viernes, 15 de enero de 2016

Como un árbol de hoja perenne



Leí que, en una ocasión, un entrevistador le dijo a su entrevistada: “ojo con lo que va a contestar, podría perder a muchos amigos”. A lo que la entrevistada contestó: “si los pierdo es que nunca fueron mis amigos”. Era, sin duda, una mujer sabia y valiente. Yo no soy ni una cosa ni la otra, pero ahí va mi reflexión particular sobre mi experiencia como bloguero.

Podría decirse que yo soy como un árbol de hoja perenne: siempre tiene hojas pero no son siempre las mismas; las que pierde son continuamente reemplazadas por otras nuevas.

Las hojas son al árbol lo que a mis blogs los seguidores. Las amistades son a la mujer entrevistada lo que a mis blogs los lectores. Si nos atenemos a la primera ley de la termodinámica, esa que dice que la energía no se crea ni se destruye sino que se transforma, debo aceptar del mismo modo que mi audiencia lectora vaya modificándose a lo largo del tiempo.

Citando una regla de otra índole, me acogeré a la que afirma que es mucho más fácil obtener un cliente que conservarlo porque, a la postre, es el servicio que recibe o el confort que obtiene una vez ha depositado su confianza en un proveedor lo que realmente cuenta. Así pues, la fidelidad generalmente falla por no saber mantener la calidad del servicio ofrecido. ¿Qué es más frágil, la fidelidad o la calidad? Este planteamiento me lo vengo aplicando desde hace mucho tiempo.

Creo que nací con un defecto congénito o bajo el efecto de algún sortilegio con respecto a mi habilidad para mantener relaciones de amistad. En mi infancia y adolescencia, cuando uno es más proclive a hacer amigos, solo fui capaz de tener dos al mismo tiempo. Y estos iban cambiando a medida que pasaban los años. Siempre dos amigos, íntimos eso sí, que yo no llamo amigo a cualquiera, exceptuando, ya se sabe, el trato cordial de “amigo” que se le da a quien, aunque no conozcas en persona, te cae bien. Pero el amigo de verdad es algo distinto y no hace falta ahondar aquí en el concepto de amistad, algo que, por otra parte, ya traté tiempo atrás en este mismo blog.

En facebook ahora mismo tengo 107 “amigos”, a los que –salvo honrosas excepciones- más bien debería calificar de “contactos” aunque suene muy frío. Pero, a fin de cuentas, son eso: una red de contactos con los que intercambiar y compartir información. Recuerdo que, al principio, cuando abrí mi cuenta en facebook, me congratulaba de ir sumando amistades como quien colecciona trofeos. Busqué y busqué antiguas relaciones –colegio, universidad, trabajo- para saber de ellas y agregarlas a mi lista de amistades. Luego decidí desagregar a algunas por “inactivas”, que estaban pero como si no estuvieran. Ahora estoy planteándome si desagregar o no a unas cuantas también por “falta de uso”. Está ahí su nombre, su foto o avatar, su perfil pero nada más. No dan señales de vida aun cuando hayan sido ello/as quienes solicitaron mi “amistad” o hayan aceptado la mía. Así pues, también ahí ha habido un recambio. Nadie –que yo me haya percatado- me ha desagregado todavía, me conservan pero no me usan (en el buen sentido de la palabra). Es una presencia ficticia.

Es curioso el comportamiento humano, especialmente en las redes sociales. Al parecer respondemos a un sentido gregario innato buscando un grupo en el que ubicarnos aunque sea virtual. Estamos solos y a la vez nos sentimos acompañados. ¿O debería decirlo al revés?

Pero no es esa red social la que hace identificarme con un árbol perennifolio, plantado y solo en medio del valle, sino otra, más compleja si cabe: la blogosfera en la que se plantaron y nutrieron mis blogs, hace algo más de dos años, como si de semillas se trataran. Mis hojas, los seguidores primigenios, han ido dando paso a otras nuevas. Ha habido un recambio continuado a lo largo de este -¿corto, largo?- periodo de tiempo.

¿Qué ha motivado ese recambio? Aquellos primeros y fieles lectores que dejaban puntualmente sus amables comentarios, desaparecieron de pronto, de un día para otro, como por arte de magia, como si una helada los hubiera espantado (pero siguen vivos pues les leo e incluso, si me gusta lo que escriben, les dejo algún comentario). Vinieron nuevos, igualmente entusiastas, igualmente fieles. Y tal como vinieron se fueron también. Quizá se cansaron de mis relatos, de mi estilo narrativo o de ambas cosas y se han marchado en busca de savia nueva y más rica. Pero siguen apareciendo otros y se mantiene el número, como si de un cupo se tratara. Al menos en esta ocasión se ha roto el antiguo sortilegio: siempre hay más de dos y últimamente parece que van en aumento.

Aquí es cuando me viene de nuevo a la memoria la mujer entrevistada. ¿Ha sido acaso algo que he dicho por escrito, mi comportamiento y no mi estilo o “calidad literaria” lo que ha alejado a mis antiguos seguidores? Si tuviera que atender al principio causa-efecto, me atrevería a decir que, del mismo modo que los dinosaurios desaparecieron coincidiendo con la colisión de un meteorito sobre nuestro planeta, mis seguidores me abandonaron coincidiendo con alguna inconveniencia por parte de este servidor al criticar (en el sentido formal de la palabra) ciertos convencionalismos que había observado en este ambiente. De ser así, se habría dando más importancia a la forma que al fondo. 

En el mundo bloguero todos nos hemos dado a conocer visitando otros blogs y dejando un comentario en aquellos cuyas entradas nos han gustado particularmente. No sé si habrá quien se dedique a sembrar de comentarios interesados el mayor número de blogs posible, independientemente de si les gusta o no lo que leen, como quien deja una tarjeta de presentación con el único fin de que le devuelvan la visita. Cada uno tiene su sistema. Unos son más proactivos que otros. Si uno quiere que le lean tiene que darse a conocer, obviamente. Una vez hecha la “siembra”, vendrán los frutos. Luego están las referencias por terceros, que responde al principio de que los lectores de nuestros lectores pueden acabar siendo nuestros lectores. Siendo así, lógicamente cuanto más se publicite uno a lo largo y ancho de esta otra red social, más probabilidades tendrá de ser conocido y leído.

Cómo hacer seguidores no es el objeto de esta reflexión sino el por qué se pierden y cómo se pueden conservar. Ésta es una pregunta para la que todavía no he hallado respuesta. Creo que es algo tan complejo como la propia naturaleza humana, como difícil de entender es que escritos (narraciones, relatos, reflexiones, etc.) de una calidad narrativa mediocre reciban, a veces, un gran número de comentarios halagadores. Por no mencionar textos que carecen de algo tan fundamental como la calidad gramatical, conteniendo faltas de puntuación y de acentuación, algo impropio de quien se dedica, aunque sea por hobby, a la escritura. Claro que a esto se puede contestar con otro principio: que para gustos están los colores. Y ante ello nada se puede hacer ni debería tener nada que objetar. Además, ¿no se dice que lo importante no es ganar (tener éxito) sino participar? Pero, claro, también se dice que éste es el consuelo de los perdedores.

Volviendo una vez más al símil del árbol, lo verdaderamente importante es que esté bien enraizado, su raíz bien nutrida, que no esté enfermo, que sus hojas reciban la suficiente luz solar y, por supuesto, que nadie lo maltrate ni acabe talándolo. Un árbol de hoja perenne se mantiene esplendoroso a lo largo de todo el año. Cuantas más hojas, más bello ciertamente, pero lo que importa es que las conserve, aunque sean unas pocas, pues es signo inequívoco de que se mantiene vivo.
 
 

*Esta reflexión va dedicada a todos los árboles de hoja perenne que pueblan este mundo y, a la vez, quiere ser una muestra de agradecimiento a las hojas que todavía no me han abandonado.

**Si alguien se siente molesto por lo antedicho, probablemente no habrá captado el mensaje que he querido transmitir y les pido mis más humildes disculpas. Si, aún así, desean abandonar mi árbol, solo espero que, como el humus formado por el follaje caído, pasen a ser el abono de otros árboles tan o más merecedores de nutrientes que el mío.
 
 

15 comentarios:

  1. Pues fíjate Josep que a mi tu reflexión me ha recordado a las golondrinas de Becquer que en su poema, da a entender que suelen ocupar los nidos de hogaño, aquellos que anidan habitualmente, y que llegado un día dejan de venir y los abandonan.
    El ser humano no tiene la fidelidad,por lo general, como estandarte ni valor fundamental; es cierto que también el seguimiento es algo que no se puede tener como algo obligado.
    Ejemplo: Yo soy tu seguidor, y abro tu página cuando recibo notificación de una nueva entrada. esa entrada me resulta interesante y tengo el deseo de opinar al respecto sobre ella y te dejo un comentario. No siempre puede ser así o por gusto cambiante, búsqueda de nuevos "nidos" más confortables, falta de tiempo...
    ¿Te acuerdas de otra de tus entradas, por la cual nos conocimos? esa de la falta de cortesía a responder a los comentarios dejados en un blog. El trato "personal" incluso siendo virtual, es fundamento de compañeros, amigos, conocidos queridos y afines a tus gustos o no.
    Yo empecé contactando con blogs "famosos" de esos de 1000 seguidores donde había entradas nuevas todos los días, cosa imposible para una persona normal que no se dedique las 24 horas del día a ello. Imposible leerse y reseñar un libro al día...Aún así(y esto por si sólo podría haber sido una virtud)aún así repito, no había contestación por parte del bloguero a sus seguidores cuando estos en fila y ordenadamente dejaban sus comentarios. Por otro lado tú les dejabas esa "carta de presentación" que comentas y nunca recibías una visita por su parte, ni se hacían seguidores; ni mucho menos dejaban un comentario.
    Con todo esto te quiero constatar amigo, que el mundo este, es tan complejo como el mundo habitual, el normal, el que habitamos. Y las relaciones humanas tan delicadas como flor de estufa.
    Por cierto: Dejaré de ser seguidor tuyo por la sencilla razón que no me tienes inscrito entre los blogs que sigues. Eso quiere decir que no me sigues, no me aprecias, no me quieres cerca...Me voy de tu vera despechado y me desprendo de tu árbol de hoja perenne hasta la próxima estación.






    jajajaja. Esto último es una humorada de las mías, no me lo tengas en cuenta.
    No te prometo nada, pero mientras sigas escribiendo de esta forma y calibrando las palabras como armas de disparo certero; te seguiré hasta el infinito y mucho más allá.
    Por cierto ¿Sabes algo de nuestro común amigo Oscar Ryan?
    Un abrazo y perdona mis faltas,mi puntuación y mi estilo.

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    1. Por supuesto, querido Francisco, que los designios del ser humano son inescrutables, ¿o no era esta la frase?
      ES lógico que la gente salte de un blog a otro buscando lo novedoso, lo original, lo que más le llama la atención. Incluso es normal que, después de un tiempo deseen cambiar de horizontes pues este mundo bloguero es muy largo y ancho, como Castilla.
      Lo que pasa es que soy una persona de costumbres y cuando me hallo a gusto en un lugar, suelo repetir. Siempre frecuento, por ejemplo, los mismos restaurantes si veo que la relación calidad-precio es correcta, el servicio bueno y el trato amable. Lo mismo con los cines y grandes superficies. ¿Para qué cambiar si estoy a gusto aquí, me digo? Pero sí es cierto que a veces apetece variar y probar otras cosas porque, de lo contrario, podemos perdernos algo mejor desconocido, y así lo hago de vez en cuando pero siempre acabo revisitando los anteriores. Qué quieres que te diga, la "fidelidad" es una de mis virtudes (?).

      Que conste que esta reflexión pretende tan solo constatar una experiencia personal y discurrir sobre los posibles motivos que originaron una pérdida de lectores en desbandada, casi al unísono. Reconozco que, aun siendo una persona que no le gusta la confrontación y la polémica, a veces (escribirlo es mucho más fácil que decirlo cara a cara) quizá he sido un pelín atrevido al criticar ciertos comportamientos que, aun siendo totalmente lícitos (cómo no), me laman poderosamente la atención, y estas críticas han podido molestar a alguien que se ha sentido aludido y se ha dado a la fuga como represalia.

      También quiero dejar constancia que, aunque pueda parecer un quejica, no me siento en absoluto molesto por tener o no muchos seguidores, si bien a nadie le amarga un dulce y si uno escribe es, entre otras cosas, deseando ser leído y cuantos más lectores tenga más satisfecho se siente pues se interpreta como una aceptación y elogio por algo bien hecho (y escrito).
      Dada mi prudencia habitual, a veces me asombra mi atrevimiento pero espero que mis lectores sepan leer entre líneas y no se lo tomen a mal.

      En cuanto a mi desconsideración por no haberme inscrito como seguidor en tu blog, esta afrenta acaba de ser resuelta. Entre otros de mis defectos está el ser despistado y eso que no hace mucho que me dediqué a revisar los blogs a los que me había añadido. De todos modos, piensa que ahora, al superar los 200 seguidores, ya no podrás ser nominado a ciertos premios, jajaja

      Un abrazo.

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    2. P.D.- Tampoco tengo noticias de Oscar. No sé qué le habrá ocurrido pero anda desaparecido desde hace varias semanas. Espero que no sea nada serio.

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  2. El mundo bloguero es difícil y si un seguidor te abandona (como yo lo hice una vez) es probablemente porque ha abandonado tambien su proyecto.
    Es cierto que la calidad es lo que debería importar o almenos todos los expertos están de acuerdo en eso pero si hay personas que se dedican a entrar para hacer acto de presencia con el objetivo de promocionar su blog te encuentras con sitios que tienen poco que ofrecer y muchos seguidores.
    En mi caso opto por la sinceridad y el compañerismo y si tienen que haber críticas al menos que sean constructivas.
    Un abrazo de una seguidora que si algún día te falla desde luego no será por expresar libremente tu opinión.

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    1. Hola Aida,
      Te agradezco tus palabras y sé que puedo confiar en tu sinceridad, pero no quisiera que, por culpa de las mías, te sintieras obligada a jurarme fidelidad hasta que la muerte nos separe, jeje.
      Es agradable tener uno/as seguidor/as fieles, tener un "público" amable que te visita y comenta lo que escribes con asiduidad. ¿A quién no le gusta esto? Pero tampoco hay que obsesionarse ni "mendigar" amistades lectoras pues uno n debe escribir solamente para gustar a los demás o pensando en lo que los demás opinarán. Hay que ser sincero en lo que uno hace, escribiendo lo que uno siente. Y si ello gusta y atrae muchos seguidor/as pues mucho mejor porque ello te refuerza la autoestima creativa y te anima a seguir y, si cabe, mejorar.

      Mi reflexión viene, como he mencionado en ella, a colación de una deserción en cadena que tuvo lugar tiempo atrás sin explicación aparente y también porque, de vez en cuando, me gusta especular sobre este mundillo bloguero donde uno descubre ciertos comportamientos "anti-natura" y conciliábulos o amiguismos de lo más curiosos.
      Debo admitir que nuestra "infidelidad" fue mutua. Nos abandonamos mutuamente. Como digo en mi post, a veces he abandonado "amistades" por falta de uso, es decir, por inactividad de una de las dos partes y eso entra dentro de lo normal. Así que nada de recriminaciones
      Me alegro de que hayas sabido interpretar mis palabras. Ya se sabe que, a veces, el lenguaje escrito se presta a confusión.
      Un abrazo.

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  3. Decirte que esto de los seguidores es muy relativo. Yo antes estaba todo el día pendiente de cuantos seguidores tenía. Ahora la verdad es que miro más los que se quedan de verdad. Esos que me leen a pesar de que les agobie con mi frecuencia d publicación. Y esos que me escriben que les haparecido lo que han leído. Sea bueno o malo.
    Como bien se dice la calidad supera a la cantidad.
    Si vienen o si se van ya es cosa de ellos. Porque mis escritos siguen siendo míos con mi seña de identidad.
    Lo mejor es escribir según tus convicciones y quien te lea será porque le gustes realemente.

    P.D. Yo tampoco sé nada de Óscar. Lo hable el otro día con Julia, que llevaba desaparecido unas semanas. Espero como tú que no sea nada grave, y que simplemente haya querido darse unas vacaciones.

    Un besillo.

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    1. Pues coincidimos plenamente, pero aun así a veces doy vueltas al mismo tema. Soy un poco cansino pero, de verdad, también creo que lo que importa es la calidad y no la cantidad.
      Te agradezco tu comentario y espero que nos sigamos leyendo.
      En cuanto a la "desaparición" de Óscar, la verdad es que resulta extraña. No creo revelar ningún secreto si te digo que un mes atrás, aproximadamente, me comentó que operaban a su mujer y que durante unos días estaría ausente del blog. Pero luego apareció como si nada hubiera ocurrido. Espero que no haya tenido ningún contratiempo de salud.
      Un abrazo.

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  4. Supongo, Josep, que tener seguidores "de verdad" es tan complejo como tener auténticos amigos. Yo creo que si alguien deja de seguirte no será por la falta de calidad de lo que escribes, sino por otros motivos: falta de tiempo, tener que abandonar su propio blog... o porque realmente nunca estuvo interesado, y en ese caso ¿para qué conservarlo?
    A mi lo que me motiva son los comentarios que recibo, cuando veo que se han leído lo que he escrito y lo han disfrutado.
    ¿De verdad agobia la frecuencia de publicación? porque yo hago una entrada al día y si veo que es así me plantearé bajar el ritmo.
    A mi me encanta lo que escribes y, desde que te conocí, no me pierdo una entrada.
    Un beso enorme, Josep.
    Pd.: Yo tampoco he tenido noticias de Óscar, espero que esté bien y vuelva pronto.

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    1. La verdad, Chari, es que a veces me gusta especular y de ahí que me haga preguntas cuya respuesta no me quita el sueño pero que me despiertan la curiosidad.
      Efectivamente, esto es como la amistad auténtica. Algunos van y otros aparecen. E una dinámica natural contra la que no podemos ni debemos luchar.

      A mi no me agobia para nada que alguien publique con mucha frecuencia, incluso a diario. En tal caso, lo que puede ocurrir es que me pierda alguna de sus entradas porque un día yo haya hecho "peyas", jeje.

      Un abrazo.
      P.D.- Esperemos que volvamos a tener pronto a Oscar entre nosotros.

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  5. Yo encontraría francamente infantil que alguien dejara de leerte o de seguirte solo porque no le gustara o no estuviera de acuerdo con lo dicho en este post. Un autor es toda su obra, no solo un escrito, y por uno que no le haya gustado al lector puede haber diez que sí. En cualquer caso no lo digo por mí, es evidente :) De hecho sigo y continuo leyendo a bloggeros que en temas de política o religión van totalmente contra mis opiniones. Me salto esos posts y listo, porque creo que el talento está por encima de las opiniones personales.

    Hace poco leí en alguna parte a un usuario que decía que él no daba importancia a la ortografía o la gramática, que lo único importante era la historia. Ya ves, como gustos hay colores, aunque yo siga sin compartir ese punto de vista. Probablemente ese lector tampoco cuida mucho su propia ortografía, no lo sé.

    Respecto a los demás "misterios" que planteas acerca de los seguidores que desaparecen sin motivo aparente, yo hace mucho que dejé de buscarles explicación. A veces abro mi blog y me han desaparecido dos o tres (incluso sin haber publicado nada nuevo o conflictivo) y otros días me han aparecido, aunque lleve tiempo sin subir nada nuevo. Además en muchos casos son personas de otros continentes que ni hablan español, o que se dedican a cosas muy diferentes a un blog. Ya digo, misterios sin explicación. Yo sigo a lo mío, que es escribir, y listo.

    Supongo que va contra tu naturaleza, pero te diría que "pasaras" ampliamente de todo y te dedicaras a disfrutar de tus blogs y tus ganas de contar historias. Lo demás, realmente, o no importa o llega por sí solo :))

    Un abrazo grande, Josep!!

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    1. Sí, Julia, ese será el propósito más firme que me haré para este año y espero saber cumplirlo, jeje
      Lo que me ocurre es que soy de esas personas (porque supongo que hay más) que dan tanta o más importancia al "por qué" que al "qué". El "qué" es algo evidente, te lo cuentan y ya está, mientras que el "por qué", la motivación es. a veces, un misterio y me resisto a ignorarlo.
      Pero tienes toda la razón, hay que disfrutar de lo que uno hace prescindiendo de los demás, aunque no me resulte fácil. Hace poco, en mi otro blog, Retales de una vida, he recibido una crítica negativa sin precedentes a uno de mis relatos. Acostumbrado a revivir solo comentarios halagadores, éste me resultó especialmente doloroso por su rotundidad. Habría preferido que su autor se hubiera abstenido de comentar que haberlo hecho de esa forma. Está en todo su derecho aunque duela y su opinión sea discutible. Pero ejemplariza el hecho de que no siempre podemos "pasar" de lo que hacen y dicen los demás.

      Debo decir también, que este post lo escribí tiempo atrás, cuando todavía era especialmente "sensible" a estas cosas.

      Un abrazo.

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  6. Josep he leído atentamente este post y todo lo que dices es así hay mucha gente que le gusta un lugar y se queda, otros mariposean de un blog a otro. Yo hace poco he llegado y creo que para quedarme. De momento tengo añadidos a unos pocos que a través de José Carlos Garcia que fue el primer blog que entre en esta casa de Blogger y decidí que si el con esa calidad de escritura , no podría ser que no leyera a otros con buena calidad. Tu y casi te digo que todos estos que anterior están en tus comentarios menos Aida que todavía no la conozco me han enganchado con sus artículos y relatos y sobre todo su buena calidad literaria. Así que visito tu casa por que desde el principio me ha gustado lo que e leído. Soy muy fiel seguidora y intentaré visitarte en cuanto tenga un tiempo leeré hasta artículos atrasados , pero tiempo al tiempo. De momento todo lo de José Carlos lo he leído , ayer empecé con Maria Campras y no se cuanto tiempo tardaré en visitar su espacio por que veo que tiene mucho , dedicaré un día a la semana a tal menester.
    Un abrazo


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    1. Caramba, María del Carmen, tienes pues mucho trabajo atrasado, jajaja.
      A mí me encantaría que leyeras mis entradas antiguas pero no tienes porqué hacerlo pues tiempo es lo que habitualmente no nos sobra. Además, en mi caso serian dos blogs, éste y "Retales de una vida" y ambos tienen más de dos años de vida. Así que no te estreses.
      Te agradezco tu propósito de serme fiel hasta que la muerte literaria nos separe pero no te sientas obligada a seguirme por lo que he comentado en está reflexión, porque solo es eso, una reflexión de las que, de vez en cuando, me gusta hacer.
      Nuestro tiempo limitado nos obliga a ser selectivos y dedicarnos a leer aquellos blogs que nos han gustado y en un número prudente. Yo tengo agregados en "favoritos" a unos cincuenta blog por los que me paso a diario. Afortunadamente, menos de la mitas publican con mucha frecuencia y solo unos pocos a diario. De lo contrario, no daría abasto. Seguro que me pierdo blogs interesantísimos pero qué le vanos a hacer.
      Ya lo dice el refrán: quien mucho abraca poco aprieta, jeje
      Un fuerte abrazo.

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  7. Como siempre un magnifico escrito y una estupenda reflexión la que has hecho y con la que estoy totalmente de acuerdo.
    Los contactos, (porque realmente no se pueden llamar amigos como tú muy bien dices, los amigos amigos es otra cosa y siempre muy pocos) van apareciendo sin ni siquiera que te lean y mucho menos comenten, solamente dejan su icono como seguidor y listo, y claro está que eso lo hacen para que tú aumentes su lista... y por otra parte creo que es cosa de fidelidad más que de calidad del trabajo, Hay etapas en que se tiene menos ganas de leer, o estás en una fase que piensas que lo vas a dejar, o simplemente porque estás más atento a otras cosas, fuera de la pantalla que te come hasta la luz de los ojos.
    En fin, creo que los motivos pueden ser muchos, pero por supuesto en tu caso, no por la calidad de lo que escribes.
    En el Face, yo me he quitado a casi todos los contactos, porque al final, eran contactos de los contactos de los contactos, yo no conocía a nadie, jajaja.
    Un abrazo Josep.

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    1. Muchas gracias, Elda, porque tu presencia y tus siempre gradecidos comentarios me dan alas, como esa bebida refrescante y energética, para seguir haciendo lo que hago y cómo lo hago.
      Nos hemos dicho en varias ocasiones, porque el sentimiento es mutuo, que no debemos seguirnos por obligación, en todo caso por "vocación". Vamos, por gusto.
      Diría, sin temor a equivocarme, que ahora mismo eres la seguidora que lleva más tiempo leyéndome y dejándome tus opiniones, tanto en éste como en mi otro blog en castellano. Tendré que inventar un premio a la fidelidad, jaja.
      Un abrazo.

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