sábado, 3 de febrero de 2024

¿Espionaje o chivatazo?

 


Todos sabemos, y ya nos hemos acostumbrado, aunque nos resulte odioso, que estamos constantemente vigilados por una especie de Gran Hermano, que registra nuestros movimientos, hábitos, gustos, compras y vete tú a saber qué más.

La tecnología que hemos abrazado con entusiasmo o, por lo menos, resignación, controla lo que consultamos en internet. Acabamos de comprar un artículo online y al poco aparece en nuestro móvil, calificado como Smart phone para que quede constancia de su inteligencia, anuncios ofreciéndonos productos similares e incluso los mismos que ya hemos adquirido. Haces una reserva en un hotel a través de una plataforma de búsqueda y reservas, y a partir de entonces esa plataforma que utilizaste te acribilla con nuevas ofertas. No obstante, todo ello es fruto de un programa de rastreo y algoritmos diseñados para tal fin. Muchas veces, de forma automática o inconsciente, estamos entrando en ese sistema aceptando con un clic el uso de cookies. Por lo tanto, no es el ojo humano el que nos controla.

Lo que aquí me trae en esta ocasión es la sospechosa casualidad de algunas ofertas telefónicas. Cuando algo casual nos sucede una vez, reafirma dicha casualidad, pero cuando tiene lugar en varias ocasiones y en idénticas circunstancias, ya huele a chamusquina.

En más de una ocasión, en los últimos meses, tras hacer una reclamación telefónica sobre un error o cargo excesivo en la factura (dos veces con Endesa, una vez con Movistar y otra con Natuygy), al día siguiente o al cabo de unos pocos días, recibí una llamada de alguien que solo se identificó por su nombre de pila, preguntando por mí, como titular del contrato, para ofrecerme una rebaja, pues “era consciente” de que pagaba más de lo debido. La primera vez que me ocurrió, acababa de presentar una reclamación a Endesa por un cargo exagerado y erróneo en el consumo de electricidad. Estaba realmente furioso porque no era la primera vez que presentaba la reclamación, tanto verbal como escrita, sin recibir ninguna respuesta satisfactoria. Pues bien, al cabo de unas horas, una señorita me llamó diciéndome que, si estaba descontento con las facturas, me ofrecía un descuento, que notaría ya en la próxima facturación. Conocía mi nombre, dirección del suministro eléctrico y, por supuesto, mi número de teléfono móvil al que llamó. Como yo acababa de tener una desagradable discusión con un agente de Endesa, que no quiso entrar en razón, un instinto irracional me hizo creer que, efectivamente, me llamaban de esa Compañía, aunque me sorprendió la propuesta. Mi interlocutora no fue, si embargo, muy lista para que colara el engaño porque me hizo saber que nada cambiaría, pero que no me extrañara que la próxima factura viniera con el nombre de Iberdrola, que era lo mismo, que solo cambiaba la suministradora. Llegado a este punto, la envié a paseo con malos modos.

Y como dice el refrán que gato escaldado del agua fría huye, ahora cada vez que recibo una llamada para ofrecerme esto o aquello, corto por lo sano.

Como decía, no es la única vez que me ofrecen una opción más ventajosa tras haberme quejado a una Compañía. La última vez hace tan solo unos días. En esta ocasión, la queja, dirigida a Naturgy, se refería a la reiterada estimación de los consumos de electricidad que aparecían en mis últimas facturas. Tengo instaladas placas solares que me reportan un ahorro energético y económico sustancial, como lo demuestran las primeras facturas recibidas tras la instalación. En este caso, solo debemos pagar la electricidad consumida que no nos ha podido suministrar las placas en su totalidad —en días y horas de poca o nula luz solar— y que entonces nos es suministrada por la compañía eléctrica, que es la que abonamos en la factura. Pero si esta parte del suministro no se basa en lecturas reales sino estimadas, no hay forma de saber si lo que pago es lo que realmente consumo.

Mi reclamación se produjo, vía telefónica, por la mañana, y a media tarde recibí la llamada de alguien que se presentó como “el de la luz”, con la intención de hacerme una oferta ventajosa. A este sujeto no tuve tiempo para echarle toda la caballería encima porque colgó tras mis primeros improperios.

En todos estos casos, hay que reconocer que los supuestos estafadores no tenían muchas tablas, porque enseguida se les vio el plumero, tanto por lo que pretendían como por su verborrea más bien vulgar. Pero yo me pregunto ¿cómo obtienen toda esa información (mi descontento y mis datos personales)? Alguien se los tiene que facilitar, sin duda. ¿Quién es ese alguien? Pues probablemente la misma persona con la que se ha contactado para presentar la queja, que recibe una recompensa por filtrar esa información confidencial a un contacto, que a su vez la traslada a otra Compañía del sector, que es la que contrata a esos espías.

Todo un despropósito, jugando con la confianza y credulidad de la gente. Como la competencia es muy alta, para ellos todo vale, aunque sus actos sean moralmente censurables e ilegales.

Por lo visto, los comportamientos deshonestos deben ser bastante frecuentes en algunas Compañías, tanto públicas como privadas. Como resultado de ello, el 21 de febrero de 2023 se publicó una ley sobre Whistleblowing (comúnmente llamada ley del chivatazo), la cual protege a las personas que informen sobre infracciones y mala praxis en el ámbito laboral, evitando que sean sancionadas por la Empresa en la que ello tuvo lugar. Esta ley se circunscribe, en realidad, a los casos en que un empleado denuncia un comportamiento irregular de un compañero y cuya denuncia puede dañar la imagen de la Empresa, de ahí que el denunciante pueda ser sancionado por esta. En los casos que he traído aquí, el chivatazo lo debería dar, por lo tanto, un compañero de quien pasa a un tercero una información privada de un cliente. Por una vez, la figura del chivato me cae bien. Pero mucho me temo que esos chivatos teletrabajan —sus números de teléfono eran los de un móvil— y, por lo tanto, quedarán impunes, como la mayoría de tramposos de este país.


20 comentarios:

  1. Estamos sometidos a un seguimiento permanente de todas nuestras actividades gracias al móvil.
    Hay que desactivar el localizador.

    Un abrazo.

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    1. Pero, por otra parte, este seguimiento ha resultado útil para localizar a un desaparecido. Todo tiene sus pros y sus contras. Estamos atrapados por la tecnología.
      Un abrazo.

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  2. Muchas veces saben hasta dónde hemos estado, sin haber dejado constancia de nuestra presencia.
    Un abrazo.

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    1. Yo recibo en mi móvil, de vez en cuando, un informe gráfico de los lugares que he visitado últimamente. Supongo que es obra de Google Maps, que sabe por dónde nos movemos. Lo que ignoro es la utilidad de esa información y a quién beneficia.
      Un abrazo.

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  3. Es así, y no es casualidad. No somos conscientes de que aceptamos que vendan nuestros datos a terceros, porque damos el ok a esas parrafadas largas e incomprensibles que tenemos que aceptar para entrar en mil sitios, en todos, de internet, por ejemplo. La privacidad no sé si ya es posible.

    Un abrazo, y feliz domingo.

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    1. Estamos totalmente expuestos y muchas veces no lo tenemos en cuenta cuando entramos en una página web. La privacidad solo sería posible al 100% si dejáramos de utilizar nuestro móvil e internet, pero eso es pedir demasiado. Estamos enganchados.
      Un abrazo y feliz domingo.

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  4. No estoy segura, pero creo que hay otra ley que prohíbe esas llamadas telefónicas promocionales en que te ofrecen esto y lo otro. Sin embargo, no dejan de llegar. Yo hace ya mucho que en cuanto veo el percal no dejo ni seguir hablando. «Muchas gracias, no me interesa» y cuelgo sin esperar más. Cualquier día rechazo un millón de euros educadamente, ja, ja.
    Un beso.

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    1. Es cierto lo que dices, pero ya sabes aquello de "hecha la ley, hecha la trampa". Esta ley indica que solo puedes recibir promociones telefónicas de empresas de las que eres cliente y muchos de esos estafadores se hacen pasar por empleados de tu Compañía eléctrica o de telefonía. Una vez recibí un SMS de Movistar, ofreciéndome ya no recuerdo qué servicio, y que si quería beneficiarme de él solo tenía que pinchar en un enlace. Con la mosca detrás de la oreja, llamé a Movistar para cerciorarne la veracidad de todo ello y me dijeron que era falso, agradeciéndome que se lo hubiera comunicado. Lo que ignoro es qué pueden hacer al respecto.
      Un beso.

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  5. Efectivamente, todo lo que se busca en Internet al momento te bombardean, pero aparte de eso creo porque lo he oído y mis hijas también lo dicen y han comprobado, que el móvil escucha... y eso sí que ya me parece de ciencia ficción.
    Desde hace mucho ya no contesto el teléfono si no viene con el nombre pues siempre que atiendo es una compañía de lo que sea, o una ONG que pide a ver si puedes aumentar la cuota; pero aunque así sea es una molestia diaria.
    Ojalá no existieran los móviles, que agusto antes...
    Un abrazo Josep y buen domingo.

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    1. Lo de que el móvil escucha, ya lo he oído decir y es para ponerse a temblar, como cuando me dijeron que los televisotres de última generación también podían hacerlo. Eso de darle instrucciones para que haga algo (subir el volúmen, cambiar de canal o poner música, mediante la aplicación llamada Alexa, integrada en el televisor, parece muy interesante, pero, segú me dijeron, no estás hablando con el aparato de TV sino con una aplicación en la nube (eso de la nube me tiene intrigado) que procesa tu orden y la cumple. Pues, al parecer, esa misma aplicación puede ser aprovehada para escucharte. Parece ciencia ficción, pero muy probablemente sea factible. A partir de ahora, tendremos que hablar en clave, je, je.
      A los que me ofrecen productos o servicios por teléfono, les digo que si quiero algo ya lo pediré directamente a la Compañía, que por teléfono no atiendo esas ofertas.
      Los avances tecnológicos tienen muchas ventajas, pero últimamente estamos viendo que también tienen muchas desventajas, lo que me hace plantearme si realmente valen la pena.
      Un abrazo y feliz domingo.

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  6. Como dice, Elda, tengo la sensación por no decir la certeza de que el móvil escucha y luego nos bombardea a publicidad cuando entramos en Internet. En más de tres ocasiones me ha pasado que conversaciones sobre un viaje a un determinado lugar luego se han visto reflejadas con anuncios de hoteles, restauración, etc, de esos mismos lugares. El Gran Hermano ya está entre nosotros y una vez más la realidad suele superar a la ficción.
    Un abrazo, Josep.

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    1. A partir de ahora me fijaré en esto, y si compruebo que, tras una conversación privada, me entran en el móvil anuncios relacionados con lo que he estado hablando, tendré que mantener a mi smart phone bien alejado y solo utilizarlo cuando sea imprecindible, je, je.
      Solo faltaría que, además de escucharnos, nos grabaran y filmaran mientras hablamos. Con la IA todo llegará, si no ha llegado ya.
      Un abrazo, Miguel.

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  7. Yo estoy tan harto de las llamadas promocionales que no hago más que bloquear números cada vez que me llega alguna al fijo o al móvil. Pese a esto los muy ladinos cambian levemente la numeración y siguen dando la paliza.
    En cuanto a la publicidad y/o llamadas tras haber ido a una tienda o haber buscado en internet información sobre algún producto, por ahora lo noto más en mensajes escritos que en llamadas. Y bueno pues estoy resignado. Pero estoy contigo en la pesadez e incordio que todo este mundo que estamos viviendo en estos tiempos representa.
    Y sobre las leyes que se sacan..., qué decir. Puestos a tirar de refranero y lenguaje proverbial, sólo puedo decir eso de "hecha la ley, hecha la trampa". Y aquí me detengo, porque si no, me voy a enfandar.
    Un fuerte abrazo, Josep

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    1. Nos acribillan con llamadas molestas y fraudulentas y con SMS tramposos, haciéndose pasar por una conocida empresa que te informa o pide que hagas algo. Lo más frecuente últimamente es que Correos u otra empressa de mensajería te indica que tienes un paquete retenido por falta de pago de tasas y que entres en un enlace adjunto para ver de qué se trata y luego, zas, te han introducido un virus, te han cargado una factura telefónica brutal o te han vaciado la cuenta bancaria. Es tan burdo el engaño, que no sé cómo hay gente que pica. Pero si lo siguen haciendo, es que logran engañar a más de uno.
      No nos queda más remedio que estar constantemente a la defensiva.
      Un abrazo, Juan Carlos.

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  8. Al principio me perturbó un poco eso de que tú teléfono te espíe, pero ahora me agrada. En facebook he visto bastante material de mi interés porque facebook asume que eso me gustará, me aparecen publicaciones de sitios que no sigo.
    En cuanto a las estafas, se aprovechan de los mayores que en general, tienen menos conocimiento de la tecnología. Sólo queda estar atentos amigo.
    Abrazos

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    1. Sí, amigo, parece que el centro de atención de los estafadores está en la gente mayor. Yo, a mis 73 años, me defiendo bastante bien con las nuevas tecnologías y solo ignoro las que me parecen innecesarias y excesivamente complicadas. Aun así, comprendo que puedo ser un objetivo a engañar, pero entonces me pregunto cómo saben la edad de sus posibles presas. Hasta en eso obtienen una información personal. ¿Quizá consultan nuestro perfil en facebook, red en la que muchos (yo inclluido) hemos volcado algunos datos personales que no deberíasmo haber compartido públicamente. Con este comportamento despreocupado, todavía se lo ponemos más fácil a los delincuentes.
      Un abrazo.

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  9. Hola, Josep, madre mía. El trato vía telefónico es ya abusivo. Yo una vez estuve al aparato para una incidencia de una compañia telefónica, y me tuvieron dando tumbos por técnicos casi 40 minutos, hasta que el último me dijo que hiciera el favor de llamar al técnico de mi provincia, pues él era para incidencias de una provincia que está a más de 500 de la mía. Lo fuerte es que le pedí el teléfono de mi provincia y me dio justo al que había llamado. He tenido desplantes con compañías de seguro, de electrodomésticos, de telefonía... Incluso con la baja por paternidad tuve varios desplantes con la administración pública hasta que el funcionario me dijo que él no sabía nada de eso, que ahora las leyes van más rápido que la administración y no había nada que hacer. Porque lo de las incidencias telefónicas son un despropósito, producto de la fácil venta de producto y poco más. Vender, vender y vender, de hecho, la orden será esa, que vendan, y luego si hay problema pues metemos otra venta, jajaja.
    Mucho ánimo con las incidencias, Josep, aunque lo mejor es lo que hacer, colgar y a otra cosa.
    Un abrazo!

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    1. Hola, Pepe. Yo estoy casi convencido de que la mecánica implantada para los trámites telefónicos está diseñada para entorpecer cualquier tipo de reclamación. E igual sucede con algunas páginas web de empresas, en las que no encuentras la forma de contactar con ellos, ni número de teléfono ni una vía de contacto escrito. Y si la hay, cuesta dios y ayuda dar con ellla. Y luego, claro, la respuesta brilla por su ausencia. Vamos, que estamos en manos de desapresivos, que no se interesan por las demandas de sus clientes y de inútiles, que no saben lo que tienen que hacer o ignoran la respuesta. Por ello, es mucho más fácil mentir o dar cualquier excusa para quitarse el muerto de encima. Y si ahora, además, proliferan los profesionales del engaño, vamos de mal en peor.
      Un abrazo.

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  10. Lo de las supuestas compañías de la luz es de juzgado de guardia. A mí ya me han llamado en ese plan varias veces, pero les he calado enseguida porque en cuanto me dicen que llaman de un empresa (y por experiencias previas) sospecho que son, en el mejor de los casos, subcontratas que quieren tomarte como cliente y, en el peor, una pura y dura estafa.
    Es preocupante que supieran tu nombre porque ese dato no suelen tenerlo, aunque fueran subcontratas, de hecho, yo empezaba a sospechar en el momento en que me preguntaban con quién estaban hablando. "Pues con la titular" pensaba yo, y ahí ya les cazaba.
    Siempre que tengo una llamada así, le cuelgo y llamo yo a la empresa para asegurarme.
    Lo peor fue con mi padre, le llamaron para hacer una inspección del gas ese mismo día, algo que no suele suceder tan instantáneamente. Llamé a la empresa de suministro y, evidentemente, no eran ellos. Lo curioso fue que en todo el inmueble (suelen visitar varios pisos el mismo día en el edificio) tan solo llamaron a otra vecina que también pasaba de los ochenta años cumplidos. ¿Casualidad? ¡No!
    Hay un sistema para borrarse de la base de datos que comparten las grandes empresas y no te manden publicidad (lo de la estafa, ya es otro cantar), se llama Lista Robinson, pero da igual porque se lo pasan por el Arco de Cuchilleros.
    Un besote.

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  11. Yo me inscribí hace tiempo a esa lista Robinson, y lo único que he conseguido (algo es algo) es que no me manden publicidad de los partidos durante la campaña electoral.
    En algunas de esas llamadas "misteriosas" me preguntan si soy el titular del contrato de lo que sea, pero en otras me preguntan si hablan conmigo, citando mi nombre y la ubicación del suministro. De ahí que piense que obtienen esa información de terceros. La verdad es que nunca se lo he preguntado. Quizá lo haga la próxima vez, porque habrá varias próximas veces, antes de enviarlos al carajo.
    A mi padre, también intentaron timarle unos individuos que se presentaron en su piso diciendo que eran de Telefónica (de eso hace bastantes años) y que ofrecían a los jubilados un descuento importante en la factura del teléfono. Mi padre sospechó cuando le pidieron datos personales (DNI, cuenta bancaria, etc) que, si se hubiera tratado de Telefónica, deberían tener. Como vio que titubeaban y daban excusas, les pidió que se marcharan, que ya contactaría con la Compañía, la cual le confirmó que era un fraude que solían hacer a la gente mayor. ¡Miserables!
    Ahora lo que más me subleva es que por mi edad me consideren un viejo chocho, je, je.
    Un beso.

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