Después de tantos años trabajando codo con codo, no dejo de sufrir muchas y misteriosas tropelías informáticas de las que desconozco (ignorante de mí) su origen y explicación. Como resultado de ello, la informática y yo no nos llevamos bien. A veces me resulta tan odiosa…
En la era de la alta tecnología, cuando podemos recibir imágenes a color desde Marte casi a tiempo real, ¿cómo es posible que todavía nos encontremos con problemas prácticos en lo más básico de la informática aplicada?
¿Quién no se ha enfrentado a problemas irresolubles tales como que una aplicación deje de funcionar sin explicación alguna salvo la notificación de que “la aplicación X ha dejado de funcionar correctamente”? Ni un profesional en la materia es capaz de dar explicación a esa repentina anomalía. ¿Solución? La única posible: Apagar y reiniciar el equipo.
¿Y qué me decís de eso tan extraño e impertinente como que al abrir un documento Excel no aparezca en forma de ventana maximizada tal como lo cerré? O lo confuso que resulta contestar a las preguntas que te hace el sistema cuando pretendes instalar una nueva aplicación o programa. Una jerga que sólo un informático puede entender, de modo que no sabes si decir que sí o que no. Imaginémonos, por ejemplo, que cuando le das a “ejecutar el programa” apareciera la advertencia: “si ejecuta este programa con Windows 10, se desactivará el subbuffer de conexión al fireware, ¿Desea continuar? O cuando te indica que existe una nueva actualización de un programa ya instalado y al darle a “actualizar” te encuentras con la sorpresa de que la ruta bla bla bla… no es válida o que la ubicación del programa no se encuentra. Y no digamos de las trampas a las que te somete el propietario de un programa que, junto con la instalación de éste te intenta colar otro (y a veces lo consigue) que va en el mismo paquete (generalmente un buscador que sustituirá al que sueles emplear) a menos de que te percates de ello y desactives esa instalación paralela predeterminada.
¿Y qué os parece que al abrir un documento en internet empiecen a aparecer pantallas con mensajes, generalmente publicitarios, de las que no hay forma de salir o bien cuesta lo suyo? En el mejor de los casos, antes de lograrlo te pregunta si realmente quieres salir de la página, no sea que, tonto de ti, te hayas confundido y la abandones sin querer, y en el peor no te queda más remedio que abortar la búsqueda que habías iniciado dándole a Contrl+Alt+Supr y cerrar la sesión. Y vuelta a empezar. Y entonces empiezas a preguntarte si el PC se habrá infectado por un virus. ¡Pero si tengo un antivirus!, te dices.
Que esa es otra: la protección contra los virus informáticos. En más de una ocasión te pegan un susto de muerte porque, de repente, se abre una página alertándote de que tu equipo está al borde de morir por varias infecciones gravísimas, a menos que instales YA el antivirus que te están ofreciendo. Intentas hacer oídos sordos, pues ya tienes un antivirus de confianza que realiza periódicamente un análisis de seguridad, pero la alarma sigue presente, que hasta te hace dudar de si estás haciendo el bobo y te la estás jugando de verdad. Para quedarte tranquilo, tras eliminar ese molesto aviso, cruzando los dedos, haces que tu antivirus realice un examen del sistema y resulta que todo está bien, sin ataques ni virus a la vista. Bueno, alguno sí, pero ya fue detectado y abatido sin piedad. Que uno piensa si será cierto o sólo lo dicen para que pienses lo bueno que es el antivirus que compraste. Porque resulta un tanto sospechoso que el mayor número de ataques resueltos satisfactoriamente siempre tengan lugar unas semanas antes de que se extinga la licencia y debas renovar la suscripción. Viendo su eficacia cualquiera no la renueva. Todo ello resulta tan mosqueador como cuando en el barrio se ha producido un robo en alguna vivienda y al día siguiente los buzones aparecen repletos de publicidad de una central de alarmas. Que uno piensa si es que estas empresas de seguridad tienen ojos y oídos en todas partes o (Dios me libre de pensarlo) que el caco trabaja a comisión.
Si hoy me he decidido por este tema ha sido porque recientemente cambié de ordenador portátil y algo aparentemente tan simple fue motivo de muchos quebraderos de cabeza hasta que, tras varios días de sufrimiento, todo volvió a discurrir con normalidad. Parece que cambiar de ordenador conlleva pasar por una prueba iniciática para demostrar tu valía y resistencia ante cualquier adversidad y justificar así tu derecho a poseerlo.
El caso es que el nuevo portátil venía con el sistema operativo Windows 10 y tuve que adquirir el Office 2017 (Word, Excel y PowerPoint), de rabiosa actualidad. Si antes estas aplicaciones (al igual que los antivirus) se adquirían en forma de CD, ahora no, ahora lo que compras es un código que debes introducir en tu PC. Y ahí empezó el calvario. Una vez completada la instalación, cuando quería trabajar con Word o Excel aparecía repetidamente un mensaje diciendo que había dejado de funcionar. En “Ayuda” de Microsoft Office (ahora todo debe resolverse online) encontré la clave de cómo solucionar el problema y seguí sus instrucciones al pie de la letra. Inútil. Yo no (que a veces también, todo hay que decirlo), sino el consejo. ¿Cómo acabé resolviéndolo? Buscando en Google la respuesta. Todos los resultados de mi búsqueda indicaban realizar la misma operación, salvo una página de YouTube donde encontré un tutorial. En él, un joven sudamericano (por la voz y el acento) indicaba detalladamente en imágenes los pasos a seguir, que resultaron ser inicialmente los mismos que Microsoft y los distintos foros consultados me habían indicado pero que en este caso iban mucho más allá, hasta llegar a un recoveco donde aparecía activada una extraña opción que se tenía que desactivar para que todo funcionara correctamente. ¡Qué cosas! Si parece que lo hagan exprofeso para torturarte.
Pero luego se añadió otro problema: una aparente incompatibilidad con la impresora que, aunque ya tiene unos cuantos años, me ha venido funcionando a la perfección. El caso es que, al querer imprimir un documento en Word, no aparecía la opción de imprimir en borrador ni se abría la pantalla de diálogo habitual donde se puede seleccionar diversas opciones de impresión. Unos me decían que era problema de la última versión de Office, otros que era un problema de incompatibilidad con Windows 10, otros, finalmente, que la impresora ya estaba obsoleta. A final se impuso la solución que casi nunca falla: la de reiniciarlo todo. Desinstalé la impresora y la volví a instalar. En esta última operación observé que el proceso discurría de otro modo, empezando con que la introducción del código de la impresora se realizaba de forma distinta y tal como yo recordaba que había sucedido con mi anterior ordenador. ¿No es otro de los magníficos misterios de la informática? Siendo, como soy, por desgracia, una persona perfeccionista, que quiere que todo funcione a la perfección, y para colmo impaciente, no os podéis imaginar el cabreo que todo ello me produjo mientras duraron esos inconvenientes. Los tacos debieron oírse por todo el vecindario.
Y podría seguir con una retahíla de quejas sobre anomalías inexplicables. Pero para terminar, dejadme comentaros una que me enrabieta enormemente por su frecuencia: el cursor de Word salta de posición cuando le da la realísima gana (o eso me parece a mí), saltando de la línea y lugar donde estoy escribiendo a otra parte del texto, de modo que, cuando me doy cuenta (pues soy de los que cuando escribe mira el teclado en lugar de la pantalla) estoy escribiendo en medio de un párrafo ya escrito. ¿Alguien sabría decirme a qué se debe? Ya sé que no es éste un foro donde resolver este tipo de dudas, pero por si acaso…
A pesar de los pesares, no me queda más remedio que tolerar la informática (qué haríamos sin ella) a nivel de usuario, como así se le llama al uso que alguien como yo hacemos de ella. Tengo establecido un pacto de no agresión, aunque a veces me cuesta reprimirme. Pero sólo es porque la necesito más que ella a mí. Pero es que a veces me resulta tan odiosa…
A mí tampoco se me dan las cuestiones informáticas por lo que te entiendo perfecto Josep, es un lío gordo.
ResponderEliminarAl menos te has desahogado.
Un abrazo.
Hola Gildardo. Hace muuucho tiempo que necesitaba desahogarme. De todos modos, el efecto tranquilizador del desahogo durará hasta la próxima incidencia informática, jeje
EliminarUn abrazo.
Mira que a veces la informática nos vuelve tarumbas ¿eh? qué gran verdad lo que has dicho, y cuando empieza a salir esa propaganda me pongo malita, qué poco me gusta, al igual que los cambios, vaya quebraderos de cabeza que nos da lo nuevo, hasta que lo vamos entendiendo, yo por lo menos, a mí me cuesta adaptarme, pero no nos queda más remedio que llevarnos bien con ella, es lo que hay hoy en día.
ResponderEliminarUn beso.
Ciertamente no tenemos más remedio que aguantarnos pues, en general, es una herramienta muy útil que nos ahorra tiempo, pero podrían diseñar los programas y aplicaciones de forma que fueran más sencillas de usar. En mi caso, quizá debería seguir un curso sobre "informática para tontos" pero, hablando en serio, a mí me da la sensación que los programadores no piensan en el usuario final cuando lo hacen.
EliminarMuchas gracias, María, por opinar.
Un abrazo.
Pues el salto del cursor, a mi me pasa algunas veces también, pero no le he buscado explicación, será que con alguna vibración, salta solo.Sobre los anuncios que salen en las páginas que se buscan en Internet, la última vez que lleve el ordenador por no sé que problema al informático, me instaló un bloqueador de anuncios sin yo pedírselo y también un antivirus... ya no he tenido que comprar ninguno más.
ResponderEliminarTe cuento esto, porque hay veces que más vale llevarlo a un informático y que te instale todo lo que se duda, aunque te diré que yo investigo siempre y hasta que no encuentro, no paro, jajaja.
Pero de cualquier forma, es cierto todo lo que dices. ¡Cosas de la informática! o intereses, como lo que se dice de las farmaceuticas y sus virus...
Un abrazo Josep.
Quizá sí que debería levar el ordenador a un informático pero la última vez que lo hice, para una simple reparación del teclado (se me soltaron algunas teclas de tanto aporrearlas), estuve sin ordenador casi un mes. En todo caso, lo debería haber hecho recién comprado y antes de "abandonar" el viejo.
EliminarNO suelo ser malpensado pero a veces me huelo que, del mismo modo que se dice que muchos electrodomésticos salen programados para que duren unos pocos años, los ordenadores llevan incorporados un "toca-narices" para que se active de vez en cuando para que tengas que recurrir a un profesional.
Un abrazo, Elda.
La verdad te entiendo,yo hay veces que también me cogo unos cabreos con el ordenador y eso que me defiendo bastante bien la verdad pero a pesar de eso algunas veces me saca de quicio, como ayer que iba mal la conexión a internet, iba lenta y no veas para escribir sobre todo me las veía y deseaba, en fin ahora entiendo a mi padre que hasta muy tarde no se puso delante del ordenador porque decía que no era para él y aún defiendose, muchas veces nos pedía ayuda a mi hermana o a mí porque no entendía, en fin. Yo menos mal que mi pareja es informático y de mas de un embrollo me saca que si no apañada iba yo, pero entenderte te entiendo. un abrazo. TERE.
ResponderEliminarYo me puse delante de un PC por primera vez cuando tenía unos 35 años y fue la empresa donde trabajaba la que me lo puso. YO pedí una de esas máquinas de escribir eléctrica de última generación (con memoria) y me plantificaron un cacharro que no sabía muy bien cómo sacarle provecho. Lo único que sabía hacer era encenderlo, así que tuve que seguir un cursillo de informática para usuarios y desde entonces el ordenador ha sido mi compañero de fatigas. Pero no es el aparato en sí lo que me amarga la vida de vez en cuando sino los cada vez más sofisticados programas que incluyen, que en lugar de facilitarte las cosas te las complica.
EliminarAfortunada tú, que tienes a un informático en casa a quien darle la tabarra, jeje
Un abrazo, Tere.
Oh Josep Ma, y qué impotencia produce ver que algo aparentemente fácil se te complica y no puedes hacer lo que quieres.
ResponderEliminarHace unos días en una de esas nuevas actualizaciones, mi portátil decidió dejar de conectarse con el wifi, no lo reconocía, me trajo de cabeza un par de días y resulta que más tarde me enteré que había sido un problema de la misma actualización y la de horas que pasamos para arreglarlo. Y ahora justo con blogger que de tanto en tanto me hace desaparecer gadgets del blog y sigo sin saber el por qué, me genera mucha impotencia no poder resolver fácilmente las cosas fáciles (aparentemente)
Yo ahora estoy con problemas de nuevo con blogger que hace lo que quiere y sin saber por qué. La informática, a veces se la odia tanto como se la necesita.
Un abrazo
Un abrazo
Bueno, Conxita, el tema del wifi y la conexión a Internet es otra de las pesadillas recurrentes. En este aspecto quien podría escribir largo y tendido son mitengo mujer y mi hija menor. Yo, quizá porque el ordenador más bueno, jeje, o muy cercano (pared a pared) al router, no tengo problemas de conectividad ni de velocidad, pero ellas, que usan su portátil en el salón-comedor o en su habitación tienen continuos problemas, y eso que tenemos fibra óptica y 300 megas (teóricos) de velocidad, de los cuales sólo llegan 50 (otra limitación de la tecnología avanzada: que no atraviesa bien las paredes!).
EliminarDos abrazos.
La informática es caprichosa, Josep. Te lo dice uno que desde mañana va a empezar un básico de eso mismo jajaja A ver si aprendo algo, porque tardé casi un año en configurar un maldito escáner tras formatear el ordenador... ¡qué pesadilla!
ResponderEliminarA los niños caprichosos se les da un par de cachetes para que se comporten como deben. A la informática no le valen esos correctivos. Y una patada en pleno disco duro sería demasiado porque el primer perjudicado sería uno mismo. Así que no nos queda otra que aguantar y tomar un ansiolítico cada vez que nos saca de nuestras casillas.
EliminarUn abrazo, Holden.
Pues yo veo que te defiendes muy bien, aunque te resulte un asquito.
ResponderEliminarYo soy terrible, mi marido se dedica a reparaciones y a instalar sistemas operativos y todas esas cosas, pero yo, cuando la lío(muy a menudo) en vez de consultarle, intento arreglarlo por mi cuenta y siempre es peor.
Él me ha instalado de todo, antivirus, bloqueadores de anuncio...de hecho hace poco instalé sin querer en el blog una publicidad invasiva, me avisaste tú, creí que la había quitado pero no fue así y la tuve días, soy un caos.
Un abrazo.
Bueno, Marigem, después de mucho batallar y enfadarme, acabo resolviendo prácticamente todos esos problemas "rutinarios", pero no sabes la de tiempo que tengo que invertir. Lo malo es que no tengo a nadie en casa a quien acudir, pues estamos en las mismas.
EliminarPor lo que veo, no soy el único que tiene problemas informáticos que dan quebraderos de cabeza. Eso me da confianza de que, por lo menos, no soy un bicho raro, jeje
Pero ya se sabe: mal de muchos...
Un abrazo.
Ay, Josep, si yo te contara mis cuitas informáticas no acabaría nunca. Lo peor es que yo estoy casada con un informático y aunque eso pueda parecer una ventaja no lo es. Sí que me saca de muchos apuros, de hecho en cuanto el ordenador hace cosas raras se lo paso a él, pero esa idea que tienen todos los informáticos de que el usuario es una especie de retrasado mental con un teclado en las manos me pone enferma y ha sido motivo de más de una agria discusión con mi cónyuge.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con todo lo que dices acerca de los antivirus y demás tinglados que se traen Billy Gates y secuaces.
Lo del salto del cursor a mí también me pasa, según "mi" informático soy yo que le doy al ratón del portátil sin darme cuenta, como soy subnormal...
Un abrazo.
Jajaja. Bueno, ellos opinarán eso de nosotros pero, por lo menos yo, les veo como unos frikies que no saben emplear un lenguaje "normal" para que los profanos en la materia podamos entenderlos, a ellos y a sus programas. Es como cuando un asesor financiero te habla de los productos que te ofrece su entidad bancaria y sus ventajas. Todo parece una maravilla pero no entiendes ni papa.
EliminarPues lo del salto del cursor veo que es, hasta cierto punto, habitual. Pensándolo bien, quizá tenga razón "tu informático particular" y le doy, sin darme cuenta, a la placa táctil, donde se supone que está ese ratoncito travieso, y eso provoca ese salto involuntario. Desde ahora me fijaré e iré con más tiento. Debe ser lo mismo que alguna vez me ha ocurrido cuando, después de llevar un buen rato escribiendo un emal, plaf, desaparece todo lo escrito sin siquiera quedar guardado como borrador. Siempre he pensado que toco sin querer alguna tecla (soy muy mal tecleador) que elimina el texto de un plumazo. Y, de ser así, digo yo: ¿no podría aparecer una advertencia preguntando si realmente se quiere borrar el mensaje, como ocurre cuando borras una foto o cualquier otra cosa? Ya ves, Paloma, que también son muchas mis cuitas informáticas. !Qué suplicio!
Un abrazo.
Hola Josep Mª situaciones muy bien relatadas, je,je si señor creo que más de uno se ha aliado contigo. Coincidimos en la im-paciencia y el perfeccion-ismo y estas dos particularidades humanas no se llevan bien con estas herramientas de hoy en día. Cuántos berrinches cuando hay prisa... que vamos a hacer a verle la parte buena: llevarlo a informáticos ( y encima a veces te dan a entender que ni ellos saben que le pasa) los tutoriales de los que hablas a veces son más prácticos; es increíble te responden estos chicos mexicanos de todo ¡qué soltura! Con respecto a tu pregunta, esto de escribir y que aparece en otro sitio, a mi una vez me ocurrió pero era por que se me había quedado pillada una tecla creo que fue "insert" suerte, espero que lo soluciones. Un abrazo
ResponderEliminarHola Emerencia. Gracias a la informática podemos comunicarnos tú y yo ahora mismo por este medio, eso hay que reconocerlo, pero el tributo que a veces tenemos que pagar por esos adelantos tecnológicos me saca de quicio.
EliminarSí, otra ventaja de los avances tecnológicos es iternet (que también tiene sus pros y sus contras) y gracias a esos foros que existen para preguntar y resolver dudas he podido, en más de una ocasión, salir de un apuro. Incluso, cuando no sé utilizar bien algún recurso de Word, me voy para Google y busco la solución.
Lo del cursor me viene ocurriendo desde hace mucho tiempo. Después de lo que me ha comentado Paloma (alias Kirke Libris) creo que ya sé dónde puede residir el origen, pues diría yo que me ocurre desde que dejé (ya en el ordenador anterior) de usar el ratón no integrado.
Muchas gracias por comentar.
Un abrazo.
Je, je, je... De lo que cuentas me pasa esas webs con un montón de banners, y que encima dan consejos de marketing por internet! Cuando precisamente lo peor de una página es que comiencen a salirte esas ventanitas... Si me da mucha rabia cuando, sin aviso, el ordenador se pone a actualizarse solo. Estás escribiendo y de repente se te reinicia durante muchos minutos para vete tú a saber qué actualizan. También me ocurre en ocasiones que no me van ni la tecla R ni la Y, sin motivo alguno que yo haya podido comprender aunque solo sea por la causa-efecto simplemente hago clic y no sale nada hasta que vuelve a funcionar. Misterios, pero bueno es el precio por disponer de esta tecnología que tanto nos ayuda. Puff... recuerdo cuando escribía a máquina: el ruido, el tippex que no tapaba la letra, el volver a escribir la página entera, el calcular a ojo los márgenes... Sin duda, prefiero tener estos inconvenientes. Un abrazo!
ResponderEliminarSí, David, debemos reconocer que la informática nos ha posibilitado hacer en unos pocos minutos algo que antes requería horas. Pero todo en esta vida tiene su lado positivo y su lado negativo. Es cuestión de poner lo bueno y lo malo en sendos platillos de una balanza y ver hacia dónde se decanta. Lo que ocurre es que a veces parece que todo se pone en contra nuestra y, como bien dices, sin saber porqué. Parece como si la máquina adquiriera vida propia y quisiera jorobarte por unos momentos.
EliminarGracias por pasarte por aquí para compartir tus reflexiones y experiencia personal.
Un abrazo.