Soy
consciente de que el título que he elegido para esta entrada puede dar lugar a
un equívoco. Muchas cosas en esta vida tienen un doble sentido, un mismo
concepto puede aplicarse a cosas muy distintas. Siento haberos alarmado o
defraudado, pero el tamaño al que aquí me refiero, como habréis podido deducir de la imagen, es el de ciertos textos.
Creo
haber dicho en alguna ocasión que me considero un lector lento. No sé si serán
los años, pero cada vez tardo más en leer un libro y los libros muy extensos me
provocan, de antemano, rechazo. Obviamente, si el libro lo vale, no me queda
más remedio que leerlo hasta el final, aunque la empresa resulte larga y tediosa.
También
es cierto que, contrariamente a lo que pudiera parecer, al estar jubilado y
disponer de mucho más tiempo libre, dedico ahora mucho menos tiempo a la
lectura que cuando estaba en activo. Si exceptuamos los fines de semana, solo le
dedico a la lectura una media hora diaria, todas las noches, lo que suelen tardar
mis párpados en querer cerrarse. De hecho, me acuesto antes de lo que me pide el
cuerpo para poder satisfacer mis deseos de lectura, pues me encanta leer en la
cama, cómodo y relajado, aunque esta práctica tiene un efecto secundario: la
somnolencia. Antes de jubilarme, en cambio, cuando pasaba casi doce horas fuera
de casa, leía unas cuatro horas al día. El estrés y la necesidad de desconectar
eran los responsables. El insomnio me obligaba a levantarme cuando apenas
clareaba, momento que aprovechaba para leer. Y al regresar al hogar dulce hogar,
seguía con la lectura hasta la hora de cenar. Así cada día.
Quizá
sean, pues, estas dos razones (mi lentitud lectora y el menor tiempo destinado
a ello) las principales culpables de que un libro de más de 800 páginas me
resulte actualmente un “tocho” más pesado que diez ladrillos macizos. Una
novela de tal envergadura puede durarme un mes. Pero al margen de estas
circunstancias personales, cada vez me parecen menos atractivas las novelas
largas sin justificación aparente, salvo el mero hecho de desear ilustrar, intercalando descripciones, situaciones, e incluso personajes innecesarios
que nada aportan a la trama y solo sirven para distraer (y aburrir) al lector y
tenerlo ocupado leyendo páginas y más páginas, haciendo gala, eso sí, de un
exquisito estilo narrativo que con frecuencia resulta, para mi gusto, demasiado
grandilocuente y florido. En más de una ocasión he dicho que parece como si sus
autores cobraran o las editoriales fijaran el precio del libro en función del
número de páginas.
Pero
si un libro muy extenso puede resultar agobiante e incluso pesado, ¿qué ocurre
con textos que, por naturaleza, son muchísimo más breves? ¿El tamaño, o la
longitud, también importa en estos casos?
La
redacción de un escrito comercial u oficial, por ejemplo, tiene que ser clara y
concisa, evitando andarse con rodeos e ir al grano si se quiere asegurar el
interés y la comprensión lectora de su receptor. Lo mismo debería ocurrir con
los contratos y documentos de cualquier índole, si excluimos los sumarios judiciales
que suelen tener miles de páginas con un contenido solo apto para sesudos
letrados. Pero ¿qué tal si evaluamos este aspecto en otro tipo de textos, como los
relatos, crónicas, reseñas, y cualquier entrada en general que se publica en un
blog?
Asesores
en escritura, personas mucho más entendidas que yo en esta materia, se han
pronunciado reiteradamente sobre la conveniencia de evitar textos demasiado
largos para no cansar al lector y mantener su atención, y debo darles la razón,
pues yo mismo he eludido leer, en más de una ocasión, un texto por su excesiva
longitud. Cuando intuyo que su lectura me llevará más de lo que en ese momento
estoy dispuesto a invertir, me lo pienso dos veces. Solo si el tema me atrae y
su autor o autora es de mi agrado, sigo adelante o bien pospongo la lectura
para otro día, cuando tenga más tiempo o paciencia.
Reconozco
que yo mismo, en más de una ocasión, he producido relatos más largos de lo que
es habitual en mí, en cuyo caso, consciente de que ello puede producir el mismo
rechazo que yo siento ante escritos ajenos de igual longitud, he decidido
dividirlos en dos o más episodios, aprovechando esta circunstancia para darle a
la historia un toque de suspense al interrumpir la narración en un punto
álgido, lo que se conoce como “Cliffhanger”, término que suena muy chulo y que desconocía,
lo admito, hasta que lectores-escritores de mejor formación literaria que yo me
lo mencionaron.
Me
consta que hay a quien no le gustan los relatos por entregas y prefieren leerlo
de corrido y conocer, de este modo, el final sin necesidad de esperar días o
semanas. Ciertamente hay relatos por capítulos que se publican con tal dilación
(entre un capítulo y el siguiente pueden haber transcurrido semanas) que uno ya
se ha olvidado de qué iba la historia y a pesar de que algunos autores incluyen
un enlace al capítulo anterior para refrescar la memoria, ello implica dedicar
un tiempo extra a releer lo olvidado.
Así
que me he encontrado, en más de una ocasión, con el dilema de escribir un
relato entero o fragmentado y, en este último caso, cuánto tiempo debía dejar
transcurrir entre episodios para que 1) los lectores rezagados tengan tiempo
de leer uno antes de haber publicado el siguiente, y 2) que los adelantados no
se "despisten" mientras esperan la continuación. Pero la frecuencia en la publicación ya
es otro tema que ahora no viene a cuento, aunque también tiene su miga, para
bien y para mal.
Llegado
a este punto, cabe preguntarse, pues: ¿Cuál es la longitud óptima?
Ya conocemos
el adagio en latín que reza “de gustibus
non est disputandum”. Vamos, que para gustos los colores, y esta no será
una excepción a la regla. Hay a quien le gustan los relatos largos y hay quien
prefiere los breves y más aún los microrrelatos, pero si me atengo a la opinión
de quienes son más duchos en la materia, el tamaño es algo que hay que tener
siempre en cuenta al escribir. Así, según alguno de estos asesores, el tamaño
idóneo de un artículo de blog es de 1.600 palabras o 7 minutos de lectura.
Pero como toda norma tiene su flexibilidad y cada maestrillo su librillo, hay
quien defiende a ultranza que lo importante es la calidad más que la cantidad,
así que no pasa nada si un post alcanza las 2.500 e incluso las 3.000 palabras.
Si, por el contrario, se queda en 700 ó 900 palabras, tampoco es importante. Y
esa recomendación también puede aplicarse a otros textos. Así, un tuit no
debería superar los 100 caracteres, un comentario en Facebook 40 caracteres. Incluso
he hallado consejos sobre la longitud adecuada de un párrafo, de un correo
electrónico. ¡Hasta de un título! Si esos “expertos” están en lo cierto,
entonces significa que el tamaño tiene mucha importancia.
Por lo
tanto, del mismo modo que en el contexto de la otra acepción del título que
encabeza esta entrada, algunos corren a comprobar si su atributo masculino cumple
con el tamaño ideal, yo he hecho lo mismo con mis posts, ya sean reflexiones en
este Cuaderno de bitácora o relatos en Retales de una vida.
Así
pues, en lo que llevamos de año, los textos de mayor tamaño que he publicado en
una sola entrega han oscilado entre 2.000 y 2.700 palabras, y los publicados en
dos entregas tuvieron una longitud total entre 4.300 y 5.000 palabras, es decir,
unas 2.000-2.500 palabras cada una, lo cual encajaría con lo indicado por los
autores consultados. Si son largos o cortos solo el lector o lectora podrá
decirlo, pero yo sigo creyendo que lo mejor es ceñirse a un tamaño no demasiado
largo, entendiendo como tal un texto que no supere las 3.000 palabras.
Aun
dando por sentado que la calidad es lo más importante, ¿qué opinión os merecen,
en términos generales, los textos extensos? ¿Controláis la longitud de vuestros
escritos? ¿Estáis de acuerdo con Baltasar Gracián en que lo bueno, si breve,
dos veces bueno? En definitiva, ¿creéis, como yo, que el tamaño sí importa?
Hola compañero de teclas. Pues yo también creo que el tamaño sí importa, y alguna vez me he planteado tus mismas blogdudas. Y como con los años me he vuelto muy práctica buscando soluciones, personalmente lo he resuelto de una forma más o menos salomónica : escribo en tres tallas; pequeña, mediana y grande... :D jajaja según el día, el tipo de relato, si es historia, si es viaje,... unos son breves, otros aún sabiendo que son tochos los dejo enteros a forma de guía para los viajeros,... otras veces uso las etapas del propio viaje como "cliffhanger" de ese. Supongo que haciendo una media la estadística debe salir que ando en los estándares, hay relatos de 500, 1000, 2000, algunos de 3000...y creo que puntualmente alguno XL con más (como no tengo miembro...no he corrido a mirar :D jejeje). Creo que quizás, en mi caso, el uso de imágenes, fotos, puede ayudar a aligerar algo el asunto (lo interrumpe visualmente, sirve de pausa, complementa...).
ResponderEliminarPienso en el lector y para ellos decidí escribir en esos tres tamaños e intento alternarlos en el calendario de publicación, pienso en lo que dicen los profesionales en la materia...pero reconozco que no me obsesiono con el nº de palabras, ni escribo los títulos para el SEO,.. me gusta sentirme libre cuando escribo. Creo que el lector siempre puede trocear o no el relato, dosificarlo a su gusto/tiempos/conveniencia.
Y también creo que, a veces, de tanto hacerle caso a los expertos, hay mucho blog clónico ;)
Un abrazo grande grande querido Josep.
Si algo aprendí del taller de escritura al que asistí, y no porque me lo enseñara la profe sino que fue algo autodidacta, es que las normas están para tenerlas en cuenta, como guía, pero también están para saltártelas a conveniencia, según la situación. La enseñanza que sí sigo es la que hay que escribir sin pensar en la longitud del texto, lo que salga, pero luego, una vez terminado, recortar lo máximo posible, como el que poda un árbol, para eliminar lo superfluo y dejar la sustancia. Hay quien lo hace con mayor o menor acierto. A mí, la verdad, es que a veces me da pena echar mano de las tijeras, pero pienso que cuando un texto es demasiado largo, seguro que contiene información excesiva y prescindible, y puede aburrir al público. En tu caso posiblemente sea distinto, pues cuantos más consejos puedas aportar sobre una ruta o un viaje mejor.
EliminarNo está mal lo de escribir en tres tallas, jajaja.
Muchas gracias, Cristina, por tu aportación.
Un fuerte abrazo.
Mi costumbre es entrar a dar una vuelta para leer las nuevas entradas de los blogs a los que soy asiduo y, como tengo un tiempo relativamente limitado, en principio no me resultan atractivas las entradas demasiado largas. Incluso esas longitudes de las que hablas me parecen excesivas. Partirlas en dos tampoco me parece una solución, porque a la vez siguiente tienes que releer lo anterior para recordar. Para mí los textos extensos son incompatibles con el formato blog.
ResponderEliminarAunque en principio tampoco me gustan los libros con muchas páginas, sin embargo soy mucho más comprensivo con la extensión de los mismos, puesto que no leo varios libros a la vez. Le dedico todo el tiempo que tengo y que dure lo que tenga que durar. No tengo que dejar de leer otra cosa porque el libro sea largo; simplemente, tardo más tiempo en leerlo.
Un abrazo.
Claro, la lectura de un libro se rige por otros parámetros. Una novela puedes dejarla en el punto que quieras y retomarla al día siguiente. Solo si tardas muchos días en reiniciar la lectura puede que hayas perdido el hilo de los acontencimientos y ello te obligue a retroceder unas cuantas páginas hasta ponerte al día. La lectura de un relato en un blog tiene que ser, por regla general, de un tirón y es entonces cuando la longitud del texto es determinante.
EliminarYo es que soy muy metódico y paso cada día (salvo los fines de semana) por todos los blogs que tengo agregados en y entro en todos ellos para ver si han publicado algo nuevo. Como están por orden alfabético, si la cosa va para largo, siempre quedan fuera de la lectura los mismos, los del final de la lista, jeje. El día que no dispongo de mucho tiempo y paso por un blog en el que su autor/a habitualmente publica entradas muy largas, pienso "que no haya publicado nada nuevo, por favor", jajaja. Es increíble, o absurdo, pero es así. Como decía en una mis entradas anteriores sobre el cúmulo de blogs a visitar, a veces la devoción se convierte en obligación y esto no es bueno.
El problema más relevante está precisamente en los relatos, en los que resulta mucho más difícil calcular su longitud, porque esta depende de la "duración" de la historia. A veces hay historias que se te van de las manos, pues te "obligan" a prolongarlas más de lo que tenías previsto. Es complicado (al menos para mí) decir mucho en muy poco espacio. De ahí que los microrrelatos me resulten tan fascinantes.
Muchas gracias, Macondo, por tu contribución,
Un abrazo.
Un buen título o titular es básico, (o eso dicen los expertos), para conseguir que al menos los lectores pinchen en el texto en cuestión.
ResponderEliminarAsí que Josep, el primer objetivo hoy ya lo has conseguido, ja,ja,ja.
Respecto a la extensión o los tochazos de los libros de 800 0 1000 páginas, siempre recuerdo lo que me comentó una vez David Rubio: lo que un autor no haya sabido transmitir en 300 páginas, raro es que doblando el número lo consiga transmitir ya. Con respecto a los blogs que sigo, no me causa mayor inconveniente que el texto sea largo o corto, en este caso, si me gusta lo que leo, el tamaño no importa ;-). De lo que no soy muy amigo es de los relatos por entregas, ya que suelo perder el hilo, y a veces en esos casos, prefiero esperar a que el relato esté completo para leerlo sin interrupciones.
Como siempre, buena e interesante reflexión Josep. Abrazos y buen fin de semana.
Estoy totalmente de acuerdo contigo y con nuestro amigo David, un maestro y pozo de sabiduría en estos temas. Rellenar una historia con hechos totalmente superfluos no tiene porqué mejorarla, todo lo contrario. Y aburrir a un lector es lo peor que puede ocurrir.
EliminarVeo que eres uno de los lectores a los que no les gustan los relatos por entregas y lo respeto, pues, como apuntaba en esta entrada, se corre el peligro de despistar al personal. Si ese relato se acaba publicando en un libro, la cosa cambia radicalmente pues ya no es necesario fragmentarlo. En lo sucesivo tendré muy en cuenta esa consideración, aunque, como le decía a Macondo, a veces me resulta muy difícil cortar y recortar, jeje. Según voy viendo (aunque todavía es pronto para sacar conclusiones) parece preferible un texto de 5.000 palabras que dos partes de 2.500 cada una.
Muchas gracias, Miguel, por dejar tu opinión.
Un abrazo y buen fin de semana.
Yo no soy muy amiga de los tochos largos. Me gusta más los relatos cortos. Si cuando abro un blog y el elato es muy largo, a veces lo dejo para leerlo en otra ocasión que tenga más tiempo. creo que la calidad de los escritos se ven enseguida y si es largo aburre. Un abrazo.
ResponderEliminarPues entonces están entre los que opinan que mejor bueno y breve, jeje. Desde luego es la mejor opción y reconozco que un buen escritor debe ser capaz de sintetizar al máximo lo que quiere transmitir, aunque no siempre es fácil. Es difícil conjugar la brevedad con una descripción lo mas detallada posible de los hechos. A diferencia de una novela, en un relato hay escasez de personajes, pero no necesariamente de acontecimientos. El bueno, bonito y barato, en los artículos a la venta, se traduciría por bueno, interesante y breve en un relato. A diferencia de lo primero, que no existe, en lo segundo habrá que hacer un esfuerzo por conseguirlo, jeje.
EliminarUn abrazo, Mamen.
Creo que el tema del tamaño al que aludes hay que tratarlo según de qué se esté hablando, aunque la conclusión al final es la misma.
ResponderEliminarSi se trata de novelas, yo no tengo problema en enfrentarme a tochos si estos tienen sentido. En una historia larga yo me implico más con los personajes, con la historia, no me importa que tarde más en terminarlo, no tengo prisa. Pero siempre y cuando esa historia necesite de tanta página para desarrollarse. Si hay paja, si hay historias colaterales que nada aportan al argumento principal y que solo están para rellenar, entonces no. Entonces no me gusta.
Cuando hablamos de los blogs o de otras redes sociales, la cosa tiene más miga. Esos tamaños que dices recomiendan por ahí a mí me preocupan un poco porque creo que, detrás de todo eso, se encuentra una falta de atención por parte del lector, estamos saturados ante tanta oferta y nos ponemos en "modo ahorrador", no podemos invertir demasiado tiempo en leer algo y si lo vemos extenso ya lo estamos desechando. Que conste que a mí me pasa como a ti, si veo un texto muy largo lo dejo para un momento de mayor tranquilidad, lo malo es que ese momento no llega o se me olvida.
El ritmo de vida que tenemos puede que tenga algo que ver con todo esto, o simplemente que nos hemos sumergido en un bucle de frenética actividad donde el tiempo es un bien escaso.
Resumiendo, y para no enrollarme más, se hable de lo que se hable el tamaño importa si no se corresponde con la calidad. Lo importante es que, lo que sea, funcione y lo haga bien, que sea efectivo y que guste ;)
Un besote.
Hola, Paloma. A menos de que alguien, como ocurre con los blogs dedicados a reseñas literarias (como seria tu caso), me diga que una novela, aun siendo demasiado larga para su gusto, es muy buena, que vale la pena leerla, suelo evitar adquirirla, por mucha publicidad que se le de, si veo que es como el libro gordo de Petete (por tu edad quizá no sepas de qué estoy hablando, pero era una especie de enciclopedia para niños en un programa de TV infantil), no lo compro, y ello se debe a las muchas decepciones que he sufrido recientemente. Parece que cuanto más célebre es un autor mayor número de páginas tiene el libro que publica y luego resulta que ha sembrado de malas hierbas gran parte del terreno. De este modo evito gastarme un pastón en libros que luego me resultan indigeribles en su mayor parte. Así que mejor me espero a que los que os dedicáis a hacer reseñas de libros, expreséis vuestra opinión y entonces apostar a lo seguro, o casi seguro porque, una vez más hay que decir lo de los gustos y los colores.
EliminarEstoy totalmente de acuerdo contigo, y así creo haberlo comentado en alguna ocasión, que la falta de tiempo hace que no podamos acudir a todos los blogs, por interesantes que sean, y leer todo lo que en ellos se publica, por bueno que sea. Ante ello se impone la "selección natural" y leer lo que podemos leer en un momento determinado y aplazar o incluso descartar lo que excede a nuestras posibilidades. Y es ahí donde entra en juego la calidad y la cantidad (longitud) de los textos. Lo largo y malo se desecha, lo corto y malo se soporta, lo bueno y corto se aprecia, pero ¿qué ocurre con los bueno y largo? Pues depende del tiempo y las ganas de cada uno, jajaja.
Muchas gracias, Paloma, por pasarte y dejar tu interesante comentario.
Un beso y hasta muy pronto.
Yo soy de las que pienso que el tamaño de un texto tiene que ir unido a la calidad del mismo, es decir ya no es una cuestión de si el texto es largo o no, si no esta bien escrito y no nos encontramos con un tocho, donde cuando acabas el tocho, si te ha defraudado dices para que me habré tragado yo un libro tan gordo para que no me acabe gustando? aunque confieso que yo he sido de dejar un tocho a mitad porque no me convence, cosa que no me gusta hacer, pero lo he hecho alguna vez.
ResponderEliminarEs lo mismo que cuando vemos una película y el final te deja diciendo para que me habré tragado esta pelí si no tiene un final que sea lógico? aunque claro, tú entiendes un final y el final que le da un director de cine no es el mismo que tú entiendes, claro, pero te defrauda.
Un abrazo.
Yo nunca había dejado un libro a medias, siempre aguantaba hasta el final, por pesado que fuera. Pero eso se acabó y van ya unos cuantos que se quedan para vestir santos, jajaja.
EliminarEn el cine, solo recuerdo haber salido de la sala en una ocasión, y es que la película era soporífera y además grabada con cámara al hombro, o no sé cómo, de modo que la imagen bailaba de tal modo que uno acababa mareado. Al parecer era una película muy artística y con mucho mensaje, pero ni mi mujer no yo pudimos con ella. Menos mal que fue en un cine en el que si no te gusta la película y te vas antes de la primera media hora, te regalan una entrada para otra ocasión, jeje.
Por supuesto que lo fundamental en un texto es su calidad más que la longitud. Lo malo es que el autor puede no ser consciente de que lo que ha escrito es excesivamente largo para la poca calidad que tiene. Al menos, siendo breve, un texto mediocre será más soportable.
Yo mismo reconozco que a veces me extiendo más de lo necesario, y ahí es cuando uno debe saber valorar si vale o no la pena darle al texto la extensión que uno le ha dado.
Un abrazo, Tere.
Pues te diré que si el texto me interesa, lo leo sin sentir y no me fijo en si es largo o corto. Me fío lógicamente del autor. Sé que hay autores que me van a atrapar sea cual sea la extensión de su relato o reseña o reflexión. Hay otros a los que he dejado de leer porque, también independientemente de la extensión, me aburrían a morir.
ResponderEliminarRespecto a mis textos, intento controlar, pero creo que no me sale muy bien. Me fijo más en no quedarme corta que en no pasarme. No doy por terminada una reseña mientras no considero que he dicho todo lo que quería y/o podía decir. A veces quedan más largas y a veces más cortas. La gente que me seguís, ya sabéis lo que os vais a encontrar. pero siguiendo a tus asesores, creo que raramente voy más allá de las 1600 palabras. La reseña de hoy, concretamente, unas 1060.
Eso del SEO que mencionan en el comentario de "Te cuento de viajes", tampoco lo tengo en cuenta, ni sé lo que es, ni cómo funciona. Solo he leído acerca de ello en algún blog, pero no acabo de entenderlo.
Un beso.
Un texto no tiene que ser ni largo ni corto sino todo lo contrario, jajaja.
EliminarCon ello quiero decir que, en efecto, la longitud de un texto no debería ser óbice para leerlo mientras sea de interés y el modo de contar lo que sea lo ses lo suficientemente bueno como para atrapar al lector. En todo caso, como un texto muy largo requiere una mayor dedicación, pienso que lo más conveniente es destinar un momento adecuado para prestarle la atención que merece. Lo malo es cuando se acumula el trabajo y no das abasto a leer todo lo que desearías.
Quizá la extensión de un texto no debería ser motivo de preocupación, y dejar que sean los lectores quienes decidan si leerlo o no. Creo que lo idóneo es dejar que las palabras fluyan e intentar que el resultado final satisfaga al propio autor. Pero como uno quiere agradar a sus lectores y hay tantas voces que claman en la blogosfera sobre la necesidad de moderar o controlar la extensión de sus textos si quiere ser leído, uno acaba preguntándose si lo estará haciendo bien. Pero ya veo que hay gustos para todo.
Será importante o no, pero veo que esta entrada te ha inducido a contabilizar la extensión de tu última reseña, jajaja.
Una vez me entretuve a leer los consejos de algunos asesores y expertos en marketing online, y vi cuán complejo es este mundo bloguero si uno quiere "competir" para ganar seguidores y popularidad en las redes. Entonces comprendí que eso no era lo mío.
Muchas gracias, Rosa, por aportar tu punto de vista.
Un beso.
¡Hola!
ResponderEliminarPues nunca he contado las palabras aunque siempre he tenido la sensación de que mis post eran demasiado largos. Por curiosidad he contado las del post de ayer y tiene 1094, no sé si es mi media o me ha quedado más largo o menos que otro.
La verdad es que no me fijo en esas cosas, leo post que me interesan sean largos o cortos(cuando puedo, si voy mal de tiempo no leo y ya está) y los que no, pues nada. En lo que me fijo es en las faltas de ortografía(algún error tenemos todos, hablo de echar con h, añadir ese al verbo en plan comistes...esas cosas.
Yo, en vez de entrar en todos los blogs y tenerlos por orden alfabético en mi blogroll salen por orden de publicación, así solo entro en los que han publicado y siguiendo el orden de publicación.
Un saludo y a mí tus relatos me gustan siempre, sean más o menos largos.
Hola, Gemma.
EliminarA ver si ahora todo/as vais a contar las palabras de vuestras entradas por mi culpa, jajaja.
Lo tuyo tiene mérito, pues, por lo que se ve, escribes improvisando sobre la marcha, a partir de una idea, y te salen las palabras como el agua del grifo, a raudales, jeje.
De todos modos, quizá la importancia de la longitud de un texto esté más en los relatos que en las reflexiones, por así llamarlas. La lectura de un relato requiere, en mi opinión, una mayor atención y concentración, por lo que una extensión excesiva puede provocar un cansancio en el lector. Como decía anteriormente, en una novela eso se soluciona dejando el libro en un punto y retomarlo en otra ocasión, mientras que un relato invita a ser leído de un tirón.
Y, por supuesto, la calidad ortográfica es esencial. Y me alegro de la opinión que te merecen mis relatos, jeje.
Te agradezco tu tiempo y tus comentarios.
Un abrazo.
Es como todo Josep, hay textos largos innecesarios y otros fantásticos, y lo mismo ocurre con los breves. También soy un lector lento, generalmente leo más que esa media hora, pero no lo hago diario.
ResponderEliminarPero mira que siempre pasa que si lo que se está leyendo es bueno, seguimos a pesar de la longitud, porque cada página se disfruta, igual arrumbamos lo que nos aburre.
Abrazos.
Bueno, amigo, podríamos concluir que lo bueno, si largo, sigue siendo bueno, jeje.
EliminarQuizá debería preocuparme más por la calidad de lo que escribo que de su longitud y, como decía más arriba, que sean los lectores quienes decidan si vale la pena seguir leyendo, dejarlo para más tarde, o simplemente olvidarlo.
Muchas gracias, Gildardo, por tus palabras.
Un abrazo.
Ya dice el refrán que "lo bueno, si breve, dos veces bueno", aunque también es cierto que como tu dices, "lo bueno, si largo, sigue siendo bueno".
ResponderEliminarAprovecho este lugar para felicitaros por la idea de la Bogtella, la mía ya navega por las redes.
Por cierto, Josep María, tienes razón, no sé por qué pensaba que el relato trataría sobre alguna parte de la anatomía humana. Jeje
Un abrazo
Me alegra que haya podido desfacer el entuerto, jeje.
EliminarQuedémonos, pues, con la calidad, sea breve o larga.
Muchas gracias, Ana, por venir a leerme y dejar tu comentario.
Un abrazo.
Esto es un poco como el hablar: hay quien es de pocas palabras, va al grano y lo explica clarito, y otros que se andan por las ramas y no saben cómo terminar, jeje.
ResponderEliminarLo que propones es la prueba indiscutible y definitiva: leer y esperar que el texto sea bueno o que te guste. Si la cosa no progresa favorablemente, se abandona la lectura y a otra cosa mariposa.
Muchas gracias por dar tu opinión.
Un abrazo, Julio David.
Yo he tenido mis dilemas por el tema del tamaño!! Cuando me pongo a escribir me quedan textos larguísimos, y antes los cortaba y los iba publicando en dos o tres entradas. Un día me di cuenta de que la gente estaba perdiendo el hilo, que no se había enterado muy bien de una indirecta que debía de ser una sorpresa. Así que pensé que en los blogs, todos leemos muchas historias y enseguida podemos olvidar las primeras partes. David tiene creado el Tintero de oro, en el que todavía no he participado porque siempre me excedo de número de palabras. No lo puedo evitar, tendría que planear cómo hacer un relato más corto.
ResponderEliminarRespeto a leer otros blogs, tampoco me importa si el texto es largo, aunque si todos los que leo fueran largos tendía un problema de tiempo :)
Yo he llegado a la conclusión de que es mejor publicar un texto largo que por partes. Y si en el tamaño no hay relleno, el texto va a gustar independientemente de si es largo o corto!
Un besito, me ha encantado la entrada!!!
PD:Ahhh hoy es tu cumple, muchísimas felicidades y pasa un día genial!!!! mua mua
Pues a mí me ocurre igual, se me va la mano (y las ideas) y a veces los textos se me hacen más largos de lo que en un principio pretendía. Como dejo que me guíe la improvisación, la historia va tomando cuerpo y un derrotero que no había imaginado cuando empecé a escribirla. Luego, me da reparo cortar, sobre todo si el tijeretazo tiene que ser mayúsculo para ceñirme a lo "aceptable".
EliminarEs en esos casos cuando opto por dividir el texto en dos o más episodios, pero entonces se crea el problema que mencionas: como no publiques la siguiente entrega muy pronto, muchos lectores han perdido el hilo, otros se olvidan de volver puntualmente y cuando lo hacen se encuentran con trabajo acumulado, y luego están los que han manifestado aquí que prefieren leer toda la historia una vez completada.
Tener que ceñirse a un tamaño, para no sobrepasar el gusto de algunos lectores, coartando así la naturalidad o espontaneidad del autor, me resulta incómodo. Reducir un texto, por ejemplo, de 3.000 a 1.000 palabras requiere un trabajo arduo, nada fácil, porque puede representar una mutilación de la idea original y de párrafos que consideras importantes. Ahí está, pues, el dilema: cortar o no cortar.
Poniéndome, pues, en la piel de mis lectores, tendré que esforzarme a ser más breve en momentos en que el cuerpo, o la mente, me pide más. Pero no puedo prometer nada, jeje.
Muchas gracias, María, por tu interesante comentario.
Un beso y muchas gracias también por tu felicitación.
Doy mi rotundo SÍ, el tamaño importa xD
ResponderEliminarTengo pánico a esos tochos que superan las 600 páginas. También soy una lectora bastante lenta a pesar de lo mucho que me gusta este pasatiempo. Con lo cual, adentrarme en un libro que supere un número medio de páginas me resulta tedioso ya de solo pensarlo.
En cuanto a la longitud de los artículos en internet, yo creo que estamos en una época de impaciencia acelerada, donde queremos que la información nos llegue de forma rápida y concisa, pues si algo ocupa más de 5 minutos en nuestras pantallas, perdemos interés o directamente nos aburrimos.
Es por ello que cuando escribo una entrada para el blog, procuro no pasarme de verborrea. Lógicamente, de poco vale hacer textos chorras y cortos, pues la calidad es siempre lo primero.Aún así, pienso que tenemos que ser capaces de mostrarnos concisos y directos, ofreciendo además temas de interés, si lo que queremos es que nos lean en un medio saturado de información.
Un abrazo.
Veo que no eres la única que le echa "patrás" un libro de dimensiones considerables. Parece como si ello fuera sinónimo de exceso gratuito de palabras. Y, salvo honrosas, excepciones, suele ser así. En más de una ocasión, y de dos, y de tres, he acabado leyendo en diagonal párrafos enteros por las sobreabundancia de retórica innecesaria, o de descripciones minuciosas que no vienen a cuento, solo para el lucimiento del autor y veamos lo mucho que sabe, o se ha ilustrado, sobre la vestimenta o los distintos tipos de carruaje de antaño, por poner un ejemplo. Creo que hay que saber describir el entorno de forma suficiente y necesaria para que el lector se haga una composición de lugar, que vea el paisaje y lo que rodea a los protagonistas sin entrar en detalles excesivamente minuciosos, llenando páginas para describir los tipos de flores que adornan los jardines de una mansión.
EliminarEn cuanto a las publicaciones en los blogs, estoy de acuerdo también en que la brevedad y concisión son valores al alza en momentos que en el tiempo se nos escapa de las manos. Tus entradas, por ejemplo, son así. El problema, como ya he dicho, reside en los relatos, que suelen ser textos más largos. Salvo los microrrelatos, que por definición tienen una brevedad extraordinaria, si bien no pueden estar carentes de significado (yo sigo sin entender el de Monterosso y su famoso dinosaurio), los relatos, o cuentos, son los textos que más sufren esta disyuntiva sobre su extensión. Es evidente que su calidad no tiene porqué ir pareja a una mayor o menor longitud, pero un tamaño aparentemente excesivo puede ser motivo de rechazo a priori por parte de muchos lectores, al igual de lo que sucede con un libro.
Muchas gracias, Sofia, por tu aportación.
Un abrazo.
Bueno, bueno, esta vez te perdono Josep Mª, ya se que no me vas a leer el último relato jeje por dos razones por que es considerado "largo" y por que estoy la última en tu lista jajajaja. Pues vaya tema que te has sacado, esto de acortar lecturas...¿no tendrá que ver con cumplir años? jajaja Pues fíjate tú que tus reflexiones enganchan tanto que podrían llegar a las 3000 palabras y las leemos. Yo creo que depende mucho si el primer párrafo te agarra, puedes seguir leyendo o dejarlo para otro rato, con más tiempo ( si es de compañar@s) que sigues) y yo no es que me considere una buena lectora, no leo rápido me refiero. En mi caso hay publicaciones que son más cortas que otras, depende si llevan más texto, imágenes, si es viaje o relato. Lo intento hacer breve pero hay publicaciones que tienen el tamaño que consideras adecuado para el post que has creado. No hay que olvidar que los blogs son personales y que es nuestra manifestación artística, sabemos cuando "el cuadro" está acabado, no porque no los diga alguien, no escribimos para los demás, lo compartimos con los demás, que es diferente. No me extiendo más que no me lees jejeje. Un abrazo
ResponderEliminarPues has dado en el clavo, Eme. Al ser tu blog el último de la lista, por orden alfabético, y ser tus textos habitualmente de una longitud superior a la media, en muchas ocasiones la lectura de tus entradas ha quedado aplazada para otro día, pues se hacen las doce del mediodía y tengo que sacar al perro a hacer sus cositas, jajaja. Si en lugar de Viajes y fotos se titulara Fotos y viajes, la cosa cambiaría, jajaja.
EliminarY si, la edad tiene bastante que ver con todo ello, jeje.
Siempre me han dicho que la primera frase tiene que enganchar, cosa que no es fácil. Claro que no es lo mismo escribir una entrada sobre un viaje que un relato de ficción. Aun así, nuestros escritos pueden enganchar a unos y aburrir a otros. Es natural e inevitable.
Y evidentemente, el autor es quien decide cuando una historia ha llegado a su fin. Lo que siempre hay que procurar es que el interés no decaiga por el camino, que es quizá el meollo de la cuestión.
Los textos se hacen largos cuando la trama es compleja y trabajosa, y también cuando una reflexión, como esta, da mucho para discutir, jajaja.
Un abrazo.
Uff, Josep, yo no sabría decirte si el tamaño importa. Al menos en cuestión de textos, jajaja. Creo, como dicen muchos de los comentarios anteriores, que si engancha no importa tanto la extensión. A mi, por lo general, me gustan los textos breves, los microrrelatos me fascinan, pero también me gusta intercalar textos más largos, con más descripciones, personajes, etc.
ResponderEliminarSi lo que se cuenta vale la pena, creo que el tamaño es lo de menos.
Un beso enorme
Quizá, bien pensado, esto sea comparable a un plato bien cocinado, jeje. Hay quien prefiere pequeñas raciones servidas en platillos y otros una buena cantidad en un plato generoso. Lo importante, en ambos casos, es que el contenido esté bien cocinado y sea muy sabroso.
EliminarMuchas gracias, Chari, por dejar tu opinión.
Un beso.