miércoles, 13 de septiembre de 2023

¿Qué me pasa, doctor?

 


Una vez de nuevo ante el ordenador y con las pilas a medio cargar por culpa de algunos contratiempos de salud, me he puesto a pensar qué es lo que me ha incomodado más estas pasadas semanas, si el calor bochornoso, las aglomeraciones, los guiris ruidosos e impertinentes, la carestía de la vida, la actividad política española e internacional o alguna otra cosa que me haya llamado la atención. Pensando, pensando y retrocediendo unos dos o tres meses, he acabado seleccionando, no ya esos problemillas de salud, sino cómo he percibido la atención médica que he recibido. Así pues, no voy a relatar cómo han sido mis vacaciones, cual escolar que inicia un nuevo curso y cuenta su experiencia veraniega, sino destacar un hecho que me ha importunado sobremanera y que me atrevería a decir que cada vez es más notorio: la falta de interés y de empatía que embarga a algunos profesionales de la salud.

Durante este periodo de tiempo que menciono, me he visto obligado, desgraciadamente, a acudir a varios médicos especialistas y a someterme a pruebas diagnósticas de distinta índole.

Aun acudiendo a la sanidad privada, lo primero que me ha sorprendido desagradablemente es el tiempo necesario para obtener una cita médica. En más de un caso, ha tenido que transcurrir un mes y medio desde la solicitud hasta la fecha otorgada. No es de extrañar que el Servicio de Urgencias se colapse, pues muchas veces el paciente no puede esperar tanto para ser atendido. Pero es que, cuando por fin estás frente al médico, en más de una ocasión he tenido la impresión de estar ante un robot, que solo escucha y toma notas en su ordenador, sin apenas mirarme, asintiendo con movimientos leves de cabeza y alguna que otra mirada de refilón.

De este modo, cuando he salido de la consulta, me han asaltado las dudas de si he recibido toda la información necesaria o si el médico habrá obviado algún hecho trascendente. Se supone que una analítica completa, una resonancia, un TAC, un ecocardiograma, o cualquier otra prueba diagnóstica aclarará el supuesto problema y el profesional sanitario dará con la solución. Pero cuando vuelves a estar sentado ante él, observándole mirar los informes y/o las imágenes, pensativo, para luego decirte que podría tratarse de esto o de aquello, que en todo caso no se trata de algo grave, pero que hay que seguir controlando, y que no hay nada más que hacer, excepto acudir a otro especialista que presumiblemente estará más capacitado para dar un diagnóstico certero porque lo que se ha observado cae más dentro de la competencia de otra especialidad, entonces te desmoralizas.

De este modo, me he visto recientemente atrapado en un bucle de falsos o dudosos diagnósticos para terminar donde estaba al principio. Como si jugara al juego de la oca, puedo decir aquello de “de puente a puente y tiro porque me sigue la corriente”. Uno va pasando de especialista a especialista sin que nadie sea capaz de definir dónde está el verdadero problema y la correspondiente solución.

¿Mala suerte o incompetencia? No dudo de la formación de los médicos especialistas a los que he tenido que recurrir, sino de su falta de interés. Muchas veces he tenido que sonsacarles información, preguntando lo que debieron haberme dicho sin necesidad de preguntárselo. Deben pensar que quien tienen delante no tiene formación suficiente para entender sus palabras. Pero si muestras estar lo suficientemente formado e informado y tienes la desfachatez de interrogarles más a fondo o dar tu modesta opinión, parece como si su ego se sintiera amenazado por la intervención de ese intruso, adoptando entonces una actitud de suficiencia y autoridad.

Llegado a este punto, comprenderéis que he visto muy debilitada mi confianza en la clase médica. Estamos viviendo unos adelantos médicos increíbles, con intervenciones quirúrgicas de alto riego e impensables hasta hace poco, pero eso contrasta con los errores médicos que siguen produciéndose ante casos banales. Al final uno preferirá tener que ser sometido a un trasplante múltiple de órganos que tener un dolor crónico en la espalda, como es mi caso.

Debo hacer aquí un inciso sobre el cáncer que padecí hace algo más de dos años y del que salí airoso. Ello fue gracias a una terapia innovadora a base de anticuerpos, es decir a esos adelantos médicos a los que antes me refería. Pero en cuanto al trato que recibí por parte del oncólogo fue de nula empatía, hacía simplemente su trabajo siguiendo el protocolo. Nunca se interesó por mi estado anímico, algo que en tales circunstancias se agradece enormemente. Y los médicos que se encargaron de los controles durante y después de la quimioterapia exactamente igual.

No soy creyente ni supersticioso, pero antes de volverme a poner en manos de un médico —cosa que deberé hacer más pronto que tarde— haré como los toreros cuando salen al ruedo: me santiguaré tres veces.

Para terminar, quiero hacer hincapié que es muy cierta la máxima que dice que cada uno cuenta la feria según le va en ella. Pues a mí, de momento, no me está yendo muy bien. Espero que la cosa mejore y no tenga que volver a preguntar ¿qué me pasa, doctor?


21 comentarios:

  1. Lamento enterarme de tus problemas de salud, con una dudosa solución, dado que no tienes un diagnóstico claro. La deshumanización va llegando a todos los estamentos, los médicos se van convirtiendo en meros funcionarios y como tales se comportan, con todo el respeto para los trabajadores de los servicios públicos, pero es lo que hay. Y dado el trato que reciben y lo se les exige, por parte de sus directivos, la privada no se libra de los mismos males.
    Un abrazo con toda la salud del mundo!!!

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    1. Hola, Alfred. A veces me da la impresión que la medicina ha dejado de ser una dedicación vocacional, de ahí que muchas veces se convierta en una rutina que algunos médico afrontan con desgana y como pueden. Posiblemente algo tenga que ver las condiciones de trabajo y el salario que perciben, pero eso no debería ser óbice para no ejercer su profesión de la mejor manera posible.
      Un abrazo!
      .

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  2. ¿Que me pasa Doctor? es también una gran película je, je. Bienvenido de nuevo, Josep.
    En la línea con algo de lo que comentas me parece muy fastidioso cuando vas a una consulta médica y el susodicho se pone a teclear y a mirar a la pantalla perdiéndose la cara del paciente que digo yo alguna pista dará sobre cómo se encuentra. La primera función además de un médico es el consuelo y la buena atención que ya de por sí suponen al paciente a un buen tratamiento y por qué el principio de su curación. En cualquier caso espero que den con la tecla y no te veas en el caso general de que somos los propios pacientes los que tenemos que dar casi con nuestro diagnóstico.
    Un fuerte abrazo.

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    1. Hola, MIguel. Pues sí, conozco la película, aunque no la he visto. De hecho, pensé en utilizar como imagen de entrada algún fotograma de ese film, pero luego pensé que sería frivolizar el tema que quería desarrollar, mucho más serio y profundo.
      Entiendo que los profesionales sanitarios acaben tomando su labor como una rutina profesional y se endurezcan con el tiempo ante situaciones que para nosotros, como pacientes, son angustiosas e incluso graves. Lo malo es que esa rutina se traslade al modo cómo tratan al paciente y abordan un problema médico. Y hablar de su falta de empatía ya es otro cantar.
      Quién sabe si la IA suplirá la consulta y diagnóstico médico y podremos prescindir de los profesionales sanitarios, je, je.
      Un fuerte abrazo.

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  3. Plenamente de acuerdo contigo, Josep. Lo de los médicos es de echarles de comer aparte. Muestran desinterés, todo lo fían a las pruebas y siguen el protocolo tal cual y ya. Lo de la empatía no sé yo si alguno de ellos sabe qué es tal cosa. Hablas de tu experiencia oncológica en carne propia felizmente superada pero con un facultativo que de amable y empático tenía nada. A un amigo mío que tiene un cáncer en fase avanzadísima su oncóloga lo ha mandado para casa al no haber ya más tratamiento para su caso diciéndole simplemente que no sufrirá. ¡Coño, tía, un poquito de mano izquierda!, digo yo. En fin, chico, que sí, que tienes todita la razón. Pero estamos en sus manos, amigo, y desde luego mejor no llegar a esas operaciones complicadísimas que sí, curan al enfermo, pero creo yo que sirven al médico de adorno meritorio en su currículo. A lo mejor esto es lo que les provoca el interés. En fin...
    Un fuerte abrazo, Josep

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    1. Todo adelanta tanto que aquello del "ojo clínico" ya no existe. Ahora se aplica lo que en EEUU se dio en llamar la medicina defensiva. Para curarse en salud y asegurarse en el diagnóstico se recurre, a veces innecesariamente, a pruebas diagnósticas que muchas veces tienen un coste muy elevado. Hasta aquí no me quejo, pues prefiero que se aseguren al máximo antes de meter la pata. Lo malo es que, aun recurriendo a esas pruebas, no sepan qué hacer y escurran el bulto enviándote a otro especialista. Para muestra un botón: durante mi suplicio de dolor de espalda, la reumatóloga a la que recurrí (la que me hacía los controles de densitometría ósea durante la quimio), tras prescribirme un montón de medicamentos, sesiones de rehabilitación, sin resultado alguno, pidió una Resonancia Magnética. Pues su diagnóstico final fue, y cito literalmente: "tienes una espalda muy chunga", y me remitió a un traumatólogo. De eso hace ya un año y sigo igual. ¿Tú crees que ese fue un diagnóstico médico aceptable? Meses siguiendo sus instrucciones para nada. Al menos le puso un poco de humor, no como el caso que comentas.
      Un fuerte abrazo.

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  5. Siempre he pensado que donde más segura está nuestra salud —que es lo realmente importante— es en la Seguridad Social, a pesar de los pesares. Es la que tiene más medios para tratar una enfermedad. Por ese motivo, no he tenido nunca un seguro médico privado, aunque entienda que para todo lo demás (comodidades, diligencias, atenciones, etc.) te dan (o deberían darte) un plus sobre la Seguridad Social. La verdad es que si —como dices— están dejando de darlo, ¿qué sentido tiene pagar por algo que ya tienes cubierto? Comprendo que lo he simplificado todo demasiado, pero, grosso modo, es lo que pienso al respecto.
    Espero que superes definitivamente y con rapidez tus contratiempos de salud.
    Un fuerte abrazo.

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    1. Hola, Chema. Yo también creo que en la Seguridad Social están los mejores especialistas (por lo menos los jefes de servicio) y disponen de los aparatos más sofisticados (aunque hoy en día ya no es exclusivo de los hospiales públicos). Lo malo son las tremendas listas de espera y la falta de personal, motivo por el cual ha habido una "fuga" de afiliados a la Seguridad Social hacia las Mútuas médicas, lo que, a su vez, ha provocado que la saniad privada sufra las consecuencias de ese incremento de pacientes y que muchas veces ocurra lo que describo. En mi caso, tras el diagnóstico del tumor maligo, el hospital privado solo tardó 15 días en atenderme y un mes más (tras realizar muchas pruebas) en operarme. Creo que de haber acudido a la Seguridad Social, teniendo además en cuenta que estábamos en plena pandemia, habría tenido que esperar meses. Sólo los trámites burocráticos y médicos que debía seguir para que el ICO (Instituto Catalán de Oncología) me metiera en la lista de espera eran tan largos y farragosos que desistí y me dirigí directamente a mi Mútua, que ha costeado íntegramente todos los gastos directos e indirectos del tratamiento. Insisto: cada uno cuenta la feria según le va. En el tema del cáncer (lo más grave que me ha ocurrido) a mí me fue fenomenal, pero en el control de sus secuelas, regular e incluso muy mal.
      Un fuerte abrazo.

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  6. Pues no me extraña que estés desilusionado por falta de esa empatía que dices, y la verdad es que parece mentira que siendo médicos de una sociedad privada no tengan una atención más amables que se supone pueda ser en la Seguridad Social, en la cual siempre he tenido una atención muy amable en todas las situaciones que haya podido tener.
    Pues ya siento que haya sucedido así. Espero que todo vaya mejor que en estas vacaciones y se resuelva con el agrado que siempre esperamos de los expertos.
    Un cálido abrazo Josep.

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    1. Como le digo a Macondo, las entidades privadas se han visto desbordadas por la avalancha de nuevos pacientes que se han apuntado a una Mútua médica. Antes, el tiempo de espera para que te viera el médico era de unos 15 días y ahora de un mes o mes y medio, de promedio. Eso hace que los médicos tengan que atender a muchos más pacientes de lo habitual y quizá con ello se resienta el tiempo que invierten en la consulta. Pero eso no debería ser una excusa para que esa atención sea de poca calidad y que solo se limiten a prescribir medicamentos o bien una prueba diagnóstica sin darte una explicación sobre lo que creen que te ocurre. Y si, encima, cuando tienen los resultados, siguen las dudas y van probando posibles soluciones a ver si por fin dan con la definitiva, pues uno se siente desprotegido y agobiado.
      Espero que ya esté cerca del final y pronto vuelva a estar, si no perfectas, sí en buenas condiciones, je, je.
      Un abrazo, Elda.

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  7. Lo primero que quiero es desearte que tus problemas de salud, simpatía médica aparte, se resuelvan sin más problema.
    Por lo que comentas de los médicos, te diré que al menos en los que conozco (la sanidad pública de Cantabria y de León) mi impresión es totalmente distinta a la tuya. Últimamente he tenido mucho trato con médicos por mi madre y por mis suegros y he de decir que tan solo he visto alguna muestra de lo que cuentas en las urgencias de Valdecilla, pero es que estaban tan a tope que no daban más de sí. Normalmente, los especialistas que tratan a mis familiares en las consultas son muy amables y muestran su empatía y bromean y la verdad es que lo hacen todo muy cercano y fácil. Como dices, la feria se cuenta según le va a cada uno y se ve que hemos estado en ferias distintas. Lo siento por ti porque es muy desagradable encontrarse mal y que quien debería animarte y ser agradable contigo se muestre frío y distante. Sí, lo importante es que sean buenos profesionales, pero un poco de empatía y una sonrisa tampoco cuestan tanto.
    Un beso.

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    1. Pues te envidio, Rosa. Mi médico, o médica, de la Seguridad Social, a la que he tenido que acudir para contarle todas mis vicisitudes médicas y pedirle que me incluyera determinados medicamentos en mi receta electrónica, es una cabezota de aúpa. Una vez casi estuve a punto de embrollarme en una discusión subida de tono porque no le daba la gana de recetarme una medicación para mi diabetes o un analgésico para mi dolor de espalda simplemete porque el diagnóstico y la prescripción me la había un médico especialista de la privada. Y sé de otras personas que se quejan de su mal carácter y he estado a punto de pedir un cambio pero me sabe mal decir, si me preguntan el motivo, que es porque es una borde. Aparte de ese hecho puntual, mi única recriminación hacia la sanidad pública en estos momentos en Cataluña es la lista de espera para cualquier intervención y la mala atención por culpa de la falta de personal. A mi suegra, que se le rompió el cuello del fémur, con 92 años, la tuvieron horas en un pasillo sin darle nada para el dolor, porque tenía que hacerlo "el doctor" que, por lo visto estaba desaparecido en combate. Solo cuando mi mujer, harta de esperar, se puso hecha un basilisco, llamaron al médico. Eso fue en urgencias. Una vez hospitalizada (que costó Dios y ayuda que le asignaran una habitación) la cosa mejoró sustancialmente.
      En definitiva, podríamos hallar ejemplos de toda índole tanto en la pública como en la privada. A mí lo que me interesa, evidentemente, es la eficiencia, es decir, tener acceso a un médico lo antes posible y que sea resolutivo. No pido que sea simpático, pero sí responsable y eficiente. Y eso se puede encontrar en cualquier parte, solo que a mí, de momento, no me ha tocado. Confío en que mis penurias acaben pronto y felizmente.
      En fin, no quiero agobiarte con mis cuitas médicas. Que cada uno aguante su vela, je, je.
      Un beso.

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    2. Sí, la falta de personal es una constante. Desde la crisis y el semi desmantelamiento de la sanidad pública ese problema es algo que afecta a los pacientes y a los médicos que quedan que ven incrementado su trabajo de manera poco razonable.
      Otro beso.

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  8. Si de por sí es pesaroso tener que estar frente al médico, vivir todo lo que cuentas realmente hace que pienses lo que al final dices, evitar asistir al médico y santiguarte. Espero no tengas que regresar pronto Josep. Abrazo

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    1. Pues tengo que regresar pronto para someterme a algunas pruebas más. Quiero llegar hasta el final, y espero que ese final no esté en el cementerio, ja, ja. ja. Hay que tomarse todo en broma, amigo, si no, nos desesperaríamos.
      Un abrazo.

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  9. Lo primero de todo, te deseo que estés mejor de tu dolencia, a pesar de las circunstancias.
    El trato personal que cada uno recibe depende del profesional que te toque en suerte, y eso ocurre con todas las profesiones, pero en la sanidad es más importante porque hay mucho en juego.
    Estos últimos meses se podría decir que no he salido de las consultas de los médicos a cuenta de la enfermedad de mi padre y me he encontrado de todo: médicos de urgencias (saturados a tope) que hacían su trabajo muy bien pero despersonalizado, supongo que tener diez pacientes esperando en el pasillo les dificulta la empatía con el que están tratando. Pero también me he encontrado con otros sanitarios estupendos, como uno de los técnicos que me acompañó en uno de los viajes en ambulancia la hospital, después de preguntar qué le pasaba a mi padre y tomar nota de todo, me miró y me preguntó qué tal estaba yo mientras me cogía la mano (me descolocó totalmente porque no me lo esperaba).
    También me pilló con la guardia baja que la enfermera del centro de atención primaria me llamara para darme el pésame tras saber que mi padre había fallecido.
    Por mi parte, y siguiendo con la intensa experiencia de estos meses, algunos médicos cuando saben que tú sabes, o sea, que les entiendes, se explayan más. Eso es lo que a mí me ha pasado. La nefróloga de mi padre casi me da un máster sobre los diferentes tratamientos incompatibles con los anticoagulantes.
    En fin, Josep Mª, eso va en cada persona. Reitero mi deseo de que ya te encuentres mejor.
    Un beso.

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    1. Sí, creo que esto es un poco como la ruleta de la fortuna, a veces te toca premio y a veces no. O como el ya mencionado juego de la oca, que puedes caer en el pozo y vuelta a empezar.
      Sería difícil e incluso injusto comparar la sandad pública y la privada solo por unos ejemplos de alguien que, como yo, ha tenido mala suerte a la hora de elegir (o ir a parar en manos de) un médico. En ambos ámbitos hay grandes profesionales. Lo que ocurre es que no siempre tienes el input de otras personas que pueden recomiendarte tal o cual médico. En mi caso, tuve la suerte de seguir el consejo de una clienta de la farmacia donde trabajaba mi mujer y que había sido sometida a una mastectomía por un tumor mamario y que me recomendó a una ginecóloga y cirujana de una de los hospitales privados de mayor entidad en Barcelona en el tratamiento de cánceres mamarios y que resutó ser una magnífica persona y profesional. Así que de todo hay en la viña del señor.
      Un beso.

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  10. Bueno, acá al menos esto se ha solucionado gracias a la receta electrónica. De momento, la computadora no hace faltas de ortografía y tiene una letra muy clara, je, je.
    Un abrazo.

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  11. Bueno ya somos dos con la misma dolencia, la espalda, y te diré que me iba a operar, digo iba porque al final no me operó y ¿porque? por una sencilla razón la médico será muy buena si, claro, pero si te deja la solución a medias pues en fin, como que me ha tratado todos estos meses, ella desde luego no tiene la culpa de que todo lo que se ha probado no haya surgido efecto pero es cierto es que me ha sentado muy mal que a la hora de meterme en quirófano para una operación que se supone sencilla no me ha dado toda la información que debía darme sobre la misma, solo su frase fue "es más sencilla que lo que te hicieron para ponerte el implante" y no es del todo cierto, por eso y como no las tenía todas conmigo, fui a un neurólogo que me dio toda la información que la traumatólogo no me había dado y a parte me tranqulizo y me dio su opinión. JDe modo que aquí seguimos con la hernia entre la C5 C6 y una protusión entre la C6 C7 y esperando que la SS me de una segunda opinión porque lo hay derecho es que una especialista, y me da igual si es de la privada, no te detalle minuciosamente de los riesgos que conllevan dicha operación y solo te suelte que su jefe y ella están muy acostumbrados a este tipo dje intervenciones y con eso ya me quedo tranquila ¿no? no me basta, queiro que me digas los pros y los contras, y lo que me puede pasar, cuales son los riesgos. Te puedo asegurar que el otorrino que me opero va a hacer en Noviembre 7 años del implante me dio mas tranquilidad y fue muy explicito con todas las contraindicacciones y peligros que podía correr que la traumatólogo que he acudido en la privada.
    Es que entre poderte quedar peor de lo que estas, cosa que se de gente que se ha operado de una hernía y correr el riesgo, prefiero consultar primero con otro especialista, esta vez de la SS y al final buscar una solución y a lo mejor tardo más pero te aseguro que poderme quedar peor es lo que no quiero Josep.
    Ya seguiré contando y mucho ánimo.
    Un abrazo.

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  12. Hola, Tere. Si se tratara de algo menos grave, te diría aquello de mal de muchos... Pero tratándose de algo muy serio, no vale la chanza. Me parece que haces bien en pedir una segunda opinión. La confianza en el médico es algo fundamental y si crees que tu médico no te da toda la información que necesitas para tranqulizarte y ponerte en sus manos plenamente confiada, mejor que acudas a otro para conocer su opinión.
    Entiendo que a veces no es fácil o posible asegurar al cien por cien que una intervención quirúrgica será todo un éxito. Incluso los medicamentos más reconocidos pueden tener efectos secundarios graves en un paciente y no en otro.
    A mi traumatólogo le pregiunté si cabía la posibilidad de operarme. Me dijo que sí, pero como última solución, pues podía haber alguna complicación a largo plazo, por lo que estará en mi mano la decisión final. De momento, me voy a someter a otro tratamiento que consiste en "quemar", por radiofrecuencia, las terminaciones nerviosas, entre la L5 y S1, que parecen las responsables del dolor. Si no funciona, acudiré a otro reconocido traumatólogo en busca de una segunda opinión, y luego Dios dirá.
    Ánimo y un abrazo.

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