Reconozco que puedo resultar
pesado, por reiterativo, al abordar casi siempre, y especialmente en mis
últimas entradas, temas complejos y de muy difícil solución y con el
denominador común de la injusticia y la miseria humana que parece haber venido
para quedarse. No pretendo ser un aguafiestas, simplemente reflejo la triste
realidad sobre asuntos y comportamientos humanos que me rebelan. Y como no, no
podían faltar las guerras. Aunque ya traté este tema en alguna de mis entradas
antiguas, la de hoy incide en este drama social en un momento de máxima
actualidad.
A fecha de hoy, se estima que
hay en el mundo 58 conflictos armados, de los cuales quiero destacar, por su
proximidad, por el número de muertes diarias y por su impacto global, pero
sobre todo en Occidente, la guerra ruso-ucraniana y la palestino-israelí. No
voy a dar cifras sobre los civiles muertos y heridos, que se elevan a decenas
de miles, entre los cuales se cuentan numerosos menores, porque este dato
escalofriante va en aumento día a día y, además, varía según qué facción las
ofrece.
En ambas contiendas se han llevado
a cabo numerosos crímenes de guerra, con ataques a la población civil
desarmada. Hospitales y escuelas han sido destruidas hasta los cimientos,
causando multitud de muertes de inocentes y siempre alegando que en esos
edificios se escondían terroristas armados que utilizaban a la población civil como escudos
humanos. Y si eso ya de por sí es horrible, más indignante es, si cabe, intuir
que esos crímenes no serán juzgados por ningún tribunal internacional, quedando
sus perpetradores y mandatarios totalmente impunes.
Pero además de estas terribles
cifras, es preocupante ver cómo la comunidad internacional es incapaz de poner
freno a tal barbarie. Ni la ONU ni la UE tienen poder alguno para detener los
ataques que van diezmando la población civil, que parece ser, muchas veces, el
verdadero blanco de los ataques para obligar al enemigo a rendirse. Ambos
bandos se acusan mutuamente de los hechos, mintiendo y tergiversando la información,
cuando no ocultándola.
Intento ser lo más ecuánime posible,
censurando cualquier tipo de acto brutal que no tiene justificación alguna
siquiera en un campo de batalla, venga de quien venga. Se dice que incluso la
guerra tiene sus normas —algo que me resulta irónico— y quienes no las respetan
merecen ser duramente sancionados. Pero nada de esto ocurre, nadie se atreve a
tomar cartas en el asunto, a excepción de emitir veladas críticas verbales.
Solo el secretario general de la ONU, António Guterres, se ha atrevido
reiteradamente a criticar los crímenes de guerra perpetrados contra la
población civil y no solo su discurso ha sido como predicar en el desierto,
sino que, además, ha recibido duras críticas por parte del agresor, ante la
pasividad del resto de Naciones representadas en dicha organización, que no han
osado a salir en su defensa.
En estos dos conflictos
bélicos he procurado no ser maniqueísta, tachando de buenos y malos a los
contendientes. La guerra es mala por definición. Pero sí que me inclino a favor
del más débil y en contra de quien inició el conflicto, aunque para ello tenga
que retrotraerme a décadas pretéritas, como en el caso del establecimiento del
Estado Israelí en 1948, propiciado precisamente por las Naciones Unidas, que
fue el detonante de todos los disturbios habidos y por haber en tierra
palestina.
Pero obviando quién tiró la
primera piedra en cualquiera de las dos confrontaciones bélicas que aquí me
ocupan, aunque sea un dato fundamental para entender lo ocurrido, insisto en
que lo que más me subleva es ver como las Naciones Unidas y la UE no logran
detener el conflicto, que las sanciones emitidas por la ONU caen en saco roto y
que el maldito veto de los que son precisamente culpables del cruel desatino da
al traste con cualquier acción represora. Una vez más vemos cómo intereses,
tanto políticos como económicos, interfieren en la toma de decisiones conjuntas
y unánimes. Lo que realmente se pretende es mantener el statu quo y la
correlación de fuerzas a nivel mundial. ¿Por qué el gobierno de los EUA no
censura abiertamente y sin tapujos al de Israel, si siempre se ha erigido como
el pacificador de cualquier conflicto bélico, cuando Israel ha estado
constantemente instigando al pueblo palestino, ocupando de forma imparable sus
tierras con asentamientos que todo el mundo ha calificado de ilegales? ¿Por qué
no le obliga a cumplir con las resoluciones de las Naciones Unidas para que
ambos pueblos tengan su propio Estado y puedan convivir pacíficamente? Pues
porque la comunidad judía en los EUA es muy numerosa, poderosa e influyente, e
ir en su contra tendría graves consecuencias políticas y económicas en ese país
norteamericano. Incluso el posicionamiento de su presidente puede inclinar la
balanza en su contra en las próximas elecciones. Además, hay que tener en
cuenta que los EUA suministran armamento a Israel por un valor de casi 300
millones de dólares.
Y las sanciones a Rusia, ¿qué
efectos reales han tenido hasta ahora? Parecía que la condenarían a la ruina y
la rendición, pero no ha sido así. ¿Cómo es eso? Porque Rusia tiene unos
aliados que no le dejarán caer de la cuerda floja. China, Corea del Norte y
Bielorrusia, son los principales valedores y, en segundo lugar, aunque también
importantes, están Cuba, Venezuela, Nicaragua, Irán y Siria, si bien estos lo
sean fundamentalmente por tener a los EUA como enemigo común.
Así pues, mientras los
agresores tengan aliados que puedan suministrarles armamento, petróleo, dinero
y otros bienes necesarios para sobrevivir y contrarrestar las sanciones, pudiendo
así seguir combatiendo, no habrá una posible resolución al conflicto y la paz
seguirá estando lejos.
Paz y Justicia no siempre van
de la mano, pues puede haber paz, aunque sea ficticia, bajo un gobierno
dictatorial. En cambio, si se logra hacer justicia se puede conseguir la paz,
siempre y cuando los países enfrentados tengan la firme voluntad de hacerlo.
Por desgracia, en los dos casos aquí expuestos, dudo mucho que ello exista y se
logre, por lo tanto, una paz justa y duradera.
Las guerras son un buen negocio.
ResponderEliminarLos teóricos centros de decisión mundial, no pueden nada contra el equilibrio de fuerzas sobre el que están montados. Esto seguirá así, hasta que no haya nada que destruir.
Es desmoralizador, primero que las guerras sean un negocio lucrativo, y segundo que el "orden mundial" mantenga las cosas como están, por muy injustas que sean.
EliminarUn abrazo.
Por desgracia la ONU ha perdido toda la fuerza que tuvo en su momento y sus resoluciones son papel mojado para Israel, Marruecos, Rusia o Estados Unidos. Parecía que el siglo XXI nacía con menos ardor guerrero que el muy bélico siglo XX, pero conociendo la estupidez humana vamos camino de dejar al siglo pasado en pañales. Lo que está pasando en Gaza, y ya pasó en Libano de manera más desapercibida, es lo más parecido a ver un genocidio en directo y sin nadie que para los pies a la barbarie.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Josep.
La ONU la intergan países que no respetan los derechos humanos, motivo más que suficiente para expulsarlos, pero hay intereses y normas que lo impiden, al igual de lo que ocurre en la UE, que ya incluye a países xenófobos y donde la ultraderecha se ha instalado en el poder.
EliminarEfectivamente, todo apunta a que vamos de mal en peor, retrocediendo en lugar de avanzar.
Un fuerte abrazo, Miguel.
No sé, Josep, pero cada vez tengo más claro eso de que la guerra es un negocio para alguien, y según las proporciones, más gente y más poderosa estará untando del tarro. Y entre ellos los dirigentes, cómo no. Lo que da a pensar en la clase de calaña que podemos tener al frente, si es que hay alguien al frente, porque esto ya parece un coche sin control y sin frenos. Por otra parte, no sabía que hubiera tantos conflictos a la vez, vivimos en una burbuja, la que quieren que tengamos que vivir, y mientras, carta blanca en cualquier asunto. Ay, mare.
ResponderEliminarUn abrazo!
Las empresas armamentísticas están teniendo unos resultados económicos estratosféricos, viendo subir sus acciones más que ninguna otra. En cuanto a los mandatarios, los que están detrás de esos atropellos inconcebibles, deberían pagar por esos crímenes cometidos contra la población civil. Es desesperante ver como vamos a la deriva en lo que se refiere a justicia y paz social. Me parece muy acertada la comparación con un coche sin conductor, que puede ir atropellando a los peatones si nadie lo frena.
EliminarUn abrazo, Pepe.
Prefiero firmar debajo de lo que dices, porque la verdad es que no sabría por dónde empezar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues es una pena que no haya dejado espacio para tu firma, je, je. Pero me conformo con tu beneplácito.
EliminarUn abrazo.
En las guerras pierden los civiles, ganan seguramente las fábricas de armamento y el preservar las fuentes de petroleo o lo que sea. No sé si se empieza a lamentar la construcción de una nación para los judíos desplazando y luego arrinconando al los palestinos que allí estaban. Es todo complejo y sucio.
ResponderEliminarUn abrazo, y aver qué va pasando. Feliz viernes
En las guerras hay más perdedores que ganadores, pero estos últimos son, como bien dices, los que las apoyan con dinero y armamento. En definitiva, es una vergüenza que nunca reconocerán, pies siempre tienen excusas para justificar su comportamiento. El malo es el otro, y ellos son unos salvapatrias.
EliminarSupongo que las Naciones Unidas jamás reconocerán su parte de culpa por haber propiciado, quizá involuntariamente, esa persecución de los palestinos por parte del Estado israelí, por haberlos dejado a su suerte.
Un abrazo.
¡Hola, Josep! Si supiéramos realmente lo que hay detrás de las guerras... En mi opinión, ahora mismo estamos viviendo una guerra mundial, aunque los contendientes estén luchando por delegación. Por un lado, tenemos a Estados Unidos y sus satélites, entre los que está la UE. Por el otro tenemos a Rusia, China y países como la India o los estados árabes. Por ejemplo, Ucrania no deja de ser el lugar en el que se pelean la OTAN y Rusia; Gaza, en el que se enfrenta Occidente contra los árabes. Y la razón de todo son los recursos energéticos y materia prima. El petróleo tiene los días contados, no tanto por el tema ambiental, sino porque físicamente se está agotando. Ello provoca la necesidad de buscar otras fuentes de energía o monopolizar los últimos barriles de crudo. Hasta que las grandes potencias no alcancen un acuerdo en esto, habrá guerras. Luego están las materias primas, la sociedad digital necesita de Borax, Cuarzo, Coltan... quien se haga con ellos se hará con el trono del futuro.
ResponderEliminarTodo lo demás es mera estrategia y propaganda. Cada bando usa de sus artimañas mediáticas para lograr su legitimidad, ser los buenos de la historia. Tanto para sus propios habitantes, para que no se quejen ante el despilfarro militar como en los grupos rebeldes que se encuentran en el otro bando.
Pero al final, lo mismo de siempre.
El pueblo engañado por banderas, supuestos ideales democráticos y humanos, luchando para que el Poder económico y político mantenga su status quo.
La única forma de terminar con las guerras es la desobediencia civil. Si un Estado ordena iniciarla que la población se niegue. Algo impensable claro.
Se me olvidaba el tema de la carrera espacial, por cierto. Otra fuente de conflicto futura, parece ser que en la Luna o Marte existen minerales muy necesarios de ahí que estén apretando el acelerador por ver quién logra conquistarlos primero.
Nada nuevo bajo el sol. Un abrazo!
Todas las guerras habidas y por haber han surgidos de conflictos interesados. Incluso las incursiones vikingas tenían por objeto hacerse con la riqueza bienes de los pueblos atacados y arrasados, con la excusa de que necesitaban expandirse porque sus tierras no eran lo suficiente fecundas. Siempre habrán excusas para justificar una guerra y siempre se ocultará la verdad. Y aunque muchos obsevadores, analistas y entidades humantarias desvelen esa cruda verdad, entonces se convierten en enemigos potenciales a los que hay que deslegitimizar o atacar de un modo u otro.
EliminarEn cuanto a disputarse los recursos energéticos o de otro tipo, ello siempre prevalecerá por encima de los intereses de la población y las guerras se exportarán de un país o continente a otro. Y ya no quiero ni pensar si las disputas se exportan a la luna, marte o, después de milenios (si el hombre sigue existiendo), a otras galaxias.
Un fuerte abrazo, David.
Qué gran asunto traes hoy a tu blog, Josep. Es evidente -intento ir por orden- que las reglas de la guerra han cambiado. Hoy se ceba en las ciudades, en los hospitales, en los civiles. Eso de que sólo están en guerra los soldados mientras la población civil sigue más o menos con su vida como, también más o menos, sucedía en las guerras del XIX y en cierta medida en la Guerra Civil española pasó a mejor vida ya en la IIª guerra mundial: muchas ciudades alemanas destrozadas, reducidas a escombros; Hiroshima y Nagasaki, para qué decir nada; ciertas etnias y razas (judíos, gitanos...) fumigadas, gaseadas... Millones y millones de muertos. Y hoy en Gaza o en Ucrania se machaca a la población civil a la que se usa como escudos humanos y esas cosas.
ResponderEliminarSobre la inoperancia de la ONU, ya Mafalda en sus viñetas se lamentaba de eso. Seguimos igual y con la misma ONU que ya criticaba Quino.
Sobre el dinero. Las guerras dan mucho dinero. Se consume el armamento fabricado y almacenado con lo que las fábricas deben de ponerse a máxima producción y eso genera dinero, hay empleo en los países donde se radican y hasta mejora el bienestar social de los mismos. ¡Terrible y paradójico! Pero así es.
¿Los políticos? Pues jugando con nosotros. Si como en nuestro caso somos democracia engañándonos para que los votemos y luego participando con mayor o menor claridad en la 'fiesta', si no hay democracia pues ya no te digo. Escuché una vez a nuestro político Pablo Iglesias decir que lo bueno y la suerte que tiene China es que no es una Democracia. Creo que es la vez que más sincero vi al exvicepresidente de gobierno: ¡Uy si aquí estuviéramos políticamente al nivel de China! No quiero ni imaginármelo.
En fin, voy a dejar de pensar y voy a ver si me evado de la realidad con una buena película o una buena novela. Cada vez escucho menos noticias, no quiero escuchar más mentiras sobre el mundo de guerras y politiqueos que nos ha tocado vivir.
Un fuerte abrazo, Josep
Muy cierto, Juan Carlos. Parece que muchas, si no todas, las guerras tienen como objetivo abatir a la población civil, como medio disuasivo o por simple venganza. Solo hay que ver cómo quedan las poblaciones que han sido objeto de ataques (Kiev, Alepo, franja de Gaza, etc.) para comprobar que las han arrasado sin ninguna consideración a sus habitantes, que tienen que huir a otras zonas igualmente castigadas por el ejército de turno.
EliminarY tanto las organizaciones internacionales como los políticos con un mínimo de poder disuasorio solo saben parlamentar y formar comisiones de estudio y nombrar a respresentantes para mediar en el conflicto, pero sin ningún tipo de interés ni de poder real. En el caso concreto de los ataques israelíes, ya puede ir el secretario de los EUA, el presidente francés y otros a reunirse con otros mandatarios de países que pueden mediar en el conflicto si Netanyahu hace oídos sordos y va por libre siguiendo con su estrategia belicista que no terminará hasta ver al pueblo palestino reducido a la mínima expresión y viviendo en condiciones infrahumanas, por mucho que sus aliados intenten frenar sus desmanes. Ahora, Antony Blinken ha dicho que debería hacerse un alto el fuego porque ya han muerto bastantes palestinos, como si se hubiera estabecido de antemano un número de muertes aceptable. ¡Vergüenza!
Así las cosas, amigo, no veo con optimismo que estas contiendas, motivadas por el odio racial, por intereses económicos o de expansión territorial, tengan solución a medio plazo.
Muchas gracias por tu interesante aportación.
Un abrazo.
Las guerras, como bien dices, siempre son malas y se cometen creímenes de guerra, atropellos, barbaridades... En cuanto a los distintos organismos, pienso que los intereses creados por los gobiernos mundiales hacen imposible la paz, porque aunque parezca increíble, en toda contienda, siempre hay quien sale ganando. SAludos.
ResponderEliminarLa guerra es el peor invento de la humanidad, pues solo lleva a la desgracia, miseria y muerte de miles de ciudadanos inocentes. Y del mismo modo que cuando en la calle tiene lugar un incidente violento, los transeúntes solo se paran a mirar y grabar, igual sucede con la comunidad internacional, que no quiere o no se atreve a intervenir. Y así nos va.
EliminarUn saludo.
Pues sí mi amigo, pero no se puede evitar escribir lo que quiere ser escrito. Le podemos dar mil vueltas al asunto y parece que aun así no se terminarán.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo más triste de todo es que la historia siempre la cuentan los vencedores, pero solo en hechos muy antiguos nos pueden engañar. En estos dos casos (Ucrania y Palestina), tenemos ojos, oídos y suficientes pruebas para comprender lo que sucede y quienes son los verdaderos culpables.
EliminarUn abrazo.
Justicia, qué bonita palabra, pero qué vacía en muchos ámbitos. La ONU se vio útil hasta que se creó el derecho a veto, con esa potestad de algunos países se mandó al garete toda su función, es que no tiene ningún sentido semejante dislate.
ResponderEliminarEn cuanto a lo que hacer Israel... pues ya sabemos que poderoso caballero es don Dinero, y estos tienen mucho, como los rusos, y ahí ya no hay justicia que valga. Si, además, las víctimas están en el otro extremo, es decir, son pobres y sin poder... ya no hay nada que hacer. Desde los brutales ataques de Hamás apenas veo las noticias porque me agarro unos cabreos de padre y muy señor mío, la impotencia que siento es tanta que prefiero esconder la cabeza y no saber, mis nervios lo agradecen.
Un beso.
No me cansaré de decir que legalidad y justicia a veces están reñidas. Para los colonos y el gobierno de Israel, la expulsión de los palestinos de sus casas, derribándolas y conviertiendo el terreno en nuevos asentamientos judíos es perfectamente legal, haciendo oídos sordos a la comunidad internacional. Además, casualmente, siempre sale ganando el más fuerte, no solo en poder militar, sino en dinero y en respaldo político. Quienes salen ganando con las guerras ya se encargan de blanquearlas.
EliminarÚltimamente me he dicho muchas veces que no vería las noticias porque me sulfuraba tanto cinismo, pero debo ser un masoquista y no puedo evitar seguirlas, bien por televisión, bien por las redes.
Un beso.
Las guerras destruyen y no sé si ganan alguien. Ninguno de los que luchas en el frente ganan, todos pierden . Algunos pierden la vida y se dice que otros hacen negocio y dinero. Me niego que en el siglo XXI pueda morir gente. Las que vemos hoy por TV. No son guerras, son genocidios. Mi deseo de paz como el de la humanidad es eminente, pero nosotros no sabemos cómo pararlas. Sólo el que tiene el poder podrá hacer que terminen son los que pueden. Pero el poder del dinero no les deja. Un abrazo.
ResponderEliminarSiempre ha habido guerras que han producido multitud de muertes, y por motivos distintos, pero las actuales son mucho más devastadoras "gracias" a los medios disponibles para atacar al enemigo. Siempre han muerto inocentes como efecto colateral de esas batallas sangrientas, pero hoy día debería predominar el raciocinio y pensar en la paz duradera en lugar de seguir destruyendo de forma irracional.
EliminarVeo muy difícil que las guerras se acaben, solo acabarán cuando el hombre haya desaparecido de la faz de la tierra.
Un abrazo.