Muchas veces me da la
impresión de que irregularidades que podrían solventarse con relativa facilidad,
se dejan como están por pura inacción que, a su vez, responde a una falta de
iniciativa o interés. Eso de procrastinar es muy nuestro.
Hace tiempo traté el tema del
cambio de horario de verano e invierno como algo que me parecía, si no absurdo,
sí innecesario, pues no entendía las razones que abogaban por seguir
haciéndolo, cuando cada año, invariablemente, volvía a ponerse en duda su
conveniencia, dando a entender que esa ocasión sería la última. Y así llevamos décadas
aplicando ese cambio, a pesar de las voces que indican los efectos negativos
sobre nuestro reloj biológico.
Pero si modificar lo que ya es
una costumbre que no solo afecta a un país, sino a prácticamente todo el
globo es una tarea harto complicada, el cambio del huso horario español solo
debería contar con la voluntad de nuestros gobernantes, sin tener que obtener necesariamente el beneplácito de los otros países de nuestro entorno.
Todo empezó un 16 de marzo de
1940, cuando las once de la noche pasaron a ser las doce por orden del gobierno
del general Franco. Si en un principio este cambio se anunció como una medida
temporal, quedó fijado —hasta el momento— a perpetuidad.
A España, por su geografía, le
corresponde el huso horario del Meridiano de Greenwich (GMT), ya que la mayor
parte de la península queda dentro de la zona determinada por esta línea
imaginaria adoptada como referencia para los husos horarios de todo el mundo.
Después de ochenta años, toda
España —excepto las islas Canarias— sigue la hora
europea central, la de Berlín, en lugar de la occidental, la de Londres.
La decisión del gobierno de
Franco se basó oficialmente en la “conveniencia de que el horario nacional
coincidiera con la de los otros países europeos”, cuando, en realidad, se
afirma que fue un gesto de aproximación a Hitler.
Hay que decir, sin embargo,
que nuestro país no fue el único país europeo que adoptó esta medida, pues la
hora de España, Alemania, la Francia ocupada por los nazis, la del Reino Unido
y Portugal también se acompasaron con la de Berlín. Pero al terminar la Segunda
Guerra Mundial, Inglaterra y Portugal volvieron a la hora GMT, mientras que
Francia y España no lo hicieron, aunque en el caso francés se puede alegar que como
el país galo se halla situado entre dos husos horarios, el occidental y el
central, es de suponer que tanto les dio volver al horario anterior o quedarse
como estaban.
Así las cosas, se da la paradoja
de que Vigo tiene la misma hora que Varsovia, que está a 3.200 kilómetros de
distancia, y una hora más que Oporto, situada a solo 150 kilómetros.
¿Qué impide, pues, que nos
alineemos con la hora GMT, la que nos corresponde? ¿Tan difícil seria volver a
nuestra hora original? Con tal de no cambiar a la hora de verano en la
península, a finales de marzo, cuando hay que adelantar el reloj de las 02:00
horas a las 03:00 horas, nos quedaríamos con la misma hora que en las Islas
Afortunadas —que sí habrían cambiado de las 01:00 horas a las 02:00 horas— y,
por lo tanto, pasaríamos a estar en el mismo huso horario que Portugal e
Inglaterra.
Pero ya se sabe que no hacer
nada es mucho más cómodo. Dejar las cosas como están es la mejor manera de no
complicarnos la vida. Pero ¿tanto esfuerzo requiere adoptar de nuevo la hora
que no debimos abandonar?
Lo mismo ocurre con la propuesta
de “normalización” de los horarios laborales y comerciales en pro de la tan
aclamada conciliación familiar. Este tema es como los ojos del Guadiana, que
aparece y desaparece una y otra vez, pero nadie se atreve a coger el toro por
los cuernos, y eso que vivimos en un país eminentemente taurino.
Así pues, hasta que no nos adaptemos
a la franja horaria a la que en realidad pertenecemos, tendremos que seguir
oyendo la cantinela de “una hora menos en Canarias”.
Es de esas estupideces típicas de la inacción gubernamental, a la cual se es tan abonado ene ste país, sea cual sea el color del gobierno de turno. En el fondo las diferencias si las hay son mínimas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Los problemas aparentemente más complicados son los que suelen tener las soluciones más sencillas. Pero, al parecer, nuestros gobernantes todavía no se han dado cuenta.
EliminarUn abrazo.
Sabía el origen, pero lo has explicado muy bien, y se entiende ese gesto de acercamiento.
ResponderEliminarUn abrazo, peror no uno menos en Canarias. :-)
Me complace haber logrado explicar este tema con claridad.
EliminarUn abrazo, aquí y en Canarias, je,je.
Estoy totalmente de acuerdo contigo. Hace tiempo que vengo defendiendo cada vez que se presenta la ocasión el volver a nuestro horario normal coincidente con el de Reino Unido y Portugal, dado que el meridiano de Greenwich pasa por la provincia de Barcelona y, por lo tanto, casi toda España pertenece a la misma zona horaria de esos países. Pero como bien dices, el no hacer nada es una tarea en la que tendemos a esforzarnos con denuedo.
ResponderEliminarUn beso.
A esta actitud de dejar pasar el tiempo sin hacer nada yo la llamaría "hacer un Rajoy", ja,ja,ja.
EliminarUn beso.
Estás sembrado, amigo. Ja, ja.
EliminarY yo pensando que la cosa era más reciente. Creía que había conocido su implantación pero, aun siendo viejo, en 1940 todavía no había nacido. La verdad es el cambio de horario es una tontería a la que no termino de verle las ventajas que dicen, aunque reconozco que —quizá porque soy un poco bruto— a mi organismo no le afecta para nada.
ResponderEliminarUn abrazo.
En 1940 a mí me faltaban diez años para venir a este mundo cruel. Y no creas que hace muchos años que conozco el motivo de este "deslizamiento" hacia la franja horaria germánica. Todavía hoy hay cosas de nuestra historia que me sorprenden.
EliminarUn abrazo.
Otra herencia nefasta la que nos dejó el caudillo y que de manera casi paranormal sigue en un interminable bucle de cambios de hora. Yo creo que ya va siendo Hora ;)
ResponderEliminarUn abrazo, Josep.
Y, además, es una herencia procedente de un capricho del Generalísimo para congraciarse con el Führer, por lo cual todavía resulta más incomprensible que a estas alturas no se haya subsanado.
EliminarUn abrazo, Miguel.
Totalmente de acuerdo contigo, Josep. Me quedo con tu propuesta de no adelantar el reloj la próxima vez que toque para así ir acompasados con el huso horario de Portugal e Inglaterra, entre otros países. A mí lo que más me sorprende es que herencias franquistas como ésta y otras que aún colean por ahí ni siquiera se cuestionen por mucha gente.
ResponderEliminarUn abrazo
Por eso no entiendo que una solución tan simple todavía no se haya puesto en práctica. Tantas mentes pensantes que hay en este país y ninguna ha sido capaz de tomar una decisión o siquiera plantearlo.
EliminarUn abrazo.
Qué bien has expuesto de dónde viene nuestro horario tan estrambótico, porque muchos ignoran que la idea partió del dictador Franco.
ResponderEliminarYo tampoco entiendo por qué no se arregla este tema de una vez. Que en verano algunos días se haga de noche a las diez me parece un absurdo y que en invierno amanezca a las nueve aún peor. Yo no sé qué efectos negativos en concreto tienen estas horas tan raras pero a mí, salir a trabajar y ver noche cerrada me deprime mucho, mucho, mucho.
Dicen que eso de que sea de día hasta tan tarde en verano es bueno para la hostelería (de hecho creo que este sector es el que más apoya que las cosas sigan así), pero tampoco lo entiendo porque en verano no se puede salir hasta que el sol se esconde, al menos en Madrid, si no quieres que te dé una lipotimia, por lo que sigo sin entender a qué estar dos horas por delante del horario solar.
En fin, buena reflexión la tuya y muy bien expuesta.
Un beso.
Como dictador se otorgaba el poder necesario para hacer cualquier cosa por disparatada (y peligrosa) que fuera. Si ya normalmete estamos sometidos a los vaivenes climáticos y meteorológicos, solo faltaba añadir otro cambio para complicar más las cosas. No sé por qué no vamos con la hora solar. Tendré que indagar un poco más, je,je.
EliminarUn beso.
Saludos, Josep.
ResponderEliminarYo tampoco entiendo lo del cambio de hora en verano. Me parece una gilipollez sin sentido que no beneficia a nadie, salvo a los operarios de los relojes en plazas y organismos públicos, ya que eso les garantiza trabajar al menos dos veces al año (más que algunos políticos).
En cuanto a lo de acogernos en Canarias al horario del Meridiano de Greenwich igual explique mi fascinación por todo lo inglés, desde su música y su humor hasta su literatura. Desde que nací he vivido sujeto a ese horario, por lo que nunca ha supuesto ningún trauma, ni siquiera cuando he tenido que tratar con empresas o personas ubicadas en la península. Lo que sí me chocaba bastante, y creó más de una confusión al respecto, era cuando en los antiguos mapas de geografía situaban a las Islas Canarias justo debajo de las Baleares, lo que hizo que muchos y muchas creyesen que ésa era nuestra ubicación real. Hasta en los mapas del tiempo salíamos "mal parados". Menos mal que eso se cambió, pues más de uno seguiría creyendo que estamos justo encima de Argelia.
Un abrazo.
Hola, Pedro.
EliminarPues menos mal que el cambio se hace solo dos veces al año. ¿Te imaginas ir retocando la hora 10 minutos cada mes en lugar de una hora cada seis meses?
Pero una cosa es el cambio horario en toda la UE por razones supuestamente energéticas y otra es el deslizamiento absurdo del huso horario de la península para hacerlo coincidir con el de la Europa central, y más concretamente, con Alemania. Lo primero entiendo que resulte algo más difícil de suprimir, pues son muchos los países afectados, pero lo segundo se puede hacer de la noche a la mañana.
Lo de la ubicación gráfica de las islas Canarias es sencillamente curioso, pero, claro, si tuviéramos que guardar las distancias reales mateniendo la escala del mapa, os quedaríais fuera, je,je.
Saludos.
A mi lo del camibio de hora, no lo acabo de entender y no ya por el hecho de tener que cambiar de hora cada seis meses, si no porque a mí si que me afecta. Cada vez que se produce el cambio, ya sea en Marzo o en Octubre, mi cuerpo lo nota, estoy medio atontada y no acabo de dormir bien durante dos o tres dias.
ResponderEliminarSi es cijerto que cuando llega el cambio de Marzo, me alegro porque las tardes son mas largas para pasear y se ve ambiente en las calles, es la única ventaja qu ele veo, sin embargo cuando cambiamos en Octubre me da hasta tristeza que a las seis de la tarde sea ya completamente de noche, y no haya mucha gente por la calle, y recuerdo cuando llevaba en invierno de pequeño a Jorge al bus, de noche era tristisimo no podía, uf.
Un abrazo.
Todos los cambios suelen incomodar, pero mucho más si no son imprescindibles y tenemos que apechugar con las consecuencias aunque no queramos.
EliminarUn abrazo.
adoro tus
ResponderEliminarentradas llenas de vida
ResponderEliminar
Me alegro mucho.
EliminarUn cordial saludo.
La desobediencia se está implantando cada vez más; solo espero que en este caso no hayan represalias por parte de los gobiernos.
ResponderEliminarUn saludo.
Yocreo que se deberia dejar como están ahora o igualarlas con Canarias, Portugal e Inglaterra. Así siempre estariamos mas cerca de la luz solar. Un abrazo.
ResponderEliminarSe debería hacer un referendum vinculante sobre esta cuestión, je,je.
EliminarUn abrazo.
Hola, Josep Maria.
ResponderEliminarA mi esa horita si me afecta, me deja algo descolocada hasta que vuelvo a asentar el organismo. Por lo que estoy totalmente de acuerdo contigo.
Sobre de cuando se inició, no tenía ni idea, me has dejado súper sorprendida.
Un beso.
Hola, Irene.
EliminarAunque no sea como el jet lag tras un vuelo transoceánico, el cuerpo nota esa diferencia horaria, por pequeña que sea, aunque hay organismos más sensibles que otros.
Me alegro de haberte instruido sobre el origen de esta desviación, je,je.
Un abrazo.