domingo, 19 de enero de 2025

Tradiciones y supersticiones

 


Reconozco que soy rarito o, por lo menos, atípico, pues no soy mucho de tradiciones, la mayoría me parecen primitivas, arcaicas, y sin ninguna conexión o arraigo con la realidad actual. La mayoría de la gente “normal”, en cambio, les encanta, las cultiva, las patrocina y las recupera de un pasado un tanto remoto. Y todo por el bien cultural, dicen.

Comprendo, pues a mí también me agradan y las practico, que se conserven aquellas que, al menos desde mi punto de vista, tienen una base entrañable. Celebrar los cumpleaños, la verbena de San Juan (que tiene un arraigo histórico, por cuanto rememora la celebración del solsticio de verano), el cambio de año (que viene a ser un cumpleaños de la humanidad) y, cómo no, las navidades, que, aun siendo de origen cristiano, también procede de la celebración pagana del solsticio de invierno, pero transformado en una fiesta que, de ser exclusivamente religiosa, ha pasado a ser de dominio mundial, aunque actualmente se sustente en intereses materiales. Niños y mayores esperan esas fechas para disfrutar de unas fiestas, con sus vacaciones incluidas, que duran más de quince días.

Pero este periodo tan entrañable, tiene su ingrediente supersticioso. Costumbres que no se sabe muy bien de dónde proceden, pero que se han ido heredando de generación en generación. Están ya tan enraizadas que quien osa pasar de ellas es tachado, como mínimo, de aguafiestas.

Para mí, las tradiciones más entrañables son: montar el belén y el árbol de Navidad (aunque este parece haberse incorporado con la fallida intención de sustituir a aquel y para copiar una costumbre extranjera, supuestamente de origen alemán); el clásico menú navideño (que parece que también se intenta sustituir por otro más a la última moda culinaria); los turrones y polvorones; la lotería (de Navidad y del Niño); la cabalgata de los Reyes Magos de Oriente y sus regalos (que, de momento, no ha sido desplazado por el impuesto y foráneo Papa Noel).

En cuanto a las tradiciones supersticiosas, tenemos: regalar a otra persona (que no a sí mismo) una ramita de muérdago, que trae buena suerte; pasar el décimo de la lotería por una calva o una joroba para que nos toque el premio gordo; acudir al sorteo de Navidad disfrazado; brindar con un anillo de oro en la copa de cava; ponerse en Nochevieja ropa interior de color rojo; tomar doce uvas al compás de las doce campanadas, y pedir un deseo tras haberlas tomado. Y así otras muchas prácticas que, aunque simpáticas, no tienen mucho sentido y que varían entre comunidades y países. En mi caso, excepto lo de tomar las uvas al son de las campanadas y que siempre suele haber alguna ramita de muérdago que alguien nos ha regalado, nada de lo demás se practica en casa. Ah, bueno, se me olvidaba: una vez me vi obligado a ponerme unos calzoncillos rojos, pero no se lo digáis a nadie.

Tradición o superstición. Esa es la cuestión. Pero ambas están tan mezcladas, formando el grueso de nuestras celebraciones navideñas, que pueden resultar indistinguibles y casi inseparables.

Por cierto, yo no soy supersticioso, pues dicen que trae mala suerte.

 

22 comentarios:

  1. Se te olvida la tradición de ver el vestido de la Pedroche, como tu amigo Juan, q. e. p. d. Menudo disgusto me he llevado, pobre hombre.
    Un abrazo.

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    1. Pues es verdad, pero no he querido darle demasiada publicidad a esa chica, pues ya sale en la otra historia. Al final se le subirán los humos a la cabeza, si es que ya no lo ha hecho.
      Un abrazo.

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  2. "Por cierto, yo no soy supersticioso, pues dicen que trae mala suerte" Ja,jajajaj ahí te descubriste y seguro que nos descubriste a muchos. En general me gustan las tradiciones y las navideñas son muy especiales. Creo que algo significativo para los distintos pueblos.
    Un abrazo.

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    1. Yo creo que a todos, o casi a todos, en un momento determinado de incertidumbre, nos salta una brizna de superstición. No dar una buena noticia antes de hora, no sea que, al hacerlo, se fastidie, o cosas por el estilo. Es como decir que no crees en el destino, pero cuando sucede algo impredecible, inesperado, y difícil de entender, dudas sobre si se trata de una casualidad o tiene una causalidad. Todos tenemos, en mayor o menor medida, nuestras contradicciones, je, je.
      Cierto es que las tradiciones centenarias, o milenarias, definen la cultura de los pueblos. Quizá por eso muchos se empeñan en conservarlas, para no perder esa identidad.
      Un abrazo.

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  3. Hola.
    A mí me encantan todas esas cosas, y con los años, en mi familia,nos hemos inventado bastantes más que son pequeñas alegrías.
    Muy feliz día.

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    1. Hola, Marigem.
      Mientras nos causen alegría, vale la pena conservarlas, e incluso inventarlas, je, je.
      Un abrazo.

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    2. Hola.
      Te respondo al comentario de mi blog porque creo que te llega mejor por aquí.
      Puse el blog privado porque se me acumulaban comentarios spam en inglés y árabe y se me estaban perdiendo los vuestros.
      Respecto a Facebook, cambié de móvil hace unos meses y al intentar
      instalar la aplicación hice algo que me impide entrar, ya no puedo ni desde el ordenador. Precisamente mañana que viene mi hijo a comer vamos a intentar arreglarlo. Por ahora se publican algunas cosas que pongo en Instagram porque lo tengo puesto así. Lo mío no son las redes sociales.
      Muchas gracias por comentar y tomarte la molestia de contactarme, en cuanto pueda entrar en Facebook te respondo, aunque sea tarde.
      Un saludo y feliz finde.

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    3. Muchas gracias por la aclaración, Gemma. Así me quedo tranquilo, je, je.
      Un abrazo.

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  4. Yo nunca dejaba de tomar las uvas con unas bragas rojas hasta que un año, justo dos horas después de las doce, hubo un terrible suceso que parió mi vida en un antes y un después. Desde entonces, ni se me ocurre.
    Sí que pongo algún adorno en la casa y alguna guirnalda de luces, pero poca cosa.
    Un beso.

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    1. En casa, adornos, los que quieras, incluso diría que demasiados, je, je. A vecesm parece como si la gente compitiera para ser el que más engalana su hogar. Pero debo reconocer que es bonito y, por fortuna, perecedero, ja, ja, ja.
      Lo que cuentas, además de ser triste (pues todas las desgracias lo son), parece dar a entender que uno puede asociar algo, hasta cierto punto frívolo, con un suceso luctuoso, y como resultado de esa asociación de ideas, deje de agradarle lo que antes le divertía.
      Un beso.

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  5. La superstición es el rescoldo o resto que queda del sentido mágico que tiene (más bien tenía) la existencia. La ciencia es maravillosa pues nos hace la vida más satisfactoria, más feliz, vivimos más y con menos achaques, ¡bravo! Pero tiene el envés de que se ha perdido el misterio, ese "no saber de donde venimos ni adonde vamos" que decía Bécquer. Es por eso que echamos mano de las supersticiones colocándolas en el lado de la tradición; además, como vemos en el comentario de Rosa, siempre puede haber algo imprevisto, un sucedido que se escapa a nuestro control.
    A mí las tradiciones festivas de siempre me agradan, más, mucho más que esa necesidad que parece existir ahora de hacer fiesta cada poco, tan cada poco que cualquier finde es buen momento para excederse en lo que sea. Estas nuevas "tradiciones" sí que me molestan porque las considero falsas e impuestas por la hostelería, auténticos dueños de nuestra economía.
    En cuanto a otras tradiciones que citas, no soporto, me parece poco elegante y hasta algo insana la de echar un anillo de oro en la copa de champán. Y las que de verdad detesto son las importadas que tanto furor hacen ahora: declararse ofreciendo un anillo de compromiso y poniendo rodilla en tierra es que no lo soporto mucho menos si dicho acto se hace en un espectáculo público ante miles de espectadores a quienes la vida privada de los enamorados ni les va ni les viene.
    Un abrazo, Josep, y mucho cuidado con los gatos negros y ni se te ocurra pasar bajo una escalera apoyada en la pared (ja, ja, ja).

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    1. Muchas gracias, Juan Carlos, por tu detallado comentario. Estoy totalmente de acuerdo contigo, sobre todo en lo referente a esas tradiciones importadas que no tienen ninguna raíz en nuestra cultura popular local, aparte del componente comercial que las impulsa. Siempre podemos hallar motivos para una celebración (un cumpleaños, una boda, unas bodas de plata, haber ganado el premio gordo de la lotería, haber aprobado un examen o unas oposiciones, y así un largo etcétera), pero lo que más me molesta es la imposición, tener que celebrar algo porque así lo marca la tradición social.
      Por cierto, los gatos negros no me provocan ningún reparo, pero sí lo de pasar por debajo de una ecalera, pero no tanto por supertición sino por seguridad, je, je.
      Un abrazo.

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  6. De supersticiones nada, de tradiciones mucho, aunque no me aplique nada más que las más tradicionales, pero la verdad es que no me gusta que quiten ninguna como pretenden algunos, sobre todo si ellas, dan trabajo a tanta gente. Siempre hay cosas peores.
    Muy simpática la última frase de tu texto, jajaja.
    Un abrazo Josep.

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    1. Yo creo que algunas tradiciones tienen algo de superstición al estar basadas en historias antiguas que se han ido contando de generación en generación. Generalmente son toterías sin importancia, aunque haya quien las sigue al pie de la letra, como que una novia, para tener suerte, tiene que llevar algo viejo, algo nuevo, algo azul y algo prestado, o lo que he comentado de llevar ropa interior de color rojo en Nochevieja.
      El resto de tradiciones, si solo pretenden hacer pasar un rato agradable, me parecen bien, aunque algunas son simples costumbres: ¿por qué no podemos comer turrones el resto del año? Pues no, tiene que ser por Navidad. Pero son costumbres que pueden cambiarse, por eso ahora podemos degustar un helado durante todo el año en lugar de esperar al verano, je, je.
      Un abrazo.

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  7. A mí las tradiciones me gustan, en todas las épocas del año, las que toquen. Este año he puesto un ramito de muérdago colgado en la entrada de mi casa y de la de mi madre. Nos ha traído una suerte que te caes (fatal) pero no, no soy supersticiosa así que el año que viene lo vuelvo a poner, de hecho sigue puesto.
    SAludos.

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    1. Esta costumbre es como la lotería, que aunque no nos toque, seguimos jugando.
      Algún día tocará la flauta por casualidad, je, je.
      Un abrazo.

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  8. Josep. A propósito de superstición, me acordé de los pobre gatos negros, que tienen la mala fama de que si se te cruza uno en el camino, te va a traer mala suerte: en lo personal no creo que sea así, pero si tienes FE en que va a ser así, entonces así será. Más saludos.

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    1. A eso me refería cuando dije que no soy supersticioso porque trae mala suerte, je, je. Si piensas, o crees, que algo malo te va a pasar, es muy probable que así sea.
      Un abrazo.

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  9. Yo nunca he seguido esa tradición de tomar las uvas al compás de las campanadas, al menos "completamente", es decir, me como las uvas cuando empiezan la campanadas del reloj de la Puerta del Sol, pero voy a mi bola porque si intento comerme una uva a la vez que suena su campanada hace años que ya habría dejado de hacerlo por toda la eternidad por la sencilla razón de que hubiera muerto atragantada. La cosa se traduce en que unos tres o cuatro minutos después de acabar dichas campanadas yo aún me estoy comiendo las uvas. De momento eso no me ha dado mala suerte, mientras que cumplir esa tradición estoy segura de que sí me la daría (morir asfixiada por una uva).
    Dejando de lado mis cuitas con las uvas, no suelo tener manías de esas, además, yo no soy supersticiosa porque trae mala suerte (veo que tú también piensas así).
    Un beso.

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    1. Eso sí que es tomarse la cosa con calma. Yo intento cumplir, para no quedarme atrás respecto al resto de comensales, que tan pronto han terminado las campanadas y ellos de tragarse las doce uvas, se levantan de la mesa para abrazarse, besarse y desearse un buen año nuevo, y yo allí, sentado siguiendo con la tarea, ja, ja, ja. Lo que sí hacemos es una pequeña trampa: pelamos las uvas y les sacamos las pepitas, y así podemos avanzar mucho más rápido y tragarlas sin tanto esfuerzo. Y aun así soy de los últimos en terminar, je, je.
      Del resto de tradiciones, las justas.
      Un beso.

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  10. Las tradiciones están para cumplirlas quien desee. Muchas fiestas durante el año son de tradiciones y hay muchas y variadas en todo el mundo. Yo era de tradiciones en las fiestas de Navidad, pero durante mi vida laboral he tenido que saltarme algunas por estar trabajando. en esas fechas. Cuando he podido si las he cumplido. Tengo algunas que hago en recuerdo a mis antepasados como: Poner la mesa y colocar el mantel de la busabuela. la vajilla y cuberteria de mi suegra y las copas de mi madre. Siempre queda el centro de la mesa que es cosa mia. Este año no hemos celebrado estas fiestas en mi casa por lo que todo se ha quedado en los cajones y estanterías. Lo hemos celebrado en casa de mis hijos, nunca lo habianos celebrado en sus casas. Un abrazo.

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    1. A mí las tradiciones que más me gustan y sigo son las relativas a la Navidad, siempre que sean locales, pues no me gustan las impuestas por cosumbres extranjeras, como el Halloween y otras similares, sobre todo porque tienen como propósito hacer negocio, como el caso del black friday, blue monday y chorradas por el estilo.
      Un abrazo.

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