miércoles, 19 de abril de 2023

Desastres evitables

 


Esta entrada está, en cierto modo, relacionada con la anteriormente publicada, pues tiene como denominador común la falta de agua y su derroche injustificado, pero en esta ocasión centro mi planteamiento en algunos desastres naturales que hubieran podido evitarse, o por lo menos minimizarse, si se hubiera practicado el más vale prevenir que curar.

La mano del hombre ha influido muchísimo en el desarrollo de métodos y sistemas que han llevado a un mayor estado de bienestar. Pero también ha sido la causa de grandes calamidades al no prever las consecuencias de sus actos. Pero hay otra actitud tanto o más peligrosa como es la inacción ante un desastre que se avecina y que, de no poner un remedio a tiempo, acaba devorándonos y conduciéndonos irremediablemente hacia el caos.

Como amante de la naturaleza y de la preservación del equilibrio ecológico, me duele y me subleva observar la pasividad de quienes poseen los medios necesarios para evitar la brutal degradación del Mar Menor y del Coto de Doñana, por poner dos ejemplos que claman al cielo. Podríamos también citar el estado agónico de las Tablas de Daimiel y otras reservas naturales de un gran valor ecológico, no solo nacional sino también internacional, pues a fin de cuentas la Naturaleza es patrimonio de la humanidad y su defensa nos compete a todos.

Es tal la ignorancia y la soberbia de algunos políticos en los que recae la responsabilidad de conservar el medio ambiente de su territorio que no se percatan de lo que se avecina y hacen oídos sordos a quienes sí tienen los conocimientos necesarios para ilustrarlos y aconsejarlos para evitar un desastre mayor.

La ignorancia, asociada a la soberbia de quienes creen saberlo todo y a los intereses partidistas y económicos, es el peor enemigo de la Naturaleza. Donde hay posibilidades de sacar un rendimiento económico (y a veces electoral), la preservación del medio les trae al pairo y no se avergüenzan de sus actos y mucho menos de sus aberrantes afirmaciones. Ahí tenemos el reciente ejemplo del vicepresidente del Gobierno de la Comunidad de Castilla y León, Juan García-Gallardo, de VOX, poniendo en duda el efecto contaminante del CO2. ¿Ignorancia, mala fe, o ambas cosas a la vez? Me aterroriza dejar en manos nuestro bien más preciado, como es el medio ambiente, a individuos tan negligentes, por no utilizar un calificativo peor y más apropiado.

La situación extrema que está viviendo el Mar Menor y el Coto de Doñana, este último declarado Parque Nacional (desde 1969) y Parque Natural (desde 1989) y que es Patrimonio de la Humanidad por ser una reserva de incalculable valor para la flora y la fauna, no es reciente. Su estado crítico no viene de hace un año o dos. Los ecologistas ya venían anunciando la degradación de ambas zonas desde hace algunos años. Así que a este problema “natural” hay que añadirle la pasividad oficial. En ambos casos, el origen de dicha degradación está en la sobreexplotación agrícola ilegal. En el caso del Mar Menor, es el vertido de un exceso de nutrientes —principalmente nitratos y fosfatos, que llegan a la laguna a través de las cuencas vertientes del Campo de Cartagena— procedentes de la agricultura intensiva y de otras actividades humanas sin que nadie, hasta la fecha, haya puesto coto a esas actividades. En el caso del Coto de Doñana, sucede algo parecido, pues se han permitido desde hace años la implantación de fincas y pozos ilegales que han llevado a la sobreexplotación de los acuíferos, agravando la escasez de agua, que es el elemento primordial para la conservación de las marismas en su estado natural.

Y una vez más, la ignorancia hace acto de presencia en boca del mismísimo presidente de la Junta de Andalucía, que, junto con VOX, pretenden legalizar los campos de cultivo que han provocado el estado crítico en el que se encuentra el Coto. Cierto es que la falta de lluvia ha agravado todavía más la situación, pero esta decisión puramente política, para contentar a los regantes de la zona, es como echar gasolina al fuego. Y, una vez más, pesa mucho más los votos de quienes priorizan su bienestar económico —hasta cierto punto comprensible— que la preservación de un bien común que incluso intentan proteger las autoridades europeas. Y lo más paradójico e injusto es que si España no cumple con las directrices europeas para la protección de ese espacio natural será severamente sancionada con una cuantía económica muy importante. De este modo, la penitencia del pecado cometido por las autoridades de una Comunidad deberá ser cumplida por el Gobierno Central, a cuyas advertencias dicha Autonomía hace oídos sordos.

Si bien el Mar Menor, una de las joyas del litoral español, parece haberse recuperado un año después de sufrir la última mortalidad masiva de especies, su estado de salud todavía está muy lejos de ser el óptimo, de modo que los especialistas en la materia advierten que su situación sigue siendo extremadamente frágil y reclaman más medidas que, de momento, no parecen progresar.

Solo espero que finalmente se imponga el sentido común y se tomen medidas drásticas a corto plazo para reparar estos agravios porque quiero creer que todavía estamos a tiempo de revertir esos desastres que no se habrían producido si no fuera por la dejadez y la incompetencia de las Administraciones Públicas.

Del mismo modo que el acceso a un trabajo y a una vivienda digna, a una sanidad universal y de calidad y a la enseñanza son derechos constitucionales, la conservación de la Naturaleza debería ser una obligación inexcusable, pues la lucha contra la desertización progresiva de nuestro planeta es también sumamente importante.

 

Ilustración: Vista aérea del estado de la laguna permanente de Santa Olalla, en Doñana, el pasado mes de septiembre, obtenida por la Estación Biológica de Doñana (CSIC)

 

18 comentarios:

  1. Me da mucha rabia este comportamiento sistemático de desprecio por el respeto debido a la naturaleza desde estamentos oficiales, donde tanto da el color del gobierno de turno, son todos unos impresentables.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esa pasividad demuestra la ignorancia de nuestros gobernantes, que priorizan otras cosas mucho menos importantes, buscando el rédito político y no el verdadero bienestar.
      Un abrazo.

      Eliminar
  2. Aunque la desertificación del Sur y del Sureste de España es inevitable a largo plazo, estoy contigo en que mientras se pueda hacer algo, hay que hacerlo. Pienso que tenemos un problema de fondo al considerarse "marías" a los ministerios o consejerías de medio ambiente. A partir de ahí y con el negacionismo al alza pienso sinceramente que nadie va a hacer nada y que media Península Ibérica está sentenciada. Un fuerte abrazo, Josep.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues me da mucha pena, Miguel, pensar que en un futuro no demasiado lejano gran parte de nuestra península acabe siendo un desierto allí donde hasta hace poco habian grandes extesiones de vegetación natural y marismas donde las aves de paso gozaban de un refugio seguro y necesario.
      Y sí, el tema del medio ambiente es como las "marías" de nuestro bachillerato, esas a las que no les dábamos importancia, aunque puntuaran en las notas finales.
      Un fuerte abrazo.

      Eliminar
  3. Otro tema complejo. Es muy muy difícil para estos desastres tan devastadores, pero a pesar de ello debería ser prioritario en las agendas políticas, y se debería hacer todo lo posible, poner sanciones ejemplarizantes de verdad e insistir, y mucho, en la educación en los colegios e institutos.
    Muy feliz tarde.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Todos los desmanes que vemos a nuestro alrededor son debidos a una falta de educación. Y todos los estudiantes deberían ser ilustrados en el respeto al medio ambiente, haciéndoles comprender que su abandono y deterioro nos afecta profundamente. En este país no hay conciencia medioambiental, solo importa la explotación de las grandes superficies, sean rústicas o urbanas, an aras del negocio.
      Un abrazo.

      Eliminar
  4. La verdad es que es cierto, pero parece que como bien tu dices se inclinan estos politicos nuestros en hacer oidos sordos y primar sus intereses politicos e electorales a cualquier sabio consejo en este sentido. No deberian permitir que se llegue al desastre porque puede ocurrir que cuando quieran poner remedio la situación ya sea irreversible y entonces ¿que hacemos? pero así son los politicos que actuan bajo sus intereses y no los de los demás, que en realida también les incumbe porque ellos también tiene que hacer uso de ese bien común que es el agua y antes o después tb como todos sufriran las consecuencias, pero amigo mio a si es la politica. Y yo me pregunto ¿porque no se preocupan igual que si lo hacen con el cambio climatico y la cada vez mas peatonalización de las calles en las ciudades, entro otras medidas? sinceramente no lo entiendo.
    Un abrazo. y me encanta reencontrame con esta como siempre sabia reflexión tuya.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si nuestros políticos no están debidamente concienzados en la protección de la Naturaleza, deberíamos hacer oir nuestras voces en forma de protesta, del mismo modo que se sale a la calle reclamando mejores salarios o mayores inversiones en otros sectores igualmente importantes.
      Se dice que tenemos los gobernantes que nos merecemos y en cierto modo es verdad, Lo malo es que votamos a un partido por su programa electoral, que puede contener medidas medioambientales, pero después, una vez están el poder, se olvidan o no cumplen totalmente lo prometido.
      Un abrazo.

      Eliminar
  5. El pasado verano estuve por primera vez en Doñana y me dio pena. No esperaba semejante secarral.
    Y con respecto a los políticos, pretender que piensen en otra cosa que en los votos y en plazos más largos que unos pocos meses es una utopía.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siempre he querido visitar Doñana, del mismo modo que he querido ver las cuevas de Altamira y no lo he conseguido. En este último caso por limitaciones de aforo y restricciones en las visitas. Pero a Doñana creo que no iré porque no quiero que me pase como a ti, ya tengo suficiente con las imágenes que me llegan. Es muy triste comprobar que su enorme deterioro, que va hacia su total extinción, no remueve la conciencia de los gobernantes de turno, que están, como dices, más pendientes de otras cosas que les resulte más productivas. En este caso, pagarán justos por pecadores.
      Un abrazo.

      Eliminar
  6. Con la política hemos topado. Me temo que no hay nada que hacer. Mira lo que ha pasado en Francia, por mucho que salgan a la calle a protestar al final se hará lo que los de arriba dicten. Y punto. Y da igual el signo político. Aquí pecan todos por igual.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es una pena que el clamor popular no haga efecto en las decisiones de los de arriba y tengamos que resignarnos a ver cómo todo se deteriora a nuestro alrededor sin remedio
      Un abrazo.

      Eliminar
  7. Es indignante ver qué los políticos lo único que les interesa es su puesto, y dicen y mienten como bellacos con tal de conseguir votos.
    Yo desde luego nunca he oído hablar a un político sobre el Mar Menor, un lugar al que he ido muchos años a la parte de los lodos, un lugar que ciertamente hace muy bien a la salud del cuerpo, y desde que está en esas condiciones no he vuelto. Dejan estropear esta joya, como Doñana, que tenemos en este país. Es lamentable desde luego.
    Muy buena denuncia Josep.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los políticos, ante una problemática grave, solo saben culparse los unos a los otros. El "tú más" está en el orden del día. Nadie quiere responsabilizarse de nada que es haga quedar mal y, como se dice familiarmente, "el uno por el otro, la casa sin barrer".
      Un abrazo.

      Eliminar
  8. Poco se puede añadir a lo que tan bien has descrito. Por mucho que se les llene la boca, y más en vísperas electorales, con el medio ambiente y su conservación, mientras las multas las pague el gobierno central y los votos vayan a una comunidad autónoma, que encima es de otro partido, poco se va a conseguir. Más teniendo en cuenta que el medio ambiente es algo muy cacareado, pero que realmente importa poco, salvo a ecologistas y "gente rara" por el estilo. Contentar a quienes sobreexplotan esos ecosistemas suele ser más rentable.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esta es una de las cosas más indignantes del problema con Doñana: que la multa la pagará el Gobierno Central cuando la responsabilidad es del autonómico. Si ambos pertenecieran al mismo partido poítico se taparían mutuamente las vergüenzas, pero al ser de distinto color la guerra de acusaciones mútuas no cesará y tras esa disputa está la cercanía de las elecciones. Puro interés electoral.
      Un beso.

      Eliminar
  9. Hola, Josep. Yo cada vez tengo más claro que la política es una forma de vida, y los políticos personas como cualquier otra que trata de tener el mayor provecho de lo que hace. Y los actos ya se empascararán con la propaganda debida. Como por ejemplo lo acontecido últimamente, que parece que estemos en un país donde el único problema político son los hombres violadores, y así se enmascaran los demás actos. Y lo de la sequía es otra cosa. Ayer lo veía en el noticiario y me daba cuenta de que por mi zona no ha llovido en abril (habrá que cambiar el refrán), y eso conllevará más desastres como los que narran.
    Espero que la cosa cambie, y los que pueden hacer algo, se den cuenta de que si no lo hacen dentro de poco tampoco podrán hacer nada.
    Un abrazo, Josep!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Meterse en política debería ser vocacional, con el único objetivo de defender los derechos de todos los ciudadanos y procurarles justicia, trabajo y calidad de vida, sin otros intereses materiales ni personales. Estamos sufriendo varias problemáticas al mismo tiempo y la opinión pública exige soluciones que no siempre llegan o llegan a destiempo. Los medios de comunicación también intevienen priorizando aquellas noticias que "venden" más, del mismo modo que los políticos centran sus intereses en aquello que les dará más votos. Ante un desastre natural se apresuran a decir que tomarán medidas, pero con el tiempo se diluye su interés, si es que lo han tenido alguna vez. En la isla de La Palma todavía están esperando las inversiones prometidas, pero esta ya no es una noticia candente. Ahora el Gobierno del PSOE y el PP de Andalucía se tiran los trastos a la cabeza acusándome mutuamente de dejadez y este enfrentamiento durará hasta después de las elecciones. Mientras tanto, el Coto de Donaña se irá muriendo sin que nadie tome cartas en el asunto. Ojalá me equivoque.
      Un abrazo.

      Eliminar