Recientemente parece que se ha
puesto de moda, si puede calificarse así, lo que se ha bautizado (siempre los
anglicismos) como fake news. Con lo
fácil que sería llamarlas noticias falsas, falsificadas o engañosas. Da igual
como las llamemos, el caso es que tienen por objeto intentar convencer al
lector o al espectador de la veracidad de un hecho que, en realidad, no ha
ocurrido o bien ha tenido lugar en otro contexto, en otro lugar o en otro
momento distinto al que quiere hacer creer. Siempre ha habido mentirosos, pero
estas falsedades a las que me refiero tienen una finalidad especialmente
perniciosa para la sociedad.
Si no todos, casi todos hemos
sido objeto de una farsa que, en muchos casos, ingenuamente, dando crédito a lo
publicado, hemos difundido, actuando de transmisores de una falacia que
puede causar un mal irreparable a la imagen del sujeto contra el que va
dirigida. Se tergiversa la realidad, se falsea la verdad y se calumnia
impunemente.
Aunque parece que por parte de
algunas entidades u organizaciones se quiere poner coto a esta avalancha de
noticias manipuladas, aconsejando contrastar su veracidad antes de darles
crédito, me da la impresión de que nos encontramos ante algo imparable. El
frenesí por hacerse con información alarmista, por un lado, y la inmediatez del
conocimiento y de la comunicación, por otro, propicia que, en cuestión de minutos,
una noticia, verdadera o falsa, alcance el otro extremo del planeta.
Lo verdaderamente preocupante,
en mi opinión, es la motivación que subyace en esas falsas informaciones que,
en la gran mayoría de los casos, no es otra que crear alarma social, un
descontento generalizado, un profundo malestar, una preocupación innecesaria o
una reacción furibunda contra un determinado personaje público, un movimiento
social, una entidad, sea pública o privada, o un gobierno, tanto municipal,
autonómico o central.
Una imagen manipulada, en la
que se han añadido elementos distorsionadores que no existían en la realidad; la
reproducción de tweets o comunicados falsos convenientemente manipulados
─verdaderos montajes visuales─; la divulgación, por WhatsApp u otros medios, de
escritos o manifestaciones atribuidas falsamente a personajes famosos; noticias
sobre hechos que tuvieron lugar hace años y que se intentan colar como actuales;
vídeos sobre actos públicos a los que se les ha cambiado la finalidad; afirmaciones
que se ponen en boca de quienes no las hicieron; textos o palabras sacadas de
contexto para hacer creer lo que no es. Y así un largo etcétera de
despropósitos que, por desgracia, producen en el público receptor el efecto
deseado por sus impulsores.
Crear malestar, discordia,
temor, incluso odio de forma gratuita, deberían ser hechos, no solo merecedores
de repudio y censura moral, sino también punitivos. Aun siendo un acérrimo defensor
de la libertad de expresión, no debe tolerarse la calumnia ni el ataque contra el
honor de quienes son, presunta o realmente, honorables. Calumnia que algo
queda, deben pensar sus autores. Y así es, por desgracia. Hacer creer a la
ciudadanía una soberbia mentira es un acto que, hecho a conciencia, con
alevosía, calificaría de delictivo. Se ha llegado a un punto que,
personalmente, dudo de todo lo que leo y veo. Hay verdaderos “artistas” (aunque
debería decir delincuentes) de la manipulación. Así pues, ante la incertidumbre,
cautela; ante una acusación, prudencia; ante un insulto, intolerancia. Solo las
pruebas irrefutables deben tener la última palabra.
Las redes sociales son un
caldo de cultivo para esa contaminación informativa generalizada, por ser las
que gozan de mayor libertad de actuación y movimiento. Yo mismo he caído, en
más de una ocasión, en la trampa de las noticias falsas y he tenido que
arrepentirme por haber dado crédito a una crítica inculpatoria o unas imágenes
aparentemente veraces que, luego, han resultado ser totalmente falsas. Y entonces
me he sentido como un cretino por haber dado pábulo a infundios inventados por
unos perfectos desaprensivos. Seguimos así una cadena, compartiendo
informaciones que, al haberlas recibido de una persona de confianza ─que
también ha picado el anzuelo─, las damos por buenas y colaboramos, de este
modo, a pasar el testigo a otros que, a su vez, obrarán del mismo modo. Y así
sucesivamente.
Ni tan solo los medios de
comunicación “oficiales” (periódicos y cadenas de televisión) son cien por cien
fiables, pues también tienen intereses ocultos y se deben a la mano que les
alimenta. Pero es más fácil descubrir un engaño en estos medios al poder
contrastar una información, posiblemente interesada, con otras fuentes. Y, aun
así, no tendremos la certeza absoluta de quién cuenta la verdad, toda la verdad
y nada más que la verdad. Pero, por lo menos, nos acercaremos más a ella. La
inteligencia, la formación, o cuando menos el sentido común y la ecuanimidad
deberían hacer el resto. Pero resulta tan difícil ser ecuánime, sobre todo cuando
de política se trata, un terreno especialmente pasional, proclive a fomentar
equívocos y a usar este tipo de comportamiento malintencionado.
En inglés existe una máxima
que dice no news, good news, que
significa que la ausencia de noticias ya es una buena noticia. En el caso que
aquí me ocupa, me inclino por una versión algo distinta, cambiando, además, el
orden de los términos: fake news no news.
Interesante tema de actualidad, por algo llamamos a esta época la de la posverdad. Ante esta falta de ética en la información es muy importante verificar la seriedad de las fuentes. Gracias por publicarlo, que tengas un lindo día.
ResponderEliminarLas nuevas tecnologías, en lugar de jugar a favor de la información, contribuyen a la desinformación. Alguien saca tajada de ello. Es la otra cara de una modernidad mal entendida.
EliminarGracias a ti, María, por comentar.
Buenísima reflexión, y algo serio a tratar. Por desgracia, se aprovechan del «dedo fácil« de la gente, muchísima, que no se molesta en leer más allá del titular y comparten compulsivamente... No hay que poner en cuestión solamente el hecho de que existan las noticias falsas, es nuestra actitud, la de no pensar, la de no tener una mente crítica, capaz de analizar las cosas... Somos manipulables, fáciles de llevar, a mí eso me da mucho miedo.
ResponderEliminarLa gente (grupo en el que me incluyo) tenemos la tendencia a creernos lo que nos interesa, lo que va en nuestro favor, sin hacer un ejercicio de análisis y crítica. Si alguien nos cae mal, por ejemplo, cualquier noticia que le desacredite nos parece veraz. Hasta que abrimos los ojos cuando comprobamos que hemos sido objeto de engaño en un asunto que sí tenemos el privilegio de conocerlo de primera mano. Entonces es cuando nos acecha la sombra de la duda y comprendemos que somos una presa fácil para los que, sin ningún tipo de escrúpulo, nos manipulan, creando confusión y discordia.
EliminarUn abrazo, Maite.
Las redes sociales son las que han dado paso a tantas cosas falsas que como bien dices, se van divulgando con tanta velocidad, que la noticia desaparece un año, y de repente está nuevamente en circulación.
ResponderEliminarMuy bueno eso que dices:la ausencia de noticias es una buena noticia. Bajo mi punto de vista, sería genial, pero eso ya solo pertenece a la prehistoria, jeje.
Me encantó esta buena reflexión.
Un abrazo.
Me da la impresión que hay quien se toma el engaño como un juego. Quisiera pensar que lo hacen como una simple diversión sin calcular el efecto nocivo que ello puede tener. Pero hay casos en los que se ve clarísimamente una intencionalidad perversa. Últimamente ya he dejado de dar crédito a muchas cosas que corren por internet y las redes sociales.
EliminarGracias, Elda, por tu comentario.
Un abrazo.
La verdad es que las redes sociales son muy buenas para algunas cosas pero traen a su voz cosas terribles y esta es una de ellas, y como bien dices, calumnia(yo decía difama) que algo queda, y ya ni hablamos de lo que se abusa desde el anonimato.
ResponderEliminarUn abrazo e interesante reflexión.
Ese es otro aspecto, el del anonimato, quien no da la cara y tira la piedra. Y también hay muchos casos de suplantación, haciéndose pasar por un prestigioso periodista y luego se descubre que no ha sido este quien ha publicado un manifiesto o una crítica.
EliminarEn facebook se comparten la noticias, pasando de mano en mano, o de pantalla en pantalla, sin saber de dónde proceden ni quién las ha publicado. Se puede llegar a decir una barbaridad y esta corre como la pólvora y ya está en boca de millones de personas en menos de una hora. Luego vendrá, o no, la rectificación por otros medios, pero estos tampoco nos resultan fiables. Son las fake news de las fake news. Algo ridículo y esperpéntico, si no fuera por la gravedad del asunto.
Un abrazo, Gemma.
Una muy interesante reflexión sobre las noticias falsas, sinceramente la prensa muchas veces y la televisión y ya no digamos las redes sociales, se aprovechan para dar titulares y lanzar noticias que muchas veces no son ciertas pero no dándose cuenta que perjudican no solo a quien mencionan en esa noticia falsa, si no en quienes leemos que llega un momento que ya no sabemos cuando dicen la verdad y cuando mienten, y la verdad los periodistas y alguna gente que usa las redes sociales para lo mismo cuando lanzan ciertos bulos, deberían pararse a pensar en el perjuicio que causan a la persona de quien se lanza el bulo y en general del lector de la noticia, de modo que yo hace mucho tiempo que llegue a la conclusión de que las noticias que cuentan muchas veces son medias verdades, no digo que sea en todos los casos por supuesto pero así en muchos casos.
ResponderEliminarYo lo vivi con mi padre con un episodio personal relacionado con la empresa que trabajaba, lo que contaba la prensa no tenia nada que ver con lo que mi padre nos contaba en casa, contaban la verdad a medias, de modo que hace mucho qeu deje de creer en que todo lo que cuentan los medios de comunicación sea del todo cierto, siempre soy cauta, ahora por supuesto que me informo de lo que pasa, me gusta pero con precaución.
Un abrazo
Es realmente desalentador no tener la seguridad de que lo que leemos en un periódico o vemos por televisión se ciñe a la realidad. Pero no podemos vivir aislados, sin saber qué ocurre a nuestro alrededor. Deberíamos comprar cinco o seis periódicos y ver las noticias en tres o cuatro canales de TV y hacer la media. Ni un extremo ni el otro, la verdad suele estar en el término medio. Pero ello no resulta práctico ni posible. Así que debemos extraer nuestras propias conclusiones haciendo un esfuerzo de ecuanimidad, sin dejarnos llevar por el apasionamiento. Pero entiendo que esto es algo que también resulta muy difícil. Somos humanos, con lo que ello implica de bueno y de malo.
EliminarEl caso que mencionas de tu padre es un claro ejemplo de cómo puede distorsionarse la realidad. Como decía anteriormente, solo quien vive o ha vivido un hecho en primera persona conoce la verdad. Pero, a veces, dar a conocer la verdad a quienes ya han estado contaminados por la mentira, es como predicar en el desierto.
Un abrazo, Tere.
Es un tema preocupante porque cada vez vivimos más inmersos en redes sociales que en lugar de comunicarnos nos incomunican con algoritmos que nos muestran según las preferencias que dicen que hemos mostrado, nos inundan con una publicidad que debemos consumir (según nuestros gustos dicen los buscadores) y unas mentiras que debemos creer porque solo se nos enseña eso y aunque se diga que es mentira, cuesta convencer que eso es mentira.
ResponderEliminarEs terrible, deberíamos poner en cuarentena toda la información que nos llega, no solo la de las redes sociales, la de la prensa, televisiones, etc. ¿Y la imparcialidad? ¿Y la búsqueda de la verdad de la información?
Vamos a tener que aprender mucho a seleccionar información.
Besos
Muchas veces he estado tentado de desconectarme de facebook, twitter y demás zarandajas informáticas, informativas o lo que sean. A ratos pueden resultar interesantes, incluso divertidas, pero cuando ves circular verdaderos montajes, farsas y apología (como ahora se llama) del odio o racismo, uno se indigna tanto que se daría de baja. Yo me he propuesto tomármelo con calma y solo participar (publicar o compartir) cuestiones "seguras" de tipo social, medioambiental, etc. Aunque, aun así, siempre estamos expuestos al equívoco.
EliminarY luego está ese problema colateral, la utilización de nuestros gustos y preferencias para bombardearnos con publicidad no deseada. Saben donde hemos estado, qué páginas de hoteles y viajes hemos consultado y qué libros hemos comprado. Al final solo utilizaré estos medios para felicitar a mis amigos por su cumpleaños y para compartir mis publicaciones. Y poco más. Porque solo con darle al "like" podría ser que quedáramos "fichados", jeje.
La verdad de la información cada vez resulta más difícil de hallar y toda la experiencia actual sobre noticias manipuladas de forma interesada en periódicos de gran tirada nos convertirán (por lo menos a los que intentamos ser ecuánimes) en nos incrédulos totales.
Un beso, Conxita.
ResponderEliminarEl desarrollo tecnológico ha sido un aliado de las noticias falsas, reduciendo las barreras para que comerciantes de desinformación han un negocio rentable de las necesidades de engaño que tienen diferentes personas e instituciones.
Estas tendencias hacen suponer que estamos en el inicio de una guerra de información, donde deberemos ser cautelosos en el consumo de noticias para no contribuir a propagar desinformación tendiente a engañarnos o controlarnos.
Existen bulos por ejemplo el famoso ratón encontrado en un restaurante de comida rápida (luego se comprobó que era pollo), en el tema de la salud salen continuamente remedios contra diferentes males como calvicie, o lo que es peor, enfermedades que no se ha encontrado remedio), en España la picaresca está al orden del día, por ejemplo el padre que exageró la patología de su hija, Fernando Blanco y recaudó dinero por las televisiones y múltiples personas donaron sumas de dinero.
Siempre hay que contrastar la información, por otros medios más serios que internet, ya sea periódico o noticias televisión. (Aunque si nos lo van a colar, lo harán de todas maneras.
Un abrazo literario.
Al igual que internet es una herramienta increíblemente útil, que ha facilitado muchísimo el trabajo a estudiantes y estudiosos, también ha demostrado tener su lado perverso (pornografía, prostitución, adoctrinamiento terrorista, etc.). Solo es cuestión de saber utilizarlo y con qué fines. Pues igual ocurre con las redes sociales, aunque estas tengan, en mi opinión, una menor incidencia en el desarrollo tecnológico y científico. Es un medo de divulgación de un alcance extraordinario, pero tiene ese lado oscuro tan preocupante: la manipulación mediante medias verdades o completas mentiras. Y actualmente la gente le da credibilidad a cualquier cosa.
EliminarLos casos que mencionas ya llegan a un nivel de fraude increíble. Hay páginas o webs que publicitan remedios naturales, terapias milagrosas y otras farsas, o recaudan dinero para una causa justa que no es causa ni nada y mucho menos justa. Habría que denunciarlas, pero ahí siguen y seguirán.
Y, como bien dices, si no te la cuelan por un lado, lo harán por otro.
Un abrazo.
Es muy fácil inventarse una mentira y que todo el mundo se la crea, y en cuanto a rumores, también se añade el hecho de que hay personas muy cotillas esperando una mala noticia de alguien, de algún famoso. Esto último les encanta a más personas de las que pensamos.
ResponderEliminarUna cosa es la libertad de expresión, y otra hacer daño a propósito.
Muy buena reflexión!
Un besito
Hay gente verdaderamente crédula y literalmente enganchada al ordenador, visitando páginas y redes sociales que les llenan la cabeza, en el mejor de los casos, de tonterías y, en el peor, de falsedades. Si estas quedaran para "uso propio" no sería tan grave, pero lo habitual es hacerlas correr como si de la noticia más fantástica se tratara. Y con ello pueden estar expandiendo de forma exponencial una sarta de mentiras que luego difícilmente podrán ser desmentidas. ¿Verdad o mentira?, deberíamos preguntarnos siempre ante una noticia de cierta relevancia. Pero no nos lo ponen fácil para averiguarlo.
EliminarEn este país no hay un verdadero concepto de la libertad de expresión, pues hay quien cree que puede decir lo que quiera y cómo quiera sin atenerse a la verdad y a las consecuencias.
Un beso.
Interesante reflexión, Josep Mª.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Macondo.
EliminarAlgún día podrías hacer unos versos polisémicos sobre la verdad y la mentira en la información, jeje.
Un abrazo.
Una buena reflexión sobre un tema de plena actualidad, Josep. Hace no mucho, en un programa de radio, hablaban también sobre este asunto y, con ejemplos al alcance de cualquiera, se ponía de manifiesto que damos eco a cualquier cosa que cae en nuestras manos, especialmente si "ataca" a quienes no son santo de nuestra devoción en el terreno que sea.
ResponderEliminarSi gozamos de libertad de expresión y difusión, deberíamos tener también la responsabilidad de no dejarnos engañar tan fácilmente, convirtiéndonos en instrumentos de quienes persiguen intereses concretos y nada loables con sus fake news lanzadas al espacio virtual.
Estupendo post, como siempre.
¡Un abrazo y feliz finde!
Aunque, al parecer, hay unos organismos de control de la información y de la publicidad, me da a mí que tampoco son imparciales, pues si alguna vez ha habido una denuncia, esta ha caído en saco roto. Un medio ataca a otro acusándole de imparcialidad y este hace lo propio con aquel.
EliminarSi pudiéramos examinar y contrastar concienzudamente una noticia publicada en un periódico o difundida por un canal de televisión, seguro que encontraríamos, cuando menos, inexactitudes, pero no por una falta de rigor o por un fallo involuntario, sino originadas con una intencionalidad (generalmente política). Solo hay que ver el baile de cifras sobre, por ejemplo, el paro, la pobreza o las listas de espera que dan los medios afines al gobierno de turno y los que están en la oposición mediática. Al final nos tendremos que convertir en investigadores y buscar la verdad entre tanta mentira.
Mucha gracias, Julia, por tus comentarios.
Un abrazo y feliz finde.
Hola Josep, excelente artículo que merecería ser publicado en un medio de comunicación de tirada nacional.
ResponderEliminarEs cierto que tantos anglicismos pueden exasperar y pareciera que al utilizarlos, se otorgue un cierto aire inteligente al interlocutor que los pronuncie. Es una pena, con el rico lenguaje que tenemos que todos en alguna medida caigamos en la trampa de utilizarlos alegremente, pero en fin tampoco nos vamos a torturar, ja,ja,ja.
El fondo que tratas es cuánto menos preocupante ya. Y es que incluso se ha llegado por dar por fallecidas a personas con el consiguiente susto y disgusto para amigos y familiares. Y por supuesto las falsas noticias y rumores también están a pie de calle: colegios, institutos, centros de trabajo, son ejemplos de cómo se puede intentar acabar con la reputación de alguien introduciendo bulos personales. Internet los multiplica claro.
Un abrazo, gracias por tu reflexión y buen fin de semana.
Hola, Miguel. Parece que si utilizamos términos o siglas que proceden del inglés, adquieren una mayor importancia o, simplemente, molan más, jeje
EliminarSe ha dado por muerto a un vivo perfectamente sano, se le ha adjudicado un infidelidad a un marido (o mujer) fiel, se ha divorciado a una pareja feliz, etc., etc., etc.
No solo vivimos en una sociedad de consumo de bienes materiales sino también de mentiras. Y eso ya viene de muy lejos. Los que tuvimos que hacer la mili, aprendimos una expresión muy típica de ese ambiente: radio macuto. Había quien se inventaba un bulo, para fastidiar o para dar falsas esperanzas (un castigo o un permiso general por una causa cualquiera) y casi todos picábamos. Cuando, por veteranía, uno ya conocía el percal, entonces usábamos ese término. "Eso es radio macuto", jeje.
Lo que nunca he entendido es el por qué (mi obsesión por conocer la causa de todo). ¿Por qué alguien disfruta inventándose falsas noticias y hacerlas correr? ¿Que gana con ello? ¿Son sádicos o enfermos? O simplemente son hijos de la gran p.
Un abrazo.
Tristemente creo que intentar poner coto a las noticias falsas es como intentar ponerle puertas al campo. Creo que debemos acostumbrarnos a un nuevo sistema de comunicación y hacernos conlas claves. Piensa que, en el campo de las redes e internet, somos apenas unas bebés que están comenzando a balbucear. Estupenda reflexión Josep Mª
ResponderEliminarPues tendremos que hacernos con una vacuna contra el contagio de mentiras compulsivas. Porque a veces pienso que sus promotores son mentirosos compulsivos. Viven de la mentira y del engaño. Les debe producir placer el hecho de difundir calumnias y falsas expectativas.
EliminarAunque, a veces, he llegado a pensar también que cobran para inventarse datos y hechos falsos para lograr decantar a los lectores a favor o en contra de un partido político o de una creencia determinados. O son lobos solitarios que actúan por su cuenta o forman parte de un entramado y siguen el dictado de quienes les dirigen.
No podemos poner puertas al campo, efectivamente, pero quizá sí podemos intentar aislarnos o alejarnos de esos medios. Aun así, es una tarea muy difícil.
Un abrazo.
En el campo de la nutrición, donde yo me muevo, hay una auténtica invasión de noticias falsas. Si supieras la cantidad de barbaridades que he leído en blogs, webs y lugares así, a cuenta de una dieta milagrosa o los poderes sobrenaturales de algunos alimentos... Es indignante, sobre todo porque esos "comunicadores" tienen una legión de seguidores incondicionales que serían capaces de comer heces si sus gurús se lo pidieran. Luego va alguien que sí sabe del tema, intenta sacar del error y poner las cosas claras y le linchan por esbirro del poder o cosas así.
ResponderEliminarNo tengo muy claro cómo se puede acabar con esto. La facilidad que da internet para difundir lo que sea, verdadero o falso, es un serio impedimento.
Estupenda reflexión que comparto, como prácticamente todas las que tienes a bien exponernos.
Un beso, Josep Mª
¿"Fake news"? Qué porras, "bulo", de toda la vida.
Uf, en el campo de la salud corren verdaderas barbaridades y, como bien dices, intentar corregirlas es una tarea, si no imposible, sí muy difícil, y corremos el riesgo de ser tachados por corruptos al servicio de intereses comerciales y de las farmacéuticas.
EliminarSiguiendo el consejo de un amigo amante de las terapias naturales, me inscribí en una "letter" o no sé qué demonios es en realidad, que te envían (o debería decir ametrallan) a diario con noticias y consejos de gran interés para la salud. Se llama "Tener salud" y la primera publicación que leí me pareció bastante ajustada a la verdad. Pero ahora he acabado bloqueando la recepción (han pasado a ser spam, pues no sé cómo darme de baja pues lo que recibo son correos electrónicos) porque me ponen de los nervios con los tratamientos naturales y alternativos, hablando mal de los medicamentos, de los médicos (que nos ocultan la verdad) y las farmacéuticas (que se inventan enfermedades para lucrarse). El cáncer (así, en general) se puede curar con remedios que uno mismo se puede preparar en casa con productos naturales al alcance de cualquiera (media cebolla, un ajo, calabaza o alcachofas troceadas, por decir algo) y hablan de descubrimientos extraordinarios que solo ellos conocen porque la medicina oficial no quiere que los conozcamos.
Recientemente se impuso una multa a los organizadores de un congreso en Barcelona por promover terapias alternativas para la cura del cáncer.
Hola de nuevo, Paloma. Sin querer le ha dado a publicar.
ResponderEliminarEl título del congreso era "Un mundo sin cáncer. Lo que tu médico no te está contando". Pues bien, los organizadores, cómo no, argumentaron intereses económicos para justificar esa reacción del departamento de salud de la Generalitat, cuando sabemos que es una grave irresponsabilidad abogar por tratamientos alternativos, haciendo que los enfermos abandones la terapia oncológica.
Pero si bien podemos evitar la propagación de esos mensajes hechos en público, su prohibición en las redes sociales es casi imposible.
Un abrazo.
Es tremendo, de verdad. Lo peor de todo es que a veces es imposible acceder a la verdad, saber cuáles son las circunstancias reales de una noticia, pues está todo empañado por el morbo, el deseo de difamar y desinformar... Internet es un arma de información masiva, como digo yo, tanto para bien como para mal. Es por ello que hay que andarse con ojo con lo que uno se cree, ser más exigente y crítico y cotejar las fuentes.
ResponderEliminarAbrazos.
A veces he sentido tentaciones de desconectar y aislarme de las redes sociales, la fuente más abundante de noticias falsas, pero luego saco el escudo protector anti-calumnias e intento leer esas noticias con cautela, sin darles mucho crédito, a la espera de contrastarlas con otras fuentes algo más fiables. Lo malo es que cada vez hay menos fuentes de esas, hay sequedad de honestidad. Y así, como bien dices, es imposible acceder a la verdad.
EliminarUn abrazo, Sofia.
¡Muy bueno Josep Mª! Un tema polémico y muy actual. Siempre la información ha sido un arma muy poderosa instrumentalizada para el control, pero hoy en día la cantidad de información que recibimos es tanta y tan manipulada que es difícil poner un sesgo y discriminar un poco, solo con un poco de "sentido común" y la capacidad de crítica podremos sacar algo en claro.
ResponderEliminarUn tema polémico y muy de actualidad con el uso de las redes sociales e Internet, ¿quién controlará la información en el futuro? ¿quién podrá acceder a las verdaderas fuentes de información?
Veremos el futuro qué nos depara, enhorabuena Josep Mª por plantear este tema.
Un abrazo muy grande amigo.
Hola, Xus. Quien tiene información, tiene el poder, se ha dicho siempre. Y en la mayoría de los casos así es, aunque ese poder se consiga a base de engaño. Para muchos, el fin justifica los medios. Si esa información de dudosa veracidad procediera únicamente de los gobiernos y de los medios de comunicación, podríamos hacernos una idea de qué intereses se esconden detrás y, por lo tanto, intuir qué hay de cierto en lo que nos cuentan. Pero, como no sabes quién está detrás de lo publicado en las redes sociales, la incertidumbre es muchísimo mayor. Es ahí donde, como bien dices, juega un papel muy importante el sentido común y crítico de cada uno. Pero siempre hay un obstáculo, y es que no todos estamos preparados para querer saber la verdad.
EliminarMuchas gracias, amiga, por compartir esta inquietud.
Un abrazo.