Juro —aunque jurar sea pecado—
que lo he intentado, pero no ha habido forma. Mi intención era iniciar el año
con una entrada positiva, muy alejada de mis acostumbradas quejas y críticas
ácidas contra todo lo que se mueve a nuestro alrededor y que nos tiene
habitualmente perturbados. Pero por mucho que me he esforzado, poniendo todo de
mi parte para hallar algo bueno que comentar, el resultado ha sido un absoluto
fracaso.
Y como en este blog suelo
centrarme en temas de la máxima actualidad, mi mente, dando vueltas y más
vueltas, no ha podido eludir el acuciante problema de la contaminación de las
costas gallegas, asturianas y cántabras —si es que no acaba afectando a las
playas de Euskadi— por esas bolitas de plástico conocidas como pellets y que
cayeron al mar, frente a las costas portuguesas, desde un carguero que perdió
algunos de sus contenedores y que ahora inundan el mar y las playas del norte
de nuestro país.
Pero no temáis, no voy a hacer
una detallada descripción de la composición y efectos de esos pellets sobre los
organismos vivos, tanto en el medio acuático como terrestre, incluyendo al Homo
sapiens. No, mi intención solo es la que refrendar lo que todos
desgraciadamente sabemos: que el hombre es el único animal que tropieza dos
veces con la misma piedra, así que de sabio tiene más bien poco.
Queda lejos el desastre del Prestige
y del chapapote (noviembre de 2002) y ya casi nadie se acordaba, hasta que
un buen día, a mediados de diciembre de 2023, alguien reparó que en la playa
gallega por la que paseaba había unos sacos que, al chocar contra las rocas, se
habían desgarrado y de su interior emergían unas bolitas blancas del tamaño de
un grano de arroz, dando cuenta inmediatamente al 112. No voy a entrar —que
podría y me gustaría— a criticar la dejadez, la inoperancia y el típico
desencuentro entre administraciones (la autonómica y la central en este caso),
echándose mutuamente la culpa de esa falta de reacción inmediata ante un
problema de tal calibre.
De todo lo visto y oído, lo
que siempre me ha indignado es la desinformación deliberada e interesada para
confundir a la opinión pública, dando por sentado que los ciudadanos de a pie
somos unos perfectos ignorantes.
Y es que el primer comunicado
“oficial” emitido a petición de la Xunta afirmaba con rotundidad que esos
pellets “no son peligrosos y son aptos para uso alimentario”. Lo que no
aclaraba ese comunicado era que ese uso alimentario se refiere en realidad a la
fabricación de envases plásticos de la industria alimentaria, para contener
bebidas y todo tipo de alimentos. No sé si el técnico que redactó ese informe
se habrá comido algún vaso de plástico, una botella de agua mineral o el envase
del yogur. Uso en alimentación no es, por lo tanto, sinónimo de consumo
alimentario. Esa es la primera y gran falsedad.
La segunda falsedad es negar
que esos pellets tengan un efecto nocivo para la salud en cuanto entren a
formar parte de la cadena trófica. Ya se sabe: el pez grande se come al chico.
Pero, bien pensado, qué más
da. A fin de cuentas, estamos constantemente consumiendo productos “adulterados”
—para favorecer su conservación, sabor y aroma— y no pasa nada. Seguimos vivos.
Pero ¿alguien nos puede asegurar su efecto a largo plazo? Según el Centro
Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) los pellets de plástico vertidos
en las playas españolas tardarán unos 100 años en degradarse. Y ya se sabe:
dentro de cien años todos calvos... y bajo tierra.
Como vivimos en un país en perpetua excitación y confrontación política, todo se exacerba hasta límites insospechados. Todos hemos paseado por playas canarias, andaluzas o de la costa brava sorteando residuos plásticos (más o menos grandes), maderas (más o menos grandes), cordajes diversos (más o menos grandes), etc. que la mar devuelve a sus legítimos propietarios, o sea, a los hombres -nosotros- que voluntaria o involuntariamente los arrojan al océano desde las embarcaciones o los desagües que se llevan los residuos que generamos en tierra. Muchas veces también hemos visto tortugas, cetáceos o simples peces muertos por haber ingerido cualquiera de estos materiales al confundirlos con comida. Una pena. Y así continuamente.
ResponderEliminarAhora sólo cambia una cosa: la proximidad de elecciones en Galicia. Y los ejércitos ideológicos sacan sus efectivos y se posicionan para enfrentarse aprovechando los accidentes del terreno. Y ambos han hallado un accidente que quieren explotar debidamente: los pellets. Tú me avisaste tarde. Yo, sí te avisé, pero no me hiciste caso. Yo no tengo competencias. Yo no tengo lo que tú me pides. Yo sí; tú no... Y así hasta la extenuación. La hartura y el deseo de desconectar de informativos, sea cual sea su soporte, me anegan. En cuanto pase la temporada electoral (pero en España siempre estamos en período de elecciones) se olvidarán de los pellets, las tortugas, las competencias de las administraciones, los pececillos y volverán los ojos a cualquier otro asunto, cuanto más grave mejor porque así el adversario sufrirá más. ¿Pero no era la finalidad del político preocuparse por el conjunto de los ciudadanos y no de ellos mismos? Me quedo reflexionando.
Un saludo y un abrazo, Josep
Donde meten las manos los políticos y cuando se aproximan las elecciones, los problemas más acuciantes para el pueblo llano se convierten en armas arrojadizas. Y como suele decirse en el argot familiar: los unos por los otros, la casa sin barrer. La clase política (que por algo se califica de "clase") parece que vive en otro mundo, el de las riñas, mentiras y acusaciones gratuitas. El caso es desprestigiar al oponente. Y mientras tanto, el españolito de a pie, el ciudadano responsable, ve cómo, en lugar de resolverse esos problemas, que son nuestro pan de cada día, estos se cronifican y nadie asume su parcela de responsabilidad.
EliminarEn el caso concreto del chapapote y ahora de esos granulitos inocentes, son los voluntarios quienes dan el callo mientras sus gobernantes discuten si son galgos o podencos.
Muchas gracias, Juan Carlos, por tu sensato y exhaustivo comentario.
Un abrazo.
La historia se repite de manera cíclica y el humano que es terco por naturaleza trata de escurrir el bulto o el pellet como mejor sabe. O sea la culpa la tiene el otro...
ResponderEliminarNo habrá dos sin tres.
Un abrazo, Josep.
Ya se dice que quien no aprende de la historia está condenado a repetirla. Estas catástrofes, al igual que la pandemia, siempre nos pillan con las defensas bajas y la primera reacción suele ser la de que no pasa nada, que todo está controlado, hasta que el descontrol es tal que entonces empieza la segunda fase, la que culpar a diestro y siniestro, aunque sea falseando la realidad.
EliminarY, como bien dices, es muy posible que la historia se repita de nuevo dentro de otros 20 años. Y vuelta a empezar.
Un abrazo, Miguel.
Las administraciones, como siempre, dando la nota, por supuesto mal.
ResponderEliminarUn abrazo.
Especialmente cuando el color del partido que gobierna una autonomía y el del gobierno central son antagónicos. Y así nos va.
EliminarUn abrazo.
Es insoprtable que los políticos estén a la greña electorales y sin dar soluciones rápidas a este accidente que ha ocurrido en alta mal. No se habla que pasa en las costas portuguesas si ellos se han puesto manos a la obra a parar este desastre. Me imagino que tambien les llega esas bolitas a ellos también. O solo las corrientes suben hacia el norte. Solo vemos a los voluntarios recogiendo los pellets bola a bola y en cada mares llegan más. Como ocurrió con el prestige y tuvo una forma parecida de solución. Los políticos no están preparados y no aprenden de las anteriores experiencias. Se quedan impasibles echandose la culpa unos a otros y, los que pagamos el pato somos los de siempre. Muy buen reportage. Un arazo.
ResponderEliminarTengo entendido que aunque los contenedores cayeron a varias millas frente a las costas portuguesas, la corriente dominante en aquella zona arrastró los sacos hacia las rias baixas y luego por todo el norte cantábrico. Suerte la de Portugal y mala suerte, acompañada de mala actuación, la nuestra.
EliminarY como bien dices, quienes acaban apechugando son los voluntarios, sin los cuales el desastre sería todavía peor. Y encima seguirán votando a esos gobernantes inútiles, como ocurrió con el desastre del Prestige. Con las indemnizaciones millonarias de la Xunta de Galicia a los pescadores y mariscadores todos contentos.
Un abrazo.
Empezarán los políticos con el "y tú más" y con eso nos quedaremos.
ResponderEliminarCon respecto a lo de dentro de cien años, yo, para predicar con el ejemplo, me he ido adelantando en lo de la calvicie.
Un abrazo.
Ya estamos acostumbrados a este juego de "ping pong", ahora tú, ahora yo. Lo malo de este caso que nos ocupa es que, contra lo que dice el refrán, a río revuelto pérdida de pescadores y de todo ciudadano.
EliminarUn abrazo.
Efectivamente, no se aprende nada y continuamente se tropieza en lo mismo. Como dices, lo del Prestige eran hilillos inapreciables y esto, bolitas comestibles. En fin, las mentiras terminan dando la cara, pero algunos políticos creen que las suyas van a ser las primeras en mantenerse ocultas.
ResponderEliminarUn beso.
Me preocupa pensar que la desidia sea un elemento constitutivo y esencial de la naturaleza humana, y en especial de nuestros dirigentes. El más vale prevenir nunca ha sido objeto de práctica en este país, y en este caso concreto se aplica, además, el deporte nacional de echar balones fuera, como si la cosa no fuera con ellos.
EliminarUn beso.
Nos levantamos tan poco contra el gobierno que ellos mismos se creen que los ciudadanos somos tontos y no nos damos cuenta de lo que se traen entre manos y las mentiras que dicen, a ellos el pueblo les importa muy poco, solo quieren seguir donde están y encima a la gresca, así que ya veremos que rumbo coge lo de estos pellets, y actúan con determinación.
ResponderEliminarUn abrazo Josep y buen fin de semana.
Es que por mucho que mientan, ven que sus mentiras no afectan demasiado, por no decir nada, a sus votantes, que vuelven a darles la confianza en lugar de la espalda. Es vergonzoso que después de lo del Prestige, volvamos a las mismas andadas y no hayamos (hayan) aprendido nada. Veremos en si las próximas elecciones autonómicas, el gobierno de la Xunta se resiente o no, porque si todo sigue igual, estamos apañados.
EliminarUn abrazo.
Tal como va el mundo hay que tener el ánimo muy bravo para poder ser optimista, la verdad.
ResponderEliminarYo no descarto que el "iluminado" que dijo que los pellets eran inocuos se haya comido un vaso de plástico o un trozo de peyote con pinchos y todo, porque algo ha debido de tomar para alucinar y decir semejante idiotez al confundir uso alimentario con comestible.
A mí también me ha cabreado un montón el tiempo que han tardado en reaccionar ante este desastre las administraciones, y mucho más ver que los únicos que se han puesto a limpiar han sido voluntarios, eso ya es de traca.
Besos.
Lo que más me subleva es la desfachatez de algunos "portavoces" que dicen falsedades, cuando no barbaridades, sin sonrojarse lo más mínimo. Siempre me queda la duda de si lo que les aqueja es una supina ignorancia o una gigantesca cara dura.
EliminarEn el pasado, recuerdo algún ministro y ministra de Sanidad que dijeron grandes estupideces (el aceite de colza, las vacas locas...) y se quedaban tan tranquilos. Como eso no les pasa factura...
Y como siempre, también, el daño solo recae en los ciudadanos afectados, que son los que tienen que hacer de apagafuegos.
Un beso.
Me resulta bochornoso cómo se ha demorado la toma de decisones y el pase de peloteo entre organismos. Es cierto que los plásticos ya forman parte seguramente de todos nosotros, pero vaya, que hay que tener bemoles para decir que los pellet son para la alimentación.
ResponderEliminarEn fin, este país es así. Un abrazo
Mientras se juega con documentos, correos electrónicos, WhatsApps y llamadas telefónicas ficticias, el problema se ha ido agrandando hasta alcanzar un nivel que desborda las capacidades de los voluntarios y minimiza las posibilidades de éxito. Y todo por culpa de la inacción, esperando que otro resueva el problema.
EliminarUn abrazo.
Y yo que no me enteré de nada hasta que salió lo dr la xunta diciendo que no era tóxico. La verdad es que ya no se sabe ni qué creer. Por eso te compro lo primero y lo último que dices: no hay que hacerse mala sangre, total, si hasta los pellets tienen más esperanza de vida que nosotros, jejej.
ResponderEliminarUn Fuerte abrazo, Josep
Lo primero que hace un acusado, aunque le hayan pillado con las manos en la masa, es negarlo todo y mentir, dándole la culpa a otro. Eso es lo que, al parecer, ha hecho la Xunta cuando el problema ya era evidente y no podía ocultarse. Como todos los problemas políticos y sociales de este país, este caso seguirá estando en la palestra mientras los políticos puedan sacarle un rédito electorial. Luego, pasará a la historia, y hasta la próxima.
EliminarUn fuerte abrazo, Pepe.
Esa información falsa es debido a la no verificación de las fuentes. Acá confundieron la gimnasia con la magnesia, debido a que "pellet" es también la presentación de los alimentos para animales. Y en cuanto a la guerra a la contaminación plástica y de toda índole, no dejo de criticar a los que, a estas alturas del conocimiento, todavía no clasifican sus desperdicios sólidos. En todo caso, no es un tema bonito, pero sí urgente, con el que comenzaste el almanaque.
ResponderEliminar~~
Ahora, quiero referirme a la pregunta que me hiciste en la entrada de CUENTAS. Me dijiste : "siempre me he preguntado por qué, si se han producido, por ejemplo, 50 visualizaciones en un día, nadie haya dejado un comentario. ¿Porque no les ha gustado lo que han leído? Ya ves, me pregunto demasiadas cosas"~
La razón es que la mayoría de los que ven los blogs, son gente que no tiene blog. Y tratar de comentar en blgger sin tener una cuenta en esa red social, es un dolor de cabeza gigante, por eso la gente desiste de hacerlo. y de nuevo, te vuelvo a dejar esta entrada que sé que te dará unos datos buenos, aunque un poco anticuados
https://tigrero-literario.blogspot.com/2011/12/blogueros-del-mundo-unios-algunos-datos.html
Hola, Alí. Tienes mucha razón al decir que la falta de verificación de las fuentes o, simplemente, de la información recibida, provoca muchas veces una gran confusión entre los que desconocen la realidad y ello es aprovechado por quienes fomentan dicha confusión.
EliminarEn España, ahora todo el mundo se ha sensibilizado con el tema de la contaminación por esos pellets plásticos vertidos desde un buque, y ahora descubrimos que hace años que esa contaminación tiene lugar en nuestras costas y no por el derrame accidental de contenedores sino por "escapes" de esos materiales desde algunas industrias que trabakan con esos materiales plásticos y los vierten al mar. Nos escandalizamos de que nuestros mares estén cada vez más contaminados por microplásticos y la gente sigue volcando en ellos desperdicios de todo tipo, que tardarán siglos en desaparecer, pero que serán sustituidos por otros nuevos y probablemente más contaminantes. Pura hipocresía.
En cuanto al tema de los blogs, acabo de leer tu post y te he dejado un comentario. En cierto modo me alegro de no recibir comentarios de los miles o millones de lectores que recorren la blogosfera en busca que algo interesante que leer, ja, ja, ja.
Un abrazo y gracias por comentar.
El término "pellet" tiene muchas acepciones y aplicaciones. En la industria farmacéutica, por ejemplo, se refiere a una parte de la composición de ciertos comprimidos que liberan su principio activo lentamente gracias a su estructura interna a base de un polímero (el pellet) que es totalmente inerte y se excreta por las heces sin alterar. Para la calefacción, existen unos gránulos combustibles que también se conocen como pellets. Y así podríamos hacer un listado de usos y composición química, orgánica e inorgánica.
ResponderEliminarEn el caso que nos ocupa, se trata de una bolitas de plástico, aparentemente inocuas, que, una vez prensadas, forman cualquier tipo de envase plástico para uso en la indutsria alimentaria, incluyendo las bolsas que nos dan en el supermercado. De ahí que algunos desaprensivos interesados en confundir al personal, dijeran que no son tóxicos, aunque reconocieran que sí son contaminantes. Y una vez llegados a ese punto, la disputa estuvo servida.
Un abrazo.
P.D.- Me alegro que de Galicia te llevaras un buen recuerdo, je, je.