No penséis mal, que no va de eso que
os imagináis, pues esta pregunta vale para casi todo lo que tiene una
dimensión. No es lo mismo, por ejemplo, medir 150 cm y pesar 40 Kg que tener
una estatura de 220 cm y un peso de 120 Kg. Esos dos extremos tienen sus
ventajas y sus inconvenientes. Así, para un jinete de carreras, el peso y la
corpulencia es importante que sea baja, mientras que un jugador de baloncesto o
un luchador de lucha libre, cuanto más alto y corpulento sea mucho mejor. Y así
encontraríamos más ejemplos en los que el tamaño, ya sea grande o pequeño, es
importante.
Pero pasemos al tema que aquí he
traído y que todavía no he revelado: el tamaño de un relato, aunque también
podríamos hablar del de una novela. Pero como yo me dedico a lo primero, he
centrado mi atención en el género de los relatos.
Años ha, en mis inicios como escritor
de relatos, cuando mi imaginación fluía sin cesar y los borradores se me
acumulaban en mi escritorio, a la espera de ser publicados para dar tiempo a
mis lectores a pasar por mi blog y ponerse al día, algunas de las historias que
publicaba tenían una longitud muy superior a la habitual, de modo que decidí
“trocearlas” en varios capítulos ─en algún caso hasta en cinco─. Observé que
ello tenía un inconveniente para algunos lectores y es que estaban obligados a
seguir de cerca el progreso de la historia para no perder detalle de la misma,
y para evitarlo tenían que buscar el capítulo precedente si es que lo habían
pasado por alto o bien lo querían recordar. Algunos de estos lectores me
indicaron que preferían leer un relato de una tirada por largo que fuera que
verse obligados a leer capítulo a capítulo y no perderse ninguno. A aquellos
que me seguían con regularidad esto no les causaba ningún problema, pero los
que pasaban por mi blog con menos frecuencia les resultaba más engorroso porque
tenían que hacer el esfuerzo de volverse a “enganchar”. A raíz de ello, decidí
poner en cada capítulo un enlace que remitía al anterior para facilitarles la
tarea. Aun así, pensé que no debía ser una solución cómoda.
Pero, por otra parte, ello tenía la
ventaja de dejar al lector con ganas de más, acabando cada capítulo con un
cierto suspense, un recurso conocido como clifhanger. Aun así, a partir
de entonces intenté publicar mis relatos enteros, sin interrupciones, con muy
pocas excepciones a esta regla.
Debo admitir que precisamente yo soy
uno de los que le disgusta leer un texto muy largo, a menos que su contenido me
resulte llamativo. No lo he cronometrado nunca, pero más de cinco minutos de lectura
me cansa. Ante un texto muy largo, me planteo si leerlo o pasar de él, lo cual es
una contradicción: escribo largo, pero no me gusta leer textos largos. No quieras para los demás lo que no quieres
para ti, me dije.
Creo que son muchos los lectores que prefieren
un relato breve a uno muy largo o dividido en varios episodios. Así que me
planteo qué es lo más idóneo. En caso de que un relato, por su complejidad y
trama merezca una extensión superior a las dos mil palabras, me surge la duda
de si publicarlo entero o, como he dicho al principio, “trocearlo” sin
miramientos para que su lectura sea más llevadera, aun exigiéndole al lector
que sea perseverante y no se pierda las continuaciones si quiere enterarse de
la totalidad de la historia y, sobre todo, de su final.
¿Qué opináis al respecto?
-
¿Sois partidarios de un relato publicado de un tirón, aun
siendo largo?
-
¿Preferís que un relato largo se divida en varios
capítulos? o
-
¿Solo os gustan los relatos breves?
En definitiva: ¿os importa el tamaño?

Partiendo de la base de que "Lo bueno si breve, dos veces bueno". Digamos que la realidad, es que un texto largo, a menos que sea muy interesante, cansa. Si lo troceas, hay quien lo seguirá, en función de la periodicidad, cuanto más rápida mejor. A mí, particularmente, me gustan los buenos relatos, el formato importa menos. Con lo cual el tamaño no importa. ¿Oh sí?
ResponderEliminarUn abrazo.
Claro, Alfred, lo ideal sería combinar extenso (sin exagerar) y bueno. Aquí podríamos hacer el símil de la frase que dice "bueno, bonito y barato". La realidad, en cambio, dice que lo bueno, si es además bonito, no es barato. O dicho de otro modo: si quieres calidad y belleza tienes que pagar lo que cuesta de verdad, je, je.
EliminarUn abrazo.
Jajaja, a mi no me importa el tamaño si la historia es interesante, y como todas las tuyas lo son y muy entretenidas, pues me da igual que esté repartida en más capítulos porque estoy acostumbrada a las series de la tele que me encanta verlas, pero si que me quedo con el gusanillo de querer más, :))).
ResponderEliminarMuy simpático el comienzo de tu texto. Yo si podría haber sido jinete de carreras, y a pesar de la medida jugué bastantes años al baloncesto, y no era mala jugadora en el ambiente que me movía, metía canasta desde bastante lejos, sin embargo si me ponía muy cerca de la canasta no metía ni una... o sea, que el tamaño no importa, jajaja.
Un placer como siempre Josep.
Un abrazo y buen fin de semana.
Hola, Elda. Es que tú eres de esas lectoras asíduas que no se pierden ninguna de mis publicaciones, je, je. De este modo, puedes seguir el hilo de la historia sin perderte, y si además tengo la habilidad de dejarte al final de cada capítulo con el gusanillo de querer más, pues perfecto, je, je.
EliminarAsí que fuiste jugadora de baloncesto, vaya, vaya. Y claro, tu estatura resultó no ser un handicap desde la distancia pero sí frente a la canasta. En este caso, el tamaño sí importó, ja, ja, ja.
Es un placer para mí leer tus comentarios.
Un abrazo y buen fin de semana.
Es una cuestión interesante a la que yo como lector no tengo ninguna duda: prefiero un relato de un tirón je, je. No me molesta que sea largo para nada. De todos modos y en este caso el tamaño no importa porque tu tienes la calidad y claridad literaria para moverte en cualquiera de los dos ámbitos sobre los que has hablado.
ResponderEliminarUn abrazo, Josep.
Hola, Miguel. En primer lugar gracias por tu "piropo", je, je.
EliminarYo también pienso que si un relato atrapa al lector, este no tendrá inconveniente en que sea largo. Otra cosa es que al lector no le seduzca lo que está leyendo y decida, lógicamente, abandonar la lectura. En mi caso, como he dicho, cuando veo que un texto es muy largo, empiezo a leerlo, a pesar de mi inicial mala predisposición, y si veo que la trama me engancha, entonces no tengo ningún reparo en continuar hasta el final.
Un abrazo.
Creo que un blog de presta más a las publicaciones no demasiado largas. Al menos yo agradezco que así sea, teniendo en cuenta que casi todos seguimos a un número considerable de personas. Eso no quiere decir que deje de leer una entrada que se haya extendido más de lo habitual, incluso prefiero leerla de una vez a que me la fraccionen.
ResponderEliminarEn definitiva, el tamaño sí me importa (prefiero entradas cortas) , pero no es excluyente, sobre todo cuando el texto largo está escrito por una persona a la que sigo habitualmente porque me interesa lo que escribe.
Un abrazo.
Efectivamente, si uno sigue muchos blogs e invierte mucho tiempo en su lectura, cuando se encuentra con una entrada que le requerirá muchos minutos de su tiempo, la reacción comprensible es que pase de largo, algo que a mí también me ocurre. Aun así, desde la perspectiva del autor, la cosa cambia. En mi caso, si la historia que tengo en mente requiere explayarme, me duele tener que recortar el texto, porque considero que el lector perderá algunos detalles que a mí me parecen interesantes. Ahí está la disyuntiva entre escribir breve o extenso. Todo dependerá de lo que se quiere contar. Pero también hay que pensar en los lectores, porque si les aburres los perderás.
EliminarUn abrazo.
Vivimos en el mundo de la inmediatez, de lo breve y ya. Paradójicamente se publican novelas de enorme longitud que tienen un éxito arrollador. El soporte influye mucho en la cuestión tamaño. Como comenta Macondo quizá un blog pide relatos cortos. Sí, puede ser. pero yo creo que el relato -¡y todo lo que uno escribe!- debe de tener la longitud que le corresponda; quiero decir que la historia que se relata a veces pide más extensión para satisfacción de autor y lector, y otras, pues no.
ResponderEliminarEl medio informático abona la inconstancia, la necesidad de ir rápido, el hastío si algo dura más de unos minutos. La lectura siempre pidió reposo, tranquilidad, reflexión, degustación placentera... Yo me inclino más por lo segundo que por lo primero. pero sí, estimado Josep, los humanos somos muy contradictorios y decimos cosas que muchas veces no practicamos.
Un abrazo
Hola, Juan Carlos. Efectivamente, hoy día todo son prisas y queremos abarcar mucho en muy poco tiempo y esto va en detrimento de la calidad de la información. Si nos vamos al género de la novela, más de 400 páginas ya es excesivo para mí. Cuando veo "tochos" de 800 páginas (Ken Follet es un experto en eso, no así en sus primeras obras, antes de Pilares de la Tierra) me echan para atrás y es que sospecho que entre tanta página habrá (y lo he comprobado muchas veces) mucha paja, descripciones demasiado detalladas e innecesarias que no vienen a cuento. Parece como si el autor cobrara por página escrita, je, je.
EliminarAsí que podríamos concluir sobre la elección entre texto breve o extenso diciendo "depende", je, je.
Un abrazo.
En mis lecturas sigo prefiriendo la novela al relato, aunque cada vez he ido entrando más por este último formato y lo disfruto mucho. En blog, lógicamente, no se va a publicar una novela (aunque creo que hay quien lo hace a modo de los folletines de siglos pasados), pero yo prefiero que si se publica un relato sea completo en una sola entrega, aunque sea un poco largo. Por mi memoria, tendría que leer en cada entrega todo lo anterior y si son dos entregas, no tiene importancia, pero ya más... Yo refiero que se publiquen de una vez, aunque sean relatos más largos. Parece que el tamaño sí importa.
ResponderEliminarUn beso.
Aunque parezca una contradicción, yo también prefiero el género de la novela al de los relatos, a pesar de que, en mi opinión, el relato pertenece a un género igualmente digno. En mi caso, el problema reside en que me siento incapaz de escribir una novela por su elevada complejidad. Al contrario de un relato, la novela suele incluir muchos pesonajes y debes describir con detalle a estos y a sus historias, muchas veces entrelazadas. Así pues, desde el punto de vista del escritor que hay en mí :), el reto novelesco me supera con creces, je, je, por no hablar de la enorme dificultad (o imposibilidad) de su publicación por una editorial mínimamente seria. Pero para leer, insisto en que prefiero una novela que me haga disfrutar durante días, o semanas, según su extensión, que prefiero no sea excesiva, por lo que le comentaba a Juan Carlos.
EliminarUn beso.
Teniendo en cuenta que me leo tochos con un promedio de 500 páginas, los relatos largos, no me supone un problema.
ResponderEliminar¡Feliz día!
Pues muy bien por tí, je, je. Yo también soy capaz de leer novelas muy extensas si valen la pena, aunque esto último es muy subjetivo, claro.
EliminarUn abrazo.