He regresado de vacaciones cabreado. Tal como lo digo. Quizá soy raro. Acaso veo cosas que no ve la mayoría. O quizá no soy lo suficientemente sensible. No lo sé. Solo sé que estoy cabreado y siento ser reiterativo.
Volví de nuestro (mi mujer y yo) pequeño periplo mexicano el 15 de agosto y tras un día de descanso y adaptación, el 17 nos trasladamos a la Costa Brava para terminar las vacaciones a orillas del mar, mecidos por las olas, acariciados por la brisa mediterránea y acompañados de ocio y lectura. Pero, de pronto, el esperado plácido cierre de las vacaciones de verano se convulsionó por el terrible atentado en la Rambla de Barcelona.
Ese fue el primer y fundado cabreo, el de la impotencia ante la salvaje vileza de unos fanáticos que se mueven por un odio inculcado contra Occidente. Todos sabemos que cuando se vive un atentado desde la lejanía, en otra latitud, lejos de casa, la indignación se centra única y exclusivamente en el propio hecho delictivo que ha producido la muerte de inocentes. Cuando más lejos tiene lugar parece que más insensibles somos ante la muerte y el pánico ajeno. Pero cuando nos toca muy de cerca, cuando vemos que el peligro está a la vuelta de la esquina y que en cualquier momento nos puede acechar, esta vulnerabilidad nos hace sentir mucho más cercanos a las víctimas y mucho más dolientes y reivindicativos ante esa injusticia.
Pero mi cabreo no acabó con la expresión del rechazo ante ese execrable atentado, no. Mi indignación (usaré un término más fino y menos coloquial) fue en aumento por lo que llamaría “efectos colaterales” que solo se pueden ver y vivir cuanto más cerca está uno del epicentro.
En un primer momento, tras la conmoción normal y el despliegue lógico de los medios de comunicación y el evidente interés mediático por conocer los detalles: el qué, cómo, cuándo, dónde y ─más tarde─ el porqué de lo ocurrido, apareció y se propagó, como una mancha de aceite, el mal periodismo, ese que, por desgracia, abunda tanto, y que, en un afán desmedido por ser el primero en informar, aportar datos novedosos ─sin contrastar─, ofrecer imágenes que llenen los programas informativos horas y horas, días y días, semanas y semanas, se nutren de estupideces como las típicas entrevistas a pie de calle de supuestos testimonios que en realidad no han visto nada o las preguntas a quienes sí han vivido de cerca el percance y que buscan el morbo. ¿Cómo se siente? ¿Qué sintió cuando vio tanta sangre? ¿Qué piensa de lo ocurrido?
¿Licenciarse en periodismo para eso? Porque doy por sentado que todos esos reporteros de pacotilla son periodistas. Claro que deben seguir las directrices marcadas por sus jefes. A por la noticia, sea la que sea.
Y a continuación, la repetición hasta la saciedad de las mismas noticias e imágenes sin aportar nada nuevo. El primer día vale, es una noticia impactante y la gente se va enterando a medida que sintoniza un determinado canal de televisión. Pero que tras tres días sigan emitiendo exactamente las mismas imágenes, no solo me parece abusivo sino de mal gusto. Por no hablar de las noticias contradictorias. En cuestión de minutos, se nos presenta un baile incesante del número de muertos, arriba y abajo. Y todo ello aderezado con las imágenes ofrecidas por un bar, restaurante o tienda de ropa cuya cámara de vigilancia ha captado unas imágenes borrosas de gente corriendo despavorida por la acera, para dar con ello un toque más trágico a la noticia. ¿Es realmente necesaria tanta información o desinformación, tantas imágenes que no aportan más que dosis de angustia y miedo? Hay que decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, pero la justa y necesaria para esclarecer los hechos. Información útil y veraz, no basura informativa. ¿Quién se inventó que el conductor de la furgoneta se había atrincherado en el restaurante turco "La luna" (en realidad es Luna de Estambul) en la calle Nou de la Rambla, habiendo tomado a los clientes como rehenes y hasta donde se había desplazado un negociador? Información, contra-información y bulos.
El suceso fue de una envergadura que reclamaba un despliegue informativo lógico y necesario, pero ocupar prácticamente las 24 horas del día durante varios días y en la práctica totalidad de las cadenas televisivas, con tertulias protagonizadas por supuestos expertos en terrorismo y en yihadismo se me antoja una oportunidad periodística para lograr la máxima audiencia. Por no hablar de esos reporteros aficionados que con sus móviles graban las imágenes desde el balcón de su casa o a pie de calle, más interesados en difundirlas que en ayudar a los heridos.
Pero con esto no acaba mi indignación, pues tras la desgracia y tristeza por este terrible atentado, viene la política a ensuciarlo todo. Y cuando digo “política” no solo me refiero a la actitud de los políticos sino también a la de aquellos que, practicando el seguidismo, utilizan criterios políticos para verter mierda por doquier en unos más que vergonzosos episodios de desunión en los que fuerzas de seguridad, políticos e ilustres comentaristas se lanzan los trastos a la cabeza y a la de quien se ponga por delante ─alcaldesa incluida─ buscando fallos, desacreditando la labor realizada, acusando de falta de previsión, etc.
Y para rematar la insensatez mediática, aparece la instrumentalización partidista (de unos y de otros) de la posterior manifestación de repulsa contra el terrorismo y contra la islamofobia. Todos aparentemente unidos para manifestar el rechazo al terrorismo yihadista. Y entonces vienen su majestad el rey y el presidente del gobierno a liarla parda con su presencia. No es que me parezca mal que las más altas autoridades del Estado Español participen en tal acto multitudinario, pero, ya que se buscan culpables hasta debajo de las piedras, hay que ser consecuentes con la actitud de dichas autoridades ante gobiernos que promueven y financian el terrorismo. Al terrorismo no se le puede poner parches, hay que atacarlo en sus fuentes.
Ramón Pérez-Maura, periodista y adjunto a la dirección de ABC, un reconocido periódico ultraconservador y monárquico, publicó, el día 26 de agosto, un artículo titulado “El atentado que no perpetró nadie” y que fue difundido en Facebook, en el que dicho periodista manifestaba lo absurdo de criticar la presencia del Rey y del presidente del gobierno por su supuesta connivencia y relaciones comerciales con una monarquía absolutista, como la de Arabia Saudí, que, además de infringir los derechos humanos más elementales, recibe del gobierno español armas por valor de miles de millones de euros, a sabiendas de que dicho país apoya y financia (según todas las informaciones) el terrorismo yihadista.
¿Acaso no es de una hipocresía brutal apoyar a ese régimen y lamentar las victimas a manos de dicho terrorismo? Imaginémonos a un grupo de multimillonarios que se han enriquecido con la prostitución infantil, la trata de blancas, el narcotráfico y el tráfico de armas, organizando un acto benéfico a favor de los niños desfavorecidos sin hogar. ¿No sería de una hipocresía soberbia?
Pero es que, además, el “afortunado” periodista de ABC alegaba, para justificar lo absurdo de tales críticas, que el atentado no se había perpetrado con armas sino con un vehículo. Seguramente, según este señor, lo más apropiado habría sido arremeter contra el fabricante de la furgoneta o la empresa que se la alquiló al terrorista. Una ofensa a la inteligencia humana.
¿Hipocresía o imbecilidad en estado puro? Estoy cabreado. Espero que se me pase.
Un atentado que no tiene nombre como todos los que han ocurrido anteriormente y en diferentes lugares, con más dolor por la cercanía como tu dices, y de sobra está decir que el sentimiento de todos los españoles fue el mismo.
ResponderEliminarSobre el politiqueo no quiero entrar porque quizás no se lo suficiente para decir nada, pero lo que está claro que si las máximas autoridades no hubieran estado presentes, habrían sido criticados, quizás no por los extremistas y "demás", pero si por otros… Lo que es lamentable, es que haya gente tan impresentable que no respeta el silencio de una manifestación vaya quien vaya, como impresentables son todos los periodistas que juegan con el morbo de los momentos trágicos. Otra cosa incomprensible sobre los medios informativos, es que den noticias de cómo se va aumentar la protección, en que lugares etc.
Un buen texto de “cabreo” jeje.
Un abrazo.
Hola Elda. La política es muy compleja y torticera. Muchas veces nos quieren hacer comulgar con ruedas de molino. Y algunos se dejan.
EliminarPolítica aparte (si es que puede dejarse aparte en estos temas), te diré que mi "leitmotiv" en esta vida ha sido la prudencia y el respeto. Ojalá todo el mundo fuera prudente en sus manifestaciones y respetara la forma de pensar del prójimo aunque no la compartiera. Pero quizá sea mucho pedir.
En cuando a las manifestaciones públicas reivindicativas de lo que sea, no debería mezclarse cualquier otra reivindicación colateral. Lo que ocurrió con la que menciono, tuvo sus más y sus menos, pero lo que me parece absurdo es que participen personas o entidades que juegan con una doble moral.
Y la conducta de los medios informativos es la que ya conocemos: el oportunismo.
Un abrazo.
Los encabronamientos terminan pasándose, pero es muy entendible el sentimiento. Como bien señalas, la cercanía hace que nos toquen los acontecimientos. Y parece que en todos lados es lo mismo. Una desgracia.
ResponderEliminarNo sabía que veniste a México, dónde estuviste?
Un abrazo Josep
Hola Gildardo. De hecho, cuando escribí esta entrada ya se estaba enfriando mi encabronamiento, pero no quise dejar que se enfriara del todo antes de darme la oportunidad de descargar toda mi rabia. LLevaba días dándole vueltas y en cuanto aterricé en casa, me puse a plasmarlo en un papel, todavía con dudas de si publicarlo o no. Pero al fin pudo más mi necesidad de expresar lo que he sentido todos estos días pasados.
EliminarPues sí, estuve en México 14 días. Tenemos allá unos amigos, él es un antiguo compañero de trabajo que se casó con una mexicana y se reparten el año entre Barcelona y Puebla. Como este verano tenían previsto pasarlo en México, insistieron para que fuéramos a visitarlos. Así que estuvimos en Ciudad de México dos días, en Puebla cinco (en ambos lugares con ellos) y luego fuimos a la Riviera Maya (PLaya del Carmen) donde, aparte de disfrutar del relax, visitamos, cómo no, Chichen Itzá y Tulum. En definitiva, una experiencia maravillosa. Lo único malo de la Riviera Maya fue el calor y el bochorno (casi el 100% de humedad relativa!).
Un abrazo.
Si te sirve de consuelo, yo también estoy cabreado. Cuando llegaron las televisiones privadas pensé que la competencia iba a ser beneficiosa, pero resulta que se han igualado en la mediocridad. Y qué decir de la ganadería política. No saben estar ni en estas situaciones.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mal de muchos...jeje.
EliminarSiempre es bueno saber que uno no está solo ante situaciones, llamémoslas, difíciles e injustas.
Entre los medios de comunicación, que solo piensan en la audiencia, y los políticos que solo piensan en sus intereses personales, estamos apañados. Podemos dejar de leer periódicos y de ver la televisión, pero la política nos tiene bien atados -y desunidos- y no podemos escapar de sus garras.
Un abrazo.
Después de tanto tiempo soportándolos no acabo de acostumbrarme a la hipocresía de nuestros políticos, tanto en el gobierno como en la oposición. No sé dónde vamos a ir a parar. Lo único que nos queda es el derecho al pataleo pero como, además, son sordos...
ResponderEliminarPues sí, Julio David, a pesar de todo he disfrutado del viaje por tierras mexicanas durante la primera quincena de agosto y todo lo que las ciscunstancias me han permitido el resto del mes.
Un abrazo.
Son varias las interesantes reflexiones que haces y que comparto. Vayamos por partes.
ResponderEliminarLa calidad de nuestros medios de comunicación deja mucho que desear. Encima el atentado se produjo en unas fechas donde no hay nada que contar, los políticos están de vacaciones (ojalá lo hicieran todo el año) y las competiciones deportivas están en suspenso, así que hay que agarrarse a lo que hay. Además ese afán por ser el primero en dar una noticia lleva a algunos periodistas (¿periodistas?) a contar lo primero que oyen, ven o les dicen, sin contrastar la noticia (hay que darse prisa por darla no se vaya a adelantar la competencia, no hay tiempo de ser profesional). Una pena.
Yo también creo que Rajoy y el rey no deberían haber ido a la manifestación, pero tampoco deberían haber acudido el resto de los políticos, locales y generales (quizás sí la alcaldesa como representante de la ciudad agredida). Y mucho menos deberían haber acudido los que se posicionaron en lugares estratégicos con sus banderitas para hacer campaña y dar la nota. Porque el dolor de las víctimas quedó aparcado y relegado a un segundo plano, aquí cada uno fue a lo suyo. Bochornoso.
Pero qué vamos a esperar de una sociedad donde aún hay sectores que creen que tras los atentados del 11M estuvo ETA. Después de trece años en este país (o estado, o conglomeración federada de estados libres o lo que puñetas sea "esto" donde vivimos) no hemos cambiado NADA.
Como puedes comprobar yo también estoy muy, pero que muy cabreada. ¡Qué asco!
Un abrazo.
Es deplorable que un acontecimiento tan luctuoso se utilice con fines "comerciales" o interesados. El buen periodismo, a mi entender, se basa en informar puntualmente, con rigor y evitando el "amarillismo". Pero, nos guste o no, es lo que hay.
EliminarEstoy contigo en que en esa manifestación no tendría que haber acudido nadie que pudiera provocar la participación de quienes utilizan cualquier argumento para desbaratar el objetivo único o principal de la misma, sea enarbolando banderas o gritando consignas políticas.
Un abrazo, Kirke.
Hola Josep Mª, bienvenido, ya tenía ganas de leerte. Espero que al menos tus vacaciones las hayas disfrutado. Lo que cuentas, es lo que percibimos muchos, a la distancia. La noticias eran en la línea de como acontece todo diariamente, pero, si además hay desgracias, el morbo se afianza a las imágenes, a la redacción. Es lo que demanda (por desgracia) una gran parte de la población, y no le quito paja a lo que cuentas de lo periodistas, por supuesto, tienen gran culpa. Nunca la información es fidedigna, no hay escrúpulos. Creo que además en agosto, hay pocas noticias para rellenar, con lo que repiten, repiten. Al final todo el mundo participa en la desgracia, a su manera, se convierte en un negocio, pena, verdaderamente ruindad total. Siento mucho lo que ha ocurrido, siento esas muertes, el radicalismo bélico es una locura más para cebar mentes jóvenes capaces de dar la vida y no es su culpa en el fondo; las manos asesinas, los culpables son invisibles, están más arriba, y creo que se nos escapa a los de a pié. Y sí, creo como tú, que la congregación por la paz es una acto que aúna, pero se han dado muchas circunstancias que la han enrarecido antes y después. No se si se ha creado alguna conciencia de unidad, de libertad, de respeto, de confraternidad, de esperanza que al menos es lo que yo entiendo por esa movilización que se ha realizado. Siento que te haya tocado tan cerca, en tu preciosa ciudad, pero tal como va todo, hubiera sido igual en cualquier otro rincón de España. Y por terminar comentar que el yihadismo no podemos atribuirlo a todos los musulmanes, eso es algo que debemos tener presente, porque si no caemos en una xenofobia. Lo dicho, te agradezco mucho esta visión, reflexión de la realidad acontecida. Nos seguimos leyendo. Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarPor desgracia, Eme, el morbo está casi siempre presente cuando se produce una desgracia de este calibre. La gente puede arremolinarse alrededor de un accidentado grave solo para ver qué ocurre y, de paso, fotografiarlo o grabarlo. Los periodistas, a su manera, hacen lo propio desde los estudios de radio o televisión, y muchas veces lo que cuenta es la primicia y atraer el mayor número posible de oyentes o televidentes.
EliminarEn cuanto al acto multitudinario era de esperar que sucediera lo que sucedió, pues, como bien dices, los ánimos ya estaban calentados y el ambiente enrarecido por el marco mediático y político que enturbió algo tan grave como es un atentado terrorista.
Y, por supuesto, no hay que confundir el islam con el yihadismo.
Un fuerte abrazo.
¡¡¡¡Hola!!!!
ResponderEliminarEspero que tus vacaciones hayan sido inolvidables.
Respecto a tus reflexiones...a los medios les vino como agua de mayo que esto ocurriera, no había noticias reseñables y han "salvado" el verano, da igual el dolor de las víctimas, qué importa que los familiares puedan ver a sus seres queridos en situaciones horribles...lo importante es vender.
Un abrazo y feliz regreso.
Pues sí, Gemma, mis vacaciones han sido inolvidables, a pesar de haber sido enturbiadas por este fatídico atentado que, además, tuvo lugar en el corazón de mi ciudad donde tantas veces he paseado en paz y tranquilidad.
EliminarEn cuanto a la utilización de este hecho por los medios, entiendo que los periodistas tiene una labor que hacer y que, como personas, sintieron la misma frustración que el resto de ciudadanos de a pie, pero es triste ver cómo la presión mediática y el oportunismo trastocara sensiblemente el verdadero objeto del buen periodismo. Estamos, por desgracia, bastante acostumbrados que los políticos intenten sacar partido de cualquier cosa que pueda serle rentables políticamente, pero los medios de comunicación deberían hacer gala de un mayor rigor y objetividad.
Un abrazo.
Yo diría que es una combinación de hipocresía e imbecilidad y como dice el dicho catalán d'on no hi ha no pot rajar de dónde no hay no se puede sacar, es la traducción que hago pero seguro que hay un dicho castellano para decir lo mismo. Lo desconozco.
ResponderEliminarVergonzoso el papel de parte de la prensa, vomitivo. Vergonzoso, desconsiderado y cruel el papel de los pseudoperiodistas que en lugar de auxiliar se dedicaban a "violar" la intimidad de las víctimas. Patético el espectáculo de, tomo la palabra de Macondo, ese ganado político y triste muy triste no aprender nada de nada. Las víctimas merecen un respeto, sus familiares lo merecen y todos los ciudadanos y ciudadanas que solo queremos vivir en paz también. ¿Cuándo aprenderemos algo?
Un beso
No se pueden pedir peras al olmo, podría también indicar lo que apuntas. No esperes de un necio una conducta sensata. Y esto aplica tanto a quienes tienen la responsabilidad de informar al ciudadano, al político que debe pacificar una situación de crispación, y a los intransigentes que siempre aprovechan la mínima ocasión para gritar consignas que no vienen al caso.
EliminarMucho pacto antiterrorista, clamar por la unión ante el terrorismo y evitar caer en la politización del mismo y con solo dar media vuelta ya hay quien se tira los trastos a la cabeza sin, como dices, respetar a las víctimas y el dolor de sus familiares.
Un beso.
Opino que lo que sobró en esta manifestación fueron las banderas, y los gritos, pues era una manifestación de duelo.
ResponderEliminar¡Ah! y recuerda que Catalunya también negocia con los Emiratos árabes.Seamos objetivos.
Ya de vuelta de vacaciones, un abrazo.
Todo un dilema, Fanny.
EliminarEfectivamente, en una manifestación de este tipo sobra todo lo que no sea la expresión de dolor y de repulsa al terrorismo. Si me apuras, te diré que, viendo lo que se avecinaba, justa o injustamente, no debería haberse celebrado. A fin de cuentas, las verdaderas manifestaciones de dolor, solidaridad y rechazo a la violencia ya las habían expresado sobradamente los ciudadanos durante los días siguientes al atentado.
Aun a costa de parecer insensible, creo que las manifestaciones antiterroristas son un brindis al sol, un acto bello y simbólico pero inútil, en las que algunos se apuntan para aparecer en la foto y otros para crispar los ánimos desmontando su verdadero objeto, dándole un significado que no debería tener y ensuciando la memoria de las víctimas. Además, los terroristas no se amedrentan ante una manifestación multitudinaria, ni se sienten culpables, todo lo contrario, creo que incluso les debe parecer un triunfo por su parte al haber soliviantado a tanta gente.
Y desde luego la hipocresía campa a sus anchas, aquí y allí, en los cuatro puntos cardinales de la geografía española, dentro y fuera de nuestro país. Ojalá los empresarios sin escrúpulos y las instituciones que tienen tratos con regímenes dictatoriales, que financian grupos terroristas, persiguiendo el interés económico, valoraran más los derechos humanos y fueran consecuentes con lo que predican. A título anecdótico, por lo menos el FC Barcelona acabó haciendo caso a las voces que le reprochaban su relación comercial con Qatar y ha cambiado de patrocinador. A ver si su ejemplo es contagioso.
Un abrazo.
Si nos ponemos a pensar, todos estamos contribuyendo a muchas injusticias en el mundo, no sólo los jefes de estado amigos de Arabia Saudita y de otros países afines. Cuando utilizamos la tecnología estamos contribuyendo al mantenimiento de la guerra en el Congo, cuando nos surtimos de cualquier producto que venga de oriente estamos contribuyendo a la explotación del hombre, los clientes de la prostitución contribuyen a la explotación sexual y, por supuesto, todos utilizamos el petróleo que vende Arabia Saudita... Una vergüenza de mundo.
ResponderEliminarConsciente o inconscientemente todos tenemos nuestra parte de culpa, quien más quien menos tiene las manos manchadas de sangre, pues, tal como expresé hace algún tiempo en una de mis entradas, cierta tecnología es la culpable de graves injusticias, explotación humana y guerras, como bien dices.
EliminarNecesitaríamos un "reset", empezar de cero, pero me temo que el hombre (en términos generales) es por naturaleza injusto, avaricioso y belicista. Como expresé en una ocasión, parafraseando a no sé quién, cuanto más conozco al hombre más quiero a mi perro.
Un abrazo, José Antonio.
Hola, Josep, bienvenido de nuevo.
ResponderEliminarUna vez más, tengo que estar muy de acuerdo con todo lo que comentas, pues comparto tu indignación por el morbo, el cinismo y la hipocresía que se hacen protagonistas de los medios cuando de un atentado se trata. La primera noticia que recibí del suceso en Barcelona fue a través de un vídeo de Whatsapp en el que una persona, en lugar de ayudar a aquellos que filmaba tendidos y ensangrentados en el suelo, se paseaba por la Rambla con móvil en mano sabedor de que las imágenes se propagarían como la pólvora en cuestión de segundos. El problema es que no solo fue una persona, sino muchas las que emitieron este tipo de contenido. Y ni siquiera me digné a abrir aquel vídeo, por la sencilla razón de que me parece una falta de respeto a las víctimas y sus familiares, además de un grosero gesto que demuestra que nuestro morbo no tiene límites.
Después, cómo no, el cinismo de unos gobernantes a los que ahora les explota en la cara el comerciar con aquellos que más tarde promueven ese terrorismo que tanto condenan, así como la falta de moral de los políticos de un lado y del otro (Cataluña y España) que, incapaces de dejar sus diferencias de lado en momentos críticos como este, aprovechan en cambio para reavivar un debate sobre independencia y "echarse los muertos" los unos a los otros.
Y así es como se demuestra que el ser humano puede dar mucho más asco del que cabe esperar. En fin, que tu cabreo no es para menos.
Abrazos.
Hola Sofia. Veo que mi modesta entrada ha causado bastante interés y empatía. Así pues, no soy raro, insensible ni veo cosas extrañas donde no las hay.
EliminarEl tema era muy complejo y temía que pudiera suscitar una controversia indeseada e indeseable. Hacía días que tenía el "guión" en mente pero no me atrevía a desarrollarlo por lo sensible del tema. Creo haberme expresado con la suficiente claridad como para que nadie pueda pensar que yo también soy un hipócrita, pues mi censura va contra todos los que, de un modo u otro, no han estado a la altura de las circunstancias, sin aparcar las rencillas, aunque solo fuera por un tiempo, por respeto a las víctimas, a sus familiares, y, por qué no, a todos los ciudadanos. Mal ejemplo tenemos de nuestros políticos como para que encima acudan algunos medios informativos a echar más leña al fuego y torpedear el buen entendimiento y la convivencia.
Llegará un día (ojalá falte mucho para ello) que la humanidad perderá toda pizca de sensibilidad hacia el prójimo y actuará como autómatas. Lo del vídeo que comentas me ha recordado un episodio de la serie Black Mirror, en la que la gente acude a una especie de parque para grabar con sus móviles la persecución de la que es objeto una persona que ha sido secuestrada para participar en ese "reality show". El argumento es más complejo que eso, pero como ejemplo sirve, jeje
Un abrazo.
Yo no sabría que decirte. Lo que si tengo claro es la indignación que siento por todo esto, especialmente porqué se desenfoca el problema y nos hace olvidar en muchas ocasiones a las víctimas el dolor y el dolor que se siente por unos actos irracionales y sin sentido. No me he leído todas las opiniones pero quizás comparto la opinión de Elda (a quien no conozco), en esta sociedad en la que nos ha tocado vivir hubiesen sido criticados por no acudir.
ResponderEliminarCuando hay intereses turbios por medio, un problema, del tipo que sea, se desenfoca, como bien dices, y se pierde el control de la situación. La pasión, la rabia, el simple enojo nos hace, a veces, actuar de forma extraña y distorsionamos la realidad, si es que la realidad es algo objetivo.
EliminarYo también creo que si no hubieran acudido, también se les habría criticado. Si vas porque vas y si no vas porque no ha ido. En casos de este tipo yo suelo ser del parecer de "o todos o nadie". Salvo excepciones, claro está.
Un abrazo.
Es vergonzoso el uso que se ha hecho de este doloroso atentado que nos a tocado vivir, a vosotros como Catalanes por la cercanía y a los Españoles por haber ocurrido en este país.
ResponderEliminarTodo lo que rodea a este atentado es vergonzoso todo lo que se a vivido esos días desde el mismo atentado en si, el uso que han hecho los medios de comunicación en una batalla por ver quien informaba mejor, y como se a hecho uso partidista del mismo en la manifestación que hubo en la Ciudad Condal, me parece que todo lo que ha ocurrido es vergonzoso, nunca el terrorismo debe ser manejado como lo han hecho, ni los políticos ni los medios de comunicación etc etc,en fin una pena sobre todo para las familias de los muertos y heridos que han tenido que ver como su dolor era mas dolor con esta imagen tan deplorable que se ha dado a estos dolorosos y duros acontecimientos, y la imagen que se a dado al exterior, al mundo entero contemplado todos estos acontecimientos que nunca debieron ocurrir y que nunca a su alrededor debió nadie aprovecharse de ello.
En cuanto a la manifestación, no voy a entrar en si el jefe del estado debió o no ir y si Rajoy tampoco, simplemente digo que me parece que no era el momento de pitadas, pancartas y demás, y aunque sean ciertas las consignas que muchas pancartas que señalaban al rey y al presidente del gobierno como cómplices del atentado por su relación con el armamento y demás, no era el momento, ni tampoco para que se utilizara por parte del gobierno catalán la política, era el momento de estar con las victimas y la solidaridad, es mi punto de vista.
Tú cabreo es el mio también. Un abrazo. TERE.
Hola Tere. Perdona que haya tardado en contestarte pero no me había percatado que tenía tu comentario pendiente de leer y eso que tengo un avisador para cuando recibo un comentario nuevo.
EliminarEn cuanto a lo que dices, yo diría que casi todas las manifestaciones dan pie a que se mezclen en ellas consignas que no vienen al caso que enturbian y dejan en mal lugar el verdadero objetivo.
Aquí todos quisieron sacar provecho y no dudaron en subirse a la parra. Lamentable.
Y en cuanto al comportamiento de los medios de comunicación, su afán de protagonismo y el juego de la desinformación, pues es lo que ya vemos habitualmete, solo que en esas circunstancias tan graves, todo resultó más lamentable.
Muchas gracias por dejar tus impresiones y un abrazo.