Dios los cría y ellos se
juntan es un famoso refrán que indica que existe una tendencia
natural a reunirse con quienes tienen el mismo temperamento o conducta, por lo
general reprochable. Como nuestro refranero es muy rico para aludir a
situaciones muy similares, se me ocurre también, para ilustrar esta entrada,
los refranes que dicen Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija
o Dime con quién andas y te diré quién eres. El primero hace alusión a
las ventajas que obtienen aquellos que se relacionan con personas influyentes y
poderosas, y el segundo a cómo las malas compañías pueden influir negativamente
en el comportamiento de quien las frecuenta. Y lo dejo aquí porque a medida que
voy escribiendo se me ocurren más refranes ejemplarizantes sobre el
comportamiento gregario de carácter censurable según mi punto de vista.
Me atrevería a decir sin temor
a equivocarme que solo los defraudadores, estafadores, ladrones y otros pájaros
de cuidado son capaces de disculpar e incluso alabar, sin ningún atisbo de duda
ni vergüenza, a los de su ralea. Un ladrón nunca censurará a otro ladrón, del
mismo modo que quien ha defraudado a Hacienda jamás acusará a otro defraudador,
a menos que ello le sirva de excusa, defensa o atenuante.
No voy a dar nombres para no
herir susceptibilidades y por si acaso el Gran Hermano me vigila, pero creo que
la objetividad, al igual que la justicia, debería hacernos pensar del mismo
modo y situarnos en el mismo platillo de la balanza, sea cual sea nuestra
ideología política, aunque está visto que en política no existe, por desgracia,
la ecuanimidad. Si alguien, por muy importante que sea en la esfera política y/o
económica, comete un delito o falta grave, por muy simpatizantes que seamos de
su persona, ello no es óbice para que censuremos su proceder y, si lo que se le
imputa merece un castigo, exijamos que la justicia haga su trabajo
independientemente de quién se trate. Por desgracia, no es así. Que sus
allegados hagan piña a su alrededor e intenten disculparlo es hasta cierto
punto comprensible, a pesar de que no debería ser así; pero que ciudadanos de a
pie, que se han visto perjudicados social o económicamente por su mala conducta,
ya sea por acción, “jugando” con el dinero de todos, o por omisión, ignorando
las necesidades de los más desfavorecidos, me resulta inconcebible. De ahí que
me plantee la posibilidad de que si hay quienes los defienden y alaban es
porque son de los que piensan que a una persona a la que admiran se le puede y
debe disculpar toda fechoría, o bien porque ellos habrían actuado del mismo
modo si hubieran tenido ocasión de hacerlo.
De ahí mi incomprensión e
irritación al ver cómo personas que deberían estar sentadas en el banquillo de
los acusados, son, por el contrario, aplaudidas y vitoreadas, convirtiéndolas
con ello en seres todavía más pagados de sí mismos y convencidos de que están
en posesión de la verdad y que sus detractores son unos extremistas
antipatriotas. No sabría decir qué motivo preferiría que subyaciera bajo esa
actitud, si la ignorancia y el adocenamiento más extremos o un fanatismo
irracional. Lo más probable es que las tres cosas vayan de la mano.
Está cada vez más claro que
tenemos lo que nos merecemos. Creo que eso del karma es un cuento chino —aunque
tenga origen indio—, porque ninguno de esos personajes, chulos y prepotentes,
recibe su justo merecido, más bien al contrario, son elevados a los altares (de
la corrupción).
Y, para terminar, añadiría que
no hay peor ciego que el que no quiere ver, ni peor sordo que el que no
quiere oír.
Claro que también se dice que
en el país de los ciegos el tuerto es el Rey.
te ha quedado de lo más claro, incluso diría que clarinete, a ver sí así llega más lejos y despierta conciencias.
ResponderEliminarUn abrazo.
Por desgracia, no creo que mi voz se oiga más allá de esta página, je,je.
EliminarUn abrazo.
Pues nuestro rey no es tuerto, o por lo menos no sale así en las revistas. El rey padre puede que sí, pero eso será por la embiagradez que lleva de serie.
ResponderEliminarTodo eso que cuentas hace años que está instaurado. La política de odio. No votamos a los políticos por lo que puedan programar, sino para que no ganen los malos. La política de odio y de ideales. Lo que hacen los políticos afines a nuestras creencias siempre está bien, aunque hagan cosas de dudosa respetabilidad, pero los contrarios a nuestro ideal, es porque son parientes cercanos del diablo. Y así y viceversa. Vamos , que ahora prima ser antibarcelonista o antimadridista antes de ser de uno u otro equipo. Y el resultado es que nuestros políticos campean libres de hacer lo que quieran, pues siempre habrá una masa que los idolatre y otra que, aunque los condene, será por ser de otro equipo. Barra libre para ellos a costa del dinero de todos.
Por cierto, estaba viendo ahora la película esa de los pingüinos con mi hijo (creo que ya va el décimo visionado), cuando he visto la entrada en facebook, ja, ja, ja.
Un abrazo, Josep, espero que tengas un buen domingo!
Cuando la inmoralidad se cronifica, ya resulta imposible de eliminar, ni con lejía o salfumán. Está tan incrustada que muchos ya lo dan como normal, algo cotidiano con lo que tenemos que convivir. Eso es lo peor de todo: la resignación.
EliminarEl comportamiento gregario ya viene de muy lejos, de tiempos inmemoriales, al igual que la máxima de "estas conmigo o contra mí". Una verdadera lacra.
Pues mira por dónde, que esos pingüinos, de un modo u otro, te han llevado hasta aquí, je,je.
Un abrazo.
La verdad es que tienes razón, pero suele pasar que si es una persona con la que has empatizado siempre, y el delito no es de sangre (como algunos que tenemos en este país), parece que después de tanto oír que si, sí, que si, no, el asunto se va minimizando. Y mal comparado, eso pasa con todas las noticias machaconas aunque sean muy importantes, al final... "A lo que no tiene remedio, oídos sordos". "A palabras necias... "Si tienes un oído atento, tendrás momentos amargos". Esto último, me lo acabo de inventar, jajaja.
ResponderEliminarComo siempre un placer.
Un abrazo Josep, y no sufras.
Yo tuve un buen amigo al que le debí un gran favor (ya falleció hace unos años) y nunca olvidaré ese gesto, pero con los años acabó cometiendo varios fraudes que le llevaron al banquillo y a la cárcel (afortunadamnete para la familia por poco tiempo). Pues a pesar de que siempre le estuve agradecido, nunca llegué a disculpar lo que hizo. Una cosa no tiene que ver con la otra. Por muy buen amigo que fuera, delinquió a sabiendas de lo que hacía y del riesgo que corría. Aun así no dejé de quererle. Yo debo estar hecho de otra pasta, pero creo que esa debería ser la actitud normal. Incluso unos padres, por mucho que amen a un hijo, si este comete un asesinato, aunque no dejen de quererlo, no pueden defenderlo.
EliminarUn abrazo. Intentaré no sufrir demasiado, ja,ja,ja.
Las ideologías políticas son las religiones actuales. Lo mismo que desde los partidos se echa en cara a las religiones es, paradójicamente, lo que ellos practican. Así los feligreses -seguidores, votantes y, ya no digamos, militantes- todo lo perdonan porque están en la "religión" verdadera y como ello es así, imposible es que incurran en equivocación. Es una penita, pero es así. Y lo saben los gerifaltes de los mismos y lo comprueban con cada campaña electoral en las que se fomenta el odio a las ideas distintas y se asegura que son ideas equivocadas porque no están en la religión verdadera. A lo más que se llega es a eso de "Perdónalos porque no saben lo que hacen", son como los salvajes o los niños que habrá que disculpar pero con mano izquierda -o diestra, ja, ja- dirigirlos a la iglesia buena, o sea, a la verdadera. es decir, la mía. Y así se pasa la vida, los años, los siglos y unos y otros mondándose de la risa.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Josep. Y como te dice Elda, la comentarista anterior, no sufras
Pues es cierto que la política se asemeja en algunos aspectos a la religión. Pero siguiendo con este símil, no comprendería que, por muy religioso que uno sea, defendiera a los sacerdotes pederastas. Una cosa son las creencias religiosas y otra muy distinta es el comportamiento de los representantes de la Iglesia. Pues debería suceder igual con la clase política: uno puede ser simpatizante de un partido político por su ideología y programa económico-social, pero las manzanas podridas deben ser eliminadas de cuajo y no esconderlas.
EliminarPero hay quien se comporta como un talibán, sin reparar o sin querer cuestionar el extremismo de sus actos. Parece que acaban compartiendo el mismo cerebro enfermo.
Intentaré no sufrir demasiado, aunque a mi edad me resisto a normalizar los comportamientos inmorales. Ya solo me queda el derecho al pataleo y a desahogarme con estas líneas, je,je.
Un fuerte abrazo.
Amigo, esta vez te has superado a ti mismo. No sé puede decir mejor.
ResponderEliminarEsta sociedad está enferma de subjetividad, de gazmoñeria, de corrupción y de ignorancia y adocenamiento. Hace tiempo que defiendo que la ignorancia produce maldad. Y quien es ignorante, pero no tiene posibilidad de ser malo, jalea a los malos. Eso por no citar a los que los jalean por afinidad (son igual de malos) o por interés (hay mucho ciego que busca ayuda del tuerto). Sea como sea, toda esta situación es un sainete vergonzoso. Somos un país de chiste, pero de chiste malo.
Un beso. .
Ciertamnete la ignorancia es muy dañina porque el ignorante es fácilmente manipulado, y si, además, es malicioso por naturaleza, peor que peor. Muchos ven en "sus políticos" un modelo a seguir, porque, en el fondo, quisieran ser como ellos, gozar de sus prebendas y del poder suficiente para hacer lo que le apetezca. Como ven que esos individuos triunfan y son sometidos a un baño de multitudes por parte de quienes piensan como ellos, les seguirán sin cuestionarse nada y los defenderán con uñas y dientes.
EliminarSí, Rosa, somos un país en el que impera el humor negro.
Un beso.
El adocenamiento más extremo o el fanatismo irracional que citas está detrás de todos los males de nuestro país. Un país que perdona a los suyos por el hecho de ser de los suyos dice poco su nuestra sociedad. Lo curioso del caso es que a este Rey ya le han dicho bastantes veces que va desnudo y será por eso que ha reaparecido en la playa :)
ResponderEliminarUn abrazo, Josep.
Y peor aun es comprobar que estos mismos males se han instalado y se están expandiendo en otros países y continentes. Extremismos que hasta hace poco solo veíamos en países que nunca han respetado los derechos humanos, ahora los vemos en los EEUU y en algunos países europeos.
EliminarUn abrazo. Miguel.
Por desgracía en este país la justicia esta mal repartida, es decir, quien según sea el partido o interés tiene una condena o otra, y no es justo y mientras tanto el ciudadano trabajando y luchando para sacar a este país adelante como buenamente puede, en fin, es muy lamentable y bochornoso pero así es.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo más preocupante en una sociedad es ver que la justicia no es igual para todos, por mucho que nos lo quieran hacer creer. Solo hay que ver que los más poderosos salen impunes de sus demostradas fechorías, mientras que a un pobre ciudadano que no puede pagar un alquiler abusivo, lo echan a la calle sin contemplaciones porque así lo dicta la Ley.
EliminarUn abrazo, Tere.
El peor ciego no es el que no quiere ver; es el que no quiere oír... Si la mentalidad de muchos es hacer lo que sea, incluso defraudar, para ahorrar impuestos, es lógico que admiren a los grandes defraudadores. La solución sería la educación durante dos generaciones seguidas, por lo menos. Pero a quién le interesa un pueblo que piense y decida? Como siempre clavas el dardo en la diana...
ResponderEliminarHola, Genaro (el CNI me ha chivado tu verdadera identidad, ja,ja,ja.).
EliminarEn este país hay muchos ciegos, sordos y mudos, y quien tiene la osadía de pensar y decir lo que piensa es tachado de intolerante y antipatriota, cuando los intolerantes son los que no aceptan la crítica y mucho menos el castigo que se merecen por sus actos ilegales. El amiguismo está tan instalado en nuestro país, que como no seas amiguete del poderoso lo tienes crudo.
En el sistema educativo reside la solución a muchos males de nuestro país, pero llevamos años intentando concienciar a nuestros jóvenes en contra, por ejemplo, del machismo y nada, o muy poco, ha cambiado. Lo más importante es enseñar a pensar y a desarrollar un espíritu crítico, pero a esto algunos lo consideran adoctrinamiento. Así no iremos a ninguna parte. ¿Cómo cambiar la mentalidad de una sociedad ignorante y aborregada?
Muchas gracias, amigo, por pasarte y dejar tu comentario.
Una abraçada.
Sucede con frecuencia que nos situamos en la postura cómoda de ser mucho más intolerantes con acontecimientos sucedidos muchos años antes —incluso siglos— que con delitos cometidos hace poco tiempo.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en que a la hora de perseguir a un sinvergüenza no hay que tener en cuenta que su ideología política esté próxima o lejana a la nuestra.
Un abrazo.
Cierto, aunque es irrisorio ver cómo los que pretenden eludir responsabilidades, ya sean propias o de su partido, alegan que lo que se pretende enjuiciar ya es cosa del pasado, cuando solo ha transcurrido una década. Es, pues, paradójico que se exijan responsabilidades a España por la colonización de América y a la Iglesia por su implicacion en la Inquisición, y en cambio, hechos actuales quieran transformarlos en situaciones sobre las que se debe correr un tupido velo o alegar que ya ha precrito la causa o, peor aun, que el imputado goza de inviolabilidad o de aforamiento. Los poderosos siempre procuran portegerse y, por desgracia, lo consiguen.
EliminarEl codigo penal no hace distinción entre las personas que cometen un delito. Son los jueces quienes muchas veces lo hacen interpretando torticeramente la ley a su manera o según sus intereses.
Un abrazo.
Se da muchas veces, y es lamentable. No llegan a prisión quienes han robado, a espuertas, del erario público, por ejemplo. Y luego los donnadie somos perseguidos por hacienda, por un decir, por olvidarnos de decir un ingreso ridículo.
ResponderEliminarEl último refrán es así de real también. Un abrazo
Y a cuántos vemos abandonar la cárcel tras haber pasado en ella un pequeñísma parte de la condena o que para ser encarcelado pasan años gracias a los repetidos recursos que solo pretenden alargar el proceso esperando que alguien les eche un cable y acaben salvándose gracias a alguna argucia legal. Cuanto más arriba estés, con más tacto serás tratado por la justicia, pero si eres un don nadie ya puedes prepararte, que, según lo que hayas hecho, se te caerá el pelo.
EliminarUn abrazo.
De todas formas, en esta sociedad siempre tendrán más relevancia los errores que cometas que los aciertos. Si haces diez cosas bien y tres mal, se te recordará por las tres que hiciste mal. Alguien dijo, quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. Y nadie la tiró.
ResponderEliminarPues sí, para bien o para mal, siempre pesan más las cosas negativas. Incluso a mí me pasa: si tres cosas me salen bien y una mal, me siento muy mal por esta última y ya no me acuerdo de las otras. Es una cuestión psicológica a nivel personal y sociológica a nivel comunitario. Y también es cierto que todos pecamos, pero entre los pecados los hay de distinta gravedad. No es lo mismo robar una barra de pan que al erario público, por lo que el castigo tiene que ser porporcional a la falta cometida.
EliminarUn saludo.
Pues uno de esos defraudadores está en mi lugar favotiyo de vacaciones del mundo. Ahí, tan ancho, como si la cosa no fuera con él.
ResponderEliminarYo no soy intransigente y tiendo a perdonar los fallos. SI una persona normal defrauda a Hacienda lo veo mal, y me siento tonta, pero entiendo que es humana y que todos queremos vivir lo mejro posible. Pero cuando la persona con mayor poder de un país defrauda...eso ya supera la avaricia, la codicia y todo lo que se nos ocurra.
Has hecho un pos muy acertado.
Feliz tarde.
¿Y no fuiste a saludarlo? con lo campechano que es, je,je.
EliminarEn la justicia, al menos en la española, no funcionan las matemáticas lineales, por lo menos para la gente de alcurnia y de rancio abolengo, pues las penas que les imponen (si les imponen alguna) son inversamente proporcionales a los delitos cometidos.
Un abrazo.
El fanatismo, pues eso es lo que hay detrás de quienes disculpan y vitorean a los defraudadores, no tiene lógica y así nos va porque hay mucho fanático circulando por las calles.
ResponderEliminarPero no solo es cuestión de política o de ser monárquico o republicano (uy, se me escapó, ya me ha pillado el Gran Hermano), el fútbol también tiene lo suyo. Hace años un jugador súper guay fue aplaudido cuando salía de un juzgado por no cumplir con Hacienda, parece ser que meter goles exime de cumplir con la ley. Una vergüenza el nivel de compromiso que tienen algunos.
Un besote.
El fanatismo es la peor de las enfermedades del ser humano y parece que se está expandiendo cada vez más. Espero que no llegue a ser una pandemia imposible de erradicar. Con los fanáticos no hay diálogo que valga y son muy difíciles de combatir si no es por medio de métodos tanto o más agresivos, cuando no violentos, como los que ellos usan.
EliminarY, en efecto, cuando uno es famoso, parece que tenga bula para hacer lo que le plazca. Lo mismo que mencionas de ese jugador, le hicieron a La Pantoja. Y mucho peor aun: cuando los "presuntos" violadores de esa pobre chica en Burjassot (Valencia) salieron del juzgado porque la jueza les dejó en libertad vigilada, recibieron vítores y aplaudos por parte de sus familiares. ¿Dónde está el sentido común y la moral? Debo haberme hecho viejo, pero veo que vamos en caída libre hacia el vacío.
Un beso.
¿Sabes qué?, Gracias que tengo el sentido del humor y el arte para desquitarme, porque, de lo contrario, algo me dice que la realidad acabaría matándome a disgustos. : (
ResponderEliminarPor cierto, tu artículo, de diez. Y los comentarios que me preceden, de diez también. Me reconforta saber que no estamos solos, que somos muchos los que estamos "hasta ahí" de tragar tanta m....
Un abrazo.
Si no fuera por ese sentido del humor que todavía nos queda a algunos, viviríamos amargados hasta el final de nuestros días. El humor y la ironía es un escudo que nos protege de caer en la desesperación.
EliminarA mí también me reconforta saber que no estoy solo, aunque quizá también deberíamos aplicarnos aquello de que mal de muchos..., je,je.
Un abrazo.
Hola, Josep Maria.
ResponderEliminarNo es necesario que dejes nombres, a uno le vienen mil a la cabeza y eso es la verdadera pena. Vivimos rodeados de injusticia, de falta de valores y una corrupción que apesta y no tiene ni nombre, con el aquí no ha pasado nada, cuatro fotos y a continuar. ¿Y la transparencia e igualdad? Llega un momento que no se entiende nada, qué está pasando, ¿es que no somos todos iguales? Si se comete un delito se asume, no importa quién seas, ni tampoco con quién te rodees.
Una entrada estupenda.
Un beso.
Hola, Irene,
EliminarHay tantos casos así que difícilmente se puede evitar pensar en ellos, pues, además, los tenemos casi cada día en la palestra.
Lo de que la Ley es igual para todos es una falacia. Solo se la creen los que salen beneficiados por un trato preferente. Al resto nos reconcome la rabia y la impotencia.
Un beso.
"La mala yerba nunca muere" me la cuelgo siempre,aunque no me parece certera,le cuesta pero muere.Un agrado descubrirte.Abrazo!!
ResponderEliminarHola, Menta. Esperar a que la mala yerba muera requiere de mucha paciencia, je,je.
EliminarUn abrazo.
Dios los cria y ellos se juntan. A veces parece que quien los cria es el diablo.
ResponderEliminarPues sí, eso parece.
EliminarSaludos.