lunes, 9 de febrero de 2015

Somos humanos


Ignoro quién fue el autor de la expresión “Para gustos hay colores”, uno de los diversos equivalentes en castellano de la frase latina original “De gustibus non est disputandum”, pero quien quiera que fuere debieron haberle dado el primer premio al relato ultracorto, más entendible y certero que el de Augusto Monterroso, ese que le dio tanta fama y ha hecho correr tantos ríos de tinta que dice “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”.

Desde luego, yo me quedo con el primero por su verdad incontestable, por ser un hecho constatable y reproducible, con rango de Ley.

Y es que no hay nada más variopinto e increíble que observar cómo algo que a ojos de unos es de una belleza inconmensurable, para otros es una horripilante aberración. Dos polos opuestos, dos opiniones totalmente contrarias sobre una misma cosa.

Ese vehículo pintado de color calabaza, verde loro o lila, ¡un coche de color lila!, y del que su propietario y conductor se siente tan ufano. Esa película que para unos es una obra de arte, que representa un hito en la historia del cine y para otros, en cambio, es un puro bodrio indigerible. Esa canción, “Baila el chiki-chicki”, que nos representó en el festival de Eurovisión e interpretada por Rodolfo Chikilicuatre, que debió, sin duda, gustar a quienes la eligieron entre otras candidatas. Y no solo me refiero al gusto musical sino al estético.

¿A qué viene toda esta obviedad?, os preguntaréis. Pues viene a que, a pesar de tener todo esto muy, pero que muy asumido, como algo consustancial con la naturaleza humana, hay veces que todavía me sorprende la, a veces, abismal diferencia de gustos y opiniones que se da, en particular, en la literatura.

Para muestra un botón (otra expresión que me encanta): recientemente, he tenido ocasión de ver cómo, en el marco de concursos o certámenes de relatos breves y microrrelatos, el área en la que actualmente me muevo, un mismo relato puede ser considerado por alguno de los votantes como una obra de gran calidad, intensa y profunda, y otro decir de él que no tiene valor literario alguno, que es frío e incluso, incomprensible.

Yo mismo he sido juez anónimo al visitar algunos blogs y comprobar cómo entradas que a mí me han dejado indiferente, reciben un montón de comentarios halagadores por parte de otro/as lectores/as. Claro que también hay que decir que este “mundillo” (sin ánimo de ofender) no está exento de favoritismos y de amiguismos, pues no escasean los comentarios jocosos e intrascendentes que solo dejan de manifiesto la buena relación y/o amistad existente entre comentarista y comentado/a.

Curiosidades aparte, reconozco que en una disciplina tan compleja y, a la vez, tan subjetiva como es el arte en general, y la literatura en particular, es normal que haya opiniones de todo tipo pero hasta el punto de que algo bello para unos sea un adefesio para otros, no deja de sorprenderme. En este sentido, se me hace difícil entender cómo un jurado formado por poco más de media docena de miembros pueda llegar a un acuerdo sobre quién merece recibir el premio Planeta.

Un escritor, incluso el más veterano, debe saber aplicar la autocrítica y aceptar las críticas negativas que su obra pueda recibir, por mucho que él la considere de una calidad irreprochable, orgullo de padre. Creo que el autor nunca es del todo objetivo aunque un jurado tampoco tiene porqué estar en poder de la verdad y la razón, porque, entre otras cosas, la verdad y la razón absolutas simplemente no existen. El mundo está lleno de injusticias y el ganador no siempre es merecedor del premio recibido. No hay que ir por el mundo con el ego hinchado en demasía ni, por el contrario, con complejo de inferioridad. No hay que creerse un Dios de las letras por haber ganado un premio ni caer en la desesperación por no lograrlo.

Siempre debemos agradecer la crítica hecha con espíritu constructivo, porque algo bueno obtendremos a cambio, y dejar en entredicho, en mi opinión, la que procede de aquéllos y aquéllas que la ejercen desde su torre de marfil y que pueden equipararse a un Risto Mejide en la crítica musical. La forma de hacer una crítica, por muy subjetiva que nos parezca pero expresada con tacto y educación, dice mucho de quien la efectúa.

Pero como, por desgracia, somos humanos y no divinos, todos podemos equivocarnos al juzgar a los demás y al juzgarnos a nosotros mismos.

8 comentarios:

  1. Amigo Josep, como decía Clint Eastwood en una de las pelis de la saga de Harry el Sucio: "Las opiniones son como los culos, todo el mundo tiene el suyo". Grande Clint.
    Lo de Chikilicuatre fue una broma de mal gusto que se salió de madre. Es lo que tiene dejar en manos del pueblo llano una elección de este tipo. Sobre todo en lo relativo a un concurso que la gente hace años que no se toma en serio, habida cuenta de la vergonzosa mamonada que supone el intercambio de votos entre países afines.
    En cuanto a lo de los concursos literarios, mejor pasemos página. Y si hablamos del Planeta, mejor tiramos el libro directamente a la basura. Puro marketing entre agencias literarias, escritores mediáticos de esos que salen en la tele y no escriben una mierda y premios concedidos a libros que ni siquiera han sido escritos para la ocasión. En fin, nada nuevo bajo el sol. Y así nos va. Luego se quejan de que la gente no lee. Si yo hablara...
    En fin, muy interesante el tema que tratas en tu artículo, y que, con un poco de tiempo y mala leche, daría para un ensayo de 500 páginas. Un abrazo, Josep Mª.

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    1. A pesar de lo vivido, sigo teniendo unos reflejos bastante lentos, por lo que muchas veces dudo de si lo que he hecho (y ya no hay quien lo arregle) ha estado bien, me he precipitado o me he pasado. Eso es lo que me ha ocurrido justo después de publicar lo que aquí he insertado a modo de crítica, sin pretender ser malicioso pero sí reflejar cosas que veo alrededor y que, en este mundo de la escritura, es nuevo para mí. Así pues, pensé que quizás alguien podía sentirse aludido y ofendido. Claro que siempre queda aquello de "quien se pica, ajos come".
      Y soy así de tonto (al parecer, los años no curan la tontería) que cuando me he percatado que tenía un comentario, lo he abierto temiendo alguna recriminación o respuesta "inapropiada".
      Debo decir que cuando he visto que el comentario venía de ti, he sabido que los tiros no iban por ahí (al menos en esta ocasión) y que algo bueno e interesante saldría de él. Y no me he equivocado. Tu crítica ácida y mordaz, sobre papel, me ha hecho sonreír por la forma que tienes de decir las verdades. En persona ya debes ser la monda.
      En fin, me alegro que te haya resultado interesante lo que has leído y te agradezco el tiempo dedicado a hacerlo y dejar tu amable comentario.
      Un abrazo.

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  2. Pienso igual que tu Josep. Me pasa en los concursos literarios sobretodo, cuando leo el relato ganador y no le veo el mérito, vale que es cuestión de gustos y quizá influya la envidia que me da pero a veces son puras bazofias. Y referente a los blogs pues más de lo mismo, se trata de tener seguidores, que comenten, que hagan aumentar el contador de visitas porque eso te ilusiona y estamos aquí para que nos lean pero con el tiempo aprendes que más vale tener poco pero que sea poco.
    En fin amigo...no vamos arreglar el mundo!! Un abrazo.

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    1. Estoy totalmente de acuerdo contigo, Aida. Lo importante no es la cantidad sino la calidad, aunque no podemos negar la satisfacción que nos da tener seguidores y cuantos más mejor. Todos tenemos nuestro ego que nos pide que le alimentemos pero debemos mantenerlo a dieta.
      Desde luego que no arreglaremos el mundo, así que os tenemos que conformar con lo que hay. Al menos yo ya soy muy mayor para intentar cambiarlo.
      Me ha alegrado leerte y que hayas dejado tu comentario.
      Un abrazo.

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  3. Me encanta cuando te pones reflexivo, Josep, porque sueles ser sensat y ecuánime en tus apreciaciones.
    Estoy completamente de acuerdo contigo en la perplejidad que me produce ver cómo una misma obra puede suscitar opiniones no solo diferentes sino opuestas.
    Para nuestro consuelo, te diré que (seguro que lo sabes) alguien apostilló el dicho que comentas ("Para gustos hay colores", "Sobre gustos no hay disputa", "Sobre gustos no hay nada escrito", variaciones sobre el mismo tema) añadiéndole "Pero hay gustos que merecen palos". Quiero decir con esto que si bien el gusto individual es indiscutible porque es un hecho cierto (hay personas a las que les gusta "Sálvame") y los hechos ciertos no se discuten, también lo es que hay criterios objetivos para determinar que ciertos gustos merecen palos.
    Esos criterios objetivos se han decantado a lo largo de siglos de crítica artística y, por desgracia, solo los dominan los expertos. Y como es muy poco probable que los jurados de los premios artísticos estén formados por gente experta, el resultado es que, en muchas ocasiones, las obras premiadas disten de merecerlo. No olvides tampoco que, la mayoría de las veces, en esos concursos no está en juego el valor artístico de la obra sino solo su potencial económico. El arte también se ha convertido en negocio y donde Don Dinero mete la zarpa no esperes mucho más.
    En el humilde nivel en el que nos movemos tú y yo, por ejemplo, la disparidad de criterios se explica sin más con la variedad de gustos: puesto que ninguno de nosotros es experto, a la hora de elegir nos decantamos por aquello que más nos ha gustado, sin perfilar con rigor sus méritos literarios. Y a algunos les gustan las historias tristes o conmovedoras, a otros los relatos altisonantes y ampulosos, a otros los sencillos...
    Nada que hacer en este asunto salvo, como autores, comprender, desde que ponemos los dedos en el teclado, que lo que escribimos gustará más o menos a más o menos gente pero que jamás, jamás, le vamos a gustar a todo el mundo.
    Aunque escribamos el "Ulysses".

    Un abrazo, amigo.

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    1. Y a mí me encanta, Fefa, tu locuacidad y raciocinio. Los humanos formamos un enjambre variopinto de individuos que, aunque nos parecemos por fuera, somos individuos muy complejos y cada uno con una peculiaridad distinta. Eso puede ser enriquecedor pero al mismo tiempo genera muchas fricciones. Lo importante es saber contemporizar y, sobre todo, respetar la opinión ajena .Aún así, resulta difícil, a veces, conciliar posturas tan dispares. Solemos ceñirnos al concepto de "normalidad" cuando quizá lo "normal" sea precisamente eso: que cada uno piense de forma distinta.
      En el mundillo de los certámenes, la ilusión y la fe que uno pone en lo que ha salido de su mente y de su pluma, se ve muchas veces machacada por un veredicto que se nos antoja arbitrario. Pero quién somos nosotros para juzgar cuando quizá hemos sido también arbitrarios a la hora de enjuiciar a otras personas.
      Con mi, digamos, artículo, solo pretendí lanzarme a una especie de "brain storming" que, evidentemente, no lleva a ninguna parte pero que, a veces, el cuerpo te lo pide.
      Por cierto, de la gran obra de James Joyce, que primero la intenté leer en inglés y luego, creyendo que mi inglés no estaba a la altura de las circunstancias, en castellano, no logré pasar del tercer capítulo. Es sí, me reconfortó comprobar que el problema no residía en mi nivel de inglés sino en mi nivel literario o intelectual. Quien no se conforma es porque no quiere, jaja
      Un abrazo, amiga.

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  4. Me ha encantado esta entrada Josep, porque tienes toda la razón... para los gustos los colores, pero como muy bien dices son tan diferentes los criterios, que la verdad es muy curioso.
    Has tocado el punto de los comentarios, y es cierto eso del amiguismo, es que se nota muchísimo, pero ya que seas o no amigo... si tu lees, te leen, y es así de claro.
    Yo estoy en una página de poesía hace unos años, y ahí si que se nota el amiguisto, y nadie hace una crítica constructiva, con lo cual, quien no tenemos mucha idea, no aprendemos nada, pero parece ser que todo el mundo se piensa que lo hace de fábula, jajaja.
    En fin, que me ha encantado todo lo que aquí has dejado y además a mi me parece que escribes muy bien.
    Un abrazo.

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    1. Veo, pues, que mi percepción no es tan subjetiva como pensaba y que no soy el único que piensa así. Como decía Pedro, más arriba, es algo parecido a lo que ocurre (o por lo menos ocurría, pero ya no lo veo) el festival de la canción de Eurovisión, que si España votaba a Portugal, Portugal votaba a España.
      Evidentemente, cuantos más blogs lea uno, más visitantes recibirá pues alguno/as (si no todo/as) de los que reciben visitas sienten la curiosidad de ver qué escribe su lector/a y s lo que lee le gusta, repite.
      Así es como atraje yo a vosotros/as, mis lectore/as.
      Gracias por leerme, tanto en éste como en mi otro blog.
      Un abrazo.

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