viernes, 7 de marzo de 2025

¡A las armas!

 


De adolescente era pacifista hasta la médula, llevaba en mi carpeta de apuntes el símbolo de la paz y creía profundamente en el lema “haz el amor y no la guerra”. Pero son tiempos y anhelos pasados que, a lo largo de los años, se van reblandeciendo hasta desaparecer o bien atemperando.

Parece lógico que un joven como fui yo piense y proclame lo innecesario de un ejército. ¿Un ejército, para qué? Las guerras no deberían existir ni la necesidad de defenderse de un enemigo imaginario. ¿Acaso España puede ser atacada por alguno de nuestros vecinos? Y las guerras que tienen lugar muy lejos de nuestras fronteras, incluso en otro continente, no son asunto nuestro. Y aquí paz y después gloria. Todo muy bonito, demasiado.

Reforzar la seguridad europea hoy es salir de la OTAN, parar la escalada bélica, invertir en servicios públicos e intervenir empresas estratégicas para tener seguridad alimentaria, energética y social y para recuperar soberanía y poder.

El “rearme” de Von der Leyen es lo que pone a Europa en peligro. Ya llevan años aumentando el gasto en armas y no tenemos más seguridad ni libertad: la gente vive peor y los fascistas mandan más, ¿Qué hace Pedro Sánchez siendo cómplice de esta peligrosa gran coalición de guerra?

(Irene Montero)

Estoy totalmente en contra de la guerra y de una escalada armamentística, pero creo que Irene Montero muestra, con estas palabras, una gran dosis de ingenuidad. No hay que confundir churras con merinas. Para mí no tiene nada qué ver la precariedad en servicios sociales y en justicia social y el derecho a defenderse de actores cada vez más peligrosos cuyo objetivo a corto y medio plazo es hacerse con territorios ajenos, como hizo Napoleón, en los siglos XVIII y XIX, y Hitler, en el siglo pasado.

Si al matón de la clase no se le paran los pies, seguirá abusando, cada vez más, de sus compañeros, aprovechando su permisividad y la de sus profesores. Nunca he sido beligerante, pero lo de poner la otra mejilla no va conmigo.

Puede parecer paradójico, pero la paz solo se consigue con las armas, como a lo largo de toda la historia de la humanidad. En esto no hemos cambiado. ¿No es ingenuo creer que solo se puede hacer frente a un agresor mediante el diálogo? De ello estamos teniendo un claro ejemplo con los diálogos y falsas treguas que solo pretenden imponer la posición del más fuerte, militarmente hablando. ¿Paz a cambio de humillación, rendición y expolio?

En mi opinión, estamos ante una gran encrucijada. ¿Optamos por cruzar los dedos esperando a que ningún país beligerante decida quedarse con parte de un territorio que no le pertenece (pienso en Groenlandia y la obcecación de Trump para hacerse con ese pastel, o la de Putin por quedarse con la zona invadida de Ucrania, o el empeño de Netanyahu de quedarse con todo el territorio de Palestina, complementado por el repugnante plan de Trump de convertirlo en un Spa de lujo una vez expulsados sus legítimos propietarios) o nos preparamos para plantarle cara a cualquier dictador que desee emular a estos matones inmorales y sinvergüenzas?

Entiendo las reticencias de algunos ante esta última posibilidad y les doy toda la razón en que los que más sacan provecho de los conflictos bélicos son los fabricantes de armas. Pero ¿qué hacer si no? ¿Esperar con los brazos cruzados el desarrollo de los acontecimientos? Siempre he creído que, en cualquier situación, hay que aplicar el más vale prevenir que curar. ¿Os acordáis de la fábula de Iriarte sobre los dos conejos que pierden el tiempo discutiendo si sus perseguidores son galgos o podencos? Pues eso.

Hacer el amor y no la guerra es muy bello y deseable, pero utópico en nuestros días. Yo más bien pienso que la unión hace la fuerza.

Soy consciente de que este es uno más de los temas que saco a colación que resulta muy complejo, que posee muchas aristas por pulir y que no tiene una respuesta objetiva. Pero, aun así, he sentido la necesidad de exponer mi punto de vista sobre cómo veo la triste realidad. No sé si habré logrado una unanimidad de pareceres. Supongo que no. En todo caso, os dejo un tema de discusión para una tertulia con amigos y adversarios. Entretanto, paz y amor.

 

14 comentarios:

  1. Hola Josep, es que la ambición de tener más territorios esta en auge, literalmente o con el pensamiento porque no se pueda hacer de otra forma. Parece que no se ha aprendido nada de las guerras del pasado, y es que habiendo dinero por el medio seguirán las cosas cada vez peor, porque las mentalidades son más malvadas.
    Unanimidad total con tus pensamientos y lo expuesto, pero soy en este aspecto negativa dadas las circunstancias según están las cosas, lo mismo en nuestro país que en el resto del mundo con sus poderosos al frente.
    Cada vez estoy más convencida que las predicciones de Nostradamus se cumplirán, desgraciadamente, porque el dialogo no existe, nada más si hay concesiones disparatadas.
    Un abrazo Josep.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Elda. Desde tiempos remotos, el hombre, o mejor dicho los poderosos, ya fueran reyes, condes o cualquier gobernante, ansiaba conquistar terrenos y países que no le pertenecían, bien para tener más poder, bien para hacerse con un suculento botín que engrosara sus arcas y tener más súbditos para mantener económicamente, con sus impuestos, los excesos de la alta jerarquía. Hoy vemos, con pena y horror, que esto no ha cambiado demasiado, pues los poderosos siguen deseando ampliar su poder en forma de tierras, petróleo, minerales, etc. y sin importarles que, para ello, se pierdan muchas vidas humanas. La única diferencia, a peor, es que ahora las armas no son espadas, lanzas o trabucos, sino que la sofisticación del amamento ha llegado a una cota terriblemente preocupante. Ahora, si un país se arma como medida preventiva, el enemigo no se queda atrás, y esta carrera armamentística nos llevará al infierno, metafóricamente hablando.
      Espero que las predicciones de Nostradamus no lleguen a cumplirse, aunque no estoy muy seguro.
      Un abrazo.

      Eliminar
  2. La unanimidad de pareceres es una idea peregrina, de hecho, hay cosas en las que no concurdo contigo. No obstante, en eso de que Europa se debe armar para hacer frente a la versión rusa de Hitler, no queda la menor duda. Todo país que es atacado y sus ciudadanos muertos y hasta secuestrados, como el caso de los ninos ucranianos arrebatados a sus madres y llevados a Rusia, tiene el derecho LEGÍTIMO de responder y defenderse. Que Europa se vea en ese espejo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En muy pocas cosas la gente coincide al 100%, salvo que sean tan evidentes y de tal gravedad que resulte prácticamente imposible hallar una voz discordante. Y aun así, siempre hay quien ve las cosas al revés. Ya he comentado que esta entrada podría dar pie a distintas opiniones, pero por lo que veo, estamos de acuerdo en lo esencial: el derecho a la defensa ante una agresión injusta. Nadie quiere la guerra, pero...
      Un saludo.

      Eliminar
  3. Paz y amor (Aquí tendría que sonar una canción californiana de los 60)
    Estamos de acuerdo, el hombre es un ser caníbal y si le dejan, arrasa con todo. Los países idem.
    La izquierda esa de la Montero y otras parecidas, la izquierda es muy propensa a desvanecerse por división perpetua, hace mucho que simplemente está decorativamente para poner algo de color en el decorado parlamentario y contentarse con un plato de lentejas.
    Abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, y con un corrillo de hippies cantando alrededor de una fogata, tocando la guitarra, je, je. Pura ilusión.
      El hombre, desde sus inicios, es el enemigo número uno del hombre. "Homo hominis lupus" (me encanta esta frase latina, tan antigua y tan real como la vida misma).
      La izquiera, históricamente, está condenada a la división, al confrontamiento interno, por ello muy probablemente no llegue a triunfar del todo. En cambio, la derecha suele estar siempre muy unida, como un bloque, y aparca sus diferencias internas (o las esconde) en aras de combatir y ganar a sus enemigos políticos.
      Un abrazo.

      Eliminar
  4. En tiempos de paz la gente se suele mostrar más antibelicista que nunca olvidando que el humano repite sus movimientos a lo largo de la historia. Estoy muy de acuerdo con lo que quieres transmitir y desde luego si por ejemplo a Putin no le hubieran parado los pies pues seguramente ya hubiera invadido las repúblicas bálticas, Polonia o lo que al nuevo Zar ruso le hubiera venido en gana. Así que ahora a Europa solo le queda el rearme preventivo que es lo único que puede frenar más guerra o otra repitición del bélico siglo XX vivido en Europa. La disuasión se ha mostrado hasta el momento la mejor manera de parar, por ejemplo, un conflicto nuclear mundial.
    Un abrazo, Josep.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A veces veo esa confrontación entre países como un juego de niños, pero en plan malvado. "Yo tengo más armamento nuclear que tú, asi que ve con cuidado, que si te lanzo un misil sabrás lo que vale un peine".
      Ahora mismo, Putin se está partiendo de risa después de que Macron haya puesto a disposición de un ejército combinado europeo su arsenal nucler, muy inferior al que ostenta Rusia; le ha llegado a comparar con Napoleón por sus deseos expansionaistas (manda huevos) y le ha recordado que aquel fue vencido en Rusia. ¿Una advertencia? ¿Una fanfarronada?
      En fin, un juego que, si no tuviera un trasfondo tan grave, nos haría reír en lugar de llorar.
      Un abrazo, Miguel.

      Eliminar
  5. Quien no quiere armarse, por no ser partidario de la guerra, no piensa que está dando facilidades a quien sí lo es.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si quieres ganar un partido, no puedes bajar la guardia, porque el contrario se te comerá.
      Un abrazo.

      Eliminar
  6. Josep. Y todo por culpa de Putin, según he estado leyendo. Soy lo más antiputin que hay. No porque sea Putin, especialmente, sino porque él es un alma vieja y, más que vieja, putrefacta, contaminada por la herencia bélica que ha hecho de este mundo, el mundo que es. Retrasa el avance de la humanidad, porque el avance de la sociedad puede ir de maravillas, con la tecnología y la ciencia, pero la humanidad puede venir varios pasos más atrás, media sumida en el terror ancestral que se dispara al ver armarse con piedras homínidos contra homínidos. Otro saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Todos los dictadores tienen algo de putrefacto. Putin, además, siente nostalgia de la antigua URSS, y le gustaría volver a recuperar sus antiguas fronteras, a sus súbditos, y ser una especie de emperador a quien todos deben temerle.
      Qué pena que la tecnológía moderna, en lugar de facilitarnos una vida mejor, sirvan de amenaza para quitárnosla.
      Un abrazo.

      Eliminar
  7. Las circunstancias obligan. Yo, como tú, soy pacifista, he llevado las pegatinas en mi carpeta universitaria y siempre he pensado que si no hubiera ejércitos no habría ejércitos de los que tener que defenderse. Ahora me pasa como a ti. Y como a Einstein, por cierto, que tras una juventud pacifista se vio colaborando para la obtención de la bomba atómica por miedo a que los nazis la obtuvieran antes. Sigo siendo pacifista, pero cuando se amenaza la poca paz que nos queda y los matones se hacen con el poder, de alguna manera hay que defenderse y me temo que ahora no son momentos para andarse con discursos buenistas, ingenuos y hasta pusilánimes. Valiente tu entrada.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Veo que aunque soy unos cuantos años mayor que tú, fuimos ambos unos jóvenes iguelmente progres, je, je, y con el tiempo hemos ido cambiado de parecer del mismo modo. La madurez nos hace ver las cosas desde otra perspectiva y abandonamos, poco a poco, la ingenuidad y le devoción por un mundo utópico. Es triste, por un lado, pero vista la dura realidad, no nos queda más remedio que abordar el tema bélico de una forma mucho más pragmática.
      Un beso.

      Eliminar