Ya va siendo habitual que en
este espacio se traten temas conflictivos o, cuando menos, polémicos. De hecho,
es este un blog pensado, como dice su lema y enunciado, para la reflexión, sea
cual sea el asunto a discutir. En todos los casos pretendo que el denominador
común sea el interés que suscita a la sociedad en general. Y como toda
discusión no está exenta de discrepancia, me atrevería a afirmar que el tema
que hoy traigo aquí es tanto o más sensible que sus predecesores por cuanto existen
muchos condicionantes para posicionarse a favor o en contra de la caza.
Siempre
he procurado ser respetuoso con las costumbres y tradiciones, aunque no las
comparta, mientras no representen una regresión hacia épocas pretéritas por sus
prácticas primitivas, injustas y dañinas, sea cual sea su objetivo. Si
tuviéramos que recuperar costumbres que antaño se consideraban normales,
tendríamos que volver a ahorcar en las plazas públicas, cortar la mano al
ladrón o ejercer el derecho de pernada, entre otras muchas.
Incluir
a la caza entre estas costumbres anacrónicas sería exagerado por mi parte, pero
sí deberíamos reflexionar qué lugar ocupa esta actividad en nuestra sociedad
moderna. Existe una gran controversia entre los que están a favor y en contra
de la caza como deporte, como bien social y como patrimonio cultural. Aquí trataré
esta cuestión del único modo que me es posible: con un enfoque ecologista, de respeto
a la naturaleza y a los animales, como usufructuario de este planeta ─que hace
tiempo que está dando señales de debilidad─ junto con los demás seres vivos que
lo habitan.
Debo
reconocer que mi opinión quizá esté un poco sesgada, ya que siento un evidente
prejuicio hacia los cazadores, pues, en primer lugar, nunca he entendido la
atracción que alguien puede sentir por las armas de fuego. En mi formación
militar obligatoria, tuve que empuñarlas y dispararlas, algo que me resultó
altamente desagradable y eso que apuntaba a un objeto inerte llamado diana. No
puedo imaginarme disparando a un ser vivo que está indefenso y huye despavorido
para salvar el pellejo.
Para
no prolongar demasiado esta exposición, me limitaré a exponer mis argumentos en
contra de la caza de una forma muy simplificada, pues el tema podría dar para
una tesis doctoral por sus implicaciones biológicas, sociales, culturales,
económicas, políticas, etc. Todos los argumentos a favor por parte de sus
partidarios tienen su correspondiente réplica, de ahí que sea imposible
conciliar ambas posturas. Sabemos, por experiencia, que los extremismos suelen
desenfocar la realidad, pero para todo puede hallarse un punto de encuentro,
solo es cuestión de informarse y empatizar ─tarea nada fácil, por no decir
utópica─ con la postura contraria. Todas las negociaciones requieren de un tira
y afloja y, aunque el pacto al que se llegue no acabe de satisfacer por igual a
ambas partes, hay que buscar una salida razonable y sobre todo justa. Como
antitaurino que también soy, pondría como ejemplo de una salida pactada que las
corridas de toros no terminaran con la muerte del animal, como se hace en
algunos países. Si el toreo es un arte, como sus aficionados alegan, ¿por qué
debe haber necesariamente sangre y muerte en una obra artística? La sangre y la
muerte no puede ser jamás un arte; que cada uno le ponga el calificativo que
prefiera.
Volviendo
a la caza, esta no es indispensable, como aseguran sus defensores, para
mantener el control de las especies, por cuanto los animales salvajes ya
disponen de mecanismos de auto regulación y adaptación al medio. Es el hombre
quien, con su desafortunada intervención, altera este medio natural. Cada
especie ocupa un lugar en la cadena alimenticia. La desaparición de una sola
especie (¡cuántas especies están al borde de la extinción!) desestabiliza todo
un ecosistema. Muchas veces, la caza ha provocado el efecto contrario al
supuesto control de la sobrepoblación de algunas especies. El caso del jabalí
es uno de esos ejemplos. Los cazadores prefieren cazar los ejemplares mayores y
más fuertes. La de los jabalíes es una sociedad matriarcal, para llamarla de algún
modo; es la hembra adulta y mayor la que dirige la piara y la responsable de su
reproducción; el resto de las hembras no juega ningún papel reproductivo, a
menos que muera aquella, tras lo cual todas se convierten en hembras
reproductoras, aumentando de este modo significativamente su población. La
invasión de jabalíes en el medio urbano no es más que el resultado de la falta
de alimento en su entorno natural. Siendo animales omnívoros, buscan su
subsistencia entre los residuos abandonados por los humanos. El jabalí no
decide hacer las maletas y emigrar en busca de otros horizontes, simplemente
escapa de la hambruna y busca su supervivencia.
Cazar es,
por otra parte, un negocio, pero estacional y precario, que solo favorece a los
propietarios de las fincas y cotos de caza, hosteleros, fabricantes de armas,
criadores y hasta autoridades municipales, que conforman el gran lobby de la caza y que están lógicamente
detrás de su defensa. Esa temporalidad laboral tiene además un resultado
perverso, que es el abandono y sacrificio de miles de perros adiestrados. Y como
siempre que se trata de cuantificar algo, aparece un baile de cifras que
imposibilita su justo cálculo. De este modo, los ecologistas (Fundación
Affinity) cifra en 104.000 perros abandonados cada año a su suerte, mientras
que el SEPRONA reduce este número en 14.000. Aunque solo fueran unos
centenares, me parecería un hecho inaceptable. ¿Cómo puede presentarse al
cazador como alguien amante de la naturaleza si trata de ese modo a los
animales que le sirven? Según la Federación Española de Caza, esta actividad
genera unos 3.600 millones de euros anuales, la cual se cobra la vida de más de
21.000 animales por temporada (INE).
Cuando
traté, en otra entrada, del negocio de la producción armamentística española y
la repercusión económica en pérdida de ingresos y empleos que representaría su
eliminación (a colación del tema de su venta a Arabia Saudí), afirmé que el
dinero nunca debería ser el motivo para conservar un puesto de trabajo que
lleve aparejado la muerte de inocentes. En el contexto de la caza y de otras
actividades productivas contra el medio ambiente, por dinero estamos
irremediablemente abocados a la destrucción paulatina de nuestro planeta. Por
dinero cerramos muchas veces los ojos a prácticas inadecuadas que hacen mella
en nuestra sociedad.
Últimamente,
con el resurgimiento de voces que se presentan como defensoras a ultranza de la
caza y del toreo, como señas de identidad de la denominada Marca España, se ha
reabierto con más crudeza la batalla entre los animalistas y los cazadores, y
entre los antitaurinos y los que estamos en contra del maltrato animal. En este
último caso, como la práctica de la tauromaquia se reduce a pocos países del
mundo, es internacionalmente mayoritaria la postura contra el maltrato y muerte
del astado, pero en lo referente a la cinegética, al practicase en todo el
planeta, con distintas formas y regulaciones, resulta mucho más conflictiva su
crítica y prohibición. Aun así, recuérdese que en un país tan tradicionalista y
conservador como la Gran Bretaña, se prohibió la caza del zorro por su
crueldad, a pesar de que uno de sus practicantes y defensores era el mismísimo príncipe
Carlos.
Generalmente,
cuando se cuestiona un comportamiento o hábito, sus defensores se apresuran a
limpiar su imagen buscando justificaciones de todo tipo. Mientras escribo esto
me viene a la memoria una reciente declaración de un representante de Cejuego
(Consejo Empresarial del juego) minimizando el peligro de los juegos de azar y
negando la existencia de la ludopatía como enfermedad, cifrando los adictos al
juego en unos 7.000 en toda España, algo, según él, no significativo. Es este
también un gran negocio, cuyos usuarios y empresarios intentan combatir
cualquier medida disuasoria e incluso reguladora. A nadie le gusta que le
restrinjan, y menos aún que le prohíban, una diversión. A los que practican
senderismo, ciclismo o motociclismo de montaña, les fastidia que les impidan
circular por determinados parajes protegidos, y a los campistas que les
prohíban acampar y hacer fuego en los lugares donde les apetece. Pero al final
debe prevalecer el bien común y el respeto a la naturaleza.
Sin
ánimos de ofender a nadie, me resulta cuando menos paradójico que una actividad
milenaria, como la caza, que ha ido pasando de padres a hijos de forma
“costumbrista”, sin ningún planteamiento que no sea la supervivencia (en
determinadas épocas y lugares) o el ocio, ahora se presente como un bien social
y cultural.
La
caza no es un deporte, pues este implica, por definición, una competencia entre
dos individuos o equipos que están de acuerdo y en igualdad de condiciones. Además,
la muerte que provoca un cazador a su presa no suele ser una muerte “limpia”,
pues en muy pocas ocasiones el disparo es tan certero como para producir la
muerte instantánea. Muchos animales escapan heridos y, si no son capturados,
mueren tras varios días de agonía. Por no hablar de la caza con perros
adiestrados para despedazar, mutilar o herir de muerte a su presa a dentelladas.
En
cuanto a los argumentos sobre la pretendida conservación del medio ambiente,
los cazadores alegan que con su actividad protegen el bosque y los campos de
los destrozos producidos por los animales salvajes. Nada más lejos de la
verdad. Los etólogos (especialistas en comportamiento animal) afirman que los
animales estresados por efecto de la caza ven aumentada su necesidad de alimentarse,
por lo que provocan una mayor destrucción de las especies vegetales comestibles.
A eso hay que añadir el hecho de que los llamados “destrozos por forrajeo” en
el bosque y en el campo se producen porque a los animales no les queda alimento
suficiente para su sustento. Antes, tras la cosecha, quedaba mucho grano en los
campos. Hoy día, en cambio, a causa de las máquinas recolectoras modernas, no
queda apenas nada con lo que alimentarse. Y si, a pesar de ello, los animales
penetran en los campos en busca de alimento, son abatidos por los cazadores,
esa es la forma que tiene la caza de regular el desequilibrio. ¿Cuál de los dos
debe ser regulado: el animal al que se le ha arrebatado su espacio vital o al
hombre que es el causante de ello?
Abundando
en el tema del impacto ambiental de la caza, también hay que tener en cuenta la
contaminación del suelo por el plomo procedente de los perdigones. Estos tardan
entre 100 y 300 años en desaparecer del medio y, a medida que se degradan, el
plomo se va incorporando al suelo, al agua, a las plantas y a los animales, que
mueren a los pocos días. Basta con ingerir unos pocos perdigones para matar a
un ave, aumentando así su impacto en la biodiversidad, y supone la entrada
de este metal pesado en la cadena trófica, causando a quien lo ingiere graves
problemas neurológicos, como lo hace el mercurio. Según un informe de la
Agencia Europea de Sustancias Químicas (ECHA, en sus siglas en inglés), cerca
de 14.000 toneladas de plomo, que se estima han quedado dispersas durante años
en zonas terrestres, pueden haber causado la muerte de entre 1 y 2 millones de
aves.
En la
antigüedad, salir de caza servía para conseguir alimento y como diversión de
los señores feudales, pero actualmente, al contrario de la pesca, la caza ya no
es una necesidad alimenticia. En Europa el hombre ya no caza para asegurarse el
alimento, sino que se trata únicamente de una ocupación de tiempo libre, de un entretenimiento.
Que el hombre se arrogue el derecho a matar por diversión a seres vivos que
sienten el mismo dolor que él, se me antoja inaceptable.
Cuando
una actividad demuestra ser dañina para el medio ambiente, tiene que
controlarse, supervisarse o bien prohibirse. Por ejemplo, no es lo mismo la
pesca recreativa, la de quien va al río a pescar alguna que otra trucha, que la
pesca de arrastre, que destroza el fondo marino, o la sobrepesca que acaba con
algunos caladeros, por no hablar de la captura de especies en vías de
extinción, como la ballena. Y en cuanto al ámbito terrestre, no es lo mismo
cazar unas cuantas perdices o conejos, que abatir centenares de ejemplares por
el mero hecho de poner a prueba la puntería, o cazar zorros, lobos y osos para
acabar con ellos por considerarlos peligrosos, cuando el hombre ha convivido
con estas especies desde tiempo inmemorial, o para hacerse con su piel.
La
mano del hombre ha sido, en numerosas ocasiones, el origen de grandes
perjuicios ecológicos, incluso cuando se ha pretendido actuar en beneficio de
alguna causa aparentemente encomiable. La historia de la superpoblación de
conejos en Australia es uno de los mayores ejemplos de una mala gestión de la
fauna por parte del ser humano. La introducción de esta especie animal en aquel
país con fines cinegéticos hizo que se comportara como una especie invasora y
como tal desplazó a otras especies autóctonas, tanto animales como vegetales.
La solución a esos estragos fue la introducción del zorro como depredador, pero
resultó en un auténtico fracaso, pues el zorro se convirtió, a su vez, en un
depredador de los canguros y otros marsupiales, no habituados a la presencia de
ese cánido. El zorro redujo también la población de aves que consumían
insectos. El impacto medioambiental fue enorme. Ante ello se decidió “importar”
una de las enfermedades más letales para el conejo: la mixomatosis, lo cual dio
su fruto, exterminando a 500 millones de ejemplares. Sin embargo, los animales
supervivientes, más resistentes a esta patología, transmitieron dicha
resistencia a sus descendientes. A cada intento por diezmar la población de
conejos, aparecía un efecto secundario peor. El último ensayo consistió en
contagiar a los conejos con otra de sus graves enfermedades: la enfermedad
hemorrágica vírica. Aunque a día de hoy la población de conejos australianos se
ha reducido, estos experimentos demuestran que no se puede controlar la
naturaleza, y aun hoy se teme que ese virus pueda mutar en Australia y llegar a
Europa.
Para
terminar, si la caza menor ya es una actividad que, para mí, debería restringirse
y reducirse a la mínima expresión, admitiéndola solo en casos excepcionales, la
caza mayor debería, sin ninguna excusa ni paliativos, ser totalmente prohibida.
Qué
puede justificar abatir a ejemplares únicos, muchos en peligro de extinción,
solo para posar en una foto junto a la presa, para luego disecarlos, colgar su
cabeza o su cornamenta como trofeo, vender su piel o partes de su anatomía (los
colmillos de los elefantes, el cuerno del rinoceronte o las manos de los
gorilas), dejando sus despojos abandonados, cuyos únicos beneficiarios serán
los carroñeros que, de ese modo, no tienen que buscarse el sustento de forma
natural en los animales muertos por viejos o enfermos. Los safaris de caza
también mueven una gran cantidad de dinero, siendo un negocio totalmente ilícito,
que también incluye el tráfico de animales exóticos. Es en la caza mayor donde
se aprecia hasta dónde puede llegar la codicia y la crueldad humana. Hace tan
solo unos días pudieron verse unas imágenes, capturadas por una cámara de
vigilancia para estudiar a los osos, en la que dos cazadores, Andrew Ranner y
Owen Renner, padre e hijo, mataban a tiros una osa y a sus crías mientras
hibernaban en un pequeño refugio natural en Alaska. Una vez perpetrado ese
“asesinato”, el padre, orgulloso de su proeza, lo celebraba chocando la palma
de su mano con la de su hijo, como diciendo “misión cumplida”, una misión cuyo
objetivo, según alegaron tras ser detenidos, era las pieles de esos animales.
Entiendo
que quienes han practicado la caza desde su adolescencia, y que ahora ya peinan
canas, les resulte muy duro renunciar de la noche a la mañana a una de sus
actividades favoritas, esperando con ansia a que se abra la veda para vaciar
sus cargadores sobre sus más preciadas presas. Pero insisto en que, por muy
extendida que esté una práctica, si atenta contra los seres vivos que pueblan
nuestros campos y bosques y, por lo tanto, no es respetuosa con la naturaleza,
debe intentase neutralizar los daños que causa concienciando y reeducando a sus
practicantes, e instruyendo a los niños en el respeto por el medio ambiente.
Entretanto, hay que extremar al máximo las precauciones para reducir esos daños
a la mínima expresión, antes de acabar aboliendo esta actividad, que debería
quedar para los libros de historia.
Y en
cuanto a la caza mayor, que es la mayor causante del exterminio de muchas
especies, hay que perseguirla y penarla con la máxima contundencia. Matar a los
animales por pura diversión o especulación no es un deporte ni una necesidad.
Solo nos queda calificarla, pues, como una salvajada.
Como tú dices, nadie está en posesión de la verdad absoluta. Mi padre era cazador y fui a cazar en alguna ocasión con él, aunque nunca llegué a cogerle el gusto a la caza. No obstante, respeto una caza coherente y organizada. Miguel Delibes era un ejemplo de cazador honesto, amante de los animales. La fiesta de los toros tampoco me gusta especialmente, pero también la respeto. Creo que los defensores y los detractores de una y otra se enfrentan, aportando unos irreconciliables argumentos cargados de demagogia. Incluso en la fiesta de los toros ahora se ha incorporado la política. Para muchos es buena o mala por el mero hecho de ser española. Es posible que algún día desaparezca, lo que seguramente llevará acarreada la desaparición del toro de lidia. No sé si habrá sido peor el remedio que la enfermedad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo también tengo en la familia algún que otro cazador y nunca les he faltado al respeto por ello, son muy buena gente y nunca han mostrado una actitud "perversa" contra los animales. Aun así, yo sigo preguntándome si los cazadores "normales" (los que no se ensañan con sus presas), realmente tienen plena conciencia del valor actual de la caza y su papel en el mantenimiento y conservación de la naturaleza, o bien se dejan llevar por la costumbre. Cuando uno está acostumbrado a hacer algo toda su vida, y ello se ve normal y es aceptado por la sociedad, no se entiende la aparición de voces críticas que venen a perturbar su forma de vida, y si esas voces son, además, fanáticas, ya ni te cuento.
EliminarCreo haber indicado en mi entrada que, cuando existen dos posiciones totalmente opuestas e igualmente poderosas e intolerantes, es prácticamente imposible conciliarlas. El tiempo dirá.
Un abrazo.
Cuando alguna especie, y peinsio en los jabalíes de Barcelona, que invaden la zona alta, montañosa, de la ciudad, algo hay que hacer. La caza, a mi entender sería sólo para controlar el número o estado de individuos concretos y siempre en cortísimas ocasiones, porque hay más maneras de eliminar a esos que "sobran".
ResponderEliminarNo me gusta la caza ni la tauromaquia. Ni creo que sea deporte lo primero ni arte lo segundo, pero ya me libraré de juzgar a quien defienda esas maneras o estilos o costumbres. Un buen post. Un abrazo
El problema de los jabalíes no lo han creado ellos sino la conducta humana, pero cuando el problema ya alcanza un nivel tan preocupante, entonces no queda más remedio que echar mano de métodos expeditivos. La pena es que es el hombre quien mete la pata y los animales quienes pagan sus errores.
EliminarComo digo en mi post, yo soy respetuoso con ciertas costumbres aunque no las entienda ni comparta, pero hay actos que no son propios de un ser civilizado y son estos los que deberían, en primer lugar, ser reprimidos con la ley en la mano, como ha acabado ocurriendo con el "toro de la vega". Animalistas y defensores de esa costumbre tan cruel se enzarzaron en violentos enfrentamientos, pero al final, para mí, se ha impuesto la cordura.
Un abrazo.
Yo, mayoritariamente, también creo que la caza hoy en día no tiene sentido, pero tampoco creo que se pueda meter a todos los cazadores en el mismo saco. Los hay que adoran a sus perros y, aunque parezca mentira, he conocido a muchos ecologistas que eran cazadores y sabían mucho de equilibrios y conservación de los ecosistemas. La contaminación y las distintas acciones contra los ecosistemas, han presionado de distinta forma a los carnívoros y a los herbívoros, siendo mayor sobre los primeros al ser mucha menos cantidad. Ante eso, es conveniente regular las poblaciones de herbívoros para que no haya sobreexplotación de los vegetales.
ResponderEliminarTampoco es lo mismo lo de la gente de los pueblos que caza desde toda la vida y sabe cuándo y qué se puede cazar y los predadores que cazan todo lo que se pone a tiro, muchas veces pagando verdaderas fortunas para conseguir una licencia y cazar lo que más les apetece que suele ser lo que más se debe proteger.
Yo no soy partidaria de la caza, pero tampoco me atrevo a defender su prohibición total, no nos vaya a pasar lo que ocurrió en África cuando se prohibió totalmente la caza del elefante. No se puede confiar en los equilibrios naturales que regulan las poblaciones salvajes porque el ser humano los ha trastocado y ahora, a veces, tiene que intervenir para compensar un poco.
Cuestión peliaguda, como ves.
Un beso.
Evidentemente, no todos los cazadores son iguales, pero me atrevería a decir (y quiza sea mucho atrevimiento) que a la mayoría el ecositema les trae al pairo. Si entre las personas de mi entorno que son aficionadas a la caza (en realidad muy pocas), hubiera alguna con la que tuviera la suficiente confianza como para abordarla sin que se sintiera juzgada, le preguntaría cuáles son sus razones para cazar y por qué se gasta tanto dinero en la compra de unos buenos perros de caza, en el pago por el uso de un coto y en otros menesteres para matar al mayor número de ejemplares de lo que sea, que luego acaba regalando porque no sabe qué hacer con ellos.
EliminarYa sé que revetir una conducta milenaria o una alteración del medio ambiente que el propio hombre ha provocado, es muy difícil si no imposible. Yo solo me planteo que es una lástima que una especie animal (sea el elefante, el gorila u otra salvaje) tenga que disputarse el territorio con el hombre. Los animales siempre llevarán las de perder. Si el hombre se siente amenazado por ellos, solo tiene que cargar la escopeta o el fusil y disparar a matar. Los animales solo atacan para defender su territorio y a sus crías. Si pudieran hablar dirían "yo estaba aquí antes que tú". Pero soy consciente de que todo esto es como una fábula, cuya moraleja es que el hombre es el verdadero amo y señor del planeta. Así le va (al planeta, claro).
Muchas gracias, Rosa, por aportar tu punto de vista en este tema tan espinoso.
Un beso.
"Si tuviéramos que recuperar costumbres que antaño se consideraban normales, tendríamos que volver a ahorcar en las plazas públicas, cortar la mano al ladrón o ejercer el derecho de pernada, entre otras muchas". Tú lo has dicho Josep.
ResponderEliminarLo siento pero es que en este tema no puedo ver nada positivo.
Una cosa es valerte de un animal para la supervivencia y otra para la diversión. Y como has dicho, la caza en nuestro país no tiene la finalidad de alimentar familias, entonces no puedo encontrar ningún motivo para aceptarlo. La prueba son las cuatro fotos que muestras en la cabecera. Una de ellas es aceptable y normal, las otras tres para mí no lo son.
Ahora voy a tratar de hacer un ejercicio de empatía: ¿a qué nos da miedo que un dóberman o un rottweiler nos muerda y nos ataque?? Pues lo mismo sentirá un jabalí al ver que le sigue un grupo de Bracos o de podencos o el perro de caza que sea.
Si hablamos de controlar la población de animales habrá mil maneras de hacerlo mejor, digo yo.
En cuanto al toro...torear sin matar al toro tampoco lo veo bien, lo siento. No se le matará, pero se le está asustando y utilizándolo para nuestra diversión.
Desde mi punto de vista a los animales hay que dejarlos en paz, en su hábitat.
Habrá personas que digan (por experiencia lo sé) que es lo mismo una corrida de toros que comer carne. ¡Pues no!! Habrá granjas de animales porque los humanos tenemos que comer carne etc etc...pero una cosa es sobrevivir, y otra cosa disfrutar con la agonía de un animal.
Y es que podría seguir hablando del tema durante un rato y explicar mil historias. En Indonesia o en Tailandia te puedes hacer una foto con un elefante por no sé cuántos dólares. Pero es que ese animal está maltratado, atado a cadenas... ¿Por qué colaboramos en esta "tradición"?? ¿Por una foto para el facebook??? Es que no lo entiendo, en serio.
Una frase de Gandhi: Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales.
Aunque también es verdad que a este hombre se le acusó de racista en África y de haber hecho comentarios poco apropiados durante el ascenso de Hitler.
No sé Josep, el mundo está fatal...
Resumiendo, que estoy en contra de la caza... y de las corridas de toros... y de los correbous... y de tirar a una cabra desde un campanario (creo que esto último existe pero no estoy segura).
Buena entrada y buena reflexión!!
Un besito!!!
El hombre primitivo cazaba para alimentarse, cubrise con la piel del animal cazado y usar sus huesos y su sangre con distintas finalidades, incluídas las embellecedoras y rituales. Matar hoy a las focas a golpes para, de este modo, no lastimar la piel que luego se venderá, sigue siendo propio de un ser primitivo. El hombre se ha adjudicado el poder absoluto para acabar con toda clase de vida animal y vegetal sin ponderar sus efectos a corto, medio y largo plazo. Si a una empresa maderera le dices que no tale más árboles en la Amazonia, que esa desforestación acarreará un daño irreparable al planeta pues esos bosques que arrasa son el pulmón de la tierra, ¿qué crees que dirá? Yo puedo entender al ignorante pero no al perverso que solo piensa en su beneficio. Pan para hoy y hambre para mañana.
EliminarDesde luego, el tema de la protección de los animales se las trae. Da para mucho. Podríamos tratar el maltrato animal de muy distintas formas: en los zoos, en los circos, en las plazas de toro, incluso en algunos mataderos, aunque en este aspecto nuestro país parece ser bastante respetuoso. Y de ahí podríamos pasar a otro tema de no menor envergadura: la alimentación a base de carne, jeje. Yo mismo reconozco (lo mencioné en otra entrada destinada al veganismo) vivir en una clara contradicción: amo a los animales pero me los como. Pero, como suele decirse, esto ya es otra historia, jajaja.
Muchas gracias, María, por tus comentarios. Yo creo, sinceramente, que cuanto más culto, noble, y educado es un hombre, más respeta el medio ambiente. Dicho esto, espero que nadie que esté a favor de la caza "razonable y controlada" se sienta tratado de inculto, ignorante y maleducado, jeje.
Un beso y sigamos refexionando sobre este tema, que tiene mucha miga.
Mi respuesta es clara: salvajada.
ResponderEliminarQuien considere la caza como un deporte tiene algún problema muy serio con su programación cerebral.
En los últimos tiempos se aprecia un incremento de jabalíes incluso en la ciudades. Lugo es un buen ejemplo. Alguien podrá pensar que en ese caso la caza es lícita. Pero si precisamente no hubieran reducido (los furtivos) sus depredadores naturales no se estaría dando este caso. Solo considero lícita la caza cuando es para proveer alimento siempre que la especie no este en peligro de extinción.
Precisamente estoy ultimando una crítica cinematográfica del estreno de "Mia y el león blanco" del próximo 12 de abril. Allí comentaré algunas cosas sobre la cacería en Sudáfrica que son realmente vergonzantes para la condición humana.
Excelente artículo Josep. Un abrazo.
En ese caso y en muchos otros, estamos ante una situacion paradójica: el hombre tiene que poner remedio a lo que él mismo ha causado, acabando por las buenas o por las malas (habitualmente estas últimas) con la superpoblación de determinadas especies animales que, de otro modo, vivirían en armonía con el ser humano. Nos estamos encontrando cada vez con más casos de especies invasoras introducidas, a propósito o accidentalmente, por el hombre. Especies dañinas que acaban con las autóctonas, como es el caso del "caracol manzana" que está causando graves problemas en los arrozales del delta del Ebro. Del mismo modo, la mano del hombre ha sido la causante de problemas ecológicos que luego se les imputan a los animales, justificando de este modo su caza.
EliminarEspero con sumo interés esa nueva crítica cinematográfica.
Un abrazo, Miguel.
yo no entiendo de caza, pero hoy en día no se le puede considerar deporte. Si se quiere pegar tiros que se les peque tiros al plato. Los animales deben de respetarse y evitar su muerte. No sé lo que se hace en los cotos porque se debe de pagar por cazar. Eso es un negocio, me imagino que lo que se caza ni se los comen. Tengo una amiga que su marido suele ir a cazar y nunca trae nada a casa de lo que ha cazado. En cuanto a los toros, yo nací en la calle donde está la plaza de toros de Olivenza y pisaba la plaza para jugar, porque eran mis padres y mis abuelos vecinos de quien guardaba la plaza. Recuerdo a mi abuelo con los caballos llevándose al toro muerto. A mi de los toros me gustan sueltos en el campo, no me gusta que se le maltrate al animal y menos que se mate. En Portugal no se les mata, quizás después si pero en el matadero. y de las corridas de toros me gustan los trajes y el colorido de las ropas y capas de los toreros. Ellos tienen como torero una profesión y claro viven del espectáculo del toro muchas familias. Tanto ganaderos y toreros. ahí no me meto. Solo decir que no maten a los animales. Hace unos años mis hijos nos pagaron un fin de semana para pasarlo en un lugar a elegir. Sin pensar lo contratamos el fin de semana en un pueblo cerca de Fuentede. El hotel Spa precioso y muy agradable y la gente que lo regentaban muy amables. PEro el hotel estaba decorado con mucha caza disecada y con fotografías de los cazadores, tanto de caza mayor en África como en los Picos de Europa. Pregunté por qué estaba decorado con caza y me dijeron que el dueño del hotel era cazador. Fue lo que menos me gustó del hotel. Todos los animales disecados. Bueno me enrollo y dejo este comentario como mi opinión y mi experiencia como una persona que ama a los animales a pesar de no tener ni mascota, ni pájaros, ni gatos,ni perros. Por que me lo prohibieron por mi asma. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Mamen, por compartir tus ideas y vivencias. Para amar a los animales no es preciso tener una mascota, simplemente respetarlos y no hacerles daño. De seguir la caza mayor por este camino, y no me refiero solo a elefantes y otros grandes mamíferos africanos, sino corzos, ciervos, osos, lobos, linces, etc., al final nuestros nietos tendrán que recurrir a los documentales para saber cómo eran. Hay actividades que generan mucho dinero manchado de sangre, pero deberíamos hacer un esfuerzo para cambiar de chip y reorientar esos negocios hacia otros cauces. Mientras haya quienes apoyan la caza y los toros, habrán cazadores y toreros, del mismo modo que mientras haya monárquicos, tendremos un Rey, jeje.
EliminarUn abrazo.
Ay Josep me pones en una tesitura con tu gran reflexión, por otro lado muy interesante. Soy hija y nieta de cazadores, de conejos, perdices y demás, eso es lo que cazaban mi abuelo y mi padre y luego con los años dejaron la caza para pasarse a la pesca, la cual no se quien disfrutaba más si mi abuelo o mi padre, o los dos por igual.
ResponderEliminarPienso que la caza mas allá de que nos hace falta para alimentarnos, pues eso conejos, perdices, peces que no sean pequeños, esa si, ahora quien vaya a utilizar la caza o pesca como diversión, pues como que no, todo tiene un limite y no todo vale.
Y en cuanto a los toros, me gustan los toros, no te lo voy a negar, creo que ya no es que sea un arte, si no que hay que valorar la valentía del hombre frente al toro, y de como siendo conscientes del peligro que corren a enfrentarse a él, eso si, me da pena, pero creo que es una valentía por parte del hombre de enfrentarse a ese animal, que si, que a veces se pasan en las plazas con el animal? cierto, pero son los toreros muy muy valientes. Creo que es muy sencillo el tema del Toreo, quien quiera que vaya y vea una corrida de toros, las entradas a una corrida no son baratas precisamente, y quien no, que respete a quien nos gusta.
Un abrazo.
TERE.
Aunque, a mi entender, la caza para alimentarnos es cada vez más minoritaria (una cosa es ir a cazar y comernos lo que se ha cazado y otra es tener que ir a cazar forzosamente para tener qué comer), la caza por pura diversión no la puedo entender. Supongo que esa pasión por cazar animales vivos es una herencia histórica que los cazadores llevan en su subconsciente con respecto a la aventura que representa seguir el rastro de una pieza que se convertirá en un trofeo. También existen juegos de guerra, que practican algunos ejecutivos para eliminar tensiones y ejercitar el liderazgo y el trabajo en equipo, pero, por fortuna, no usan armas de fuego sino artilugios que disparan pintura. Y es que, bromas aparte, la caza no deja de ser un "juego" peligroso. Una vez, paseando por el bosque, en el Pirineo, oí disparos. Francamente me acojoné (perdón por la expresión) pues ¿quién me decía a mí que no me iban a dar por error? Hay cazadores furtivos que se han cobrado "piezas humanas" por accidente.
EliminarEn cuanto a lo que dices de la valentía del hombre frente a un toro, no te lo niego. Yo ni loco me ponía ante un animal de ese tipo, pero el torero elije hacerlo y conoce el riesgo, mientras que al toro no le han pedido permiso y lo crían para ser sacrificado poco a poco (picador, banderillas y la espada) y luego, muchas veces, el pobre animal, arrinconado y vomitando sangre no acaba de morir, debiendo descabellarlo, una y otra vez, para seccionarle la médula. No me digas que por mucho colorido, clarines y paseíllos, en su esencia, es un modo de torturar a un animal noble por pura diversión. Para mí son mucho mas valientes los recortadores, que se enfrentan al toro sin nada más que su cuerpo, de igual a igual. Pero como digo, una costumbre secular tan arraigada es muy difícil de erradicar.
Un abrazo.
Hola Josep, yo no me voy a posicionar en ningún lado porque todo tiene sus pros y sus contras, según a quien perjudique y a quien beneficie. La caza por deporte no lo veo bien por supuesto, pero considero que también da trabajo a gente que lo necesita igualmente que la fiesta de los toros. ¿Qué hay otros trabajos?, sí, y muchos parados.
ResponderEliminarDe todas las cosas malas que existen en el mundo, solamente el hombre tiene la culpa, y nada, tiene arreglo por mucho que se empeñen los defensores de todo. Ojala se erradicara la hambruna en el mundo, pero ese ya es otro tema bien triste.
Me gustan los toros, como a las vacas, jajaja, perdón Josep, es para quitar un poco de hierro asuntos tan serios.
Lo que si te digo es que has hecho un relato de reflexión fantástico y bien elaborado y documentado.
Un placer la lectura.
Un abrazo y buena semana.
Como apuntaba en mi reflexión, por dinero hacemos muchas cosas inapropiadas. Y si hablo en plural es porque me refiero a la sociedad en general. Exagerando un poco, diré que la prostitución, las drogas y el juego, generan mucho dinero y puestos de trabajo. Cuando se quiso controlar la prostitución, muchas prostitutas salieron a la acalle a reivindicar su "labor social" y sus derechos: cuando se ha querido limitar el juego, han salido voces alarmando sobre las pérdidas millonarias en caso de cerrar centros ilegales: y ya no digamos con las drogas, cuya producción (desde el cultivo de coca, su manipulación, transporte y suministro) representa miles de millones de euros. ¿Qué plantarían esos pobres campesinos colombianos si se les arrasa (como se ha hecho en más de una ocasión) sus plantaciones de coca que les da para vivir? Las alternativas que les dan sus gobiernos no producen tanto dinero como la droga. ¿Debemos por eso ceder? Pues lo mismo ocurre con la caza y los toros. Llevará muchísimos años cambiar de mentalidad, pero yo creo que algún día esas actividades irán menguando a medida que las futuras generaciones pierdan su interés, por mucho que algunos partidos pretendan calificar la corrida de toros de Patrimonio Cultural de la Humanidad para evitar su prohibición.
EliminarDesde luego, cuando existen posturas tan contrapuestas, es el tiempo el que acaba poniendo las cosas en su lugar.
Gracias por tu visita y por tus comentarios.
Un abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPerdón por haber borrado el anterior comentario, al releerlo me había comido algunas palabras y decía lo contrario de lo que pretendía. Repito :)
ResponderEliminarEste es un tema muy controvertido del que hay opiniones totalmente encontradas que aseguran ser las correctas. Yo no entiendo mucho del tema y solo diré que ni he cazado nunca ni pienso hacerlo y que no me gusta el maltrato animal ni lo veo necesario para divertimento de las personas. Del mismo modo añadiré que en Marbella, a las afueras y como en otras muchas poblaciones, tenemos problemas con los jabalíes y que la gente está asustada. Ya no pueden dejar a sus hijos salir a los jardines y de noche tienen miedo de salir a la calle. Como están protegidos no se puede hacer nada, así que siguen reproduciéndose y causando más problemas. Eso tampoco lo veo bien porque si me tocara a mí, querrían que solucionaran el problema, que desde luego no pasa por acogerlos, alimentarlos y seguir criándolos sin ninguna finalidad.
En esto como en tantas cosas creo que en el término medio, la sensatez y el sentido común está la solución, pero hay poco de eso últimamente.
Un abrazo, Josep. Como siempre una reflexión de plena actualidad muy bien planteada :)
Para mí, una postura correcta es aquella que evita maltratar a los animales y, por supuesto, sacrificarlos por pura diversión. El resto de argumentos que se puedan esgrimir ya son interesados y el único modo de llegar a una solución es con respeto y sentido común. Todos hemos tenido que irnos adaptando a nuevas formas de vida y de convivencia. Tenemos que respetar los semáforos, los pasos de peatones, ponernos el cinturón de seguridad, no superar con el coche la velocidad máxima permitida, no podemos dejar a nuestro niños jugar solos en la calle sin control, y un largo etcétera. En muchos casos hemos tenido que abandonar viejos hábitos porque ya no van con la vida moderna y han quedado desfasados. El cine mudo y en blanco y negro fue desplazado por el hablado y en color. En cambio, hay costumbres que no solo se resisten a desaparecer, algo que me parecería correcto si todavía tuvieran un sentido y utilidad, sino que hay quienes hacen lo posible para que ciertas actividades no desaparezcan por su propio interés económico. Ante estos casos, yo soy partidario de que sea la afición la que dicte el futuro de esa actividad, excepto si supone, como en el caso de la caza y el toreo, un acto de crueldad impropio de una sociedad moderna.
EliminarLo que sucede con los jabalíes en Marbella y en algún barrio de Barcelona, es lo que también ocurre con las palomas en muchas ciudades. Pero existen medios de control, como la esterilización con productos químicos introducidos en su alimento o, como en el caso de las gaviotas y palomas que ponen en peligro la navegación aérea, la introducción de halcones como sus depredadores naturales. Como decía, estos problemas, que no teníamos antes, han sido generados por los hombres. En el caso de las palomas, es la gente que les da de comer en los parques la que propicia su superpoblación.
En fin, el tema es muy complejo, pero para todo hay una solución inteligente, solo es cuestión de ingenio y voluntad.
Un abrazo, Julia.
Yo lo veo claro. Es una salvajada, un crimen. Un animal es un ser que siente, un animal que viene a la vida como venimos los humanos, nacemos nos desarrollamos nos reproducimos y morimos ¿quién es dueño de la vida ajena? ¿quién puede decidir sobre la vida o la muerte? Un animal es un ser capaz de interactuar con un humano, es capaz de entender ciertas circunstancias y reaccionar a ellas, es decir no es una roca. Pero al margen de esto que podría rellenar páginas enteras, yo muchas veces me pregunto cómo debe de ser una persona para ser capaz de coger una escopeta y cuando ve a lo lejos un ciervo (por poner ejemplo) que no le hace daño a nadie, que está en su hábitat natural, viviendo su vida, cómo ha de ser alguien para ser capaz de apretar un gatillo y matarlo de un disparo. Que Dios no permita que yo sea algún día capaz de hacer algo así.
ResponderEliminarSAludos.
La visión que algunos hombres tienen todavía sobre la tierra y los animales parece haberse quedado anclada en los preceptos bíblicos. Es cierto que la Tierra y los animales nos han dado y nos siguen dando sustento, pero a día de hoy muchos deberían abandonar la idea de que podemos explotar ambas cosas a nuestro antojo. Del mismo modo que debemos cuidar nuestros ríos, campos y bosques, porque de ellos dependemos y es nuestro entorno natural, también debemos respetar la vida de los animales como seres vivos que son y no debemos maltratarlos. Si talar un árbol porque sí, es una agravio a la naturaleza, matar a un animal, que siente y sufre, por placer (que es lo mismo que por diversión) es, a mi juicio y tal como concluyo esta entrada, una salvajada, y todos deberíamos reflexionar sobre ello.
EliminarUn abrazo.
Yo estoy totalmente en contra de la caza como un deporte y de las corridas de toros, que me parecen un asunto medieval, y ya que haya quien diga que es arte me parece de una imbecilidad extrema. Has abordado el tema de forma muy extensa y coherente amigo, y sí, llamas a la reflexión, aunque creo que los amantes de ciertas prácticas difícilmente las dejan por más que se les haga ver lo salvajes o absurdas que son.
ResponderEliminarAbrazos.
Las costumbres, como parte integrante de nuestra cultura popular, han ido variando a lo largo de los años y se han adaptado a los tiempos que corren. Pero en cuanto a la caza y a los toros parece que la imagen se haya quedado congelada. Solo insistiendo podremos, a la larga, acabar concienciando a quienes siguen apoyando esas prácticas. El camino, eso sí, será largo y duro.
EliminarUn abrazo.
A mi no me gusta la caza pero aún y así distinguiría a tipos de cazadores. El tipo que lleva un rifle con mirilla que puede disparar a no sé cuántos metros para colgar la cornamenta o los colmillos o lo que sea en la pared de su casa, pues que quieres que te diga, que juegue a la playstation y deje a los animales tranquilos. Los animales no son un deporte, son seres vivos. Pero también reconozco que hay aquellos cazadores que ven la caza de otra manera y aunque yo no lo entienda ni comparta sí que sé que hay personas que respetan a los animales y practican la caza para regular excesos o qué sé yo. Otro de tus temas polémicos Josep Ma.
ResponderEliminarBesos
Bueno, Conxita, es que esos cazadores pertrechados con un rifle de precisión con mirilla telescópica no tienen calificativo. Su único propósito es matar animales por dinero o como trofeo del que vanagloriarse y hacer ostentación. Tendrán una mirilla muy grande pero son muy cortos de miras, valga el juego de palabras. No sienten la mínima empatía por los seres vivos. A veces pienso que de pequeños debían ser de los que se divertían matando pájaros a pedradas o atormentando a los perros y gatos de su pueblo.
EliminarLos otros cazadores a los que te refieres, yo creo que simplemente no se han planteado que lo que hacen por diversión no está bien. Que me perdone si alguno de ellos lee esto, pero para mí son como niños con una escopeta con la que juegan a tirar tiros; lo malo es que en lugar de apuntar y disparar a una botella lo hacen a un animal indefenso que no les ha hecho ningun daño. Aquí excluyo esos casos (que en mi exposición considero extraordinarios y muy justificados) en los que hay que abatir a un animal peligroso que amenaza nuestra vida y no hay otro modo de defenderla.
Un beso.
Hola.
ResponderEliminarPara mí cualquier clase de tortura a un animal me parece una salvajada.
Que hace unos años se cazaba, claro. Mi suegro, que tiene 83 años, cuando era niño tuvo que cazar de todo para comer, porque en la guerra y posguerra de un pueblo de Extremadura las cosas eran complicadas. En cuanto fue mayor y pudo trabajar, cultivar su huerto y tener una vida normal jamás, pero jamás, cazó.
Hoy en día no es necesario.
No entiendo la diversión con animales. Aquí en España hay muchas torturas, burritos carretando gente que pesa mucho más que ellos, en días de calor, he visto muchas veces unos carruseles con ponis y los niños se subían encima y daban vueltas y vueltas, suelta de conejos en festas para que los niños los cojan y los críos, como son pequeños tiraban de sus patitas y orejas... Un dolor.
Me ha gustado mucho la reflexión y ya sabes que yo, en tema de animales soy poco imparcial porque considero a mis gatos y demás animales mi familia.
Feliz día.
Me alegro que compartas mi punto de vista al cien por cien, jeje. A los "animalistas" se nos considera unos lunáticos o, cuando menos, unos exagerados. Reconozco, sin embargo, que siendo un defensor a ultranza de los animales no debería comer carne; ahí siempre me pillan y entonvces me digo que ser carnívoro sí que podría considerarse algo natural en el hombre. Aun así, este tema da para muchas discusión entre los nutricionistas, y ya no digo entre carnívoros, vegetarianos y veganos. Yo me resigno pensando que en los mataderos españoles el sacrificio de los animales se hace respetuosamente, sin dolor, pero quién sabe... Por otra parte, cuando veo a las vacas lecheras encerradas en esos cubículos extrayéndoles leche sin parar con esas máquinas y cómo a los terneros los separan de sus madres, y así un montón de actos que no dejan de ser crueles, me planteo que algún día tendré que abandonar mis hánitos alimenticios si quiero ser congruente con mis ideas, jeje.
EliminarUn abrazo.
Hola.
EliminarLo de los hábitos alimenticios es complejo. Yo también como carne y leche y huevos y es horrible porque a algunas gallinas les cortan el pico y las patas y las tienen en jaulas, a las vacas las tienen pariendo crías y dando leche en cubículos...es complejo pero al menos eres consciente de otras cosas tales como el toreo y demás y eso es lo importante. POco a pcoo esperemos mejorar en todo y que los animales tengan dignidad.
Una vez más, vuelves a poner el dedo en la llaga. Además lo has expuesto de una manera sumamente clara y didáctica.
ResponderEliminarPara mí, y creo que para cualquier persona con sentido común, la caza tenía sentido cuando era una necesidad. O bien para defenderse en un medio hostil o bien para alimentarse. Ninguna de esas premisas se da en la "caza deportiva" (No entiendo cómo hay algunos que llamen deporte a eso).
Pero en todas estas acciones que no tienen cabida en un mundo civilizado y concienzado, siempre anda detrás el dinero. La actividad económica que viene con esa práctica es la que hace que no se prohíba. Poderoso caballero es Don Dinero.
Tu exposición sobre cómo se ha de equilibrar un sistema (en el caso de que la propia Naturaleza no lo haga, que lo suele hacer) es fantástica y desmonta totalmente esos argumentos churriguerescos que utilizan quienes no tienen argumentos de verdad para defender lo indefendible.
Estupendo artículo, de verdad.
Un besote.
Cada vez está más claro que son los intereses económicos los que se erigen como defensores de la caza y aquellos que, por costumbre secular y familiar, la han venido practicando ni siquiera se plantean su utilidad, excepto la recreativa. Quitarles esa "distracción" lo ven como un atentado a las buenas costumbres. Como siempre, falta educación social y medioambiental. Para muchos, todavía, un animal no es más que eso, un animal y no hay que darle tanta importancia añ hecho de que se "carguen" diez, cien o mil ejemplares en una batida. Es una pena.
EliminarMuchas gracias, Paloma, por tu apoyo moral, jeje.
Un beso.
Quiero comenzar diciendo que, como en tu caso, ni cazo, ni me gusta la caza. Aún así, me gustaría puntualizar algunas de tus afirmaciones. Aunque es cierto que la naturaleza tiene mecanismos para regular las poblaciones, esta afirmación es cierta, solo cuando los ecosistemas no están influenciados por factores externos (véase la acción del hombre por ejemplo). Cuando así ocurre, el resultado es que determinados grupos de animales, al verse libres de depredadores y con el gestión forestal deficiente, su proliferación produce problemas en todos los ámbitos. Piensa que hoy día el medio natural se encuentra fraccionado a modo de islas, así que el contacto de estos grupos de animales salvajes con carreteras, cultivos, etc es constante. No es culpa de ellos evidentemente, pero las poblaciones se han descontrolado. Y no digo que la caza sea el mejor sistema,... pero es uno de ellos.
ResponderEliminarOtro aspecto es el económico. Y no podemos rasgarnos las vestiduras. Es muy sencillo para los que vivimos en un lugar con todos los servicios, cobrando nuestros sueldos, pensiones,... etc decir que esto o aquello está mal, pero también me pongo en el lugar de quienes viven en lugares con pocas o ninguna oportunidad para ganarse el sustento.
Por último decir que la existencia de muchos de nuestros ecosistemas más emblemáticos (dehesas por ejemplo) se vería seriamente comprometida ya que es un ecosistema artificial sostenido por el manejo de los hombres.
Qué quiero decir con tosdo esto Josep Mª?, ... pienso que las posiciones polarizadas (en cualquiera de los extremos) ayudan muy poco a situar objetivamente la problemática y buscar soluciones. Por mi parte insisto que tampoco me gusta la solución,... pero creo que ni todo es blanco ni todo es negro.
Un abrazo!
Está claro que los desequilibrios en los ecosistemas han sido provocados por la mano del hombre y solo el hombre puede intentar, que no siempre lograr, recomponerlo. Como decía tanto en mi exposición como en respuesta a algún comentario, ante una superpoblación indeseada de ciertas especies (algunas de ellas convertidas en depredadores dominantes) que antes vivían en equilibrio con otras, no queda más remedio que actuar para intentar reparar el "desaguisado". Pero yo sigo creyendo que la caza habitual, la de recreo, no tiene por objetivo esa actuación ecológica.
EliminarAcabo de ver por televisión que en una zona de Gerona el Ayuntamiento pagará 50 euros por jabalí abatido, como medio para controlar su superpoblación. Reconozco que ese sería uno de esos casos extraordinarios a los que me refiero para justificar la caza.
También es cierto que opinar desde la comodidad del sillón de casa y desde el bienestar es muy distinto de quien vive en una zona rural con problemas económicos, pero, quizá esté equivocado, no veo claro que la caza sea hoy día un medio de sustento familiar, si no es que hablamos del negocio en torno a la actividad cinegática. Si es así, sigo pensando que se debería ir pensando en alternativas, algo que no se soluciona de la noche a la mañana, por supuesto. Para poner un ejemplo exagerado (me gusta amplificar los problemas para asi hacerlos más visibles y notorios), imagínate que en Huelva, para paliar la falta de recursos económicos se decidiera permitir el uso de El Coto de Doñana, a cambio de elevadas sumas de dinero, para practicar la caza. Aunque la recaudación anual por ello generara una gran fortuna, sería una medida descabellada (ya sé que siendo patrimonio de la Humanidad sería algo impensable). Aun así, sin llegar a ese extremo imaginario, esa gran reserva ecológica natural está sufriendo graves agresiones por resíduos tóxicos de origen humano.
Desde luego que, como también decía, las posturas extremas impiden ver las cosas con la claridad necesaria para llegar a acuerdos. Pero lo que sí está claro, desde mi punto de vista, es que, para encontrar una solución razonable es imprescindible empezar reconociendo que la mano del hombre es la primera causa de los desequilibrios medioambientales y que no todo vale para subsanar esa anomalía.
Muchas gracias por tu aportación.
Un abrazo.
En una ocasión fui a los toros, me gustó, no te voy a mentir y todo iba bien hasta que dieron muerte al toro, fue impactante que todo lo que había disfrutado se esfumó al instante.
ResponderEliminarY coincido contigo, no lo veo como deporte, porque no están en igualdad de circunstancias, pienso igual que tú, la caza es una salvajada.
"No puedo imaginarme disparando a un ser vivo que está indefenso y huye despavorido para salvar el pellejo."
Todo se rige por el dinero y el poder y es lamentable.
Te vi comentando por ahí y llamaste mi atención
Abrazo,
La mal llamada "fiesta nacional" tiene, sin duda, un atractivo de festival, con música, colorido y mucho de espectáculo, pero a medida que va progresando la corrida de toros, aparece la crueldad y se llega a un desenlace brutal e inhumano, lo que desmonta la teoría de que que se trata de arte y cultura. Las cosas hay que llamarlas por su nombre verdadero, y disfrutar del padecimiento y de la tortura de un animal que, por muy grande y peligroso que sea, está indefenso, no es más que un acto de brutalidad injustificada. Y la caza, tal como se viene desarrollando en la actualidad, es una muestra más de ese desprecio por la vida de los animales.
EliminarMuchas gracias, Adel, por venir hasta este rincón y, si te apetece volver, serás siempre bienvenida.
Un abrazo.
Hi, Karolina.
ResponderEliminarThank you for coming and for inviting me to visit your blog.
Kind regards,
Hola gracias por compartir
ResponderEliminarTe paso mi blog por si deseas.
Griticar.
Gracias.
Besos
http://anna-historias.blogspot.com/?m=1
Gracias a ti, Anna, por acercarte a este rincón de la reflexión compartida.
EliminarY gracias también por invitarme a visitar tu blog.
Un abrazo.
Hola Josep, estoy en contra de la caza ya que soy una defensora a ultranza de los animales, pero entiendo que ciertas especies pueden suponer un peligro por ser invasivas para el hombre, por ejemplo los conejos y los jabalís y en ciertos pueblos pueden causar destrozos en los campos de cultivo y en la ganadería,pero este tipo de caza no tiene nada que ver con lo que algunos catalogan a la caza como un deporte. La superpoblación de conejos es un plaga con la que tienen que luchar los campesinos.
ResponderEliminarEstoy totalmente en contra de las corridas de toros, me parece algo que ya no tiene cabida en este siglo , el matar un animal para que otros disfruten viéndolo, es una aberración y que no me digan que el torero es un artista porque consigue matar al animal, y se luce con la capa , en fin lo que dije antes es una aberración que solo pasa en este país nuestro y que no me digan que si no hay corridas de toros va mucha gente la paro, pues se tienen que reconvertir como lo hicieron otras profesiones que desaparecieron por culpa de la tecnología pues que se busquen la vida como hicieron otros.
Un tema muy complicado que levanta muchas ampollas entre los taurinos.
Resumiendo la caza debe ser controlada y no usada como un deporte para luego exhibir la cabeza del animal en una vitrina.
Un abrazo
Puri
Hola, Puri. En casos como estos, en los que la opinión popular está muy dividida, no resulta fácil llegar a un acuerdo, pero debemos esforzarnos por conseguir un entendimiento pacífico entre los amantes de la caza y de los toros y sus detractores. Eso solo se logra si cada parte intenta comprender los argumentos de la otra, pero siempre partiendo del hecho de que los animales no están para satisfacer la necesidad de diversión del hombre y mucho menos si esta satisfacción implica su sufrimiento y una muerte innecesaria.
EliminarMuchas gracias por compartir tu punto de vista al respecto.
Un abrazo.
No tengo tiempo para hacer un comentario como tu escrito merece, pero una vez más te felicito.
ResponderEliminarResumiendo: No al maltrato ni al sufrimiento innecesario y sí al respeto para conseguir un entendimiento pacífico. Solo con esto nuestra vida cambiaría de color.
Un abrazo, Josep Mª.
Motivo de más para darte las gracias por haber destinado tu escaso tiempo para leerme y dejar este comentario.
EliminarEn este y en cualquier tema polémico, deberíamos ser capaces de llegar a un entendimiento.
Un fuerte abrazo, Ana.
Pues eso. Caso cerrado, jeje.
ResponderEliminarMuchas gracias, Julio David, por tu comentario tan breve como contundente.
Un abrazo.
Hola he llegado a tu espacio y me quedo en el con tu permiso. Como una respetuosa de la naturaleza, este tema me llega hasta el alma ya que igual que tu me parece que es el ser humano el único culpable de los problemas que aquejan a nuestro planeta, entre ellos el de la extinción de las especies por solo el deseo de sentir adrenalina y quitar la vida a otro ser vivo. Maravillosa exposición la que nos presentas. Felicidades.
ResponderEliminarPues bienvenida a este espacio que, como verás, suele tratar sobre temas que para mí tienen un interés social y que crean polémica. Para mí es un modo de desahogo prudente dentro de lo que cabe, jeje.
EliminarEsta entrada en concreto, aparte de una critica acerca de esas prácticas antianimalistas tan crueles, viene a ser un llamamiento a los que amamos la naturaleza, su fauna y su flora, y deseamos un trato justo y respetuoso para los seres vivos con los que compartimos este planeta tan maltratado.
Me alegra que mi exposición te haya gustado y quedas invitada a vivitar este blog siempre que lo desees.
Un abrazo.