lunes, 9 de enero de 2023

Eutanasia

Aunque parezca mentira, en días festivos a uno le pueden asaltar pensamientos un tanto lúgubres, sobre todo cuando uno piensa en sus seres queridos que ya no están. Lamento pues. que después de tanta alegría durante estas fiestas navideñas, reanude este espacio con un tema que está en las antípodas de cualquier tema jubiloso: la muerte. Así pues, si no deseáis seguir leyendo, no lo hagáis, aunque os advierto que esta entrada va de la mejor muerte que uno puede desear, una muerte dulce y piadosa, la que muchos de nosotros desearíamos tener, ya que no somos inmortales.


El término eutanasia deriva de los vocablos griegos eu, que significa “bueno” y thanatos, que significa “muerte”. Por consiguiente, su significado etimológico es “buena muerte”.

La eutanasia es legal en España desde el 25 de junio de 2021, tres meses después de la publicación en el BOE de la Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia. Desde entonces, nuestro país se ha convertido en el sexto Estado del mundo en reconocer el derecho a una muerte digna.

Esta Ley española se aprobó con los votos favorables de PSOE, UP, BNG, ERC, Junts x Cat, Más País, Bildu, PNV, Nueva Canarias, Coalición Canaria, CUP y Ciudadanos, con 198 votos a favor. En contra votaron PP, Vox y UPN, con 138 votos. Se produjeron 2 abstenciones. Así pues, el 58,6% estuvieron a favor y el 40,8% en contra. Una diferencia de 60 diputados de 338, me parece más pequeña de lo que, en mi opinión, debería haber sido.

Todavía me pregunto por qué no existe una ley igual en todos los países democráticos, donde se supone que impera la libertad individual, y qué tienen en contra los que no la apoyan, pues los controles para evitar una decisión arbitraria e injustificada están suficientemente asegurados y basados en la opinión y deseo del afectado gozando de plenas facultades mentales. No querer evitar el sufrimiento de alguien que padece una enfermedad incurable, dolorosa o totalmente incapacitante es un acto cruel. Recordemos el triste caso de Ramón Sampedro (ver la imagen de la cabecera), aquejado de tetraplejia desde los 25 años y al que se le denegó en los tribunales el derecho a un suicidio asistido, algo que finalmente tuvo lugar con la ayuda de una amiga, cuya identidad se mantuvo en secreto durante años, hasta que ese “delito” hubo prescrito. Sampedro falleció a los 55 años, tras 30 de suplicio, algo, para mí, inhumano.

¿Quién puede desear alargar el sufrimiento de un ser humano que no desea vivir? ¿Acaso aceptar la eutanasia equivale a abrir la puerta al asesinato impune? ¿Quién tiene derecho a decidir sobre mi vida y mi muerte? Nadie.

Esta no es la única ley de calado social que ha recibido críticas y opiniones en contra. Recordemos la Ley del divorcio, de 1981, y la del aborto, de 2010. En ambos casos, los contrarios a estas nuevas regulaciones se mostraron particularmente combativos, y en ambos casos subyacía un sentimiento religioso. Hasta que la muerte nos separe, parecía un dogma imposible de eliminar. La oposición se comportó como si la ley obligara a divorciarse, cuando iba, en todo caso, contra la ley de la Iglesia católica.

En el caso del aborto voluntario, lo mismo, aunque en este caso entiendo los recelos por motivos éticos. ¿Es el aborto equivalente a un asesinato? Así lo entienden los miembros de las asociaciones provida. Pero al igual que con el divorcio, nadie está obligado a abortar y abortar no es una decisión que se toma a la ligera sino algo traumático, sea el que sea el motivo de esa decisión. A este respecto, los supuestos que contempla la ley están muy bien definidos. Así pues, en este caso también, la oposición se movilizó por motivos estrictamente religiosos.

Pero volviendo a la eutanasia, no veo ningún motivo ético para oponerse al fin de una vida que no es vida. Yo les preguntaría a los contrarios a esa práctica si, llegado el caso, desearían seguir conectados a una máquina sin esperanzas de recuperación o sufriendo una enfermedad dolorosa sin posibilidades de curación y que les mantiene postrados en una cama hasta el fin de sus días. Para mí se erigen en dioses que determinan el destino de la vida de los demás.

Si alguien no desea seguir viviendo, nadie le puede prohibir acabar con una existencia que no desea. Así, pues, creo que hemos dado un paso importante a favor de una muerte digna. Si el hombre es libre para elegir su modo de vida, también lo tiene que ser para elegir cuándo y cómo desea morir.

Durante algunos años, Suiza se convirtió en un destino para lo que se ha dado en llamar el turismo de la muerte, por ser el único país europeo que permitía el denominado suicidio asistido. Entre los casos que se han publicado de personas que han viajado hasta ese país con esa finalidad, me han llamado especialmente la atención dos:

En 2018, David Goodall, un científico australiano de 104 años, viajó más de 10.000 km, hasta Suiza, para someterse a un suicidio asistido. «Lamento mucho haber alcanzado esta edad. No soy feliz. Quiero morir. No es particularmente triste. Lo triste es que me lo impidan», fueron sus palabras.

Este año que acabamos de dejar atrás, a un periodista italiano de 82 años, de nombre Romano (no he sabido averiguar su apellido), enfermo de Parkinson, también se sometió a un suicidio asistido en Suiza, ante la imposibilidad de recibir la muerte asistida en su país. Su hija comentó que a él le hubiese gustado morir en casa acompañado de sus seres queridos, y su esposa, que calificó de consciente y responsable la decisión de su marido, afirmó que «elegir el final de la vida es un derecho fundamental».

Solo espero que, si el nuevo Gobierno que salga de las urnas en las próximas elecciones generales pertenece a uno de los partidos que se opusieron a la Ley de eutanasia, no cumpla con lo prometido y la derogue. Si yo fuera Dios (que los creyentes me perdonen la blasfemia), les condenaría a sufrir una muerte larga y dolorosa. Así sabrían lo que significa padecer una vida insufrible.


26 comentarios:

  1. Sin desear nada malo a nadie, ni siquiera a esos que mencionas, bastante deben de tener con aguantarse ellos mismos. He de decir que es un tema delicado y que entiendo a que más de una persona del servicio de la salud, le parezca in en contra de sus principios basados en curar y preservar la vida a toda costa.
    Pero como bien dices, cada uno a de ser libre de elegir su final, si puede ser cuándo y cómo.

    Un abrazo.

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    1. Ciertamente es un tema delicado, de lo contrario no lo habría sacado a colación, je, je.
      En la ley de eutanasia, al igual que con el aborto, se respeta la objeción de conciecia. Aquel sanitario que por motivos morales no quiera participar en dichos actos es muy libre de no hacerlo. Lo que no me parece bien es que porque alguien tenga prejuicios morales se le deniegue ese derecho a los que quieren someterse a esas prácticas.
      Un abrazo.

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  2. Caray Josep, muy duro eso que dices al final. Cada cual tiene sus pensamientos y hay que respetarlos. Yo de momento no se que decir, aunque si el sufrimiento es grande y veo sufrir a mis hijas por ello, no estoy en contra de la eutanasia, pero si es porque eres infeliz ya no lo veo yo tan normal.
    Pero también pienso que me costaría un sufrimiento inmenso si algo les ocurriera a alguna de mis hijas, y tuviera yo que decidir una muerte así, no sería capaz, a no ser que lo tuvieran pedido.
    En fin, es un tema muy espinoso y muy controvertido con el que has empezado el año :).
    Un abrazo y buena semana.

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    1. Efectivamente, Elda, hay que respetar las ideas y creencias de todos, pero quienes se oponen rotundamente a la eutanasia no las respetan, pues privan de un deseo, que considero fundamental, a los que no piensan como ellos. Quien no quiera abortar o morir con ayuda externa, que no lo haga, nadie le obliga, faltaría más. De ahí la rabia que siento, y que expreso al final de un modo realmente duro, hacia aquellos que no permiten que quien sufre lo indecible pueda abandonar este mundo de una forma digna y apacible.
      Otra cosa muy distinta es si uno tuviera que decidir sobre la vida o la muerte de un ser querido que no ha expresado, cuando estaba consciente, su deseo. En este caso hay un conflicto de sentimientos. Aun así yo pienso que no es un acto de amor querer mantener a un ser querido enchufado a una máquina de por vida. En cambio sí lo es el dejarlo marchar, por muy duro que sea. Pero a lo que yo me refiero en esta entrada es al hecho de que alguien, conscientemente, pida ser desconectado de una máquina o que le ayuden a morir y se lo impidan quienes no están de acuerdo con esta práctica. Yo siempre he practicado la máxima que dice que no quieras para los demás lo que no quieras para tí. De ahí que piense que quien no permite que alguien que sufre pueda acabar con su vida de una forma humana y le alargue así su sufrimiento, merecería sufrir en carne propia ese suplicio.
      Un abrazo y que pases una buena semana.

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  3. Parece mentira lo que cuestan los temas de los derechos civiles. Derechos que no interfieren en las vidas ajenas, que tan solo afectan a quien los ejerce... y en los que todo quisqui se siente con derecho a opinar. Que quiero divorciarme, abortar, suicidarme; que no me encuentro a gusto con el género que me tocó al nacer, que quiero acostarme con alguien de mi propio sexo, cualquier cosa que tan solo me pertenece a mí y a mi misma mismidad y tengo que esperar a que un grupo de personas que no sabrían lo que es el respeto ni aunque se lo señalaran con un mojón tamaño catedral, decidan si puedo o no puedo. O a que decidan en qué casos sí y en qué casos, no. Como una persona a la que oí la siguiente barbaridad. Ella respetaba a los homosexuales que lo eran por enfermedad, pero a los que lo eran por vicio... Chúpate esa. Más dislates con menos palabras son imposibles.
    Ah, por cierto, yo también estoy a favor de la eutanasia.
    Un beso.

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    1. Parece que seguimos, o mejor dicho siguen, arrastrando las enseñanzas religiosas que se impartían en la España franquista. Solo falta que calificaran esas prácticas como pecado mortal. Y es que son más papistas que el Papa, pues el papa Francisco admitió recientemente a los homosexuales en el seno de la Iglesia católica, mientras que esos machirulos no los admiten ni en la calle. Parece mentira que bien entrado el siglo XXI aun estemos lejos de conseguir una verdadera libertad y respeto a los derechos humanos, indistintamente de la ideología religiosa de cada uno.
      Muchas gracias, Rosa, por tu comentario.
      Un beso.

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  4. A mí la eutanasia no me crea ningún conflicto, como tampoco el divorcio. El aborto sí me genera más problemas de conciencia (no religiosos). Estoy hablando del hecho en sí, no de la ley, porque no la conozco en profundidad.
    Volviendo a la eutanasia, votaría claramente a favor, aunque me molestarían como compañeros de viaje los de Bildu. No sé qué responderán ellos, viniendo de dónde vienen, a esa pregunta que haces: ¿Quién tiene derecho a decidir sobre mi vida y mi muerte?
    Un abrazo.

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    1. Hay cosas que hay que vivirlas de cerca para poder apreciar su importancia, y el aborto sería una de elllas, pues no es lo mismo que lo practique una desconocida que alguien muy cercano, pues es cuando a uno le pueden asaltar problemas de conciencia.
      En cuato a la eutanasia, siempre he estado a favor y me alegré que la ley saliera adelante, aunque entre los que la apoyaron haya algún partido que no es precisamente de mi agrado. Es lo mismo que puede ocurrir con otras iniciativas sociales, como el aumento del SMI o de las pensiones. No le haré ascos por el hecho de que las hayan votado partidos a los que nunca votaría. En estos casos el resultado es, en mi opinión, lo que cuenta.
      Un abrazo.

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  5. Una reflexión muy acertada, Josep. El derecho a una muerte digna no me provoca ningún dilema moral y me parece bien que esté regulada. Creo que cualquier persona con sensibilidad ha practicado o practicará la eutanasia con los animales cuando llega el momento y no podemos soportar más su sufrimiento. Más si cabe, ¿no lo haríamos con un ser humano o con nosotros mismos?
    Un fuerte abrazo.

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    1. Aunque para algunos les parezca sorpresiva la comparación entre un animal de compañía y un ser humano, el sentimiento que mueve a practicar en ambos casos la eutanasia es el mismo: no desear su sufrimiento innecesario. La única diferencia sustancial, pero que no cambia el fondo de la cuestión, es que un animal no elige ser sacrificado porque no puede manifestarse en ese sentido y sufre sin poder remediarlo, mientras que un ser humano, sí toma voluntariamente la decisión de acabar sus días de una forma digna e indolora y esa voluntad hay que respetarla sí o sí.
      Un abrazo.

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  6. Las leyes se están encasillando en meras tretas para que unos acusen a los otros de lo que sea con tal de tener una oportunidad para estar en desacuerdo. En pos de eso, quedan esos que las tienen que sufrir, los que más deberían tener voz en esas cosas.
    El tema de la eutanasia es complicado, y más en tiempos donde todo se lleva al extremo, es por eso que hay que ir con pies de plomo, y no por llevar la contraria al oponente.
    Lo del divorcio es que ni me cabe en la cabeza, jaja.
    Bueno, Josep, esperemos no vernos en esas, ni en situaciones tan extremas ni en tener el poder de Dios al alcance, porque si no más de uno iba a sufrirlo, je, je
    Un abrazo!

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    1. Lo que uno aprueba, el otro (su oponente) lo quiere derogar, y no solo porque piense distinto sino para llevarle la contraria, desprestigiarlo y, de paso, ganar votos. Hoy día, una oposición que no sea agresiva no es oposición. Hay que atacar al partido en el Gobierno a toda costa y, por desgracia, sus seguidores se dejan llevar por una fidelidad mal entendida, que aparca todo sentido común. Las leyes de tal calibre, como la del divorcio, el aborto y la eutanasia, deberian haberse sometido a votación popular. De ese modo, no habrían excusas y argumentos torticeros para oponerse al resultado votado democráticamnete por el pueblo, que es, a fin de cuentas, quien tiene que pronunciarse sin ninguna interferencia política.
      Un abrazo.

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  7. Cualquier ley que favorezca o preserve mi libertad individual de decidir sobre aspectos fundamentales de mi vida que sólo me afecten a mí o a mis allegados, contará siempre con mi total apoyo. Bastante intervencionismo sufrimos ya de los gobiernos de turno, que nos imponen monarquías, nobleza, monedas, economías, ideologías, sistemas de educación, leyes e impuestos varios hasta por respirar. Ya sólo faltaba que no nos permitiesen decidir cuándo, dónde y cómo morir. Eutanasia, sí.

    Un abrazo, Josep.

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    1. Precisamente lo bueno de las leyes que menciono es que no obligan a nadie, sino que dejan en manos del interesado la elección. Y quien no esté de acuerdo es muy libre de hacer oídos sordos. nadie tiene derecho de elegir mi destino y mi forma de vida.
      Un abrazo.

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  8. Considero la eutanasia como algo distinto al aborto. En el aborto ya hay otro elemento, un nonato y actúas sobre él. Pero en el caso de la eutanasia sí está claro que se decide sobre la propia vida de uno mismo. Quienes están en contra, pienso que lo están porque no han conocido de cerca a nadie que sufra de manera inequívoca sin solución alguna hasta el irremediable punto de morir. Eso o que son masoquistas. En el primer caso es suficiente con que se dirijan a los hospitales o residencias a la planta de paliativos. En el segundo caso que sean masoquistas con ellos mismos y nos dejen a los demás ser civilizados.
    SAludos.

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    1. La falta de empatía suele ser el origen de muchos males contra el prójimo. Y no comprender que alquien aquejado de una enfermedad dolorosa, incapacitante e incurable desee morir es un signo de esa falta de comprensión. Creo que nadie necesita ver morir a un hijo propio para imaginarse el terrible sufrimiento de los padres que sí han vivido esa experiencia. Solo hace falta un mínimo de sentido común y de sentimientos para comprenderlo.
      Un abrazo.

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  9. Creo que sólo quien se ve en esas situaciones puede juzgar qué es lo más ético y humano para esa persona.

    Es como permitir le aborto, nadie obliga a abortar, sólo despenaliza. Son decisiones personales. Un abrazo

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    1. Estoy de acuerdo contigo, pero a mí me resulta difícil creer que alguien, con un mínimo de empatía, no pueda ponerse en la piel de otros y se oponga rotundamente a que alguien pueda recurrir a esa solución, que no deja de ser dramática.
      Un abrazo.

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  10. Hola, Josep:
    Leo en diagonal y a gran velocidad tu, ¡seguro!, muy interesante entrada sobre la eutanasia. Tengo mis razones: acabo de salir del hospital donde he pasado dos días por intervención de hernia inguinal. Ahora ya estoy en casa, aunque jorobadillo y dando paseítos cortitos cortitos. Por eso hoy no me apetece reflexionar sobre tema tan importante y controvertido.
    Un fuerte abrazo

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    1. Hola, Juan Carlos. No sabía nada, aunque me acabo de poner al día por WA, je, je.
      Espero que te restablezcas lo antes posible. Tiene que ser muy molesta esta fase postoperatoria.
      Entiendo que no estés de humor para hablar de temas relativos a la muerte. Pero fíjate tú lo raro que debo ser en estas cuestiones, porque después de haber estado ingresado en urgencias (hace ya unos cuantos años) y haberlo pasado canutas (casi creía que no saldría con vida, y eso que no me considero hipocondríaco), al darme de alta lo primero que hice de camino a la calle, al pasar por delante de una oficina de la mutua Adeslas, que hay en la planta baja del hospital, fue entrar y hacerme una póliza de decesos, para mí, y de paso, para mi mujer. Debió de ser porque me pareció ver la muerte tan de cerca y pensé en ponérselo lo más fácil posible a la parentela en caso de defunción, je, je.
      Cuando estés más restablecido, si quieres volver, estás invitado.
      Un abrazo.

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  11. Un tema para reflexionar, en algunos casos es necesaria. Yo tengo un conocido al que le cortaron una pierna, ahora, la otra la tiene en gangrenada, tiene cien años, todo el día en la cama, parece ser que no sufre gracias a la morfina, ni reconoce ni siente. Porque mantenerlo en vida? quien lo cuida y sus otros hijos no los reconoce, pero ellos si sufren de ver a su padre muerto en vida. Un tema muy delicado, con el que poder reflexionar.Gracias Josep. Feliz vienes. Un abrazo

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    1. Hola, Carmen. Ver padecer a un ser querido, sea familiar o amigo, y verle postrado con una vida artificial que no le salvará y de la que es inconsciente, tiene que remover las entrañas de cualquier persona mínimamete sensible. Por muy duro que resulte practicarle la autanasia, tenemos que verlo como una forma de ayudarle a morir sin dolor y dignamente.
      Un abrazo y feliz fin de semana.

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  12. No creo que esta ley se derogue aunque llegue alguno de esos partidos que la niegan porque, al igual que pasó con otras leyes (el divorcio, el matrimonio homosexual) se mantienen cuando les toca el turno a los que tanto protestan pero que, en el fondo, saben que deben mantener porque, como tú dices, no se obliga a nadie a que utilice practique la eutanasia (o se divorcie, o se case con alguien de su mismo sexo). Esas leyes están ahí para los que decidan hacer con su vida lo que estimen oportuno.
    Pero siempre hay un sector que quiere que los demás vivan como lo hacen ellos, o como dicen que lo hacen ellos porque hay bastante hipócrita por ahí dándose golpes de pecho y luego, de tapadillo...
    En fin, muy buena reflexión.
    Un beso.

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    1. Espero que así sea, Paloma, pues deshacer o destruir lo que ha hecho el enemigo es un placer y una forma de revancha para quien se ha sentido agraviado o ridiculizado. Espero que, gane quien gane las gróximas elecciones, se imponga el sentido común. Pero como últimamente dicho sentido brilla por su ausencia, no se muy bien qué puede pasar.
      Un beso.

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  13. De acuerdo contigo. Deberíamos elegir cómo y cuando morir en esos casos de enfermedades terminales con mucho sufrimiento. Desde ya, digo no al ensañamiento terapéutico y prolongación de vida artificial. Mi hija tiene el mandato de desconectarme, llegado el caso. Un saludo.

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    1. No entiendo como algo tan evidente y humano, como es el derecho a una muerte digna, puede tener tantos opositores. Cuando les llegue a ellos la hora y sufran una muerte lenta y dolorosa, entonces seguramente cambiarán de opinión, pero quizá ya será demasiado tarde.
      Un saludo.

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