jueves, 13 de diciembre de 2018

¡A jugar!



¿A quién no le gusta jugar de vez en cuando? A la lotería, en todas sus modalidades, a juegos de mesa, videojuegos y juegos online, incluso a la ruleta o al Black Jack en el casino. Yo, la verdad, a lo que más juego es a la Lotería Nacional por Navidad y al Cuponazo de la Once los viernes, pues no soy de casinos ni bingos y los únicos juegos de mesa que me gustan, aunque ya no los practico con la frecuencia de antaño, es el parchís y la brisca (a la que me enseñó a jugar mi abuela paterna, que era muy aficionada) pero jamás con dinero, en todo caso algunos garbanzos y ya de mayor algunas pesetas, por eso de darle más emoción. Por lo demás, soy muy malo en el juego. No sabría decir si soy malo porque no me gusta o no me gusta porque soy malo, ¿Qué más da? Prefiero ver jugar a los demás, como en el futbol (en eso era malísimo) o en los concursos de televisión.

No sé si lo recordaréis, pero allá por los años ochenta se hizo popular un concurso televisivo, presentado por Joaquín Prats padre, que se llamaba “El precio justo”, en el cual los jugadores debían adivinar, con un margen de error mínimo, el precio de determinados artículos. El grito de guerra que utilizaba ese popular presentador para iniciar el juego era ¡a jugar!, a la vez que extendía el brazo derecho dando el pistoletazo de salida.

Hemos visto y seguimos viendo por televisión una gran cantidad de concursos en los que los participantes deben superar una serie de pruebas para poder llegar a la final y embolsarse un suculento premio en metálico. La mayoría de esas pruebas son de tipo cultural, ya sea cultura general, popular, o de mayor nivel. Evidentemente, el móvil es el dinero, y aunque han habido concursantes reincidentes (que han participado en más de un concurso de la misma u otra cadena), no creo que ello les haya provocado una adicción al juego.

En el ámbito de las adicciones, el juego o, dicho de otro modo, la ludopatía, ocupa un lugar muy importante. Datos recientes estiman que en nuestro país el número de menores de edad enganchados al juego va en aumento y que, a pesar de su condición de menores, muchas salas de juego no hacen ascos a permitirles la entrada, en declaración de los propios chavales. El mismo estudio afirma que el 27% de los jóvenes mayores de 18 años juegan asiduamente. Estamos, pues, ante un grave problema de adicción al juego, que lleva a la ludopatía, una enfermedad psicológica, como la anorexia o cualquier otra dependencia, ante la cual los psicólogos y psiquiatras alertan e intentan poner freno.

No voy a exponer los peligros de esta adicción, pues son de sobra conocidos, como la de cualquier otra. Solo quiero denunciar la hipocresía existente en nuestra sociedad cuando, por un lado se alerta de esos peligros y se intenta acabar con el juego adictivo, y por otra se estimula a jugar a través de los medios de comunicación.

El juego representa un problema social. Hay datos que revelan que las casas de apuestas cuadruplican los ludópatas. En España se estima que hay medio millón de ludópatas. Y mientras tanto los anuncios del juego online se disparan y los jóvenes se enganchan cada vez más. Y me sorprende aún más, casi me duele, que una cara tan conocida entre el público de televisión de este país, una cara amable como la de Carlos Sobera, se haya prestado para promocionar el juego por internet, protagonizando imágenes de apasionamiento y júbilo que claramente invitan a los más jóvenes a participar.

Es tan evidente esta contradicción entre las advertencias oficiales sanitarias y la permisividad también oficial, con el peligro que ello entraña, que espero y deseo que las autoridades pongan algún tipo de filtro, control o contención a esa descarada invitación al juego. Ese ¡a jugar! me parece simplemente inmoral.


28 comentarios:

  1. ¡Hola!
    Yo soy muy aficionada a los juegos; de mesa, de cartas(adoro la escoba, el tute y la brisca), a videojuegos, al bingo...Y soy de las que no sé parar, he llegado a engancharme a juegos del móvil o al solitario del ordenador, por no hablar de videojuegos de consolas.
    De jovencita me enganché al tetris que había en las máquinas de los bares, empecé un día que estábamos de cumple en una cafetería(cumples de antes, inocentes con una merienda y punto)y no podía parar, en los recreos del insitituto me metía en algún bar de los alrededores a jugar al dichoso jueguecito, menos mal que se me daba bien y con 25 pesetas estaba todo el recreo, pero tenía un enganche brutal.
    Así que jamás, jamás, juego ni en el casino(a los que he ido solo he tomado una consumición), ni a máquinas tragaperras, ni voy al bingo. Y mucho menos juego on line, que al ser con tarjeta y ser un dinero "imaginario"(en el sentido de que no es físico y no se calcula igual) seguro que se me iría la mano y acabaría todo muy mal.
    En mi familia no hay ningún caso de ludopatía, por suerte, y no quiero ser la primera, y como me conozco muy bien, evito esas tentaciones. Lo que dices de Carlos Sobera lo comparto, la ludopatía es algo serio y no hay que fomentarla, y por desgracia anunciar ese juego es fomentarla, es incitar a practicar una actividad que en muchísimos casos acaba de forma bastante mala.

    Muy interesante reflexión.
    Feliz jueves.

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    1. Así que ya sabes lo que es jugar y los peligros de engancharse que el juego entraña. Haces bien en mantenerte alejada de él. Las máquinas tragaperras son una gran tentación y hay gente que se juega todo lo que lleva encima esperando a que caiga el premio a raudales. Ejercen un influjo muy malo y potente. Solo hay que ver esa imagen de los casinos con una hilera tremenda de maquinitas con gente sentada frente a ellas, con un bol de palomitas en la falda, y echando moneditas sin parar, como abducidos.
      Una vez uno se engancha resulta muy difícil salirse sin ayuda externa, por eso me parece, cuando menos una frivolidad esos anuncios televisivos.
      Un abrazo y feliz viernes.

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  2. Yo tampoco soy aficionada a los juegos. Casualmente, también mi abuela y mi bisabuela paternas me enseñaron a jugar a la brisca. Por entonces esos juegos me gustaban más que ahora. Prefiero una buena charla entre amigos. Los juegos, si alguna vez me dejo convencer por la presión social o familiar, me terminan aburriendo mortalmente. Y encima me acusan de sosa. Vivir para ver.
    Yo casi no veo la tele, pero sí que me han sorprendido anuncios de apuestas que antes jamás se veían. En lugar de ir a mejor, cada vez empeora el ente privado y el público.
    Un beso.

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    1. La brisca debe ser un juego de viejos, o de viejas, jajaja. A mí me ocurre lo mismo que a tí. Cuando durante la sobremesa de alguna celebración se alzan voces proponiendo jugar a eso o aquello, yo suelo inhibirme. Ahora que me acuerdo, y no mencioné en esta entrada, junto al parchís, el juego que me gustaba mucho era el Trivial Pursuit, pero como casi siempre les daba una paliza, eran los demás los que se negaban a jugar, jajaja.
      Es un contrasentido que, mientras por un lado se emiten documentales hablando de lo peligroso que resulta el juego, por otro lado se publicite y se incite a practicarlo. Y es que la publicidad es la fuente más importante de ingresos de las cadenas de televisión y no les importa el mensaje que un anuncio pueda transmitir a la población ni el efecto que pueda tener. La pela es la pela.
      Un beso.

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  3. Ay que rabia, cuando tenía un comentario súper extenso hecho, le he dado a cerrar sesión y se ha borrado, ja,ja,ja. Bueno tampoco había descubierto la cuadratura del círculo, venía a decir que solo me gustaba jugar a la Lotería de Navidad y por tradición familiar, y hacía hincapié en la desmesurada aparición de casas de apuestas por las ciudades que me temo van a aumentar la ludopatía de forma considerable. Lo de Sobera es ya egoísmo en ganar dinero fácil, la verdad no me gusta lo que ha hecho.
    Un abrazo Josep y como siempre al pie de la actualidad en este espacio, un gusto leerte.

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    1. Jajaja. Te entiendo perfectamente, pues a mí también me ha ocurrido en alguna ocasión. Después de estar tecleando un comentario largo y elaborado, zas, se pierde, y a volver a empezar. Así que te agradezco doblemente que me hayas dejado este comentario, en su versión más breve. Tiene mucho mérito y demuestra tu interés.
      Nunca he entenido como, actores y personajes públicos que deben estar forrados, se prestan, "por un puñado de dólares" (jeje), a participar en la promoción de algo que es claramente perjudicial para la gente.
      Un abrazo, Miguel, y gracias de nuevo por tu tiempo.

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  4. Desde luego el juego es un peligro muy grave como todas las adicciones que hay, a parte de la ruina para los familiares...
    Lo que apuntas de Carlos Sobera la verdad es que es indignante, y desde que vi el anuncio para mi ha perdido muchos puntos, parece mentira que una persona que trabaja en televisión y en el teatro todavía quiera ganar más dinero alimentando el vicio. El dinero es el culpable de casi todo, y seguramente de esto sacaran algo los que están más arriba y por eso no hacen nada.
    A mi no me gusta ni jugar a las chapas, como se decía antes, jajaja.
    Un placer y un abrazo.

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    1. Efectivamente, Elda, la adicción al juego ha llegado a arruinar a muchas familias. En mi población, sin ir más lejos, se conoció hace años el caso de una mujer, ama de casa, que se gastaba todo el dinero de la compra en las máquinas tragaperras de los bares y luego no tenían para comer. Es una verdadera pena, y si, encima, se promueve el juego con la publicidad de la televisión utilizando la imegen de personas famosas, vamos de mal en peor y puede acabar siendo una lacra social. Que en una época de crisis haya gente, y gente joven que no sé de dónde saca el dinero, que se juegue el poco dinero que tiene en juegos de azar, se me antoja una locura.
      Al juego de las chapas y de las canicas sí que jugué de pequeño, en el patio de la escuela, jeje.
      Un abrazo.

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  5. También en este tema nuestra incoherente sociedad se deja llevar —como tú dices— por la hipocresía.
    Un abrazo.

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    1. La hipocresía lo envenena todo en esta sociedad. Ojalá existiera un antídoto. Lo único que puede paliarlo un poco es la educación y de eso también andamos cortos.
      Un abrazo.

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  6. Yo solo me aficioné a jugar al mus en mi época universitaria, y también era muy mala porque en ese juego es fundamental jugar de farol y a mí no se me da bien poner "cara de póker" (aunque sería más correcto poner cara de mus). Cuando me venían buenas cartas no podía evitar sonreír y claro, así no había manera.
    Lo de las apuestas, ya más en serio, es preocupante. La proliferación de centros de apuestas es alarmante y la participación de menores aún más. Al hijo (mayor de edad) de unos amigos se le han acercado varias veces chavales de quince, dieciséis años, para ofrecerle que entre él y apueste por ellos.
    Antes estos sitios eran escasos y no había internet, por lo que la ludopatía era más "difícil" de adquirir, demasiados impedimentos físicos. Pero ahora se puede apostar 'on line' y eso ya es el remate para quien no puede sustraerse al reclamo de unas ganancias fáciles (y quiméricas).
    Buena reflexión, me gustan todos lo temas que tratas cuando te da por cavilar. ¡Bravo!
    Un beso.

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    1. Yo me he visto obligado en más de una ocasión a jugar en pareja (pingpong, dados, dominó, futbolín, etc.) porque faltaba un jugador para completar el grupo. Y en más de un caso mi pareja se cabreó conmigo de tan mal que lo hice. Quizá esa competitividad es la que me ha alejado de los juegos en los que el ganador es un triunfador y el resto son perdedores.
      Hay que jugar para pasarlo bien y punto. Lo peor del juego es que la gente se lo tome en serio y no sepa parar (el típico "uno más y lo dejo/dejamos"). Y eso es lo que puede acabar conviertiéndolo en algo imprescindible, algo adictivo. Y si esa adicción va emparejada con el dinero, peor que peor.
      Si ya hay quien se engancha al juego solito, solo faltan incentivos externos para enrolar a más gente.
      Me alegra que te gusten los temas producto de mis cavilaciones, jeje. Pienso, luego existo, jajaja.
      Un beso.

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  7. Saludos, Josep.

    Yo hace tiempo jugaba mucho a los Concursos Literarios. Pero como nunca ganaba, acabé aburriéndome y lo dejé. Así me ahorro disgustos, y un dineral en impresiones, encuadernaciones y envíos postales.

    Un abrazo.

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    1. Hola, Pedro.
      No sé si los concursos literaios crean adicción, pero si hay alguien adicto a ellos, más bien creo que debería calificarse de masoquista, jeje.
      Un abrazo.

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  8. ¿Sabes que cada vez que veo a Carlos Sobera en ese anuncio pienso lo mismo? ¿pero que necesidad tendrá este hombre de embarcarse en semejante historia?,... creo que, en efecto, que en este momento es ya un problema grave, especialmente en las apuestas on line.

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    1. Es que resulta muy llamativo que alguien, como Sobera, que lleva un carrerón como presentador bien pagado y con imagen de tío sensato y socarrón, se meta a publicitar algo de tan dudosa moralidad, por muchos billetes de 100 euros que le haya reportado.
      Un abrazo.

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  9. La ludopatía es un vicio muy malo. Acaba con cualquier familia. Me viene a la cabeza a un compañero de trabajo que salía cada viernes con permiso sindical en el taller. Todas las tarde se iba a jugar alas cartas y se jugaba todo el sueldo. Me contó su mujer que tuvo que separarse de él. Tenía 4 hijos y no le llegaba para alimentarlos. El colmo fue una vez que salió él a comprar leche para el biberón de su pequeña y se lo gastó en el juego. El final de ese chico fue vivir de vagabundo por la vida. no conozco más ludopatas pero se ve gente jugando a las máquinas en los bares. Yo soy muy negada para el juego suelo jugar en la lotería de Navidad y a la primitiva con las amigas una vez al mes. En el ordenador tenemos juegos y la verdad que si nos enganchamos a ellos nos quita tempo para leer. Un buen post. Un abrazo.

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    1. El juego, como otros vicios, ha arruinado a muchas familias. Unos se gastan el dinero para conseguir droga y los ludópatas para jugárselo. Un ahravante de la ludopatía es que no solo arruina la vida del adicto sino también de los que dependen económicamente de él.
      En cuanto a mis costumbres, lo dicho: solo la lotería en sus diverdos formatos. Pero con muy poca fortuna, así que siempre me consuelo pensando en el refrán que dice "desgraciado en el juego, afortunado en amores", jajaja.
      Un abrazo.

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  10. A mi me gusta jugar, en cualquiera de sus modalidades a excepción de los juegos de casino. El jugar me provoca gran placer sin que tenga que haber dinero involucrado. Soy como aquel verso de Mediterráneo: cantor y embustero, me gusta el juego y el vino.
    Pero concuerdo contigo, los anuncios de la televisión y el internet no paran, y muestran sólo felicidad si uno llega a un casino a jugar. Pero la casa nunca pierde.
    Ahora recuerdo que esto ha llegado al extremo de invitarte a que pases navidad y año nuevo jugando, en vez de asistir a una aburrida cena familiar.

    Abrazos Josep.

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    1. Efectivamente, amigo, la casa nunca pierde. Tras una buena racha viene el fracaso y al final uno acaba con los bolsillos vacíos. Pero esos cantos de sirena que te dicen al oído "hoy será tu gran día" son los que acaban enganchando al jugador. Mejor jugar en casa y entre amigos y, a poder ser, sin dinero, aunque reconozco que pierde aliciente. Si no hay riesgo, no hay atractivo.
      Lo de pasar las navidades y el año nuevo jugando en lugar de asistir a las comidas familiares lo veo muy difícil. Aunque no haya llegado al nivel de vicio, estoy enganchado a la familia, jeje.
      Un abrazo.

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  11. la ludopatía no es nueva, pero siempre me ha sorprendido de ella que no hay un producto químico que genere la adicción, sino que es la mente con sus hormonas quienes lo generan. Cuando hago una primitiva, de pascuas a ramos, me sorprende la gente, mujeres sobre todo, que se dejan un dineral así, a lo bobo a lo bobo.

    Por navidad el gordo está muy arraigado, pero los premios son bien medianos. La tradición, que pesa mucho. Un abrazo y feliz tarde

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    1. Pues no, contra la ludopatía no existe fármaco alguno, en todo caso solo psicoterapia. No soy un especialista en el tratamiento de adicciones, así que quizá sí que se pueda recomnedar algún fármaco que mitigue la ansiedad y el sentimiento de culpa que luego aparece. En el casod e la anorexia y la bulimia, por ejemplo, el factor psicológico es básico, pero los enfermos también reciben tratamiento farmacológico.
      A veces se juega por "necesidad", para ganar ese dinero que falta para cubrir deudas o vivir una vida más relajada. Si no, ¿por qué la gente juega (o jugamos) a la lotería? Aparte de la tradición navideña, el resto del año se compran boletos para ver si la fortuna nos sonríe y podemos cambiar de coche, poder comporar un piso, etc. Pero de ahí a gastarse un dineral hay un buen trecho.
      Un abrazo.

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  12. Soy fan de tus reflexiones, siempre tan acertadas, y en esta ocasión es un tema muy serio, en el cuál estoy de acuerdo en que Carlos Sobera no debia de haber aceptado ese anuncio, porque incitar al juego no esta bien, y más cuando hay menores por medio, un peligro sin duda alguna.
    Yo no he estado nunca en un casino y no soy de las maquinas tragaperras, es mas las odío no por nada, si no por el ruido que desprenden, mis oídos no lo soportan, pero dejarme el sueldo d emi marido ni el mio propio, vamos ni en broma. Sin embargo si que tenemos unos amigos, compañeros del trabajo de mi marido, que los dos apuestan ella a las tragaperras y él todas las semanas apuesta al fútbol en las casas de apuestas, que se gastan poco dinero según ellos, pero luego se quejan que no llegan a final de mes y no me extraña, entre las apuestas y no apuestas, cerveza va cerveza viene, en fin, que ese estilo de vida, de maquinas tragaperras y juegos online con cerveza va cerveza viene no me va.
    Un abrazo y gracias siempre por reflexionar tan bien.
    Ah a mi me encanta el dominó que me pasaba durante mi infancia y adolescencia horas jugando con mi abuela paterna, en una mesa camilla con brasero mucho inviernos sobre todo los fines de semana, y ver a mi abuelo paterno jugar muchos veranos al julepe, ains que recuerdos.

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    1. Bueno, pues ya tengo una fan, jeje. A ver si acabo teniendo un club de fans, jajaja.
      En cuanto al juego, en una ocasión, una pareja de amigos nos animaron, a mi mujer y a mí, a ir al Bingo. Fue la priemra y última vez que fuimos. Recuerdo que, solo entrar, nos propusimos (los cuatro) gastarnos una cantidad determinada de dinero en cartones, poca cosa. Y cuando los hubimos acabado, nos fuimos. Pero había gente que cuando alguien cantaba ¡línea! o ¡¡bingo!! parecían volverse loca y pedían 10 o 20 cartones más. Al final, entre los cartones comprados y las consumiciones tomadas, seguro que se gastaban un pastón. Y según tengo entendido, el bingo era (creo que ahora está de capa caída, no lo sé) una afición mayoritariamente femenina. Muchas mujeres maduras, amas de casa, solían ir todas los días al Bingo del barrio a pasar la tarde. Pero una cosa es pasar un ratito jugando, como quien ve la tele, y otra muy distinta acabar gastándose todo el jornal del marido.
      Un abrazo, Tere.

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  13. Totalmente de acuerdo con tu reflexión Josep Mª, me parece inmoral que la publicidad no tenga un filtro y que no controlen lo que ya es un problema en toda regla, cada vez hay más gente enganchada a los juegos on line, los psicólogos lo están advirtiendo y hay familias totalmente arruinadas. Y en la tele... banalizando con presentadores invitando !A jugar!!
    Me ha gustado jugar con mis hijos y mi familia a las cartas, al parchís, a la oca.... pero simplemente jugar por jugar, no he querido nunca mezclarlo con dinero.
    Enhorabuena Josep, nos has hecho reflexionar con un tema muy actual.
    Un abrazo muy grande y Felices Fiestas.

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    1. ¡Hola, Xus!
      Vivimos una época de contrasentidos. Mientras se intenta concienciar a la gente para que no caiga en adicciones que perjudican la salud física y mental, se permiten reclamos publicitarios en el sentido contrario. Pasotismo, indiferencia o desorganización, no lo sé, pero siempre cabe la rectificación, pero de momemnto todo sigue igual. Y no solo es responsabilidad de las autoridades atajar esa publicidad perniciosa, sino también de las cadenas de televisión y otros medios de comunicación, que no deberían aceptar emitir ese tipo de mensajes publicitarios.
      El juego es muy sano, estimula la mente de mayores y pequeños, pero no ese tipo de juego.
      Un fuerte abrazo navideño.

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  14. Totalmente de acuerdo contigo. Recuerdo, creo que fue el año pasado, cuando en la Puerta del Sol de Madrid el árbol de Navidad que ponen gigante en medio de la plaza, sería patrocinado por Loterías y Apuestas del Estado, era el cono repleto de figuras de bombos de sorteos. Yo cada vez que pasaba decía: "Qué barbaridad". Te deseo unas Felices Fiestas ¡¡¡¡¡

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    1. Y seguramente ello pasó desapercibido por la gran mayoría de los transeúntes. Y es que tenemos muy normalizado el juego, y más en estas fechas en las que se ha convertido en algo casi obligatorio. Como digo en esta entrada, yo juego a la lotería, pero debo decir aquello que suelen decir los drogadictos: yo controlo, jeje. Ir de vez en cuando al Bingo, jugar a las quinielas (¿todavía existen?), a la Primitiva, incluso a las cartas y demás juegos de mesa, no tiene porqué convertirnos en adictos. Lo realmente peligroso, porque puede empujar a la gente a la adicción, son esos anuncios que muestran al juego como la panacea para alcanzar placer y fortuna.
      Un abrazo, Manuela.

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