lunes, 21 de octubre de 2024

¿Qué es arte?

 


¿Qué se considera arte? Interesante y compleja pregunta, que puede dar lugar a una gran divergencia de opiniones.

De entre las definiciones que he hallado destacaría las siguientes:

-        Es la manifestación o expresión de cualquier actividad creativa y estética por parte de los seres humanos, donde plasman sus emociones, sentimientos y percepciones sobre la realidad o lo que imaginan con fines estéticos y simbólicos, utilizando diferentes recursos plásticos, lingüísticos o sonoros.

-        Es una manera única de expresar sentimientos y emociones. Un medio en el que todo está bien, no hay reglas ni limitantes, no hay métodos correctos o incorrectos, porque simplemente es arte.

Según estas definiciones, pues, arte puede ser cualquier cosa producida por alguien considerado artista. Dicho de otro modo: un artista es aquel que produce lo que le viene en gana en base a una idea, sea o no descabellada para un observador.

Entiendo y acepto que cada uno vea una obra de un pintor o escultor con distintos ojos, y lo que a uno le parece una maravilla, a otro le puede parecer una mamarrachada.

Recuerdo los comentarios negativos que recibió la mascota olímpica de Barcelona 1992, el famoso Cobi, obra del diseñador valenciano Javier Mariscal, y que con el tiempo acabó siendo, no solo aceptada sino aplaudida por los que antes la denostaban. Y así podríamos relatar numerosos casos de dibujos, carteles, posters y cuadros que han sido y son objeto de burla a pesar de que sus autores son artistas consagrados.

Y yo me pregunto si el Ecce Homo de Borja, restaurado por la bienintencionada feligresa Cecilia Giménez, puede también considerarse una obra de arte, pues cumple con cualquiera de las dos definiciones anteriormente aportadas. En este caso, sin embargo, podemos alegar que no se trata de una obra original sino, como he dicho, de una restauración de una obra primitiva dañada por el paso del tiempo y, por lo tanto, lo criticable sería no haber sabido reproducir aquel original de una forma mucho más aceptable.

Pero si obviamos esta anécdota, también hay casos de reproducciones en cera, en bronce o en cualquier material plástico, de un personaje famoso, que pueden considerarse realmente grotescas, cuyo parecido con el modelo es pura coincidencia.

Yo no soy un entendido en arte y, por lo tanto, no me atrevo a criticar ciertas obras expuestas en museos, aunque en algunos casos lo que ven mis ojos me lleva a conjeturar que, o soy un ignorante redomado, o estoy ante una burla que solo un iluminado sabe apreciar y entender.

Pero dejémonos de circunloquios innecesarios que no nos llevarían a ninguna parte, ya que, como bien dice la sabiduría popular, para gustos los colores.

Lo que me ha llevado a publicar esta entrada y que abunda en la consideración de lo que es y no es arte, es el cartel conmemorativo del 125o aniversario del FC Barcelona, realizado por el artista mallorquín Miquel Barceló, definido por los entendidos como un pintor próximo al neoexpresionismo, y entre sus obras más destacadas está el cuadro Faena de muleta, que fue subastado en 2011 por 4,4 millones de euros. En el cartel al que aquí hago referencia figura un jugador vestido con los colores del club blaugrana que, según el autor, representa, entre otros aspectos (a saber cuáles), el sistema de juego propio de club (¿?).

La verdad es que no entiendo la satisfacción con la que el presidente del Barça, Joan Laporta, y sus directivos, han recibido esa representación tan... neoexpresionista de la mano de ese afamado pintor. Yo he quedado anonadado, pues sin ser un culé empedernido, siento una admiración y cariño, desde niño, por el club de mi ciudad y de mi familia y al que siempre he seguido con interés y respeto, tanto en sus mejores momentos como en los peores. Pero ver esa “expresión artística” del pintor mallorquín en un cartel que conmemora un siglo y cuarto de historia del FCB, me ha producido unos retortijones mentales que todavía me asaltan cada vez que lo contemplo.

Desde luego, ateniéndome al hecho de que «en el arte no hay reglas ni limitantes, ni métodos correctos o incorrectos y que el artista lo que hace es expresar sus emociones, sentimientos y percepciones sobre la realidad», pues entonces no me queda más remedio que claudicar y darme por satisfecho —acepto pulpo como animal de compañía— muy a mi pesar.

No sé cuáles han sido esos sentimientos y percepciones sobre la realidad de Miquel Barceló a la hora de concebir esta obra magna, ni tampoco sé si alguno de los jugadores, actuales y pasados, del FCB se verán representados en ella, pero tengo serias dudas.

Y para muestra, un botón: