Se conoce como karma la
energía derivada de los actos de un individuo durante su vida, que condiciona
cada una de sus sucesivas reencarnaciones, hasta alcanzar la perfección. El
karma justifica o explica los dramas humanos como la reacción a las acciones
buenas o malas realizadas en el pasado más o menos reciente. Así pues, podemos
decir, según ello, que todo lo que hacemos tiene una repercusión a corto, medio o
largo plazo. Por lo tanto, el karma viene a decir que si cometemos actos
negativos él se encargará de que tengamos consecuencias negativas en el
trascurso de nuestra vida y si, por el contrario, cometemos actos positivos,
recogeremos experiencias positivas.
Vaya por delante que yo no
creo en la reencarnación y, por lo tanto, no creo en algunos de los
planteamientos anteriormente expresados, pero sí que llevan a plantearme algo
que siempre me ha intrigado, ya desde muy niño: ¿Quien hace el mal, lo acaba
pagando? O, mejor aún: ¿El bien siempre vence al mal?
Mi respuesta a estas dos
preguntas es totalmente negativa. Creer en ello solo es una forma de ilusión
para compensar nuestras frustraciones ante una injusticia. Por desgracia, he
conocido bastantes casos en que el supuesto “malvado”, no solo no ha recibido
su merecido, sino que ha tenido éxito en todo lo que ha hecho y se ha propuesto
hacer.
Las enseñanzas cristianas
apelan a la justicia divina que, en el juicio final, enviará al infierno (sea
cual sea su acepción y naturaleza) a los pecadores que no se hayan arrepentido
en vida de sus malos actos. Esta creencia insufla al que ha sufrido una injusticia,
la resignación, al pensar que el culpable pagará su mal comportamiento en la
otra vida y que él, con su conducta cristiana de poner la otra mejilla, se
ganará el cielo (o como se quiera considerar a este concepto) y la paz eterna.
Conformismo es lo que, en realidad, preconizan muchas religiones y creencias
que, por cierto, yo no profeso.
Como inconformista que soy ante
las injusticias, tanto propias como ajenas, reitero que no he tenido el gusto
de ver cómo se hace justicia en esta vida, sintiéndome con ello impotente ante una
situación que vemos constantemente a nuestro alrededor. Debo aclarar que aquí
no me refiero a la justicia impartida en los juzgados ante delitos de distinta
índole cometidos por delincuentes —que, aun así, muchas veces se libran de un
castigo justo y necesario—, sino a esos actos cometidos por quienes ostentan el
poder, tanto en el ámbito público como en el privado, en forma de abusos o de
coacciones de cualquier tipo y que producen un daño irreparable a quienes las
sufren. A este tipo de actos injustos es al que me refiero al pensar en lo útil
que sería el karma si hiciera bien su trabajo.
De todos modos, no puedo dejar
de mencionar el hecho de que a menudo observamos en la vida pública que muchos
delitos graves quedan impunes, que hay individuos y organizaciones que se
libran de pagar sus faltas, como si gozaran de impunidad ante la ley. Dictadores, tiranos y genocidas ¿han pagado y
pagarán por sus execrables actos? Solo me viene a la mente el juicio de
Nuremberg, que impartió justicia contra los responsables del Holocausto, si
bien no todos los que merecían ser castigados fueron juzgados o condenados a
pena alguna. Recordemos también la ejecución en la horca de Sadam Hussein y
otros casos en que, más que justicia, deberíamos hablar de venganza, como la
muerte de Muamar el Gadafi y, muchos años atrás, de Benito Mussolini, a manos
del gentío enfervorizado. Pero esos actos revanchistas y cruentos tampoco
entrarían en este capítulo. Estoy a favor del principio de que quien la hace,
la paga, pero, a poder ser, por medios lícitos, es decir impartiendo justicia
de acuerdo con la ley, y no precisamente la del Talión.
Para concluir, diría que, a
pesar de mi experiencia personal negativa, ¿debo creer en el principio del
karma? ¿Debo confiar en que quien hace el mal lo pagará tarde o temprano? Y
vosotros: ¿creéis que, como dice el refrán, a cada cerdo le llega su San
Martín?
Considero estas teorías, como una válvula de escape, para que no estalle todo, con la presión de conformismo impuesto en la sociedad, por los poderes dominantes, como son en cualquier estado con control de la violencia institucional, la jefatura ejecutiva, la legislativa y la iglesia. Ellos son la verdad absoluta y deciden siempre, qué está bien y qué está mal. Cuando es evidente que a ellos se les controla poco o más bien nada. Pero así, ante el dominio de los malos, te queda el decir eso, de que ya les llegará su hora, pero eso nadie lo ve. Tengo una edad, que permite afirmar, que la falta de principios éticos, suele facilitar el conseguir los objetivos personales, por la vía rápida y sin dar explicaciones. Cosa que, por educación y formación, no forma parte de mi forma de ir por el mundo, lo cual agradezco sinceramente, a pesar de que, seguramente, tendría muchas más cosas. Pero sin honor, claro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo no había sentido odio por nada ni nadie hasta hace muy poco, cuando hemos tenido y tenemos cerca poderes que atentan contra la paz mundial. Ya vivimos una dictadura cruel y quien la dirigió con mano dura murió en la cama sin que nadie le juzgara. Y así podríamos hacer una lista de dictadores con las manos manchadas de sangre, como Pinochet, que rehuyeron a la justicia. Es en estos casos cuando uno desea, aunque no lo crea, que existiera una justicia divina. ¿Acaso Putin o Netanyahu recibirán algún dia su merecido? Lo dudo. El odio que han despertado en mí esos dictadores y otros dirigentes que están poniendo en riesgo la paz y la democracia, no es sano, lo sé, pero tampoco evitable.
EliminarUn abrazo.
Buenas cuestiones las planteadas sobre un tema que a mi juicio solo depende del azar. Quizás todas la creencias, karma incluido, provengan de los mitos y del desarrollo del cristianismo. Hay veces que se hace justicia divina o karmática je, je y otras en las que el villano sale libre de todos sus males o corrupciones. En definitiva: azar, suerte, serendipia, errores o inteligencia mal o bien usada.
ResponderEliminarAbrazos, Josep.
Sí, Miguel, parece como si existiera una justicia en forma de ruleta de la fortuna o ruleta rusa para juzgar a los villanos, y los que deberían pagar por sus actos son sometidos a ese azar, aunque creo que esos dos medios están trucados y casi siempre salen indemnes.
EliminarUn abrazo.
No como karma, pero sí abogo como los egipcios porque el corazón pese menos que una pluma en el minuto final del tránsito a otra vida. ¿Me basta?. No. Y pongo un ejemplo. Cuando la pederastia en algunos ámbitos de la iglesia católica no se juzgaba en la Tierra, a mí me parecía bien que se juzgara y castigara en ella.
ResponderEliminarPero sí creo que se irradia la paz, y se irradia la maldad. Salvo los psicópatas, que es cierto que abundan en el mundo del poder. O hay que serlo para permanecer en él. Un abrazo fuerte.
Uno quiere que la justicia se aplique en la Tierra y ante la mirada de todos los que deseamos ver a los cupables de atrocidades debidamente castigados. Con ello no erradicaremos el mal, del mismo modo que las leyes contra el machismo no están evitando que sigan habiendo maltratos y asesinatos de mujeres, pero por lo menos nos sentiremos un poco aliviados al ver que, de vez en cuando, sí se hace justicia.
EliminarUn abrazo.
Me temo que, como dices, no hay justicia en el mundo salvo en algunos casos y de forma totalmente casual. hay quien comete todo tipo de atrocidades y vive feliz, disfrutando de su fortuna, si es el caso, y muere en la cama perfectamente atendido. Se me ocurre el nombre de algún dictador muy cercano. Y como no creo en vidas después de la muerte pues que le quiten lo bailao. Al final la justicia de los tribunales suele recaer en los pobres pringadillos que no se pueden permitir eludirlos. Incluso cuando van a la cárcel las personas tipo Rodrigo Rato o Mario Conde no corren el peligro de que los violen en las duchas. Ni en la justicia hay justicia.
EliminarUn beso.
Hola, Rosa. La justicia se ha convertido en una entelequia. Alguien debería ir pensando en cambiar su imagen alegórica despojándola de la balanza y de la espada, que simbolizan la equidad y el poder de la razón y de la justicia, respectivamente. Y lo de que es ciega, tampoco me lo acabo de creer, así que también deberían despojarla de la venda que le tapa los ojos. ¿Qué quedaría entonces de ella? Nada. Pues eso.
EliminarUn beso.
Hola Josep. Un tema que daría para mucho, ya que cada cual piensa a su manera, y a parte de eso, hay seguidores de los que provocan malas acciones que luego repercuten en la sociedad.
ResponderEliminarCreo que no hay justicia, los que se encarga de ella bailan al son que les tocan.
Yo tampoco soy muy positiva, pero estoy convencida de que el positivismo funciona estupendamente, lo malo que es muy difícil de aplicar en las personas negativas. Así que a tus preguntas yo te digo, sí, :))).
Un tema muy bien expuesto Josep, ya quisiera yo explicarme aunque solo fuera la mitad de bien que tú.
Un abrazo y buen domingo.
Si fuéramos conformistas, deberíamos mirar para otro lado cuando vemos que se produce una gran injusticia en el mundo, pero ello sería como negar la cruda realidad. Uno no puede quedarse impasible al ver cómo se comete un genocidio, por ejemplo, aunque, por desgracia, no podamos hacer nada para evitarlo. Solo la esperanza de que un día se haga justicia y los culpables paguen por sus culpas nos hace un poco resistentes a esa maldad. Y aunque se diga que la esperanza es lo último que se pierde, yo ya hace mucho que la he perdido, por mucho que me esfuerzo en mantenerla o recuperarla.
EliminarUn fuerte abrazo, Elda, y que también pases un feliz domingo.
Como tú, no creo en el karma, ni tampoco que a cada cerdo le llegue su San Martín.
ResponderEliminarCreo que las religiones tienen mucho de tener al personal cogido de los huevos para que no se desmande. Y me parece injusto lo que dice la católica en el sentido de que un malnacido que está haciendo el mal toda su vida va directo al cielo si se ha arrepentido a última hora, y viceversa.
Un abrazo.
La mayoría de las leyes humanas están inspiradas en las religiosas y, de hecho, hay países que en realidad están drigidos y controlados por líderes religiosos, que imponen su criterio y fanatismo a la población.
EliminarLa idea de la reencarnación, que no apoya el cristianismo, también vendría a ser un bálsamo para quienes son infelices en esta vida, creyendo que en la próxima reencarnación, o en las sucesivas, irá mejofrando su estatus hasta alcanzar la felicidad absoluta y la perfección. Quien no se consuela es porque no quiere.
Un abrazo.
Hola, Josep Maria.
ResponderEliminarSupongo que al final no se trata de hacer el bien para que no te explote en la cara tu propia maldad, sino ser coherente con uno mismo y poder dormir en paz. Que para los insomnes es una faena, si a eso le sumas perrerías ajenas que no te permitan descansar, ;)
Pero básicamente lo veo como hacer sentir al resto como quieres que te traten a ti. Es de lo más valioso que podemos hacer por nosotros y el resto del mundo. Y eso va ligado a los valores.
Y sí, no somos todos iguales ante la sociedad, y eso si que es una verdadera injusticia.
Como a los niños, cuando se les castiga aprenden; si cualquier persona que comete una fechoría no se le reprende, se creerá inmune y con derecho; algo temible.
Un beso.
Hola, Irene!
EliminarDesde luego, todo iría mejor si la gente aplicara la máxima de "no quieras para los demás lo que no quieres pata tí". Pero, por desgracia, cada vez abundan más los que no respetan los derechos ajenos y, aun así, duermen sin sentir ningún remordimiento.
Y, en efecto, quien se va de rositas después de haber cometido un desmán o infringido la ley, se refuerza en su actitud beligerante.
Un beso.
Hola, Josep! Pues yo no creo en el Karma como en eso que las acciones buenas o malas te vienen con rebote. Pero sí creo que las buenas acciones te hacen sentir mejor que las malas, y puede que el karma vaya por ahí, en el poder de un espíritu libre, o poder dormir con la conciencia tranquila por la noche. Aunque esto es un arma de doble filo; porque el que haga algo mal puede que para él no lo sea, o que para él otro le ha hecho algo mal y esa sea una manera de poner orden en el universo, y con ello se puede justificar hasta la patraña más lamentable, porque al final todos tienen su punto de vista y sus demonios internos. Creo que me desvié, jejeje. Pues sí, yo creo en el Karma, pero desde un punto de vista más personal, ajeno a que algo místico o mucho más poderoso esté pendiente de mí para penalizarme o recompensarme por mis actos.
ResponderEliminarUn abrazo!
Hola, Pepe.Yo también creo que las buenas acciones, siempre que seamos conscientes de ellas, nos hacen mejores y nos llenan de optimismo, a pesar de que el ambiente que nos rodea no sea precisamente muy positivo en este sentido. Tener la conciencia tranquila es el mejor sistema para sentirnos felices, o cuando menos satisfechos. Yo sí creo que hay energías positivas y negativas. Cuando uno emprende una tarea complicada, si lo hace pensando en positivo tiene muchas más probabilidades de tener éxito. Por el contrario, si no se la toma en serio o desconfía de su propia capacidad, es muy probable que fracase. La actitud es casi más importante que la aptitud.
EliminarEn todo eso, no sé qué papel juega ese dichoso karma, je, je.
Un abrazo.
El karma puede sonar fantasioso y un consuelo para tontos pero consuelo al fin y al cabo. Hasta donde tengo entendido, el ciclo de reencarnaciones y la rueda del karma, es muchísimo más complejo de lo que se pueda leer por encimita en resumen hecho por una IA. También creo que NO por más complejo, más real.
ResponderEliminarSi nos vamos la física, toda causa tiene un efecto: el efecto no necesariamente te debe complacer o desagradar: es lo que es. Son causas y efectos sin el componente ético y estético. Con esto quiero decir que, si me pongo a defender la existencia del karma, tal como si fuera un Dios, puede que este opere desde las sombras y a través de un sistema muy complejo para que un humano o un grupo de humanos pueda conectar todos los puntos de forma racional.
A esto se le suma que el mal karma que cargan y acumulan los que cometen actos atroces o delitos menores, puede que lo paguen pero no de la manera en que yo quisiera, sino en la manera en que a ese personaje, según su condición, según su contexto, entienda que hizo un daño y ese daño repercutió, aunque sea secretemamente, en él.
En física se argumenta que toda acción tiene una reacción igual pero opuesta. Por eso, creo yo, en el alma humana nos inclinamos con tanta naturalidad a matar al que mató, por ejemplo. Robar al que me robó. Golpear al que me golpeó. Hay hasta satisfacción en esto. Por algo las películas de venganza son tan gratificantes. ¿Pero si debajo de todos estos enredos humanos que creemos equilibradas, está operando el karma a su ritmo, que no tiene por qué obedecer a mis tiempos ni a mis deseos ni a manifestarse ¡ahora ya! para placer mío? Es como pensar: "Solamente voy a ser feliz cuando haya un eclipse solar". Y este evento de la naturaleza no se apurará, por mí, para hacerse presente mañana. No alterará sus planes. Obedece a su propio paso. El karma, como otro evento de la naturaleza puede y solo puede, que siga esta conducta.
Y sobre eso, sobre el tema del tiempo, hay una cuestión que siempre me ha llamado la atención: la aparente longevidad de las personas que hacen el mal. ¿Hay una relación entre acumular mal karma y acumular años? Todo esto lo digo, claro, asumiendo que el karma existe. Que a priori no lo descarto.
Más que interesnate tema pusiste sobre la mesa, Josep.
Va un abrazo.
Hola, Julio David. En primer lugar te agradezco tu detallada exposición sobre algo tan controvertido como el karma, o también podríamos decir sobre la causalidad en contraposición a la casualidad. ¿Ocurren las cosas por azar o existe un motivo secreto para ello? Hace tiempo leí un libro, que fue todo un éxito de ventas, titulado El secreto, de una tal Rhonda Byrne, que apela a la Ley de la atracción, por la cual los pensamientos y deseos influyen sobre la vida de las personas, argumentando que se trata de unidades energéticas que devuelven a la persona una onda energética similar a la emitida. Este concepto podría equipararse al karma. Si haces el bien, obtendrás una recompensa, si haces el mal, un castigo. Al principio me resultó una lectura interesante, nada más, pero cuando la autora empieza a poner ejemplos "verídicos" de tal efecto universal, del tipo que si piensas con todas tus fuerzas en algo que deseas que ocurra, pero imaginándote y visualizando que ya lo has conseguido, tarde o temprano (a veces de forma inmediata) se hará realidad. Me pareció una gran tomadura de pelo dirigida a los crédulos más crédulos del planeta, que no lo terminé. Una cosa es un libro de autoayuda (que muchas veces también están escritos por vividores vende humos) y otra que quieran hacerte creer que con la mente podemos obtener lo que queramos, pues solo es cuestión de fe y voluntad.
EliminarUn abrazo.
Yo no creo en el karma porque la experiencia me ha demostrado que hay mucho filiputi que se va de rositas y no solo no paga, sino que le va muy bien.
ResponderEliminarEl karma, el castigo eterno o lo que sea que las religiones nos cuentan es solo una manera de superar la frustración de ver tanta injusticia, y una manera de obligarnos a portarnos bien. No obstante, creo más en la justicia (más o menos) para que los malos no se desmadren y nos dejen en paz a los demás.
Un beso.
Quizá esos filiputis a lo que te refieres tengan sobornado al karma, o una especie de bula, para que no actúe sobre ellos y les dispense de pagar por sus fechorías, je, je.
EliminarLa resignación ha sido y sigue siendo la forma más práctica de tener a la gente controlada y que no se subleve ante tanta injusticia.
Un beso.