Para
todo hay un antes y un después, a menos que no existiera el tiempo, digo yo.
Unas veces el antes es mejor, otras el después. En mi caso el antes y el
después de las vacaciones del mes de agosto, no ha estado muy equilibrado, pues
al regreso nos hemos encontrado con un intruso que se ha colado insidiosamente en
nuestra familia. Ahora estamos intentando averiguar su nombre exacto, su
naturaleza y, sobre todo, asumiendo que se va a quedar entre nosotros, saber
hasta qué punto nos hará sufrir, aunque esto solo lo descubriremos sobre la
marcha. Ese intruso inesperado, que unos llaman demencia senil pero que podría
muy bien derivar en Alzheimer, se ha cebado en la persona, o debería decir en
la mente, de la madre de mi mujer (nunca le gustó que la llamara suegra, aunque
ahora seguro que ya no lo recuerda). Esa ha sido la parte negativa de este mes
de agosto y aunque nada tiene que ver con las vacaciones de verano, esta
enfermedad, que cuando trabaja no se toma un descanso, ha elegido este periodo
que suele ser el más esperado del año.
Si
cuando decidí cerrar este blog por vacaciones mi estado “anímico-literario”
estaba bastante tocado, por cansancio o por lo que fuera, con pocas ganas de
escribir y pocas ideas para traducir en relatos de ficción y en reflexiones de
las mías, ahora resulta que mi estado “anímico-emocional” anda muy descolocado.
Pero como la vida sigue, por muchos obstáculos que nos ponga en el camino, hay
que intentar ponerle buena cara al mal tiempo, arroparse bien la mente y el
corazón, y ponerse la coraza para luchar y resistir aun sabiendo que tenemos la
batalla perdida.
Pero
volviendo al tema vacacional y retomando lo expresado en mi anterior entrada en
cuanto a los inconvenientes de las vacaciones y, especialmente, de los viajes,
esa otra cara de la moneda, debo reivindicar un cierto don de clarividencia o
premonición, pues la Ley de Murphy hizo acto de presencia. Ya sabéis su
enunciado: si algo puede salir mal, saldrá mal, o algo parecido.
Aunque
nuestro recorrido, durante la primera quincena de agosto, por Tenerife y
Lanzarote no ha tenido desperdicio y hemos vuelto sanos y salvos, lo cual ya es
de por sí muy importante, mis temores acerca de los típicos inconvenientes de
viajar y de “playear” se han visto cumplidos.
Antes
de partir sufrí lo indecible (uno es así de “sufridor”) con la huelga de
taxistas (no voy a extenderme en valorarla pues ya dediqué hace tiempo una
entrada a este tipo de huelgas que se basan en un chantaje tomando a los
ciudadanos como rehenes), temiendo no poder acceder al aeropuerto y, de poder
hacerlo, sufrir algún percance. Habíamos concertado el traslado con algunas
semanas de antelación con un taxista local con el que solemos tratar (en este
caso, además, siendo seis personas, con una niña de tres años, y bastante
equipaje, necesitábamos un vehículo tipo monovolumen y amplio maletero y dicho
taxista tiene una flota de coches de todo tipo). Por fortuna, la huelga se
desconvocó para la madrugada del día de autos. ¡Qué descanso! Una vez en la
terminal, ya tranquilos, sufrimos un retraso en la salida de más de dos horas,
una de ellas dentro del avión porque habían unido dos vuelos y duplicado cuatro
asientos. Hasta que no se decidió quienes se quedaban en tierra y no hubieron
recuperado su equipaje de la bodega, no pudimos ponernos en marcha, pero claro,
ya habíamos perdido lo que en aeronáutica se conoce como slot, es decir la franja de tiempo o turno otorgado a la nave para
el despegue, por lo que tuvimos que ponernos nuevamente a la cola. Y todo ello sin
recibir información alguna, que estuvo a punto de producirse un motín a bordo. Luego,
ya en movimiento, todo fueron explicaciones y disculpas por parte del
comandante. A buenas horas mangas verdes. Al parecer los retrasos han sido la
tónica habitual, este mes de agosto, de la Compañía Vueling, con la que volamos
a la ida y a la vuelta.
Por si
eso fuera poco, el vuelo de Tenerife a Lanzarote (en esta ocasión con la
Compañía Aérea Canaria Binter) también sufrió una demora de una hora debido a
la llegada con retraso del avión. Por lo menos, a la vuelta no hubo retrasos
significativos.
Durante
nuestra estancia en Tenerife el único contratiempo fue que no pudimos subir al
Teide. Los billetes para el teleférico se habían agotado. Al parecer, ahora hay
que hacer la reserva con antelación, cosa que desconocíamos. A partir de
entonces todas nuestras visitas a lugares y actividades de interés especial (la salida en barco para
avistar cetáceos frente a los acantilados de Los Gigantes, en Tenerife, la
visita al Parque Nacional de Timanfaya, a la Cueva de los Verdes y a los Jameos
del Agua, en Lanzarote), estuvieron precedidas por las reservas
correspondientes.
Ya de
vuelta y una vez instalados en el apartamento de la playa para reponer fuerzas,
tuvimos que soportar la invasión rusa. Aunque se diga que el turismo ruso ha
menguando en la Costa Brava, yo creo que lo que ha ocurrido es que todos se
desplazaron a nuestra localidad. El idioma constante en los cuatro puntos
cardinales de la playa era el ruso, aunque no puedo precisar el país de origen,
pues en Bielorrusia, Ucrania, Kirguistán y Kazajistán también hablan esta
lengua eslava, que ha ido desplazando al francés, inglés, alemán y holandés,
tan habituales en la zona hasta ahora.
De
estos turistas adinerados (siempre me ha llamado la atención esta eclosión de
ricos cuando hace unas décadas la pobreza en su país campaba a sus anchas) hemos
constatado su instinto gregario, algo que yo identificaba más bien con el
español (un prejuicio como otro cualquiera). Si no ibas con cuidado, plantaban
su campamento sobre tus toallas o apartaban impunemente alguno de tus enseres
que les molestaba para instalar los suyos. Y yo que creía que en esos países ex
comunistas la educación (la buena, claro) era algo consustancial a sus principios
morales e ideología. Pues no. También hemos deducido, aunque no podemos
demostrarlo, solo son pruebas circunstanciales, que la sociedad rusa (hablando
genéricamente) es muy machista. Casi todos los representantes humanos al aire libre y en familia eran
mujeres y niños. Por la mañana, en la playa, abuelas y madres cuidando a sus
pequeños; por la tarde, grupos de dos o tres mujeres jóvenes (algunas muy
jóvenes y casi todas bellísimas) paseando a sus bebés y niños pequeños en sus
cochecitos. ¿Y los hombres, sus supuestos maridos? Yo apuesto a que estaban en
el bar del hotel de cinco estrellas o en una terraza de la playa echándose al
coleto una buena dosis de vodka y discutiendo de negocios y qué hacer con
tantos rublos. Pero seguramente sea también un prejuicio xenofóbico. Y eso de
que los españoles somos gente ruidosa (noisy
people, me dijo en una ocasión una colega inglesa) será cierto, solo hay
que entrar en un restaurante abarrotado de clientes del país, pero no estamos
solos. El ruido también está ahí fuera. Y no es un expediente X. ¡Cómo gritan
esos rusos! Tendré que estudiar ruso para ver si lo que dicen también tiene
algún motivo de crítica.
Y
ahora, ya en casa, toca intentar mantener un ritmo de vida sano, física y
mentalmente, tomar aire e impulso y afrontar con la mejor de las disposiciones
lo que la vida nos depare a corto plazo. Si el tiempo y los ánimos lo permiten,
intentaré seguir escribiendo con regularidad. Como dije anteriormente, la vida
sigue. Y hay que vivirla a tope.
Espero que el tiempo y los ánimos te permitan seguir escribiendo regularmente.
ResponderEliminarBienvenido a casa.
Yo también lo espero, compañero.
EliminarMuchas gracias.
Vaya con los retrasos en los vuelos, imagino los nervios dentro del avión, y más con criaturas, que agobio y desesperación.
ResponderEliminarSiento que no pudierais subir al Teíde, si volvéis ya sabéis reservar antes de realizar el viaje, mas si son sitios tan emblemáticos, nosotros lo hicimos cuando estuvimos en Córdoba y Granada en el pasado mes de Marzo y menos mal,porque menudas colas con los que no habían reservado, en la nuestra también la había pero era mucho menor, de modo que es preferible hacerlo.
Lo de tú suegra, tristemente lo conozco, mi abuela padeció demencia senil severa, y fue muy difícil y duro, sobre todo para mi madre, pero lo sufrimos todos, menudo verano nos dio, en fin mucho ánimo para ti y tú esposa, dale muchos ánimos que te aseguro que los va a necesitar, he visto sufrir mucho a mi madre con la suya.
Tú no te agobies a tú ritmo y lo que puedas escribir, lo primero es lo primero, de una forma o otra aquí estaremos.
Un abrazo.
Lo de volver a Tenerife lo veo difícil. Ya estuvimos en Canarias (Gran Canaria, Tenerife y Lanzarote) durante nuestra "luna de miel", así que dos veces vale, pero tres ya me parece excesivo, jeje. En aquella ocasión (¡hará en octubre la friolera de 39 años!) sí pudimos subir, pero entonces fuimos en un viaje organizado desde el hotel y la subida en teleférico ya iba incluida, aparte de que por aquel entonces quizá no había tantas aglomeraciones. Más que nada lo lamenté por mis hijas y mi yerno, pero ellos son muy jóvenes y, si quieren, tendrán la oportunidad de volver. Por no hablar de mi nieta de 3 añitos, que esta ni siquiera se acordará que que estuvo en Canarias, jeje.
EliminarPor lo demás, muchas gracias por tus ánimos, pues los necesitamos.
Un abrazo.
Vaya, Josep María, siento mucho lo de la madre de tu mujer. Es algo muy triste perder a los seres queridos, pero perderlos cuando aún están presentes en cuerpo aunque no en alma, tiene que ser demoledor. Ver a esas personas que has querido (que quieres) y que fueron tu soporte durante tantos años, convertidas en seres desvalidos e incapaces de razonar, recordar y reconocer, me parece de lo peor que te puede pasar.
ResponderEliminarLo de los viajes y el turismo cada vez se pone peor. Estoy deseando jubilarme para viajar en noviembre (o en febrero, vaya).
Un beso muy fuerte y espero que sigas manteniendo el ánimo para que nos "veamos" por aquí.
Hola, Rosa. De momento el deterioro cognitivo está en la fase de la pérdida de la memoria a corto plazo (no recordar qué ha comido, ni siquiera si ha comido, qué día es, en qué mes y año estamos, qué edad tiene o dónde ha puesto tal o cual cosa, etc.). Lo malo es que se da cuenta de que algo malo le ocurre, pues está desorientada, y esto le asusta mucho y se pasa el día angustiada y necesita constantemente de nuestra presencia. Aun no habiendo llegado a lo peor, está en una situación de total dependencia. Afortunadamente su hijo y nosotros vivimos muy cerca y nos vamos turnando.
EliminarEn cuanto a los viajes y la jubilación, yo ya podría viajar en cualquier mes de año pero mi mujer todavía no ha llegado a la edad de la jubilación. O sea, que me toca esperar, jeje.
Un beso.
Siento lo de tu suegra, os tenéis que armar de valor y paciencia para cuidarla. Pero con amor todo se puede.
ResponderEliminarSobre las vacaciones en agosto, la masificación es en todos los lugares turísticos, por eso a mi no me gusta viajar en agosto. Ahora ya centrado en casa espero que nos hagas deleitar con tus escritos. Un abrazo.
Muchas gracias, Mamen, por tus palabras. Desde luego la paciencia es imprescindible y el cariño hace que la tengamos, pues solo hay que ponerse en lugar del enfermo para entender la gravedad de la situación.
EliminarComo le decía a Rosa, tendré que esperar unos años (espero que no muchos) para poder viajar en un mes que no sea agosto.
Un abrazo.
Lamento mucho ese inquilino que se os ha colado en la familia. A este respecto no puedo decirte más que ánimo y mucha fuerza, Josep Mª, no queda otra.
ResponderEliminarPor otra parte compruebo que a ti también te acompañó Murphy en tus vacaciones. Tú debías de estar por tierras canarias cuando publiqué en mi blog una entrada titulada "Vacaciones con Murphy", no voy a entrar en detalles pero te puedes imaginar por el título que me pasó de todo y no bueno.
Respecto a lo que cuentas de la educación de los habitantes de ex-dictaduras donde se alardeaba de educación yo creo que esa educación era "obligada", es decir, o se comportaban bien o acababan mal. Una vez que están fuera de su entorno estricto o cuando las normas se relajan porque el régimen se ha ablandado... entonces surgen los comportamientos espontáneos y ahí te das cuenta de que unos cardan la lana y otros se llevan la fama. Estoy aburrida de comprobar cuán escandalosos son los habitantes de países supuestamente educadísimos.
Feliz regreso y espero que tus ganas de escribir no mermen.
Un beso.
Muchas gracias, Paloma, por tus ánimos. Sabemos que a medida que avance la enfermedad necesitaremos mucha fuerza para saber controlar la situación y no desfallecer.
EliminarY lo del señor Murphy es para juzgado de guardia. Ese no hace vacaciones en todo el año. Incluso diría que en esta época hace horas extras, jeje.
Y bueno, qué podemos decir de la educación de nuestros visitantes. Ciertamente, es fácil comprobar cómo en tierra ajena aparcan los buenos modales, aunque en este caso (el de los rusos) no se trata de un turismo tan violento como el británico. Como mucho se trata de algún que otro mafioso que manda a sus lacayos a cortarle las piernas a algún metomentodo, jeje.
Yo también espero que, pasados unos días, ya más mentalizado, vuelva a las andadas de escribir.
Un beso.
¡Hola!
ResponderEliminarUn abrazo enorme para tu mujer y su madre, sé mmuy bien lo que se sufre en esas situaciones.
Por lo demás espero seguir disfrutando de tus escritos, he leído ya el del luto y me ha encantado.
Un abrazo.
Muchas gracias, Gemma, por tus buenos deseos. Yo también espero que, aunque el problema vaya creciendo lentamente, nuestros estado de ánimo no decaiga demasiado y nos mantengamos fuertes. Y en cuanto a lo de escribir, también espero que mis ganas no se vean muy afectadas.
EliminarUn abrazo.
Siento mucho la situación que estáis viviendo, Josep Maria.
ResponderEliminarTe mando un fuerte abrazo, me sabe muy mal y me entristece ver por lo estáis pasando.
Mucho ánimo y fuerza.
Un beso.
Te agradezco mucho, Irene, tus palabras de consuelo.
EliminarHaremos todo lo posible por saber soportar esta dura carga. Para nosotros es algo nuevo, pero esperamos saber manejar la situación.
Un beso.
Los episodios vacacionales son como maratones de paciencia, pero valen la pena. Ya es mala suerte que al volver uno vea el empeoramiento de alguien querido. La demencia es una afección que no mata sino que te muere. Un horror. Ánimos y que se estabilice
ResponderEliminarUn abrazo
Las vacaciones de verano tienen su parte amable, la del disfrute del tiempo libre, y la menos amable, que es la que requiere unos días de descanso y adaptación tras la vuelta. Descansar de las vacaciones siempre me ha resultado algo contradictorio pero real.
EliminarEfectivamente, la demencia tiene una muy mala evolución, pues a medida que el enfermo se va deteriorando, son los familiares más íntimos los que la van sufriendo más y más.
Un abrazo, Albada2.
hace mucho tiempo que note leia
ResponderEliminarGracias por compartir tus momentos con nosotros
Gracias a ti, por acercarte a leer esos momentos.
EliminarUn abrazo.
Hola Josep, pues siento mucho lo de tu suegra, ya sabes que de ese tema desgraciadamente sé bastante por la cantidad de años que tuve a mi madre... y después de mi experiencia solo puedo decir que la paciencia es lo primordial, aunque yo no la tenía por lo cual sufría más y hacia sufrir a los que me rodeaban.
ResponderEliminarSobre las vacaciones, siempre hay algo incómodo en ellas. Creo que se van a tener que dejar como mejor fecha, junio o septiembre que hay menos gentío y las huelgas siempre son en los meses puntuales para hacer mejor la puñeta.
Encantada de volver a leerte después de haber estado vacacionalmente inactiva...
Un abrazo.
Es cierto que hay momentos en que a uno le tambalea la paciencia. Somos humanos y a veces la situación nos desequilibra emocionalmente. Pero hay que respirar hondo e intentar ponerse en el lugar del enfermo y pensar que quizás algún día seremos nosotros los que padeceremos esa terrible enfermedad.
EliminarEspero con impaciencia el día en que podamos elegir el mes de vacaciones y evitar la muchedumbre que lo invado todo y, de paso, esas huelgas que, efectivamente, eligen estas fechas para dañar a la empresa y a sus usuarios.
Me alegro que nos volvamos a leer y que siga así por mucho tiempo.
Un beso.
Creo que esta situación también sigue las etapas de un duelo, llegando a un momento de resignación, en el cual uno se acaba adaptando a las circunstancias y puede, más o menos, seguir con su vida normal. Espero que pronto pueda normalizar mi vida y reemprender mis actividades escritoras, dentro de lo posible, como forma de evasión.
ResponderEliminarUn abrazo. Julio David.
Hola Josep Mª! Hace mucho que no me paso por tu blog. Lamento mucho lo de tu suegra, espero que podáis llevarlo lo mejor posible. En cuanto a las vacaciones, quizá las comenzasteis con algo de miedo —totalmente normal— pero me alegro de que hayan ido bien. Me he reído mucho con el detalle de los rusos. Un fuerte abrazo, os deseo mucha fuerza a tu mujer y para ti. ¡Seguimos leyéndonos! ; )
ResponderEliminarHola, Ramón. Me alegro leerte por aquí. Ciertamente nos habíamos distanciado. Por mi parte, tu larga ausencia, o paréntesis, hizo que me concentrara en los blogs que publicaban con regularidad. A ello hay que añadir la saturación que sufrí al verme sobrepasado por la cantidad de nuevos blogs que acabé incorporando a mi larga lista de lecturas. Llegué a estresarme tanto por querer cumplir con una obligación autoimpuesta absurda, que pasé a experimentar una necesidad de reducir al maximo el tiempo dedicado al seguimiento de blogs amigos. Luego, por causas difíciles de expxlicar, caí en una cierta apatía, resintiéndose mis ánimos, no solo lectores sino también escritores.
EliminarA ver si logro retomar los blogs "extraviados" sin necesidad de tener que sacrificar otras actividades. "Take it easy" o "Keep calm", como dicen los angloparlantes, jeje.
En cuanto a tus comentarios sobre esta entrada, te agradezco tus buenos deseos. La vida hay que tomarla con sabiduría, lo cual no siempre es facil, pero en ello estamos.
Un abrazo.