viernes, 19 de septiembre de 2014

Quien calla no siempre otorga


Llevo demasiado tiempo callando y eso puede hacer creer que estoy de acuerdo con lo que leo en ciertas redes sociales sobre Catalunya, los catalanes y, en particular, sobre  la independencia, el derecho a decidir, el referéndum y todo lo relacionado con el llamado proceso soberanista.

He tenido que callar mi opinión para no herir susceptibilidades, cosa que no han tenido en cuenta quienes sueltan amarras y se lanzan a calumniar, difamar, distorsionar la realidad, ridiculizar a los partidarios de una opción que, aunque no guste a muchos, es perfectamente lícita en una sociedad democrática. Y es que hay gente que difunde informaciones malintencionadas, sin ningún criterio, sin contrastarlas con otras fuentes más imparciales, menos partidistas, porque, simplemente, les gusta lo que oyen y leen y les interesa creer y hacer creer a los demás cualquier información, dato o comentario favorable a sus posiciones intolerantes. Del mismo modo que no hay más ciego que el que no quiere ver ni más sordo que el que no quiere oír, yo añadiría que no hay más ignorante que el que no quiere conocer la verdad.

Hasta ahora había callado ante los constantes insultos e improperios lanzados sobre un país, mi país, unas gentes, mis gentes, y una cultura, mi cultura porque, en primer lugar, siempre he aplicado el refrán que dice que “a palabras necias, oídos sordos”, porque para entrar en una discusión, la que sea, hay que estar muy bien preparado para rebatir cualquier argumento, por insensato que sea, con datos incontestables, y como uno siempre cree que no lo sabe todo, prefiere callar para no ponerse a la altura de la insensatez del oponente, y, por último, porque cuando los comentarios hirientes proceden de supuestos amigos o conocidos con los que, hasta entonces, mantenías una buena relación, no quieres estropearla entrando en disquisiciones que, desgraciadamente, no pueden acabar bien porque, como ya decía en mi post del 30 de noviembre de 2013, “Temas prohibidos”, en este país se puede hablar de todo, de absolutamente todo sin que nadie se escandalice, excepto de nacionalismos.

Y es que parece que, en este asunto, no hemos avanzado un ápice desde hace siglos. Ya Quevedo, en el siglo XVII, escribía (1)  “Son los catalanes aborto monstruoso de la política”. También se le atribuye florituras como la siguiente: “En tanto que en Cataluña quedase un solo catalán, y piedras en los campos desiertos, hemos de tener enemigo y guerra” y así un sinfín de improperios repletos de un odio visceral cuyo origen no he logrado conocer. Pero no es, ni mucho menos, el único ejemplo de una época en la cual las publicaciones de este estilo tenían un papel muy destacado. Es un modelo de anti-catalanismo que ha continuado a lo largo de los siglos hasta trasladarse, incluso, a las ondas radiofónicas y otros medios de comunicación de hoy en día.

Pero es que muchos anti-lo-que-sea están basados sencilla y llanamente en la ignorancia, en su significado más literal, en el hecho de ignorar o querer ignorar, lo que es mucho peor, ciertas cosas que explicarían el por qué somos distintos y por qué sentimos lo que sentimos, la historia y cultura ancestral de nuestros semejantes. Y esta ignorancia, obviamente, solo se subsana culturalizando a nuestros niños y jóvenes, porque, desgraciadamente, los mayores ya son un caso perdido.

Para muestra de esa actitud ignorante (insisto en el sentido estricto del término), un botón: cuando viví en Madrid, por motivos de trabajo, mi hija mayor, entonces adolescente, nos refirió lo sorprendidas y extrañadas que quedaron unas compañeras de clase cuando, en respuesta a sus preguntas, les comentó que en casa solo hablábamos en catalán. O la de veces que mi mujer y yo (y me consta que otros muchos catalanes en idéntica situación) tuvimos que oír de boca de nuestros vecinos y amigos: “no parecéis catalanes”, indicando con ello que éramos abiertos y simpáticos, es decir “normales”. Ante ello, callábamos por educación y prudencia, limitándonos a esbozar una ligera sonrisa resignada.

En los dos años transcurridos desde aquella famosa Diada del 11 de septiembre de 2012 en la que una cantidad ingente de catalanes (no entraré en la guerra típica de cifras) salió a la calle para reclamar, entre otras cosas, la independencia tras la reiterada negativa del gobierno central de dotar a Catalunya de un pacto fiscal semejante al que existe hace años con Euskadi, y contra el que ningún español ha levantado su voz indignada, las cosas se han precipitado de forma vertiginosa de modo que si hace unos pocos años el independentismo catalán superaba poco más del 10%, ahora parece rondar el 40%. Y nadie, absolutamente nadie en la España supuestamente moderna y democrática se ha puesto a reflexionar sobre los motivos de tal cambio; solo se han limitado a fomentar e incrementar el anti-catalanismo que subyace en el corazón de muchos, demasiados, españoles.

Ante la argumentación de un agravio comparativo respecto a lo que ocurre en otras latitudes, dentro y fuera de España, léase IRA y ETA, la lucha política y armada en Irlanda y en Euskadi, el Sinn Fein y Herri Batasuna, el movimiento independentista vasco y catalán y, recientemente, el independentismo en Escocia y en Catalunya, siempre se ha alegado lo mismo: no es comparable. Y es cierto. Hay muchas diferencias entre cada uno de estos casos pero también hay similitudes.

Generalmente, a mí me gusta más ver las similitudes que las diferencias entre las personas, lo que nos une más que lo que nos separa, pero en el caso escocés y catalán, permitidme que haga una excepción y me centre en las tres diferencias que me resultan más significativas:

1) Los británicos no se han escandalizado ante la voluntad de los escoceses por votar para decidir su independencia del Reino Unido. Están en contra de la independencia pero aceptan democráticamente que sus congéneres escoceses deseen formar un estado propio.
2) El gobierno británico ha aceptado (a regañadientes) la voluntad y el sentir escocés y ha facilitado el referéndum para conocer la voluntad de sus amigos del norte (seguramente porque, además del talante democrático, preveían que ganaría el NO)
3) Ante la posibilidad de que pudiera vencer el SÍ, el gobierno británico intentó ganarse a los votantes independentistas con palabras de amor fraterno, tendiendo la mano, y ofreciendo un paquete de medidas encaminadas a mejorar sensiblemente su autonomía política y económica. Es decir, ha acabado cediendo a las reivindicaciones de los escoceses a cambio de mantenerse unidos.

¿Cuál es y ha sido, en cambio, el comportamiento del gobierno central español ante el desafío independentista catalán?

1) Una gran mayoría de españoles se ha rasgado las vestiduras, lanzando invectivas de todo tipo contra Cataluña y los catalanes, elevando todavía más el tono de las burlas, desprecios e insultos contra un pueblo que siempre ha demostrado su talante pacífico.
2) El gobierno español, ante las pretensiones soberanistas, no solo no ha intentado dialogar tratando de entender las causas que las han despertado sino que se ha valido del juego sucio, intentando ganar adeptos a su causa fuera de España y jugando al juego del miedo augurando toda suerte de desgracias y calamidades (todas ellas sin fundamento real) 
3) El gobierno español no solo ha declinado cualquier intento de aproximación sino que ha puesto en pie de guerra a todo un país amenazando con las represalias más dispares (anulando la autonomía, encarcelando a su presidente electo democráticamente, enviando las fuerzas del orden contra las posibles mesas electorales y otros disparates que solo apoyan los más déspotas e intransigentes), movilizando hasta al Fiscal General del Estado para defender, a cualquier coste, la indisolubilidad de la Patria, esa patria que no ha cambiado desde la época del imperio donde no se ponía el sol, en la que sigue predominando el carácter altivo y chulesco del conquistador y del hidalgo castellano.
 
Modernícense, señores y señoras, que la época de la inquisición ya pasó, cambien el eslogan de Una, Grande y Libre por algo más parecido al lema de la república francesa: Libertad, Igualdad y Fraternidad. En una España donde todos nos sintamos libres para expresar nuestras ideas, por absurdas que puedan llegar a parecer a algunos, sin temor a ofensas ni represalias, donde todos los ciudadanos seamos tratados igual y de forma justa y donde reine la verdadera fraternidad, fruto de la tolerancia y la comprensión, dudo que hubiera alguien que, por muchas diferencias históricas y culturales que quisiera esgrimir, lograra levantar los sentimientos nacionalistas y separatistas hasta los niveles que estamos viviendo. Es responsabilidad de nuestros políticos, intelectuales, enseñantes y hombres y mujeres de bien, abonar el terreno para que de la semilla de la cultura y de la tolerancia brote un árbol robusto en el que todas las ramas, unas más grandes y nudosas que otras, unas más gruesas y otras más delgadas, se alimenten de la misma savia y se desarrollen sanas y vivaces junto a sus vecinas sin que ninguna de ellas deba ser podada para fortalecer a otras.

Queridos lectores y lectoras, después de este desahogo personal e intransferible, volveré a callar cada vez que lea cometarios anti-catalanes pero que conste que, por el hecho de guardar silencio, no puede aplicarse lo de quien calla otorga. No quiero ser etiquetado como un rebelde sin causa cuando no se quieren reconocer las causas y, mucho menos, distanciarme emocionalmente de aquellos familiares y amigos que tengo fuera de mi querida Catalunya por los que siento un gran y sincero aprecio.

(1) La rebelión de Barcelona no es por el güevo ni es por el fuero. Francisco de Quevedo. 1640.

10 comentarios:

  1. Ayer mismo tuve una fuerte discusión con una compañera muy querida. Casi gritamos, exponiendo cada una nuestras razones. Cuando dimos por terminado el debate, mi compañera me dijo: "Pero no me vas a dejar de querer por esto, ¿verdad?". Y yo le dije que de ninguna manera, que cuando quiero a alguien, quiero a esa persona aunque no estemos de acuerdo en algo.
    Vaya esto por delante, Josep, porque quiero dejar claro que ni el respeto ni el cariño que te tengo van a disminuir por el hecho de que no esté de acuerdo contigo en algunas cosas.
    Como sería muy, muy largo, explicarlo con detalle, trataré de resumir mi desacuerdo.
    1) los catalanes sois tan distintos (y tan iguales) al resto de los españoles como distintos (e iguales) pueden ser los andaluces, los extremeños, los castellanos o los canarios. El "ser distinto" o "sentirse distinto" no es un argumento válido en política porque todos podemos sentirnos distintos a todos. Por esa regla de tres, yo podría reclamar mi independencia soberana porque me siento distinta al resto del mundo.
    2) A diferencia de Escocia, que fue Reino independiente hasta 1707, Cataluña nunca ha sido reino ni nada parecido. Si no estoy mal informada, perteneció al Imperio Carolingio, luego a la Corona de Aragón (antes había sido romana, visigótica, musulmana)... Algo distinto, creo.
    3) Con las concesiones que Cameron prometió a Escocia si ganaba el sí, Escocia podrá CASI tener unas competencias similares a las que tienen la CCAA españolas.
    4) El tan cacareado como hueco "derecho a decidir" es una falacia: no existe tal derecho. Porque, si existiera, todos podríamos reclamarlo y querer votar cualquier cosa que se nos ocurriera. Así, mi comunidad autónoma podría convocar un referendum para decidir (porque tenemos derecho, ¿no?) si queremos seguir pagando impuestos o no. Votaríamos que no, claro y entonces el resto de España tendría que respetar nuestra soberana decisión y seguir pagando sus impuestos y los nuestros.
    5) No veo el juego sucio del gobierno central de turno, no más que el juego sucio del gobierno catalán de turno. Pero mientras el gobierno central se acoge a una legalidad que nos concierne a todos, el gobierno catalán se la ha saltado a la brava en muchas ocasiones (banderas, enseñanza en castellano, etc). Eso llega al resto de España y te aseguro que no ofrece una imagen conciliadora o solidaria de los catalanes.
    6) Esa patria del imperio que nombras (y que concretas, no sé por qué, en el conquistador castellano) dejó de existir hace unos años, concretamente desde que votamos una constitución a partir de la cual se podría trabajar en un nuevo modelo de convivencia.
    7) No creo que la gran mayoría del resto de los españoles se burle de los catalanes, los desprecie o los insulte. Creo que más bien ocurre lo contrario. Lo que pasa es que la imagen catalana que llega al resto de España es, precisamente, la de desprecio e insulto a lo que tenemos en común. ¿En qué categoría (insulto, desprecio o burla) encuadrarías el hecho demostrado de que se multa a comerciantes que rotulan en castellano, siendo el castellano lengua oficial en Cataluña?

    Bueno, al final me he enrollado un poco, lo siento.
    Un abrazo enorme, Josep.

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    1. Querida y siempre respetada Fefa: No voy a entrar en debatir y rebatir los argumentos que mencionas porque sería muy prolijo y además entraríamos en una espiral de respuestas y contra-respuestas que no nos llevaría a ninguna parte y que es lo que, con el silencio al que aludía en mi escrito, he pretendido también evitar. Este es uno de esos temas que habría que debatir en el seno de un Congreso sobre historia, política y relaciones humanas. En lo que sí estoy plenamente de acuerdo contigo es que todos somos iguales, ni mejores ni peores, cada uno con sus peculiaridades que debemos respetar.
      Dicho esto, sí quiero reiterar (y es precisamente lo que más me solivianta) es lo de las malinterpretaciones y distorsiones de la verdad que, desgraciadamente, la gente se las acaba creyendo, excepto los que viven en Catalunya y viven la realidad cotidiana: En Catalunya NO se multa a los comerciantes que rotulan en castellano. En todo caso, se ha multado a algunas grandes superficies por rotular SOLO en castellano, que es muy distinto. Ya no voy a entrar en discutir lo justo o injusto de esta medida dentro del programa de normalización lingüística.(para fomentar el uso normal del catalán), solo quiero reiterar que éste es uno de los muchos ejemplos en los que se desvirtúa la realidad diciendo lo que no es.
      Otro abrazo para ti.

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    2. Lo de las malinterpretaciones y tergiversaciones es bidireccional, me temo. Estoy segura de que la inmensa mayoría de los españoles (andaluces, vascos, castellanos, gallegos, catalanes, canarios... todos) son gente normal y respetuosa. El problema suele ser que los que más gritan son los menos respetuosos de todos.
      Gracias por la respuesta.

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  2. Josep, abans de res, gràcies per la defensa del dret a decidir. No m'hi estendré. En tot cas, penso que a la senyora que signa amb el nom de Vichoff, potser li convindria deixar de fer demagògia barata, intentar equiparar 1.800.000 persones recolzant una consulta a sol·licituds de referèndums inexistents, i documentar-se una mica sobre el fet que el cor de la Corona d'Aragó (una nació) era el comtat de Barcelona. Sí, ja sé que pot pensar que sóc un maleducat pel fet d'escriure en català. Francament, penso que no he escrit res que no pugui entendre. D'altra banda, no faig comptes entrar en cap discussió. Una abraçada.

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    1. Bueno, Joan, no sé si "maleducat" pero un poco descortés sí, ¿no crees?
      Entiendo lo que has escrito pero, con las mismas, podría no entenderlo así que... sí, un poco desconsiderado por tu parte. Digamos que si el fin de un diálogo es entenderse, tú has puesto poco por tu parte.

      Si mis argumentos te parecen demagogia barata, te agradecería que me explicaras por qué. Yo no equiparo nada, solo digo que el "derecho a decidir" es una falacia y eso no me lo has rebatido. También te agradecería que me explicaras la diferencia, en el caso que nos ocupa, entre "consulta" y referendum".

      No veo, en cambio, la razón por la que el condado de Barcelona tuviera que ser el corazón del Reino de Aragón. Hasta donde sé, ambos existían y eran independientes cuando se produjo el enlace de Petronila y Ramón Berenguer.

      Finalmente me gustaría decir que entrar en discusión no es algo malo "per se". Si los interlocutores son educados y respetuosos, siempre se gana algo, generalmente, entender la postura del oponente y ampliar conocimientos sobre el tema que se trata.

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  3. Vichoff o Fefa. Te voy a responder en castellano por aquello de "descortés", aunque yo, como que sé castellano, también sé que lo que había escrito podías entenderlo a la perfección.
    Estoy plenamente de acuerdo contigo en que el pueblo catalán no es superior a ningún otro. Dicho esto, tampoco es inferior a nadie. He dicho antes que no queria entrar en ninguna discusión, y no lo pienso hacer, pero puntualizaré. Me centraré en dos puntos. Sobre la "falacia" del derecho a decidir, tienes que tener en cuenta que durante tres años seguidos, millón y medio de personas se han manifestado con este fin (las manifestaciones más grandes habidas en Europa). Es más, hace dos dias se entregaron 700.000 firmas con nombre, apellidos, domicilio y DNI al Parlament catalán a favor de la independencia, pero esto, parece ser, no tiene ninguna importancia. Según mi modo de ver es el pueblo quien hace cambiar las leyes. Si no fuera así, las mujeres todavía no podrían votar y la esclavitud de látigo estaría a la orden del dia. Asimismo, con Franco había unas leyes y ahora hay otras. Si una movilización de este tipo crees que puede compararse a que una comunidad no pague sus impuestos para que los paguen otros, esto, para mi, es demagogia. Primero, tendría que darse el caso: movilizaciones, firmas y demás. Después, podria llegarse a un acuerdo siempre que los ciudadanos de esta comunidad pagaran directamente de su bolsillo, no cargando, por supuesto, a los demás. En Cataluña pasa exactamente lo contrario. Entre catorce y dieciseis mil millones de euros se los queda el Estado. Como el dinero no nos llega, el gobierno catalán tiene que empezar a recortar, sobre todo en enseñanza y sanidad. Por si fuera poco, como tampoco alcanza, tiene que pedir dinero al Gobierno central (cuatro mil millones de euros, FLA) para, a pesar de los recortes, salir del paso. El Estado, que ya se había propiado de esos entre catorce y dieciseis millones (depende del año), le PRESTA al Gobieno catalan este dinero, pero eso sí, con un interés del 4,5%. No hablemos de la sentencia de los diez hombres "justos" sobre el Estatut de Cataluña. Un Estatut que se había aprobado en el Parlament catalán, que había sido refrendado legalmente por el pueblo, que después de haber pasado por el "cepillo" del señor Alfonso Guerra, se aprobó en el Congreso de Diputados... Pues dicen que no y comienza un proceso involucionista que ataca desde las finanzas hasta la inmersión lingüística (un sistema que no ha creado conflictos y sí integración). De hecho, el nivel de competencia de español es ligeramente más alto en Cataluña que en el promedio del Estado. Bueno, dejando todo esto aparte, me pregunto si alguien de verdad se ha cuestionado en España por qué Cataluña quiere ser independiente.

    PS: continúa en otra entrada, ya que excedo los caracteres permitidos.

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  4. Por otra parte, la diferencia básica entre consulta y referendum es que la consulta NO es vinculante, mientras que el referendum sí lo es.
    Aprovecho para corregir un error mio en el comentari anterior. La Corona de Aragón, no era una nación. Era una confederación. La confederación catalano-aragonesa, tambien llamada Reino de Aragón. En cualquier caso, ajena a Castilla hasta la unión de las dos coronas, cada una con su moneda, leyes y atributos, razón por la cual el descubrimiento de América y su explotación siempre fue considerado una empresa de Castilla, no de Aragón. De hecho, hasta el año 1778 España no permitió el comercio de Cataluña con América. Extendiéndome brevemente con el tema, en los siglos de la Corona de Aragón, no se daba especial importancia al título de rey, dándose el caso curioso que el conde de Barcelona, a pesar de ser quien gobernaba, si llevó este título fue solamente a nivel popular: el rey Jaime I, por ejemplo. Sin embargo, se da la paradoja que dicho conde-rey, dividió sus territorios, como herencia, entre sus hijos. De aquí nació el Reino de Mallorca y creo que en este momento también el Reino de Valencia. Imagino que por el mero hecho de ser reinos independientes podían ser llamados naciones (este término no estaba de moda entonces), mientras que Cataluña, al ser únicamente condado, no, aunque fuera la más poderosa. En cuanto al peso de Barcelona y posteriormente Valencia (culturalmente muy importante), me remito a la cantidad de libros que se han escrito sobre el tema.
    Para terminar, la diferencia básica entre consulta y referendum, es que la consulta NO es vinculante y el referendum SÍ.
    Bueno Fefa, lamento haberte tenido que conocer en esta tesitura. Si he repondido a tus preguntas, perfecto. Caso contrario, pues decir que lo lamento. De todas maneras, no tego nada más a añadir y termino aquí el debate (que cansa).
    No te quepa duda que como amiga de Josep te deseo lo mejor.


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    1. Gracias, Joan, un placer debatir contigo.
      Yo también te deseo lo mejor.

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  5. Yo desde luego no voy a entrar en discusiones porque soy una inculta en estas cuestiones como en otras muchas, y como inculta podría ofender con mi opinión, pero dejo constancia de que no soy partidaria de las fragmentaciones...
    Yo te diré lo de siempre Josep, me admira la forma de escribir que tienes, y en este post te superas, pero voto por España toda unida y por los catalanes que se expresan en castellano, cuando hay alguno...
    Un abrazo y mis felicitaciones.

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  6. Querida Elda. Yo siempre he sido (y soy) de la opinión de que más vale no hablar si no se conoce el tema muy a fondo y, por eso, suelo callarme cuando, aún sospechando que se está exagerando o tergiversando algo, no tengo información o formación suficiente para rebatirlo con argumentos incontestables. Por eso lo del enunciado. Por otra parte, para mí, todas las opiniones son igualmente respetables (siempre dentro del respeto a los derechos humanos pues no acepto actitudes xenófobas o machistas, por ejemplo) y, por lo tanto, con inteligencia y educación todo puede ser discutido aunque de entrada no nos guste.
    Así pues, tu postura te honra y entiendo perfectamente tu opinión. Yo no he dicho en ningún momento que sea separatista pero respeto el derecho a pronunciarse y me desagrada sobremanera las actitudes arrogantes de quienes creen que poseen la razón y no atienden a la de otros. Nunca he sido beligerante y muchas veces no he hablado por si podía ofender a alguien pero muchas veces (sobre todo últimamente) observo que otros no obran igual.
    Parafraseando a Martin Luther KIng diré "I have a dream", un sueño que consiste en una España REALMENTE Unida, en la que todos sus habitantes vivan en armonía y no se ataquen verbalmente y, sobre todo, en la que los políticos no apliquen el divide y vencerás del tiempo de la dictadura. Yo quiero vivir en una España donde los catalanes (y los andaluces, aragoneses, etc., etc) no nos sintamos despreciados o menospreciados por los habitantes de otras comunidades por razones de tipo lingüístico, cultural, etc., porque son estas las actitudes que fomentan el separatismo. Y esto, por desgracia, no se está dando.
    Un abrazo cordial.

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