viernes, 14 de julio de 2023

Lentitud y demora institucional

 


Debe ser porque soy una persona que no deja para mañana lo que pueda hacer hoy o porque soy tremendamente impaciente, pero no puedo entender cómo en este país decisiones que requieren ser tomadas lo antes posible, se demoran semanas, meses e incluso años.

Sentencias que, una vez concluido el juicio con un veredicto de culpabilidad, requieren semanas para ser redactadas, cuando, en mi humilde opinión, solo requerirían unos pocos días para elaborar un texto lo más legalmente correcto y exhaustivo posible.

Para la aplicación de una normativa, como el levantamiento del uso obligatorio de las mascarillas, la regulación de determinados actos públicos, la restricción del uso de agua para el riego, la reducción del IVA de ciertos artículos de consumo, y así un largo etcétera, se suelen fijar plazos de ejecución muy largos. ¿Por qué, si se trata de algo importante o incluso esencial, no se inicia su aplicación en el plazo más breve posible? Hay actos de ámbito nacional que requieren de su aprobación por el Consejo de Ministros y de su posterior publicación en el BOE y esto, lógicamente, no se hace en dos días, pero muchas veces, una vez aprobado y publicado el Decreto, la Orden Ministerial o la norma de cualquier otro rango, se establece un plazo de semanas para su entrada en vigor, lo cual solo sería justificable si su aplicación requiriera de una larga o compleja adaptación del funcionamiento de las instituciones y del personal afectados.

Y volviendo al terrero de la Justicia, qué decir de la celebración de un juicio años después de haberse cometido el delito, causando con ello una tremenda injusticia en aquellos casos en los que el acusado entra en la cárcel y luego se le declara inocente. La Justicia lenta no es justicia y si esa demora está causada por falta de medios, no hay excusa para no solventar esa grave deficiencia. La salud y la justicia no merecen demoras injustificadas en la implantación de medidas destinadas a la mejora de su funcionamiento. En ambos casos está en juego la vida de una persona y la defensa de su bienestar.  

Si en la empresa privada la diligencia es obligatoria, pues de lo contrario uno puede verse en la calle por incumplimiento de sus obligaciones, en la vida pública no deja de ser prioritaria y esencial para el bien común.

Quizá es que esa demora en la toma de decisiones se debe a la lentitud en la que sus máximos responsables se ponen las pilas.


12 comentarios:

  1. ¡Hola, Josep! Soy abogado desde 1997 y te aseguro que cada vez vamos a peor. Hasta hace unos diez años podías "meterte" hasta la mesa del oficial del juzgado, tratar con él y así se resolvían muchas cosas en menos tiempo. Pero desde entonces, la administración inició un proceso de enrocamiento donde cada vez pone más muros entre el ciudadano y ella. Protección de datos, la pandemia y, sobre todo, la famosa digitalización han supuesto que cada vez más los funcionarios vivan en un castillo infranqueable y con ello se tomen las cosas con mucha calma. También es verdad que nuestro país adora la burocracia, montar procedimientos sobre cómo hacer algo en lugar de hacerlo. Un ejemplo al pelo lo tenemos con el voto por correo. ¿No se podría instalar un estante en cada sede de correos por toda España, dejar las papeletas y que cada español que quiera votar no haga más que entrar en la oficina, coger su voto, entregárselo al empleado mostrando el DNI que este registre en un programita que ya ha votado? Pues no, monta un proceso de solicitud previa, con todo la organización que debe montar detrás, que alguien en algún lugar meta todas las papeletas en un sobre, las envíe a correos que correos se las de a un cartero y que este vaya a nuestra casa, nos la entregue, y luego tengamos que volver a correos a llevar la papeleta. En estos tiempos de sostenibilidad, ¿cuántos viajes se ahorrarían? ¿cuánto papel desperdiciado al dar un juego de papeletas a cada uno de los 2.5 millones que lo han solicitado, del que solo escogerán uno? Cuánta gasolina, tiempo y personal se desperdicia?
    O la renovación del DNI. Recuerdo que hace años me levantaba un día, hacía una cola de dos o tres horas, leía un libro y me renovaba el carné. Ahora tienes que solicitar cita previa, que te la den en dos meses, luego llegas y te tiras una hora de espera. Es decir, lo que antes hacías en tres horas ahora necesitas dos meses y una hora. Por no hablar del famoso bono cultural, todo un guirigay y aventura 3D para solicitarlo y que te lo den. En fin, en estas cosas sí deberíamos aprender de los USA. Allí son mucho más efectivos. De hecho, cuando publiqué mi libro en Amazon para darme de alta en la hacienda americana me bastó con rellenar un formulario, enviarlo por mail, recibir uno y confirmarlo. En solo dos minutos. En España, ni te cuento. Un abrazo!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, David, por esa clara y exhasutiva muestra de la tremenda burocracia que domina este país y que, en lugar de ir a menos, va a más, no sé si por falta de practicidad por parte de quienes la imponen o por querer de algún modo complicarnos la vida y que desistamos de llevar a cabo ciertas acciones. En otros países, incluso en otras CCAA de este país, los trámites para abrir un pequeño negocio son muchísimo más ágiles y sencillos que en Cataluña. Sé de un caso muy cercano en que el Ayuntamiento de mi población tardó seis meses en dar la autorización para la apertura de una pequeña pastelería con la excusa de tener que paliar pequeñas deficiencias perfectamente salvables e incluso inexistentes. Caa vez que se subsanaba una de esas deficiencias, detectaban otra.
      Yo, cuando trabajaba en la industria farmacéutica, también viví un retroceso en la relativa facilidad con la que podía contactar con las autoridades sanitarias para intentar solventar pequeñas trabas o acelerar una solicitud. Ese contacto directo fue paulatinamente obstaculizándose hasta llegar a ser un verdadero calvario.
      La Administración, en lugar de ayudar, lo que hace muchas veces es poner palos en las ruedas.
      Un abrazo.

      Eliminar
  2. Suscribo y aplaudo todo lo que dice David, con lo de Amazon incluido.
    La diferencia entre entre los trámites del libro, también.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo también lo suscribo, pues es la cruda realidad.
      Un abrazo.

      Eliminar
  3. Respuestas
    1. Si la situación no mejora, las próximas generaciones lo tendrán todavía peor.
      Un abrazo.

      Eliminar
  4. Y yo me pregunté siempre por lo mismo y ya veo que todo es burocracia y es lenta la justicia tambien, luego hablan de los funcinarios que son lentos, pero una vez se tiene el puesto seguro siempre se abusa. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A esa burocracia tan lenta muchos la llama burrocracia, je, je.
      Y también es cierto que hay quien, una vez obtenida una plaza de propiedad, se duerme en los laureles. Y así nos va.
      Un abrazo.

      Eliminar
  5. Lo del voto por correo, por ejemplo, que veo que lo comenta David. En las anteriores elecciones solicité el voto por correo. He de decir que las papeletas me llegaron razonablemente pronto. Así como cualquier paquete se le da a cualquiera que abra la puerta, yo tuve que salir de la ducha a recibir éste. Me parece bien. Hay que asegurarse de que soy yo quien recoge las papeletas. Lo alucinante llegó cuando fui a correos a llevar mis votos. había cerrado el sobre y veía que todo el mundo lo llevaba abierto y pensaba, ay, madre qué boba soy, tienen que ver el papel de dentro y asegurarse que soy yo con mi DNI. La verdad es que me alegré de que no fuera así, pero quedé perpleja cuando ni me pidieron el DNI y comprobé que yo salí de la ducha para que se aseguraron de que yo recogía las papeletas, pero a correos con ellas podía ir cualquiera y meter las papeletas que quisiera. Yo no entendía cómo podía haber fraude en Melilla. Entonces lo comprendí y me extrañó que no haya mucho más fraude en muchos más sitios.
    Bueno, creo que eso no es de lo que trata tu entrada, pero leí a David... aunque él iba de eficiencia.
    Para terminar añadiré un chascarrillo. Por algo Mafalda le puso a su Tortuga de nombre Burocracia.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por fortuna, nunca he tenido que utilizar el voto por correo, pero entiendo que cuando un sistema es bastante farragoso y lento, se den muchos casos de errores, omisiones e incluso fraudes.
      Un beso.

      Eliminar
  6. Es tremendo todo, Josep. Lo de la Justicia es impresentable. Que te tires tres, cuatro, cinco años... para cualquier cosa que a ti te urge, no tiene un pase. Que todo se quede en pura publicidad política ("vamos a hacer...", "vamos a dar...", "Vamos a ampliar..." y que luego tarden esos 3, 4 ó 5 meses o años en hacerlo, darlo a ampliarlo si es que se acuerdan de hacerlo, darlo o ampliarlo, es IM-PRE-SEN-TA-BLE.
    Por eso tiene David todo mi apoyo a su razonamiento. Hay países prácticos y otros como el nuestro que, bajo el disfraz del garantismo, caen en la inoperancia y lo kafkiano. Lo del voto por correo es impresionante, y eso que ahora con la petición del DNI en el momento de la entrega las garantías parecen haberse aumentado, pero el derroche en medios (papel, combustible, personal) y tiempo es de lo que no hay. En fin, esperemos que con los lustros (ja, ja...) vayamos mejorando y que nuestros nietos se rían cuando se acuerden de cómo de mal se hacían las cosas en la época de sus abuelos y bisabuelos si es que para entonces el mundo no se ha hecho polvo aún.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Crear una comisión para estudiar un problema y buscar una solución es sinónimo de eternizar un proceso que podría realizarse en relativamente poco tiempo. En el ámbito judicial, nunca he entendido por qué un sumario tarda tanto para concluirlo. ¿Son necesarios meses e icluso años para investigar un fraude y sentar en el banquillo a quien lo ha cometido? A veces me da la impresión que lo que se pretende es que nos olvidemos del tema y que este se vaya diluyendo a lo largo del tiempo. Y es que, me duele decirlo, pero la justicia no es igual para todos. En este país todavía hay clases y clases. No todos recibimos el mismo trato. Cometes un pequeño fallo en la declaraciñon de la renta y Hacienda se te echa encima, pero cometes un fraude fiscal de millones de euros y la cosa va para largo, si es que no aplican un indulto fiscal.
      Un abrazo.

      Eliminar