La figura del lobo pocas veces
es amable. En el imaginario infantil siempre aparece como el malo de la
historia. El lobo feroz. Si preguntáramos a Caperucita, no quiero pensar lo que
nos diría. O Pedro, el niño mentiroso, a quien ese animal fue el motivo de su
desgracia ante la impasividad de los aldeanos.
El lobo, o Canis lupus,
es un carnívoro depredador del que huyen los humanos con solo oír su nombre.
Habita desde tiempo inmemorial nuestro continente y en los bosques y montañas de
gran parte de la península ibérica tiene su morada. La opinión mayoritaria
contra esta especie animal anida entre los ganaderos, quienes le imputan unas
enormes pérdidas económicas. Pero no todas las CCAA lo tratan del mismo modo.
Cada año, las CCAA con
presencia del lobo autorizan matar a más de 200 ejemplares —sin contar la caza
furtiva—, y las licencias se han multiplicado por cinco en los últimos veinte
años, estimándose una población de lobos en unos dos mil ejemplares.
El lobo está considerado como
el enemigo público número uno, pudiéndose hablar de “xenofobia ambiental”,
según Jorge Echegaray[i], estudioso del tema. Las
cifras, en cambio, no apoyan el odio a ese gran depredador, pues sus ataques
afectan a menos del 1% de la ganadería, según datos de Ecologistas en Acción.
Aun así, las asociaciones
agrarias, en su lucha contra el lobo, tienen, curiosamente, de su lado al
Ministerio de Medio Ambiente, habiendo este impulsado una petición a la CE para
eliminar la protección cinegética de este animal, manifestando así su
compromiso “en la lucha contra el lobo”.
Al sur del río Duero, el lobo
ibérico está estrictamente protegido por la directiva comunitaria Hábitat y la
ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad. En cambio, en su parte norte,
concretamente en Castilla y León, Galicia, Cantabria, País Vasco, la Rioja y
Asturias se puede abatir mediante la caza deportiva o los llamados controles
selectivos.
Desde que se introdujo esta
medida, algunos expertos han mostrado una gran preocupación. Varios
investigadores, incluyendo al anteriormente mencionado Echegaray, publicaron en
2008 un artículo en el que aseguraban que la caza excesiva del lobo podría
llevar a su extinción.
Lo realmente preocupante,
diría yo, es la falta de transparencia, pues ninguna de esas CCAA reconoce cuántos
ejemplares de lobo se matan cada año. Según Ecologistas en Acción, la mitad de
los lobos cazados lo son de forma ilegal, pues matar un lobo resulta impune. Y
esta permisividad está disparando el número de furtivos.
Curiosamente, en las zonas
donde están acostumbrados a este depredador, algunos ganaderos, como Alberto
Fernández[ii], aseguran que el lobo no
es una amenaza para el sector. Este ganadero añade que con la ayuda de varios
mastines nunca ha perdido una sola oveja por el ataque del lobo. Otro aspecto a
favor de este animal es el del turismo, como el de la sierra de la Culebra, donde
se estima que hay unos setenta lobos. De este modo, el turismo procedente de
España y de Europa aportó por este concepto unos 600.000 euros de beneficios
frente a los 36.000 que dejaron los trofeos de caza. «El lobo vivo vale más que
el lobo muerto»
afirman los ecologistas.
Los que me seguís con
asiduidad, ya conocéis mi opinión sobre la caza (La caza: deporte, necesidad o
salvajada; 07/04/2019) y la relativa importancia que le doy a la rentabilidad
económica si la actividad que la produce no está, en mi opinión, debidamente
justificada. Así pues, al margen de las pérdidas o ganancias producidas por las
actividades a favor o en contra del lobo, mi reflexión pretende ir un poco más
allá.
El hombre ha convivido con los
animales “salvajes” durante milenios y ha sabido protegerse de ellos. La caza
solo era un medio para proveerse de alimento y la matanza solo era una forma de
protección. Solo si un oso atacaba a un hombre, este lo abatía en defensa
propia. Pero todos sabemos que el lobo —al igual que el oso— no suele atacar al
hombre, pero sí a los animales que están en su cadena alimentaria. Por ello,
las víctimas por ataque del lobo son especies ovinas y bovinas en su gran
mayoría.
¿Qué hacían los pastores
antaño que no fuera organizar batidas de caza? ¿Cómo se protegían y protegían a
su rebaño de las garras del lobo? Yo me pregunto si, una vez más, no recurrimos
a métodos excesivamente radicales, por la comodidad que de ellos se deriva, en
lugar de utilizar los tradicionales, como sería ahuyentar y disuadir a estos
depredadores, para que recurran a otra fuente alimenticia, a otras presas
naturales, dejando que, de este modo, la naturaleza haga su parte.
[i]
Consultor independiente para ONG conservacionistas; echagarayjorge@gmail,com
[ii]
Propietario de la ganadería Aldalza de Sta. Colomba de Sanabria (Zamora)
El lobo es un animal por el que siempre he sentido una debilidad especial. Me gusta muchísimo . Pensé que era una especie protegida en todo el territorio español, y saber que se están cazando ejemplares de esta especie me parte el alma. No hace mucho pude ir a una reserva cerca de donde vivo en la que había varias parejas de lobos en semilibertad. Los tenían allí para protegerlos y para que fueran naciendo más. Los ví en su hábitat natural y eran preciosos. ¿Cómo se puede matar a sangre fría a un animal así? Además , si cómo dices no son una amenaza para la ganadería ¿ que fin tiene el hacerlo? No sé, Josep, me da mucha pena todo esto. Amo mucho a los animales. Un abrazo.
ResponderEliminarYo creo que el hombre moderno vive de espaldas a la naturaleza y no sabe convivir con la flora y la fauna que la habita. Siempre han habido "encontronazos" con algunos depredadores que se han resuelto sin necesidad de recurrir a otorgar permisos para su caza, lo cual puede llevar a su extinción. Hay que buscar formas más "naturales" y menos extremistas. A fin de cuentas somos nosotros quienes hemos invadido su territorio, de forma que no es extraño que se acerquen al que ahora es el nuestro. Véase, si no, el caso de los cada vez más presentes jabalíes en zonas urbanas.
EliminarUn abrazo.
Era uno de los animales favoritos de Félix Rodríguez de la Fuente, que tanto educó a España en el respeto a los animales.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues sí, recuerdo esos documentales que tanto me gustaban. Félix Rodríguez de la Fuente fue un gran divulgador naturalista y demostró cómo el hombre y el lobo podían convivir pacíficamente siempre que respetemos su hábitat. El lobo huye de la presencia humana y solo puede ser agresivo si se siente atacado.
EliminarUn abrazo.
Creo que ya hemos hablado de este tema, aunque fuese de refilón pues se refería a la cazas. También en aquel momento se confrontaban aspectos a favor y en contra de la caza y la realidad era que la balanza se desequilibraba a uno u otro lado. Entiendo que no es necesario reabrir aquel debate ya que la caza del lobo comparte aspectos comunes con la caza en general pero tiene sus importantes sesgos diferenciadores. POr mi parte, si me lo permites, no quiero terciar en esta polémica,... soy biólogo y amo el medio natural, pero no olvidéis que el miedo al lobo es algo metido en el ADN en muchos medios rurales. Voy a dejar un enlace de un blog de un "joven" profesor de 97 años de edad (mi tío Juan) que en 2017 escribió una entrada sobre este tema. Quizás ayude a entender también el punto de vista de quieres vivieron de primera mano el problema:
ResponderEliminarhttps://todopasatodofluye.blogspot.com/search/label/El%20lobo
Un abrazo!
No sé cómo, pero mi respuesta ha ido a parar tres apartado más abajo. Siento este invonveniente.
EliminarUn cordial saludo.
Un buen tema para polemizar en el cual no voy a entrar porque solamente conozco de buena mano los apuros que pasaban los pastores individuales de las aldeas de Sanabria, como de todas las aldeas de España supongo, como sufrían los ataques a sus pequeños rebaños destrozando las escasas economías con las que subsistían.
ResponderEliminarLa caza furtiva ya es harina de otro costal, y si metemos a los que son defensores a ultranza de los animales, cómodamente desde sus casas en las ciudades que no hay peligros de este tipo, ya los quisiera ver yo delante de un depredador, jajaja.
Ese señor que nombras de Santa Colomba, no le conozco, pero seguro que es un gran ganadero que no va nunca a pastorear. Se lo preguntaré a un familiar mío que ella es una joven pastora, y adora a los animales y defiende lo que tiene que defender.
Un abrazo Josep.
Los tiempos cambian, Elda, y el pastoreo en alta montaña, que hacía que los pastores pasaran meses viviendo en un refugio, casi a la intemperie, y solo bajaran al pueblo de vez en cuando, ya se ha acabado. Ciertamente, todavía hay rebaños de ovejas por esos mundos de Dios, pero la tendencia (aparte de ser más rentable) es la de concentrar el ganado, ya sea ovino o bovino, en granjas donde, además, está mucho más protegido. Yo soy partidario de que los animales pasten en libertad y no enclaustrados en pequeños recintos, pero por la noche tienen que estar a buen recaudo. El pastoreo creo que solo seguirá, al estilo de antaño, en pequeñas poblaciones.
EliminarEntiendo perfectamente que haya quien no quiera ver al lobo ni en pintura, pero ¿quién estaba antes, el lobo o el hombre? Si el hombre ha sabido protegerse de las fuerzas de la naturaleza, y aun así sufre sus consecuencias desastrosas, no puedo creer que no sepa protegerse de una manada de lobos de otra forma que no sea eliminándolos.
Ciertamente, desde el sofá se ven las cosas de otro modo. Yo nunca he tenido que vérmelas con el lobo, pero tampoco he ido a la guerra y sé que no es bueno matar a un hombre, aunque sea tu enemigo.
Un abrazo.
Siempre he pensado que la inquina contra el lobo proviene más bien de mitos ancestrales que de un perjuicio real. El lobo es un depredador fundamental en las cadenas tróficas de las que forma parte. Su disminución desemboca en un excesivo aumento de poblaciones de los herbívoros de los que se alimenta que pueden atacar los cultivos humanos pasando los daños del ganadero al agricultor y en un desequilibrio peligroso para el ecosistema. Serían necesarias buenas compensaciones a los ganaderos por los animales atacados por lobos, que tampoco creo que sean tantos, controlar la caza de especies de las que el lobo se alimenta para que no se vea obligado a atacar animales de ganadería y luchar con información contra esa leyenda negra que acompaña al animal, aunque creo que con buenas subvenciones pagadas a tiempo, la leyenda decaería mucho.
ResponderEliminarUn beso.
Casi siempre que el hombre ha metido mano en un ecosistema la cosa ha acabado mal. La historia de la plaga de conejos en Australia es un claro ejemplo de mala gestión de la fauna por parte del ser humano, por no hablar de la introducción (voluntaria y accidental) de especies invasoras que causan graves daños en un ecosistema.
EliminarSiempre he creído que esa mala gestión es fruto de la ignorancia, por ello habría que dejar el tema en manos de expertos y no de la "sabiduría popular".
Un beso.
Empezaré por el final. He leído la entrada de tu tío Juan y me ha gustado mucho, pues refleja fielmente el miedo cerval que atenazaba a los lugareños y a los pastores, un miedo que ha dado lugar a mútliples historias, muchas de ellas ciertas y otras simples leyendas convertidas en cuentos para niños. Lógicamente, quien sufre o ha sufrido los daños por ataques del lobo desea eliminarlo de su entorno. Si así lo hicieran todos los hombres que se sienten amenazados por un depredador, deberíamos acabar con muchas especies a lo largo y ancho de este mundo. En nuestro país, podríamos también acabar con el zorro.
ResponderEliminarYo creo que, como en tantos otros problemas a los que el hombre se enfrenta, solo la imaginación puede ofrecer verdaderas soluciones. Sin ir más lejos y solo por poner un ejemplo, si en lugar de un cierre de piedra, hubieran optado por un establo cerrado a cal y canto, los pastores orensanos no habrian sufrido esa terrible y sangrienta pérdida.
Como biólogo y ecologista (en mis años mozos fui un activista antinuclear, je,je) pienso que en lugar de atacar la reserva animal y vegetal de nuestro planeta deberíamos saber respetar a los seres vivos que lo pueblan. Desde tiempo inmemorial, el hombre ha usado a los animales como fuente de alimento, de pieles, de trofeos, de "mano de obra" de tiro y labranza, de divertimento (circo, toros, etc.), algo que, situándonos en la época en que eso tenía lugar, puede paracer totalmente justificado, pero que en la epoca actual ya no. Creo que ha llegado el momento de agradecer todo lo que los animales han hecho obligatoriamente por nosotros para dejarlos vivir en paz.
Muchas gracias, compañero y colega, por haber dejado tu comentario.
Un abrazo.
Mi familia paterna es del norte de Burgos, allí el lobo es considerado animal 'non grato', especialmente entre los que tienen ovejas. Mi abuelo era agricultor pero sí que tenía unas pocas ovejas para uso familiar (leche, queso y cordero lechal), el pastor se encargaba de llevarse todas las ovejas del pueblo al monte durante varios días y recuerdo a mi abuelo contar que en ocasiones se bajaba antes de tiempo porque había visto "al lobo". Pongo entre comillas "el lobo" porque siempre se refería a esa especie como si solo fuera un ejemplar, pero el caso es que podía haber más de uno. También recuerdo que cuando el ganado se veía amenazado, los propios pobladores del pueblo hacían batidas (nada de cazar por deporte, ni mucho menos) y nunca desaparecieron totalmente pues todos los años volvían a merodear. No sé si llevaban un control de los que mataban, me da que no. Lo que sí sé, porque me lo contaba mi abuelo, es que aquellas batidas eran muy pesadas y conllevaban perder un tiempo precioso para laborar las tierras, o lo que es lo mismo: mientras cazo, no aro.
ResponderEliminarAhora la cosa está más estudiada, pero no tengo claro si realmente funciona. Es verdad que el lobo no ataca a las personas, pero que te maten a una oveja o a una vaca puede suponer un grave perjuicio económico a quien la tiene. Se supone que las CCAA se encargan de pagarlo, pero ya te digo yo que, cuando lo hacen, es tarde y mal. También es cierto que atacan muy de tarde en tarde, pero a quien le toque la china, es decir, a quien le mate un animal, le ha hecho la Pascua. Es cierto, que a esto se agarran los que les gusta cazar por ¿deporte? (deporte y caza son dos palabras que no entiendo juntas).
Siento hacer de abogado del diablo, aunque creo que tú y yo, en realidad pensamos muy parecido.
Un besote.
P.D. Mi padre le tenía una manía espantosa a Félix Rodríguez de la Fuente (y eso que era paisano suyo) por su defensa a ultranza del lobo.
Este es un tema que, como el de la caza en general, que ya traté, el de los toros, el circo con aimales y un largo etcétera de asuntos que podrían calificarse de "tradicionales", genera mucho debate y, por lo tanto, opiniones encontradas. Cada uno defiende lo suyo desde su punto de vista y cuando está de por medio el asunto económico ya ni te digo. Entiendo que quien ve mermado su rebaño quiera hacer desaparecer al causante de ese problema, pero yo me pregunto, y lo cito en mi entrada, si no habrá otra solución menos dramática, para el animal y para el medio, que no sea matar. Desde luego es la solución más definitiva, pero no siempre las soluciones drásticas son las mejores. Podría extenderme más diciendo aquello de que el fin no justifica los medios, que deberíamos reconvertir algunos sectores económicos haciéndolos más productivos y más seguros, y bla, bla, bla, pero aun así mo nos pondríamos totalmente de acuerdo. Quizá mi animalismo sea excesivo, no lo sé, pero siempre he pensado que hay que dejar que la naturaleza haga su función. El hombre solo debe aprovecharse de ella de forma útil e inteligente, sin excesos, y ahora que estamos en pleno siglo XXI seguro que hay métodos para lograr una conviuvencia pacífica entre las distintas especies que viven (algunsas simplemete sobreviven) en nuestro planeta antes de que este se vaya al carajo, je,je.
EliminarUn beso, Paloma.
Hay tal prejuicio en calificar al lobo de «enemigo», que el hecho de cazarlos, nos hace sentir orgullosos de matarlo por el placer de matar a un animal que lógicamente intenta sobrevivir, pues a menudo se le aparta de su hábitat natural, donde consigue su alimento y por consiguiente, se le obliga a devorar hambriento a sus presas y este hecho es lo que juzgamos como «salvaje»
ResponderEliminarSi observamos, por ejemplo a un águila comiéndose a un conejo, pues no pensamos que haya que matar al ave, lo comprendemos porque es su forma de alimentarse, pero con el lobo seguimos viéndolo como el famoso lobo de «Caperucita». Es lamentable hasta qué punto seguimos influenciados por ese inconsciente colectivo.
Hay otras maneras de evitar que los lobos se coman los ganados o ataquen a las ovejas, vacas y demás, porque si les obligamos a pasar hambre, es lógico que intenten sobrevivir.
En cuanto al tema de los cazadores y la caza deportiva, no tengo palabras para despreciar semejante «actividad reglamentada, normalmente de carácter competitivo...». Ya se podían dedicar a cazar palomas, tórtolas o gaviotas, que destruyen los mejores obras arquitectónicas, además de transmitirnos muchas enfermedades a través de sus copiosos excrementos.
Un abrazo fuerte.
Solo sobrevive el animal que mejor se adapta al medio ambiente y en eso el hombre juega con mucha ventaja, pues domina ese medio a su antojo. Si quiere plantar maíz no duda en quemar la selva amazónica, si quiere hacer llegar agua a un determinado lugar no duda en desviar el curso de un río, sin pensar en las consecuencias a largo plazo.
EliminarLos pastores y ganaderos de antaño tenían que vérselas con cualquier depredador que intentara atacar a su rebaño, pero aquel solo ataca a los animales que están desprotegidos. Solo que haya algo o alguien que lo ahuyente, desaparece y va tras otra presa más fácil. El pastor solitario que anda por los montes ya casi no se ve, diría yo. Los pastores modernos ya no son como antes; en pirmwr lugar, ahora son los propietarios del rebaño y ya no van de pueblo en pueblo, llevando una vida itinerante en el monte cuidando del ganado ajeno. Ahora, además del pèrro pastor, el típico border collie, y algún que otro mastín, disponen de teléfono móvil y algunos hasta de un Land Rover, de modo que siempre están controlables y, si eso no fuera suficiente, un disparo de escopeta ahuyenta hasta al más valiente, je,je.
Muchas gracias, Estrella, por tu aportación.
Un abrazo.
El lobo ibérico es una animal a proteger, no a temer. Es desde luego un animal que además de sus valores únicos como especie cumple con la función que la otorgado la Naturaleza. Las batidas salvajes que se siguen haciendo son indiscriminadas, ilegales o sobre todo ilícitas. Y la caza deportiva, criminal.
ResponderEliminarMuy buen texto Josep, entre todos podemos crear conciencia.
Un abrazo.
El hombre, cuando ve amenazado su territorio lo defiende más violentamente de como lo haría un animal salvaje. Aun a costa de parecer extremista, lo que hace el hombre con muchas especies, al desproveerlas de su hábitat, sería comparable a la exterminación de los indios americanos por el hombre blanco. Ellos eran los verdaderos norteamericanos y el colono blanco los echó de sus tierras para asentarse en ellas y si algún piel roja se atrevía a cruzar el límite era liquidado sin piedad. ¿No habría sido más civilizado convivir pacíficamente con quienes habían poblado ese continente antes que ellos?
EliminarYa sé que las comparaciones pueden ser odiosas, pero yo lo veo así. El hombre será más inteligente que los animales, pero es más mortífero que ellos.
Un abrazo.
Tengo entendido que si el lobo ataca al ganado es porque en su medio ambiente no hay animales que cazar, ya que el hombre se divierte cazando esas presas que son su alimento.
ResponderEliminarYo no puedo hablar de este tema porque me da pena el animal por mucho que sea feroz, puedo entender a los ganaderos si ven que su ganado es atacado por el lobo, pero seguro que hay otros medios para que el lobo no baje a buscar su ganado.La lucha contra el lobo ya viene de antiguo por eso hay que buscar medios para solucionar este tema sin tener que matar al animal.
Un abrazo Josep
Puri
El instinto de supervivencia, algo innato en todos los seres vivos, hace que el individuo busque su sustento allá donde esté. Los animales no son selectivos, buscan lo más fácil de cazar. Si tienen a mano (o a boca) un animal del que alimentarse, no se alejarán de su territorio, de su zona de confort, para buscar otra presa. Pero cuando su fuente de alimentacion escasea, no tiene más remedio que aventurarse y penetrar en territorio enemigo, como es el del hombre. Lo que debe hacer este es proteger de la mejor manera posible a su ganado, como todos hacemos con nuestras propiedades.
EliminarUn abrazo, Dulcinea.
Hay que dejar que la naturaleza siga su curso. El lobo dicen que es un depredador, pero creo que tengo claro que el lobo solo ataca para alimentarse. No mata por matar. Quizás es que el en monte no queden animales para poder alimentar al lobo y ellos baje a tomar su presa. O es que se sube demasiado arriba a las reses y habitan el habitad del lobo. No se yo mucho de este tema, solo se que no me guste que se maten animales. Un abrazo.
ResponderEliminarLa naturaleza es sabia, y sabe responder a casi todo, menos a las agresiones furibundas del hombre. El ser humano sí que es un peligro para la naturaleza y no los animales, por salvajes que sean.
EliminarSi el hombre se acerca demasiado al hábitat habitual del oso o del lobo, no resultará extraño que estos cranívoros, a su vez, se acerquen a las propiedades de aquel.
Un abrazo.
Creo que cuando se trata de poner excusas para poder realizar algo indebido o inmoral siempre sobran aparentemente para ellos, buenas razones. Creo que al lobo le ha pasado como a Pedro y su fama lo precede.
ResponderEliminarInteresante como siempre Josep.
Abrazos.
Es algo propio del ser humano: hacer lo que considera atractivo, rentable o necesario, sin contar con las consecuencias, y luego, cuando aparecen los problemas que él mismo ha originado, dar la culpa al más inocente.
EliminarAl lobo también se le podría aplicar el refrán que dice: por un perro que maté, me llaman mata-perros.
Un abrazo, amigo.
Aunque no me gustan mucho los animales veo desproporcionado la manera que tienen de aniquilarlos, sobretodo los cazadores furtivos. Muy interesante tu entrada Josep.
ResponderEliminarUna abraçada.
Pues, por lo menos eres ecuánime. A mí me gustan los animales en general, como seres vivientes que son y que pueblan nuestro planeta con el mismo derecho que nosotros, aunque hay algunas especies que no me resultan muy "amigables", je,je. Pero, aun así, no deseo su maltrato ni su extinción, todo lo contrario.
EliminarUn abrazo, Conchi.
Hola Josep Mª no sabía bien si coger el manillar, el volante o irme a volandas con el lobo. Si lo he preferido a él. Un animal libre es naturaleza, es equilibrio en su ecosistema, y más siendo un depredador. Me da rabia pensar en que el hombre tenga que matar por puro placer, porque es pagar por la muerte, por una suelta de estrógenos porque si no le revienta los huevos. Osti, lo siento que hable así, lo hago con la libertad de que opinas como yo. Y no es solo el lobo, son las cabras monteses, las perdices (por cierto, ayer vi 9 correteando por los pinares, una imagen que no sabría describir, tal vez sí, si, VIDA) los conejos, los jabalíes. Y así un largo etc, sin contar con los casos de maltrato animal con peleas acordadas hasta la muerte. ¿Depredación? no, Abuso de poder con carabina, cobardía en el fondo...ya me gustaría ver todos esos cazadores a un cuerpo a cuerpo con el lobo. Un abrazo compañero.
ResponderEliminarParece como si la caza y el sacrificio de animales libres se lleve en el ADN de los cazadores, que sea algo que se hereda, aunque también hay personas que nacen con ese instinto. Esos niños que matan a pedradas un gato o un pájaro tienen muchas probabilidades de que el día de mañama sean unos maltratadores de animales y no sientan ningún escrúpolo a la hora de asestarles un golpe o un tiro mortal.
EliminarLa caza como medio de alimentación hace mucho de dejó de ser una necesidad para el hombre. Ahora se ha convertido en una diversión. Solo con la concienciaciós (y por lo tanto, cultura) podremos erradicar esa costumbre secular. Pero hay muchos intereses en contra, como en la tauromaquia.
Del mismo modo que hemos avanzado en muchísimas cosas (ciencia, tecnología, etc.) no veo como el hombre moderno no sea capaz de concebir un sistema eficaz y justo para protegerse de los posibles daños perpetrados por un depredador como el lobo.
Un abrazo, Eme.
De este tema sé poco o nada, así que en esa misma medida puedo aportar algo a tu reflexión, Josep. Supongo que todo depende del punto de vista de quien hable, y así también se "maquillarán" las cifras. Si yo fuera pastor y temiera por mi rebaño, o simplemente por mi vida o la de mis hijos, supongo que estaría a favor de la caza de estos hermmosos animales. Si fuera una ecologista comprometida con el tema, creo que trataría de encontrar otras soluciones. Lo que sí creo es que cuando un animal salvaje da problemas, del tipo que sea y a quien sea, ahuyentarlo para que se desplace, puede ser también desplazar el problema a otros.
ResponderEliminarYa digo que no entiendo del tema, pero aún así ha sido muy instructivo leerte.
¡Un abrazo, compañero!
Me alegro que, por lo menos, la lectura de esta entrada te haya hecho recapacitar sobre este tema un tanto peliagudo, lo reconozco. Es habitual que la gente se posicione ante un problema en función de sus intereses personales. Ante esa situación, la solución debe tomarla un tercero que, siendo conocedor de la problemática y del medio ambiente, distinga entre lo interesante y lo necesario.
EliminarMuchas gracias, Julia, por pasarte y dejar tu comentario.
Un abrazo.
Hola, Josep Maria.
ResponderEliminarDonde vivo se estila mucho la caza del jabalí. Estoy en contra, no hay más que ver que dos de mis tres perros son o eran destinados para la caza, así que no puedo promover, ni entenderlo, mucho menos dar una opinión positiva. Menos si cabe entenderlo como un deporte. Uno de ellos como dirían ‘no servía’ para su fin, así que lo acogí con nueve meses, ahora está totalmente cambiado, pero cuando vino a parar a mi casa tenía comportamientos imprevistos y agresivos. Así que como digo, no puedo estar a favor. La verdad que pensaba que como muchos otros animales, éste, el lobo, estaba protegido.
El problema que puedo entender es la caza furtiva, pero contra eso, ¿podemos hacer alguna cosa?
Muy buena entrada.
Un beso, y feliz semana.
Hola, Irene,
EliminarHombres y animales deberían vivir en armonía y, además, no deberíamos utilizarlos ni adiestrarlos para matar. Ellos solos ya llevan en su código genético el instinto de supervivencia. La mano del hombre solo logra perturbar el equilibrio natural de las cosas. Si una especie es dañina para el hombre, debemos preguntarnos si, para protegernos de ella, es mejor aniquilarla o buscar otros medios de protección. Si el hombre es un animal inteligente, tiene que comportarse como tal.
Muchas gracias, compañera, por tus palabras.
Un beso.
Un escrito bueno lleno de sabor
ResponderEliminarEl de tus letras
abrazo desde Miami y
feliz diciembre
Muchas gracias por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Hola Josep Ma,
ResponderEliminarComo siempre propones temas que nos hacen reflexionar.
Escucho lobos y recuerdo a Felix Rodriguez de la Fuente que en mi niñez me hizo aprender sobre estos animales y a respetarlos. Aunque ahora la figura de este hombre tampoco parece estar exempta de críticas a mí me gustaban sus reportajes y creo que era un defensor de la naturaleza y de los animales.
Creo que al lobo le han hecho mucho daño leyendas y películas, y que esa mala fama de algún lugar le viene o no, lo que sí es cierto es que actualmente apenas se escucha hablar del lobo atacando ganados y sí en cambio el oso que se está reintroduciendo en el Pirineo y de tanto en tanto se tiene que indemnizar a ganaderos por los destrozos que hacen, son animales que necesitan espacio y ahora hay humanos por todas partes.
No conozco mucho el tema pero entiendo el disgusto del que le toca y a este poco le importa si ha sido uno o quinientos.
Me gustaría pensar que sí se tienen en cuenta en las medidas que toman las CCAA los equilibrios en los hábitats naturales y que no se caza a este animal solo por intereses extraños.
Un beso y gracias por la interesante entrada
Hola, Conxita,
EliminarTodos los fenómenos naturales producen daños al hombre y este no tiene más remedio que soportarlos y buscar fórmulas para que, en la próxima ocasión, esos daños sean nulos o escasos. Del mismo modo, yo creo que las incursiones de lobos y osos en terrenos habitados por el hombre pueden ser minimizadas buscando soluciones que no pasen por matar a estos animales. Si queremos protegernos de los ladrones, ponemos alarmas y rejas, no los esperamos con una escopeta en la mano, a no ser que estemos en los EEUU, claro.
Un beso.