Nací para vivir. Puede parecer una perogrullada pero no lo es. Nací muerto, me dijeron. Al menos así lo creyeron mis padres y la propia comadrona que atendió el parto.
Me dejaron, amoratado y sin respirar, sobre una sábana, creyéndome muerto, sin siquiera haberse percatado que era un niño, el primero después de dos niñas.
Y solo, sin ayuda ajena, volví a la vida, si es que la había realmente dejado. Solo, empecé primero a moverme tímidamente, luego a gimotear y finalmente a gritar, como si quisiera regañar a quienes me daban la espalda con la tristeza pegada a la cara y en el alma.
Tenía que vivir y aun no sé muy bien porqué. Por lo menos, no sé si he tenido una misión que llevar a cabo y, por tal motivo, algo o alguien me reanimó.
Nacemos, nos reproducimos (la mayoría) y morimos, como cualquier ser vivo. Vista de este modo, la vida es como una novela, construida en tres partes: introducción, nudo y desenlace. Yo ya he completado las dos primeras y solo deseo que pasen muchos años hasta llegar al punto y final de la historia.
Cuando nació mi primera hija, inicié la segunda parte del libro de mi vida, dio comienzo una nueva generación que hoy la forman dos chicas ya en la edad adulta. Hasta hace muy poco, me preguntaba si habría y si vería una tercera generación en nuestro hogar.
Hoy he recibido respuesta a la primera duda: mi hija mayor me hará abuelo. Ahora solo falta una respuesta a la segunda: si viviré lo suficiente para verlo. Solo serán treinta y dos semanas de espera y todavía soy lo suficientemente joven, pero, de todos modos, esta espera, llena de inquietud y, a la vez, de ilusión, se me hará muy larga. Soy tan impaciente…
Si nací para vivir, quiero vivir para ver nacer y crecer a mis nietos y/o nietas, lo/las que van a formar una nueva generación, la tercera, ahora mismo, en casa. Una cuarta, dudo mucho que pueda verla pero quién sabe. Mis padres llegaron a ser bisabuelos, ¿por qué yo no?
Si los dos momentos más emotivos de mi vida fueron los nacimientos de mis hijas, espero poder disfrutar de nuevos instantes tan felices como aquellos, al contemplar la carita, enrojecida, hinchada o arrugada, de los bebés que verán la luz antes de que la mía se apague.
¡Felicidades futuro abuelo! Déjame decirte que yo creo plenamente en que nacemos para "algo", quizá a cada quien le toca una parte diferente de la historia, algunos una misión pequeña o que pareciera insignificante, pero no por ello menos importante. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Aida, por partida triple: por leerme, por el oportuno comentario y por la felicitación. Descubrir el motivo de nuestra existencia ha sido y es, en la cultura oriental, la base para llegar a la felicidad. Yo todavía estoy en ello y, de momento, puedo considerarme aceptablemente satisfecho y feliz. Cuando logre ese descubrimiento (si lo logro), ya será el no va más.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hay momentos en la vida tan señalados e importantes, tan grabados en la mente, tan entrañables, que esos son los que nos hacen latir, sentir y por los que seguir viviendo, Josep.
ResponderEliminarNacemos para amar y sentir el cariño de quiénes amamos, que son los momentos tan importantes, los que nos hacen crecer y vivir por ellos.
Me encantó tu entrada, Josep.
Un beso.
Realmente, la vida sin amor no sería nada. Son esos momentos, cuando amamos y somos amados, que dan sentido a la vida.
EliminarMuchas gracias por tu presencia y por dejar este bello comentario.
Un abrazo.
Qué hermoso y qué gratificante es el momento de la llegada de un nuevo miembro a la familia, y más si es considerado como una buena noticia para todos. La vida se abre paso, alarga los árboles genealógicos de una familia, la hace más rica en vivencias y amor y le otorga nuevo sentido, aunque también más responsabilidades. Imagino que estaréis todos felices, enhorabuena!!
ResponderEliminarPor lo demás, tu voluntad de vivir está clara. Esperemos que tu libro sea muuuuy largo y la historia que cuente tu existencia esté llena de buenos momentos como el que se acerca.
Precioso tu texto, me ha parecido de una gran sensibilidad.
Un abrazo y felices fiestas!!
Muchas gracias, Julia, por tu comentario. Es maravillosos que, a estas alturas de la vida, uno pueda seguir experimentando ilusiones y haciendo planes de futuro, aunque sea a medio plazo. Para mí, la familia siempre ha sido lo más importante aunque el maldito trabajo me haya obligado, algunas veces, a prestarle menos atención de la necesaria. Ahora, con la jubilación, ha llegado el momento de resarcirme. Nunca es tarde.
EliminarUn abrazo y también te deseo unas felices fiestas..
No tienes nada nuevo, pero te dejo mis buenos navideños.
ResponderEliminarPorque el mundo bloguero es como una familia en la que estamos enlazados entre letras y amistad, por eso mismo, no puedo dejar de desearte unas felices navidades llenas de amor, paz y felicidad y que el nuevo año venga lleno de nuevos proyectos y deseos cumplidos.
Un beso.
Yo también te deseo, María, unas muy felices fiestas y un año nuevo repleto de felicidad. Que sigamos siendo millonarios en ilusiones y en proyectos y que éstos se hagan realidad en la medida de lo posible.
EliminarEn este blog no publico con tanta asiduidad como en el otro que tengo en castellano con el nombre de "Retales de una vida" que empezó siendo, como su nombre da a entender, un rincón para los relatos intimistas, para mutar a los de ficción y fantasía. Si te aburres (cosa que dudo) o simplemente sientes curiosidad, te invito a visitarlo. Encontrarás aquí, en el margen derecho (mis otros blogs), el enlace.
Un beso.