¿Qué se considera arte?
Interesante y compleja pregunta, que puede dar lugar a una gran divergencia de
opiniones.
De entre las definiciones que
he hallado destacaría las siguientes:
-
Es la manifestación o expresión de cualquier
actividad creativa y estética por parte de los seres humanos, donde plasman sus
emociones, sentimientos y percepciones sobre la realidad o lo que imaginan con
fines estéticos y simbólicos, utilizando diferentes recursos plásticos,
lingüísticos o sonoros.
-
Es una manera única de expresar sentimientos y
emociones. Un medio en el que todo está bien, no hay reglas ni limitantes, no
hay métodos correctos o incorrectos, porque simplemente es arte.
Según estas definiciones,
pues, arte puede ser cualquier cosa producida por alguien considerado artista.
Dicho de otro modo: un artista es aquel que produce lo que le viene en gana en
base a una idea, sea o no descabellada para un observador.
Entiendo y acepto que cada uno
vea una obra de un pintor o escultor con distintos ojos, y lo que a uno le
parece una maravilla, a otro le puede parecer una mamarrachada.
Recuerdo los comentarios negativos
que recibió la mascota olímpica de Barcelona 1992, el famoso Cobi, obra del diseñador
valenciano Javier Mariscal, y que con el tiempo acabó siendo, no solo aceptada
sino aplaudida por los que antes la denostaban. Y así podríamos relatar
numerosos casos de dibujos, carteles, posters y cuadros que han sido y son
objeto de burla a pesar de que sus autores son artistas consagrados.
Y yo me pregunto si el Ecce
Homo de Borja, restaurado por la bienintencionada feligresa Cecilia Giménez,
puede también considerarse una obra de arte, pues cumple con cualquiera de las
dos definiciones anteriormente aportadas. En este caso, sin embargo, podemos
alegar que no se trata de una obra original sino, como he dicho, de una
restauración de una obra primitiva dañada por el paso del tiempo y, por lo
tanto, lo criticable sería no haber sabido reproducir aquel original de una
forma mucho más aceptable.
Pero si obviamos esta anécdota,
también hay casos de reproducciones en cera, en bronce o en cualquier material
plástico, de un personaje famoso, que pueden considerarse realmente grotescas,
cuyo parecido con el modelo es pura coincidencia.
Yo no soy un entendido en arte
y, por lo tanto, no me atrevo a criticar ciertas obras expuestas en museos, aunque en algunos casos lo que ven mis ojos me lleva a conjeturar que, o soy un
ignorante redomado, o estoy ante una burla que solo un iluminado sabe apreciar
y entender.
Pero dejémonos de
circunloquios innecesarios que no nos llevarían a ninguna parte, ya que, como
bien dice la sabiduría popular, para gustos los colores.
Lo que me ha llevado a
publicar esta entrada y que abunda en la consideración de lo que es y no es
arte, es el cartel conmemorativo del 125o aniversario
del FC Barcelona, realizado por el artista mallorquín Miquel Barceló, definido
por los entendidos como un pintor próximo al neoexpresionismo, y entre sus
obras más destacadas está el cuadro Faena de muleta, que fue subastado
en 2011 por 4,4 millones de euros. En el cartel al que aquí hago referencia
figura un jugador vestido con los colores del club blaugrana que, según el
autor, representa, entre otros aspectos (a saber cuáles), el sistema de juego
propio de club (¿?).
La verdad es que no entiendo
la satisfacción con la que el presidente del Barça, Joan Laporta, y sus
directivos, han recibido esa representación tan... neoexpresionista de la mano
de ese afamado pintor. Yo he quedado anonadado, pues sin ser un culé
empedernido, siento una admiración y cariño, desde niño, por el club de mi
ciudad y de mi familia y al que siempre he seguido con interés y respeto, tanto
en sus mejores momentos como en los peores. Pero ver esa “expresión artística”
del pintor mallorquín en un cartel que conmemora un siglo y cuarto de historia
del FCB, me ha producido unos retortijones mentales que todavía me asaltan cada
vez que lo contemplo.
Desde luego, ateniéndome al
hecho de que «en el arte no hay reglas ni limitantes, ni métodos correctos o
incorrectos y que el artista lo que hace es expresar sus emociones,
sentimientos y percepciones sobre la realidad»,
pues entonces no me queda más remedio que claudicar y darme por satisfecho —acepto
pulpo como animal de compañía— muy a mi pesar.
No sé cuáles han sido esos
sentimientos y percepciones sobre la realidad de Miquel Barceló a la hora de
concebir esta obra magna, ni tampoco sé si alguno de los jugadores, actuales y
pasados, del FCB se verán representados en ella, pero tengo serias dudas.
Y para muestra, un botón:
Para mí el arte es una manifestación de nuestra creatividad, sea en el ámbito que sea. Bueno, mejor dicho: re-creatividad, puesto que creativo solo es Dios (para el que crea) o la Naturaleza, por la cual me inclino. Nosotros somos copiones muy creativos, pero copiones al fin y al cabo. Cuando esa capacidad de crear se convirtió en negocio (como hacemos con todo), para mí pasó a ser cualquier otra cosa menos arte.
ResponderEliminarYo no sé si este hombre busca cachondearse de la gente, polemizar, buscar notoriedad...pero el cartel o lo que sea que hay pintado ahí es un churro que provoca más risa que emoción. Supongo que el arte es algo que te hace sentir emoción y admiración. En resumen: el cuadro parece hecho por un madridista je, je.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Josep.
Como primera impresión, podría decirse que el artista más parece merengué que culé.
ResponderEliminarBromas al margen, a mí me sucede como a ti. Reconociendo mi ignorancia en estos asuntos, no puedo ocultar que a veces me da la sensación de que los artistas se parten de risa escuchando las opiniones sobre sus obras de supuestos entendidos. Hay muchas personas que abren la boca admirados cuando saben quien es el autor.
Un abrazo.
Como bien dices, arte es todo aquello, que un hombre intenta plasmar, en base a su sensibilidad, sobre cualquier aspecto de la vida, el entorno, etc.
ResponderEliminarAquí tenemos un encargo, que él ha hecho a su criterio y el club, o mejor dicho, su junta directiva, aplauden.
No le he prestado mucha atención al cartel de marras, por qué no lo considero digno de ello, pero eso es una cuestión personal. Hace poco fui a ver la exposición de su obra ceramista en La Pedrera y me gustó. En cambio, la capilla de la Catedral de Palma, me puso de los nervios.
Un abrazo.