Según
el CIS, el paro ha estado, desde la década de los ochenta, a la cabeza de los
problemas más importantes de los españoles. Concretamente, en 2023 era una de
las tres primeras preocupaciones de los ciudadanos. El año pasado, la tasa de
desempleo en España era del 10,8%, un punto menos que en 2023, pero, aun así,
el más alto de la eurozona.
Por
sexo, las mujeres en paro superaban a los hombres: 12,1% frente a 9,6%. Por
edades, se llevan la palma los mayores de 50 años, con un nada despreciable
30,82%, con un total al término de 2024, de 800.000 personas, es decir, más de
3 parados de cada 10. Entre los más jóvenes de 25 años, la tasa de paro también
es muy elevada: un 25,6% en los hombres y un 28,7% en las mujeres.
Si 800.000 personas paradas mayores de
50 años ya es una cifra a tener muy en cuenta, todavía es más grave el hecho de
que 443.900 (el 55,5%) lo son de larga duración.
Estos últimos datos proceden de un
estudio realizado por “Generación Savia”, un proyecto de “Fundación Endesa” en
colaboración con “Fundación máshumano”.
Por
otra parte, en 2025, la edad de jubilación ordinaria se sitúa entre los 65 y 66
años y 8 meses, según el periodo cotizado, edad que pasará a estar entre los 65
y 66 años y 10 meses en 2026, y entre los 65 y 67 años en 2027.
No
sé si soy un simplista o un ignorante, pero cuando oigo o leo los datos sobre
el paro en nuestro país, siempre me pregunto lo mismo: Si no se contrata, por culpa
de la edad (una manifestación más de edadismo) a los mayores de 50 años, ¿por
qué no se permite la jubilación a una edad algo más temprana (hay países de la
UE cuya jubilación es a los 64 años) en lugar de querer prolongarla?
Si
los trabajadores se jubilaran antes, dejarían espacio para contratar a los
mayores de 50 y a los menores de 25 que están en el paro. ¿Dónde está el quid
de la cuestión? Seguro que debe de haber algún motivo económico. Ahorrar en el
pago a pensionistas por un lado y pagar subsidio de desempleo al mismo tiempo
por otro. Seguro que la balanza se decanta a favor de lo primero, pues, la
manutención de los pensionistas es mucho más costosa que la de los parados. Solo
hay que comparar 10,32 millones de pensionistas frente a los 2,78 millones de
parados.
Probablemente
no haya tantos puestos de trabajo como trabajadores potenciales, por lo menos oficialmente,
pues la economía sumergida es muy lucrativa para muchos patronos, esos que
tienen trabajadores en situación ilegal y les pagan una miseria. Pero esta es
otra historia.
Encuentro
francamente injusto que la estabilidad económica y el bienestar de los jubilados
y la de los parados se contemple en térmicos económicos y no sociales.