Eduard A. Murphy (1918-1990), ingeniero aeroespacial estadounidense, experto en sistemas de seguridad, formuló la famosa teoría que dice que si algo puede salir mal, saldrá mal. Ignoro en qué se basó para formularla pero la verdad es que cuando vemos que la tostada siempre cae al suelo por el lado de la mermelada o cuando de todos los posibles temas de un examen ha ido a salir justamente el que no habíamos estudiado, creemos a pies juntillas que Murphy era una especie de profeta.
Yo tengo mi propia ley con dos variantes. La primera viene a decir algo así como que si piensas mucho en que algo va a ocurrir, no ocurre o, por lo menos, no del mismo modo en que lo habías imaginado. Doy fe de que a mí me funciona.
Que conste que no soy supersticioso porque, entre otras cosas, dicen que trae mala suerte, pero sí os puedo asegurar que tan bien funciona esta parte de la ley que intento no imaginarme algo con ahínco porque entonces sé no se cumplirá. Un claro exponente de ello es que nunca me ha tocado la lotería porque no puedo evitar imaginármelo con todo lujo de detalles. Me veo comprobando el número y la serie repetidas veces, incrédulo de lo que ven mis ojos, se lo digo a mi mujer para que lo compruebe a su vez y, no satisfecho con ello, le entrego el boleto al director de nuestra sucursal bancaria para que haga lo propio y se encargue de cobrarlo e ingresarlo a nuestra cuenta. Luego me imagino el uso que hacemos de los millones (porque siempre son millones): lo que gastaremos en alguna reforma del piso, en algún viaje, en cambiar el coche; lo que repartiremos entre la familia; lo que daremos a alguna ONG; lo que quedará como ahorro vitalicio y para nuestra descendencia. Y, claro, ya se sabe cómo termina el cuento de la lechera.
Os parecerá broma pero no lo es. Siempre que me imagino, con pelos y señales, cómo se desarrollará un hecho que me atañe de forma especial, el resultado es completamente distinto. ¡Cuántas veces, en mi dilatada carrera profesional, imaginé cómo sería una entrevista de trabajo y me la preparé como si de un examen se tratara y luego todo fue por otros derroteros y no me sirvió de nada tanta preparación. Y aún así, nunca fui capaz de presentarme a una sin llevar un guión aprendido. Siempre el “por si acaso”.
La segunda variante de mi ley es más curiosa, si cabe, rayando lo paranormal. Solo funciona si el pensamiento se plantea en negativo. Esta variante viene a decir que si no me veo haciendo algo, es que no lo haré. Si, por ejemplo, hay un viaje o excursión de por medio que no me apetece hacer, si unos amigos me han invitado a una cena o a un concierto y no me agrada la idea, si no sé si la empresa con la que he tenido la entrevista de trabajo me admitirá, solo tengo que imaginarme en esas circunstancias. Si no me veo haciendo el viaje o la excursión, cenando o en el concierto con mis amigos, o trabajando en esa empresa, si cualquiera de esas situaciones me resultan extrañas, fuera de lugar, es que no ocurrirán. Resulta difícil expresarlo en palabras, es una sensación de irrealidad.
Así pues, sumando las dos variantes, mi ley, la Ley apócrifa de Josep M. Panadés (Barcelona, 1950), pendiente de reconocimiento público (la ley, no el autor), dice que si me imagino mucho que algo va a ocurrir, no ocurre y si no me lo puedo imaginar, no ocurre. Entonces ¿cuándo puñetas ocurre lo que quiero que ocurra? Pues cuando no pienso intensamente en ello dándolo por hecho. Todo lo contrario de lo que preconiza “El secreto” (Rhonda Byrne, 2006), el libro superventas basado en los trabajos del iluminado (o fabulador, o embaucador, o vendedor de humo) William Walker Atkinson (no sé si tendrá algún parentesco con Rowan Atkinson, creador de Mr. Bean), que afirma que con solo imaginar que algo bueno te va a ocurrir (encontrarte en el buzón un cheque para poder pagar tus deudas, una estilográfica de oro en el suelo de la estación de tren, y chorradas por el estilo), imaginándotelo como si ya hubiera sucedido, se materializará en un breve periodo de tiempo (horas o días).
Yo no llego tan lejos en mis predicciones. Mi “secreto” es muy distinto. Yo os aconsejaría que dejéis de pensar en la lotería, en el chalé con piscina, en la chica o chico que os queréis ligar, en que la próxima nómina vendrá con el aumento prometido, etc., etc., porque todo eso solo ocurrirá si debe ocurrir y cuando deba ocurrir. No sé a quién atribuirle esta ley pero esta sí que es cierta.
Hola!!!!!
ResponderEliminarA mí me ocurre mucho la segunda parte. Si no me apetece ir a un sitio y me imagino constantemente que no me veo allí,, muchas veces, no todas pero sí muchas, eso que quiero evitar al final se anula o surge algo que me impide ir.
Me ha encantado leerte, un abrazo y feliz finde.
Hola Marigem!
EliminarPues eso significa que algo hay de cierto en esa supuesta ley. Por lo menos ya somos dos que hemos vivido la misma experiencia.
Agradecido por tu visita y tu comentario.
Un abrazo.
Vaya con tú ley de Murphy, mira qu esi te toca la loteria? ejeje, yo soy mucho de darle vueltas a lo que sucedera, pero a veces prefiero dejarme llevar porque me siento a veces gafe, muchas veces por ejemplo, cuando hay que aparcar le digo a mi pareja, "ahora veras tú dos horas para aparcar y tachan, si no hubiera dicho lo dicho estaría mas mona, porque enseguida aparcamiento, d emodo que mejor imaginarse las cosas o mejor dejarse llevar que si no a veces las cosas no se cumplen. un abrazo y buen fin de semana, de este primero de Abril. teresa
ResponderEliminarBueno, Teresa, pues a ti lo que te ocurre es lo que dice la autora del libro "El secreto", que si piensas en algo positivo, acabará sucediéndote. De hecho, ese es uno de los ejemplos que pone, el del pensar que encontrarás aparcamiento.
EliminarSi quiero encontrar una plaza de aparcamiento no debo pensar en ello y dejar que el azar o lo que sea me lo conceda, jeje
Un abrazo y que también pases un buen fin de semana.
Josep, creo que solo ocurren las cosas malas que piensas. A mi particularmente ya me da miedo que mi imaginación se pare en una cosa que pueda ocurrir (hablo de mi entorno particular), porque ocurre, no inmediatamente, pero con el tiempo... pura casualidad, pues no lo sé, pero procuro desechar lo que me viene a la cabeza. Sin embargo las cosas que me gustarían, jamás, jajaja.
ResponderEliminarLa ley de Murphy, es la pera... un día busqué algo sobre ello, y casi me troncho de risa de los ejemplos que ponían y que desde luego eran ciertos, venía hasta un gif animado de la fila en el supermercado... te cambias pensando que vas a llegar antes, y resulta que nada más que te pones en la segunda fila, se para, jajajaja.
Pues nada amigo, no te hagas el cuento de la lechera, que quizás te sale.
Un abrazo.
Hola Elda,
EliminarQuizá deberíamos enunciar muchas leyes. Cada uno tiene la suya, supongo. No creo que exista una ley universal, que funcione para todos de igual modo. Muchas veces es la forma en que percibimos lo que nos ocurre lo que hace que supongamos que hay una norma. Solemos acordarnos más de las cosas malas que de las buenas.
Mejor no pensar en nada en concreto, por lo menos no obsesionarnos, y dejar que todo fluya.
Muchas gracias por tu visita y por dejar tu punto de vista.
Un abrazo.
Interesante tu "ley apócrifa de Murphy", Josep, pero muy divertida. He tratado de recordar situaciones que pudieran encajar bien en tus supuestos, pero la verdad es que debo ser premonitoriamente muy desordenada, porque unas veces es como tú dices y otras justamente al contrario. De todas formas debo reconocer que conmigo Murphy tampoco acierta de lleno... ¡la de veces que la tostada cayó por el lado libre de mermelada en mi caso! (por poner un ejemplo).
ResponderEliminarAhora que lo pienso, quizás soy la excepción que confirma ambas reglas :))
Un ocurrente y original post. Me he divertido leyéndote.
Un abrazo!!
Pues quizá seas un ejemplar digno de estudio, jajaja
EliminarO quizá la ley de Murphy debería ser degradada a simple teoría.
Me alegro que mi estrambótica reflexión te haya divertido.
Un abrazo.
Yo creo en el destino por eso de que las cosas ocurren por una razón. Porque todas las circunstancias te acaban llevando al mismo camino como si ya estuviera predispuesto. Eso sí, el destino es exigente. No va a buscarte tienes que ir tu a por él con esfuerzo. En fin creencias hay para todos los gustos. Un abrazo!
ResponderEliminarDesde luego, cada uno se plantea el destino de un modo distinto. Yo no creo que nuestro futuro esté escrito, sino que lo escribimos nosotros con nuestras decisiones. Una decisión nos lleva a otra y así seguimos un camino que lo trazamos sin darnos cuenta. Pero mirando atrás desde el presente sí da la sensación de que ha habido una coherencia en todo lo que hemos hecho. Azar o necesidad, esta es una constancia y vieja reflexión e incógnita que nadie ha sabido desentrañar. Ante la duda, cada cual tiene sus creencias.
EliminarMuchas gracias, Aida, por tu comentario.
Un abrazo.
No sabes cómo te comprendo. Yo siempre he dicho que conmigo la Ley de Murphy no se cumple, se ensaña. Pero, al igual que tú, no soy supersticiosa porque trae mala suerte; aunque mala suerte yo tengo ya un rato.
ResponderEliminarUn amigo mío me dice que tengo que pensar en Google, se refiere a ese apartado que pone "voy a tener suerte" para atraer la buena fortuna. Puede que a mi amigo y a Atkinson (el iluminado, no el actor) les funcione pero a mí no.
Genial entrada, me he divertido mucho. Ya aprovecho y me quedo por aquí.
Un abrazo.
Hola Kirke!!
EliminarBienvenida s este blog. Más que pensar en el aforismo de Google, yo te recomendaría escuchar la canción de Serrat "Hoy puede ser un gran día".
Yo creo que cuanto más lejos esté Murphy y su dichosa Ley, mejor. Supongo que él debió ser un perfecto gafe, jeje.
Me alegra que me hayas visitado y te haya gustado lo que has visto y leído. Y, de paso, te invito a pasarte por mi orto blog "Retales de una vida", si te gustan los relatos de ficción. Puedes volver siempre que lo desees.
Un abrazo.
jajajaja me ha hecho gracia, Josehp, lo d la loteria o pensar la novia para ligar jajajaj en eso te doy la razón , aunque yo si suso con frecuencia este término de la ley Murphy, a ver yo no estoy pensando en la loteria , pero si muchas veces me visualizo el día que consiga trabajo tengo mas de 5 años en el paro y la verdad jamas me habia pasado pero estoy constantemente pensado en ello cuando se lo diga a mi hija o mi hermano o ami madre que han sido mi apoyo pero no he dejado tampoco de luchar ni de hacer cosas pero estoy las 24 horas pensando en ese gran dia aunque tenga asumido que no sucederá pero si hago cosas, todos los dias todo los dias, no sé a que vino esto en fin... pensando en alto será , un beso amigo desdemi brillo del mar
ResponderEliminarBueno, Beatriz, a todos nos ocurre que, a veces sin querer, nos obsesionamos con algo que deseamos con todas nuestras fuerzas. Pero por mucho que pienses en algo, no por ello sucederá, por mucho que hayan teorías que lo afirmen.
EliminarMuchas gracias por venir a leerme y dejar tu comentario.
Un abrazo.
Me has hecho sonreír con tu entrada, esas leyes que se cumplen "a ratos" y cuando menos lo esperas.
ResponderEliminarLos libros de autoayuda son un filón para unos cuantos, escriben, escriben y escriben y siempre aciertan.
Si se cumple...es que lo que ellos habían dicho era adecuado, si no se cumple es porque no te has esforzado suficiente, vamos que el que lee siempre acaba tocado jajaja
Así que yo te hago caso y me quedo con Serrat intentando hacer de mis días "un gran día".
Un saludo
Siempre hay falsos profetas que, a base de inventiva y echarle cara al asunto, se llenan los bolsillos a costa de la ingenuidad o superstición ajena.
EliminarLo importante en esta vida es afrontarla con optimismo, con energía positiva. Eso hace que realices tus tareas con una mejor predisposición e iniciativa y es esa actitud la que favorece que hagas las cosas bien y, por lo tanto, que te salgan bien.
Muchas gracias, Conxita, por participar de este mini-debate.
Un abrazo y que pases un gran día, como dice el maestro Serrat.