jueves, 18 de abril de 2024

Volando voy, volando vengo

 


El precio de la vivienda, tanto de propiedad como de alquiler, es cada vez menos asequible para muchas familias y especialmente para las jóvenes parejas que quieren convivir juntas y los jóvenes que quieren independizarse. En estos casos, encontrar un piso, sobre todo en ciudades como Madrid o Barcelona, es cada vez más complicado debido a los precios desorbitados y a los alquileres excepcionalmente elevados. Y aunque muchos intentan compartir habitaciones o vivir en poblaciones dormitorio, en muchos casos tampoco les alcanza el dinero. Prueba de esta escandalosa situación, las redes sociales se hicieron eco recientemente de un caso en el que se alquilaba en Madrid un piso, por llamarlo de alguna forma, de doce metros cuadrados por 475 euros al mes. Increíble pero cierto.

Si esta situación se agrava en poblaciones eminentemente turísticas, el caso de Ibiza roza lo esperpéntico.

Es bien sabido que el turismo se asienta en la hostelería y la restauración. Cuantos más hoteles y restaurantes, más flujo de turistas, tanto españoles como extranjeros. ¿Y de quién dependen ambos negocios? De sus trabajadores. Pues resulta, como decía, esperpéntico que estos empleados de temporada no hallen donde caerse muertos a la hora de descansar, teniendo algunos que dormir en un sofá arrendado por 500 euros al mes —que el arrendador califica como un auténtico “chollo”— o, en el mejor de los casos, en furgonetas y autocaravanas. Y todo porque con sus salarios no se pueden permitir pagar un alquiler mínimamente decente, si es que pueden encontrar algún piso disponible que no se haya destinado al turismo. ¿No es un contrasentido? Se necesitan trabajadores, pero no tienen donde alojarse.

Un caso aparte y especialmente llamativo es el de Karla Andrade, una maestra de primaria mallorquina que trabaja en un colegio de Ibiza, al que fue destinada y que, debido a los inconvenientes del alto precio de la vivienda en esa isla balear, debe tomar dos aviones diarios para desplazarse de su residencia a su lugar de trabajo y de vuelta a casa, un problema que comparte con otros muchos trabajadores en sus mismas circunstancias.

Según ha contado esta joven, el coste de los vuelos es de unos 800 euros al mes, y eso gracias a la bonificación existente para los residentes que vuelan interislas, mientras que el alquiler de un piso en Ibiza puede rondar, lo más barato, unos 1.400 euros, a todas luces impensable para quien —según las fuentes consultadas— gana unos 1.200 euros al mes. Por lo tanto, si a este sueldo se le restan los 800 euros de transporte aéreo, a nuestra profesora le quedan 400 euros mensuales netos para vivir. Es de suponer que, al vivir en pareja, ambos contribuyentes a la economía familiar puedan hacer frente a los gastos de supervivencia.

Si hablamos de viviendas de compra, en términos absolutos, el precio más elevado en las islas Baleares se sitúa precisamente en Ibiza, con una media de unos 4.000 euros el metro cuadrado, habiendo alquileres por habitación que llegan a la friolera de 2.400 euros mensuales, todo un despropósito.

Si la Constitución española consagra el derecho a una vivienda digna, ¿cómo es que ninguna institución pública ha calibrado la magnitud de este problema, que en el caso concreto de las islas Baleares provocará un colapso por falta de trabajadores públicos y del sector turístico privado?

En todo el territorio español, con las lógicas diferencias entre Comunidades, la vivienda se ha convertido en un auténtico problema, por su encarecimiento y por la falta de vivienda social, que la recientemente aprobada (mayo de 2023) Ley de la vivienda no ha conseguido todavía paliar y que muy probablemente hallará serias dificultades para su desarrollo, bien por falta de interés político real o de coraje, bien por las presiones y renuencia de los especuladores y fondos buitre. Y ya sabemos que las leyes, por muy beneficiosas que sean para la ciudadanía, una vez aplicadas pueden cambiarse tan pronto cambia el partido en el Gobierno.

Y hasta que este problema no se resuelva —si es que se resuelve—, la multitud de trabajadores que se ve obligada a desplazarse en avión de su lugar de residencia al de su trabajo y viceversa, por falta de una vivienda asequible donde establecerse definitivamente, que lo pague con el sudor de su frente y que se aplique la canción: Volando voy, volando vengo; por el camino yo me entretengo.


18 comentarios:

  1. Diría sin miedo a equivocarme, que es el principal problema en España.
    Ratifico lo que dices de Ibiza, pues tengo una hija viviendo allí y también lo penoso que es vivir en Barcelona, en mi caso ya me he trasladado a otra población y ta veremos si no me tengo que ir más lejos, para cuando se me acabe el contrato.
    Un abrazo.

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    1. Encontrar un trabajo y una vivienda digna son, en este momento, los dos problemas más acuciantes en nuestro país. Mucha gente se ve obligada a ir cambiando de residecia en busca de una vivienda más asequible, pero hasta cuándo. Es una pena que quien tiene el poder de solucionarlo se tome tanto tiempo en hacerlo.
      Un abrazo.

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  2. Yo también creo que es uno de los problemas más graves que tenemos actualmente en España.
    Un abrazo.

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    1. A ver si de una vez por todas alguien toma cartas en el asunto y se resuelve de una vez por todas este problema.
      Un abrazo.

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  3. Es vergonzoso lo que pasa con la vivienda, sobre todo en esos alquileres de unos poquitos metros donde solo cabe una cama y una cocina para guisar, y cueste cuatrocientos euros o más. Y lo increíble es que los alquilan.
    Si se está esperando a que lo solucionen los políticos, los que no tienen donde vivir lo tienen claro, porque está visto que a ellos lo único que les importa es mantener su puesto. La verdad es que es indignante este tema que tan bien lo has relatado.
    Un abrazo Josep.

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    1. Al principo solo veíamos casos como este, de familias hacinadas en un espacio insuficiente para llevar una vida normal, en los inmigrantes sin apenas recursos económicos, o en okupas. Pero ahora esto va siendo cada vez más habitual en cualquier ciudadano que aunque tenga un salario mínimamente aceptable, no pueda permitirse el lujo de alquilar (ya no digo comprar) un piso en condiciones decentes.
      Mientras haya políticos que vivan en pisos de un millón de euros y tengan intereses en inmobiliarias a las que no les interesa que se reduzca los precios de la vivienda, lo tenemos claro. Al final habrá quien tenga que vivir en una cueva o bajo un puente, y aun así tendrán que pagarlo.
      Un abrazo.

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  4. El caso de Ibiza hace años que es esperpento tal cual. Lo malo es que si el sueldo medio español es de 1.700 euros, el coste medio de alquilar sean más de 1.000. Así es imposible. De comprar ya ni hablamos.

    País raro el nuestro, seguro. Un abrazo y suerte a esa profesora, la necesita.

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    1. Los entendidos en la materia advierten que no se destine más de un 30% de los ingresos en vivienda, así que si hacemos cálculos, los números no salen, pues después de pagar el alquiler hay que pagar la comida, la luz, el agua y otras muchas facturas. Así no hay quien llegue a final de mes.
      Un abrazo.

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  5. Tengo una prima que vive en Ibiza y el otro día precisamente me contaba el caso de las autocaravanas donde duerme la gente y que, a veces, están en sitios no permitidos. Se da la paradoja de que algunos de los policías o guardias civiles que van a desalojarlos cuando se les llama viven también en autocaravanas porque son funcionarios destinados allí y sin posibilidad de alquilar vivienda. Imagino que ellos tendrán la autocaravana en un lugar adecuado, ja, ja.
    Siempre he dicho que el capitalismo morirá de éxito y esto son síntomas de que empieza a agonizar.
    Un beso.

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    1. Es realmente paradógico que los agentes que tienen que desalojar a los que se asientan en caravanas también vivan del mismo modo. Si no fuera por lo dramático del caso, sería para reírse.
      Si nuestro país vive sobre todo del turismo y este muere de éxito, nuestra economía se va al carajo.
      Siempre se ha pregonado que es tan culpable de un acto cruel quien lo comete como quien lo permite. Así que nuestros políticos tendrán que aplicarse el cuento.
      Un beso.

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  6. Tremendo y esperpéntico, pero ahí nos quedamos. Quien tiene una vivienda (a veces un cuchitril, una autocaravana o hasta un sofá)no se para a pensar en el problema que supone para el posible inquilino el exorbitante precio de alquiler que le pone. Pero es fácil que ese mismo propietario explotador cuando está tomando unas cañitas con sus amigos coincida con ellos en que la vivienda es un problema muy gordo en España. ¿Habrá hipocresía mayor?
    Es parecido a lo de los alquileres turísticos. Todos lo vemos como un problemón, pero los propietarios -muchos también dicen que lo es- en cuanto tienen ocasión allá que ponen en alquiler por fines de semana o poco tiempo más esa propiedad, aunque en su fueron íntimo piensa que no debería hacerlo.
    Es un problema de país y todos somos los que lo formamos y lo hacemos día a día con nuestras decisiones.
    Un abrazo, Josep

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    1. Es lógico que el propietario de una vivienda en venta o alquiler quiera sacarle el máximo provecho, pero dentro de lo que se considera normal y justo. Aprovecharse de las necesidades de la gente me parece pura codicia y egoísmo. Y, como no, hipocresía, ya que, como bien dices, si se les preguntara, se mostrarían empáticos con la situación general de la vivienda en España. Por regla general, el vendedor, o alquilador, sobrevalora su propiedad, pero si fuera él quien se viera en la necesidad de comprar o alquilar esa misma propiedad por el precio que ha fijado, lo consideraría abusivo. Y si hablamos de los propietarios de todo un inmueble y de las constructoras, solo piensan en amasar el máximo de dinero sin importarles las dificultades económicas de la ciudadanía. Es por ello, que las administraciones, locales, autonómicas y centrales, deben poner coto a tales desmanes. Pero en este país, por muchas promesas verbales que se hagan, la inactividad y la desidia campan a sus anchas.
      Un abrazo, Juan Carlos.

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  7. Un contrasentido como dices. Y los que se joden siempre son los mismos, que no tienen más que hacer. Somos afortunados amigo.
    Abrazos

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    1. A los ricos no les importa si a la clase media y baja les resulta imposible disponer de una vivienda digna a un precio razonable, pues ellos tiene perfactamente cubierta esta necesidad viviendo en pisos y casa de lujo. E igual se comportan los empresarios inmobiliarios. Solo desean enriquecerse a costa de los demás.
      Un abrazo.

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  8. Hola , Josep Maria.
    Con el tema del alquiler hay auténticas aberraciones, hace unas semanas vi que se alquilaba un balcón, un BALCÓN, y yo me pregunto; esta ilegalidad no hay ningún cargo que haga algo para que no suceda. Porque en muchos casos se trata de necesidad y por ello, hay muchos otros que se aprovechan.
    Estupenda crítica.
    Un beso.

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    1. Hola, Irene.
      Que se alquilen balcones para ver pasar un desfile, como las procesiones de semana santa, tiene su pase, aunque aquí también se hacen verdaderos abusos, pero mientras haya quien lo pague a gusto, nada que decir. Pero que un habitáculo, sea un balcon o un colchón en un cuartucho de mala muerte y sin ventilación (hay quien alquila trasteros) es de juzgado de guardia, pero como nadie hace nada al respecto, siguen estos abusos que rayan la delincuencia.
      Un beso.

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  9. De seguir así la cosa iremos a una japonización con los hoteles cápsula o cualquier otro tipo de zulo que invente algún iluminado. Me ha sorprendido el tema de los traslados en avión lo que muestra que ya estamos al límite en una situación muy compleja de resolver. La emancipación así es imposible lo cual es otra derivada del infernal problema de la vivienda.
    Un abrazo, Josep.

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    1. Hola, Miguel.
      En Barcelona un iluminado diseñó unos microapartamentos, tipo zulo, en el que solo había espacio para una cama y poco más. O sea, lo mismo que esas cápsulas japonesas, pero tengo entendido que en Japón solo están destinadas para pasar una noche, no para vivir. No sé cómo terminó ese proyecto barcelonés. Solo recuerdo que el Ayuntamiento no quería darle los permisos pertinentes. No me extrañaría que estuvieran funcionado sin permisos, pues el promotor-diseñador había invertido bastante pasta.
      Un abrazo.

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