lunes, 11 de noviembre de 2024

¿Quién hay detrás de esta firma?

 

Los que seguís asiduamente este blog, sabéis que suelo tratar temas de bastante actualidad, pero en esta ocasión me ha resultado muy difícil elegir uno con la importancia necesaria para tratarlo con la suficiente seriedad, conocimiento y objetividad. 1) La terrible DANA que ha sufrido la Comunidad Valenciana y cuyos efectos tardarán meses, si no años, en desvanecerse, y las implicaciones políticas de ese desastre que bien podría haberse evitado o, por lo menos, reducido su impacto sobre las vidas humanas; 2) los incesantes ataques del ejército israelí sobre Gaza, al frente del cual se erige la figura vil y retorcida de un genocida; 3) la persistente confrontación bélica entre un dictador ruso que se cree emperador de las rusias zaristas; 4) la crisis climática, que no hay Cumbre del Clima que logre acabar con ella, ni siquiera llegar a acuerdos realmente eficaces; 5) el negacionismo imperante por parte de influencers malintencionados; 6) la historia amorosa y financiera del rey emérito; y así un largo etcétera de casos que, al menos a mí me tienen desbordado, asqueado, anonadado y no sé cuántos calificativos más.

Ante ello, he recurrido a lo más fácil, a la figura del que será el nuevo presidente de los EEUU a partir del 5 de enero próximo. Será el segundo mandato de este líder tan controvertido y con características de su personalidad rayando la enajenación. Hablar del futuro a corto y medio plazo de los EEUU y el más que probable deterioro democrático es algo tan complejo que solo puede exponerlo con propiedad un periodista especializado. Así pues, me he decidido a reproducir lo que publiqué hace exactamente seis años y seis meses sobre la figura de este dictador moderno y populista, pues nada de lo que dije entonces ha cambiado y goza de la misma actualidad. Porque hay cosas que no cambian con el tiempo.

Así pues, eso es lo que escribía el 11 de mayo de 2018, durante la primera presidencia de Donald Trump:

 

Esta vez no voy a andarme con rodeos, ni con sutilezas, dejando al lector adivinar o sospechar quién está detrás de la historia, como hice en mi relato “El hombre más poderoso” (Retales de una vida, 05-02-2018). No, esta vez hablo de Donald John Trump, el magnate y político norteamericano, presidente de los EEUU por obra y gracia de sus votantes y propietario de esta firma. No hay posibilidad de confusión, no hay ─creo yo─ otra firma igual. No hay que ser un experto en grafología, cada firma lleva su seña distintiva de identidad. Vale, no es como una huella dactilar, pero casi. Así pues, ¿quién se esconde detrás de esta firma sin igual?

Según los expertos en el tema, la grafología es una pseudociencia que pretende definir la personalidad y el carácter de una persona. Según sus defensores, sin embargo, la escritura sí es una expresión de la personalidad. Algunos grafólogos incluso opinan que puede servir para diagnosticar el grado de salud mental de un individuo.

Recordaréis que, ante las continuas sospechas o acusaciones de desequilibrio mental de Trump, este fue sometido, por voluntad propia, a un test psicológico que determinó que sus facultades mentales eran óptimas. Según el médico de la Casa Blanca, Ronny Jackson, no había duda de que el presidente, “pese a bordear la obesidad y de abusar de las hamburguesas, estaba en plena forma física”. En cuanto a su salud mental, la prueba a la que fue sometido, un test cognitivo conocido como Montreal Cognitive Assessment, que evalúa básicamente la atención, concentración, memoria, lenguaje, pensamiento conceptual, capacidad de cálculo y orientación de un individuo, dio resultados más que satisfactorios. Dicho de otro modo, que Donald Trump es capaz de concentrarse, entender y memorizar lo que le dicen, sabe expresarlo ─a su manera─, y calcular y orientarse correctamente. Lo que ya no sé ─seguramente porque no soy psicólogo clínico─ es si sabe calcular el alcance de sus decisiones. El hombre está, pues, sano y cuerdo. Veamos ahora, según la grafología, qué tipo de hombre sano es.

En un artículo publicado el 30 de enero de 2017 en RT por María Jesús Vigo Pastur (ignoro la intencionalidad de esta redactora y técnica de comunicación), la grafóloga y perito calígrafo, Sandra Cerro, una de las expertas en grafología más reconocidas y solicitadas de España, calificó la personalidad de Trump, en base a su firma, del siguiente modo:

Las mayúsculas iniciales altas, forma angulosa (los llamados dientes de sierra) o ejecución en eje vertical, denotan autoridad, orgullo, inflexibilidad, temperamento fuerte y determinación.

La escritura continua, uniendo unas letras con otras, y la forma de terminar la firma indica un carácter de líder autoritario, el del yo ordeno y mando, más autoafirmador que realizador.

Esta información, según Sandra Cerro, revela que Trump es el “clásico líder dictatorial de tipo coercitivo”, que demanda ser el centro de atención y que requiere obediencia inmediata y sumisión por parte de sus subordinados. “Es una persona intransigente, que le cuesta ser flexible a la hora de respetar las opiniones y criterios de los demás”. Finalmente, lo califica como “una persona vanidosa y con una autoestima bastante alta (¿solo bastante?), a quien le gusta el ejercicio del poder desde la cúspide”.

Pero no todo van a ser rasgos negativos. Entre los positivos, la grafóloga destaca “su gran determinación y perseverancia. No para hasta conseguir sus objetivos”, aunque, a mi modesto entender, estas cualidades pueden ser un arma de doble filo, según sea el objetivo de su determinación. Lo que sí resulta claramente positivo y tranquilizador es que, según esta experta, también “es una persona moderada y reflexiva, en tanto que no es una persona impulsiva que se lance sin control a enfrentar decisiones o proyectos”. A mi modo de ver, no es esta la imagen que da ese mandatario ante las cámaras. Pero si lo dice la reputada grafóloga y perito calígrafo, por algo será.

Solo espero que así sea, y que esta cualidad la comparta con su rival en la política estratégica internacional Kim Jong-un, de cuya firma no he logrado obtener una imagen clara y fiable (¿será un secreto de Estado?), aunque recientemente este líder parece mostrar una cara más amable y una actitud más tolerante de la que nos tiene acostumbrados.

¿Y por qué tanto interés por la personalidad de Donald J, Trump?, os preguntaréis. Pues no sé. ¿Será porque le veo a diario, porque me cae fatal, porque es uno de los hombres más poderosos del mundo y porque tiene, en algún lugar ─espero que a buen recaudo─, un botón nuclear que, según sus propias palabras, es más grande y más poderoso que el de su colega norcoreano?

 

Nota: los que en su día leísteis y comentasteis esta entrada, estáis dispensados de volver a hacerlo. Poco debe quedar por añadir, pero si queréis agregar algo a lo que dijisteis en aquella ocasión (si es que lo recordáis) estáis en todo vuestro derecho de hacerlo. Faltaría más. 😉