Mi reflexión de hoy peca de
ingenua, como la mayoría de las que publico en este espacio, pero, muy a
menudo, las preguntas más simples tienen las respuestas, si no las más
difíciles, sí las más complejas.
Estamos mucho más
acostumbrados a poner parches que a curar una herida de raíz. Lo de “más vale
prevenir que curar” es un ideal casi utópico, visto lo visto.
¿Alguien consideraría técnicamente
correcto ir apalancando, una y otra vez, un edificio que amenaza con
desplomarse en lugar de derribarlo y construir uno nuevo? ¿Alguien aceptaría
que un médico le recetara calmantes para un dolor cuyo origen no se ha
estudiado? Los tratamientos, médicos o del tipo que sean, que solo tienen por
objeto aliviar los síntomas sin atajar la causa que los producen, están
condenados inevitablemente al fracaso y quien así procede es digno de ser
considerado un patán, un ignorante o un irresponsable. Con ello solo se
cronifica o se agrava el problema. Causa y efecto, acción y reacción son
conceptos que la sociedad en general y los políticos en particular parecen
ignorar.
La migración provocada por el
hambre y el temor a la muerte, a causa de las guerras que siguen azotando
nuestro planeta, ha llegado a un extremo casi incontrolable. Algunos Gobiernos
y muchas ONG luchan por contener el desastre y aliviar el dolor, físico y
moral, de miles y miles de refugiados hacinados en campos que recuerdan muchas
veces a los de exterminio. Donaciones particulares e inversiones oficiales no logran
contener tanta desgracia y los gobernantes de Europa intentan repartirse el
pastel manchado de sangre y miseria que representan esas familias, o personas
solas, que lo han perdido todo por el camino y que no tienen adónde ir.
Mientras unos hablan de cupos y de porcentajes, otros se oponen a recibir a esa
“gentuza” peligrosa que, según ellos, solo nos traerá problemas de convivencia,
enfermedades y delincuencia. Pero todos parecen olvidarse de la causa, del
origen de sus males, de lo que les ha obligado a huir de su país, de sus
hogares en busca de una vida mínimamente mejor.
¿Por qué, en lugar de poner
“parches” en los países de destino de esa pobre gente, que por el camino
arriesgan sus vidas y se ponen en manos de traficantes sin escrúpulos a los que
les entregan todo el dinero de que disponen, no taponan la hemorragia de fugas
sin descanso en sus países de origen?
Si no hubieran guerras ni
torturas que expulsaran a los ciudadanos de esos países, si no hubiera hambre
ni explotación, nadie se vería en la necesidad de cruzar un mar en patera o
caminar con lo puesto miles de kilómetros, atravesando lugares tan inhóspitos y
peligrosos como de los que huyen, para ir a parar a manos de gentes que los
rechazan o, en el mejor de los casos, los mantienen encerrados hasta que no
encuentren un lugar de acogida, como los perros abandonados en una perrera
esperando que una familia los adopte antes de ser sacrificados.
Si el dinero invertido en
acoger a estos refugiados se invirtiera en obligar, aunque fuera por la fuerza,
a esos Gobiernos que ponen a sus ciudadanos en la tesitura de elegir entre
morir bajo los cascotes o ahogados en busca de una nueva vida, esos éxodos
masivos no tendrían lugar. Si la comunidad internacional penalizara de forma
contundente a esos dirigentes que valoran la vida de sus súbditos menos que la
de un perro, si se les obligara a cargar con el coste que representa acoger a
tantos y tantos hombres, mujeres y niños abandonados a su suerte, quizá se lo
pensarían dos veces. ¿Por qué tenemos que pagar los platos rotos por otros?
¿Acaso no tenemos suficientes conciudadanos que alimentar y que cobijar de
nuestro país, —según el INE, antes de la pandemia había en España 2,2 millones
de personas en situación de extrema pobreza— que, por humanidad, tenemos además
que hacernos cargo de las decenas de miles de inmigrantes que llegan a España
por tierra y por mar cada año?
Debemos ser solidarios, por
supuesto. Esa pobre gente no tiene la culpa de la indiferencia y maldad de sus
gobernantes. Son el efecto de una causa, son la reacción a una mala acción, son
el perro afectado por la rabia del que todos huyen. Hay que acabar con la
causa, con la acción, con la rabia representada por esos Gobiernos que, con su
actuación perversa, arrojan a sus ciudadanos a la muerte o a la misera,
provocando así una gravísima crisis humanitaria.
Cuando la Comunidad
Internacional, representada por las Naciones Unidas, es incapaz de pararles los
pies a los verdaderos culpables, es que algo está podrido en nuestro planeta, y
no tiene nada que ver con el cambio climático, sino con la hipocresía de esas
naciones que de unidas no tienen nada.
Estoy completamente de acuerdo contigo. Absolutamente todo lo que dices es cierto, pero especialmente lo último. Todos somos responsables de esta situación. Los gobernantes de esos países por su actuación infame, pero los demás lo somos también por consentir y no tomar medidas contra ello. ¡Algo se podrá hacer, digo yo!Esos pobres inmigrantes tienen derecho a una vida digna dentro de su propio país, y sus dirigentes, en lugar de llenarse los bolsillos con la desgracia ajena, deben trabajar por ello.
ResponderEliminarEn fin, así están las cosas, y es una verdadera pena.
Un abrazo, Josep
Cuando algo aparentemente fácil de solucionar no se soluciona, es que hay intereses inconfesables para que así sea.
EliminarComo bien dices, una verdadera pena.
Un abrazo, Rita.
Estoy muy de acuerdo con lo que dices.
ResponderEliminarNo será que a todos los gobiernos influyentes de verdad, en el devenir de la historia, ya les va bien todo lo que sucede, pues son ellos con sus sucios negocios los que se ponen las botas en esos países proveedores de olas migratorias.
Un abrazo.
La guerras hacen ricos a unos cuantos y terriblemnete desgraciados y pobres a una multitud, pero quien lleva las riendas del mundo son los primeros y el resto de mortales solo nos queda observar impotentes tanta injusticia.
EliminarUn abrazo.
Qué complicado asunto amigo. Como dices, todos los gobiernos le dan la vuelta y tratan de que alguien más lo arregle o que pase algo, sin más.
ResponderEliminarMás difícil en estos días.
Abrazos.
Sí que es complicado, pues cuando algo se ha extendido tanto a lo largo de los años, resulta muy difícil, si no imposible, revertir la situación.
EliminarUn abrazo.
Rubrico lo que dices. Somo insolidarios. Y al final es tremendo que no actuemos contar los éxodos por hambre, o por guerra, si es que da lo mismo.
ResponderEliminarUn abrazo
Este problema se ha reducido a una cuestión de dinero a invertir entre los países que puedan y quieran acoger de estas personas sin hogar. Los países del sur de Europa sufren la llegada masiva de inmigrantes y exigen al resto que contribuyan, bien con dinero, bien con un reparto lo mas equitativo posible de refugiados. ¿Y a nadie se le ocurre exigir responsabilidades a los que empujan a esa gente al éxodo? Algo huele a podrido en Dinamarca, como dijo Hamlet.
EliminarUn abrazo.
Tal cual lo dices. No añadiré nada.
ResponderEliminarUn abrazo.
A buen entendedor pocas palabras bastan, sí señor.
EliminarUn abrazo.
Es que los verdaderos culpables no son solo los gobernantes que ahora hunden a esos países en la corrupción, la guerra y la explotación. También desde aquí tenemos mucha responsabilidad. No tú ni yo, ni cada una de las personas que vivimos ahora (aunque puede que algo también), sino los Estados occidentales que colonizaron los países, los esquilmaron, enseñaron a sus futuros (presentes ahora) gobernantes a explotar y esquilmar para su propio beneficio y luego los dejaron abandonados a su suerte cuando ya no les fue rentable seguir allí. Los malos no están solo allí.
ResponderEliminarPor lo demás, totalmente de acuerdo contigo.
Un beso.
Por supuesto que todos esos males vienen de lejos y, como bien dices, con la aquiescencia, cuando no colaboración de algunos países occidentales. ¿Quién tiene la culpa de lo que ocurre con los palestinos? ¿Solo Israel? Y lo mismo con el pueblo saharaui. Y con los kurdos. Y con el pueblo Rohingya. Y con tantos y tantos otros casos. ¿Y que hace la ONU? Solo condenar y punto. Parece que los embargos y penalizaciones solo se los merecen unos cuantos países y por cuestiones únicamente políticas y no humanitarias. Un asco.
EliminarUn beso.
Y creo que vamos a peor, Josep. Estamos en un punto en que en Europa se aprovecha a esta pobre gente para sacar réditos electorales entre los votantes de extrema derecha. Es decir, lejos de ser más solidarios vamos por el camino contrario lo que me aterra como ser humano. Un tema muy doloroso el tratado hoy.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
La extrema derecha se frota las manos con la entrada de inmigrantes "ilegales". Y ya que mencionaba en mi entrada la hipocresía, cuánto hipócrita hay entre nossotros que, por una parte se lamenta de la inmigración y, por otra, explota miserablemnete a estas personas en sus campos o talleres, pagándoles una miseria y dejándolas vivir en una condiciones infrahumanas.
EliminarUn abrazo.
Buen tema para indignarse, porque en este mundo todo está podrido por el ansia de dinero y de poder, y da lo mismo los dirigentes que haya y del colores sean, todos hacen lo mismo, engañar a los ciudadanos, solo les importa mantenerse donde la gente los pone pensando que van a solucionar algo, y a la vista está que no.
ResponderEliminarLa migración, es un tema peliagudo, y tienes mucha razón cuando dices que el parche es la solución que adoptan, en este tema y en todos, y desde luego en la medicina igualmente en mucho casos que no son graves pero con el tiempo pueden llegar a ser... ¡parche!.
Todo es un desastre. Mira como está el mundo actualmente, todas las medidas llegan tarde por la incompetencia de los gobiernos, mientras el mal avanza. Qué les importa a ellos que la gente muera, en una cama de hospital, en una patera, en guerras, que haya gente que ocupa lo que no es suyo, etc, etc. ¡Indignante!.
En fin, voy a ver si leo otra cosa que me alegre la vida, jajaja.
Un abrazo Josep, y buen fin de semana.
Un abrazo Josep.
Se había quedado escondido el primer abrazo, jajaja.
EliminarLamento que la lectura de esta entrada te haya puesto de mal humor, je,je, pero es lo que hay. Esta es la situación real, por mucho que nos desagrade. Lo realmente malo es que no podemos luchar contra tanta injusticia y desatino y ni el derecho a la pataleta nos consuela.
EliminarUn abrazo, Elda.
¡Hola, Josep!
ResponderEliminarSuscribo cada palabra. Y añado que me da por llorar cada vez que dan la noticia de que a las costas de mi ciudad vienen pateras casi continuamente.
Un abrazo y buen fin de semana.
Es un verdadero drama ver cómo esa pobre gente arriesga su vida para llegar a una tierra donde lo primero que reciben es el rechazo de parte de la población, que los ve como usurpadores de su estado de bienestar.
EliminarUn abrazo y feliz finde.
Créeme si te digo que se de lo que hablo,... he trabajado en cooperación para el desarrollo durante más de 6 años y todo lo que uno se puede imaginar que pasa en los países de origen de esta gente es aún peor,... hambre, miseria, abusos, enfermedad, falta de escolarización,... así que no puedo estar más de acuerdo contigo.
ResponderEliminarUn abrazo!
Ese es el mal endémico de muchos países y parece mentira que con el dinero que corre de mano en mano y de banco en banco, no se pueda paliar el origen de tantos males. Y es que, además , mucho del dinero destinado a la ayuda humanitaria se desvía hacia otros intereses menos legítimos.
EliminarUn abrazo.
Desde luego la solución está en los países de orígenes y sí en lugar de hacer negocio con las guerras, las armas y la destrucción para después construir se usaran los medios para ayudar a esas personas en su tierra, que es en el sitio que la mayoría quieren estar, no se marchan por gusto y sí por necesidad. Destinar los recursos allí en sus países, bien administrados, eliminando trabas y el provecho de unos cuantos, recursos bien utilizados para que puedan vivir en condiciones dignas y no dar migajas de caridad.
ResponderEliminarDespués en este tema también hay demasiada hipocresia y un buenismo mal entendido que hace que triunfen los discursos de la extrema derecha.
Un tema que da para mucho como los que tú propones.
Un beso
Efectivamente, Conxita, si se pudiera erradicar la miseria en esos países que originan el grave problema de la emigración, otro gallo cantaría. Pero parece que cualquier solución o ayuda económica en el país de origen cae en saco roto; el dinero se lo llevan las mafias, el ejército o las guerrillas y evitar los confictos armados es pura fantasía.
EliminarEste es un drma humano que, aun teniendo una solución teórica, no hay forma de llevarla a la práctica por falta de interés de todas las partes implicadas.
Un beso.
Yo siempre he dicho que los analgésicos, los antiinflamatorios y fármacos por el estilo no "sirven" de mucho porque son medicamentos que combaten los síntomas, pero no la causa que los provoca. Si el malestar es transitorio, valen, pero si es recurrente, hay que buscar el origen de ese malestar. De cajón, aunque no todos los médicos lo ven así.
ResponderEliminarLo que comentas con los refugiados es lo mismo. Creo que fue Zapatero, algo ingenuo también como tú, el que propuso mejorar las condiciones de los países de origen para que los desplazados no tuvieran necesidad de irse de sus casas, y creo recordar también que la mayoría se desternilló por la ocurrencia.
Leyéndote me ha venido una canción de Serrat que se titula "Disculpe el señor" (se nos llenó de pobres el recibidor).
Un besote.
Evidentemente hay que curar el origen del mal, tanto en medicina como en cualquier ámbito de nuestra vida, pero hay quien solo se centra en mitigar los síntomas, lo que se ve.
EliminarDesde luego, viendo la falta de moralidad de los dirginetes de esos países es de iluso inyectar dinero que va a parar a sus arcas y no a los necesitados. De ahí que la solución (y sé que sigue siendo utópica) es actuar enérgicamente contra esos gobiernos. El rechazo verbal, la bronca, la critica no les afecta en absoluto, pero si vieran que la comunidad internacional está realmente dispuesta a tomar cartas en el asunto con medidas coercitivas que les hicieran mucha pupa, quizá cambiarían su política. Pero la ONU prefiere mirar hacia otro lado y, a lo sumo, reñirlos con la boca pequeña, mientras abusan del poder y practican el genocidio sobre ciudadanos y etnias que se oponen a sus intereses.
Un beso.
La lógica se estrella muchas veces contra la pared de la injusticia y el extremismo. A veces pienso que nuestro mundo se va a irremediablemente pique como el Titanic, y las Naciones Unidas son la orquesta que interpreta la música que toca sin apenas inmutarse.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo.
De acuerdo en lo que expresas ,algo tiene que ver con la Ética , ya que Savater resumiendo a la Ética dice que debemos tener "Coraje para vivir, solidaridad para convivir, y prudencia para sobrevivir" en cuál de esas virtudes estamos nosotros .... y en cuál están ellos, seguramente en la primera están ellos por que aun tienen la valentía de apostarle a la vida pese a todo.. Tú que opinas.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola, Pablo.
EliminarEfectivamente, coraje para vivir no les falta, de otro modo ya habrían sucumbido a la desesperación y renunciado al deseo de hallar una vida mejor. La solidaridad, por desgracia, es un bien muy escaso entre el resto de la población, esa que tiene la suerte de vivir bien y alimentarse mejor. La prudencia ya no sabría dónde ubicarla ni a quien adjudicarla; a no ser que sean esos países que se exceden en prudencia porque, pudiendo mitigar tanta desgracia, prefieren condenarla sin mover un dedo.
Muchas gracias por venir y dejar tu comentario.
Un abrazo.