado” sobre la bondad de evitar el contacto, la proximidad física y las aglomeraciones? Me temo que pueda llegar a sufrir agorafobia y me resulte imposible salir a la calle para sumergirme de nuevo entre el gentío. Y es que me temo que los que, durante su confinamiento, hayan desarrollado la llamada “fiebre de la cabaña”, un síndrome causado por el aislamiento social prolongado, se lancen como locos a ocupar de nuevo los espacios y establecimientos públicos, abiertos y cerrados, buscando restablecer, de este modo, su equilibrio psicológico a costa del mío. ¿Cómo no me di cuenta de que nuestros hábitos gregarios eran insalubres? Ante esta perspectiva, ¿qué puedo hacer? No voy a quedarme en casa como un ermitaño. Quiero volver a estar con mi familia y amigos.

Creo que será mejor que no me desprenda de mis mascarillas y mis guantes de látex, por si acaso.


43 comentarios:

  1. Acabaremos con los guantes y la mascarilla puesta "In aeternum"
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Serán unas prendas más de vestir. Entonces resultarán todavía más caras, porque las firmas más famosas se lanzarán a diseñar modelitos especiales. Aunque creo que ya han aparecido algunos en el mercado. A ver si Zara las comercializa también.
      Saludos.

      Eliminar
  2. Saludos, Josep.

    Pues sí, los primeros meses serán un poco un banco de pruebas, con la gente -me incluyo- sin tener muy claro cómo actuar para evitar el contagio o la propagación. Viviremos con miedo, y eso sí que me preocupa. El miedo es un enemigo extremadamente poderoso, y, si no se controla, puede adueñarse de tu vida y hacer de ti un esclavo. Imagino que saldrán expertos hasta de debajo de las piedras diciéndonos lo que debemos y no debemos hacer. La cuestión estribará en saber a cuál hacerle caso. Y el tema de las fobias, uff, eso sí que va a ser un problemón.
    Veremos en qué acaba todo.

    Un abrazo, Josep.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Saludos, Pedro.
      A veces me da la impresión que nos utilizan como conejillos de indias. Ahora eso, ahora aquello, a ver quá pasa.
      El miedo es algo natural, quien no haya sentido miedo jamás, o miente o es un descerebrado. La cuestión es saber manejarlo sin volverse loco ni cometer imprudecias.
      Efectivamente, a ver qué ocurre o, como dicen los anglosajones, "wait and see".
      Un abrazo.

      Eliminar
  3. La verdad es que si ya salir me cuesta, eso si con mi mascarilla y mis guantes, y me obligan en cierta manera para no caer en una depre, ya no se si es peor el remedió que la enfermedad, nunca mejor dicho, cuando de verdad habrán un poco la mano como con los peques ahora, no se cual va a ser mi reacción, porque yo tengo clara una cosa, hasta que no haya una vacuna o medicación segura contra el coronavirus de las porras jejee, desde luego vamos a sentir miedo y dudas muchas dudas, de modo que una no sabe, por un lado tengo ganas de estirar las piernas, y disfrutar de un paseito, pero por otro lado, pienso si estaremos arriesgando demasiado, aunque intento ser positiva y pensar que el buen tiempo nos va a ayudar jeje, o eso espero, en fin, veremos como afrontamos esta salida de casa.
    Por otro lado, estoy de acuerdo contigo en cuanto la gente vuelva a poder disfrutar de la naturaleza, no van a respetar nada, porque esto no les habrá enseñado nada, y quien era incivilizado antes, creo que lo seguira siendo aunque albergo la esperanza de que algo haya cambiado, pero no se yo si eso por desgracia no será así, en fin veremos.
    En cuanto a los centros comerciales, creo que vamos a tardar mucho en acercarnso con normalidad a uno, porque en ese tipo de establecimientos es donde se alberga más multitud de gente, de modo que yo al menos pienso que eso nos va a costar mucho más, lo de ir a una terraza a tomar algo, dado que esta al aire libre y habrá distancia pues sera mas fácil, pero un sitio cerrado diría que nos va a costar mucho más.
    Un abrazo, y como siempre me ha gustado mucho tu reflexión.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Según he visto en las noticias, hay restaurantes y hoteles que están buscando el modo de hacer compatible el ocio y el turismo con la seguridad, y están ideando sistemas para que los clientes no se contagien. Separación de las mesas, reducción del aforo, sustitucion de las llaves (incluso las magnéticas) de las puertas de las habitaciones por una aplicación del móvil que permita su apertura automática, servir las comidas como en los aviones (bandejas preparadas previamente), etc. Es decir, se están comiendo el coco para hallar soluciones para no arruinar el negocio. Así que, si eso progresa, realmente cambiará radicamente nuestro modo de vivir y de disfrtutar de la vida, por lo menos hasta que no se disponga de una vacuna eficaz. La OMS ya ha dicho que este virus ha venido para quedarse entre nosotros, así que...
      Un abrazo y no perdamos la esperanza.

      Eliminar
  4. Vamos a estar con mascarilla durante bastante tiempo y por lo demás el hombre es animal de costumbres a todo nos acostumbramos....Menos a portar nos bien.
    Un placer leerte.Abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ciertamente, el hombre es un animal de costumbres, pero también podríamos decir que es el único animal qe tropieza dos veces con la misma piedra, o bien que la cabra siempre tira al monte, ja,ja,ja.
      Un abrazo, compañera de letras.

      Eliminar
  5. La normalidad creo que va a tardar en llegar. Las mascarillas van a ser habituales, ya lo son. Cuando salgamos a la calle, todos con ellas y guardando las distancias. Nada de besos y abrazos. Me cuesta imaginarlo, la verdad, pero vamos a tener que acostumbrarnos a ello, al menos durante un tiempo. Luego, a lo mejor nos gusta y todo, y pasan a ser una prenda de moda...jejejeje. Veremos qué pasa, ahora lo importante es acabar con esta pandemia y que no muera nadie más.
    Un abrazo, Josep

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo, de momento, lo llevo bastante bien, menos cuando pienso que la situación actual pueda alargarse indefinidamente. Si me dicen que a finales de mayo, pues vale, que tendrá que ser en junio o julio, pues qué le vamos a hacer, pero es que parece que cada vez se ve más lejos esa "normalidad" que todos esperamos.
      No me extrañaría que, entre tanto, las marcas de ropa diseñaran las blusas y chaquetas con la mascarilla a juego.
      No puedo imaginarme salir a la calle, ir de compras, etc, debidamente protegidos, pero no poder besar, ni siquiera abrazar a mis hijas y a mis nietos.
      Un abrazo, Rita.

      Eliminar
  6. A este ritmo, nos estaremos usando en la misma acera vayamos cuatro personas, y como aguan sea un iño, ni te digo.Cómo estamos cambiando ¿verdad?

    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Seremos como peones que, al enfrentarse, huiremos despavoridos para no tocarnos, je,je.
      Resulta todo tan irreal...
      Un abrazo.

      Eliminar
  7. Hasta que no haya vacuna tendremos que seguir con guantes y mascarillas. Yo también me pregunto cómo voy a coger el bus, el metro... Creo que voy a andar mucho.
    SAludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Andar es lo más saludable, desde luego, pero no todo el mundo podrá prescindir del transporte público. En cuanto a la vacuna, creo que todavía falta bastante para tenerla a punto. Entretanto, por lo menos que se halle un tratamiento eficaz para detener la enfermedad una vez contraída.
      Un abrazo.

      Eliminar
  8. Esto es una lección que se nos está dando sin haberla pedido. Pienso que cuando podamos salir a la calle no vamos a ser los mismos, el mundo no va a ser el mismo. Seguiremos tomando la distacia de seguridad, seguiremos llevando mascarilla que pasa a ser un complemento más de nuestra vestimenta. Que no nos olvidemos de nuestros sanitarios, ni de los transportistas, ni de los trabajadores de supermercado, ni profesores, ni bomberos, ni policías..... Y que apoyemos a todas las personas que han perdido a un ser querido durante la pandemia.

    Ánimo y un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ojalá hayamos aprendido la lección y todo lo nuevo que debamos adaptar a nuestra exitencia sea más bien y no para mal. Porque esa distancia de seguridad, como debamos mantenerla largo tiempo, nos alejará, no solo físivamnete, sino también socialmente de nuestros semejantes.
      Un abrazo y mantengamos la esperanza bien alta.

      Eliminar
  9. Me he dado cuenta de que cuando en una película o novela encuentro situaciones de aglomeración de gente, algo subconsciente me hace pensar que eso está mal, que cómo no ponen un poco de distancia por medio. Es como cuando en iguales medios, vemos a alguien fumando en un lugar público y nos da la impresión de que alguien va a llamar la atención al osado personaje. Creo que nos quedará una especie de instinto de alejamiento, de estrés postraumático que nos impedirá besar y abrazar o incluso tocar levemente. Lo que ya no sé es si eso durará tan solo hasta volver a habituarnos o permanecerá en nuestras costumbres y terminemos saludando con una leve inclinación al estilo japonés.
    De lo que tampoco me cabe duda es de que el medio ambiente recibirá todas las agresiones que le hemos ahorrado esta temporada con efecto rebote.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cuando veía a japoneses y chinos (y no sé si otros ciudadanos orientales, porque los confundo) andando por la calle con una mascarilla tapándoles la boca, siempre pensaba en lo disciplinados y previsores que son y que deberíamos tomar ejemplo de ellos. Quién me iba a decir que seríamos ahora nosotros quienes iríamos por la calle ataviados igual, pero, eso sí, por obligación.
      Espero que esto no se extienda más de lo imprescindible, aunque sea uno año más, que ya me parecería brutal. De lo contrario, nuestra especie corre el riesgo de sufrir una mutación y nuestros descendientes ya nazcan con una membrana bucal y nasal que se abra y cierre a voluntad, según las necesidades.
      Hablando en serio, ignoro si realmnete cambiarán nuestras costumbres aún después de que la pandemia esté controlada. De momento todo son cojeturas. No sabemos si la vacuna nos inmunizará a largo plazo, si tendrá un porcentaje elevado de efectividad, si cada año deberemos volvernos a vacunar, si habrán constantes mutaciones que dejarán sin efecto la vacuna "actual" y se deba buscar constantemente una nueva, etc., etc. La maquinaria está marchando a tope, con investigaciones en curso por varios laboratorios y en varias direcciones. Pero cada vez se descubren nuevas afectaciones por parte del coronavirus; ya no solo afecta al aparato respiratorio, sino también al sistema cardiovascular, al tejido cutáneo, por lo que los tratamientos ya son variopintos (corticoides, anticoaguantes...). Estamos perdidos en un mar de incógnitas y avanzando un poco a la deriva, pero espero que un día de estos se haga la luz, el "bicho" deje de mutar (hoy leía que ha sufrido ya 30 mutaciones y que la cepa más patógena es la que nos trae de cabeza en Europa).
      Si estuviéramos en la edad media, diríamos que estamos sufriendo un castigo divino y las iglesias estarían a rebosar de feligreses orando para calmar la ira de Dios. Ahora son los telediarios los que están llenos de público ávido por saber algo más que nos de un pelín de esperanza.
      La que debe estar orando para que esto no acabe es la Tierra, pues es la única que se está beneficiando de nuestra desgracia, je,je.
      Un beso.

      Eliminar
  10. Creo que va a ser complicada la vuelta a la vida, como la vivíamos antes, al menos, durante un tiempo bastante largo.
    Habrá gente que no tendrá problemas para volver a las aglomeraciones, y es más, lo deseará. Pero otros muchos tendremos serios problemas en esa vuelta. Tú hablas de agorafobia, yo más que eso, temeré el contagio por ser de ese grupo considerado de riesgo, y mientras que no haya una vacuna, creo que lo pasaré bastante mal.
    De la naturaleza, simplemente creo, que tiene la suerte de este confinamiento actual, luego volverá a sufrir el embiste de los hombres.

    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Desde luego habrá un antes y un después de esta pandemia, y pasará a la historia como pasó la llamada gripe española. Solo espero que este coronavirus no se lleve por delante a tantas personas como aquel virus de principios del siglo XX. Ahora estamos mucho mejor preparados para hacer frente a las enfermedades infecciosas, pero los gérmenes nos sobrevivirán, siemrpe aparecerán nuevas variantes. Solo espero que podamos ser capaces de convivir con ellos con un mínimo de bajas humanas.
      A la naturaleza le queda poco tiempo (¡qué es para ella unos pocos años!) de alivio, pues en cuanto el hombre levante de nuevo la cabeza volverá a atacarla sin piedad. Esa sí que es una desgracia inevitable.
      Un beso.

      Eliminar
  11. ¡Hola!
    Ufffff, la vuelta a la realidad va a ser difícil. A mí me esperan unas gestiones muy duras, así que aún más complicados.
    Yo no me agobio demasiado con las multitudes(lo de los aviones sí que me pasa), pero a partir de ahora no sé yo.
    Muy feliz día del libro.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Gemma.
      Aunque sea lenta, espero que la vuelta a la normalidad se produzca lo más rápida y ordenadamnete posible. Sin prisa pero sin pausa.
      A mí siempre me han agobiado las aglomeraciones, pero a partir de ahora muchísimo más.
      Feliz día del libro.

      Eliminar
  12. Hola, Josep.

    Si me queda algo claro hasta el momento es que son malos tiempos para los más jóvenes y para los más mayores. A los segundos por la propia condición de la pandemia. Pero a los segundos....lo tienen muy jodido socialmente. Con mascarillas, sin discotecas, sin fiestas...como que se acabó el ligoteo por un tiempo ja, ja, ja. Y si se extiende en el tiempo, habrá menos parejas y por ende la ya deprimida natalidad entrará en barrena. Pero creo que el humano tiende a olvidar. Si la pandemia quedara erradicada quizás en un par de años todo vuelva a se como antes. Pero un rebrote o una futura epidemia creo que puede cambiar definitivamente el modelo de vida por muchas décadas.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El futuro es muy incierto y pueden ocurrir muchas cosas.
      En cuanto al índice de natalidad, yo, en cambio, pensaba que este confinamiento daría lugar a un repunte, quizá incluso a un nuevo baby boom, como el pico de nacimientos que tuvo lugar en Nueva York nueve meses después del apagón que duró 24 horas. Ya se sabe, el aburrimiento y no tener nada mejor que hacer..., ja,ja,ja.
      El confinamiento afecta de modo distinto según la franja de edad, eso es lógico, y los adolescentes deben estar subiéndose por las paredes, je,je.
      Tengo verdadera curiosidad por ver cómo nos va a afectar a corto y medio plazo lo que estamos viviendo.
      Un abrazo.

      Eliminar
  13. Hola Josep, pues sí, las mascarillas y los guantes serán habituales por un tiempo porque ese miedo o precaución de lo que hablas la tendremos todos, bueno, siempre habrá algún insensato que salga como un toro del toril llevándose por el medio a quien se encuentre delante, para irse a tomar una caña al bar y sin lavarse las manos, jajaja.
    Ahora, lo que será cierto es que como bien dices...a la humanidad no le habrá servido de nada esta experiencia para recapacitar sobre todo lo que hemos hecho mal. Y lo de las aglomeraciones y tocar en los lugares donde todo el mundo toca, nos dará reparo hasta que se nos olvide un poco. Fíjate las veces que hemos cogido las barras del autobús o del metro, las barandillas de cualquier sitio, etc. durante toda la vida y no ha pasado nada porque estamos inmunizados, lo que no pasará este virus, claro está. En fin mejor no darle vueltas y no fiarse de lo que dicen los expertos que parece todavía no tienen ni idea.
    Un abrazo Josep y cuídate.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creo que deberíamos invertir en la industria textil que se dedique a la confeccion de mascarillas y guantes. Será un negocio asegurado durante algunos años, je,je.
      Quizá durante un tiempo nuestros hábitos cambien un poco (al principio sentiremos reparos en darnos la mano y besarnos) pero la larga todo se olvidará, a menos que volvamos a recaer una y otra vez porque este maldito virus se niegue a abandonarnos del todo. De lo que seguro nos olvidaremos será del efecto revitalizador que el confinamiento está teniendo sobre le ecosistema.
      Un abrazo y el deseo es mútuo.

      Eliminar
  14. Creo que habrá un antes y un después de esta pandemia, algunas cosas van a cambiar y lo de mantener ciertos hábitos de prevención y/o higiene será una de esas cosas, algo que, por otra parte, a mí no me parece mal.
    No me agobian las multitudes pero tampoco me gustan. Utilizo el transporte público porque me parece, además de más justo para el medio ambiente, más rápido e incluso cómodo a pesar de los apretujones según qué horas. No es saludable tocar superficies que otros han tocado o están tocando igual que tú, léase los asientos y los asideros del transporte, pero creo que eso se combate perfectamente con unas mínimas normas de higiene como es la de lavarse las manos a menudo, algo que han descubierto muchos con esta pandemia y que a mí me tiene asombrada. Tocarse la cara también es otro tema que yo siempre he intentado dominar, soy consciente de que las manos son el principal vehículo por el que entran las infecciones y no solo este virus puñetero. En el bolso suelo llevar toallas húmedas para combatir en cierta medida esta contingencia.
    De todas maneras yo no creo que vaya a sufrir el llamado síndrome de la cabaña, creo que tarde o temprano tendremos que retornar a la vida, la que está ahí fuera, y el que tenga miedo y quiera esperar a que esto sea seguro ya puede tomárselo con calma porque la seguridad no la vamos a tener en mucho tiempo. Aun así, yo sigo alucinando con algunos que ahora se ponen mascarillas, guantes de fregar (se ve que no encuentran a la venta los de látex o los de vinilo) y van todo asustados a la calle, me gustaría saber con qué frecuencia se duchan y cómo de limpios tienen los baños y las cocinas, seguro que nos llevábamos más de una sorpresa.
    Para terminar pondré una frase que mi padre suele decir a menudo y que ahora repite mucho más: no hay nada más arriesgado que vivir.
    Un besote,

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Espero que sí, que nos volvamos más pulcros y escrupulosos con la higiene, y que también tomen conciencia de ello los establecimientos públicos, empezando por sus aseos, je,je.
      En cuanto a las mnaos como medio de contagio, a mí todavía me asombra que haya tanta gente que no sea consciente de ello. Van con mascarilla pero sin guantes y esto lo acabo de ver por TV en un hospital. Con motivo del día del libro, unos voluntarios repartían rosas y libros entre los enfermos y las enfermeras/sanitarios que los recibían iban perfectamente protegidos por la boca pero tomaban esos obsequios con la mano desnuda. Está muy bien que digan que se lavan/desinfectan las manos con mucha frecuencia, pero mejor si no se toca nada entre medias sin protección.
      La normalización será, supongo, muy gradual, y al principio iremos con mucho cuidado. Los restaurantes extremarán las precauciones (ya están previendo el modo de mantener las distancias entre los clientes). En otros ámbitos ya no lo veo tan claro, como en el transporte público, en el que será el usuario quien deba tomar esas precauciones, pues la proximidad física se impondrá de inmediato. Tendremos que ir por la calle como han venido haciendo los japoneses durante décadas, siempre con mascarilla durante los meses con una mayor probabilidad de sufrir enfermedades respiratorias transmisibles.
      Efectiuvamnete, nada volverá a ser exactamente igual; solo espero que sea para mejor.
      Un beso.

      Eliminar
  15. Ay Josep, yo no solo conservaré mis guantes, mascarillas y geles hidroalcohólicos a mano, sino que estoy haciendo acopio en plan hormiguita (no están los precios como para comprar en cantidad de una sola vez) porque estoy segura de que no voy a poder desprenderme de ellos tan fácil, diga el gobierno lo que diga.
    Yo odio las multitudes y los gentíos desde siempre. Si a eso le sumas que los podía evitar sin problemas porque siempre he tenido días libres entre semana y en ellos hacía todo lo que la gente suele hacer los fines (ir al cine, comprar, visitar centros comerciales, salir a comer o cenar,pasear, etc) pues peor que peor. Le estoy tomando verdadera fobia a las personas desconocidas que se me acercan a menos del metro permitido. Aunque eso sí, tengo muchas ganas de "achucharme" con los míos.

    Buena reflexión y ya lo sabes, no eres el único :))

    ¡Un abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Julia.
      Sí, to también creo que no podremos desprendernos de esos "complementos" durante bastante tiempo. El "por si acaso" nos acechará durante meses, si no años.
      Yo siempre he odiado las multitudes, incluso en espectáculos de mi agrado, pero no he tenido más remedio que aguantarme. Pero a partir de ahora no sé si podré hacerlo. Y si lo hago será con mucha más prevención. Ahora mismo, cuando salgo a pasear a mi perro, si me cruzo con un conocido, mantengo las distancias aunque se pare a saludarme y preguntar cómo lo llevo. Si se acerca a menos de un metro, yo me separo disimuladamente, je,je. Hay gente a quien le gusta la proximidad y que cuando te hablan (me refiero a antes de) se acercan mucho. Es algo que siempre me ha desagradado. Necesito mi espacio, y a partir de ahora mucho más.
      Un abrazo.

      Eliminar
  16. Pues yo quiero pensar que esto no será en vano. La naturaleza nos ha demostrado en tan solo un mes de lo que es capaz de hacer,... te imaginas que ocurriría s en vez de tener un índice de letalidad del 3 o el 4% lo tuviese del 40 o 50 %,... (¿por qué no?). Así que lo dicho,... tal vez la humanidad reflexione...
    Un abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ojala tengas razón, amigo. Yo no soy tan optimista. Ayer, por televisión, comentaron que en Barcelona la contaminación atmosférica se había reducido un 80%, pero seguro que cuando abran la veda para que vuelvan a salir todos los vehículos, volveremos a respirar aire contaminado y volveremos a ver esa neblina tupida y grisácea. Las industrias tendrán que recuperar el tiempo perdido. Pero ojalá me equivoque.
      Un abrazo.

      Eliminar
  17. Tampoco soy optimista en cuanto a lo que nos planteas como debate.
    Nada volverá a ser igual porque ya nos han inoculado otro virus peor aún, el del miedo y la pérdida de la libertad, que nos costó sudor y lágrimas, tras la dictadura franquista, volverla a recuperar. Desde que se cayeron las Torres Gemelas y ahora con el coronavirus, por no anticiparme a otro terrorismo solapado que es la tecnología 5G que será la estocada final, si se sigue aplaudiendo como ocurre cuando llegan las ocho de la tarde. Bueno pues si el "rebaño" continúa obedeciendo a estas consignas, que en un principio obedecían a otros fines, pero que han degenerado en aplaudir el maldito confinamiento, pues está claro que los médicos y otros héroes de esta situación, prefieren que aplaudamos por nuestro derecho a que nos hagan tests rápidos y acabemos de una vez con esta falta de libertad. Muchos países ya han acabado la cuarentena y sus ciudadanos están libres intentando no arruinarse o acabar suplicando una paga de supervivencia, que parece que es lo que este irresponsable gobierno pretende.

    A todo nos iremos adaptando, pero desde luego lo que ya no debiéramos consentir es la hecatombe a la que estos políticos nos quieren llevar, arruinando nuestra economía y bienestar social.

    Un beso, amigo Josep y feliz fin de semana!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No solo no gozamos de libertad sino de información veraz y objetiva. Seguimos estando manipulados. ¿Que no hay mascarillas suficientes? Pues se dice que solo son imprescindibles para los sanitarios (¡faltaría más!) ¿Que no hay suficente número de tests de diagnóstico? Pues se nos hace creer que no tienen que hacerse así como así. Y luego el plan de desconfinamiento paulatino: unos dicen así y otros asá. Y se supone que todos son expertos en la materia.
      Al principio yo decía que todo volvería a ser igual después de haber superado esta pandemia, que la gente se olvidaría de todo y volvería a ser como antes, pero en plan pesimista, es decir volverán a descuidar el medio ambiente, se olvidarán de esos héroes a los que ahora aplauden, los gobernantes volverán a los recortes de siempre y a olvidarse de invertir en investigacion y sanidad pública... Pero ahora pienso que, al margen de eso, sí que habrán algunos cambios en el modo de relacionarnos. Posiblemente solo tenga lugar durante unos pocos años, pero mientras tanto el miedo hará que mantengamos las distancias, evitaremos subir en el ascensor más de dos personas, si tenemos que dar la mano a alguien, correremos luego a lavárnosla, es decir nos quedará un poso paranoide. Pero quizá no sea del todo malo extremar las precauciones. Hay mucha gente que se ha concienciado de lo importante que es la higiene personal, algo es algo. Pero no me imagino un futuro con las salas de cine y teatro con un aforo reducido, unos restaurantes con mamparas separadoras entre mesas, etc. A ver si al final tendremos que decir aquello de que todo pasado fue mejor, ja,ja,ja.
      Y lo más preocupante es cómo asumirán los países la crisis económica. Ya se observan discrepancias entre los países del norte y del sur. Y al final quienes pagaremos el pato seremos los ciudadanos de a pie. Seguro que de esta nueva crisis, los ricos volverásn a ser más ricos y los pobres más pobres.
      Muchas gracias, Estrella, por aportar tu granito de arena en esta controversia.
      Un beso.

      Eliminar
  18. Interesante tu reflexión Josep Ma somos seres sociales y por aquí bastante “tocones” y cómo se lucha para cambiar hábitos contra un virus que algunos llamaban social, no lo sé. Me cuesta imaginar abrir una puerta, un interruptor o llamar al ascensor con el codo y aún más pensar en dar el codo en lugar de la mano. No lo sé.
    Justo ahora salía una entrevista a una familia que habían salido a pasear hoy por primera vez, el padre, los tres hijos y la periodista ninguno con mascarilla ni guantes, lo siento pero no nos entiendo. Me parece increíbles que no seamos capaces de ponerle ni siquiera un poco de sensatez después de casi un mes y medio confinados, parece que seguimos siendo muy poco conscientes de los daños que causa este virus.
    Besos virtuales y mucha salud

    ResponderEliminar
  19. Hola, Conxita,
    Nuestras costumbres y rutinas puede que cambien al principio en lo que mencionas y espero que no debamos esperar mucho para volver a la "normalidad". Si de esta experiencia nos queda un poso de esrupulosidad, pues no nos vendrá mal, je,je. Todo sea por la salud.
    Respecto al cumplimiento de las normas, no me he cansado de decir que, aparte de otros errores que haya podido cometer el Gobierno, por simple deconocimiento e improvisación, el más grave ha sido la confianza ciega en la disciplina de nuestros conciudadanos. Y mira que hemos visto ejemplos de todo lo contrario. Cuando está en juego la salud de todos, no deberían relajarse las normas hasta no tener la ceteza absoluta (cosa muy dificl) de que los ciudadanos colaborarán poniendo todo el esfuerzo y sacrificio de su parte.
    Sobre que los niños pequeños salgan a la calle, tengo mis reservas, pero no por culpa de los niños sino de sus padres. Y lo que preveía, lo acabo de ver: salvo alguna excepción, niños y padres/madres andando sin ningún tipo de protección. Nuestra hija mayor nos acaba de enviar una foto por WhatsApp de su salida a un parque cercano. Tando ella como nuestra nieta iban con su correspondiente mascarilla, pero estaban rodeadas de muchas personas (niños y mayores) desprovistas de ellas. Cruzo los dedos para que esta "apertura" no sea contraproducente.
    Un beso y salud para ti y tu familia.

    ResponderEliminar
  20. Espero que sea así, aunque cada vez estoy más convencido de que el confinamiento durará bastantes meses más, pues la gente no colabora lo suficiente para "merecerse" la libertad total. Los impacientes acabarán, si no desmontando, sí retrasando el plan de normalización. Aun así, tarde o tenprano, se desvanecerá el miedo (aunque las malas lenguas preven rebrotes más virulentos) y recuperaremos las viejas costumbres. No me imagino haciendo reverencias a mis amigos y familiares, je,je.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  21. Que quieres que te diga, yo me muero por volver a abrazar a los mios. Soy mucho de abrazar y desde el 14 de Marzo solo abrazo cojines.
    Nunca volveremos a la normalidad que conocíamos, pero sí a algo parecido.
    Cuídate mucho!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, David.
      Esperemos que esa nueva "normalidad" sea lo más parecida posible a la que conocíamos.
      Cuídate mucho también.
      Un abrazo.

      Eliminar
  22. No hay como dejar macerar comentarios y entonces... contar lo que ha ocurrido de veras. Esta entrada fue del 22 y hoy es 4 de otro mes. Pues si han pasado cosas, ¡¡¡hemos salió!!! y que quieres que te diga, te puedo contar dos experiencia muy diferentes. El primer día, el día 2, yo salí con mi papá, fue estupendo. Nos acercamos en la tranquilidad de la mañana, de diez a doce, a dar un paseo tranquilo, como dos niños, descubriendo lugares cerrados, el paseo junto al mar, sosegado, el mar pacífico. Nos cautivó la orilla y allí, sin permiso de nadie, nos escondimos tras las rocas para estar en silencio. No había nadie en la playa, fue magnifico, como dos ladrones del tiempo. Ayer la cosa cambió, salí con Jose por ese mismo paseo, a las ocho hasta las diez de la noche. La agorofobia apareció. No soporto esa multitud, ni antes, ni ahora, me pasa como a tí. Comprendo que hay gente que le gusta la "manada" pero yo no la soporto. Apenas la gente llevaba mascarilla y los ciclistas corriendo sudorosos dejando su rastro de risas y gritos a dos metros de los que andabamos por el paseo, tuvimos que darnos la vuelta y recluirnos en las calles vacías del pueblo, para respirar tranquilos. Un sentimiento de agresión que aunque intente justificar, solo me confirma una cosa: no va a cambiar mucho. El confinamiento solo le ha puesto zapatillas a alguien que se las ha puesto poco en su vida y que seguirá la multitud allí donde esté porque su espíritu se acerca al enjambre y no huye de él. Coincido contigo, solo y solo, todo esto afectará a la economía, al bolsillo. La naturaleza, como yo, sale corriendo de nuevo por lo que se le va a echar encima de nuevo. Si ese día con mi padre, la oímos respirar, ahora lloro de saber que no será así compañero. El confinamiento a unos nos purifica, esa soledad acompañada nos engrandece, el silencio nos calma, pero la calle nos achica la entendedera y solo piensas en liarta una manta a la cabeza e irte a una isla desierta, o a vivir a la montaña, por que la playa, la aplastan por dentro y por fuera. Estoy un poco indignada, pero demonios que esperaba. Un abrazo, feliz día.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por algún lado, aquí o vete a saber dónde (he dicho tantas cosas sobre el confinamiento forzoso) dije y repiro que, uno de los errores (seguramente involuntario) de los "expertos" que nos guían en este valle infectado de coronavirus fue confiar en la responsabilidad y disciplina de los ciudadanos. Es una pena comprobar que, sin un garrote acechando, mucha gente se pasa las normas por el forro. Y ahora que, como bien dces, ha pasado un cierto tiempo para juzgar lo ocurrido, descubrimos que hay muchos que no solo prescinden de las normas y/o consejos sino que demuetran una vez más que son unos guarros descerebrados, arrojando mascarillas y guantes usados por donde les da la realísima gana. Ahora las playas y el mar tendrán otro contaminante plástico altamente tóxico (en el caso de los guantes) que los pescadores pescarán a toneladas. Se dice que tenemos los gobernantes que nos merecemos, pero yo añadiría que también acabaremos teniendo el planeta que nos merecemos. El hombre es una mierda que lo ensucia todo y al que no se puede rehabilitar. Quien ha nacido siendo una mierda, muere siéndolo. A veces me cabreo tanto que pienso cosas muy feas, impropias de una persona tan tolerante como yo, como que este maldito virus debería ser mucho más selectivo y contagiar solo a aquellos que se lo merecen, bien por su indisciplina y egoismo, bien por su postura negacionista sobre el peligro de esta pandemia, sbre el cambio climático y el medio ambiente. Que Dios me perdone. Ay, no, que no soy creyente. Uf, menos mal, ja,ja,ja.
      Un abrazo, Eme.

      Eliminar
  23. La realidad sufrió tremendo cambio. Evento sin precedentes para la mayoría. Como he estado diciendo estos últimos días, algo que no me quito de la mente es que de seguro no es la unica situación de este tipo que nos va a tocar vivir en estos tiempos, tal vez ni pasen muchos años antes de la próxima. Y con la forma tan deficiente en que algunos gobiernos manejaron el asunto desde el principio, queda claro que uno está solo. Es tu propia inteligencia y habilidades lo que te salvará, si es que es así. Los que dicen cuidar al pueblo son quienes menos cumplen con hacerlo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lamentablemente, tenenos que mentalizarnos en que esto no va a ser algo aislado. Aunque el hombre sea el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, debe ahora ser mucho más cauto y prepararse para una nueva escalada u otra infección. A ver si, de una vez por todas, aprendemos a prevenir antes que a curar.
      Un abrazo.

      Eliminar