Como doy por sentado que ya no habrán más comentarios en mi entrada anterior (me habría gustado conocer la opinión de quienes han faltado a la invitación y que son, precisamente, quienes podían haber arrojado más luz a mi disquisición), paso a otro tema de mayor interés general, o así lo creo.
Me declaro ecologista a
ultranza y también amante del arte como patrimonio cultural de la humanidad. Si
en el primer caso no hay fisuras en mi actitud, en el segundo discrepo muchas
veces con lo que algunos llaman arte. Pero esto ya es otra cuestión.
Volviendo al ecologismo,
siento verdadera inquina hacia la ignorancia, pasividad, egoísmo y codicia que
manifiestan quienes ostentan el poder económico mundial ante la degradación sin
paliativos que está sufriendo nuestro planeta. Todas las cumbres sobre el
cambio climático han terminado con un rotundo fracaso, prevaleciendo siempre
los intereses económicos por encima de los planes para detener esta imparable
degradación que en los próximos treinta años puede que nos lleve a un punto de
no retorno. En este sentido, la COP27, celebrada estos días en Sham el-Sheikh
(Egipto) no ha sido una excepción, con el agravante de que los representantes
de las petroleras han superado con creces a los de los diez países más
vulnerables a la crisis climática juntos. Creo que está más que claro el
motivo. Por no hablar de la incongruencia —o debería decir cinismo— de que la mayoría
de líderes y dirigentes mundiales han asistido a la Cumbre trasladándose en
aviones privados altamente contaminantes.
Si la protesta contra la
gestión en la Sanidad madrileña convocó a cientos de miles de ciudadanos
indignados, una manifestación contra la crisis climática debería reunir al
mismo, o mayor, número de agraviados por esa pasividad política —porque son los
políticos y no los científicos quienes tienen las riendas para solucionar dicha
crisis—. Pero si Isabel Ayuso calificó la protesta ciudadana contra su mala
gestión como un acto político instigado por la izquierda como argumento
descalificador, las manifestaciones organizadas por movimientos ecologistas no
están libres de críticas despreciativas hacia sus promotores, también de
izquierdas.
A Greta Thunberg la
ridiculizaron hasta lograr que pasara de ser un héroe mundial, un icono del
activismo ecológico, a una niña manipulada para servir a intereses poco claros.
Pero ¿de dónde le llovieron más críticas? De Putin, de Trump y de Bolsonaro,
principalmente. El resto de mandatarios simplemente la trataron con
condescendencia, por no hablar de la mención a su síndrome de Asperger, como si
ello fuera motivo para devaluar sus reivindicaciones. Cierto que, por otra
parte, ha recibido varios premios y reconocimientos, pero el resultado de su
labor sigue en el aire. En nuestro país, ha aparecido recientemente una joven
catalana de 15 años, Olivia Mandle, a la que se han apresurado a llamar la
Greta Thunberg española, que también intenta concienciar a la sociedad en
general y a los jóvenes en particular sobre la imperiosa necesidad de salvar el
planeta con acciones decididas, valientes y de calado internacional. ¿Tendrá
éxito? Lo dudo mucho.
¿Cómo levantar la voz para que
la salvación del planeta Tierra no solo sea del interés de unos cuantos y que
los países más contaminantes se pongan de una vez por todas manos a la obra?
Algunos ecologistas piensan que hay que hacer algo rotundo, impactante, que
haga reaccionar al mundo entero. ¿Pero qué?
Hace unos días, la televisión
nos sorprendió con una noticia entre curiosa y alarmante: dos activistas
ecologistas arrojaron sopa de tomate al cuadro Los girasoles, de Van Gogh, en
la National Gallery de Londres para protestar contra la explotación de
yacimientos fósiles en el Reino Unido. Afortunadamente, el cuadro estaba
protegido por un cristal y el hecho no pasó de ser anecdótico. Pero a
continuación, estas activistas fueron secundadas por otras y otros museos
fueron el escenario de actos calificados por algunos como ecoterroristas. Obras
pictóricas de Goya, Claude Monet, Andy Warhol y Gustav Klimt, entre otras, han
sido objeto de ataques con distintos tipos de productos. Incluso una réplica de
la momia de Tutankamón, en el museo egipcio de Barcelona, ha sido recientemente
objeto de ataque con un líquido que pretendía emular al petróleo.
Los protagonistas de esos actos
son todos miembros de diversas organizaciones de defensa del medioambiente, que
pretenden con ello alzar su voz y hacer un llamamiento para que se tomen
acciones más contundentes para frenar el calentamiento global. Pero yo me
pregunto si este tipo de acciones, en lugar de sensibilizar a la gente, no
tendrá un efecto negativo, desacreditando al movimiento ecologista, dándoles la
razón a quienes califican a los defensores de la naturaleza como unos
extremistas irracionales. Aunque las obras de arte atacadas estuvieran
protegidas por un cristal, hecho conocido por los activistas, no me parece esta
la mejor forma de protesta, si con ella se pretende sensibilizar a la población
en general, y no digamos a las autoridades e instituciones.
Alguien ha dicho en su defensa
—y tiene parte de razón— que la mayoría de reivindicaciones y protestas
llevadas a cabo por los ecologistas apenas han tenido repercusión mediática,
mientras que estas acciones han dado la vuelta al mundo. Yo creo que, al margen
de la publicidad alcanzada, el resultado será, me temo, el contrario al
pretendido, tachando una vez más a los activistas ecologistas de fanáticos
irresponsables.
En todas las manifestaciones
habidas y por haber siempre he considerado absurdo e injusto que paguen justos
por pecadores. Los afectados por las protestas tienen que ser los responsables
de aquello que las ha motivado. Un corte de carreteras para protestar contra un
despido colectivo solo afecta a los ciudadanos que van a trabajar. Si se
protesta contra los bajos precios que cobran los agricultores en comparación
con el precio final del producto, esta debe dirigirse a quienes tienen en sus
manos la potestad para corregir esa injusticia, no a la ciudadanía que, además,
también sufre, como consumidor, el resultado de esa grave anomalía. Pues del
mismo modo me parece injusto que sean las obras de arte las que sufran la
represalia de una protesta ecológica a escala mundial. Si lo que buscan esos
activistas es notoriedad, la han conseguido, pero no creo que su imagen salga
bien parada, todo lo contrario.
Nunca he creído en el argumento de que es mejor que hablen de uno aunque sea mal. Oscar Wilde, a quien se le atribuye la frase «hay solamente una cosa en el mundo peor que hablen de ti, y es que no hablen de ti», así lo creía, pero yo no. Al menos no siempre. Pero, claro, yo no soy un hombre de letras tan insigne que necesite ser objeto de habladurías.
Desde que el cambio climático se ha puesto de moda, todo el mundo se lanza a luchar contra él de las formas más variopintas, desde hacerse vegano, hasta atacar a los cuadros en los museos. Pues siento decirlo, pero ahora ya muy poco se puede hacer por el futuro inmediato. Los gases vertidos durante el último siglo, van a estar unos cuantos siglos más subiendo la temperatura. No terminará esto con la Tierra, puede que solo con el modo de vida al que estamos acostumbrados. Y puede que sea la forma que tiene la Tierra de sacudirse de encima este animal molesto que tanta guerra le está dando. Veinticuatro años hace que empecé a hablar en mis clases del cambio climático. Veo que ahora el tema se ha puesto de moda, pero a efectos prácticos, desde hace veinticuatro años, no se ha hecho más que empeorar y aumentar las actividades que lo causan. Ahora me he hecho nihilista. La Tierra sabrá salir adelante como ha hecho siempre. Una especie que solo hace lo que la evolución le permite, no va a causar más daños en la Tierra que el meteorito que terminó con los dinosaurios... Este puede que sea el "meteorito" que termine con los humanos. Puede que al final seamos más idiotas de lo que parecemos y de lo que nos creemos.
ResponderEliminarUn beso.
Ojalá tengas razón y nuestro planeta sea capaz de resisitr los embates de esa contaminación creciente e imparable que lo atormenta y atormenta a todos los seres vivos. Que el deshielo de los polos, la elevación del nivel del mar, las sequías crecientes, la falta de agua, las tormentas huracanadas y los tsunamis, incluso la devastación causada por las guerras, no acaben con la vida en la Tierra y que esta sea capaz de sobrevivir y contraatacar. Yo, si fuera ella, me sacaría de encima a toda esa mierda que vertimos y a los que la generan, y a empezar de cero. El hombre merece extinguirse como lo hicieron los dinosaurios y que sean nuestros parientes homínidos los que tomen el relevo. Seguro que lo hacen mejor, je, je.
EliminarUn beso.
Hola.
ResponderEliminarAy qué intriga me dejas al decir que no habrá más comentarios, ahora necesito saber quienes no han acudido a tu invitación para saber quienes son esos que habrían resuelto las dudas. Bueno, esta semana estoy entre los que no contestan, ando a mil cosas y no he podido.
Respecto al tema de hoy...Complicado.
Nosotros somos ecologistas de toda la vida, yo llevo reciclando unos 35 años, evito el plástico, intento no abusar de coche y moto (no siempre podemos) y hago mil y un cosas largas de enumerar. Pero la cosa pinta mal, me voy volviendo, como Rosa, un poco nihilista.
Obviamente esos hechos vandálicos no representan a un colectivo, son casos aislados pero claro, que benefician a los que niegan el cambio climático, a los tierraplanistas y demás sectores de la sociedad que tienen una venda en los ojos.
Espero que no se repita, que Klimt, Monet, Goya y demás se merecen tranquilidad, ellos no pintan nada en esto.
muy feliz tarde.
Pues mira, sí que ha habido algún comentario más gracias a esa nota introductoria que he puesto. Pero alguno de ellos, no sé cómo, han desaparecido. Últimamnete me ocurre con bastante frecuencia, que comentarios que leo por correo electrónico luego no los veo en el apartado correspondiente del blog.
EliminarRespecto al tema que nos ocupa, en casa también reciclamos y procuramos tener un comportamiento respetuoso con el medio ambiente. Intentamos no derrochar agua ni electricidad y, siempre que podemos, utilizamos envases reciclables. Pero todo ello resulta insignificante si vemos el comportamiento general, no solo de otros ciudadanos incívicos, sino de quienes contaminan cientos de miles de veces más. Hablamos de utilizar fuentes alternativas de energía renovable, pero los grandes cruceros y barcos de carga siguen cruzando los mares contaminando una barbaridad, cuando no vertiendo por accidente toneladas de fuel, o los aviones comerciales, o el uso de combustibles fósiles, por no hablar de la manipulaciñon a la que estamos sometidos haciéndonos creer que el carbón, el gas y la energía nuclear son energías verdes.
Hay que manifestarse contra el cambio climático, o mejor dicho contra los que siguen contaminando el planeta enriqueciéndose, y hay que hallar formas mucho más llamativas y eficaces para concienciar a los que todavía no lo están y a los verdaderos responsables de esta sinrazón que esa performance de lanzar productos, por inócuos que sean, sobre obras de arte. No veo la relación entre lo que hacen y lo que pretenden, aparte de llamar la atención y ocupar unos minutos en los telediarios.
Un abrazo.
Complicados asuntos Josep, los unos y los otros, y creo que en todos hay intereses que desconocemos y que muchas veces serán oscuros y cosas peores.
ResponderEliminarEn cuanto a lo de arrojar cosas a las obras ya me parece que hasta se vaya a volver una moda, como tantas otras tonterías, pero quién sabe.
Abrazos
Los intereses económicos suelen ser oscuros aunque los intuyamos. Detrás de muchas negociaciones aparentemente lícitas se esconden intereses ocultos y que, en el mejor de los casos, descubrimos cuando ya es demasiado tarde.
EliminarAhora no solo son los políticos los destinatarios de la ira de los activistas ecologistas, también tienen que protegerse de ella las obras de arte, Qué culpa tienen, digo yo.
Un abrazo.
Yo creo que estas últimas acciones de tirar cosas a las obras de arte, sí que han atraído la mirada de mucha gente y no ha pasado desapercibido, pero pienso que no lograran lo que pretenden sino un efecto negativo sobre los activistas ecológicos. Y creo, como tú, que quienes tienen la posibilidad en sus manos de hacer algo significativo, no son los científicos sino los políticos, pero a ellos solo les interesa el hoy y mañana cercano para sus propios intereses y el futuro que dejemos, como ya no estarán, les da lo mismo.
ResponderEliminarCreo que como esto no cambie, y no sé como, tenemos un mal futuro para nuestro planeta.
Un abrazo.
El efecto real de esas acciones es el mismo que tendría si un grupo de activistas de desnudara en plena calle como protesta por el cambio climático. Seguramente lo único que lograrían sería provocar risas y burlas. Hay que ser más creativo y resolutivo a la hora de mostrar nuestra disconformidad con lo que las grandes petroleras y algunas multinacionales del sector químico están haciendo con el planeta. O contra la desforestación brutal que asola gran parte de nuestra reserva natural solo para sacar provecho de la madera o para sustituir los bosques, nuestro pulmón verde, por cultivos más rentables para las multinacionales alimenticias.
EliminarDarle la vuelta a esta situación no es tarea fácil, pero debemos insistir, una y otra vez, hasta ser escuchados, porque, de lo contrario, vamos en caída libre.
Un abrazo.
Yo también estoy contigo en que esas agresiones a las obras de buscando llamar la atención por el deterioro del planeta no solo no aporta nada a la causa, sino que le perjudica.
ResponderEliminarUn abrazo.
Llamar la atención sobre un problema que nos atañe a todos está muy bien, pero habría que buscar otro modo igualmente llamativo pero menos ridículo.
EliminarUn abrazo.
Me acabo de dar cuenta, por tu introducción, que me he perdido algún post tuyo. Ya veo que Blogger actualiza cuando quiere, si quiere.
ResponderEliminarEn este tema, las acciones reivindicativas, son meras performances para salir en los periódicos y en la tele, con un resultado para mí, más negativo sobre el tema en cuestión.
Además sirve para justificar que toda esa gente que habla del calentamiento son unos tarados. Jóvenes revolucionarios de salón.
Mientras los políticos lavan sus conciencias haciendo el paripé en reuniones que no sirven para nada, intentando perjudicar a la economía lo menos posible y ahora con la excusa de la guerra de Ucrania, decir que no se puede hacer nada, por qué lo primordial es conseguir energía como sea.
Un abrazo.
Creo que esos activistas no han acertado con el modo de hacer pública su protesta. No sé si es por su juventud o su mala cabeza, que han optado por una forma que, efectvamente, ha llamado y mucho la atención del público, pero que pasará a mejor vida en cuestión de semanas. Lo curioso es que siguen habiendo manifestaciones de este tipo, hasta que se den cuenta que no llevan a ninguna parte y que lo único que ganan es la crítica de gran parte de la sociedad. Pero, claro, es muchísimo más fácil y seguro arrojar pintura sobre un cuadro que colgarse de lo alto de una grua o abordar un buque petrolero con una lancha zodiac, como hicieron tiempo ha los de Greenpeace. No es que quiera que arriesguen sus vidas, pero con esas acciones tan temerarias sí, creo yo, ganan el respeto de todos los ecologistas y no ecologistas.
EliminarY en todo caso, antes de lanzar un bote de lo que sea sobre un lienzo, yo se lo lanzaría a los políticos inútiles que solo asisten a esas Cumbres del clima para salir en la foto y hacernos creer que se preocupan por el futuro de nuestro planeta.
Un abrazo.
Como he visto que a mi amigo MIguel Pina (Cine y críticas marcianas) el "sistema" le ha vuelto a eliminar su comentario, y no quiero perderlo después de tiempo que ha dedicado en escribirlo, lo reporduzco a continuación tras copiarlo del texto recibido por Gmail:
ResponderEliminar"Este atentado o atentados contra el arte lejos de ayudar a la causa ecologista son armas que se les proporcionan a los negacionistas, trumpistas y otros pájaros que pululan por nuestro mundo. En cualquier caso el ser humano es tan irracional que se extinguirá por sí mismo. Aunque lo peor no es eso. El daño causado al planeta y a la Naturaleza podría ser tan devastador que también se podría cargar la casa común en la que nos ha tocado nacer como especie. En fin...
Un fuerte abrazo, Josep."
Y paso a responderle:
EliminarSiempre he pensado que cuando se quiere expresar una disconformidad en público, son muy importantes las maneras, pues las malas maneras suelen desprestigiar a quienes las emplean. Hay que cuidar el qué y el cómo se dice, y esas actuaciones, por muy justificadas que parezcan, desacreditan a quienes las emprenden, dando alas a sus detractores.
Está claro que la desesperación ante el daño tan grave que el hombre está perpetrando contra nuestra casa común, auspicia acciones desesperadas, pero siempre es mejor optar por recursos que todos puedan entender y apoyar.
Un fuerte abrazo, Miguel.
Abrazos, Josep, y gracias por la imaginativa forma de reparar estas fallas de blogger.
EliminarLa sociedad de consumo y capitalista en la que vivimos tiene un estómago formidable: todo lo asimila, lo deglute y lo incorpora a ella. Ha pasado con todo y también pasará con la última moda de pegarse a las paredes de los museos o a los marcos de los cuadros tras haberlos embarrado un poquito. A mí me parecen actuaciones propias de niños malcriados -son nuestros, los hemos educado y criado nosotros- que quieren sus 15 minutos de gloria mediática. ¿Resultados? Pues bueno, sí, una concienciación tipo: "Jó, es verdad, estamos acabando con el planeta". Y acto seguido, encender un cigarrillo, acabar el cubata, subirse al coche y a coger setas en el monte antes de que se llene de depredadores micológicos como quienes hablan. Es así, somos así.
ResponderEliminarEstoy con Rosa. Creo que el planeta se equilibrará por sí solo, y que el cambio climático servirá `para acabar con la humanidad y así volver la Tierra por la senda donde debiera. No sé si podríamos hacer más; y lo que es más grave, no sé si los Putin, Biden, Jin Ping, Trump, y demás satélites aduladores de unos y otros quieren de verdad hacer algo para intentar parar el lío. De primeras, lo que veo es que todos se suben a su Falcon y se piran a pasar el finde.
Un abrazo
Ciertamente hay mucha hipocresía, tanto en las manifestaciones orales de los políticos que quieren aparentar un compromiso con la crisis climática como en las resoluciones que se emiten tras cada una de esas Cumbres. Siempre buscando acuerdos de mínimos y luego ves que son los mismos que en resoluciones anteriores. No se avanza lo que se debería avanzar en la proteccion de nuestro planeta. Y en esas actuaciones públicas de jóvenes rebeldes (aunque con causa) solo se logra distraer al personal unos instantes y luego, como bien dices, y dijo Julio Iglesias, la vida sigue igual.
EliminarCuando no se sabe qué hacer o no se quiere hacer nada, la única opción (y eso lo saben muy bien nuestros políticos) es no inmutarse y que sea lo que Dios, o la Naturaleza, quiera.
Un abrazo, Juan Carlos.
Muchas gracias, Julio David, por tu interesante reflexión.
ResponderEliminarTienes razón al decir que esos activistas escenifican de una forma, digamos "popular", su protesta contra el cambio climático. No sé si son la avanzadilla de un movimiento mucho más serio y profundo o simples actores que, una vez perpetrada su acción, se repliegan a sus cuarteles esperando nuevas instrucciones. Yo les creo sinceros, pero, en cambio, dudo mucho de la efectividad de sus performance.
Y tienes mucha más razón al nombrar la labor incansable y peligrosa de los defensores de a pie de la naturaleza, los voluntarios y nativos que reivindican la conservación de la selva y de sus tierras, frente a las agresiones de las grandes mutinacionales capaces de todo con tal de lograr su objetivo: enriquecerse todavía más. Eso son los verdadero artífices de la lucha contra la crisis climática originada por la deforestación y la contaminacion de las aguas.
En la Cumbre climática en Egipto, estos activistas han tenido ocasión de llamar la atención del mundo "civilizado", así como en los actos en Brasil a favor de Lula da Silva, que promete defender la integridad de la Amazonia. Veremos qué hay de cierto en ello.
Un abrazo.
Particularmente estos activistas me parecen unos extremistas, y desde luego no van a conseguir con lo que hacen, la simpatía de nadie, ni del público en general, ni de los que podrían hacer algo.
ResponderEliminarYo cuando he visto que se pegaban a la pared, o a un cuadro, mi pensamiento era maligno... Y desde luego prefiero las manifestaciones de lo agricultores y ganaderos, que cualquiera que puedan hacer sobre el cambio climático. Ni unos ni otros van a conseguir nada mientras los políticos en vez de pensar en ellos, piensen más en los pueblos.
Un abrazo Josep, y no sufras que la vida es muy corta, :)))
Hola, Elda. Yo también tuve malos pensamientos, je, je. Los habría dejado pegados hasta que la cola dejara de hacer efecto, es decir durante años, ja, ja, ja. Y es que todas las acciones tienen su reacción, y ese numerito no tiene otro objetivo que llamar la atención, cosa que, por si sola, me parece bien, pero ni es el modo ni el lugar para hacerlo. ¿Qué relación hay entre el cambio climático y el arte? Ellos alegan que hay que prestar menos atención al arte y más al planeta, pero creo que eso es una forma absurda de sacar a colacion el problema que a todos nos afecta por igual.
EliminarComo decia por ahí arriba, si quieren lanzar huevos o sopa de tomate a alguien, que sea a los políticos que, pudiendo hacer algo, miran hacia otra parte.
Intento no sufrir demasiado, amiga, pero soy así, me irrita ver tanta estupidez humana.
Un abrazo.
Yo también me considero ecologista, o amante de mi planeta, que es parecido. Durante años fui socia de Greenpeace, pero me borré porque, a mi entender, esa organización en cuanto se encumbró perdió el norte, se desvirtuó sensiblemente y ya no "me representa".
ResponderEliminarCreo que el activismo ecológico también ha perdido ese norte, se le ha ido la pinza. Las últimas actuaciones en museos a mí me han cabreado mucho. Lo de que tiene repercusión mediática a mí no me vale, se me ocurre que podían quemarse a lo bonzo y también saldrían en la tele, y no por ello sería una buena idea. No todo vale en la lucha por los derechos porque si, con tal de llamar la atención, recurres a medidas extremas eres más arrogante que quienes dices combatir.
Entiendo que es desesperante la inactividad de los gobernantes, pero muchos ecologistas dejan bastante que desear con sus propias acciones. Yo, de momento, seguiré con mis propias actividades ecológicas: reciclar todo todito todo (ya no me caben más cubos de basura en la cocina), voy andando a muchos sitios si no están demasiado lejos, bajo las escaleras en lugar de utilizar el ascensor, no me cambio el móvil y el portátil hasta que ya no funcionan, etc, etc. Me gustaría saber qué hacen "en su casa" muchos de esos activistas.
Besos ecológicos.
Desde luego que hay muchas contradicciones entre los defensores de la Naturaleza. Lo que dicen en público y lo que hacen en privado, probablemete sea muy distinto. Queda muy bien etiquetarse como ecologista, y luego no predicar con el ejemplo. Yo también aplico todas esas medidas que mencionas, menos lo del ascensor porque vivo en unos bajos, ja, ja,ja.
EliminarPero no deja de ser desesperante que, mientras que los "buenos ciudadanos", o ciudadanos concienciados, respetamos el medio ambiente, nuestras acciones resulten a nivel mundial como un vaso de agua en medio del océano. Lo que ahorramos en energía, la malgastan a raudales las empresas, corporaciones y los países que más contaminan. Ponemos nuestro granito de arena, pero quienes tienen que poner montañas, disponiendo de los medios necesarios, se quedan de brazos cruzados o bien dan tímidas muestras de interés.
A los movimientos ecologistas solo les queda el derecho a manifestarse, pero entre los detractores, que los ridiculizan, y la impotencia de quienes solo pueden gritar pero no actuar, todo queda en agua de borrajas. Por eso algunos se lanzan a montar numeritos sin pensar en las consecuencias prácticas, que no son otras que desprestigiarlos todavía más. Y en el caso de los ataques a obras de arte se lo tienen merecido, por descerebrados.
Un beso.
Yo en este tema destaco la manipulación que hay sobre todos nosotros. Nos manipulan una veces de forma descarada y otras de forma subliminal dándonos la razón. Esta segunda opción es la que yo veo en activistas como Greta, una niña que ya se demostró que estaba "gobernada" por empresas energéticas que iban a su interés. La protesta contra la sanidad de Madrid fue algo totalmente politizado, solo así se explica que acudiesen cientos de autobuses de otras ciudades a pedir que dimitiera Ayuso. Yo que vivo en Madrid no me veo cogiendo un bus hasta Cantabria y vociferar dimisión Revilla. El problema es de la Sanidad en todo el conjunto del país.
ResponderEliminarEn cuanto a los museos, yo veo a unos chicos que son manipulados, chicos que deben de tener poca cutura para no valorar los posibles desperfectos en un cuadro de Van Gogh. Cuando la gente ha puesto el grito en el cielo, entonces el daño lo hacen a los marcos, es decir, un daño a la carta,
En cuanto a la cumbre contra el cambio climático ¿Cuántos aviones han utilizado cada uno de los paises para acudir al evento?
Nadie hace nada por detener el cambio climático, todo es apariencia. Esto no tiene arreglo.
SAludos.
Todos hemos sido manipulados en más de una ocasión; lo malo es no darse cuenta, pues entonces los manipuladores hacen de nosotros unos títeres a los que mueven los hilos a su antojo. Yo creo que toda manifestación tiene una motivación subyacente política, sobre todo cuando se protesta contra la conducta de las instituciones y de los poderes fácticos. Lo verdaderamente importante, en mi opinión, es que haya un verdadero motivo para protestar. Que haya algún interés político detrás ya es, patra mí, secundario.
EliminarEsos chicos que atacan obras de arte con la excusa de protestar contra el cambio climático, o mejor dicho contra la inacción de los gobiernos, no creo que estén totalmente manipulados, solo espoleados para hacer algo llamativo sin reflexionar en la lógica de tales actos. Yo más bien los calificaría como jóvenes irresponsables e imaduros que solo buscan llamar la atención sin pensar en lo inútil de sus actos.
Y finalmente, como he dicho más arriba, en la Cumbre contra el cambio climático ha habido tanta hipocresía y contradicciones, que siento vergüenza ajena. Ojalá tuviera arreglo, pero soy muy pesimista.
Un abrazo y gracias por dejar tu opinión.
Saludos, Josep.
ResponderEliminarMe llama la atención que la palabra más repetida en los comentarios sea "manipulación". Me sumo a ellos. Yo también soy de la opinión de que vivimos constantemente "manipulados" por los que nos mandan (gobernar es otra cosa). Y lo peor es que los medios de comunicación contribuyen a ello de manera decisiva, como eficaces altavoces de "la voz de su amo". Vivimos en una sociedad polarizada en todo los aspectos (nosotros-ellos, los míos-los tuyos, progres-fachas, izquierda-derecha, buenos-malos, ricos-pobres, y así, hasta el infinito). Y, mientras tanto, el Planeta se muere. Lo estamos matando entre todos. Pero no ahora, sino desde que se inició la revolución industrial, lanzando gases contaminantes al aire y haciendo cada vez más grande el agujero de la capa de ozono, llenando de chatarra espacial los alrededores de la Tierra y contaminando ríos y mares con vertidos de todo tipo. Y como no hemos tenido suficiente con la Tierra, ahora resulta que llevan tiempo pensando en colonizar la luna. La pobre, no sabe la que se le viene encima. El ser humano no tiene remedio. Como decía Zappa: la estupidez es el bloque básico del que está construido el Universo. ¡Cuánta razón!
Un abrazo.
La mayor y más notoria manipulación es la de hacernos creer que no podemos detener el progreso tecnológico y que todos los avances en este terrero son para bien, facilitándonos la vida, cuando en realidad nos están "esclavizando", haciéndonos rehenes de esas tecnologías que (muchos ignoran) contribuyen, y mucho, a deteriorar aun más el medio ambiente. Nadie prescindirá de su smatphone por mucho que les digan que el coltan, uno de los minerales utilizados en su fabricación, implica un trato de esclavitud, la destrucción de ecosistemas e incluso conflictos armas en las zonas de explotación minera, por no hablar de su elevado efecto contaminante.
EliminarAsí que la degradación del medio ambiente no solo está causada por la acción voluntaria de las grandes empresas petrolíferas y otras multinacionales que, por su actividad, contaminan ríos, lagos y mares, sino por la pasividad de la gran mayoría de ciudadanos de a pie que, por su ignorancia o su pasividad, contribuyen a ello cada vez más. También nos manipulan haciéndonos creer que la solución a la contaminación atmosférica por los vehículos a motor pasa por el coche eléctrico, sin contarnos la problemática inherente a las grandes baterías que precisan, y que generan una importante contaminación durante el proceso de fabricación y cuando son desechadas en el vertedero. Y, además, ¿de dónde procede la electricidad de la que se alimentan? Y mientras las mentes clarividentes alertan de la imparable destrucción de nuestro planeta, los políticos al mando solo están interesados en confraternizar con quienes son los mayores culpables. Con las cumbres sobre el cambio climático ocurre algo parecido que con el Mundial de futbol en Qatar, lo que cuenta no es la defensa de los derechos humanos sino la cuenta de beneficios a repartir.
Con un panorama así, no es extraño que cada uno vaya a su "rollo" y que las protestas sean tan pintorescas como inutiles. A fin de cuentas, nadie hará ni puto caso...
Un abrazo.
Hola, Josep, vaya entrada más sugerente.
ResponderEliminarNo sé si ecoterrorismo, pero no me parece el camino a seguir. Sí que es cierto que el hombre debería estar por encima de su obra, pero creo que hay otros caminos. ¿Cuáles? Pues no sé, jajaja, pero no creo que sea la propaganda que buscan esas acciones. Más si su canal de difusión es el televisivo, un canal podrido y utilizado para mover las conciencias de la gente hacia lo que los que mandan quieren. El camino de la propaganda está tan podrido que cualquier cosa que esté subyugada a ella apesta, aunque esta tenga buenas intenciones. En fin, desde mi punto de vista, habría que buscar otras vías, es difícil, pues para hacerse oír se precisan de unos instrumentos corruptos como los canales de información, pero una de las iniciativas sería producir uno limpio, aunque con ello a veces tuvieramos que echar por tierra nuestros propios ideales, no? La verdad es que no sé, jajaj.
Un abrazo, Josep!
Hola, Pepe.
EliminarTienes toda la razón al afirmar que los medios de comunicación, al no ser muchas veces imparciales, pueden distorsionar, si no las imágenes, pues estas son las que son, sí el mensaje.
También creo que si los/las protagonistas de esas acciones, en lugar de ser jóvenes desconocidos, hubieran sido personajes famosos (la baronesa Tita Cervera se ató hace años a un arbol frente a su museo en Madrid para evitar que lo talaran, salió en todos los medios y, si no me equivoco, se salió con la suya) otro gallo les habría cantado. Claro que siempre he creído que el fin no justifica los medios y los medios utilizados por esos activistas no son ni de lejos los óptimos, pues hacen peligrar precisamente lo que pretendían, a parte de llamar la atención, que era que la gente simpatizara con su causa.
Un abrazo, tocayo!
Me sumo a todo lo dicho y expresado tan bien en tu entrada y los comentarios.
ResponderEliminarLa naturaleza grita y nos tapamos los oídos y ojos.
La naturaleza nos pide ayuda y no somos capaces de dársela en la medida en que la necesita.
EliminarUn abrazo.
Todo es prisa hoy en dia😊
ResponderEliminarFeliz finde.