martes, 5 de febrero de 2019

Preguntas indiscretas




Hay preguntas que uno se hace con cierta frecuencia, pero que no se atreve a formular en voz alta, y menos a quien debería contestarlas, por simple prudencia, pues si es indiscreta o molesta, en el mejor de los casos no recibiremos respuesta o esta estará a la altura de nuestra osadía.

Como, por lo general, mis disquisiciones vienen a cuento de algo que ha ocurrido o se me ha ocurrido recientemente, estos son tres de los interrogantes a los que nadie me ha sabido contestar convincentemente y que hace tan solo unos días me han vuelto a asaltar:


¿Por qué lo/as meteorólogo/as disfrutan dando una previsión del tiempo tremendamente negativa?

¿Os habéis fijado con cuánta vehemencia, profusión de datos y parafernalia gesticular informan estos profesionales del advenimiento de una gran borrasca, un viento huracanado, un frio polar, o ártico (nunca he sabido cuál de los dos es peor), una inversión térmica, una ciclogénesis explosiva o, en el otro extremo del espectro climatológico, una ola de calor sahariano? Quizá es que las malas noticias son más noticiables, valga la redundancia, y que la gente también se interesa mucho más por ellas, como lo demuestra la emoción con la que las acoge y comparte. O quizá será que el “buen tiempo”, entendiendo como tal una estabilidad y/o normalidad climática acorde con la época del año, les resulta monótono e incluso aburrido. ¿Acaso no es lógico que en invierno haga frío y en verano calor?

Entiendo que lo que se sale de la normalidad estadística llame la atención, tanto de los físicos como de los ciudadanos de a pie totalmente legos en la materia. Estar a 20ºC bajo cero en una zona en la que, en pleno invierno, suelen alcanzarse los -2ºC es algo insólito y digno de mención, por su interés científico como por simple curiosidad. Pero lo que me llama la atención es la excitación emocional con la que nuestros hombres y mujeres del tiempo dan esa noticia y pronostican otras peores (el porcentaje de aciertos es otra historia), que de agradables no tienen nada, y cómo la contagian al resto de la población.


¿Por qué hay parejas (o uno de sus miembros) que no quieren conocer el sexo del bebé antes de nacer?

Desde hace décadas las ecografías nos muestran la evolución del embrión y del feto. Es, pues, esta una herramienta extremadamente útil que nos indica que todo va bien durante la gestación o, por el contrario, si existe alguna anomalía que, al conocerla con la suficiente antelación, nos puede permitir tomar medidas preventivas o cautelares. Entonces, si esa técnica nos muestra cómo es y cómo evoluciona el futuro bebé, ¿por qué hay quien le pide al ginecólogo o a la ginecóloga que le oculte la naturaleza de sus atributos sexuales?

Ciertamente, conocer de antemano una anomalía es muchísimo más importante que conocer el sexo. Lo primero puede tener solución, lo segundo no. También estoy de acuerdo con que no es imprescindible saber el sexo si solo es para elegir el nombre de la criatura cuatro o cinco meses antes de dar a luz o para saber si habrá que vestirla de azul o de rosa (si es que eso todavía se lleva), y ahorrarse así cambiar luego la ropa comprada con la debida antelación.

Pero no es por ello por lo que me pregunto el motivo de querer ocultar el sexo de la criatura hasta el momento del parto, allá cada uno con sus planificaciones o improvisaciones. Lo que realmente me llama la atención de esa solicitada ocultación es la falta de curiosidad o, con toda probabilidad, el deseo de postergar el conocimiento de ese dato. ¿Cómo puede ser, me pregunto, que teniendo en pantalla esa evidencia, se nieguen a que se les desvele para, según he podido oír recientemente y una vez más, mantener la emoción hasta última hora? De ser así, cabría preguntarse también si, cuando el niño o la niña haya nacido y todavía esté en el paritorio, no habrá quien, para prolongar todavía más ese interrogante, dilatar esa emoción y mantener el suspense, pida al médico o a las enfermeras que no se lo/la muestre desnudo/a hasta que no esté en su cunita y tenga que cambiarle el pañal. Así habrán ganado un tiempo más de intriga.


¿Por qué, después de una comida pantagruélica, hay quien pide sacarina para endulzar el café?

¿Cuántas veces no habremos visto cómo, tras una opípara comida rica en hidratos de carbono, grasas y proteínas ─vamos, de todo─, y que se ha rematado con una suculenta tarta, un flan con nata, un helado de tres gustos o cualquier dulce como postre, cuando le llega el turno al café, se pide al camarero cambiar el terrón o el sobre de azúcar por uno de sacarina u otro edulcorante sintético con el que endulzar esa amarga infusión?

Si tenemos en cuenta que una cucharadita o sobre de azúcar normal contiene, según la fuente consultada, entre 16 y 30 calorías y que una comida no vegana, abundante y rica en todos los nutrientes y compuestos alimenticios habidos y por haber, puede tranquilamente rondar las 1.500-2.000 calorías (en realidad son Kilocalorías), ¿a qué vienen esos escrúpulos de última hora, evitando añadir a esa copiosa ingesta un sobrecito de azúcar de mesa? Supongo que será por remordimientos, para aplacar nuestra mala conciencia o como signo externo de contención una vez ya hemos sobrepasado exagerada y deliberadamente el límite recomendado. ¿No sería mejor, o más racional, compensar ese exceso con una cena frugal baja en calorías? A no ser, claro está, que a uno le guste más el sabor del edulcorante sintético que el del azúcar de caña o de remolacha, ya sea blanco o moreno.


Que conste que soy de los que piensan que cada uno puede hacer lo que desee y comportarse como le venga en gana, mientras no moleste ni obligue a los demás a seguir su ejemplo. No obstante, hay cosas que me llaman poderosamente la atención y para las que, como he dicho al principio, no tengo una respuesta convincente (al menos para mí). También es cierto que todos (o casi todos) manifestamos comportamientos que pueden parecer extraños al resto de mortales, tenemos nuestras filias y nuestras fobias, nuestros tics y nuestras manías. Así que esta entrada no tiene porqué considerarse una crítica negativa en toda regla, sino más bien una de mis reflexiones inconexas. Uno, que es curioso por naturaleza. Aunque debo reconocer que alguien que parece disfrutar dando malas noticias sí que me molesta. Y mucho. Más aún, me da una rabia…

¿Y a vosotros/as os ocurre igual? ¿Tenéis alguna fobia social, o una duda o incógnita que hasta ahora nadie os ha sabido aclarar?



25 comentarios:

  1. Saludos, Josep.

    Vaya por delante que coincido y comparto contigo muchas de tus "dudas existenciales". Por cierto, las frases de la imagen que ilustra tu post, ¡impagables! ¡Cuánta sabiduría hay encerrada en ellas!

    Lo del meteorólogo o metereóloga (no se enfade usted, ex-Ministra o ex-Ministro Bibiana Aído; ¡por Dios!, o ¡por Diosa!), supongo que tiene algo que ver con el hecho de que la televisión es espectáculo, y, como tal, hay que "venderlo". No me extrañaría que en el futuro se informase del tiempo en plan Ruleta de la Fortuna: "A ver, amigos y amigas, démosle a la rueda para ver qué catástrofe nos asolará en los próximos días. Os recuerdo que este año la cosa anda bastante disputada entre una "ola de calor", patrocinada por Helados Ricos de la Leche o un "tsunami", patrocinado por José Antonio Bayona y su productora Desastres Naturales Producciones.

    Lo del sexo del bebé supongo que lo dejarán en manos del interesado/a para cuando tenga edad suficiente para decidirlo por sí mismo, no vaya a ser que acusen a los padres de "esbirros castradores de la identidad sexual".

    Lo de la sacarina tras una embostada supongo que es para evitar el "Efecto Mr.Creosote" en aquel célebre sketch de "El sentido de la vida" de los Monty Python, cuando el protagonista, Mr.Creosote, reventó con una simple chocolatina de menta tras zamparse media carta del restaurante.

    El mundo está loco, querido Josep. Mejor riámonos mientras podamos, ¿no crees?

    Un abrazo.

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    1. Hola, Pedro. Pues mira, yo casi preferiría que al programa del tiempo se le diera un toque de humor. En más de una ocasión he visto en algún canal de TV extranjera todo una "performance", con el presentador equipado con chubasquero y paraguas, si vienen lluvias, o la prentadora en bikini, si va a hacer mucho calor. Lo que me disgusta es ese tremendismo apocalíptico que muchas veces, por fortuna, queda en nada.
      En cuanto a lo del sexo, quizá podría aplicarse el mismo sistema que algunos padres proponen con la religión: que uno, de mayor, decida por sí mismo a cuál seguir y que no se la impongan de recién nacido, jeje.
      No conocía al señor Creosote, pero más de uno podría reventar tras una comilona al estilo medieval.
      Un abrazo.

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  2. jajaj. El meteorólogo, cada día disfrutando más si hay borrascas, vortices polares o vientos de infarto. Es verdad. Lo del sexo del futuro hijo, no sabría decirte, porque los hay que quieren saber pronto, pero muy pronto el sexo del feto, por ponerle nombre pronto. Sobre gustos de mujeres no sé, no me pronuncio, porque nunca pensé que todos los hombre son iguales. Por lo que dices, si así fuera, para qué elegir ¿no?

    Divertido le post. Preguntas profundas :-). Un abrazo y feliz día

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    1. Como decía al final de mi entrada, que cada cual se comporte como quiera mientras no moleste a nadie. Así que debo ser un tiquismiquis porque las interpretaciones, a mi modo de ver exageradas, por parte de algunos meteorólogos me sacan de quicio, jeje.
      Lo de los gustos de las mujeres, que conste que no es de mi cosecha, es una imagen que he sacado de internet para ilustrar esta entrada. Con este tema todavía no me he metido, jajaja.
      Un abrazo.

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  3. Es verdad, hay muchas cuestiones incomprensibles, yo es que ya las acepto porque es como remar en contracorriente. A mí por ejemplo me saca de quicio cuando voy a una ventanilla a pedir cita y me dan un número de teléfono y una web. Pero vamos a ver, no estoy aquí? No está usted de brazos cruzados? El teléfono que usted me da no es de esta oficina? Pues nada, tengo que llamar a un teléfono que nunca cojen o pedirlo por Internet.
    SAludos.

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    1. Jajaja. Es que hay incongruencias por todas partes y ya se dan como normales.
      Sobre gestiones telefónicas (de esas que hay que seguir las indicaciones de una voz grabada) absurdas e inútiles, podría escribir largo y tendido, jeje.
      Un abrazo.

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  4. Jajaja, pues vaya por delante que a mi el meteorólogo que más me gusta de televisión es Brasero, porque al verle tan entusiasmado dando las noticias del tiempo, me da la impresión que ama su trabajo, y de ahí, que ponga tanto énfasis en lo que dice, con lo cual me parece bien.
    Lo de no saber el sexo del bebe, me parece aceptable por mantener la incógnita hasta el final, aunque yo si en mis tiempos hubiera sido posible, habría querido saberlo para irme haciendo a la idea, jajaja.
    Ahora lo que no comprendo es lo de la sacarina, aunque podía tener una explicación, probé una vez una por curiosidad, y casi no pude tomar la infusión de dulce que estaba, con lo cual lo harán para no echarse tanta azúcar, pero estoy de acuerdo contigo que después de una comida tan opípara, usen ese producto.
    En fin, será cuestión de costumbres.
    Yo creo que no tengo ninguna manía, o quizás sí, no sé. Y dudas?, todas, jajaja.
    Un abrazo Josep.

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    1. Hola, Elda. Veo que en esta ocasión discrepamos. Ya dicen que para gustos los colores, jajaja. Precisamente has puesto el dedo en la llarga, pues si dejé de ver las noticias del tiempo en Antena3 fue precisamente por culpa de la teatralidad de tu admirado Brasero, jajaja.
      En cuanto a lo de mantener la incógnita, si es eso lo que "les pone" a algunos padres, pues adelante. A mi no me importa, solo me sorprende, seguramente porque soy una persona muy curiosa e impaciente. ¿Te imaginas que salen las notas de un exámen final y en lugar de correr para verlas en el tablón de anuncios de la facultad, pidieras que te las mandaran por correo para así mantener la incógnita unos días más?, jeje. Pero, insisto, cada uno es cada cual. Mi mujer y yo quisimos saber el sexo de nuestras hijas desde el momento en que fue posible. Creo recordar que por aquella época había que esperar hasta el quinto mes. Y también recuerdo que la médico que hizo la ecografía nos preguntó si queríamos saberlo. La verdad es que me sorprendió la pregunta. ¿Cómo no vamos a querer saberlo?, me pregunté. Y transcurridos más de 27 años todavía hay quien no lo desea saber hasta el momento del parto. Lo dicho, para gustos los colores, jeje.
      Dudo que haya alguien a quien le guste más el sabor de un edulcorante sintético, ya sea sacarina, aspartamo, o estevia, el edulcorante de moda que además ahora resulta que lo cura todo. Quienes optan por ellos en lugar que por el azucar de toda la vida es, creo yo, por incongruencia o bien por moda o costumbre, a menos que sean diabéticos, claro está, pero entonces evitarían una comilona como la que describo.
      Piensa, piensa, que alguna manía debes de tener, jajaja.
      Un abrazo.

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  5. A mí me llama la atención que la meteorología haya tenido que entrar también en lo políticamente correcto alternando el masculino y femenino en los nombres de los ciclones, lo mismo que tú has considerado oportuno poner en masculino y femenino la profesión del meteorólogo que da la noticia.
    Cuando todavía no había métodos para conocer el sexo del niño que iba a nacer, me comentaron que un médico se aventuraba a decírselo a los padres. A continuación apuntaba en la ficha lo contrario a lo que les había dicho. Si se quejaban de que se hubiera equivocado utilizaba lo escrito como argumento para indicarles que le habrían entendido mal, porque allí quedaba constancia de su acierto. Si no se quejaban, la ficha quedaba en el anonimato.
    Lo de la sacarina también me llama a mí la atención. Tengo un amigo —con el que desayuné durante años— que el azúcar que supuestamente sustituía por la sacarina en el café con leche se lo echaba por encima de los churros, por lo que la sacarina no era un sustitutivo sino un añadido. Los aceitosos churros no le producían ningún remordimiento de conciencia.
    Un abrazo.

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    1. Ya sé, amigo, que incluso la RAE ha "decretado" que no es necesario hacer distingos en cuanto al género cuando se generaliza (suena redundante, lo sé), pero esa actitud políticamente correcta ha calado tanto, como el temor de parecer machista, que todavía me resisto a usar solo el género masculino en muchos casos, jeje.
      Lo de los nombres de los huracanes para mantener la paridad entre lo masculino y lo femenino, diría que es una práctica que viene de lejos (tanto en el tiempo como en el espacio) y no a partir de los movimientos feministas en nuestro país. Será que en el extranjero esa "sensibilidad" existe desde mucho antes. Si no me equivoco, van alternando el sexo del nombre y este sigue un orden alfabético. Cómo eligen el nombre en cuestión es otra incógnita para mí. Quizá quien lo decide se basa en algún conocido o conocida (jeje) que le cae fatal.
      La anécdota del médico que cuentas, la conocía desde hace tropecientos años. Por cómo se ha extendido a lo largo del país y del tiempo, más bien parece una leyenda urbana. Pero, de ser cierto, el tío no tenía un pelo de tonto, jajaja.
      Lo de tu amigo y los churros ya es para nota. O quizá para juzgado de guardia.
      Un abrazo.

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  6. Yo creo que tal vez pueda ofrecerte una respuesta a la última cuestión: si ya nos hemos pasado cuatro pueblos comiendo cosas a las que no hemos podido resistirnos, quizás no está de más ahorrarse alguna caloría en algo a lo que sí podemos resistirnos. Yo, por ejemplo, soy incapaz de pasar de los dulces en este tipo de celebraciones. Sin embrargo no me importa la diferencia de sabor de un refresco light y bien puedo no tomar ni una gota de alcohol, aunque me guste como a todo el mundo una copita de vino en la comida o un licor a los postres. "Ahorro" calorías en lo que puedo, por decirlo de alguna manera y aunque resulte incoherente jajajaja.

    En lo del sexo de bebé no encuentro explicación, especialmente porque ni impaciencia y curiosidad naturales me impidirían esperar. Y lo de los metereólogos... para mí también es misterio misterioso. Será que en este tipo de eventos tan "dramáticos" pueden desplegar mejor sus dotes de comunicación, aparte de tener la audiencia garantizada, y se vienen arriba jajaja.

    Reflexiones más que legítimas, Josep, y también divertidas :))

    ¡Un abrazo!

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    1. Eso de ahorrar calorías tras una comida copiosa lo compararía a comprar de rebajas: uno cree que se ahorra dinero porque compra dos piezas al precio de una y media, pero como en realidad solo necesitaba una, acaba gastando más, jajaja. Yo prefiero comer menos en los platos principales y reservarme para un café irlandés, jeje.
      Un abrazo, Julia. Me alegra tenerte de nuevo como comentarista :)

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  7. Ja,ja,ja lo de la sacarina me ha sacado una carcajada. Y otra palabreja que añadir a la mochila: pantagruélica :-). La verdad es que este tercer caso lo he vivido con allegados, pero cambiando la sacarina por Coca Cola Zero, mientras se zampaban barbacoas, frituras o un buen asado de cordero.
    Es incoherente pero acalla conciencias. Respecto a los bebés supongo que puede ser para eso de darle emoción.....para ello, nadie mejor que Roberto Brasero para transmitir el parto como si se tratara de un huracán :-). Un abrazo Josep, me lo he pasado genial leyéndote.

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    1. Hay muchas formas de acallar la conciencia y supongo que esa es una como otra cualquiera. Mientras se disfruta de una suculenta comida (una mariscada, un buen asado o un chuletón), no se piensa en las calorías, solo se vive el momento. Y suele ser muy difícil sustraerse a la tentación cuando te muestran un delicioso surtido de postres. Es luego, cuando le llega el turno al café, solo o cortado, cuando aparecen los remordimientos, jeje.
      Uy, Brasero retransmitiendo un parto sería la monda lironda, jajaja.
      Un abrazo y también te agradezco tu tiempo.

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  8. Bueno, yo te voy a dar mi opinión sobre los tres interrogantes que planteas y lo haré empezando por el final.
    No entiendo eso de no querer saber si es niño o niña hasta el momento del parto, yo soy de las que quiero tener toda la información (aunque no sirva para nada) en el momento que algo se sabe, luego ya veré qué hago con dicha información, pero que me la digan. En el caso concreto de mi hija, saber su sexo supuso ganar una porra, pero esa es otra cuestión.
    Lo de la sacarina es de traca y más habitual de lo que parece. Yo me pregunto lo mismo que tú, pero creo que es una cuestión de "percepción psicológica" o algo así, es como si al añadir la sacarina se demostrara fehacientemente que la ingesta de calorías no es tan grave. No sé, yo siempre uso azúcar, pero no utilizo todo el sobrecito que me ponen porque la cantidad es exagerada.
    Lo de los meteorólogos creo que es por eso que tú mismo comentas: un anticiclón con sol y buen tiempo es muy soso, donde esté una ciclogénesis explosiva que se quite la bonanza climática, dónde va a parar. De todas formas, hay gente a la que le va la marcha.
    Preguntas que no tienen respuesta tengo muchas, pero una de andar por casa y que "higiénicamente" me preocupa: ¿por qué se ensucian las toallas si las utilizamos para secarnos después de habernos lavado las manos (o la cara, o lo que sea)? De esta pregunta se derivan otras como ¿utilizamos el jabón correctamente? ¿la industria jabonera se ha confabulado con la textil-toallera para que consumamos más productos y usemos las lavadoras más de lo necesario y así ayudar a las fábricas de electrodomésticos?
    Y lo dejo ya que puedo entrar en un bucle paranoico-conspirativo y no acabar, ja, ja, ja.
    Me encantan tus disquisiciones, tanto que yo me enrollo como las persianas.
    Un beso grande.

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    1. Bueno, Paloma, veo que no estoy solo ante esas incógnitas sobre el comportamiento humano, jajaja.
      Ahora que lo mencionas, la pregunta sobre las toallas también me la he hecho muchas veces, jeje.
      Una cosa es usar la secadora cuando, tras un uso continuado, están húmedas, pero lavarlas con frecuencia me parece ilógico pues, como apuntas, uno las usa cuando su cuerpo está limpio tras una ducha o un lavadod emanos. Además es antiecológico, por el uso innecesario de detergente. En muchos hoteles te advierten que solo pongas las toallas para lavar si lo consideras estrictamente necesario. Aparte de un posible interés protector del medio ambiente, supongo que lo que más les interesa es el ahorro energético y en jabón. Pero no deja de ser válido. Hay que ser eficiente, jeje.
      Y no sé si la industria jabonera se ha confabulado con la toallera, pero sí, como bien dices, con la de los electrodomésticos, especialmente cuando una determinada marca de lavadoras o de lavavajillas recomienda el uso de una determinada marca de detergente o de desincrustante, jeje.
      Un beso.

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  9. A falta de respuestas ajenas, tengo que deducirlas yo mismo, jeje. Y aun adivinando lo que motiva a cada grupo que detallo en este post a actuar de ese modo, sigo sin saber exactamente el por qué gusta tanto a la gente dar y recibir malas noticias, retrasar el conocimiento de una información importante o compensar los remordimientos de una forma tan pueril, jeje.
    Un abrazo de vuelta.

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  10. Imagino que cada uno de nosotros tendrá una respuesta para cada una de tus disquisiciones y que muchas de ellas coincidirán, pero es que los seres humanos somos producto de la evolución,... y la evolución viene determinada por el medio,... y el medio en el que se desarrolla una especie viene determinado por también por el clima,... y quizás por ello nos interese de sobremanera el tiempo,... climático claro!
    Un abrazo Josep Mª,... creo que la la vida hay que regarla con mucha filosofía, ¿no te parece? ;)

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    1. Supongo que es una especie de biodiversidad que hay que conservar, jeje.
      Cada uno se ha adaptado a su medio y como la evolución natural de las especies es un proceso muy lento, tendremos que esperar unos cuantos siglos más para ver cómo se producen los cambios. Lástima que no lo veré.
      Un abrazo.

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  11. Un placer leerte y a la vez el haber aprendido

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    1. Me alegro que hayas aprendido algo de este reflexión, aunque solo sea ver cómo cada cual tiene sus gustos e ideas.
      Saludos.

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  12. Alguna de tus preguntas y respuestas las comparto, la de la sacarina siempre me hace sonreír.
    Hace un tiempo en una cena cuando llegamos a los postres, todas las féminas pedimos la carta de postres para un rato después decir que no queríamos nada o lo más que compartiríamos alguno de los postres que ellos sí habían pedido. Estuvimos debatiendo si eso era tan habitual como ellos decían y no llegamos a ninguna conclusión pero sí compartimos algunas cucharaditas de sus postres.
    Besos

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    1. Para mí, la de la sacarina es, posiblemente, la conducta más incongruente y, en cambio, la más comprensible. Actuamos por impulsos y, ante una buen surtido de platos sabrosos, nos dejamos llevar por el instinto animal de supervivencia biológica, jajaja. Luego ya llegará el momento de la contrición y de hacer las paces con nuestra conciencia aliviando la ingesta desemsurada de calorías aunque solo sea con un ahorro energético ridículo, jeje.
      Besos.

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  13. Hola.
    La primera pregunta me ha sorprendido porque hacemcuho qu eno veo El Tiempo, lo busco en Internet, jejeje.
    Lo dle sexo del bebé...yo no podría esperar, pero muchos famosos o youtubers lo hacen porqu easí los videos de los partos o primeras exclusivas valen más. El resto d emortales, pues ni idea.

    Y lo de la sacarina...mi cuñada lo hace por una razón. Odia el azúcar, si nota un mínuimo grumo de azúcar se muere de asco, pero le gusta el café dulce así que lo toma con sacarina haya comido lo qu ehaya comido, mucho o poco. El resto de la gente no sé decir, pero lógico no parece.
    Muy feliz martes.

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  14. Hola, Gemma. Vaya, eres de las pocas personas (porque no creo que seas la única) que no ve las noticias del tiempo por la tele. No sabes lo que te pierdes, pues a veces resulta muy divertida toda esa teatralidad que le dan algunos meteorólogos, jeje.
    Pues mira, no había pensado en esa opción de retrasar la identidad sexual del bebé para dar más exclusivas durante el embarazo. Aunque, claro, esa sería una tendencia actual y solo para gente famosilla, y esa práctica de alargar el suspense ya viene practicándose desde hace muchos años. Así que ya tenemos otra causa que añadir al saco, jeje.
    Y lo de tu cuñada sí que es comprensible. De hecho ya lo contemplaba en mi entrada. Para gustos...
    Un abrazo.

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