Desde que existe Facebook, el
símbolo o botón de “me gusta”, o like, en forma de dedo pulgar hacia
arriba, se ha convertido en uno de los iconos más utilizados en esa red social.
Todas las publicaciones en Facebook dan al lector esa opción para expresar su
agrado con lo compartido con los usuarios. Y yo soy uno de los que a menudo usa
ese botón. Solo me entran dudas razonables cuando se dice que cuantos más “me
gusta” reciba una publicación, más se va a recaudar para la obra social de que
trata esa comunicación, al igual que se dice que cuantas más reproducciones se
haga de un video más dinero se recogerá para una causa humanitaria. Simplemente
me cuesta creer que sea tan fácil recaudar fondos y me asaltan las dudas de que
ese dinero, en caso de ser cierto, llegue realmente al supuesto destinatario.
Al parecer, hay quien vive de
los likes. Nunca habría imaginado que un acto tan elemental como
otorgarle un “me gusta” a una publicación pudiera transformarse en un medio de
vida para el publicador. Ya no es imprescindible contactar con el público en
vivo y en directo. Algunas redes sociales y aplicaciones han allanado el camino
hacia la popularidad, cuando no a la fama, en muchos casos con ingresos
millonarios.
Estamos viviendo muchos
cambios y el mundo laboral no es una excepción. No solo ha aparecido el teletrabajo, algo excepcional antes de la pandemia y cada vez más frecuente
después de ella, sino que han emergido nuevas profesiones que no requieren de
ningún título académico. Solo con arrojo —y a veces cara dura— es más que
suficiente para tener miles o incluso millones de seguidores, personas que
siguen casi con devoción lo que esos y esas voces les dictan. Instagramers,
tiktokers e influencers dirigen los gustos y el modo de vida de sus
seguidores. Pero una cosa es la diversión, ver cómo alguien se ha hecho un selfie
o se ha grabado haciendo piruetas u otras majaderías ante la cámara, o
seguir las recomendaciones de una pretendida estilista moderna o de un friqui,
y otra muy distinta es dar consejos sobre el estilo de vida y de alimentación
que, según esos falsos entendidos, es la más adecuada y saludable para todos. Realmente
me sorprende ver cómo esos personajes pueden llegar a tener tantos seguidores y
forrarse a costa de ellos.
La aparición de las redes
sociales ha revolucionado la comunicación. WhatsApp, videollamadas por el
teléfono móvil, Zoom, Skype, etc., han sustituido las formas convencionales —y
ahora prácticamente obsoletas— de comunicación entre personas. Y las
aplicaciones que, al principio, tenían un uso esporádico, ahora son la base de
un gran negocio. YouTube, sin ir más lejos, se ha convertido en una plataforma
para darse a conocer en calidad de narrador, cantante, actor, humorista y demás
actividades que con cada visualización genera, al parecer, un ingreso a quien
lo protagoniza. José Mota, sin ir más lejos, ya no necesita hacer monólogos en
un teatro, en una sala de espectáculos, o en una cadena de televisión. Ahora,
con sus gags inunda YouTube y parece que se ha convertido para él y muchos como
él en una forma de vida más que respetable y, por si fuera poco, sus
actuaciones, al estar grabadas, están exentas del riesgo del directo.
Ahora apenas se compran discos.
Los jóvenes —y no tan jóvenes— se descargan música de Spotify y otras
plataformas, previo pago o subscripción.
Todo ha dado un vuelco. Muchos
de los cambios han sido para bien, como esas aplicaciones que nos facilitan
ciertos trámites sin desplazamientos. Hay aplicaciones, o apps, como se suelen
llaman, que es más guay, para todos los gustos. Cada vez hay más gente que liga
a través de una de ellas, desde luego una forma más rápida y directa. Pero ¿más
fiable? Los perfiles se pueden falsear y hacerse pasar por quien no es. Los
ciberfraudes están a la orden del día y hasta en la policía existe una Brigada
especial dedicada a perseguirlos.
Pero todavía veremos muchos
más cambios en nuestra forma de vida o en la de nuestros semejantes. Si ya se
puede estudiar on-line y trabajar desde casa en un gran abanico de actividades
profesionales, y dedicar el tiempo libre a actividades de entretenimiento
mediante cualquiera de esas nuevas aplicaciones y redes sociales habilitadas
para ello, no me extrañaría que muy pronto nos comunicáramos los unos con los
otros exclusivamente mediante aplicaciones informáticas y ya no tengamos que
salir de casa para nada. Cada vez se compra más por internet. Al cine cada vez
van menos espectadores, pues Netflix, Prime video, Movistar plus, Filmin, HBO,
Rakuten y otras plataformas de streaming (un nuevo palabro) tienen una
gran oferta de películas y series y a un precio mucho más asequible al cabo del
año. Y la telemedicina se está abriendo paso. Pronto le sacaremos la lengua al
médico desde nuestro ordenador y nos auscultará por control remoto.
Quizá mis nietos no tarden
mucho en viajar de forma virtual, como un servicio más del Metaverso. Adiós
cines y adiós agencias de viaje. Y adiós a toda clase de actividades
presenciales. La vivienda será mucho más cara porque estará en ella todo
nuestro universo, sin el que no podremos vivir.
La verdad es que a este modo de vida no le daría ningún like.
No me gusta nada esa transformación de una vida sensitiva real a otra virtual, por muy lograda que sea.
ResponderEliminarSaludos.
El problema es que cada vez hay más personas que aspiran a ganarse la vida de esa forma (para mí, «del cuento»), pero solo unas pocas lo consiguen. Por eso hay tanto frustrado por el mundo.
ResponderEliminarYo tampoco le daría ningún like a ese modo de vida que comentas. A mí me da mas miedo que otra cosa.
Un abrazo.
Entiendo que labrarse un futuro a través de las redes tiene su dificultad, pero más valdría, en mi opinión, que lo que desean ofrecer al público fuera de primera necesidad y no chismes, burlas y tonterías al gusto del portador. para mí es indecente que alguien que se ha sacado unos estudios con esfuerzo y tesón tenga
EliminarUn abrazo.
la frase ha quedado cortada: tenga que malvivir, mientras otros viven del cuento.
EliminarLo del "cuentaverso" consistía al final en meternos a todos en casa je, je. Qué mejor manera que tener controlada a la población que auto-encerradas en sus casas...
ResponderEliminarRespecto a la fauna de Instagramers, tiktokers e influencers me parece también peligroso que den consejos de salud o nutricionales. Me parece delictivo incluso.
Un abrazo, Josep-
Al menos de ese modo se impedirían las manifestaciones públicas, a no ser que pudiéramos manifestar nuestro enfado y protesta apretando un botón desde casa, je, je.
EliminarNo soy de los que quieren que se prohiba aquello que no les gusta, pero cuando está en juego la salud del personal, debería exitir un control exhaustivo de lo que van pregonando esos gurús desinformados.
Un abrazo.
Estando en gran parte de acuerdo contigo, hay que decir que lo malo no es la tecnología sino el uso que se hace de ella. Sé que es una obviedad lo que digo y que se ha dicho muchas veces, pero es que es así. La tecnología nos ayuda mucho en todos los ámbitos de la vida y, salvo algún caso patológico, los jóvenes no dejan de salir con sus amigos y de llevar una vida social más o menos normal. Seguimos siendo muchos los que no vivimos de los like ni exhibimos nuestra vida en las redes. Yo no tuve redes hasta que no abrí el blog y me hice de Facebook y Twitter para darle promoción. Tan solo publico fotos de las portadas de los libros que leo. Nadie sabe dónde voy de vacaciones ni conoce la cara de mis familiares.
ResponderEliminarNo creo que los nuevos modos de vida sean tan negativos y, en todo caso sí que creo que los aspectos positivos superan en mucho a los que no lo son. Me parece más triste lo de los ancianos, y no tan ancianos, abonados al Tele 5 que lo de los jóvenes con los like, ja, ja.
Un beso.
Nada de rollo. En realidad pensamos lo mismo lo que pasa es que creo que cada uno le miramos un lado de la cuestión. Tú lo negativo y yo lo positivo. A mí también me enerva la gente que se gana la vida de influencer o de famoso. Pero qué sería de mí sin WhatsApp o sin Google... 😃
EliminarAparecen nuevas aplicaciones, nuevas maneras de relacionarse, nuevos modos de "ir a la oficina" desde casa... Estamos ante un cambio de época. ¿Mejor, peor, que lo anterior? Para quienes hemos sido jóvenes en "lo anterior" ciertamente peor. Lo que sí es cierto es lo que Miguel apunta acerca de que cuanto menos salgamos e interactuemos entre nosotros más controlados nos tendrán. Afortunadamente veo que experimentos como el metaverso se tambalean y que el afán por los "like", creo que también ha perdido su punto de ebullición. Todos sabemos que a veces lo único que hay es un automatismo sin lectura alguna de aquello que se está alabando.
ResponderEliminarNo sé, no sé, yo le doy un margen a lo nuevo pues pienso que el tiempo va decantando y dejando por el camino las chorradas (a mí lo del metaverso para particulares me lo parece sin duda alguna) y aceptando con aplauso otras innovaciones como las reuniones online, la posibilidad de una inicial consulta médica por videollamada, el teletrabajo, y otras que han venido a simplificar y mejorar nuestra vida. Pero, cuidado, no debemos encerrarnos en nuestra concha y aislarnos del resto de personas. La socialización personal es esencial.
Un abrazo, Josep
La sociedad evoluciona, aunque no siempre sea para bien. Internet fue un adelanto comparable al invento de la imprenta. Todo cambió. Y dentro de Internet se ha abierto otra puerta revolucionaria que da paso nada menos que a la vida on line. Esto ya no lo vamos a ver nosotros, y me atrevo a decir que afortunadamente.
ResponderEliminarSAludos.
Está muy bien que hayan sesudos invetigadores que intenten hallar nuevas fórmulas para facilitarnos la vida, pero tengo mis dudas de si en realidad inventan para hacernos un favor o para controlarnos más y, de paso, complicarnos la vida.
EliminarUn saludo.
Como todo tienen su lado bueno y el perverso, pero aunque no queramos inmiscuirnos en ciertas cosas terminamos embarrados a la fuerza. Mira que yo no tenía ninguna intención de escuchar la última porquería de Shakira pero ya la he tenido que escuchar más de una vez.
ResponderEliminarNos tenemos que adaptar amigo, aunque por suerte no a todo.
Abrazos
Si uno se interna en las redes sociales voluntariamnete y encuentra basura, pues qué le vamos a hacer, en cierto modo es un riesgo conocido y que uno acaba asumiendo. Lo malo es que, sin quererlo, nos ametrallen con fakes y vídeos insulsos a todas horas sin desearlo y sin poderlo evitar.
EliminarParece que no nos queda otro remedio que aguantar el chaparrón de la mejor forma posible.
Un abrazo.
Han sido una revolución. El Face lo fue, ahora va de bajada, claro, pero sin ellas es como no existir, parece.
ResponderEliminarUn abrazo
Sí, facebook está un poco de capa caída; algunos incluso dicen que es cosa de viejos, je, je. Las nuevas generaciones son más de instagram y tiktok. Twiter ha quedado para la disputa político-social, para machacar al contrario y despacharse a gusto contra todo lo que disgusta al twiteador.
EliminarUn abrazo.
Las redes sociales las carga el diablo, jajajaja. Ahora en serio, coincido contigo en casi todo lo que expones en tu post, aunque, al igual que Rosa Berros, prefiero ver el vaso "medio lleno", por la cuenta que me trae. Aún asumiendo que las redes sociales pueden ser bastante perniciosas si no las controlas tú en vez de ser ellas quienes te controlen a ti, no se me ocurre otra manera de promocionar nuestras publicaciones o nuestras creaciones literarias sin invertir un pastón en publicidad o marketing. Para nosotros, que no vivimos de la literatura ni tenemos una editorial detrás con un equipo de community managers o publicistas que se encarguen de promocionar nuestros libros, sería prácticamente imposible hacernos "visibles " en ese maremagnum inabarcable que es Internet. Como sabes, tengo cuenta en Facebook y en Twitter, y mis publicaciones cada vez son menos visibles porque no invierto un duro en "comprar" visibilidad. Hace tiempo que vengo recibiendo consejos de hacerme una cuenta en Instagram, pero me da una pereza enorme. Ni siquiera tengo al día otras redes sociales como MeWe (un fracaso) o Goodreads. Sinceramente, me supera todo esto.
ResponderEliminarEn cuanto a los influencers, tiktokers y toda esa peña que se dedica a retransmitir chorradas las 24h del día (hay hasta canales donde se ve a gente simplemente comiendo. En serio. No es coña), todo eso a mí me hace sentir viejuno. La sobreexposición me abruma, y hace que crezca en mí un rechazo casi enfermizo (por ejemplo, llevo días hasta las narices de la puta cancioncilla de la Shakira contra el Piqué. Te la meten hasta en la sopa). A veces me gustaría vivir al estilo Henry Stockleigh, y olvidarme de que ahí fuera hay un mundo del que cada día que pasa siento más ajeno.
Un abrazo, Josep. Por cierto, Soy Pedro Fabelo (lo digo porque hoy el sistema no me deja publicar con mi nombre. ¡Con lo fácil que era todo antes, carajo!).
Por cómo se expresaba ese Anónimo, supuse que eras tú y que te había ocurrido lo mismo que a mí en más de una ocasión. Bueno, mal de muchos..., ja, ja, ja.
EliminarYo veía el vaso medio lleno hasta hace poco, pero a medida que veo idioteces en las redes, y cómo estas van comiéndole el coco a jóvenes que estaban sanos mentalmente hasta que entraron en la red de esos desaprensivos, pues mi percepción sobre la "obra social" de esas aplicaciones ha cambiado radicalmente.
Por otra parte, veo con cierto desconsuelo, que sin el apoyo de esos medios uno no se come un rosco y no me refiero al tema de ligar (que ya no está en mi esfera de intereses, je, je) sino de promocionarse y darse a conocer como escritor. Si no entras en el juego, no eres nadie.
Y lo peor de todo es que, sin quererlo, nos bombardean con chorradas, como la cancioncita de Shakira, que parece ser el tema predilecto de todos los canales y medios de comunicación. Qué pena, penita, pena.
Y ya no entro en las estafas por internet y por cualquier otro medio, porque eso ya me pone enfermo.
Un abrazo, Pedro.
Hola, Josep. Me gusta mucho tu análisis del derrotero que puede llevar esta sociedad. El internet puede ser una herramienta increible, aunque un catalizador para malas decisiones fatal. El you tube abrió un abanico inmenso y a mano para poder escuchar cualquier tipo de composición. Años atrás era una odisea eso de poder escuchar lo que se quisiera. O ibas a alguna tienda con la esperanza de encontrarlo o estabas perdido. Aun así, creo que la cosa se está yendo de las manos. Que la canción esta de Shakira haya sido la comidilla incluso de telediarios es muestra de ello.
ResponderEliminarYo soy poco de redes, entro y a los 5 minutos me pregunto que qué hago ahí, y es que no hay mejor red social que el mundo real, porque, ¿Qué red puede competir contra la red social "barra de bar"? Jeje.
Un abrazo, Josep!
Desde luego, Pepe, no hay nada como sentarse a la mesa con una cerveza entre manos y una compañía agradable con quien compartir ideas y anécdotas, e incluso algún que otro tema filosófico profundo, je, je.
EliminarEn el bar, por lo menos le das trabajo a su propietario y al camarero, que de las redes sociales solo viven unos cuantos vividores.
Ya en plan más serio, hay que ser muy cauto hoy en día con lo que lees, y te crees, y por donde pisas cuando entras en una página web atraído por un titular aparentemente intersante.
Si pusiéramos en un platillo de la balanza los pros y en el otro los contras del uso de las redes sociales y aplicaciones informáticas diversas, yo creo que el fiel se decantaría hacia la parte negativa.
Un abrazo.