miércoles, 25 de septiembre de 2019

La era de la comunicación



Lo habitual cuando uno vuelve de vacaciones es contar a amigos y parientes ─si es que se muestran mínimamente interesados─ cómo le ha ido a uno ese periodo de descanso, especialmente si lo ha disfrutado con algún viaje, a ser posible cuanto más lejano y exótico mejor.

Yo voy a ser la excepción, aunque no puedo evitar mencionar un hecho de mis vacaciones que casi calificaría de insólito: esta vez (a la tercera va la vencida) pude disfrutar de Covadonga y sus lagos bajo un sol radiante. Por fortuna, la lluvia y la niebla no hicieron acto de presencia.

Dicho esto, voy a dedicar este espacio a lo que más me gusta: a quejarme de lo que no soporto y que tengo que soportar. El motivo de mi queja esta vez es la dificultad de comunicación de un cliente con ciertas empresas que prestan un servicio, una comunicación que solo es eficiente cuando el beneficiado es la empresa, pero que resulta tremendamente compleja, por no decir imposible, cuando es el cliente quien desea formular una queja o solicitar algo que al suministrador le trae sin cuidado.

Resulta paradójico que, en lo que he llamado la era de la comunicación, de la que venimos disfrutando hace ya bastantes años, se dé esa contradicción. Tenemos a nuestro alcance muchos sistemas y aplicaciones con objeto de dar una mayor y más rápida información. Gracias a ellas, nos podemos comunicar instantáneamente con cualquier persona al otro extremo del planeta, podemos ver, casi a tiempo real, imágenes de marte, podemos acceder a cualquier organismo oficial sin necesidad de personarnos ni enviar un requerimiento por escrito. Todo ello representa, sin duda, un gran avance tecnológico y, en cambio, esa comunicación falla estrepitosamente en algunas situaciones rutinarias pero que considero básicas, esas en las que, como he dicho anteriormente, un suministrador de un servicio, debería cumplir a rajatabla con una correcta y eficiente atención al cliente. Para mí, la calidad del servicio posventa es lo que realmente distingue a una empresa de otra.

Si utilizamos el servicio telefónico para efectuar una gestión, casi siempre tenemos que comunicarnos a través de una grabación que nos va indicando el camino hacia la supuesta resolución del caso: “si se trata de una consulta sobre su factura, marque el 1; si desea información sobre nuestros servicios, marque el 2; si desea darse de alta de algún servicio, marque el 3”, y así sucesivamente.

Hace un par de meses, tuve que utilizar este sistema para reclamar un nuevo mando a distancia para el servicio de Televisión Movistar+, pues el que tenía fallaba con bastante frecuencia. Siguiendo esos pasos indicados por la voz grabada, seleccioné la única alternativa que me pareció válida: comunicar una avería. Consideré que, si el mando no funcionaba bien, se trataba de una avería. Una vez marqué esa opción, la voz desplegó otras opciones: avería en internet, en el aparato fijo, o en televisión. En mi caso consideré que era esta última la opción a marcar. Pues bien, al marcarla, otra voz me indicó que no me retirara, que procederían a revisar remotamente mis conexiones. ¡Pero qué conexiones ni qué niño muerto! Solo quería cambiar el mando defectuoso por uno nuevo. Después de varios minutos, que me resultaron interminables, con música de fondo y, de tanto en tanto, una voz que me decía “no se retire, estamos haciendo comprobaciones”, al final se me comunicó que todo estaba correcto y, tras darme las gracias, se cortó la comunicación.

Ante ello, volví a llamar, pero en esta ocasión marqué la opción que decía algo así como “otros asuntos”, tras lo cual la voz dijo que me pondrían en contacto con un comercial. Por fin un humano. Pero todos estaban ocupados, así que me rogaron que esperara o bien volviera a llamar pasados unos minutos. Cuando estaba a punto de agotar mi paciencia, me pusieron por fin en contacto con una persona de carne y hueso, la cual, tras referirle el motivo de mi llamada, me dijo que me pasaría con el servicio técnico. Pero antes de hacerlo, aprovechó (como buen comercial que era y siguiendo por supuesto las instrucciones de la Compañía) para ofrecerme un nuevo terminal a un precio bastante razonable. Como mi móvil ya llevaba un tiempo haciéndome la puñeta, aproveché la oferta. Todavía no me habían pasado con el técnico que ya había recibido un SMS notificándome que ya podía pasar por mi tienda habitual y que me harían entrega del nuevo móvil. Eso sí que es eficiencia, sí señor. Cuando por fin se puso al aparato el técnico en cuestión y le dije el motivo de mi llamada, me pidió que me esperara un momento, momento que se convirtió en minutos y finalmente se cortó la comunicación. Para abreviar, diré que tuve que repetir la misma operación otras tres veces y siempre con el mismo resultado. Creo que en total empleé inútilmente tres cuartos de hora. Entonces opté por entrar en su web y buscar el modo de solventar mi problema. Navegar por una web de una Compañía como Movistar no es tarea fácil, tienes que echarle paciencia e intuición para saber encontrar la ruta adecuada para hacer una gestión que no es habitual, si es que la hay. Pero finalmente, hallé lo que buscaba: cambio de mando a distancia. ¡Eureka! Y a los pocos minutos, otro SMS me indicaba que, trascurridas 24 horas, podía pasar por la tienda Movistar de mi población y me harían entrega de uno nuevo. Cuando pasado ese tiempo prudencial acudí a la tienda, no solo no sabían nada del tema (otro problema, esta vez de comunicación interna), sino que ni siquiera disponían de mandos, pues se habían agotado desde hacía semanas. Ahora bien, sí disponían del nuevo teléfono móvil. De eso sí tenían stock más que suficiente. Para el nuevo mando tuve que esperar otra semana.

Eso corrobora lo antedicho: cuando se trata de hacerles ganar dinero, te atienden con una rapidez y eficiencia asombrosa. Pero cuando son ellos los que tienen que ofrecerte un servicio a coste cero, tienes que armarte de paciencia.

Podría poner muchos más ejemplos igualmente irritantes, como cuando debes devolver un producto defectuoso comprado por internet y reclamar el reembolso de lo abonado. Aunque al final logres tu objetivo, no te lo ponen fácil. También podría incluir dentro de este despropósito comunicativo, los correos electrónicos que se reciben con el distintivo “no reply”, es decir que no se pueden contestar (con lo fácil que es contestar un email) y debes recurrir a otro sistema para dar respuesta a esa notificación en el caso de discrepancia; o las notificaciones que podemos dejar en el apartado de “atención al cliente” o “contacta con nosotros” de la web de una empresa, tras lo cual y en el mejor de los casos solo recibes una nota confirmando que se ha enviado y/o recibido correctamente, pero de las que nunca recibes respuesta y ni tan solo tienes la seguridad de que han sido leídas; o cuando el único número de teléfono disponible es un 902 que, como te mantienen a la espera largo rato, dispara la factura; o bien esos trámites en webs oficiales para recabar información o realizar un trámite, y después de seguir pacientemente todas y cada una de sus instrucciones y pasos, te encuentras con que te indican al final que ha habido un error inesperado y que lo intentes en otra ocasión.

Si la idea de implantar esos procedimientos automatizados es la de agilizar los trámites, creo sinceramente que muchas veces el resultado es nefasto. Está muy bien que para redirigir una llamada hacia el interlocutor idóneo tengas que seleccionar una opción en concreto, pero sin demoras exageradas ni cortes en la línea, ni que luego te vayan pasando de un operador a otro hasta dar con el adecuado. También puede resultar muy práctico que, en lugar de llamar por teléfono, puedas hacer la gestión a través de una web, pero que, por lo menos,  esté bien diseñada para facilitar esa labor y no te encuentres con que cuando vas a formular tu pregunta en el apartado “Questions & Answers” (preguntas y respuestas) aparezca un despegable que ya tiene predeterminadas una serie de cuestiones, entre las que no se encuentra la tuya y te quedas como al principio. Y también me digo yo que ¿para qué existe el botón de Ayuda (por ejemplo en Facebook) si cuando lo pulsas no encuentras el modo de ver solucionada tu duda o problema? Eso sí, te dan las gracias por tu colaboración, que servirá para mejorar el servicio. ¿Qué servicio?

¿Cómo es posible que en la era de la comunicación, existan tantos escollos informativos”? ¿Cómo vamos a comunicarnos correctamente si nos imponen tantas barreras y obstáculos? Quizá es que estoy chapado a la antigua, pero sigo prefiriendo el contacto humano, la mejor forma de comunicación que existe. Solo espero que la robotización total que está por llegar, no empeore todavía más las cosas.

32 comentarios:

  1. ¡Qué razón tienes, amigo mío! ¡Quién no ha sufrido esas interminables esperas con el auricular pegado a la oreja y la música repetitiva y machacona, para luego no solucionar nada, porque lo que quieres es contarle a una persona de carne y hueso lo que te pasa y no a una máquina, que de todas las opciones que te da no encaja tu problema en ninguna.. Es una pena que todo funcione ya de esta manera, tan deshumanizada y que se de tan mal trato al cliente. Pero como bien dices, cuando se trata de vender productos todo son facilidades, luego si la cosa viene mal o está defectuosa...¡allá te las apañes!
    No creo que esto mejore, desgraciadamente, y no solo eso, sino que temo que empeore con la robotización que está por venir, como te pasa a tí. Tendremos que armarnos de paciencia. Feliz día, Josep

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    1. Si no recibimos un buen servicio por parte de una empresa, dejamos de ser clientes suyos y santas pascuas, pero con determinadas empresas estamos forzosamente ligados. Podemos cambiar de operador de telefonía o de suministrador de electricidad, pero volveremos a encontrar los mismos escollos, pues esa forma de comunicarnos con ellos es la misma. Lamentablemente, tenedremos que seguir sufriendo ese trato.
      Un abrazo.

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  2. Cuando se han limitado a saludarte y poco más, porque quien te tiene que solucionar el problema va a ponerse en contacto contigo más adelante, ya te están pidiendo que valores la atención recibida. Si lo haces en ese momento, antes de haberte resuelto nada, ya tienen otro tonto que va a engrosar la lista de clientes muy satisfechos. Cuando te llaman unos días después para afrontar el asunto (si te llaman), nadie te pregunta ya si has quedado contento. Es posible que te estés acordando de sus muertos, pero ya quedó constancia anticipada de tu satisfacción .

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    1. Yo una vez marqué el cero (totalmente insatisfecho) y nadie me llamó para saber qué es lo que había ocurrido para que les diera esa puntuación a la encuesta de satisfacción. Es de suponer que no lo tuvieron en cuenta para su estadística.
      Un saludo.

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  3. El problema no es de comunicación. La comunicación es perfecta. Tan perfecta que las empresas ya se encargan de comunicarte lo que les interesa, de quedarse con lo que les interesa de lo que tú les comunicas y de obviar con gran eficacia lo que les resulta lesivo para sus intereses.
    Yo llamo a Vodafone y me las veo y me las deseo para hablar con un ser humano, pero ellos me despiertan de la siesta o me interrumpen cuando estoy friendo un huevo o revolviendo las natillas para ofrecerme cosas que no entienden que no me interesen. Ayer me han ofrecido todo el fútbol gratis y cuando he dicho que no me interesaba, aquel hombre ha dicho perplejo "pero como no le va a interesar todo el fútbol gratis". Cuando le he contestado que no me gusta el fútbol se ha quedado descolocado, cosa que he aprovechado para despedirme y colgar.
    No, no es un fallo en la comunicación, es un fallo de simetría y reciprocidad.
    Un beso.

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    1. A mí tambiñen me ocurrió algo parecido con un comercial que me llamó para que cambiara de operador con una oferta algo más barata de lo que venía pagando. Al rechazar su oferta se cabreó tanto que caso me trató de idiota.
      Ante estas llamadas inoportunas, alguien sugirió que deberíamos hacer con ellos lo que ellos hacen con nosostros: pedirles el motivo de su llamada, mantenerlos a la espera mientras les ponemos música, decirles de vez en cuado que disculpen las molestias, que en breve les atenderemos, hasta que se cansen y cuelguen. Pero creo que seria aun más engorroso, jeje.
      Desde luego, cuando la comunicación solo fluye bien en un sentido, algo no funciona.
      Un beso.

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  4. Lo del botón de ayuda en Facebook es la hostia ja, ja, ja. Será de ayuda al suicidio colectivo. Yo he visto a gente discutir, gritar y enfadarse con el móvil con el tema de pulsar un código o dar una respuesta verbal. Bueno, soy yo mismo pero no lo cuentes por ahí. E incluso yo iría un paso más allá. A veces cuando se trata de comprar el proceso es desesperante. Te prometo que para comprar un billete en Renfe hace poco estuve 30 minutos de gestiones telefónicas. Imagínate si hubiera sido para una reclamación. Veremos que pasa con la robotización total de la que hablas. Miedo me da.
    Un abrazo Josep.

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    1. Yo también he estado alguna vez al borde de un ataque de nervios cuando respondes la opción deseada y la voz grabada te contesta "perdón, no le hemos entendido" una y otra vez. Y lo del botón de ayuda más bien parece algo puesto allí para quedar bien. Y si no estás contento, pues te j---s.
      Y en cuanto a los robots, he visto que hay restaurantes que ya los usan para servir las mesas. POr mi parte, que nos me esperen, no quiero contribuir a más despidos de personal humano. En todo caso, podrían utilizarlos para limpiarte el parabrisas mientras pones gasolina.
      Un abrazo.

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  5. Así es. Sorprende que puedas contrate cualquier producto, de telefonía especialmente, y que paar darte de baja o avisar de una avería no haya manera.

    Un abrazo

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    1. Los interesas mandan, amiga. Así es la vida. Deberíamos quejarnos al defensor del consumidor, si es que realmente existe. Aunque quizá para contactar con él también hay que pasar por todos esos filtros, jeje.
      Un abrazo.

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  6. Has tocado el tema con el cual sufrimos todos los que tenemos que hacer una reclamación, aunque últimamente me he dado de baja del gas, y del Race, y tengo que decir que me han atendido estupendamente, pero no ocurre así con lo que se refiere a las compañías telefónicas como comentas tú, que son insufribles, se puede llegar a quemar hasta la oreja, jajaja.
    Lo que esta visto y experimentado, que cuando reclamas algo por devolución, no son tan eficaces como cuando lo compras.
    Un abrazo Josep.

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    1. Todos somos sufridores en casa, como en el programa 1,2,3 responda otra vez, jeje.
      Aunque existen, es difícil hallar proveedores de un servicio que traten igual de bien al cliente que entra que al que sale. Cuando, hace años, me di de baja de Vodafone, me lo pusieron realmente difícil. Con esa actitud lo que lograron es que jamás vuelva a hacerme cliente suyo por muchas ventajas que me ofrezcan a un precio irrisorio.
      Un abrazo, Elda.

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  7. Hola.
    Lo primero me alegra que disfrutaras de mi tierrina sin mal tiempo. En general, en contra dde lo que se cree, tenemos mucho sol y buen tiempo pero a veces Murphy aparece y hala, nos llevamos mala fama.
    En segundo lugar, las centralitas de la telefonía móvil las carga el diablo, a mí me da terror llamar para algo porque es perder tiempo, fuerzas y acaba uno de mal humor.
    Lo bueno es que puedes desahogarte por aquí, es un dos por uno: tienes un post y echas fuera la rabia.

    Muy feliz jueves.

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    1. Pues sí, en general tuvimos buen tiempo si esceptuamos el chaparrón con el que nos recibió Oviedo el primer día de nuestra estancia, jeje.
      Desahogarnos por aquí es lo único que nos queda por hacer y sin intermediarios que nos interrumpan o nos mantengan a la espera, jajaja.
      Un abrazo y feliz semana.

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  8. Un tela peliagudo para debatir sin duda alguna es este que hoy nos expones, estimado Josep, porque recurrir hoy en día a un servicio de atención al cliente, cuando dicho cliente no desea comprar, sino reclamar o expresar una queja a tal o cual compañía, pero me inclino a nombrar a las de telefonía, ya que en mi caso particular son las que peor se han portado. Bueno, pues como decía al principio, estas nefastas compañías recurren a sistemas robotizados, donde tienes que entrar si o si por el aro, perdiendo absurdamente el tiempo y la paciencia, ya que desde un principio la grabación se vuelve un incordio monumental, aconsejándote seguir un determinado «itinerario» de opciones, que si equivocas el «rumbo» vuelves a tener que empezar de cero... Y ya no digo el laberinto por donde también te llevan los «operadores» diciéndote:"no se retire o no cuelgue, que le paso con la persona o el departamento tal o cual»... Dejándote con la musiquita y vuelta al ruedo, quiero decir vuelta a empezar «a torear al toro».
    Y para colmo te quedas esperando a ver si por fin te atiende el responsable de ese departamento, pero ¡qué va! al final desaparece la musica, el tono y te han colgado descaradamente.

    Si, encima que eres un cliente que les da de comer, pues te tratan como a un cero a la izquierda, porque si el tema es comercial ¡fenomenal!, pero como sea para reclamar ¡olvídate! o pásate la mañana o la tarde pegado al teléfono a ver si hay suerte.

    Bueno, si estos servicios son deplorables, no quiero imaginarme cuando estemos en manos de robots.

    Un abrazo y buen fin de semana!!!

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    1. Las compañías que utilizan este sistema "robotizado" no solo se ahorran personal de atención personalizada al cliente, sino que además evitan, con esa barrera, dar la cara.
      Y lo malo es que este sistema se va extendiendo a muchas otras compañías. Al final, para encargar una pizza por teléfono tendremos que ir respondiendo a preguntas grabadas: si quere una Cuatro Estaciones marque el 1 , si la quiere Cuatro Quesos marque el 2, etc.
      Muchas gracias, Estrella, por compartir con todos nosostros tus cuitas, jeje.
      Un fuerte abrazo.

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  9. Desde luego la comunicación, como en la vida, deberia ser esencial en cualquier empresa, llamase Renfe, Movistar o cualquier otra.Es una odisea a veces que te atienda una máquinay yo muchas veces acabo de los nervios y la paciencia.
    También es cierto que cuando te llaman a media tarde cuando estas durmiendo la siesta, no les importa los robots, tiene gracia la cosa.
    Un abrazo y muy buena reflexión como siempre.

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    1. Hay cosas que una máquina no podrá entender. Una cosa es comprar algo por internet y otra muy distinta exponer una queja que puede requerir una explicación minuciosa que una máquina no tiene previsto en su configuración.
      Ya digo que deberíamos pagarles con la misma moneda y cuando nos llamen para incordiar someterlos al mismo sistema de preguntas y mantenerles a la espera, pero, claro, si estábamos haciendo la siesta, más vale enviarlos a hacer puñetas que es más rápido y no nos develaría tanto, jajaja.
      Un abrazo, Tere.

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  10. Hola Josep, te entiendo a la perfección ya me he encontrado en más de una ocasión con problemas de estos. Espero que hayas tenido unas buenas vacaciones.

    Un abrazo.

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    1. Hola, Conchi,
      Es un mal tan extendido que nadie está, desgraciadamente, exento de sufrirlo.
      Muchas gracias por dejar tu comentario y sí, he tenido unas muy buenas vacaciones, que es lo que importa.
      Un abrazo.

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  11. Esos escollos que te encuentras no son aleatorios, ni producto de la mala suerte o de la casualidad. ¡Lo hacen adrede! Para que te canses, para que desistas, para que les dejes en paz porque "ellos" están demasiado ocupados en sacar nuevas formas de elevar los precios y no se van a parar en dar soluciones a los problemas que ellos mismos crean por funcionar mal.
    En el caso de las operadoras telefónicas, lo deprimente es que todas son muy parecidas porque tengo amigos en otras y actúan igual.
    Lo de hablar con un humano es misión imposible cuando tratas de comunicarte con un organismo o empresa. Algo parecido tuve yo que sufrir cuando quise hablar con alguien del Ministerio de Educación para contar un problema muy puntual mío y que no se ajustaban a los posibles problemas ya planteados y solucionados desde la web. Cuando, tras marcar como seis o siete números diferentes, y tras enviara otros tantos emails, puede hablar con una mujer, te juro que estuve a punto de echarme a llorar de la emoción contenida.
    No quiero yo hacer publicidad de nada ni de nadie porque no me pagan, pero a mí me tiene alucinada lo bien que trabaja una empresa de compras 'on line' (no diré nombres pero es una muy grande y muy famosa), las pocas veces que he tenido algún problema me lo solucionaron enseguida, y en una ocasión donde amenacé con poner una queja (no me querían devolver el dinero de un producto cuando me mandaron uno que no era el que había pedido) porque me ponían en contacto con el proveedor y yo alegaba que con quien había hecho la transacción era con ellos, no con el fabricante, enseguida me llamaron desde atención al cliente y me solucionaron el tema como yo quería. En fin, no hay que perder la esperanza, quizás algún día todas las empresas funcionen como esta.
    Un besote (y perdona el rollazo)

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  12. Mi hija menor, cuando cursaba Educación social por la UOC (una universidad catalana a distancia), también se ponía de los nervios cuando fallaba la conexión y no podía acceder a, por ejemplo, el temario del trimestre o a los apuntes online) pues no había forma que hallar un teléfono de contacto que no fuera el de la secretaría. En cuanto a las compras online, yo uso bastante una empresa muy famnosa que empieza por A, una de esas que se escaquean de pagar impuestos en España, pero que es muy eficiente. Pero debo decir que, debido a un reciente problema con un envío, he descubierto que los teléfonos que había conseguido de contacto, y gratuitos, ya no son operativos y una voz te remite a su web.
    En fin, que, como bien dices, todo ello es algo premeditado y que les va muy bien para quitarse un peso (o engorro) de encima.
    Un beso.

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  13. ¡Hola, Josep Maria!
    Por fin un humano, ja, ja, ja qué buen punto.
    La verdad es que no creo que la idea sea agilizar, todo lo contrario, lo que buscan es que el usuario se canse y no se queje, abandone la causa; porque la verdad, a veces dan muchas ganas de decir lo dejo, por suerte al final no cedemos y seguimos insistiendo.
    Un beso, y feliz fin de semana.

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    1. ¡Hola, Irene!
      Un humano se puede equivocar pero al menos sabe entender lo que le piden los clientes y si, por cualquier causa, se muestra díscolo o inútil, le puedes lanzar todos los improperios habidos y por haber y te quedas como nuevo, jajaja. A una máquina ni eso.
      Un beso.

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  14. Hola Josep Ma lo siento pero me he reído leyéndote, he recordado la impotencia y frustración cuando te pasan de operador en operador y nadie te resuelve nada y es que como bien dices a la hora de vender todo son facilidades y cuando tienes problemas o has de devolver algo, entonces nadie te atiende. Se debería poner remedio a este tema que acaba siendo motivo de mucha insatisfacción y muchos enfados.
    Te dejo el enlace de un corto Error 0036 de hace años, interpretado por Paco León que me parece retrata de manera genial lo de la atención al cliente o mejor la falta de atención al cliente.
    Besos

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    1. Cuando te llaman para ofrecerte un servicio, no te los puedes sacar de encima. A veces incluso te dicen que, por seguridad, la conversación será grabada. Cuando eres tú quien les necesita te ponen un montón de filtros y nadie graba nada, dejándote sin la posibilidad de reclamar. Deberían existir una ley de protección del consumidor que acabara con estos abusos.
      Un beso.
      P.D.- El corto es sencillamente genial, jajaja. Real como la vida misma.

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  15. Todos sufrimos esas quejas alguna vez y se tarde o temprano tardan en solucionar. Pero para eso hay que insistir. Un abrazo.

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    1. Sí, Mamen, todos somo corderitos que van al matadero. Algunos sobreviven y otros se vuelven locos, jeje.
      Un abrazo.

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  16. Me he visto reflejada en tu queja. Cuántas veces he colgado con un mal humor tremendo porque no hay manera de que se resuelva el problema, o porque me han tenido de un número a otro, o porque después de media hora me dicen que ya lo han anotado y que recibiré no sé qué mensaje que luego ná de ná ... Es horrible. Donde se ponga una oficina física que al menos hablas con alguien que te mire a los ojos, bueno, esto también es un decir... pero eso ya es otra historia.
    SAludos.

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    1. Que me llamen retrógrado, pero para mí es mucho mejor tener un interlocutor de carne y hueso, y si puedes verle la cara, mucho mejor, jeje.
      Un abrazo, Manuela.

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  17. Tienes toda la razón, Josep Mª. Es verdad que cuando se trata de vender las compañías y los comerciales te tratan con suma rapidez, pero si es cambiar o devolver un producto, ¡ay, amigo, ahí es Troya!
    Y lo malo no es la anécdota en sí sino que tal como va el mundo el trato con personas físicas va a ser cada vez menos frecuente o simplemente inexistente. Lo pienso con frecuencia respecto a mi problemilla -o problemón, ya no sé cómo calificarlo- con mi blog de Blogger en el que sólo puedo comentar y responder comentarios desde un navegador concreto y en mi ordenador de casa: ¡Por qué no habrá una tienda física de Google a la que acudir y comentar con un técnico en vivo el asunto, que seguro que es una solemne tontería!

    PD.- Como me sucedía con Rosa tampoco tenía a tu blog en la lista a la que se accede desde la pestaña "Blogs de referencia", ¡Solucionado!

    Un abrazo

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    1. Las personas han ido paulatinamente desapareciendo de muchos servicios públicos. Empezaron por las estaciones de servicio (las gasolineras, vamos). Ya no solo no está el empleado que, mientras te llenaba el depósito, te limpiaba el parabrisas, algo de lo que podemos prescindir, sino que las hay que todo se hace de forma automática, incluso el pago. Llegará un día en que ni siquiera habrá un humano al mando. Lo mismo está ocurriendo con algunas oficinas bancarias, en las que cada vez hay menos personal para atender al público. Los que somos relativamente jóvenes (je,je) todavía podemos valernos a través del cajero automático y consutar nuestro saldo por internet, pero la gente mayor y poco o nada acostumbrada a ello, tienen que hacer una larga cola ante el único mostrador de atención al cliente. Hay que ahorrar en personal a toda costa para que los beneficios aumenten todavía más. Eso es lo que nos depara el futuro: cada vez menos personas y más máquinas, como si estas no se equivocaran. Y cuando se equivocan no hay quien lo solucione, por lo menos a la primera.
      Muchas gracias, Juan Carlos, por tu visita y por añadirme a tus blogs de referencia.
      Un abrazo.

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