martes, 17 de abril de 2018

Los hombres-niño




Hoy traigo un tema que no es conflictivo ni creo que pueda herir susceptibilidades, a menos que alguien se vea reflejado o se sienta aludido, cosa que dudo. Digamos que es una simple reflexión sobre lo que considero un curioso, por no llamarlo extraño e impropio, comportamiento de algunos fanáticos del fútbol.

Hay un antiguo dicho inglés que dice así: “El fútbol es un juego de caballeros jugado por villanos y el rugby es un juego de villanos jugado por caballeros”. Sería como decir que en el deporte las apariencias también engañan.

Esta entrada no va sobre la violencia en el fútbol, sobre los hinchas energúmenos, los supporters descontrolados o hooligans ─los auténticos villanos─, cuyo comportamiento degenera en una lamentable agresividad fuera del campo, que muchas veces esconde una rivalidad extradeportiva y que raya el límite de la delincuencia. No, mi comentario de hoy va de algo mucho más simple pero no por ello menos inquietante desde mi punto de vista.

Que a los críos les encanta las pelotas es algo tan obvio como que la tierra no es plana. Es divertido jugar con una pelota. Siempre ha sido así. Y como todos sabemos que el fútbol es el deporte rey, desde que tengo uso de razón, este ha sido y sigue siendo un juego apasionante para la mayoría de los españoles, mayores y pequeños.

Lo que, a mi juicio, resulta digno de estudio es el hecho de que, llegada la edad adulta, muchos hombres ─no recuerdo haberlo visto en mujeres, aunque todo se andará─ sigan mostrando un comportamiento pueril en torno al fútbol. De ahí que los haya bautizado como “hombres-niño”.

Debo reconocer que no soy muy aficionado al fútbol, solo me interesa de forma muy ocasional. Tampoco soy aficionado a ningún deporte (un poco rarito sí que debo ser, tendré que hacérmelo mirar, aunque me temo que ya he llegado tarde). Aun así, comprendo perfectamente y empatizo con quienes sí lo son y entiendo la alegría o la decepción ante el triunfo o la derrota de su equipo, y ya no digamos cuando está en juego ganar o perder un campeonato. Pero muy distinto es ver gritar como un histérico o llorar como un niño a un adulto ante una jugada excelente o, por el contrario, controvertida, o ante un resultado favorable o adverso.

Y ahora viene el momento de poner un par de ejemplos (no son muchos, pero sí bastante elocuentes) para abandonar el terreno de la elucubración. Seguramente hay muchos más pero solo he sido testigo de estos dos, será porque no soy un seguidor de los programas deportivos.  Por mucho que se diga que una flor no hace primavera, estoy convencido de que estamos ante un hecho bastante frecuente. Si he elegido estos dos casos ha sido por su notoriedad y no movido por ninguna animadversión hacia ellos ni hacia los equipos de los que son seguidores. Quien los conozca podrá juzgar por sí mismo. Y quien no, tendrá que fiarse de mi palabra.

El primer protagonista de esa conducta “peculiar” es Tomás Roncero, 52 años, periodista deportivo y redactor jefe del diario AS, cuya actitud es más propia de un niño de corta edad, tirándose de los pelos, revolcándose por el suelo, poniendo a prueba sus cuerdas vocales, llorando de alegría, besando la pantalla de plasma de un televisor, gesticulando y braceando histéricamente como signo de emoción ante una proeza de su ídolo o equipo, o bien de protesta ante una supuesta injusticia arbitral en su contra.

Al principio pensé que solo se trataba de hacer comedia, una puesta en escena para encender los ánimos de sus oponentes o enardecer los de sus partidarios. Pero su última y reciente escenificación, llorando a lágrima viva tras el gol de Cristiano Ronaldo que clasificó al Real Madrid para las semifinales de la Champions League, corroboró el realismo de su conducta.

Y como en todas partes, y países, cuecen habas, también he podido observar idéntico comportamiento ante las cámaras al segundo protagonista de este relato, Tiziano Crudeli, 74 años, presentador y periodista deportivo italiano, a quien, viendo sus colosales y antinaturales explosiones de cólera ante un gol marcado a su amado Inter de Milán o de júbilo viéndole ganar un partido, he llegado a temer que le diera un ataque al corazón en pleno estudio de televisión.

¿Es normal que una persona adulta y con un mínimo de luces se comporte de esta manera ante algo que, por muy apasionante que resulte, no es más que un juego? ¿Tan trascendental es para la vida de una persona, por muy periodista deportivo que sea, que su equipo gane o pierda un partido, aun siendo una competición europea o mundial, como para armar tal revuelo? ¿Tan importante es el fútbol para que desate estas pasiones descontroladas? ¿Por qué no ocurre lo mismo en otros deportes como el balonmano, el balonvolea, el waterpolo o el tenis? Aunque el elemento común de estos juegos sea una pelota, supongo que no es esta la culpable de esos arrebatos desmedidos, sino el juego en sí. ¿Qué tiene, pues, el fútbol que convierte a un hombre en niño o, peor aún, en un energúmeno?

Cuando uno participa como espectador en un determinado juego deportivo es lógico dejarse llevar por el apasionamiento, pero jamás se deberían perder los modales. Si esas reacciones irracionales a las que he aludido tuvieran lugar en personas con un bajo nivel de civismo y educación, sería hasta cierto punto entendible, aunque no por ello justificable. Lo que ya no me resulta comprensible es que este comportamiento infantiloide se de en personas con un supuesto nivel cultural aceptable.

Los hombres-lobo son un mito, pero los hombres-niño parece que son una realidad. ¿Conocéis personalmente a alguno? ¿Acaso sois uno de ellos?


34 comentarios:

  1. A mí sí me gusta el fútbol, soy de un equipo (el Zaragoza, actualmente en segunda división) y me importa que gane o pierda, pero no hasta el punto de quitarme el hambre o el sueño.
    Creo que esos histerismos en un periodista es todavía más grave, porque se supone que debe a sus seguidores una cierta objetividad que no es exigible a un aficionado de a pie.
    Un abrazo.
    Un abrazo.

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    1. Es tan fuerte la influencia del fútbol en los ánimos de un seguidor, que aunque este sea un presentador de un telenoticias, a quien se le supone una objetividad ante los televidentes, cuando llega a la sección de deportes y relata los resultados de los partidos de liga de la jornada, no puede disimular cual es su equipo por la satisfacción que muestra al nombrarlo. En TVE suele ser el Real Madrid y en tv3 el Barça. Supongo que entra dentro de la normalidad, jeje.
      Un abrazo.

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  2. A mí tampoco me gusta el fútbol, pero creo que no cambiaría de opinión aunque me gustara: hombres-niño, haberlos, áylos, y son muchos :)) Hace poco mi marido y yo, zapeando, nos encontramos de casualidad un partido de este deporte retransmitido por argentinos. Nos moríamos de la risa de ver cómo se ponían en las jugadas de peligro para su equipo o cuando les marcaban. Vamos, todo un show que parecía impropio de profesionales deportivos.

    Una vez más tengo que estar de acuerdo contigo, Josep, ¡y ya he perdido la cuenta! jajajaja.

    Un abrazo de miércoles tranquilito y sin aspavientos :P

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    1. Resulta curioso ver cómo ciudadanos de países a los que se les atribuye una cierta flema, como los británicos, ante un balón se transforman en unos hooligans de cuidado.
      En España se había dicho que en la época franquista el fútbol servía para desviar la atención del pueblo hacia este deporte, en lugar de criticar al régimen. El típico pan y circo. Pero esa época ya pasó y seguimos igual. Y lo mismo se da en el mundo entero.
      Un abrazo, Julia.

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  3. Jajaja, muy buena esta reflexión.
    Las mujeres siempre hemos dicho: los hombres son como niño, pero sin el "como", y estoy segura que en muchos casos es así, sobre todo si se trata de este deporte odioso, y lo llamo así por lo que provoca en las personas que pierden los papeles... Aunque también entiendo que cuando una cosa te llega mucho, sale lo mejor o lo peor de cada uno, según el caso.
    Yo no conozco a nadie que haya visto como tu cuentas de los periodistas, pero si que he visto a mis tres hijas cuando el mundial en el que España ganó, saltar como energúmenas, jajaja.
    Un placer la lectura Josep.
    Un abrazo.

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    1. Yo entiendo que uno se apasione con un juego, incluso con le parchís, jeje, pero sin perder los papeles. La alegría es sana, pero hay quien la exterioriza con tanta pasión que parece que es el fin del mundo.
      Un abrazo. Elda.

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  4. Hola, Josep. Yo no conozco personalmente ningún caso, tampoco soy seguidora de deportes (si te lo haces mirar, ya me contarás que te dicen, lo mismo me sirve a mí) pero si que he visto a hinchas desesperarse por ver a su partido eliminado. Lo de los periodistas deportivos ya me parece más grave. ¿No será todo pose? A lo mejor lo hacen para llamar la atención y seguir disfrutando de su puesto de trabajo. Aún así me parece bastante patético y muy poco profesional.
    Tampoco he visto actuar así a una mujer pero, como dices, todo se andará... (¡¡¡ojalá no!!!)
    Un beso enorme

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    1. Quizás nos lo podríamos hacer mirar a la vez, así nos harían descuento, jajaja.
      Yo también creí que esos aspavientos en público eran fruto de una puesta en escena para caldear el ambiente, pero no es posible llegar a esos extremos (parecen desquiciados o locos de atar) simplemente para llamar la atención. Yo mas bien creo que han perdido el rumbo y en su mundo todo gira alrededor de ese deporte.
      Un beso.

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  5. Yo tampoco soy aficionada a ningún deporte. La infantilización de los hombres ante los partidos me resulta tierna, también se infantilizan ante algunos programas de televisión o con videojuegos (no sé muy bien por qué, pero es cierto que a las mujeres nos pasa menos). Lo que no entiendo y me supera es que insulten y agredan a los del equipo contrario en partidos de ligas infantiles y es que algunos hombres se vuelven hombres con el juego, pero otros se vuelven autenticas bestias y eso, delante de los niños para más ignominia, me resulta aterrador. Hay gente a las que cualquier excusa le sirve para sacar al energúmenos que lleva dentro.
    Un beso.

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    1. ¡Muy cierto! El videojuego es otra de las actividades en las que un adulto (aunque más bien se da en adolescentes y pre-adultos) pierde la cordura momentáneamente, intentando matar zombies, extraterrestres o enemigos de cualquier tipo. Una expresión de infantilismo que me gustaría que un profesional me explicara.
      Si entramos en la violencia verbal -por no hablar de la física- ya tenemos un problema social de envergadura. Los hijos aprenden de la conducta de sus padres y el ejemplo que algunos les dan es deleznable. Al parecer hay más energúmenos sueltos de lo que creía.
      Un beso.

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  6. La frase no es de Valdano pero se la escuché a él: "El fútbol no es algo de vida o muerte; es algo mucho más importante". Yo soy muy futbolero y de joven no digo que llorara, pero desde luego me afectaba el ánimo. Con los años la cosa se desdramatiza y aunque un partido "de la máxima" lo viva con los cinco sentidos, el postpartido se me olvida rápido.
    Más en general, pienso que el fútbol es lo más parecido a la guerra. Toda la escenificación nos recuerda a ella. Los "míos" y los "otros", las banderas, los himnos, los escudos, el vocabulario, la historia de agravios e injusticias y la de los triunfos; los guerreros idolatrados... El ser humano moderno encuentra en esa representación una manera de canalizar su instinto de lucha. Y me parece que ya no hay distinción, las mujeres son hoy día tan fanáticas de su equipo como los hombres. Vi el otro día como unas rusas hooligans se entrenaban para pegarse con los hinchas ingleses en el próximo mundial.
    Me preocupa más la futbolización en otros ámbitos de la sociedad. Leí hace tiempo que el ideal de una marca comercial es conseguir el grado de fidelización que profesan los hinchas a su equipo, nadie se cambia de equipo de fútbol, gane o pierda. Y poco a poco, las técnicas de marketing van en esa dirección... también en política. Cuando veo la devoción que despiertan determinados políticos me pongo a temblar, cuando estos arengan (ya nadie dialoga) a sus masas en contra del rival político, de los "otros", cuando cada uno se apropia de la palabra "democracia", excluyendo por tanto al resto de ese término. Bueno, me voy por los cerros de Úbeda. Un fuerte abrazo!

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    1. Eso que cuentas de entrenarse para atacar a los hinchas rivales da miedo. Es una especie de guerrilla organizada pero con el fútbol como telón de fondo. Eso es como los enfrentamientos entre bandas callejeras.
      En los EEUU, donde el deporte rey es el béisbol, seguido del fútbol (o fútbol americano) y el baloncesto (no sé muy bien si por este orden), también hay apasionamiento pero, que yo sepa, no se llega a estos extremos y eso que los norteamericanos no son precisamente hermanitas de la caridad. Donde sí he visto agresiones entre los propios jugadores es en el jockey, utilizando el stick como arma. Menuda brutalidad.
      Cuando era niño, se hablaba de la politización del fútbol, algo que sigue vigente, y ahora, además, como muy bien dices, vivimos la futbolización de la política y de la sociedad entera. ¡Qué horror!
      Los juegos son eso, solo juegos, por muy apasionados que resulten mientras duran. Llevar ese apasionamiento fuera de los límites de la "normalidad" es un defecto y efecto que deberíamos intentar erradicar.
      Un abrazo, David.

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  7. Jajaja muy buena entrada, porque yo conozco a algunos así. Quizás no tanto como para ponerse a llorar a lágrima viva, pero sí que suelen vivir los partidos de manera muy efusiva. Yo no es que sea una apasionada del futbol pero en mi casa se ha vivido siempre mucho por mi hermano, que juega desde los 6 años y desde hace tiempo cobra por jugar (no sé la categoria porque me lio, quizás tercera regional o algo así). No es que cobre mucho pero también entrena a niños y durante un tiempo fue arbitro y ahora es el presidente de la peña cadista en Barcelona (diría que la creo con un amigo). Mi hermano es del Barça y mi padre del madrid, así que imaginate los clásicos jajajaj
    Como puedes ver, de otros deportes no tengo ni idea, pero de fútbol sé un rato por algunos monotemas en casa, algo de información se va reteniendo durante años jajaj Pero bueno, volviendo al tema de los hombres niño que sufren tanto por el fútbol creo que es excederse, sí. Tampoco puedo decirle a nadie como canalizar sus enociones pero pienso que esta competitividad que existe en el mundo la ha introducido la sociedad hasta llevarla al extremo. Los jugadores son ídolos, igual que algunos famosos. También hay mujeres que lloran cuando ven a sus cantantes, y no solo las adolescentes, también lloran mujeres adultas por su icono, y creo que en cierta manera es lo mismo. Para mí es exagerado y no le veo el sentido, pero hay gente por ahí con muchas puntas de emociones.
    Muy buena entrada y reflexión, no creo que nunca ofendas a nadie, siempre das tu opinión de una forma razona!!! Un besote y feliz jueves!! :))

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    1. Espero que tu hermano y tu padre no lleguen a las manos por culpa del fútbol, jeje. Yo conocí a una pareja que eran hinchas de equipos rivales, ella del Barça y él del Español. Y, por lo menos puertas afuera, se llevaban muy bien. Quizá las trifulcas futboleras las acababan resolviendo en la cama, jajaja.
      Del mismo modo que el Barça se define como "más que un club", seguramente el fútbol sea más que un deporte, pero todavía no he llegado a calificarlo, jeje.
      Un beso.

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    2. jajajaj noooo, no lo llevan tan lejos!! es más divertido que otra cosa!!Está bien la variedad, sino es todo muy aburrido :)

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  8. Yo no veo ningún programa deportivo, ni de fútbol ni de pin pón. Pero creo que no te puedes fiar de lo que sale en la tele, Josep Mª. Hemos llegado a un punto tal de perversión en busca de audiencia que yo ya no me creo nada. Todo vale con tal de llamar la atención, y los aspavientos de muchos son puro teatro, supongo que si cuando alguien mete un gol, por muy bonito que sea, solo se limita a decir "gol" pues no es nada llamativo. Por no creerme, ya ni me creo a los periodistas de los telediarios, no te digo más.
    Lo que sí me creo es cuando los aficionados de la calle (no los periodistas que tienen una cámara enfocándoles la cara) lloran y se llevan el disgusto padre porque su equipo no se ha clasificado en una competición (por muy Champions que sea). Entonces sí que yo también me apeno, no por el resultado del partido sino por esa gente que no tiene más horizonte que lo que hacen once tíos (muy bien pagados y que no van a quedarse en el paro por muy mal que hayan jugado) con una pelota entre los pies.
    A mí me entran muchas veces ganas de llorar cuando veo la tele, pero con otros temas, como una patera hundida con náufragos, refugiados aguantando las inclemencias del tiempo o Trump diciendo estupideces. Eso sí que me importa y me afecta. Cada uno tiene sus intereses. Cuestión de gustos y mentalidad.
    Un abrazo.

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    1. Aunque los dos casos que menciono parecen ser verídicos, sin trampa ni cartón, aun suponiendo que no o fueran, que todo fuera una comedia de mal gusto, sería tan pero tan ridículo, que esos periodistas se desacreditarían por sí solos. Hacer el ridículo ante una gran audiencia estaría al mismo nivel que los tertulianos de esos programas basura que se tiran los trastos a la cabeza y se insultan a grito pelado. Quizá estos también interpretan un papel, pero un papel para tirar al retrete.
      El dramatismo que se aprecia en los hinchas tras un triunfo o un fracaso de su equipo, no se corresponde con la importancia social que ello tiene. No sabría decir por qué se da todavía en una sociedad moderna, supuestamente culta, pero ocurre y no me lo explico.
      Y por supuesto mucho más dramático es ver a gente huyendo de su pueblo, ciudad o país por culpa de los bombardeos indiscriminados y otros ahogándose en el Mediterráneo a merced de un temporal y de las mafias. Eso sí que es para llorar.
      Un abrazo, Julia.

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  9. Yo soy una fan de todo tipo de deportes (excepto el boxeo) pero el fútbol no es de los que me encante y mucho menos que todo sea fútbol y el resto de deportes apenas se destaquen con el esfuerzo de tantos y tantos deportistas.
    Tengo hijos varones que aunque intentamos que jugaran a baloncesto (cosas del padre) se decantaron por el fútbol, así que me tocó ver muchos partidos y a muchos padres energúmenos que creían que su hijo era un nuevo Messi y que gritaban como auténticos hooligans al pobre árbitro que con mayor o menor acierto pitaba los partidos o insultaban a los chavalines del equipo contrario. Vamos un espectáculo que por desgracia no se frena y si se hiciera igual eliminábamos algo de esa violencia en los campos. Esos críos con padres energúmenos es posible que repitan comportamientos cuando su equipo no se clasifique. Así que cuando veo a esos supuestos periodistas haciendo el ridículo y esos espectáculos esperpénticos no me extraña que este país vaya como va, cuando un país que se preocupa más por el fútbol que de indignarse y hacer dimitir a aquellos que mienten, estafan, roban y ni siquiera dimiten.
    En fin como siempre Josep Mª un tema que da para mucho debate.
    Un abrazo

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    1. Bueno, Conxita, alguien calificó al fútbol como el deporte Rey y así se le trata, jeje.
      Esa violencia de la que hablas, la que se transmite de padres a hijos, difícilmente se eliminará mientras haya gente, desde los telediarios, periódicos y, sobre todo, esos programas deportivos a los que aludía, que echen más leña al fuego. De casa o de los medios de comunicación a la calle solo hay un paso. Quizá es que todavía interesa mucho más tener distraído al pueblo con disputas deportivas que en cuestiones más trascendentes para el bien común.
      Todos vemos cómo los políticos son unos expertos en desviar la atención hacia lo que les interesa.
      Un abrazo.

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  10. Yo no soy muy entusiasta de casi ningún deporte. Pero observo al los que siguen los deportes y ahora en Eibar que llevamos unos años en 1ª y hay mucha afición y seguidores. Cuando ganan es una fiesta en el pueblo. Cuando pierden he visto llorar a hombres. Otra de las cosas que me impresionan es en las retransmisiones de radio y Tv. lo fanáticos que suele ser los periodistas cuando informan de los golos. Se les nota a la legua de quien es su equipo favorito. Son como niños con zapatos nuevos. Un abrazo.

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    1. Parece que, salvo David y Conxita (de momento), la mayoría no somos aficionados al deporte y mas concretamente al fútbol. Ello podría darnos una percepción sesgada de la "realidad", pero veo que todos estamos de acuerdo en que la violencia, e incluso ese apasionamiento desbordado, no debería darse. Y si nos ponemos a ver lo que ocurre en los pueblos, quizá veríamos una violencia más bruta, jeje. Ahora bien, no sé qué es peor, si ver a los mozos tirándose piedras o cócteles molotov. Bueno, sé que sé lo que es peor. Debería erradicarse todo tipo de violencia en el deporte, porque un deporte con violencia no es deporte.
      Un abrazo, Mamen.

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  11. Hola. Yo soy muy de deportes, he ido a ver fútbol bastantes veces, y también baloncesto, Fórmula 1, Rugby(es muy vistoso) y muchas otras cosas, me encanta y lo disfruto, pero vamos, todo tiene un límite.
    Mi marido y yo somos de equipos distintos y claro "discutimos" mientras vemos algún partido, el gol de Ronaldo que dices ha traído cola en casa, pero siempre de manera divertida, además yo estaba entre dos aguas porque soy muy fan de Buffon. Algunas veces, cuando hay una final de champions, mundial o mi Sporting se jugaba el ascenso, además de adornar la ventana y el salón con globos y banderas organizaba un picoteo en casa para ver el partido, aunque reconozco que era más una excusa para reunirnos que otra cosa, y cuando acababa, pues acababa, fuera cual fuera el resultado.
    Los periodístas sacan las cosas de quicio, pero claro, supongo que tiene que vender y retroalimentarse.
    Un abrazo.

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    1. Toda actividad lúdica es, por definición, divertida y así hay que vivirla. También me parece lógico que la derrota de tu equipo favorito resulte triste o frustrante, pero de ahí a pelearse con el vecino o tener un ataque de nervios va un abismo.
      El deporte debería ser siempre limpio y sano. Me alegro que así lo disfrutéis en casa.
      Un abrazo, Gemma.

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  12. Aunque me gusta el deporte y lo he practicado y practico siempre que puedo, como en tu caso no soy un forofo y veo los partidos solo en grandes finales o cuando dos grandes equipos se enfrentan. Sin embargo he de reconocer que en alguna ocasión (y creo que me sobrarían los dedos de una mano para contarlas) he ido a un estadio o a un pabellón de deportes y la cosa cambia notablemente. Recurdo en especial un partido de baloncesto (Obradoiro vs Barcelona),... llegado a un punto del partido he de reconocer que me encontré chillando y braceando como un verdadero energúmeno. Fue una verdadera terápia, te lo aseguro!, con un par de horas de tatamiento sales totlmente renovado jajaja,... quizás en el fondo todo sea una cuestión de pelotas!
    Saludos y buen fin de semana!

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    1. Bueno, esa es otra forma de verlo: el desahogo terapéutico, jajaja.
      Supongo que lo podríamos comparar al alborozo y griterío que se monta en un concierto musical en el que actúa el cantante o el grupo más famoso del momento. Se pueda gritar vitoreando al ídolo, pero cosa muy distinta es ver a esas fans llorando y gritando histéricas al ver aparecer en el escenario al susodicho famoso. Yo es que soy muy flemático. He ido a conciertos en los que han actuado mis grupos favoritos de los 70-80-90 (Pink Floyd, Spandau Ballet, Pretenders, etc.) y aunque todavía siento emoción al escuchar esos temas que tanto me gustaron y me gustan, soy incapaz de ponerme en pie, como muchos de mis "convecinos" para corearlos, saltar y silbar. Me muevo al ritmo de la música y aplaudo a rabiar al final, como mucho, jeje. La diferencia con lo que tú expones es que uno sale del concierto satisfecho pero no especialmente relajado, ni mucho menos exhausto. Será lo que dices: una cuestión de pelotas, jajaja.
      Un abrazo.

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  13. Nooo, y entiendo algo de futbol, algo solo, porque vivo con un seguidor del Atlético de Madrid y algún partido hemos com-partido, jeje. Yo creo compañero que idiotas en todas las profesiones hay, y seguramente estos dos lo son. Por otro lado, creo que el fútbol es el deporte nacional aquí, desde bien entrada los años 50 este deporte ha despertado pasiones y odios ¿porqué? aaaah amigo, yo de tipo de pelotas no entiendo; pero aquí corren mucho tras de ella. Pocas veces he ido al fútbol y la verdad es que te dejas llevar por la emoción contenida en el campo, pero me imagino como todos los juegos con pelotas. De ahí a perder los papeles y llorar a lágrima viva. Aquí hay algo parecido, me refiero ante el fervor y pasión que despierta, y es la semana santa, los llantos se han visto de una forma desmedida y en el Rocío para llevar a la virgen en hombros es incomprensible. Bueno me ido de un sitio a otro. También te digo que el espectáculo cirquense en la televisión es lo que hoy vende, puedes ser un gilip... pero es lo que la gente quiere ver... En resumen, el futbol es un deporte de evasión, la gente se evade y pierde la razón. Si nos enzarzaramos así con las cosas que son verdaderamente preocupantes en la realidad de nuestro país, otro gallo cantaría. Hablando de esto, algunas veces hemos sido manipulados con finales de fútbol para dejar de pensar en otras realidades. Y ya por último, ¿nos hemos puesto a pensar porqué el fútbol mueve tantísimo dinero? ¿es justo lo que cobran estos deportistas de primera división? Es un deporte donde se mueve no solo la pelota, también muchos intereses económicos. Bueno, bueno, como siempre Josep Mª tirando de la lengua, jeje. Abrazos y feliz finde!!!

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    1. Sí, Eme, las demostraciones de histeria se dan también en otras veredas, jeje. A esas manifestaciones de idolatría y fervor desmedido, con escenas realmente apabullantes e incluso ridículas durante las procesiones y romerías ya les dediqué un espacio en este Cuaderno en diciembre pasado, con el título "Fe, fanatismo o superstición", y con el que me despaché a gusto, jajaja.
      De todos modos, como muy bien dices, el fútbol no solo levanta pasiones sino que mueve muchísimo dinero y, tratándose de un negocio que no se puede dejar perder, hay que alimentarlo como sea. Y qué mejor forma de hacerlo que adornándolo con una buena traca de ataques y contraataques entre tertulianos rivales y forofos descerebrados. Así la pasión salta del campo a la calle y a las casas.
      Un abrazo deportivo.

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  14. El fútbol no me interesa (tomen nota los del big data). En mi primer partido, sin tener el balón, vino un contrario a pegarme un patadón, y ahí se acabó todo para mi; de golpe entendí el espíritu de ese "deporte".
    Ahora, más mayorcito, no entiendo por qué 22 tíos corren en calzoncillos detrás de una pelota, con lo que ganan podrían tener una para cada uno. Bromas aparte, creo que la emoción básica que mueven estos eventos es el sentido de pertenencia, de grupo, al que perteneces, que te identifica, en el que encuentras sentido, protección, que te da claves para entender la vida, para mostrarte un experto en algo mientras tomas la cañas, mientras aumentas tu conocimiento en nombres de fichajes, jugadas, resultados, próximos encuentros. Aunque siempre hay algún rarito que pregunta cuando se va a solucionar lo de los transvases, o que pasa con el Pacto de Toledo, o por qué en este País no dimite nadie por vergüenza torera, sino a tomatazos.
    Lo de la pertenencia se da con lo de ser del pueblo, de la provincia, de la comunidad, de la nación, ya más lejos la del continente. Cuando sintamos que pertenecemos al planeta, se acabarán muchas luchas tribales y empezaremos a preocuparnos por lo que les pasa a los humanos de allende los mares.
    Nunca estaré suficientemente agradecido a aquella patada que me hizo ver la luz, las estrellas quiero decir.
    Por cierto, creo que el Barcelona ha ganado una copa del otro día. Felicidades a los vencedores y descanso para todos.
    Que MEV os proteja.

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    1. Jajaja. Pues creo que pasamos por una experiencia "deportiva" similar. En mi caso, en lugar de un patadón fue un balonazo en la cara y las gafas saltaron por los aires para aterrizar descompuestas. Desde entonces, cada vez que se acercaba un jugador del equipo contrario y hacía ademán de chutar, instintivamente me daba la vuelta, con lo cual perdía de vista la pelota. Peor era si, vista mi inutilidad, me ponían de portero. Me colaban los goles por la entrepierna. Aguanté las broncas de mis compañeros de juego hasta que uno consideró que era merecedor de una bofetada por torpe. Y con esa humillante bofetada abandoné la práctica del deporte Rey, jeje.
      La afición y la pasión por el fútbol bien merece un análisis sociológico y psicológico en profundidad. Creo que tu interpretación es muy acertada. El "a por ellos" dice mucho.
      De la final de la copa del Rey solo vi los últimos minutos y por pura curiosidad. Son esos los casos aislados y puntuales en los que me intereso por un resultado. Hay que estar al loro en todo, incluso en el deporte, no vayan a pensar que soy un extraterrestre. Además, reconozco que simpatizo con el Barça por una especie de símbolo de identidad ciudadana y herencia familiar.
      Un abrazo.

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  15. Adoro el fútbol. Lo practiqué durante muchos años y desde adolescente me dediqué a entrenar a chavales más pequeños que yo, hasta que todo cambió... Supongo que la sociedad es la que ha cambiado y vuelca su peor cara cuando da rienda suelta a una pasión que no es tal. Demasiada agresividad, demasiado odio, demasiados malos ejemplos de los padres (aunque eso no pasa solo en el deporte). Me cansé de niños insolentes y padres que parecen jugarse la vida en cada partido. Me cansé de recibir patadas. Un fútbol en el que gastarse 150 millones en un fichaje es algo normal, no es el fútbol que me gusta.
    A pesar de todo, lo sigo viendo, aunque gran parte de mi pasión se ahogó por el camino.

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    1. Hola, David. Disculpa que haya tardado en contestarte, pero entre el puente del 1 de Mayo y mi pésima memoria (pues vi por gmail que me habías escrito un comentario), se me ha ido el Santo al cielo, que es donde mejor está, jeje.
      Pues es una pena que un deporte que debería servir para educar a los chicos en la competición limpia y en el trabajo de equipo, se transforme, por culpa de los adultos incultos o maleducados, en algo agresivo y cada vez con menos deportividad.
      Lo importante es disfrutar del juego y, aunque el resultado sea adverso, no tomárselo como una afrenta personal y sacando lo peor de cada uno.
      Muchas gracias por dejar tu opinión.
      Un saludo.

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  16. Hola, estupenda entrada Josep en la que nos llevas a reflexionar sobre los deportes y en concreto de los "hombres-niño".
    Sólo me gusta el patinaje artístico sobre hielo, de los demás deportes soy desconocedora. En las noticias he visto y asustado del comportamiento de algunos futboleros. Mi marido, sin ir más lejos me asustó con sus gritos de GOOOL. En un partido de fútbol.
    Un abrazo literario

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    1. Como dice su propio nombre, el patinaje artístico es, además de un deporte, un arte, por lo que tiene un público muy distinto al de estos otros deportes más agresivos y pasionales.
      Entiendo que un seguidor de un equipo se deje llevar por el entusiasmo y en un arrebato de euforia lo exprese con algún grito, pero otra cosa muy distinta son los ataques de ira que parecen más propios de un enajenado, jeje.
      Un abrazo tertuliano.

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  17. En mis gustos deportivos particulares no se cuentan los deportes de "hombres" béisbol, balonmano, baloncesto o el deporte estrella nacional: el fútbol.
    La primera vez que presencié un partido de fútbol con mi pareja al escuchar "GOOOL" me llevé un sobresalto, y de los gordos. El, tan flemático, tan tranquilo, resulta que se desfoga con el fútbol. Da gritos tan fuertes que me alejo del salón.

    Un abrazo, josep

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