sábado, 24 de marzo de 2018

Sexo y amor




Hoy traigo un tema que, más que polémico, calificaría de complejo e incluso delicado, pero no he podido resistir la tentación de tratarlo aquí a raíz de una frase que oí hace poco de boca de una joven, y no por lo que dijo sino por la contundencia con la que lo dijo.

Algo de lo mucho que la edad me ha enseñado es que de joven se ven las cosas de forma muy distinta a cuando uno ya peina canas. Lo que en la juventud parece prioritario, en la madurez pasa a un segundo término. Es, pues, desde esta perspectiva, con la que escribo esta reflexión.

En torno al sexo se ha escrito miles de artículos, libros y hasta tratados. A veces pienso si no estaremos exagerando un poco. La mente humana es ciertamente compleja y la actividad sexual tiene un componente psicológico que, muchas veces, pesa más que el puramente físico. No sé si el autor de la famosa cita Mens sana in corpore sano tuvo en cuenta el sexo, pero lo que está claro es que una vida sexual sana favorece la salud física y mental.

Pero antes de entrar en materia, permitidme hacer dos aseveraciones a modo de introducción: Que puede existir sexo sin amor es algo indiscutible, que puede haber amor sin sexo diría que solo en circunstancias muy especiales (entendiendo como tal el amor de pareja), pero ¿puede existir amor sin buen sexo?

Como no soy sexólogo, ni lo pretendo ser, sino un simple practicante de a pie (o mejor dicho de cama), definiré qué entiendo por “buen sexo”: tener relaciones sexuales con la frecuencia y el placer deseables para ambos miembros de una pareja. Evidentemente, es casi imposible que en estos dos coincidan cuali y cuantitativamente esas dos variables al cien por cien. Uno de ellos puede desear tener sexo con mayor frecuencia como consecuencia de una libido mayor que la de su pareja, y/o el placer alcanzado por cada uno puede que no siempre ─o casi nunca ─sea idéntico, pero, aun así, pueden compartir una satisfacción más que razonable en su vida sexual.

A veces, cuando oigo o leo algo relacionado con las relaciones sexuales, me da la impresión de que pertenezco al paleolítico o que alguien me está engañando. Según esas manifestaciones, parece como si el sexo no solo fuera algo importante en la relación de pareja, sino su columna vertebral, y para cuya práctica hay que ser un maestro ninja, pues de lo contrario esa relación se irá al garete en un santiamén. De ser así, esta percepción o situación también ha cambiado con el tiempo. En mis años mozos, no teníamos más remedio que empezar el menú por los entremeses, y hoy día lo hacen por los postres. El sexo llegaba tras un camino (más o menos largo) que se recorría hasta afianzar unas relaciones que se habían iniciado con una amistad y/o enamoramiento y que culminaban con la formalización de lo que se conocía como noviazgo. Ahora, en cambio, se prueba la “mercancía” antes de quedarse con ella.

No es que me parezcan mal las relaciones prematrimoniales. Al contrario. Si hay que conocerse que sea en su totalidad, no vayan a haber luego sorpresas desagradables. Pero descartar a una persona solo porque en la cama no es una máquina de placer me parece, cuando menos, discutible.

En los años sesenta y setenta del siglo pasado era bastante habitual que una pareja llegara al matrimonio sin haber mantenido previamente relaciones sexuales completas. Imaginémonos que, en tales circunstancias, una vez casados, uno de los recién estrenados cónyuges descubriera que, en la cama, su compañero/a no estaba a la altura de sus expectativas. ¿Hubiera sido justo o razonable separarse solo por esta causa? Evidentemente, en esa época prodigiosa no estaba bien visto separarse por el motivo que fuera, pero solo se trata de pensar si, ante esa eventualidad, estaría suficientemente justificada (aunque no socialmente aceptada) una ruptura. ¿Hasta qué punto, pues, es el sexo la clave de la felicidad en una pareja?

Esta pregunta viene a colación de la frase a la que aludía al principio y que ha motivado mi reflexión. Y repito que lo llamativo del caso no es la afirmación en sí sino la contundencia con la que se hizo, y a mí, cuando algo se afirma con tanta rotundidad, me asalta el deseo de cuestionarlo. La frase, que a estas alturas estaréis anhelando conocer, la formuló, como he anticipado, una joven ─y debo reconocer aquí mis prejuicios pues, viniendo de una mujer, me causó más extrañeza─ en un programa de televisión que va de citas a ciegas, teniendo a un restaurante como escenario, por el que deambulan personas de todo tipo y condición, haciendo gala del refrán que dice que de todo hay en la viña del Señor. El caso es que la chica en cuestión le preguntó a su pareja ocasional algo así como si funcionaba bien en la cama, a lo que su joven partenaire contestó afirmativamente, sin dudarlo ni un segundo. Ella, complaciente por haber oído la respuesta que deseaba, le dijo que perfecto, porque si una pareja no funciona en la cama no funcionará en nada más. Y, a pesar de que bien pudo ser esta una afirmación gratuita, me dio que pensar, pues me consta que muchos jóvenes piensan igual.

Obviamente, si en una pareja hay una gran disparidad en cuanto al sexo, uno con una elevada apetencia y sensibilidad y el otro inapetente y poco sensible al placer, ello creará una incompatibilidad que traspasará lo cotidiano, un malestar que se traducirá en muchos otros aspectos de la vida en común, llevando, en el caso de estar en los inicios de una relación, a un rechazo, o, en el caso de una relación avanzada, a un distanciamiento y finalmente a una ruptura. Afirmar que “rompieron porque no se entendían en la cama” quizá sería frivolizar la situación, pero sin duda se trata de un problema que afecta a la afinidad de caracteres y a la deseada y necesaria complicidad en una pareja. En este caso podría afirmarse que la inexistencia de “buen sexo” puede acabar con el amor, pero mientras exista una atracción y la actividad sexual sea mínimamente placentera para ambos, ¿tienen que poner esas diferencias necesariamente en peligro el amor?

Dios los cría y ellos se juntan, dice el proverbio. A diferencia de lo que muchos creen, yo opino que cuantas más cosas en común tenga una pareja, más probabilidades hay de que sean felices. Tendrás aficiones y gustos comunes, compartirán intereses y creencias semejantes, en definitiva, serán compatibles. Pero no todas las opiniones y gustos tienen que ser idénticos, siempre que esas diferencias sean llevaderas. ¿Puede un carnívoro impenitente convivir con una vegana recalcitrante? ¿Puede un machista acérrimo vivir en concordia con una feminista radical? ¿Puede un votante de la ultraderecha vivir bajo el mismo techo que una militante de la extrema izquierda? Estas relaciones, de existir, acabarán, tarde o temprano, estallando por los aires. Habría que ser extremadamente tolerante para aceptar convivir con un sujeto con unas ideas y prácticas totalmente opuestas. En cambio, un ateo y una católica practicante pueden llegar a entenderse siempre y cuando no sean demasiado beligerantes entre sí y ninguno de los dos coarte la libertad del otro. Un fanático del fútbol que no le gusta el cine puede llevarse bien con una cinéfila que no soporta el balompié, si de vez en cuando uno cede en beneficio del otro.

Así pues, para que el sexo sea un motivo de ruptura, las diferencias en este terreno deberían, a mi entender, ser profundas. Pero como las relaciones sexuales son, evidentemente, cosa de dos, algo que precisa de la intervención directa del otro, la diferencia en la actitud de cada uno solo será soportable si no llega a extremos muy contrapuestos que deterioren la convivencia.

Aun así, yo sigo dudando de la veracidad absoluta de las palabras de aquella chica. ¿No coincidir plenamente en el deseo y práctica sexual impide que una pareja se ame? ¿Es crucial el sexo en la estabilidad de una pareja? ¿Puede el sexo estar por encima de otras muchas cualidades humanas? Mi respuesta a todas esas preguntas es negativa. Aun así, sexo y amor, deberían ir siempre de la mano.



24 comentarios:

  1. Tu reflexión, muy interesante por cierto, me ha hecho plantearme la cuestión empezando por el final. Es decir, que si fuera rotundamente cierta la afirmación de esa joven a la que escuchaste, todas esas parejas maduras que se quieren, se comprenden y que han compartido toda una vida juntos de razonable felicidad, deberían separarse al declinar las expectativas y la frecuencia de sus relaciones sexuales. Pero no sucede, sabemos que no. Como muy bien dices las cosas se ven de forma muy diferente cuando eres joven a cuando empiezas a estar "de vuelta".

    Creo que en el sentir de cada uno está la verdad del asunto. Si a mí me hubieran dicho que mi marido y yo no nos íbamos a entender en el plano sexual, sinceramente creo que no me habría casado con él. Si me dijesen ahora que tengo que dejarle cuando seamos viejitos y dejemos de tener sexo, mandaría a paseo al emisario.

    Matices y etapas, todo se resume en eso, creo yo.

    Me has puesto a pensar en sábado, Josep, y eso no te lo perdono jajajajaja.

    ¡Un abrazo!

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    1. Pensar en el sexo en sábado no está nada mal, jajaja.
      Si viéramos pasar nuestra vida como una película, fotograma a fotograma, comprobaríamos cómo nuestras percepciones y prioridades han ido cambiando. No es igual ni tiene las mismas consecuencias tomar una decisión en la adolescencia que en la madurez.
      Por lo tanto, no es lo mismo valorar una relación sexual al inicio que después de muchos años de feliz convivencia.
      Un abrazo.

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  2. Hola Josep, como buen practicante de cama, ja,ja,ja, me parece que estás bastante acertado en todo lo que has escrito, pero para no dar por cerrado el comentario ya, diría que el sexo sin amor es una gran actividad por ejemplo para las tardes de los domingos :-). Bueno o como diría el maestro Woody Allen: "El sexo sin amor es una experiencia vacía. Pero de todas las experiencias vacías que existen, hay que reconocer que es una de las mejores". Aún así tienes razón, la conjunción de sexo y amor es lo realmente ideal. Un gran abrazo.

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    1. Ahí va, yo creía que era mejor los sábados por la noche, jajaja. Bueno, para gustos (y oportunidades), los colores, jeje.
      Bien por Woody.
      Un abrazo.

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  3. Sobre gusto no hay nada escrito, y sobre este tema las opiniones serán según lo jóvenes que sean quien lo lea, ajajá. Pero cierto parece que ahora el sexo para la juventud es un mero entretenimiento pues les da lo mismo conocer a la persona de hace un rato, cosa que por otra parte no concibo, pero esa es mi opinión personal.
    Algunas veces he visto ese programa al que te refieres, y desde luego me quedo asombrada de lo que se preguntan nada más que se conocen, pero los que lo hacen se les ve la diferencia de educación y sensibilidad, con otras parejas.
    Estoy muy de acuerdo contigo, será porque fuimos jóvenes más o menos en la misma época, :))), donde las cosas iban despacio y se disfrutaba hasta del roce de las manos. Nunca lo cambiaría…
    Un abrazo Josep, y feliz domingo.

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    1. En nuestra época se solía decir que el matrimonio era como una caja cerrada y que no podíamos saber qué sorpresas nos depararía. Era como jugar a la lotería. Era como correr un riesgo y si uno se equivocaba ya no había marcha atrás. Entiendo que hoy en día los jóvenes quieran conocer más a fondo su pareja, a pesar de que ahora el divorcio está en la mano de cualquiera. DE ahí que me resulte más extraño que, aun teniendo relaciones prematrimoniales e incluso yendo a vivir juntos, ahora hayan más fracasos y se rompan las relaciones con tanta facilidad.
      Supongo que es cuestión de prioridades. Hoy se tiene menor aguante y quizá sea como tu dices, que hay una educación y sensibilidad distinta en torno a la vida en común.
      Un abrazo.

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  4. Opino como Julia. El sexo es importante y, al comienzo de una pareja, muy importante, pero de ninguna manera la columna vertebral de una relación. Y mientras te leía, recordaba esas parejas (mis padres, mis suegros) que llevan juntas toda una vida y cuya vida sexual es nula y, sin embargo, ahí siguen ayudándose, apoyándose...
    Y parejas más jóvenes que, por causas diversas (generalmente de salud), han dado por finalizada su vida sexual, pero jamás se les ocurriría separarse.
    Creo que, además, depende de cada persona: las hay con más necesidades sexuales y con menos. Lo que está claro es que, a edad normal y en normales circunstancias, abunda más el sexo sin amor, que el amor sin sexo.
    Yo pienso que sexo y amor son dos cosas distintas y si bien el amor suele ir acompañado de sexo, el sexo no tiene que ir acompañado de amor para ser bueno, sano y satisfactorio.
    Un beso.

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    1. Supongo que hay parejas para las que el sexo es prioritario en su relación y si este no cumple sus necesidades o expectativas, no dudan ni un momento en deshacer esa relación. Entiendo que cuando esa desavenencia se produce en los primeros pasos hacia una relación mínimamente estable, esa pareja sea congruente con sus ideas y decidan no seguir adelante. Muy distinto es cuando, como dices, ha habido una convivencia satisfactoria de muchos años.
      Si me preguntaran qué prefiero, si el sexo o el amor, respondería lo mismo que decía a quienes, de niño, me preguntaban que a quién quería más, si a papá o a mamá: a los dos por igual, jeje.
      Un abrazo.

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  5. Qué quieres que te diga Josep Mª, ... llegado a unos años, lo importante es que te quieran,... no importa el por qué!
    ;)

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  6. Interesante como siempre Josep Mª y muy de acuerdo con los comentaristas que me preceden. La edad lo matiza todo y aquello que cuando eres joven ves en blanco y negro con los años adviertes multitud de tonalidades. Cuando escucho hablar a algunos jóvenes en programas de televisión me acabo horrorizando y eso me parece que también está asociado a la edad, pero bromas aparte, creo que esa visión del sexo como gimnasia no me gusta, ni esas competiciones ni esas preguntas al poco de conocer al otro. Creo que cada persona con su vida y su sexo hace lo que le de la gana, siempre que sea consentido por los miembros de la pareja pero no es lo único que vale de una relación.
    A veces tengo la sensación que los jóvenes se están perdiendo muchas cosas con todas esas prisas que se aplican a todo, incluido el sexo de usar y tirar y por desgracia, es algo que también algunos adultos anclados en querer ser jóvenes permanentemente también están aplicando. Una buena dosis de sexo es fantástica pero que te quieran aún más y ya si se dan ambas, pues eso impresionante.
    Besos

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    1. Si la convivencia en general ya es de por sí algo complicado, el sexo, como parte integrante e importante de la relación de pareja, no deja de serlo, aunque, como bien dices, es algo propio de cada pareja y cada pareja lo maneja a su manera y conforme a sus propias "reglas".
      A veces, el sexo se tiende a relativizar y otras a darle una importancia capital, como una materia que hay que dominar como el trapecista en su trapecio, jeje. La vida en común es algo más que sexo puro y duro. A tu pareja no hay que valorarla por las piruetas acrobáticas y malabarismos que es capaz de hacer en la cama, jajaja.
      Bromas también aparte, creo que, como en todas las cosas en esta vida, al sexo hay que darle la importancia justa. Aunque está claro que cada uno tiene su opinión al respecto y yo también creo que los jóvenes tienen una idea un tanto equivocada, pero el tiempo siempre acaba teniendo la palabra.
      Y, por supuesto, también se dan casos de irrealidad en esas personas que no se resisten a envejecer y perder ciertas facultades con el paso de los años.
      Besos.

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  7. Creo que el quid de la cuestión que nos planteas está en una frase que tú mismo has citado, "cuantas más cosas en común tenga una pareja, más probabilidades hay de que sean felices", a la que yo añadiría otra más, "y si no hay comunión al menos mucho respeto hacia las cosas del otro". Entre esas cosas está el sexo y si el sexo es la única cosa en común a mí personalmente me parece que esa pareja lo tiene crudo. También te confieso que esas relaciones de amor sin sexo tampoco las entiendo demasiado bien, pero dado que uno está más tiempo fuera de la cama (utilizando el término "cama" como un eufemismo del sexo) que dentro de ella parece que pesa más el tener otras cosas para compartir, aunque si no hay sexo a lo mejor lo que existe en esa hipotética pareja es solo amistad. Es muy complejo, la verdad.
    De todas formas, cada persona es un mundo. Sé de alguien que no se separó de su compañero porque parece ser que era un fenómeno en la cama a pesar de que fuera de ella era un auténtico imbécil.
    Qué temas tan interesantes eliges para comentar y opinar. Eres un crack.
    Un abrazo fuerte.

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    1. Por muy importante que sea el sexo en una pareja, si este es el único punto que les une, es como si la única cosa en común que tuvieran fuera su afición por el cine. Se lo pasarían de maravilla yendo de sala en sala visionando todos los estrenos de la semana, pero luego en casa solo sabrían hablar de cine, jeje.
      A mí me cuesta mucho entender una relación amorosa sin sexo que, para mí, es la guinda del pastel. Bueno, algo más que una simple guinda, en todo caso el relleno de chocolate si se quiere, jajaja. Solo lo concibo en casos, como se apuntaba más arriba, de una dolencia en uno de los miembros de la pareja, que le imposibilite tener relaciones sexuales. Abandonar a alguien a quien supuestamente quieres porque una lesión medular, por ejemplo, le mantiene imposibilitado, sería cruel y una falta de amor verdadero. A eso me refería cuando decía en mi post que solo veo el amor sin sexo en casos muy especiales.
      La verdad es que aguantar a un auténtico imbécil solo por el sexo me resulta incomprensible, a menos que toda su vida gire en torno a ello y se pasen todo el tiempo libre en la cama. A una pareja así no le auguro un futuro muy prometedor, pues cuando baje el ritmo natural de actividad sexual por culpa de la edad, no sé qué le quedará a esa persona a la que mencionas.
      Un abrazo.

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    2. cuando lo que perciben y sienten es lo mismo
      la química del cuerpo se acelera
      abrazo

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  8. A ver, yo creo que depende de la persona, cada uno le da una importancia diferente. Definirlo como la columna no sé si tanto, pero creo que es bastante importante. Pienso que si el sexo va mal en el inicio de una relación, la pareja no va a ir por buen camino. Y para nada me refiero a que uno de los dos tenga un problema sexual y el otro lo asuma, me refiero a la falta de afinidad, a que si al principio no hay pasión no sé yo...Al principio es cuando más te atrae tu pareja, y si algo no funciona y el sexo es aburrido creo que la relación puede decaer. Entiendo que con el paso de los años haya menos actividad sexual, pero ya existe un amor más sólido y el cariño que puede suplir el sexo asiduo.
    También creo que hay montones de parejas que han perdido la pasión con el paso de los años y sus vidas se vuelven tan rutinarias que el sexo es practicamente nulo y el matrimonio se rompe porque uno de los dos encuentra a otro. A ver, aquí también entra en juego la afinidad como persona y/o compañero, pero cuando no te apetece nunca tener sexo con tu pareja es que algo no funciona. Pero es mi opinión, ni soy sexologa ni se puede generalizar. Hablo por mis experiencias o de mis amigas. Yo tuve una relación de 12 años y el inicio del fin fue la falta de sexo, la primera alarma, por decirlo de alguna manera.
    En cuanto al sexo sin amor, desde luego que puede ocurrir, es más, es imposible enamorarse de cada persona con la que se está. Por ejemplo, una persona que lleva 5 años soltero/a porque o bien no le llena nadie o porque no le apetece tener una relación ¿qué hace? ¿Enamorarse de cada persona con la que tiene sexo durante ese tiempo?? Yo casi veo peor (psicológicamente hablando) ese enamoramiento continuo. Pero bueno hay de todo, es que depende, hay personas que necesitan tener un poco de cercanía y otras que son capaces de separar más.
    Lo que sí creo acérrimamente, es que el sexo entre amigos destruye la amistad. Aquí sí es mejor “no liarla parda” jajaja
    Muy buena entrada, como siempre, generas grandes debates :))
    Un besito!!

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    1. Si es lo que decía, sobre el sexo se han escrito hasta tratados. Por algo será, jeje. Cada pareja debería tener su propio manual de usuario, jajaja.
      De todos modos, no creo que debamos complicarnos la vida sexual excesivamente. A veces lo aparentemente más complicado es sencillo.
      El problema más "gordo" existía en épocas o generaciones anteriores, la mía incluida, en que el sexo era prácticamente un tabú en una España católica, apostólica y romana, y no debía practicarse hasta el matrimonio, con lo cual ya no había marcha atrás si se descubría una incompatibilidad total en el terreno sexual.
      Por otra parte, si hablamos de extremos, claro está que un adicto al sexo no podrá vivir con una mujer con frigidez patológica. O en el caso contrario, un hombre inapetente (¿existe alguno? jajaja) casado con una ninfómana. Pero no hace falta recurrir a estos extremos. Si hoy en día, en que los jóvenes practican el sexo de forma libre, una pareja no conecta en sus apetencias sexuales, es lógico que no sigan con una relación estable. Mi planteamiento iba más bien encaminado a evaluar la importancia del sexo en parejas estables que han tenido desde un principio muchas cosas importantes en común, que es lo que les unió, y por la causa que sea sus afinidades por el sexo andan "desajustadas". Del mismo modo que todas las parejas tienen desencuentros en algún momento de su vida en común y no por ello se destruye la relación de buenas a primeras sino que se intenta recomponerla poniendo cada uno de su parte, en el sexo creo que esta fórmula también funciona.
      Lo de que el sexo entre amigos destruye la amistad es algo que siempre he oído pero que no he podido comprobar por experiencia propia, jeje. Yo era de los que casi siempre se enamoraban de sus amigas pero como veía que ellas solo veían en mí a un amigo, pues eso, que nada de nada, jajaja.
      Un beso.

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  9. Hola Josep Mª. Interesante tema el que planteas. Sexo y amor van de la mano, cuando te estás conociendo y cuando decides convivir, ¿que hoy los jóvenes van más rápido? compañero es que son otros tiempos, todo vas más rápido. El sexo no es lo que los jóvenes conocen rápido, es el acto sexual el que quieren descubrir porque los medios audiovisuales se lo ponen en bandeja para incitarlo a ello y conste que lo veo bien, depende cómo y a que edades. Por lo tanto, yo diferencio "acto sexual: penetración" y "sexo". El sexo es clave en una pareja, es una parte más de la relación de dos. El sexo es compartir, es compromiso, es cariño. El sexo es ese encuentro íntimo, desnudos diciendo yo soy así y siento así y huelo así. El sexo son abrazos y son besos, es piel sobre piel, son cosquillas; el sexo es juego y es teatro, es masturbación y penetración y es una insinuación. ¿La vida sexual favorece la vida mental y física? por supuesto, se cede, se entrega, se complace, se siente y se desmiente. Un beso y un abrazo.

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    1. Efectivamente, hoy todo va mucho más rápido, creo que demasiado, pero este sería otro tema de discusión, jeje. Que las relaciones sexuales se inicien, según las estadísticas, a los trece años, como promedio, me parece un disparate. Las relaciones entre los jóvenes están, en mi opinión, demasiado "genitalizadas" (yo también me invento términos, jajaja). Como decía en mi reflexión, empiezan por el postre, o como se decía antes: empezar la casa por el tejado. En mi época (esto suena fatal) la atracción, al menos en mi caso, se iniciaba tratando a la chica, a la persona. Claro que la atracción física era un componente esencial, pero no pensábamos en ir a la cama a la primera de cambio (aparte de la dificultad que eso entrañaba). Si esa chica "mona" resultaba simpática y te sentías a gusto con ella, hablando o tonteando, se iba afianzando una relación inicialmente amistosa, surgía el enamoramiento y de ahí se pasaba al deseo sexual. Una cosa es que en esa atracción hubiera un componente sexual (el macho frente a la hembra) y otra que nos planteáramos que solamente tras un encuentro sexual podríamos saber si esa relación tenía visos de prosperar.
      Obviamente, la cultura sexual y los medios actuales han cambiado totalmente el panorama. Creo que se ha invertido el orden de los acontecimientos, la pirámide se ha invertido: primero sexo y luego ya veremos.
      Y coincido totalmente contigo en que sexo es algo mucho más amplio que buscar satisfacción con la penetración. Por eso, más que de sexo, hablaría de vida sexual. "Hacer el amor" debería significar relaciones sexuales placenteras y con amor de por medio.
      Besos y abrazos.

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  10. Cierto es que todos conservamos ese instinto sexual primario que aflora en determinadas circunstancias. Como todos los animales, el sexo tira, pero, a mi juicio, hay momentos en los que debemos saber controlarlo, jeje.
    Un abrazo, Julio David.

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  11. Hola.
    Opino como muchos comentarios, es muy importante, vamos, una relación sin sexo, al menos los primeros años, no la veo, pero un poco es cuestión de etapas y de momentos, con 18 años vemos las cosas de una manera, con 30 de otra y supongo que con 50 las veré de otra.
    Un abrazo.

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    1. Hola, Gemma. El sexo debe ser como la sal, que le da sabor a algo tan importante como son los alimentos, que nos mantienen vivos y saludables. Con la edad, o bien se pierde el paladar o bien las condiciones físicas requieren moderar su empleo. Así que con la edad vamos disminuyendo la sal de nuestra dieta. Y aun así, nos gusta comer y nos sentimos felices, jeje.
      Un abrazo.

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  12. Hay un tiempo para todo El hombre se pierde primero
    Y la mujer queda con recuerdos de momentos placenteros

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    1. Efectivamente, todo en la vida tiene su tiempo y sus momentos placenteros. Y cuando estos han pasado, nos quedan los recuerdos.
      Un abrazo.

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