Esta entrada está, en cierto
modo, relacionada con la anteriormente publicada, pues tiene como denominador común la
falta de agua y su derroche injustificado, pero en esta ocasión centro mi planteamiento
en algunos desastres naturales que hubieran podido evitarse, o por lo menos
minimizarse, si se hubiera practicado el más vale prevenir que curar.
La mano del hombre ha influido
muchísimo en el desarrollo de métodos y sistemas que han llevado a un mayor
estado de bienestar. Pero también ha sido la causa de grandes calamidades al no
prever las consecuencias de sus actos. Pero hay otra actitud tanto o más
peligrosa como es la inacción ante un desastre que se avecina y que, de no
poner un remedio a tiempo, acaba devorándonos y conduciéndonos irremediablemente
hacia el caos.
Como amante de la naturaleza y
de la preservación del equilibrio ecológico, me duele y me subleva observar la pasividad
de quienes poseen los medios necesarios para evitar la brutal degradación del
Mar Menor y del Coto de Doñana, por poner dos ejemplos que claman al cielo.
Podríamos también citar el estado agónico de las Tablas de Daimiel y otras
reservas naturales de un gran valor ecológico, no solo nacional sino también
internacional, pues a fin de cuentas la Naturaleza es patrimonio de la
humanidad y su defensa nos compete a todos.
Es tal la ignorancia y la
soberbia de algunos políticos en los que recae la responsabilidad de conservar
el medio ambiente de su territorio que no se percatan de lo que se avecina y hacen oídos sordos a
quienes sí tienen los conocimientos necesarios para ilustrarlos y aconsejarlos
para evitar un desastre mayor.
La ignorancia, asociada a la
soberbia de quienes creen saberlo todo y a los intereses partidistas y
económicos, es el peor enemigo de la Naturaleza. Donde hay posibilidades de
sacar un rendimiento económico (y a veces electoral), la preservación del medio
les trae al pairo y no se avergüenzan de sus actos y mucho menos de sus aberrantes
afirmaciones. Ahí tenemos el reciente ejemplo del vicepresidente del Gobierno
de la Comunidad de Castilla y León, Juan García-Gallardo, de VOX, poniendo en
duda el efecto contaminante del CO2. ¿Ignorancia, mala fe, o ambas
cosas a la vez? Me aterroriza dejar en manos nuestro bien más preciado, como es
el medio ambiente, a individuos tan negligentes, por no utilizar un
calificativo peor y más apropiado.
La situación extrema que está
viviendo el Mar Menor y el Coto de Doñana, este último declarado Parque
Nacional (desde 1969) y Parque Natural (desde 1989) y que es Patrimonio de la
Humanidad por ser una reserva de incalculable valor para la flora y la fauna,
no es reciente. Su estado crítico no viene de hace un año o dos. Los
ecologistas ya venían anunciando la degradación de ambas zonas desde hace
algunos años. Así que a este problema “natural” hay que añadirle la pasividad
oficial. En ambos casos, el origen de dicha degradación está en la
sobreexplotación agrícola ilegal. En el caso del Mar Menor, es el vertido de un
exceso de nutrientes —principalmente nitratos y fosfatos, que llegan a la
laguna a través de las cuencas vertientes del Campo de Cartagena— procedentes
de la agricultura intensiva y de otras actividades humanas sin que nadie, hasta
la fecha, haya puesto coto a esas actividades. En el caso del Coto de Doñana,
sucede algo parecido, pues se han permitido desde hace años la implantación de
fincas y pozos ilegales que han llevado a la sobreexplotación de los acuíferos,
agravando la escasez de agua, que es el elemento primordial para la
conservación de las marismas en su estado natural.
Y una vez más, la ignorancia
hace acto de presencia en boca del mismísimo presidente de la Junta de
Andalucía, que, junto con VOX, pretenden legalizar los campos de cultivo que
han provocado el estado crítico en el que se encuentra el Coto. Cierto es que
la falta de lluvia ha agravado todavía más la situación, pero esta decisión
puramente política, para contentar a los regantes de la zona, es como echar
gasolina al fuego. Y, una vez más, pesa mucho más los votos de quienes
priorizan su bienestar económico —hasta cierto punto comprensible— que la
preservación de un bien común que incluso intentan proteger las autoridades
europeas. Y lo más paradójico e injusto es que si España no cumple con las
directrices europeas para la protección de ese espacio natural será severamente
sancionada con una cuantía económica muy importante. De este modo, la
penitencia del pecado cometido por las autoridades de una Comunidad deberá ser
cumplida por el Gobierno Central, a cuyas advertencias dicha Autonomía hace oídos sordos.
Si bien el Mar Menor, una de
las joyas del litoral español, parece haberse recuperado un año después de
sufrir la última mortalidad masiva de especies, su estado de salud todavía está
muy lejos de ser el óptimo, de modo que los especialistas en la materia
advierten que su situación sigue siendo extremadamente frágil y reclaman más
medidas que, de momento, no parecen progresar.
Solo espero que finalmente se
imponga el sentido común y se tomen medidas drásticas a corto plazo para
reparar estos agravios porque quiero creer que todavía estamos a tiempo de
revertir esos desastres que no se habrían producido si no fuera por la dejadez
y la incompetencia de las Administraciones Públicas.
Del mismo modo que el acceso a
un trabajo y a una vivienda digna, a una sanidad universal y de calidad y a la enseñanza
son derechos constitucionales, la conservación de la Naturaleza debería ser una
obligación inexcusable, pues la lucha contra la desertización progresiva de
nuestro planeta es también sumamente importante.
Ilustración: Vista aérea del estado de
la laguna permanente de Santa Olalla, en Doñana, el pasado mes de septiembre, obtenida por la Estación Biológica de Doñana (CSIC)
Me da mucha rabia este comportamiento sistemático de desprecio por el respeto debido a la naturaleza desde estamentos oficiales, donde tanto da el color del gobierno de turno, son todos unos impresentables.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esa pasividad demuestra la ignorancia de nuestros gobernantes, que priorizan otras cosas mucho menos importantes, buscando el rédito político y no el verdadero bienestar.
EliminarUn abrazo.
Aunque la desertificación del Sur y del Sureste de España es inevitable a largo plazo, estoy contigo en que mientras se pueda hacer algo, hay que hacerlo. Pienso que tenemos un problema de fondo al considerarse "marías" a los ministerios o consejerías de medio ambiente. A partir de ahí y con el negacionismo al alza pienso sinceramente que nadie va a hacer nada y que media Península Ibérica está sentenciada. Un fuerte abrazo, Josep.
ResponderEliminarPues me da mucha pena, Miguel, pensar que en un futuro no demasiado lejano gran parte de nuestra península acabe siendo un desierto allí donde hasta hace poco habian grandes extesiones de vegetación natural y marismas donde las aves de paso gozaban de un refugio seguro y necesario.
EliminarY sí, el tema del medio ambiente es como las "marías" de nuestro bachillerato, esas a las que no les dábamos importancia, aunque puntuaran en las notas finales.
Un fuerte abrazo.
Otro tema complejo. Es muy muy difícil para estos desastres tan devastadores, pero a pesar de ello debería ser prioritario en las agendas políticas, y se debería hacer todo lo posible, poner sanciones ejemplarizantes de verdad e insistir, y mucho, en la educación en los colegios e institutos.
ResponderEliminarMuy feliz tarde.
Todos los desmanes que vemos a nuestro alrededor son debidos a una falta de educación. Y todos los estudiantes deberían ser ilustrados en el respeto al medio ambiente, haciéndoles comprender que su abandono y deterioro nos afecta profundamente. En este país no hay conciencia medioambiental, solo importa la explotación de las grandes superficies, sean rústicas o urbanas, an aras del negocio.
EliminarUn abrazo.
La verdad es que es cierto, pero parece que como bien tu dices se inclinan estos politicos nuestros en hacer oidos sordos y primar sus intereses politicos e electorales a cualquier sabio consejo en este sentido. No deberian permitir que se llegue al desastre porque puede ocurrir que cuando quieran poner remedio la situación ya sea irreversible y entonces ¿que hacemos? pero así son los politicos que actuan bajo sus intereses y no los de los demás, que en realida también les incumbe porque ellos también tiene que hacer uso de ese bien común que es el agua y antes o después tb como todos sufriran las consecuencias, pero amigo mio a si es la politica. Y yo me pregunto ¿porque no se preocupan igual que si lo hacen con el cambio climatico y la cada vez mas peatonalización de las calles en las ciudades, entro otras medidas? sinceramente no lo entiendo.
ResponderEliminarUn abrazo. y me encanta reencontrame con esta como siempre sabia reflexión tuya.
Si nuestros políticos no están debidamente concienzados en la protección de la Naturaleza, deberíamos hacer oir nuestras voces en forma de protesta, del mismo modo que se sale a la calle reclamando mejores salarios o mayores inversiones en otros sectores igualmente importantes.
EliminarSe dice que tenemos los gobernantes que nos merecemos y en cierto modo es verdad, Lo malo es que votamos a un partido por su programa electoral, que puede contener medidas medioambientales, pero después, una vez están el poder, se olvidan o no cumplen totalmente lo prometido.
Un abrazo.
El pasado verano estuve por primera vez en Doñana y me dio pena. No esperaba semejante secarral.
ResponderEliminarY con respecto a los políticos, pretender que piensen en otra cosa que en los votos y en plazos más largos que unos pocos meses es una utopía.
Un abrazo.
Siempre he querido visitar Doñana, del mismo modo que he querido ver las cuevas de Altamira y no lo he conseguido. En este último caso por limitaciones de aforo y restricciones en las visitas. Pero a Doñana creo que no iré porque no quiero que me pase como a ti, ya tengo suficiente con las imágenes que me llegan. Es muy triste comprobar que su enorme deterioro, que va hacia su total extinción, no remueve la conciencia de los gobernantes de turno, que están, como dices, más pendientes de otras cosas que les resulte más productivas. En este caso, pagarán justos por pecadores.
EliminarUn abrazo.
Con la política hemos topado. Me temo que no hay nada que hacer. Mira lo que ha pasado en Francia, por mucho que salgan a la calle a protestar al final se hará lo que los de arriba dicten. Y punto. Y da igual el signo político. Aquí pecan todos por igual.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es una pena que el clamor popular no haga efecto en las decisiones de los de arriba y tengamos que resignarnos a ver cómo todo se deteriora a nuestro alrededor sin remedio
EliminarUn abrazo.
Es indignante ver qué los políticos lo único que les interesa es su puesto, y dicen y mienten como bellacos con tal de conseguir votos.
ResponderEliminarYo desde luego nunca he oído hablar a un político sobre el Mar Menor, un lugar al que he ido muchos años a la parte de los lodos, un lugar que ciertamente hace muy bien a la salud del cuerpo, y desde que está en esas condiciones no he vuelto. Dejan estropear esta joya, como Doñana, que tenemos en este país. Es lamentable desde luego.
Muy buena denuncia Josep.
Un abrazo.
Los políticos, ante una problemática grave, solo saben culparse los unos a los otros. El "tú más" está en el orden del día. Nadie quiere responsabilizarse de nada que es haga quedar mal y, como se dice familiarmente, "el uno por el otro, la casa sin barrer".
EliminarUn abrazo.
Poco se puede añadir a lo que tan bien has descrito. Por mucho que se les llene la boca, y más en vísperas electorales, con el medio ambiente y su conservación, mientras las multas las pague el gobierno central y los votos vayan a una comunidad autónoma, que encima es de otro partido, poco se va a conseguir. Más teniendo en cuenta que el medio ambiente es algo muy cacareado, pero que realmente importa poco, salvo a ecologistas y "gente rara" por el estilo. Contentar a quienes sobreexplotan esos ecosistemas suele ser más rentable.
ResponderEliminarUn beso.
Esta es una de las cosas más indignantes del problema con Doñana: que la multa la pagará el Gobierno Central cuando la responsabilidad es del autonómico. Si ambos pertenecieran al mismo partido poítico se taparían mutuamente las vergüenzas, pero al ser de distinto color la guerra de acusaciones mútuas no cesará y tras esa disputa está la cercanía de las elecciones. Puro interés electoral.
EliminarUn beso.
Hola, Josep. Yo cada vez tengo más claro que la política es una forma de vida, y los políticos personas como cualquier otra que trata de tener el mayor provecho de lo que hace. Y los actos ya se empascararán con la propaganda debida. Como por ejemplo lo acontecido últimamente, que parece que estemos en un país donde el único problema político son los hombres violadores, y así se enmascaran los demás actos. Y lo de la sequía es otra cosa. Ayer lo veía en el noticiario y me daba cuenta de que por mi zona no ha llovido en abril (habrá que cambiar el refrán), y eso conllevará más desastres como los que narran.
ResponderEliminarEspero que la cosa cambie, y los que pueden hacer algo, se den cuenta de que si no lo hacen dentro de poco tampoco podrán hacer nada.
Un abrazo, Josep!
Meterse en política debería ser vocacional, con el único objetivo de defender los derechos de todos los ciudadanos y procurarles justicia, trabajo y calidad de vida, sin otros intereses materiales ni personales. Estamos sufriendo varias problemáticas al mismo tiempo y la opinión pública exige soluciones que no siempre llegan o llegan a destiempo. Los medios de comunicación también intevienen priorizando aquellas noticias que "venden" más, del mismo modo que los políticos centran sus intereses en aquello que les dará más votos. Ante un desastre natural se apresuran a decir que tomarán medidas, pero con el tiempo se diluye su interés, si es que lo han tenido alguna vez. En la isla de La Palma todavía están esperando las inversiones prometidas, pero esta ya no es una noticia candente. Ahora el Gobierno del PSOE y el PP de Andalucía se tiran los trastos a la cabeza acusándome mutuamente de dejadez y este enfrentamiento durará hasta después de las elecciones. Mientras tanto, el Coto de Donaña se irá muriendo sin que nadie tome cartas en el asunto. Ojalá me equivoque.
EliminarUn abrazo.