miércoles, 20 de mayo de 2020

Mira quién habla



No, no se trata de escribir sobre la película de 1989, protagonizada por Kirstie Alley y John Travolta, pero esta entrada va de cine, pero tampoco es una crítica cinematográfica, que para eso hay blogueros mucho más entendidos en la materia —¿a qué sí, Miguel Pina?—. Podría haber titulado esta entrada “¡No se oye!”, lo que solíamos gritar en los cines de barrio y de pueblo cuando el sonido fallaba o no estaba al volumen correcto.

A mí me encanta el cine y me encanta ir al cine. Otra cosa son las series, que solo puedo ver en los canales de televisión y en las plataformas digitales.

Si dejamos de lado las diferencias que puedan haber de imagen y sonido entre ambas opciones, hay un elemento común que valoro mucho y que, al parecer, pasa desapercibido o no es importante para la mayoría de espectadores —por lo menos nunca he oído crítica alguna al respecto— y es la calidad de la dicción, tanto de los actores “reales” como de los de doblaje. No es algo nuevo, pues hace años que lo vengo observando. Lo que ocurre es que esta fase de confinamiento me ha llevado a ver una gran cantidad de series y películas y ello ha propiciado que saque ahora este tema a colación. Algo tenía que escribir que no fuera sobre ese dichoso virus y la reclusión (para algunos afortunados, semi reclusión) a las que nos hemos visto sometidos.

Hay actores españoles —pues los extranjeros los oímos doblados—, la mayoría muy jóvenes, que parece que tengan un defecto de origen en su mala vocalización, que no entiendo cómo han llegado algunos de ellos tan alto. ¿Acaso en la escuela de actores no les han enseñado a vocalizar? Pero no es solo su expresión verbal, su mala dicción, lo que más me molesta, sino —y esto aplica tanto a actores como dobladores— esa maldita costumbre —más bien defecto— de susurrar las últimas palabras de una frase.

—¿Qué ha dicho?
—Ay, no lo sé, no lo he pillado.
—A ver, rebobina, a ver qué ha dicho.
….
—¿Has entendido algo?
—Pues no estoy seguro. Me ha parecido que decía “te mataré”.
—Pues yo creo que ha dicho “te amaré”.

En casos como este, no queda más remedio que seguir viendo la película, o el capítulo, para ver si al final la mata o se acuesta con ella. Claro que podría ser que primero se acostara con ella y luego la matara.

Bromas aparte, no sé si os resulta familiar esta parodia hogareña. ¿Os ha pasado alguna vez algo así? A mí muchas, demasiadas. Y me irrita un montón.

Aunque quien hable sea un moribundo, que, lógicamente, no puede vocalizar como lo haría una persona en perfectas condiciones físicas, se supone que el espectador tiene que entender lo que dice, aunque hable de forma dificultosa y entrecortada. Y lo mismo en el caso de escenas de amor e intimidad. El protagonista, recostado sobre su amada, en plena fase de seducción, no le va a gritar «¡¡TE DESEO, NO LO SOPORTO MÁS, QUIERO HACER EL AMOR CONTIGOOOO!!», sino que se lo dirá susurrándoselo al oído, o a media voz, en un tono cálido e íntimo. Pero tampoco es cuestión de que solo podamos oír, en el mejor de los casos, «Te dssso, no lospto más, quiracermor conigo», qué caramba.

Llegué a pensar que debería hacer una visita a GAES, por si mi agudeza auditiva estuviera en franco retroceso. Por edad, seguro que no está al cien por cien, pero no soy solo yo quien sufre de esa incapacidad para entender a esos “susurradores”. A mi mujer, que es más joven que yo, le ocurre lo mismo. Quizá debamos pedir cita ambos al otorrino. ¿A nadie de vosotros os ocurre lo mismo? Es para salir de dudas.

Yo me pregunto si no se percata de tal disfunción sonora el director y el personal técnico de sonido cuando visionan y oyen lo filmado antes del montaje final. Si son conscientes de ello y lo que pretenden es darle a la película la máxima naturalidad, pues podrían aplicar lo mismo en las escenas en las que los actores comen y hablan con la boca llena o cuando se hablan a distancia que, en la vida real, uno no entiende un carajo y tiene que pedir que se lo repita.

Lo curioso es que, por una parte, el cine nos atiborra de situaciones totalmente ilógicas que, en la vida real, serían exageradas, absurdas e incluso risibles —he decidido deliberadamente omitir los ejemplos en los que había pensado porque la lista resultaba interminable— y no me sirve el típico comentario de que solo es cine. Por otra parte, a los cineastas de hoy parece que les resulta muy dificultoso o inapropiado tomarse la licencia, en aras de una buena comprensión, de procurar una vocalización de los actores mínimamente entendible aun en situaciones extremas.

Si no habéis reparado en ello —cosa que dudo— fijaos, en la próxima película o serie que miréis, en cuántas ocasiones no habléis captado alguna palabra que, para más inri, es importante, si no crucial.

Para terminar, mencionar un hecho puntual muy reciente y hasta cierto punto anecdótico: debido a la imposibilidad de que los actores de doblaje puedan trabajar con seguridad en estos días de alarma por el coronavirus, las series recién estrenadas en las plataformas digitales, solo están dobladas en un español latinoamericano, al que uno le cuesta acostumbrarse auditivamente. Si a ello le sumamos el efecto “susurrador”, el incordio está servido.


33 comentarios:

  1. Una entrada muy interesante, nunca creo, he leído nada sobre este tema y he de decirte que me gusta mucho el cine y que sin embargo no me gusta verlo en la pequeña pantalla, fíjate que en los dos meses de confinamiento sólo he visto dos y series ninguna.
    Suscribo todas las opiniones que viertes en tu entrada, muchas gracias por traerlas aquí.
    Un abrazo.

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    1. No habrás leído nada sobre este asunto, porque quizá soy muy quisquilloso y utilizo este blog para explayarme contra todo lo que me disgusta, y a los demás quizá no les disgusta tanto como a mí la mala dicción de algunos actores, je,je.
      Yo también prefiero las salas de cine, pero, estando en confinamiento, he tenido que contentarme con la pequeña pantalla, algo es algo. Y en cuanto a las series, pues no hay otra forma de verlas si no es así.
      Un abrazo.

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  2. A mí me encanta el cine y echo mucho de menos ir al cine. Una de mis pasiones. La verdad es que a veces el doblaje no es el más acertado. Así que hubo un tiempo que solo veía pelis y series en VOSE. Cuando veo alguna peli española donde sale, Mario Casas, que solo ha sido en dos ocasiones, madre mía! Ese muchacho necesita clases de vocalización urgentemente. Tenía que subir el volumen de la tele a lo bestia para enterarme de qué narices decía y oye, aún así, nada... no me enteraba.

    Ja, ja, ja, el efecto susurrador. Qué bueno y gran verdad.

    Gracias por esta entrada en la que estoy al 100% de acuerdo.
    Un abrazo.

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    1. A mí, la verdad, los subtítulos me molestan porque no sé leer y mirar la imagen al mismo tiempo. El texto me distrae.
      En cuanto a Mario Casas, aquí no lo he citado, con nombre y apellido, porque al pobre ya le deben pitar los oídos de tanto que he hablado mal de él en este sentido. No soporto su monotonía al hablar, la falta de entonación. Pero ahí está, en la cima. Por algo será, digo yo.
      Gracias a ti, Éowyn, por venir y dejar tu comentario.
      Un abrazo.

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  3. Por mí, que han quitado la declamación, en las escuelas de actores.
    Tienes toda la razón, además les gusta hacernos sufrir con esos susurros.
    Un abrazo.

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    1. Cierto es que el cine no es como el teatro, en el que hay que alzar la viz para ser audible ante todos los espectadores, pero sí que se debe respetar un mínimo de dicción inteligible.
      Un abrazo.

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  4. Me sucede casi todo el tiempo, luego subo el volumen, levantan la voz y aturde, lo bajo y no entiendo y así ... el cuento de nunca acabar, lo que terminé haciendo es poner subtítulos, leo y escucho y vamos tirando, pero sí, es incómodo y molesto
    Abrazo

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    1. Hola, mujer de negro. El problema que mencionas también tiene su miga. Si ya me molesta que por televisión, al llegar a la publicidad esta suba el volumen unos cuantos decibelios para luego volver al volumen "normal" una vez se reanuda el programa, que durante el visionado de una película tengamos que estar subiendo y bajando el volumen cada dos por tres, es un engorro de campeonato. Lo del sonido se lo tendrían que hacer mirar unos cuantos técnicos.
      Un abrazo.

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  5. Uffff pensé, como en tu caso, que me estaba quedando un poco sordo porque en efecto, muchas veces tengo que subir la voz del televisor,... después entran los anuncios y tengo que bajarlo inmediatamente,... y como indicas quizás no sea un problema de volumen, sino de dicción.
    Un abrazo!

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    1. No entiendo por qué durante los anuncios el volumen tiene que subir tanto. ¿Acaso creen que nos hemos dormido y así nos despiertan para que no nos perdamos las magníficas ofertas y promociones? Algún motivo debe de haber, por supuesto, porque si no no se entiende.
      Y tranquilo, no eres el único que tiene que batallar con el volumen durante una película, los malos son ellos, je,je.
      Un abrazo.

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  6. Pues tienes toda mi razón A mí las españolas, que no doblan, me ponen de los nervios, no les entiendo un pimiento. Puede que este quedándose sorda, que no lo dudo, pero es que vocalizan fatal, y el tono de algunos doblajes..para verlo

    Un abrazo

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    1. Como decia en esta entrada, una cosa es darle naturalidad a la escena, de tal moso que el actor hable como lo hace en la vida real, pero hay que tener en cuenta que lo que diga tiene que ser entendible por una gran mayoría de los espectadores. Yo les sugeriría que, antes de dar el ok definitivo a una escena, la sometieran a una prueba de comprensión por parte de algunos voluntarios con el oído sano, je,je.
      Un abrazo.

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  7. Hola Josep. Pues se agradece que sea una entrada que no tenga que ver con el virus, porque en las pocas conversaciones que podemos tener hoy día, no falta el tema. Estaremos todos en la calle cuando se pueda y seguirá esto por secula seculorum, :))).
    Sobre el tema de la dicción, creo que nos pasa a todos más o menos lo mismo, osea que no es cosa de la audición, aunque yo cuando en alguna ocasión me pasa y estoy con alguna de mis hijas y pregunto ¿qué a dicho?, me dicen: ¡Ay mama estas sorda!, con lo cual me da más rabia todavía, jajaja.
    A mi me encantan las series, pero en ellas no recuerdo que entienda mal a los actores.
    Un abrazo y buen día.

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    1. Con mi mujer discutimos quién de los dos ha perdido más la audición, ja,ja,ja.
      Pero en cuanto a lo que menciono de la mala dicción de ciertos actores o dobladores, en esto estamos de acuerdo, porque aun subiendo el volumen del televisor casi a tope, tal o cual palabra, la que ha originado la confusión, sigue siendo indescifrable. Ayer, por la tarde, cuando ya había escrito esta entrada, me puse a ver mis series favoritas actuales en Netflix, "Ozark" (norteamericana) y Merlí (catalana pero de la que existe la versión en castellano), ambas, por cierto, muy recomendables, y estuve pendiente de las ocasiones en las que no pillaba una palabra o expresión corta. No las llegué a contar pero fueron varias, y aun rebobinando y volviéndolas a escuchar con atención, me quedé en ascuas.
      Un abrazo.

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  8. Hola.
    Uffff, menudo tema.
    Mi hija tiene los estudios de arte dramático(y está con una carrera de ciencias, nos va el riesgo, jejeje)y te diré que muchos de los que triunfan tienen los estudios del enchufismo, o los seguidores en redes sociales.
    La carrera que ha hecho mi hija son 4 años, mucho trabajo, muchísimas horas, mucha formación, muchas asignaturas(y la prueba de acceso es chunga, chunga)...pero claro, eso no es guay. Ella lo hizo por afición y con realismo, además se especializó en escritura, realización y alguna otra cosa, pero hay compañeros que quieren ser actores y saben que la cosa pinta mal.

    Un ejemplo: me encanta Penélope Cruz, pero viendo su trayectoria, a la edad que empezó(con 15 años salió en el videoclip de Mecano y era novia de Nacho Cano) y que no dicen donde cursó Arte dramático, te digo yo que tiene cursos pero no la carrera. Hizo ballet y algo de jazz. A ella le fue bien pero hay muchos que no están preparados y no progresan. Salen de "canteras" tipo "Al salir de clase" o "Física o química". Y cuando la serie acaba ya no avanzan proqu eno dan mucho de sí.

    Este año, en la graduación de la escuela de arte dramático de aquí llevaron de invitado a Fran Perea, de Los Serrano y lo explicó. Él estudió arte dramático en Madrid, apuesta por la formación, y tras el éxito de la serie se dedica al teatro clásico, ha ganado muchos premios y le encanta. Lo hace porque tiene estudios, y lo hace bien. Los que salen de series así sin formación luego hacen cada churro...
    Hace tres años Nuria Espert les dio una charla y dijo lo mismo, se necesita formación. Y no abunda.

    Vaya rollo te he metido. Por no hablar de la forma en que algunos trepan.

    Muy feliz día.

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    1. Salvo honrosas excepciones, como las de esa gente brillante que demuestra tener un don especial para la interpetación ya desde my jóvenes y que han demostrado ser muy buenos actores de forma casi espontánea, la gran mayoría tienen que salir formados de una escuela de arte dramático. Hay quienes, incluso una vez iniciada la carrera cinematográfica con éxito, has decidido estudiar para perfeccionarse.
      Lo del éxito es algo tan relativo y afortunado... Ha habido jóvenes cantantes, por ejemplo, que han ganado un programa-concurso, como OT, y luego no se ha sabido nada más de ellos y tenían un gran talento, y otros que resultaron ser más bien mediocres, han acabado siendo unos triunfadores.
      Para ser un buen actor o actriz, hay que currárselo, pero luego viene lo más difícil: la oportunidad, las relaciones, el empujón, caer en gracia...
      Un abrazo, Gemma, y feliz semana.

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  9. Efectivamente, Julo David, supongo que lo mismo funciona a la inversa. Cuando uno está acostumbrado a una dicción y acento, resulta extraño oír lo mismo con otra entonación y con expresiones que no nos resultan "naturales". En las películas argentinas, por ejemplo, hasta que no he acomodado el oído a su forma de hablar, transcurre un buen rato. Y con las mexicanas todavía peor, y no solo por la dicción y acento, sino, como decía, por las palabras y expresiones que aquí nos resultan ajenas. Pero, si además, no se habla alto y claro, ya podemos decir aquello de "apaga y vámonos".
    Yo, las películas porno las prefiero en versión original y sin subtítulos, ja,ja,ja.
    Un abrazo.

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  10. En mi casa es un drama porque además mi marido tiene un ligero porcentaje de pérdida auditiva y entre eso y lo que tú comentas, el volumen está altísimo y tampoco sirve de mucho porque cuando el problema es de vocalización no hay volumen que lo remedie.
    Creo que los actores de doblaje tienen menos problema. Imagino que como no se les ve, lo que prima en ellos es la voz y la dicción a la hora de seleccionarlos, pero cuando la película está en español, como habla el propio actor y para eso importa sobre todo la cara y el cuerpo, hay verdaderas aberraciones parlantes. Y no digamos ya si los actores hablan en andaluz, mexicano, argentino, etc. Si a la falta de vocalización le añadimos las peculiaridades de la lengua y la falta de consonantes el drama está servido.
    Lo de la naturalidad no deja de ser algo engañoso. Que adopten la naturalidad en todo y al cien por cien y a ver quien aguanta el producto. Cuando me dicen que las series de profesores (la de Merlí por ejemplo) o las de médicos o policías, no reflejan la realidad de esos entornos siempre contesto lo mismo: "es que si la reflejaran y fueran reales en todo, no habría quien soportara el aburrimiento" porque no nos engañemos, los profesores no somos Merlí ni los médicos son Vilches.
    No quiero enrollarme más, aunque podría, ja ja.
    Un beso.

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    1. Los actores de doblaje tienen un gran mérito (yo los compararía con los traductores) y suelen tener una dicción perfecta, pero supongo que deben de emular al actor al que doblan y si este habla tirando a mal, a lo mejor les obligan hacer lo propio. Lo del acento lo acabo de comentar a Julio David, me cuesta un buen rato de aclimatación para que pueda adaptarme a ese nuevo "entorno dialéctico", je,je.
      Y en cuanto a lo que nos muestran en la pantalla como "natural" es para dedicarle otra entrada, de ahí que, como digo en esta, he omitido deliberadamente poner ejemplos supestas naturalidades o realidades que de real no tienen nada o muy poco. Ahora estoy viendo la serie Merlí, porque un amigo me la recomendó efusivamente. He de decir que me está gustando, pero desde el primer episodio de la primera temporada ya me percaté de que muchas cosas tendrían de real como la colonización de Marte durante la próxima década. Desde luego, ya sé que no todos los profesores son como Merlí ni que en las escuelas e institutos los profesores y profesoras se "enrollan" sobre la mesa del despacho del jefe de estudios, o en el cuartito del material escolar, je,je.
      Un beso.

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  11. Pues yo que he estado estos días con un tapón en el oído y unos zumbidos que ni te imaginas, a penas podía oir la tv y tenía que ponerla bastante alta, eso decía mi familia, menos mal que no suelo ver mucha tv, alguna película de suspense, y poco más, y es cuando llegan los anuncios no los soporto, no suelo verlos, y bajo el volumen o aprovecho para hacer otras cosas.

    En cuanto a los doblajes en algunas pelis se nota bastante que no hablan claro, no son naturales.

    Interesante el tema que expones, Josep Mª.

    Un abrazo.

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    1. Bueno, si uno sufre de hipoacusia, por el motivo que sea, la cosa se pone muy fea, ja,ja.
      Muchas gracias, María, por pasarte y dejar tu comentario.
      Un abrazo.

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  12. Me ha resultado un debate de lo más curioso y original, puesto que no es nada frecuente o incluso me atrevería a decir, que no hay indicios de que se escriba acerca de lo que calificas como efecto "susurrador" (me gusta este calificativo para definir el problema) dentro del mundo del cine y la televisión.
    Ciertamente, este molesto efecto "susurrador", de unos años para acá, se está prodigando a pasos agigantados, puesto que los nuevos actores que van incorporándose a series o películas, carecen en su formación de arte dramático, de la asignatura de Voz y Dicción, que antiguamente era obligatoria, o por lo menos la vieja escuela de actores y actrices. También si hacemos un recorrido histórico del teatro, en Roma o Grecia, por poner ejemplos, se estudiaba la elocución.
    Este nuevo siglo XXI tan rico en tecnología, está llevando a la ruina el mundo del arte y la filosofía, ya que si te fijas en los valores que predica, no son de tipo humanitario y filosófico, con lo que el hombre va camino de ser concebido como una máquina o un producto. De ahí que a esa codiciosa industria actual del cine y la TV, lo único que potencia es dar una buena imagen del "producto" y lo de menos es si vocaliza o no.
    Si te has fijado, ahora que has estado visionando tantas series y películas, la calidad artística y el mensaje, son cada vez más nímios. Digamos que muchas de esas series son de "usar y tirar", por consiguiente sus actores y actrices tampoco revelan profesionalidad, algo que en los inicios del cine y hasta que comenzó a popularizarse la televisión, aquellas películas si que eran auténticas obras de arte. Actualmente se cuentan con los dedos de una mano. Tal vez algunas series, que cuentan con mejores presupuestos, para mi gusto son la mejor alternativa a las películas de hoy en día, aunque también hay que saber elegirlas entre la marabunta de bodrios y con "actores" que no se sabe de dónde procede su preparación.

    Un beso.

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    1. Yo creo que los jóvenes de hoy huelen la fama desde muy lejos y quieren ser como sus admirados actores o actrices y/o cantantes saltándose los pasos que hay que dar hasta llegar a ser un verdadero profesional. Los concursos y los casting están mucy bien; a veces se descrubren verdaderos portentos, pero es la excepción. ¿Verdad que un médico, un arquitecto, un abogado, etc., no se pone a ejercer su profesion sin haberse previamente formado en una facultad o escuela de arquitectura? Pues igual debería ser con estas profesiones artísticas. Hay que tener una base sólida antes de lanzarse al ruedo. Los cantantes o actores "revelación" son una excepción a la regla.
      Por otra parte, si la industria cinematográfica se llama "industria", será por algo, je,je.
      Muchas gracias, Estrella, por tu valiosa aportación.
      Un beso.

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  13. Tampoco vamos a ponernos puntillosos. Qué más da "te mataré", que "te amaré". :)
    A mí me ocurre lo que dices, pero no me tomes de referencia porque un poco teniente sí que me estoy quedando. De hecho ya he aceptado una invitación a GAES, aunque no me convencieran de que me pusiera audífono.
    Como apenas veo la tele no sabía que habían vuelto los doblejes hispanoamericanos. En tiempos todas las series (Bonanza, Embrujada, etc.) eran así. Al principio te costaba entender algunas frases, pero no por el sonido sino por el vocabulario. "Me he dajado el saco en la cajuela del carro", podría ser un ejemplo.
    Conforme iba leyendo me ha venido a la memoria el gran Constantino Romero. Además de la voz, qué vocalización. No sé si allí (en Cataluña) hay alguna buena escuela de vocacalización, porque con he observado que muchas veces que me llama la atención una buena vocalización en los medios de comunicación es de una persona catalana.
    Un abrazo.

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    1. Lo de los doblajes hispanoamericanos se debe (y así lo anuncian antes de iniciarse un episodio de la serie en cuestión), a que, debido a la pandemia, no quieren poner en peligro a los actores de doblaje al español. AL parecer, las series recien salidas del horno, como las que ahora mismo estoy siguiendo en Betflix, primero son dobladas en latinoamérica y luego en España.
      Lo de "empaca la valija" era lo propio en las series de televisión de los años 60 y 70 y ya estábamos acostumbrados, je,je.
      Lo que sé es que en Barcelona se realizan más del la mitad de los doblajes al castellano de las películas que vemos en España. Hace años tuve el privilegio se visitar una empresa de rodaje y conocí al doblador de Kevin Cosner en plena faena. Es un trabajo muy laborioso y supongo que los actores de doblaje se han formado en alguna escuela.
      Un abrazo.

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  14. Saludos, Josep.

    La dicción entre los actores españoles, en general, es penosa. Así, sin paños calientes. Si a eso le sumas que la mayoría de directores son igual de penosos dirigiendo, ya van dos. Y luego está el pobre nivel de los técnicos de sonido en España (los técnicos de sonido son como las hermanas pobres del mundo audiovisual, junto con los guionistas; a ambos se los ningunea y se los mira por encima del hombro). Aquí lo que prima es que el actor o actriz de turno sea mono o mona y "enamore" a la cámara. El que no sepa actuar o carezca de dicción no es relevante. Por eso triunfan un montón de niños monos y niñas monas incapaces de transmitir algo, y mucho menos de saber contar algo. En España, además, tenemos una manía que a mí me pone de los nervios, y es que los actores no actúan sino que se limitan a memorizar un guión y soltarlo del tirón, como quien se está examinando de algo oralmente. Ahí es donde entra el trabajo del director, en trabajar con los actores; de ahí que la culpa de la mediocridad de nuestro cine la reparta entre los actores y los directores.

    Curiosamente, en España tenemos unos actores de doblaje cojonudos (yo diría que de los mejores del mundo). Raro, ¿no?

    Alguien ha nombrado a Mario Casas. El ejemplo perfecto de pésimo actor, malo de solemnidad, pero taquillero, digno heredero de Jorge Sanz (otro que parece que tenía una patrata en la boca cada vez que se ponía ante la cámara). Otros actores malos -según mi criterio, aclaro- son el hijo de Sancho Gracia, Rodolfo Sancho, y Álex González. No soporto las series españolas. Se me atragantan un poco. ¿Seré Españófobo? Bah, a estas alturas de la película poco me importa, la verdad. ; )

    Y no, no estás sordo. Los que están sordos -me temo- son los responsables de que ese tipo de películas salgan a la calle. A ésos sí que les recomendaría una visita a GAES. :P

    Un abrazo, Josep.

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    1. Efectivamente, Pedro, parece que lo que prima es la imagen y los directores y productores deben aplicar la famosa máxima de que "una imagen vale más que mil palabras" y, de este modo, guaperas y monadas saltan a la fama en un pispas, sin formación de ningún tipo. Y como las escenas de sexo son cada vez más frecuentes, tanto en películas como en series, pues tener un cuerpazo da muchos puntos.
      Hay actores de doblaje que han dado el salto a la gran y pequeña pantalla (estoy pensando en algunos, pero ahora solo me viene a la memoria Eduard Farelo), y que se han formado en el teatro pero, a falta de ofertas de trabajo, se ha dedicado al doblaje y luego han acabado actuando en un montón de películas y series televisivas.
      Y me alivia saber que no estoy solo en este via crucis auditivo, je,je.
      Un abrazo.

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  15. Gracias por la mención, Josep :)

    Yo he tocado el tema en alguna ocasión y coincido en que buena parte de los interpretes españoles tienen problemas con la dicción. Dejaremos descansar hoy al pobre Mario Casas que bastante tiene ya con lo suyo. Yo en principio descarto que este problema venga por parte del sonido. Mas bien lo achaco a la poca preparación de algunos actores. No hay nada más que comprobar que todos los actores y actrices licenciados en la RESAD (Real Escuela Superior de Arte Dramático) salen con una dicción perfecta. La cosa es que en el cine, tanto en España como Estados Unidos, prima la belleza antes que el talento. Pero la belleza no debe estar reñida con el talento. Si estos actores salidos de series de adolescentes y demás, se formaran ya no en la RESAD, sino en cualquier escuela de teatro, la dicción mejoraría muchísimo. La base para cualquier interprete es el teatro y hoy muchos van directos al cine lo que deviene en el problema que nos traes de manera muy acertada a colación. También influye otro factor: en la calle los jóvenes tampoco vocalizan.

    Un fuerte abrazo, Josep.

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    1. De nada, Miguel.
      Y sí, vamos a dejar al pobre Mario tranquilo por una vez, aunque por lo menos veo que no es que yo le tenga manía, ja,ja,ja.
      En las series sobre historias de adolescentes, me imagino que en el casting se elige a quien da la mejor imagen y tiene más desparpajo. Luego ya se verá si vale o no vale como actor o actriz. Y aunque no valga, si su imagen "vende" pues palante como los de Alicante.
      Cuando la belleza está muy por encima del talento, vamos mal. Me parece comprensible que tener un "buen aspecto" da muchos puntos, sobre todo si el papel a interpretar lo exige. Una mujer seductora o un hombre seductor, por ejemplo, no puede tener un físico desagradable, ni siquiera vulgar, esto está claro, pero muchas veces el grado de belleza no tiene nada que ver con el personaje a interpretar. Pero esta cuestión no solo se cicunscribe al ámbito del cine, sino al de lo/as presentador/as de televisión, modelos y otros profesiones que trabajan de cara al público. Pero esta ya es otra historia.
      Un fuerte abrazo.

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  16. Yo también he creído necesitar ir a un otorrino a que me hiciera una prueba de audición por las mismas causas que tú cuentas.
    A la mala dicción de algunos actores, y a la mala calidad del sonido (si algo se dice en susurros se debe entender aunque no griten) ahora se añade esa "moda" de hablar con el acento del lugar donde transcurre la acción, y ahí sí que la hemos liado pero bien. Con motivo de este confinamiento me puse a ver la segunda parte de la serie La Peste, a la mala calidad del sonido hubo que añadir que hablaban con acento andaluz cerrado que si se oye, por muy cerrado que sea, se entiende, pero si no se oye bien, como era el caso, pues... que dejé de verla.
    Hace meses me dispuse a ver la serie Narcos que se desarrolla en Colombia y que está medio hablada en español, y medio inglés, aunque más que español yo diría colombiano. La calidad del sonido esa mala, mala, y los actores o no tenían micrófono cerca o hablaban para el cuello de su camisa, el caso es que me tuve que poner la opción de versión original donde el inglés no estaba doblado pero cuando hablaban en "español" lo subtitulaban en inglés y gracias a eso conseguí enterarme. Hay que ver.
    Me encanta comprobar que las cosas que a mí me pasan le pasan a más gente, al menos a ti ;)
    Un besote.

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    1. Pues ya somos unos cuantos los afectados por esa incapacidad auditiva provocada por esos actores del tres al cuarto, je,je.
      A mí me ocurrió exactamnete igual con Narcos y con La Peste. La mitad de la palabras se las llevaba el viento, pero en ambos casos aguanté hasta el final.
      Aunque una serie, o unas escenas, se desarrollen en Andalucía y, por lo tanto, los protagonistas locales tengan acento andaluz (lo raro e irreal sería que tuvieran una dicción académica intachable, propia del castellano viejo), podrían procurar que fuera inteligible, a no ser que el personaje en cuestión sea un palurdo o perteneciente a una clase social barriobajera. La serie Fariña, por ejemplo, se desarrolla en Galicia, muchos de los actores (empezando por el protagonista principal) son gallegos, se les nota el acento, lo que da más realismo, pero se entienden a la perfección. En la película Adiós, con Mario Casas a la cabeza, que tiene lugar en un barrio muy conflictivo de Sevilla (las 3000 viviendas), los personajes hablan con un acento andaluz muy cerrado, propio de su condición sociocultural, y que, en ocasiones resulta difícil captar algunas palabras, pero, por si eso no fuera suficiente, entonces sale nuestro Mario, impostando un acento andaluz macarrónico y ya la hemos liado. Si ya no sabe vocalizar en castellano... En más de una ocasión, tuve que rebobinar varias veces una escena especialmnete importante para entender qué coño había dicho.
      Un beso.

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  17. No sé si es que eso no pasa con los dobladores de acá, que pienso que hacen un muy buen trabajo, o si no me he dado cuenta de ello. Pero sí es demasiado molesto quedarse a medias con la información de un diálogo porque no se le entiende al actor lo que dice. Me ha pasado recientemente ahora que volví a ver Noviembre, el discurso final de Alfredo es muy bueno, pero sólo se alcanza a distinguir una parte, o no sé si esto me ha pasado por no comprender del todo su habla.
    Abrazos amigo.

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    1. Por lo visto y leído, este problema ya alcanza dimensiones universales, ja,ja,ja.
      Desde que escribí esta entrada, todavía me fijo más en este detalle y no hay película o episodio de una serie en la que no aparezca un "agujero negro" durante algún diálogo, je,je.
      Un abrazo.

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