sábado, 28 de diciembre de 2019

Eficiencia con efectos secundarios


Durante una de tantas sobremesas de estas comidas navideñas, una de las invitadas se quejaba de lo que yo he llamado la “eficacia con efectos secundarios”, algo que yo también viví en carne propia en más de una ocasión, hace ya bastantes años, hasta que no ocupé un puesto de mando.

Mi mujer, mis hijas y mi cuñado también la han sufrido. Por lo tanto, se trata de algo muy presente en muchas Empresas, del tipo que sea.


El problema reside en que cuando alguien es eficiente, se le carga de trabajo, mientras que al ineficiente, inútil o vago, se le premia aligerándole de responsabilidades.

Alguien del departamento de Recursos Humanos de alguno de los Laboratorios Farmacéuticos en los que he trabajado —no puedo ser más conciso, pues la memoria ya me empieza a fallar— me dijo que hay cuatro actitudes que una Empresa debe tomar ante los distintos comportamientos de un empleado:

-       Si quiere y puede: Hay que promocionarle
-       Si quiere y no puede: Hay que formarle
-       Si no quiere y puede: Hay que incentivarlo
-       Si no quiere y no puede: Hay que despedirlo

Quizá hoy día las Empresas no tienen tantos miramientos y no gastan dinero, tiempo y esfuerzo en formar o incentivar a sus empleados. Quien vale, vale, y quien no, a la calle. Pero también hay las que no controlan, o por lo menos no lo suficientemente bien, el desempeño de sus trabajadores, dejando en manos inexpertas o indolentes dicha evaluación.

Generalmente, la reacción del jefe o superior jerárquico es la de buscar el camino más corto y cómodo ante un empleado díscolo, remolón o lento, derivando la tarea a uno más eficiente. De este modo, la carga de trabajo que asume quien es eficiente va en aumento hasta llegar, algunas veces, a límites insoportables. Este es el efecto secundario a corto plazo, mientras que a largo plazo puede derivar en estrés y ansiedad. Y lo que es todavía peor, no se hacen distingos en sus respectivas hojas de salario. ¿Qué incentivo recibe el buen trabajador frente al negligente? Y ¿qué correctivo recibe este último?

Me gustaría saber si actualmente el control de la actitud y aptitud de los empleados es algo prioritario en las empresas o bien lo único que interesa son los resultados, sin importar en quién recae el esfuerzo para que estos sean los deseados.

La falta de reconocimiento es uno de los defectos empresariales que el trabajador tiene que soportar. La injusticia laboral queda muchas veces sin respuesta por parte de los trabajadores, pues lo único que estos desean es conservar su puesto de trabajo. Es una lástima que muchas Empresas no tengan en cuenta que la mejor inversión que puede hacer y su mejor activo reside en sus empleados, estimulando la productividad con un reconocimiento profesional y salarial.


19 comentarios:

  1. Estoy totalmente de acuerdo. Es una injusticia que ser maula resulte rentable, incluso para tomarse las vacaciones. Pueden cogerlas cuando quieren, porque nadie tiene que sustituirles. Si no están, casi mejor.
    Un abrazo.

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  2. Coincido por completo. El Que saca el trabajo adelante, se va cargando de más y más trabajo, para gozo de los que no dan bola, ni le darán. Estos éultimos no se despiden, se les deja haciendo lo más soso y rutinario. Una pena.

    Un abrazo y feliz salida de año

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    1. Podría decirse aquello de que mala hierba nunca muere.
      Un abrazo y feliz año nuevo.

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  3. Por lo que he podido oír a una de mis hijas, esto sigue pasando, quizás no tanto, pero si lo ha observado en algún caso, y lo peor de todo es que el jefecillo de turno se adjudica delante del jefe los mérito del trabajador que le ha sacado el trabajo, y claro, como los trabajos están mal, pues lo que tu dices, con tal de conservarlo aguantan hasta que se le presenta alguna oportunidad.
    Un abrazo Josep.

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    1. Bueno, Elda, eso de adjudicarse el mérito que quien en realidad saca el trabajo adelante es otro mal demasiado presente en muchas empresas. Daría para otra entrada, je,je.
      Un abrazo.

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  4. En contra de la meritocracia que mencionas está lo que acá llamamos enchufismo, que viene a ser la recomendación por simples méritos de amistad, familiaridad o favoritismo. Pero si por lo menos los beneficiarios de ese espaldarazo fueran eficientes, sería un mal menor. Pero muchas veces se "enchufa" al mediocre o al inútil. Y así vamos mal.
    Un abrazo de fin de año.

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  5. Tú lo has dicho muy bien en tu última frase " estimulando la productividad con un reconocimiento profesional y salarial", por desgracia no siempre es así. No hay derecho a que el vago esté igual considerado que el eficiente y trabajador, y que éste esté sobrecargado de trabajo, precisamente por ser trabajador. Esas cosas deberían vigilarse, y reconocer a cada uno lo suyo, y el que no quiere trabajar, pues fuera.
    En fin, así están las cosas, por lo menos podemos dar nuestra opinión d elo que nos parecen.
    Aprovecho para desearte una feliz entrada y salida de año, que el que llega te traiga salud y muchas cosas buenas. Un abrazo, Josep

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    1. En mi vida laboral he sido testigo de más de un caso como este y no me quedó más remedio que soportar esta injusticia. En cuanto tuve personal a mi cargo, intenté que la cosa cambiara y cambió, pero siempre hay listos que se salen con la suya.
      También te deseo un feliz año nuevo y que las injusticias de todo tipo desaparezcan de la faz de la tierra.
      Un abrazo.

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  6. Lo has clavado Josep Mª, esto se ha vivido siempre en diferentes circunstancias, y no solo en el trabajo. Vengo de leer tu anterior post sobre la salud y me viene al hilo de lo que aquí cuentas. La pena es que los que son mejores trabajadores pueden tener problemas graves de salud, mientras que los más "vagos" quedan ilesos. El estrés, la ansiedad, la falta de sueño, descontrol con las comidas, dolores lumbares, cervicales, de estómago...todo esto no te lo quita nadie por no decirte, como fue mi caso en mi último trabajo, que del cansancio hizo que tuviera un accidente con el coche, nada grave pero el susto fue morrocotudo, y el coste del taller ahí se queda ¿Merece la pena? Pues es la condición humana y encima, es que no aprendemos a ver los límites de nuestro trabajo. Como verás este es mi perfil y siempre que comienzo con un nuevo proyecto me digo tranquila, sin agobios, sin prisas, sin estrés. Y nunca lo consigo. Aprovecho este último post que te leo para desearte un feliz año nuevo, doce razones para plantearte no dejar de comer y beber y enganchar la ilusión y la sonrisa por la pata. Un abrazo fuerte.

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    1. Pues sí, Eme, encima los más entregados son los que sufren más trastornos. La responsabilidad hace que somaticemos nuestra ansiedad en forma de dolores de espalda, de estómago, insomnio y otras dolencias. Si se hiciera un estudio epidemiológico veríamos que los que se toman la vida con más tranqulidad viven muchos más años. Pero uno es como es y no puede cambiar por mucho que se lo proponga. Ni siquiera un plus por productividad aligeraría el peso de la responsabilidad.
      Que acabes de pasar unas felices fiestas y que el año nuevo nos depare mucha felicidad.
      Un fuerte abrazo.

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  7. Cuánta razón tenéis en esa conversación de sobremesa. Y no solo en la empresa privada. Estoy harta de verlo también en los institutos. A quien más vale y más se preocupa, organiza, se entrega, etc, se le dan las tareas más ingratas y difíciles ya que se supone que las va a desempeñar bien. A quien menos competente es se le van quitando tareas. Bien es cierto que en la función pública no se puede echar a nadie (otra discusión sería hasta qué punto eso debería modificarse).
    Interesante debate el de vuestra sobremesa. Ya podían ser todos así.
    Un beso.

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    1. Es que en todas partes cuecen habas, Rosa. Quien quiere asegurarse de que una tarea se haga bien, elige siempre al más eficiente, sin tener en cuenta que están abusando continuamente de él/ella. Eso les va de perilla a quienes no dan palo al agua.
      Estoy de acuerdo con que en la función pública no deberían haber puestos de propiedad, y si los hay que ello no blindara forzosamente al inútil. Yo tuve una secretaria (en realidad la heredé, pues ya estaba allí cuando entré en la Empresa) que se había hecho del Comité de Empresa para que no la pudieran echar. Tenía una cara de cemento, pues entraba y salía cuando le daba la gana con la (falsa) excusa de reuniones con el Sindicato. Intenté que la Empresa la echara y no hubo forma. A veces parece que el mundo es de los caraduras.
      Un beso y feliz año nuevo.

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  8. Josep vengo, del blog de Rita, somo seguidoras, y me asome a tu blog, y estoy muy de acuerdo contigo
    Se lo que es, " tu que sabes, hazlo tú", es muy facil no saber, entrecomillas, o mejor aparentar ignoracia, y llevarte el sueldo calentito
    feliz año

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    1. Hola, María Jesús. Me alegro, pues, que Rita, sin querer, haya porpicioado esta visita a mi blog.
      Esa actitud, tan extendida en el ámbito laboral, también se da en el hogar. El "hazlo tú, que lo harás mejor" me resulta familiar, je,je..
      Un abrazo y feliz año.

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  9. Ni te imaginas como te entiendo,... pero es que además pienso que esta puta productividad va a acabar con todos!

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    1. Por lo menos va a acabar con la paciencia de los explotados.
      Un abrazo.

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  10. Qué razón tienes, cuando das todo y eres eficaz, parece que como lo haces bien, te doy más trabajo. En todos los lugares hay gente que por su cara bonita se sale con la suya y cuanto menos mejor. Bueno amigo tocas temas muy interesantes. Un abrazo.

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    1. Nadie quiere arriesgarse a encomendar una tarea difícil o pesada a una persona inútil, pero no se atreven a sustituirla por otra eficiente. ¿Por qué será?
      Me alegro, Mamen, que este tema te haya parecido tan interesante como real.
      Un abrazo.

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