miércoles, 20 de julio de 2016

Otra mala experiencia



Hace más de un año, exactamente el 19 de marzo de 2015, publiqué en este mismo blog una entrada titulada “El negocio de algunos concursos”, refiriéndome a esos certámenes literarios convocados por algunas editoriales y otras entidades en los que el negocio consiste en publicar los relatos finalistas –que pueden llegar a un centenar- en una Antología que luego se ofrece a los participantes a un precio “razonable” (rondando los quince euros). Como también mencionaba en dicho post, yo mismo (o mejor debería decir mi ego) me dejé embaucar en más de una ocasión.


Dicho esto, no abundaré en este tema del que, por otro lado, ya se ha comentado suficiente en blogs y redes sociales.


Ahora le toca el turno a mi segunda experiencia en torno a las editoriales que, abusando de la ilusión e ingenuidad de algunos escritores noveles, les ofrecen publicar su obra mediante una coedición, eso es compartiendo –al menos teóricamente- la inversión y los beneficios.


Digo mi segunda experiencia, porque cuando quise publicar, en 2014, mi primera recopilación de relatos cortos, me ofrecieron una coedición, de la que no había oído hablar hasta entonces. Debo aclarar que en esa primera ocasión, la editorial actuó con total transparencia, detallando desde un inicio y sin tapujos en qué consistía, si bien adornaron su oferta con un preámbulo que indicaba que la obra había sido valorada muy positivamente por el equipo editorial y que, por lo tanto, poseía el valor necesario y suficiente para ser publicada. No entraré aquí a detallar lo descabellado de la oferta y de su repercusión económica para mi bolsillo, pues aquella fue rechazada de plano por este crédulo –pero no muy tonto, solo un poco- escritor en ciernes.


El objeto de este post, aparte de “denunciar” esta actuación que considero abusiva y que, en palabras coloquiales, calificaría de tomadura de pelo, es detallar hasta qué punto pueden ser perversos estos falsos editores que se presentan como promotores de la literatura novel. Y para ello me remito a esta segunda –y reciente- mala experiencia.

No mencionaré el nombre de la Editorial ni mucho menos del interlocutor que, en su representación, quiso convencerme, con cantos de sirena, de la bondad de su oferta.

El caso es que entre los meses de marzo y abril de este año, contacté con dieciséis editoriales “modestas” –de esas que dicen apostar por los autores noveles y que no les mueve únicamente el ánimo de lucro- repartidas por casi toda la geografía española para tantear la –ingenua, repito- posibilidad de ver publicada una segunda recopilación de relatos de mi autoría.

El resultado fue que cuatro de ellas ni se dignaron a contestar a mi requerimiento sobre la posibilidad y el método para hacerles llegar mi manuscrito; seis no aceptaron el envío del manuscrito por distintos motivos; cinco lo desestimaron porque no se ajustaba a su línea editorial o bien (en un caso) porque no publicaban relatos de autores desconocidos; y una, Eureka, sí contestó interesándose por mi obra. Es precisamente de esta editorial, o mejor dicho del comportamiento del mediador, de lo que voy a tratar a continuación.

Lo primero que me llamó poderosamente la atención fue la prontitud con la que respondieron al primer contacto por mi parte: en cuatro días me solicitaron el manuscrito y mi CV, cosa que hice en menos de 24 horas, henchido de emoción. Al cabo de ocho días naturales me confirmaron la correcta recepción del manuscrito y me informaron que en el plazo de dos meses se pondrían en contacto conmigo para darme una respuesta y que –añadían- si en dicho plazo no había recibido noticias suyas, volviera a contactar con ellos. Alucinante ¿no? Eso sí que es seriedad –me dije. Eso era solo un gancho, para captar mi atención y devoción para con ellos.

Un servidor, al cabo de un mes justo –además de ingenuo, uno es impaciente- hizo lo que le indicó esa amable editorial, y preguntó por el estado de la evaluación de su manuscrito, a lo que le respondieron que, debido al gran volumen de manuscritos recibidos, estaban tardando más de la cuenta en responder y que tan pronto hubieran recibido el informe de evaluación de mi obra se podrían en contacto conmigo. Aquí los señores de la editorial ya debieron ver que mi interés estaba en plena efervescencia, que el cebo ya estaba preparado para lanzarlo a la presa y que ésta (es decir, yo) estaba a punto de caer en la trampa. Eso tenía lugar el 16 de junio, un día antes de mi 66º cumpleaños. Para ser tan mayor, qué infantil que resulto a veces, os diréis.

Y llegamos al glorioso ocho (no 18) de julio, día en que recibo una llamada telefónica a mi móvil. Al otro lado de la línea, una jovencita –por la voz- con un marcadísimo acento del sur me dice que les ha gustado mis relatos –“al menos a mí me han gustado”, acierta a decir como si hubiera sido ella la única en leerlos o en dictaminarlos- y me informa que, como han visto (lo especificaba en mi CV) que no era mi primera obra, pues ya había auto-editado una anterior selección de relatos, me ofrecían la gran y generosa oportunidad de mi vida: la coedición, en la que ellos corrían con el 70% de los gastos y yo con el 30% restante. Hasta ahí nada que objetar ni para rasgarse las vestiduras. Aunque no era la opción que yo deseaba, que no era otra que la de que una Editorial se “enamorara” de mi trabajo y decidiera apostar y arriesgarlo todo por él, pedí que me enviaran su propuesta por escrito para juzgar adecuadamente a cuánto equivalía esa proporción en dinero contante y sonante.

No os aburriré más con los detalles económicos. Solo decir que de los 350 ejemplares que tenían previsto emitir, en una primera –y seguramente la única- tirada, yo me comprometía a comprar 120 al precio de venta al público de 18 euros. Echad cuentas. Es decir, yo, el autor, les compraría el 34,2857142857% (la pantallita de mi calculadora no da para más dígitos) de mi propia obra (ya sé que suena muy pomposo este término, pero me gusta, qué queréis que os diga) al precio al que la adquiriría cualquier comprador de la calle. Por supuesto no soy tan idiota como para no ver que con los dos mil y pico euros a los que asciende esta compra ya tenían asegurado un pequeño –eso sí- negocio. Algo es algo. De los restantes 230 ejemplares, yo me llevaría, en concepto de royalties, un 10% del PVP, suponiendo que se dedicaran realmente a una promoción activa.

Habiendo respondido, educadamente, que me lo pensaría, exploré el coste de una nueva autoedición, pero esta vez previendo una tirada mayor que en mi primera recopilación de relatos –de la que solo se imprimieron 35 ejemplares, con el único propósito de obsequiarlos a amigos y familiares- pensando en esta ocasión en su venta.

Solo había discurrido una semana cuando sonó mi móvil y en la pantalla apareció una larga serie de cifras, como cuando alguien llama desde una empresa. Yo andaba paseando con mi perro pero decidí contestar, no fuera algo urgente. Al descolgar, una voz atronadora de un supuesto directivo de la editorial, derrochando simpatía, me mostraba su sorpresa por no haber tenido todavía noticias mías acerca de la extraordinaria oferta que tan generosamente me habían hecho a mí, un escritor desconocido cuya obra, si fuera por los de la “planta noble” (sic) quedaría en el más absoluto de los anonimatos. Cómo podía dudar ni por un instante si me estaban ofreciendo la oportunidad de mi vida, bla, bla, bla.

Me tuvo al teléfono un cuarto de hora. Con cada objeción que yo le hacía, me lanzaba una andanada de alegaciones a cual más vehemente. Solo faltó que me llamara tonto. Lo que no pudo rebatirme fue la desfachatez de cobrarme 18 euros por cada uno de los 120 ejemplares que me correspondía vender por mi cuenta y riesgo. Simplemente se fue por los cerros de Úbeda. Según él, entre presentaciones y ferias del libro, no solo vería recuperada mi inversión en un pis pas sino que, además, me forraría. Lo que tampoco supo decirme es en qué espacios (librerías y superficies comerciales) colocarían ellos los 230 ejemplares que les correspondía distribuir por “sus canales habituales”. Estando su editorial en una comunidad autónoma alejada de la mía, tampoco quiso incidir en los aspectos logísticos y prácticos para llevar a cabo esas presentaciones a las que aludía y la firma de ejemplares en las ferias del libro de nuestro país. Pero de todo lo que oyeron mis atribulados oídos, lo peor fue el tono, el vocabulario (rayando la vulgaridad) y la excesiva (para mi gusto) familiaridad que utilizó en sus explicaciones y argumentos. Parecía estar ante un vendedor ambulante que, a voz en cuello, canta las ventajas de un producto defectuoso o inútil que pretende “colar” a las cándidas amas de casa.

Tras despedirme, dándole nuevamente las gracias por su interés y prometiendo darle la debida respuesta tras una profunda reflexión, tuve claro cuál iba a ser mi decisión. Al día siguiente –para qué hacerle esperar más- le envié un correo electrónico dejándole clara y diáfana mi opinión; vamos, que no contara conmigo para contribuir a ganarse el sueldo.

Y aquí estoy de nuevo. Tiro la toalla. Diréis que dieciséis editoriales son muy pocas para rendirme, que quizá hay alguna por ahí con ideales de mecenazgo, con ganas de dar un espaldarazo a un escritor, joven o maduro (por no decir viejo), con ganas y valía (eso ya es harina de otro costal, claro) para lanzarse a la piscina de la publicación literaria. Pero, sinceramente, no creo que existan. Quizá existieron y se arruinaron. Quién sabe.

El caso es que estoy como hace dos años, cuando opté por la autoedición de “Ahora que ha parado de llover”. Y creo que repetiré la operación pero, si no  con ánimo de lucro, al menos con el de recuperar la inversión (moderada y asumible) por la publicación de unos 50 ó 100 ejemplares a través de la misma editorial de autoedición que utilicé entonces. Cómo venderé esos ejemplares, ya es otra historia. Solo veo dos opciones: 1) a través de la presentación de “Irreal como la vida misma” –así se titula la nueva recopilación de relatos- en la biblioteca municipal de mi localidad y en LibrUp, la librería-espacio PopUp de Barcelona, donde he hallado apoyo moral para mi proyecto, y 2) anunciando el magnífico evento en facebook y a través del boca-oído o cualquier otro medio de coacción.

¿Cuántos ejemplares lograré vender? Ni idea. Quizá resulte un fiasco total. Lo que más me “arruga” de este plan son las presentaciones, y no solo por mi timidez innata para hablar en público (aunque se supone que acudirían mayormente amigos y conocidos), sino por el temor a que la audiencia sea escasísima o, peor aún, nula, sin contar con los miembros de mi familia, a los que, por otra parte, no voy a venderles ni un solo ejemplar. Por otra parte, me resultará violento invitar a quienes luego se verán en el compromiso de comprar un ejemplar y, ya fuera del ámbito de la presentación del libro, pedir a quien sea, amigo o conocido, que me compre un ejemplar. Cómpramelo, porfa.

Ahora dedicaré el mes de agosto a la reflexión y luego, a la vuelta de vacaciones, tomaré una decisión. A ver si el aire puro del mar o de la montaña me inspira.

Cómo me gustaría en este momento ser uno de esos famosillos que ocupan los espacios del corazón. Seguro que me quitarían el libro de las manos. Bueno, bien pensado, prefiero ser como soy e ir coleccionando malas experiencias.
 
 

17 comentarios:

  1. Jajaja, que gracia me ha hecho eso de: Cómpramelo porfa...
    Pues no sé que decirte, si es tu ilusión adelante con ello, porque por lo que explicas, las editoriales van sin ninguna duda a lo suyo.
    Te ayudaría mucho ser un famosillo de los friquis que andan por los medios televisivos como tu apuntas, jajaja.
    Se me ocurre si los editas tú, venderlos luego por Amazón ¿no?.
    Bueno, espero encuentres la solución, y si no, pues tampoco pasa nada.
    Un abrazo Josep.

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    1. Pues sí, Amazon es otra opción (parece un pareado, jaja). Me enteraré de cómo funciona porque creo que es muy laborioso ya que es uno mismo quien diseña el libro. Lo hice en mi anterior publicación pero solo para la versión electrónica (e-book) y, aunque trabajoso, no resultó demasiado difícil. Indagaré cómo se hace.
      Una cierta ilusión sí que me hace pero no a costa de cualquier cosa.
      Gracias, querida Elda, por tu visita y tu consejo.
      Un abrazo.

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  3. Pues la verdad es que no se que decirte por que escribes muy bien, pero hoy en día para lanzar a alguien, quien se interesa más una editorial que a costa de tus escritos quiere ganar beneficios. Si tu los compras, vendan o no ellos no pierden nada. Con los libros que tu les compras, ya tienen las ganancia y cubren los gastos de edición y encuadernación. Si sale una buena tirada ellos se forran, no el que escribe. No sé que beneficios tienen los que venden muchos libros, habría que preguntarles a ellos. Un abrazo

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    1. Hola, María del Carmen,
      Sé que el mundo editorial es complicado. A fin de cuentas es un negocio, sobre todo para las editoriales. Son más bien pocos los autores que viven de la literatura. Yo n o pretendo eso pero, por lo menos, no arruinarme en el intento, jeje.
      Lo que me da envidia (a veces sana y otras no tanto) es ver cómo un presentador, un deportista, un cantante, etc., publican libros (a veces ni siquiera son ellos los verdaderos autores) como si nada y gente con mucha más valía a la hora de escribir (y no lo digo por mí, que conste) no hallan quien quiera publicarles sus libros que tienen muchísima más calidad.
      Muchas gracias por venir a leer mis lamentos y dejar tu comentario.
      Un abrazo.
      P.D.- Por cierto, he visto que en tu blog "Alguien con quien hablar" ya no hay el apartado para dejar comentarios. ¿Es así o es una alucinación mía?

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  4. Buenas, la verdad es que el mundo editorial es un mundo enooooorme. Y yo solo puedo hablar por mi experiencia. Sinceramente hay muchas formas de hacerlo. No debes rendirte, hay muchos timadores que intentan aprovecharse, pero hay que intentar evitarlos y no hacerles caso.
    Yo si fuera tú probaría en Amazon o en La casa del libro que también tiene una opción para publicar con ellos.
    Si te sirve de ayuda una chica de mi ciudad ha autopublicado un libro para niños llamado "Hay un monstruo en la oscuridad". Ha contratado una distribuidora y ella se dedica a ir a las presentaciones y darle publicidad. Está haciéndolo muy bien, para mí es un ejemplo a seguir.
    Te digo esto porque no quiero que te desanimes. Escribes muy bien, en este mundo tan competitivo, tan cargado de escritores hay que intentarlo.
    Otra editorial que tiene las cosas muy claras y te las deja claras desde el principio es Círculo Rojo, también es de autopublicación.
    Y por supuesto, no podría dejar de recomendarte Licenciado Vidriera, con la que yo trabajo, que hacen trabajos de autopublicación y copublicación. A mí me está yendo muy bien.
    Bueno y después de dejar todo este rollo, no quiero ser pesada, es que me da pena que te rindas.
    Un besillo.

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  5. Hola María,
    No sabes cuánto te agradezco tus consejos.
    Precisamente ahora acababa de entrar en la web de Amazon para indagar cómo se puede publicar con ellos libros en formato papel.
    Veremos en qué acaba todo esto. De momento, todavía no tiro la toalla, la tengo bien agarrada, jeje
    Un beso.

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  6. Para mí, todo lo que cuentas es completamente desconocido. Aunque escribo relatos, estoy recién llegada a este mundo y no creo que alcance, ni de lejos, las alturas que tú has conseguido. De todas formas, agradezco el aviso.
    Es indignante cómo hay listillos en todos los ámbitos para aprovecharse de la ilusión ajena. Conocí a un autor novel a través de Amazon y su primera (y me temo que última) novela que él mismo había editado. Mantuve (mantengo) contacto esporádico con él, y me contó que, tras el éxito de ventas en dicha editorial digital, varias editoriales "serias" se pusieron en contacto con él para editar en papel dicha novela, pero le propusieron unas condiciones abusivas que no pudo aceptar.
    Él, igual que tú, decidió tirar la toalla y no quiere volver a intentarlo. A él y a ti, os animo a que reconsideréis vuestra decisión. Sería una lástima perder buenos escritores. Un verdadera pena.
    Ánimo, Josep, sabes que tienes lectores y yo, personalmente y desde aquí, anuncio públicamente que te compraré un ejemplar.
    Un abrazo.

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    1. Las editoriales son, lógicamente, empresas con ánimo de lucro. Pero otra cosa es que abusen de un escritor novel y, sobre todo, de sus ilusiones, no solo creándole falsas esperanzas sino aprovechándose económicamente de él, como hubiera sido mi caso.
      Muchas gracias, Kirke, por tus amables y alentadoras palabras. Resulta reconfortante ver que hay alguien que confía en uno.
      Solo deseo que, si acabo publicando, vea mínimamente recompensado el esfuerzo. Al menos ya sé que tendré una compradora, jaja
      Un fuerte abrazo, amiga.

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  7. Hola!!!1
    Qué rabia me da con lo bien que escribes.
    Creo que lo de Amazon que te han comentado es una buena opción. María menciona Círculo Rojo, a mí ellos, a raíz de un concurso me ofrecieron autopoblicación o coedición, yo no acepté porque ahora mismo tengo muchos gastos y no puedo, pero al menos las cosas las dejan claras.
    No te desanimes, aunque te entiendo. Cuando leo que publica un presentador o alguien que se ha formado no me da rabia, pero si es alguien cuyo mérito es tener un hijo con un torero y además cutre o por liarse con la prima de la amiga de la hermana de fulanito me subo por las paredes.
    No te desanimes, a mí un chico me recomendó lo de Amazon y aunque yo no me he animado porque soy muy corta para estas cosas, creo que es una buena oportunidad, si vendes genial y sino no se acaba el mundo.
    Un abrazo.

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    1. Hola Marigem,
      Creo que finalmente optaré por Amazon. Mi querido amigo y compañero de letras, Pedro Fabelo, me ha facilitado una guía práctica para publicar un libro en formato papel. Como yo también soy bastante malo en estas cosas, me daba apuro meterme en un berenjenal del que quizá no supiera salir airoso pero creo que con paciencia lo lograré.
      Y es que, ya se sabe, si eres un perfecto desconocido nadie apuesta ni un céntimo por ti.
      Muchas gracias por tus palabras de aliento.
      Un abrazo.

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  8. Saludos cordiales Josep. Hace pocas semanas he publicado un libro, mi primero, y me he identificado con algunas situaciones de lo que relatas. También encontré acá en México un caso casi exacto al que te enfrentaste, y aunque sólo recurrí a ellos por curiosidad vi igual que tú que era un gran negocio para ellos lucrar con el ego de un escritor novel. Acá tenía yo que pagar 250 libros al precio de venta al público, pero de lo que ellos vendieran sólo me darían el 8%, así que lo de acá son aún más abusivos.

    Entra a Create Space, ahí se hace la publicación en papel y también te lo editan para ebook, totalmente gratis. La cosa es que sólo está disponible en inglés, no sé si sea de tu dominio, pero en todo caso alguien puede ayudarte. Si tienes preguntas será un gusto ayudarte.

    Te dejo saludos. Primera vez que paso por aquí, entré por la curiosidad del título de tu entrada, que creo es muy valioso que divulgues esto.
    Un abrazo y ánimo.

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  9. Bienvenido, Gildardo, a este humilde blog. De paso, te invito a visitar "Retales de una vida", mi otro blog de relatos.

    En cuanto al tema que aquí nos ocupa, no sé si en México conocéis el refrán que dice "en todas partes cuecen habas". En todo caso, observo que aquí se cumple a rajatabla. También podría decir aquel otro de "mal de muchos, consuelo de tontos", pero en nuestro caso no creo que seamos tontos sino simples ilusos movidos por una gran ilusión.

    He entrado, efectivamente, en Create Space y seguiré sus instrucciones. El inglés se me da bastante bien pero no deja de ser un pequeño handicap en algún momento. No entiendo cómo Amazon, una multinacional que ofrece servicios en prácticamente todo el planeta, no tenga una página en castellano. A fin de cuentas éste es el segundo idioma más hablado en el mundo después del chino mandarín.
    Como he dicho más arriba, un amigo de letras me ha facilitado una guía práctica en castellano elaborada por un particular que presiento me será también de gran ayuda.
    Muchas gracias por compartir conmigo tu experiencia y por tu amable ofrecimiento.

    Acabo de visitar tu blog, "las letras del gilo", y me ha gustado mucho. Así pues, estaremos en contacto.
    Un abrazo.

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  10. Lo siento, es un tema jodido. No son más ladrones porque no pueden, yo he leído mucho a un amigo al que le tienen publicados varios cómics y es una vida complicada y dura, y eso que tiene cierto renombre. ¡No te desanimes!

    ¿Qué sabrán ellos?

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  11. Realmente es un mundo complicado el del escritor novel. Me gustaría poder aplicar el refrán que dice que "quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón" pero no sabría ni tendría qué robarles. Solo la poca vergüenza.
    Gracias, amigo Holden, por tus ánimos.
    Un abrazo.

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  12. Saludos Josep.

    Soy el autor de "La morada de Dios" y he llegado a tu centro de desintoxicación literaria de autor gracias a un comentario que dejastes en el blog "Leer, el remedio del alma" de Kirke.

    Ha sido un enorme divertimento leer tus experiencias de autoedición en papel. Me ha encantado ver lo bien que retratas a esos "editores mutantes" que han vuelto a encontrar la forma de comerciar con la ilusión de los que parimos arte (algunos más que otros claro).

    No había leído nada tuyo, pero ahora que has conseguido convencerme con tu irónico sentido del humor al contar algo tan terrible y nefasto (autoedición o coedición) he de decir que seré un fiel lector tuyo. Empezaré con "Ahora que ha parado de llover" y ya veremos si eres tan convincente como los cerebros parlantes de la editoriales encargados de evaluar obras de dignísimos autores como tú y yo.

    Sobre la autoedición (poniendo la pasta) y posterior presentación te entiendo perfectamente. ¿Obligar a familiares y amigos a asistir y comprar? Parece casi una doble actuación de la Santa Inquisición. Siempre he creído que es el peor camino para danos a conocer.

    Ahora te dejo reflexionando y calibrando el riesgo que estás dispuesto a tomar con la autopublicación. Eso sí, no te rindas jamás. Tus creaciones literarias no se merecen un autor "cobarde". Arriesga y pierde. Es mucho mejor que no hacer nada.

    Un abrazo compañero.

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    1. Hola José,
      Bienvenido a este reducto de reflexiones y lamentos.
      Qué bueno que me hayas encontrado por mediación del blog de Kirke. Llevaré "La morada de Dios" conmigo estas vacaciones. Parece una lectura muy prometedora. Seguro que después de leerla me veré como un gusano aprendiz de escritor, aunque lo mío son los relatos cortos. Creo que nunca me atreveré con la novela. Eso son palabras mayores.

      Te agradezco tus palabras de comprensión y apoyo. En este mundillo (o mundazo) literario debemos ser muchos los mendicantes que no pierden la esperanza de ver publicadas sus obras.

      "Ahora que ha parado de llover" solo está disponible en formato electrónico en Amazon. Fue mi primera experiencia como escritor de relatos, mi "opera prima" y me temo que habrá más de un gazapo literario. Ahora, tras mi paso durante dos años por un taller de escritura creativa, cuando releo textos "antiguos" descubro algunas irregularidades y deficiencias que en su momento me pasaron desapercibidas. Eso, de hecho, me alegra pues denota que en algo he mejorado.

      En mi segunda recopilación (la que pretendo ahora publicar), el estilo y recursos literarios han mejorado, creo yo, sustancialmente.

      Sigo reflexionando y tengo todo el mes de agosto para ello. A la vuelta de las vacaciones veré qué camino tomo con mi "Irreal como la vida misma". De momento estoy trabajando con la plataforma de Amazon con la mirada puesta en un libro
      en formato papel.

      Acabo de pasarme por tu blog "Amor y palabras", que he añadido a mis favoritos.
      Estaremos, pues, en contacto.

      Un abrazo.

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